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TEMA 1: DERECHO ADMINISTRATIVO Y LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

1.1. Concepto de Administración Pública

La Administración Pública es una persona jurídica que, a partir de una estructura


organizativa definida por la división de poderes, se inserta en el poder ejecutivo y
depende de él. En realidad, se ha de hablar de varias personas jurídicas que actúan como
una sola, ya que existen numerosas administraciones públicas que a partir de sus fines
concretos, sirven con objetividad a los intereses generales. Con todo, la técnica de
personificación de las Administraciones lleva consigo que éstas sean sujetos de derecho,
con sus potestades y que el Derecho Público se configure como un conjunto de
relaciones jurídicas con estas entidades.

- Articulado básico. Además de la CE también se tiene que tener en cuanta la Ley


39/2015 de PACAP, así como la ley 29/1998 de jurisdicción contencioso –
administrativa.

CE
Art. 97. El Gobierno dirigirá la política interior y exterior, la Administración civil y
militar y la defensa del Estado. Además ejercitará el función ejecutiva y la potestad
administrativa de acuerdo con la CE y las leyes.

Art. 103.
1. Las Administraciones públicas sirven con objetividad a los intereses generales y
actúan de acuerdo de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía,
descentralización, desconcentración y coordinación, con pleno sometimiento a la
ley y a la Constitución.

2. Los órganos de la Administración son creados, regidos y coordinados de


acuerdo con la ley.

3. Una ley regulará el estatuto de los funcionarios públicos, su acceso de acuerdo


con los criterios de mérito y capacidad, si régimen de sindicación, de
incompatibilidades y su actuación objetiva.

Art.106.
1. Los juzgados y los tribunales controlarán la potestad reglamentaria y la
legalidad de la actuación administrativa.
2. Los particulares que se vean damnificados en sus derechos o en sus bienes por la
actuación de los servicios públicos, tendrán derecho a ser indemnizados.

LPAC (ley 39/2015)

Art. 2
1. El contenido de la presente ley se aplicará al Sector Público, siendo éste
integrado por la AGE, las Administraciones de las CC. AA., las entidades de
la Administración Local y el Sector Público Institucional.
2. El Sector Público Institucional está compuesto por:
a. Entidades de derecho público dependientes o vinculadas a las
Administraciones Públicas.
b. Entidades de derecho privado dependientes o vinculadas a las
administraciones públicas que en dicho caso se regirán por la
normativa correspondiente, y cuando ejerzan potestades
administrativas
c. Universidades públicas, que se regirán por su normativa específica.

3. Tendrán consideración de administraciones públicas las básicas así como las


entidades de derecho público dependientes o vinculadas a las mismas. De
esta forma, sólo en las administraciones públicas regirá primeramente la
LPAC

Ley 29/1998 de la jurisdicción contencioso – administrativa

Art. 1. Los juzgados y tribunales conocerán de las pretensiones suscitadas por los
particulares respecto a la actuación de las Administraciones Públicas sujetas a derecho
administrativo, la potestad reglamentaria y los decretos legislativos cuando excedan el
límite de delegación.

- Características

o Subordinación política. La Administración es una entidad dirigida por el


Gobierno y se encarga de ejecutar sus directrices
o Subordinación total a la ley. Por imperativo del 9.2 CE los poderes
públicos están sometidos al imperio de la ley, aunque la Administración
dispone de discrecionalidad.
o Composición burocrática. Pese a que la Administración en tu mayoría
esté constituida por funcionarios y personal laboral, también existen altos
cargos de nombramiento político.
o Vocación de permanencia. Pese a que el Gobierno y los cargos de
nombramiento político cambien cada legislatura, el Gobierno en su
conjunto no.
o Pluralidad. No se puede sino hablar de varias administraciones públicas,
con diversas funciones específicas.

- Características comunes / Nexo. Gobierno – Administración

o El Consejo de Estado es el órgano supremo de ambos, de manera que la


Administración acata las directrices del Gobierno.
o Asimismo, al ser el Consejo de Gobierno un órgano de ejercicio
administrativo, su actuación también queda sujeta al control a través de
la jurisdicción contencioso administrativa

- Diferencias Gobierno – Administración


o Mientras que el Gobierno es un órgano político y que ostenta la
representación del Estado, la Administración no, y además es neutral
o La Administración lleva a cabo actos administrativos, mientras que el
Gobierno lleva a cabo actos políticos o actos de gobierno.
 Especial mención a la relación de la Administración y los intereses generales.
(art. 103 CE). Los intereses generales son intereses sociales o colectivos que el
Estado hace suyos, y que quedan determinados a partir de la CE, el DUE y los
estatutos de autonomía, sin que pueda existir arbitrariedad por parte de los
órganos a la hora de determinarlos.

 Caracterización de la actividad administrativa. En ocasiones la actividad


administrativa se acerca a la función legislativa, tanto en cuanto produce normas
reglamentarias, así como a la función judicial, en la medida que juzga y sanciona
conductas a través de la potestad sancionadoras, junto con la autotutela.

1.2. Concepto de derecho administrativo y sus características

Según Zanobini, el Derecho Administrativo es la rama del ordenamiento que regula la


organización, los medios y el ejercicio administrativo así como la relación de las
AA.PP. con terceros.

El Derecho Administrativo reviste una serie de características, que se pueden


denominar clásicas y otras modernas. En cuanto a las clásicas se refiere, el Dº
Administrativo es un derecho estatutario, es una rama del derecho público, es un
derecho en constante adaptación a la realidad social del momento, y es un derecho que
se basa en potestades y limitaciones especiales para la Administración. Más allá de las
previas, las características modernas redundan en la conversión del Derecho
Administrativo como derecho común de otros organismos y poderes y en el fenómeno
de huida del derecho administrativo. De esta manera, las AA.PP crean entidades de
apariencia jurídico – privada para escapar de las limitaciones que conlleva del derecho
administrativo, lo que se traduce en la privatización de las empresas públicas,
ostentando las Administraciones las funciones de control y regulación. En la misma
medida, se produce una internacionalización y globalización del derecho administrativo,
al recoger acuerdos de raigambre internacional. Finalmente, una de las características
modernas de este derecho es que se consagra el derecho a la buena administración (art.
3.1 LRJSP)

Este derecho se cristaliza en el principio de servicio efectivo a los ciudadanos, aunque


su desarrollo se contempla en el art. 41 de la Carta de Derechos Fundamentales de la
UE. Partiendo de que toda persona tiene derecho a que las instituciones y los órganos a
la UE traten su caso de forma imparcial, equivalente y en un plazo razonable, el derecho
se extiende al derecho de reparación de la damnificación de la persona nacional de los
estados miembros, pasando por el derecho a ser escuchado antes de que se tome una
medida desfavorecedora, el derecho de acceso al expediente en defensa de los intereses
legítimos, confidencialidad y secreto profesional y comercial, y la obligación de que la
Administración motive sus resoluciones. Asimismo, todo sujeto tendrá derecho a
comunicarse con el órgano correspondiente en una de las lenguas del tratado y a ser
contestado en la misma lenguas.

- Ámbito de aplicación del Derecho Administrativo

Cuando la actuación requiera el ejercicio de autoridad o ejercicio de potestades


públicas que han de regirse por derecho administrativo. Se aplica Dº Administrativo
para regular desde las relaciones de terceros con las administraciones, hasta relaciones
con entidades privadas que tengan algún vínculo o dependencia con las
Administraciones.

1.3. Esquema de la Administración en España

En cuanto a las Administraciones Territoriales se refiere, son la AGE, las de las


Comunidades Autónomas, y las entidades de la Administración Local (recogidas en la
ley 7/1985 reguladora de bases del régimen local). El elemento constitutivo de las
mismas es el territorio, al tiempo que asumen la gestión de unos intereses públicos con
universalidad de fines, sobre los que ostentan autonomía de gestión. Más allá de ello,
estas administraciones crean las “administraciones instrumentales” no territoriales, que
son: los organismos públicos, las entidades privadas del sector público y las
corporaciones de derecho público.

Los organismos públicos (que pueden ser organismos autónomos, agencias estatales,
entidades públicas empresariales, autoridades administrativas independientes,
consorcios, etc.) son creados por las Administraciones Territoriales para una actuación
sectorial o la dispensa de un servicio público concreto, atribuido a la Administración
matriz. Por ello asumen el nombre de instrumentales y la Administración matriz ejerce
sobre ellas una relación de control y tutela. Además se rigen por derecho público
aunque pueden también regirse por derecho privado, y su estructura y régimen jurídico
queda definido en la norma de creación.

Las entidades privadas del sector público (sociedades mercantiles y las fundaciones)
son creadas tanto por las Administraciones Territoriales como por los organismos
públicos. También son entidades instrumentales y la Administración matriz ejercer una
relación de tutela y control, diferenciándose de los organismos públicos en que éstos se
rigen por derecho privado.
Finalmente, las Corporaciones de Derecho Público (Colegios Profesional – Consejo,
Comunidad de Usuarios, etc.) son asociaciones de personas físicas o jurídicas a las que
se les atribuye además de la gestión de sus intereses, la gestión de unos intereses
públicos relacionados con su ámbito. Por ello, se les otorgan una serie de potestades
administrativas y se suscriben a un régimen de derecho público en cuanto a las mismas,
mientras que en su funcionamiento normal se rigen por Derecho Privado.

1.4. La posición jurídica de la persona ciudadana como administrada.

Si bien es cierto que en la mayoría de las ocasiones la otra parte de las relaciones
jurídico – administrativas suele ser una persona física, la verdad es que la “persona
administrada” puede ser una persona física, jurídica o incluso otra administración. En
cualquier caso lo único que se requiere según el art. 3 LPAC es la capacidad de obrar
para entablar relación con la Administración. Sin embargo, hay variables que
determinan de alguna manera esta relación, como la nacionalidad o la vecindad civil.

El art. 4 LPAC establece otro concepto relevante, el de “persona interesada”. La


persona interesada es aquella que además de la capacidad de obrar, presenta un interés
legítimo de relacionarse con la Administración en base a alguna de sus competencias o
alguna actuación determinada.

No obstante, cuando la persona administrada o interesada se relaciona con la


Administración, no se relaciona en condición de igualdad, sino que se da una relación
de supremacía / sujeción (desde el punto de vista de la Administración y de la persona
interesada, respectivamente). La jurisprudencia y la doctrina hablan de:

o Relación general de sujeción. Potestades ordinarias


o Relación especial de sujeción. La Administración ostenta más
prerrogativas sobre a la persona administrada por su condición o por la
naturaleza del asunto pero en ningún caso podrá vulnerar derechos
fundamentales.

Tema 2: fuentes del Derecho Administrativo

En cuanto a las fuentes del Derecho Administrativo, primeramente cabe diferenciar


entre fuente material (aquel instituto o fuerza social con capacidad de crear normas
jurídicas) y fuente formal (medio por el cual se transmite el Derecho). Asimismo, las
fuentes del derecho administrativo tienen una serie de características definitorias: la
generalidad, tanto en cuanto se dirigen a una pluralidad indeterminada de personas (se
habla de leyes – medida y normas singulares), abstracción/homogeneidad, dado que
describen supuestos de hecho genéricos aplicables a diversos sujetos en distintos lugares
y momentos (por lo que se habla de monitorización legislativa o unas normas
programáticas), y obligatoriedad o estatalidad, en la medida que son normas
imperativas de imposición coercitiva.
Antes de entrar a analizar cada una de las fuentes, cabe mencionar que en cada sistema
/subsistema estatal habrá una seria de fuentes comunes, pero también fuentes
específicas.

Una vez definido, la primera de las referencias sobre las fuentes es el CC, que en su art.
1 establece que son fuentes del Derecho la ley, la costumbre y los principios generales
del Derecho. Se aplican en ese orden de prelación y los pp generales no tendrán sino
valor completivo, informador e integrador, ya que son elaborados por la doctrina y la
jurisprudencia.

En lo que a la costumbre se refiere, está integrada por el uso/comportamiento reiterado


y la convicción general acerca de su obligatoriedad jurídica. Las normas escritas están
por encima de ella y se aplica son supletoriedad, ajustándose a las siguientes normas
debido a su valor limitado:
o La costumbre contraria legem no es fuente de derecho
o La costumbre secundum legem (interpretativa) no es fuente de derecho
o La costumbre praeter legem, es decir, supletoria (ante remisión o falta de
regulación) si es fuente de Derecho

En cualquier caso, deberá de fundarse en un acto administrativo previo, haciendo gala


del seguridad jurídica.

Finalmente, también cabe mencionar como fuente de Derecho Administrativo, la


jurisprudencia en la doctrina. Si bien en cierto que no es fuente primaria, los tribunales
controlan la potestad reglamentaria de manera que crean legislación negativa, al tiempo
que (pese a que la jurisprudencia del TJUE y del TEDH no sea vinculante) la
jurisprudencia del TC y TS si es vinculante.

CE.
Se trata de la norma suprema del ordenamiento jurídico. Su valor como fuente radica en
el hecho de que incorpora un sistema de valores que informa al ordenamiento, en que al
ser la norma suprema dispensa de legitimidad y reconocimiento al resto de normas y
que la interpretación de las mismas debe ser acorde a la Constitución. Además, su
eficacia como fuente se hace tomar a través del control de constitucionalidad de
reglamentos que es ejercido por los tribunales.

Disposiciones normativas con fuerza de ley


En este apartado se ubican tanto las leyes nacionales (distribuidas a partir del principio
de competencia en distintos subsistemas con un rango igual) como las internacionales,
que se integran en el ordenamiento jurídico interno a partir del principio de primacía.
Mención especial merece el DUE como fuente del Dº Administrativo. Dentro del DUE
tendrán valor como fuente tanto las normas de derecho originario como las de derivado.
Las normas de derecho originario o primario son las normas supralegales o constitutivas
del ordenamiento de la UE, a saber el Tratado Constitutivo ( con sus Anexos y
Protocolos), los Tratados de Adhesión de los Estados miembros y la Carta de Derechos
Fundamentales de la UE. En la misma línea, son normas de derecho derivado: el
reglamento, la decisión y la directiva, además de los tratados que establezcan los
estados entre sí, así como la UE con otros Estados o con otros OO.II. Finalmente, cabe
mencionar que tendrán valor como fuente todo tipo de leyes: ordinaria, orgánica, marco,
de armonización, presupuestaria, de delegación, etc.
Más allá de las leyes dictadas por el Legislativo, también son fuente de Derecho, las
normas con fuerza y rango de ley dictadas por el Ejecutivo: los Decretos Legislativos y
los Decretos Leyes.

En caso de extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno puede emitir normas con


rango de ley denominadas Decretos – Leyes. Estos no podrán versar sobre determinadas
materias y deberán de ser convalidadas a los 30 días por el Congreso. Asimismo, por
delegación legislativa del Parlamento, el Gobierno podrá regular una determinada
materia a través de los Decretos Legislativos. Estos decretos podrán disponerse a través
de una ley de bases (que marcará los límites de la potestad delegada) cuando se pretenda
la tomar un texto articulado, o a través de una ley ordinaria cuando se pretenda cuando
se pretenda la refundición de la materia.

Otra de las fuentes del Derecho Administrativo es el Reglamento. Se trata de una


norma con rango inferior a la ley, en definitiva, toda disposición normativa (escrita)
adoptada por la Administración. Así se diferencia de la ley en su procedencia, rango y
excepción, al tiempo que de los actos administrativos por su generalidad, su aplicación
(siguen aplicándose mientras estén en vigor, mientras que los actos administrativos
agotan su eficacia con el despliegue de su efecto), y por su integración en el
ordenamiento.

Asimismo, los reglamentos pueden ser: complementarios (indispensables de la ley),


independientes y de necesidad. Este último tipo puede dispensar la aplicación de la ley
ante una situación excepcional y transitoria, en atención a la calamidad o riesgo para
personas o bienes. En la misma medida, los reglamentos pueden clasificarse según la
regulación de sus relaciones ad intra o ad extra. Son reglamentos propiamente jurídicos
aquellos que regulan relaciones ad extra, mientras que son reglamentos organizativos,
aquellos que regulan las relaciones ad intra, que también son jurídicos. De la misma
manera, los reglamentos pueden ser estatales, autonómicos, locales, institucionales y
corporativos, según la administración (subsistema) que los dicta.

2.1. Delegación legislativa / relación reglamento – ley

Se consagra la primacía de la ley respecto al reglamento en aplicación del principio de


jerarquía normativa, de manera que todo reglamento contrario a la ley es nulo de pleno
derecho. Así, un reglamento no puede privar de efecto, modificar o derogar una ley,
mientras que una ley si puede llevar a cabo dichos efectos en un reglamento.

En el ámbito de la delegación cabe mencionar la reserva de ley. Distinguimos reserva


material, cuando la constitución o el estatuto de autonomía, establece que una materia
debe ser regulada expresamente por ley, aún cuando dicha ley puede remitir su
desarrollo a un reglamento para su desarrollo o desarrollarse la ley a través de un
reglamento independiente; en cualquier caso se prohíbe la remisión en blanco. Por otra
parte, también destaca la reserva formal, en la que una materia que no tiene reserva
alguna se regula por ley, de manera que se produce una congelación de rango, por lo
que no puede regularse por reglamento.

El proceso inverso se conoce como deslegalización y reviste cuando la propia ley que
regula la materia establece que la misma materia será regulada por un reglamento. En
este caso se desciende de rango, aunque está prohibido sobre materias que tienen
reserva de ley material. Normalmente suele darse en materias organizativas.

2.2. Requisitos de validez material para el reglamento

La potestad reglamentaria es una potestad discrecional que se ciñe a una serie de


límites materiales: el principio de jerarquía normativa, reserva material, principios
generales del Derecho (seguridad jurídica, confianza legítima, interdicción de la
arbitrariedad, proporcionalidad, de igualdad, irretroactividad de normas sancionadoras
desfavorables y restrictivas de derechos individuales)

2.3. Requisitos de validez formal para el reglamento

El reglamento debe de haberse producido a través de un procedimiento, en el que se


aplican los principios de buena regulación. Fases del procedimiento: actuación previas,
la instrucción del procedimiento, aprobación y publicación.

2.4. Inderogabilidad singular de los reglamentos

Las resoluciones administrativas no pueden contravenir una norma de carácter general,


de manera que un acto administrativo no puede contravenir un reglamento. Así,
mientras que los reglamentos pueden ser anulados o derogados, lo que no pueden es
dejar de ser aplicados estando en vigor.

El fundamento de la inderogabilidad singular de los reglamentos no subyace en el


principio de igualdad, dado que los reglamentos pueden presentar diferencias de trato
siempre que sea de forma razonada, sino en el principio de legalidad, dado que los
reglamentos obligan a la Administración.

2.5. Control de los reglamentos

Los reglamentos revisten de presunción de legalidad o validez hasta que se demuestre


lo contrario y sean formalmente anulados. La extralimitación de los requisitos formales
o materiales lleva a la ilegalidad del reglamento. De esta forma, dependiendo de la
irregularidad se habla de reglamentos nulos de pleno Derecho o con irregularidades no
invalidantes. Mientras tanto, los obligados por el reglamento se ven obligados a su
complimiento, salvo los órganos judiciales.

- Vías de control de reglamentos ilegales:


o Declaración de nulidad “de oficio” por parte de la Administración. En
esta vía será necesario un informe favorable del órgano consultivo
correspondiente y se producirán efectos ex tunc (desde el momento de su
nacimiento)
o Recurso en vía contencioso – administrativa. Se abren dos
posibilidades: establecer el recurso contra el reglamento, o contra un acto
que se ampara en el reglamento. En ambos casos se anulará el
reglamento en cuestión y el plazo para la interposición es de 2 meses.
En el caso de que sea un recurso por vulneración de derechos
fundamentales el proceso es más rápido. El plazo para la
interposición es de 10 días y abre posibilidad para recurso de
amparo, cuya posibilidad será de 20 días de plazo.
o Cuestión de ilegalidad. A razón de un recurso previo, un órgano
jurisdiccional plantea la cuestión de ilegalidad al órgano de donde
emana, presumiéndolo ilegal.

Tema 3: Principio de legalidad de la Administración.

3.1. Vinculación positiva de la Administración a la legalidad

La Administración, al igual que los poderes públicos, queda sometida al principio de


legalidad, que debe ser entendido en sentido amplio. La Administración, en su actuación
debe respetar lo dispuesto en las leyes y, en definitiva, todo lo dispuesto en el
ordenamiento jurídico. Por ende, se puede hablar tanto de principio de legalidad como
de Principio de Juridicidad.

Ahora bien, la vinculación al principio de legalidad puede ser positiva o negativa. En


las relaciones jurídicas privadas, prima la negativa, tanto en cuanto se establece la
autonomía de la voluntad y el sujeto puede actuar de cualquier forma no prohibida por
la ley. En cambio, en las relaciones con la Administración o en la actividad
administrativa, prima la vinculación positiva, de manera que sólo podrán darse las
actuaciones que expresamente le autorice la ley.

3.2. El concepto de Potestad

Se trata de una situación jurídica activa en el que un sujeto dispone de un poder


efectivo y vinculante, proveniente del ordenamiento jurídico. Se trata de un poder
limitado y controlado por los tribunales; se trata de un poder de carácter general y
abstracto que permite establecer relaciones jurídicas. La situación opuesta a la potestad
es la sujeción al Derecho. Asimismo, se diferencia del derecho subjetivo en que este
tiene un carácter más específico o está enfocado a actuaciones concretas, siendo la
situación opuesta al derecho subjetivo la obligación.

3.3. Potestad reglada y potestad discrecional

Hablamos de potestad reglada cuando nos referimos a una actuación que está
minuciosamente regulada por el ordenamiento, mientras que la potestad discrecional
establece un margen de opción para elegir la forma de aplicación de la norma. Así la
actividad administrativa es tanto reglada como discrecional, permitiendo que la
administración aplique la norma correspondiente a cada supuesto de hecho (potestad
reglada), al tiempo que puede adaptarse a la realidad del momento ya situaciones no
contempladas. En esta discrecionalidad se tienen en cuenta: las circunstancias
concurrentes en el caso, el aprovechamiento para los intereses públicos y las
valoraciones técnicas. Asimismo, podemos hablar de varios tipos de discrecionalidad:
política, técnica, ordinaria o de gestión o jurídica.

En cambio, el no circunscribirse al ordenamiento jurídico en su actividad implica


arbitrariedad, lo cual convierte al acto en nulo de pleno derecho.
3.4. Conceptos jurídicos indeterminados

Se trata de conceptos abstractos que el ordenamiento dispone para abarcar gran


cantidad de situaciones sin vulnerar el principio de legalidad. Estos conceptos con
concretados a través de la práctica administrativa pero son la jurisprudencia y la
doctrina los que identifican su contenido, de forma que el ámbito discrecional para su
aplicación se reduce. En cualquier caso, se presume validez de la aplicación del
concepto siempre y cuando no se muestre prueba o certeza negativa en contrario. Se
opera dentro de un ámbito de certeza, donde hay varias posibilidades.

3.5. Control de la discrecionalidad

Se podrá operar en cuanto al control de discrecionalidad a partir de los siguientes


medios:
o A partir de la exigencia de prueba o determinación de los hechos
determinantes
o Desviación de poder, cuando el objetivo perseguido por la actuación es
distinto al prefijado en la norma
o Alegación de vulneración de principios generales del Derecho
(proporcionalidad, interdicción, igualdad, etc.)

Tema 4: el Acto Administrativo

4.1. Concepto de acto administrativo

La actividad de la Administración únicamente se puede dar a partir de una potestad


preconcebida por el ordenamiento. Así, la actividad puede ser material o formal y es en
esta última categoría donde se ubica el acto administrativo.

El acto administrativo es un acto unilateral vinculante por el que la Administración


realiza una declaración de intención.

4.2. Relación acto administrativo – reglamento

Un acto administrativo y un reglamento no son lo mismo, dado que tienen distintas


funciones, vinculatoriedad, distintos sujetos – destinatarios, diferente lenguaje y los
órganos competentes de los que emanan son distintos.

4.3. Clases de actos administrativos

Se aplican diversas clasificaciones de los actos administrativos:

o Actos Decisorios, que son aquellos por los cuales se declara, se constituye, se
modifica o se extingue una relación o situación jurídicas. A su vez pueden
dividirse los actos decisorios en:
 Actos declarativos de situaciones o relaciones jurídicas
preexistentes
 Actos constitutivos de situaciones o relaciones jurídicas
o Actos no decisorios. Son aquellos actos que no inciden en el nacimiento o
extinción de las situaciones o relaciones jurídicas. Al igual que los decisorios,
por su contenido pueden clasificarse en:
 Informativos o acreditativos. Como son las actas o los informes
 Jurídicos o de valoración. Como son los dictámenes
 De deseo. Como son las peticiones interorgánicas.

o Definitivos. Son aquellos resultantes de la finalización del procedimiento


administrativo, por lo que también son denominados resoluciones. Si son
adoptados por un órgano colegiado se denominan acuerdos. Además, suelen ser
decisorios y son objeto de impugnación.
o De trámite. Son todos aquellos demás actos que se dan en el procedimiento
administrativo. Pueden ser tanto decisorios como no decisorios y normalmente
no son impugnables, salvo:
 Que indirectamente incidan sobre el fondo del asunto
 Generen imposibilidad de continuar el procedimiento
 Causen vulneración de derechos o intereses de la persona
interesada.

(Entre los actos administrativos impugnables se diferencian:)


o Actos de última instancia / que agotan la vía administrativa. Son aquellos sobre
los cuales se puede interponer un recurso contencioso – administrativo,
pudiendo de forma potestativa también interponer un recurso de reposición.
o Actos que no finalizan la vía administrativa. Son aquellos sobre los cuales cabe
interponer o recurso de reposición o recurso de alzada para agotar la vía
administrativa para posteriormente acceder a la vía contencioso – administrativa.
Asimismo, cabe en vez de un recurso de reposición o alzada interponer cualquier
recurso sustitutorio cuando así se requiera: reclamación económico –
administrativa, mediación etc.
Así, el art. 114 LPAC establece cuales son los actos que ponen fin a la vía
administrativa:
 Resoluciones de los recursos de alzada
 Resoluciones sustitutivas que establezca la ley por especialidad de
materia (conciliación, mediación, arbitraje).
 Resoluciones de órganos administrativos sin superior jerárquico
 Resoluciones de procedimientos de responsabilidad patrimonial
 Resoluciones de procedimientos complementarios en materia
sancionadora
En la misma medida, en el apartado segundo del mismo artículo se establece las
resoluciones dimanantes de qué órganos ponen fin a la vía administrativa en el
ámbito estatal:
 Los actos administrativos de los miembros y órganos del Gobierno
(incluidos en ámbito autonómico resoluciones del Consejo de Gobierno,
Presidente y Consejeros)
 Los actos administrativos de los Ministros y Secretarios Generales en su
ámbito de competencia
 Los actos administrativo de los órganos directivos con rango de Director
General o superior en materia de personal
 Los actos administrativo emanados de los máximos órganos directivos
unipersonales o colegiados de las entidades de Derecho público
vinculadas o dependientes de la Administración, de acuerdo con sus
estatutos.
Asimismo, el art. 52.2 de la ley 7/1985 establece que también ponen fin a la vía
administrativa:
 Las resoluciones del Pleno, del Alcalde o del Presidente
 Las resoluciones de los demás órganos o autoridades cuando se
proceda por delegación de competencia dada por parte del Alcalde o
Presidente.
 Las resoluciones de los demás órganos cuando así lo establezca la
ley.

Más allá de estas clasificaciones básicas, también cabe destacar:

o Actos firmes. Son aquellos sobre los cuales pesa una sentencia/resolución
confirmatoria que agota la vía en cuestión, o aquellos actos sobre los cuales el
plazo de recurso ha expirado. Por lo tanto no pueden ser objeto de recurso
o Actos consentidos. Son aquellos sobre los cuales no se ha formulado recurso
alguno porque la persona interesada ha aceptado su contenido. Sin embargo, han
podido ser recurridos por terceras personas por lo que cabe que no sean firmes.
En relación directa con los actos firmes cabe mencionar que no puede recurrirse
un acto que sea la reproducción de otro que ya sea firme, al tiempo que tampoco
puede recurrirse un acto que sea la confirmación de un acto consentido. De la
misma manera, la anulación de un reglamento no afectará a los actos de
aplicación previos del mismo.

o Actos favorables. Son aquellos que generan efectos o situaciones favorables para
el interesado. Pese a que la administración no pueda revocarlos, si puede
revisarlos si localiza algún vicio o defecto. Si el vicio es de nulidad, a través de
la revisión de oficio, los declara nulos. Si el vicio fuese de anulabilidad debe
declarar la lesividad e impugnar el acto ante el orden contencioso –
administrativo para que un órgano judicial lo anule.
o Actos de gravamen. Son aquellos que suponen un situación o condición
desfavorable para el interesado. Pueden ser revocados por la administración sin
ceñirse a los requisitos del procedimiento por oportunidad o por
discrecionalidad.

o De doble efecto. Aquellos que resuelven intereses contrapuestos de distintas


personas
o De efecto mixto. Aquellos que crean situaciones favorables y desfavorables para
la misma persona.

o Actos singulares. Con un destinatario definido, pudiendo ser una sola personas o
un grupo concreto de personas. Además este tipo de actos promueven la
participación del destinatario en el procedimiento administrativo a través de
actos como el de alegaciones.
o Actos plúrimos. Actos con destinatarios más abstractos o genéricos. A diferencia
del tipo anterior estos no suelen tener trámites de participación del destinatario,
como mucho una fase de información pública.
o Actos separables. Cuando la Administración actúa en ámbitos en los que opera a
través de Derecho Privado se producen dos tipos de actuaciones: una
actuaciones previas necesarias de naturaleza administrativa y otras posteriores
de naturaleza jurídica privada. Las actuaciones previas de rigen por el Derecho
Administrativo y son fiscalizadas por la jurisdicción contencioso –
administrativa, mientras que las demás actuaciones con de ámbito privado y son
competentes de la jurisdicción social o civil. Los actos previos se denominan
“separados”.

o Actos de gobierno o políticos. No son actos administrativos en sí, sino


actuaciones propias del quehacer del Poder Ejecutivo, por ejemplo: firma de
tratados. No están sujetas a la jurisdicción contencioso – administrativa salvo en
los casos de protección jurisdiccional de los derechos fundamentales, elementos
reglados y concreción de indemnizaciones por daños que puedan ocasionar.

4.4. Elementos del acto administrativo.

- Elementos subjetivos

El acto administrativo debe de ser dictado por la Administración titular de la potestad


correspondiente, el órgano competente y que presente la voluntad adecuada el titular
legítimo, es decir, que haya ejecutado el acto de acuerdo con los requisitos del mismo y
sin que concurra ningún vicio de voluntad (error, intimidación, violencia, dolo, etc.).
Así no son considerados actos administrativos los emanados de Corporaciones de
Derecho Público, personas privadas concesionarias de servicios públicos y potestades
administrativas, así como órganos constitucionales en lo que se refiere a personal,
gestión y administración patrimonial.

- Elementos objetivos

Rige el principio de tipicidad (art. 34.2 LPAC) de los actos administrativos, por lo que
el contenido de los mismos se ajustará a las normas del ordenamiento y a los fines que
persigan, lo cual no es lo mismo que la libertad de pactos en negocios jurídicos. Así el
contenido del acto administrativo será el permitido por sus normas reguladoras.

o Contenido típico: (el permitido por la norma reguladora)

Así los actos presentarán una declaración unilateral de intención (informativa, de juicio
o de deseo) que podrá ser reglada o discrecional. En cualquier caso, el acto deberá de
fundarse en unos supuestos de hecho que activarán la potestad de la Administración y
de la misma manera, deberá de contar con motivación y finalidad. En cualquier caso, los
supuestos de hecho generarán un deber de actuación indeclinable para la
Administración, mientras que la finalidad del acto deberá de ser proporcional o
adecuada así como legal.

Más allá de la estructura previa, el acto podrá contener cláusulas accesorias al


contenido: clausulas principales, condicionales, de término y modo. Estas deberán de
ser legales y deberán de fundarse también en la potestad del órgano que las incluye, por
lo que a veces se incluyen por habilitación específica.
- Elementos formales
o Los actos deberán de ceñirse a un procedimiento administrativo
determinado (art. 34.1 LPAC) para que sean válidos. No obstante, en el
caso de los acto materiales puede hablarse de actos no
procedimentalizados.
o El acto deberá de producirse por medio escrito, aunque son válidos los
actos verbales o los dispuestos por medios electrónicos
o En lo que al contenido se refiere, no hay un esquema – tipo que deban
seguir, sino que se consagra la libertad de disposición. No obstante, el
contenido del acto deberá de reflejar los recursos procedentes que
cupieren frente al acto, frente a que órgano y en que plazo.
o Se permite la refundición de varios actos “en serie” cuando sean de la
misma naturaleza.
o Se permite la reproducción automatizada de actos administrativos cuando
sean reglados o cuando sean discrecionales pero se introduzcan criterios
de elección en el programa informático.

4.5. Motivación del acto.

Se trata del elemento que exterioriza las razones de la decisión que conlleva el acto
administrativo. Se trata de un elemento formal (en la medida que es una exigencia del
principio de transparencia por el cual el destinatario conoce el fundamento del acto,
susceptible de impugnación, al tiempo que se convierte en una vía de control de la
actividad administrativa), así como material (en la medida que expresa el fundamento
sobre el que se cimenta la decisión).

La necesidad de motivación se extiende desde los actos desfavorables hasta los


favorables. No obstante, la motivación no debe de ser exhaustiva, vale con que sea
sucinta y haga referencia a los supuestos de hecho y a los fundamentos de derecho en
cuestión, salvo en el caso de los actos discrecionales. Sin embargo, salvo en los actos
seriados o en los de concurrencia competitiva, no serán válidas fórmulas como la
referencia única a los preceptos legales, la invocación del interés público así como las
fórmulas abstractas o generales.

4.6. Presunción de validez del acto

Una de las prerrogativas características de la Administración es la autotutela, tanto


declarativa como ejecutiva. De esta forma la los actos administrativos tienen fuerza de
obligación de los sujetos destinatarios (autotutela declarativa) y si estos se resisten,
pueden ejecutar los actos administrativos, sin necesidad de intervención judicial.

De esta prerrogativa nace la presunción de validez iuris tantum, es decir, una ficción
jurídica por la que a priori, se entiende que el acto administrativo es válido de por sí.
Así pues de forma inherente a esta presunción el acto administrativo despliega su
eficacia. Por norma general, el despliegue de la eficacia es inmediata, aunque caben
excepciones en las que el acto deba ser aprobado por un superior, necesite ser
comunicado o publicado, o cuando el acto en sí disponga otra cosa.

En lo que a la presunción de validez se refiere, ésta es iuris tantum por lo que puede
ser desvirtuada a través de prueba en contrario. El supuesto opuesto es presunción de
iuris et de iure que establece la certeza como probada y no admite prueba en contrario.
En cualquier caso, en cuanto a la presunción iuris et de iure se refiere, ésta podrá ser
destruida a través de los recursos (administrativos o en vía conten. – admin.) o de oficio
a través de la revocación o revisión de oficio. Mientras que la presunción no se destruya
el acto es válido por lo que habrá de ser aplicado. Asimismo, cabe suspender el efecto
de un acto administrativo válido.

4.7. Eficacia del acto administrativo

La eficacia del acto estará vinculada a la presunción de validez del mismo y mientras
ésta perdure, la eficacia habrá de desplegarse. No obstante, incluso los actos válidos
pueden ser sometidos a la suspensión de la eficacia si se interpone recurso contra ellos y
si así se acuerda por parte del órgano competente.

En cualquier caso, por regla general la eficacia es inmediata pero en algunos supuestos
se produce lo que se conoce como retrase de la eficacia:
o Cuando así lo disponga el acto
o Cuando se requiera comunicación o publicación del mismo
o Cuando una disposición general así lo establezca. Por ejemplo, hasta que
se agoten los recursos y el acto sea firme no cabe desplegar su eficacia.
De la misma manera, cabrá que se aplique la eficacia retroactiva aplicando el acto a
situaciones previas a la aprobación del mismo. Por regla genera los actos
administrativos son irretroactivos, pero en dos supuestos cabe la retroactividad:

1. Cuando la administración sustituya un acto anterior anulado por otro nuevo y


disponga la retroactividad motivadamente.
2. Cuando se trate de actos favorables para las personas interesadas. Concurren dos
requisitos para que se de este supuesto: que no se lesionen los intereses o
derechos de terceros y que concurran los supuestos de hecho previamente a
dictar el acto. No obstante, podrá denegarse la retroactividad por interés público.

- Notificación

Se consagra como garantía de la eficacia del acto y está dirigida a asegurar el


conocimiento por las personas interesadas tanto del acto resolutorio del procedimiento
como de los actos de trámite que afecten a los derechos e intereses de las personas
interesadas. En la notificación se sustancia la obligación.

Asimismo, la notificación deberá de realizarse en la fecha determinada (norma general:


10 días desde que el órgano dictó el acto). No obstante, el incumplimiento del plazo no
supondrá la invalidez del acto.

No obstante, la notificación deberá de contar con todos los elementos primarios:


motivación, contenido, recursos aplicables, ante que órganos y en que plazo; para que
tenga eficacia. La notificación no produce efectos si no tiene el contenido / texto íntegro
del acto. No obstante, la omisión de los demás elementos podrá convalidarse si el sujeto
destinatario realiza actuaciones correspondientes al contenido.

Se preferirá la notificación electrónica pero habrá ocasiones en las que no se pueda


proceder así. En cualquier caso, la notificación electrónica es posible siempre y cuando
permita constatar el envío, recepción y acceso al mismo, y posibilidad de enviar el
contenido íntegro.

- Publicación

Se trata de un medio sustitutivo de la notificación, que se dispone expresamente para


cuando el destinatario sea una pluralidad de personas. Asimismo, se contempla como
medida complementaria de la notificación cuando así lo prevean las normas del
procedimiento o por razones de interés público.

La publicación deberá de contar con los mismos elementos que la notificación para
que sea válida y deberá de publicarse en el Boletín Oficial de la Administración
correspondiente. En cuanto a los plazo de recursos, comprenderá su inicio la
publicación si se trata de una medida sustitutoria, y comprenderá la fecha de
notificación si se trata de una medida complementaria.

- Cese de la eficacia

El acto administrativo tiene una eficacia limitada, que cesa por tres clases de motivos:

o Por motivos objetivos


 Cumplimiento de la eficacia
 Transcurso del plazo o cumplimiento de condición en acciones de
tracto sucesivo
 Desaparición del objeto o personalidad
o Por motivos subjetivos
 Por renuncia del acto favorable por parte del sujeto destinatario,
por ejemplo.
 Por voluntad de la Administración al revocar el acto o efectuar la
revisión d oficio
o Por decisión de otro poder público
 Por resoluciones judiciales
 Prescripciones legales

4.8. Suspensión de la eficacia.

Corresponde con el cese temporal o provisional de la eficacia del acto administrativo.


La Administración no dispone de una potestad genérica de suspensión de actos, por lo
que sólo puede adoptar la suspensión en determinados casos:
1. Extraordinaria situación de sequia o sobreexplotación de acuíferos
2. Conflicto entre entidades públicas.
3. En el contexto de una impugnación, ya sea a instancia del interesado (recurso) o
de oficio (revisión de oficio) en la vía administrativa ponderando: intereses
contrapuestos, dificultad o imposibilidad de reparación del daño y que la
impugnación se fundamente en causas de nulidad
4. En caso de que un órgano judicial así lo acuerde como medida cautelar, en el
contexto de un procedimiento contencioso – administrativo.
Tema 5: Nulidad, anulabilidad, irregularidad no invalidante y el régimen de
conservación de actos administrativos

Cuando un acto administrativo presenta un vicio o defecto que infringe alguna norma
del ordenamiento jurídico podemos hablar de irregularidad o invalidez. Si se trata del
supuesto en el que el efecto del acto es de distinto tipo a los esperados, hablaremos de
irregularidad, mientras que si el acto administrativo produce efectos no previstos
hablaremos de invalidez. Los defectos de irregularidad suelen ser poco graves de
manera que no son suficientes para invalidar el acto. Así, rige el principio de
conservación de los actos administrativos.

En cualquier caso, se parte de una presunción de validez del acto administrativo


amparado en la autotutela de la Administración, de ahí el principio de conservación. No
obstante, cuando se destruye la presunción de validez se procede a la invalidez. La
invalidez puede total o relativa, dando lugar a la nulidad de pleno Derecho y a la
anulabilidad. Por regla general se presume anulabilidad y sólo en tasados supuestos se
aplica nulidad de pleno Derecho, en lo que a Derecho Administrativo se refiere; en
derecho civil se aplica el principio inverso por lo que se presume nulidad de pleno
Derecho, mientras que sólo en casos tasados se aplica anulabilidad. En el marco del
Derecho Administrativo, los supuestos de nulidad de pleno Derecho han de ser
declarados por parte de la Administración, en los casos de actos favorables a través de la
revisión de oficio (de motu propio por parte de la Administración o a instancia de parte),
para lo cual no existe plazo, o en el caso de los actos desfavorables, a través de la
revocación. Por otra parte, en el caso de los actos anulables, los actos favorables han de
ser declarados en lesividad por parte de la Administración por vía contencioso –
administrativa para que sean anulados por el órgano judicial correspondiente, al igual
que los actos desfavorables podrán ser anulados por la Administración a través de la
revocación.

Estos niveles de invalidez y la nulidad de pleno Derecho conjugan la presunción de


validez con la necesidad de que la actividad administrativa quede sujeta a los principios
de legalidad y seguridad jurídica. Así, la nulidad de pleno derecho es imprescriptible e
insubsanable, mientras que la anulabilidad es subsanable y prescriptible. De esta
manera, se consagra también el principio de conservación.

5.1. Nulidad de Pleno Derecho

El art. 47 LPAC establece los supuestos en los que se incurrirá en nulidad de pleno
Derecho:
a) Cuando el acto administrativo vulnere derechos y libertades susceptibles de
amparo constitucional
b) Cuando tengan contenido imposible
c) Cuando sean dictados por órganos manifiestamente incompetentes por razón de
territorio o de materia
d) Cuando sean dictados constituyendo infracción penal o a consecuencia de una
infracción penal
e) Cuando sean actos expresos o presuntos contrarios al ordenamiento jurídicos por
atribuirse potestades para las cuales no poseen requisitos correspondientes
f) Cuando prescindan del procedimiento administrativo o de las normas esenciales
para la formación de la voluntad de los órganos colegiados
g) En los demás supuestos en los que así lo establezca una norma con rango de ley.

Como se aprecia la nulidad de pleno Derecho se prevé para supuestos en los que la
infracción es muy grave y es a su vez insubsanable e imprescriptible, incapaz de ser
convalidada. Frente a estos actos se abre un breve periodo de impugnación por vía
administrativa o conten – admin, y si no se impugna será firme. No obstante, dada la
gravedad del asunto, una vez transcurrido el plazo sin recursos, la Administración puede
iniciar la revisión de oficio o un interesado puede ejerce la “acción de nulidad” (que no
es lo mismo que recurrir). Si el procedimiento de revisión termina con la nulidad del
acto, produce efectos ex tunc (desde cuando fue adoptado; nunca habría existido), por
regla general. No obstante, en los actos favorables, se aplica el principio de seguridad
jurídica, por lo que se aplicará el efecto ex nunc para que no se vean afectados los
derechos e intereses de los sujetos destinatarios, terceros y su buena fe.

5.2. Anulabilidad

Se dispone en el art. 48.1 LPAC la lista de supuestos en los que se incurrirá en un


defecto o vicio invalidante pero no de tal gravedad como para que sea nulo de pleno
Derecho, es decir, los supuestos de anulabilidad. Se define como una categoría negativa
y establece que serán todos aquellos supuestos no presentados en el artículo anterior, en
el que se disponen las causas de nulidad de pleno Derecho, concurriendo vicios que
tengan que ver con los elementos subjetivos, objetivos o formales del acto
administrativo, o desviación de poder. En el caso de alegarse este último supuesto, se
deberán de aportar pruebas sólidas para formar la convicción del órgano judicial, no
vale con meras especulaciones.

No obstante, tal y como manifiesta el art. 52 de la LPAC, la Administración podrá


convalidar los actos anulables a través de la subsanación de los vicios de los cuales
adolezcan. De esta forma la anulabilidad se guarda para infracciones de menor gravedad
y no es imprescriptible a la par que es subsanable. De esta manera, una vez transcurrido
el plazo de recursos (tanto administrativo como contencioso administrativo) el acto se
hace firme al tiempo que podrá ser corregido o subsanado a través de la modificación o
adición pertinente.

Aunque un acto que contenga un vicio de anulabilidad sea firme y no haya sido
recurrido, la Administración aún puede combatirlo. Si el acto es desfavorable puede
revocarlo de oficio, al tiempo que si es favorable puede declara la lesividad del acto
dentro del plazo de 4 años desde que se dictó, a reglón seguido de interponer recurso
contencioso – administrativo para que sea anulado en un plazo de 2 meses desde la
declaración de lesividad del acto.

La anulación del acto produce efectos ex nunc, es decir, se mantienen los efectos
desplegados hasta la anulación del acto.

5.3. Irregularidades no invalidantes

Se trata de defectos o vicios de limitada relevancia que no producen la invalidez del


acto. Esta categorización se fundamenta en el carácter poco formalista del Derecho
Administrativo al tiempo que en motivos de economía procedimental. Un ejemplo claro
de las irregularidades no invalidantes son los actos extratemporales de la
administración, que no vician de anulabilidad su contenido a menos que se disponga lo
contrario en el término o plazo. En cambio, la extratemporalidad de la persona
interesada ocasiona la pérdida legítima de derecho interesado.

No obstante, pese a que el contenido sea válido los actos con irregularidades pueden
tener otras consecuencias:
- Responsabilidad patrimonial de la Administración
- Responsabilidad disciplinaria del funcionario en cuestión
- Silencio administrativo o caducidad del procedimiento cuando el retraso no sea
atribuible al interesado.

5.4. Régimen de conservación de los actos administrativos

También llamado “favor acti” es un principio que se hace ver en situaciones como que
no se puede interponer recurso frente a actos confirmatorios de otros previos o en la
convalidación de actos administrativos anulables, y se fundamenta en otros principios
como: seguridad jurídica, buena fe, economía procedimental y confianza legítima.

En lo que a transmisión de la invalidez se refiere, el art. 49 LPAC establece que la


nulidad o anulabilidad de un acto administrativo no afecta a los sucesivos del
procedimiento o a los que sean dimanantes del mismo. De la misma manera, la nulidad
o anulabilidad de una parte del acto no implica la extensión a las demás partes
independientes del mismo. Esto último es muy importante dado que su la parte válida
seguirá desplegando sus efectos siempre y cuando tenga la misma finalidad y los
mismos elementos que la parte inválida. De esta manera, de forma la obligación del
órgano administrativo o judicial de mantener las partes válidas a fin de evitar reiterar un
acto a través de varios porque el primero tuviera una parte inválida. (Fenómeno de
conversión).

Otro fenómeno a través del cual se manifiesta este principio es la convalidación. En


este caso no se anula el acto o parte del mismo sino que se subsanan los defectos que
pueda presentar, produciendo efectos desde que la subsanación es llevada a cabo.
Asimismo, podría producir efectos retroactivos si los supuestos de hecho existían
cuando se dictó y no se vulneran derechos o intereses.

Tema 6: Ejecución de los actos administrativos.

Los actos administrativos tienen fuerza de obligación y el ordenamiento jurídico


permite a la Administración ejecutarlos a través de la coacción pública o administrativa.
Ésta puede ser de dos vías:

- Ejecución forzosa. La autotutela de la Administración es el fundamento de la


ejecución forzosa. Así la autotutela declarativa convierte el acto administrativo
en título declarativo, mientras que a través de la autotutela ejecutiva la propia
Administración puede hacer cumplir el acto (convirtiéndose en título ejecutivo)
sin necesidad mediar el auxilio judicial.
- Coacción directa. Se trata de un medio por el cual se lleva a cabo una actuación
material con plenos efectos jurídicos sin necesidad de título declarativo (acto
administrativo) previo. Basta con sólo la orden de ejecución.
6.1. Ejecución forzosa

Requiere un acto administrativo en calidad de título declarativo y la inoperancia o


incumplimiento del destinatario del mismo. En esta situación el título declarativo se
convierte en título ejecutivo y es la propia Administración quien ejecuta su contenido,
ya que dispone la dicha facultad de ejecución forzosa, según se dispone en el art. 99
LPAC. No será necesario que el acto sea firme para que se lleve a cabo la ejecución ni
la propia ejecución producirá una modificación o innovación del derecho u obligación
contenido en el mismo. En cualquier caso, será necesaria la entrega de la notificación a
la persona interesada, sino la administración incurrirá en una vía de hecho.

De esta forma el acto administrativo tendrá dos características en base a si funciona


como título declarativo o como título ejecutivo:
- Ejecutividad. Tanto en cuanto el acto administrativo tiene fuerza de obligar
cuando es dictado en calidad de título declarativo
- Ejecutoriedad. El acto administrativo acto como título ejecutivo haciendo efecto
material y cumpliendo su contenido.

De la misma manera, hay una serie de reglas básicas que rigen la ejecución forzosa:
o Sólo se toman las medidas necesarias para hacer cumplir el contenido del
acto
o La ejecución forzosa se rige por los principios de proporcionalidad y
favor libertatis.
o Además del acto declarativo se requerirá el apercibimiento tras el
incumplimiento. De esta forma el destinatario goza de una segunda
oportunidad para cumplir la obligación o derecho en cuestión. No
obstante, por previsión legal se podrá omitir el apercibimiento si acarrea
peligro de imposibilidad de cumplimiento o peligro para el interés
público.
o Es imposible la ejecución forzosa en los supuesto en los que así lo
determine la ley o la CE disponiendo la necesidad de auxilio o
intervención judicial. Al mismo tiempo, tampoco podrá ser posible la
ejecución cuando se produzca la suspensión del acto en cuestión.

6.1.1 Medios de ejecución forzosa

Los medios de ejecución forzosa son: el apremio sobre el patrimonio, multas


coercitivas, ejecución subsidiaria, compulsión física.
o Apremio sobre el patrimonio. Se trata del embargo de bienes y derechos
a raíz del incumplimiento de una obligación pecuniaria
o Multas coercitivas. Se trata de obligaciones adicionales para garantizar el
cumplimiento de la obligación general
o Ejecución subsidiaria. Cumplimiento de la obligación por parte de un
tercero a costa del principal obligado.
o Compulsión sobre las personas. Se trata de la coacción física para
garantizar el cumplimiento de la obligación.
Como regla general, en virtud de lo dispuesto en el art. 100 LPAC, siempre se elegirá
la medida menos restrictiva de la libertad individual.
- Apremio sobre el patrimonio

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