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Tema 1: Presocráticos, Sócrates y Sofistas

Información importante del tema

Saberes básicos Criterios (asociados a competencias) Actividad/Intrumento


de evaluación
HFIL.2.A.2. El surgimiento 6.1. Adquirir una concepción sistémica y relacional de la Prueba escrita
de la filosofía occidental historia de la cultura occidental, y del papel de las ideas
en Grecia. Cosmovisión filosóficas en ella, mediante el análisis, comentario y
mítica y teorización comparación de textos o documentos literarios,
filosófica. La Filosofía en historiográficos, periodísticos, científicos o religiosos, así
otras tradiciones como de cualquier otra manifestación cultural, en los que se
culturales. expresen problemas y concepciones filosóficamente
relevantes.
HFIL.2.A.3. El problema 5.1. Afrontar los grandes problemas filosóficos en su
de la realidad en los dimensión temporal y espacial, comprendiendo su doble
presocráticos. La aspecto histórico y universal, a través del análisis y
naturaleza en el centro del exposición crítica de las condiciones culturales que han
debate griego. permitido en cada caso la aparición y evolución de dichos
problemas en distintos momentos de la historia.
HFIL.2.A.4. El giro 2.2. Sostener el hábito del diálogo argumentativo, empático,
antropológico. Filosofía y abierto y constructivamente comprometido con la búsqueda
ciudadanía en la del conocimiento, a través de la participación activa,
Ilustración griega: los respetuosa y colaborativa en cuantas actividades se
sofistas y Sócrates. propongan.
Aspasia de Mileto y el
papel de la mujer en la
cultura y la filosofía griega.
1.1. Los filósofos presocráticos y el origen de la filosofía

La filosofía presocrática surge en Grecia a mediados del siglo VI a. C. Los pensadores


“presocráticos” son señalados como los autores de los primeros modelos de explicación
racional, en el ámbito tanto filosófico como científico.

Mientras que Sócrates y los Sofistas se centraron en los asuntos del ser humano y del
Estado, los presocráticos se encontraban inmersos en la preocupación por el cosmos y su
realidad última. No obstante, algunos de los presocráticos como Pitágoras, Heráclito,
Parménides y Demócrito mostraron una profunda inquietud por problemas como la política y
la acción moral.

En el punto de partida de la reflexión filosófica se encuentra, desde Tales de Mileto, la


aceptación de que existe algún tipo de realidad "objetiva" a la cual ha de ceñirse el
conocimiento1. Dicha realidad puede consistir en un elemento físico, material, como ocurre
en la Escuela de Mileto y, en general, entre todos los filósofos presocráticos; o puede
consistir en un elemento inmaterial, como las Ideas de Platón. Pero sea como fuere, la
búsqueda del "arjé", de la primera causa objetiva de la realidad, determinará las
subsiguientes interpretaciones de lo real.

El nacimiento de la filosofía también se ha denominado en la historia de la filosofía como


“paso del mito al logos”.

Generalmente estos autores se han agrupado en cuatro escuelas:

A) Los jonios

Destaca Tales de Mileto (624-546 a.C.): se considera el primer filósofo de a historia, fue
legislador de Mileto, matemático y astrónomo.

Señaló que el agua era el principio de la naturaleza y el fundamento de la vitalidad de lo


viviente. Parecer ser que sus experiencias en Egipto le hicieron observar el agua como
principio vital.

B) Los pitagóricos

Pitágoras (570-490): Pitágoras fue un genio científico y un maestro religioso. Bajo su


doctrina, filosófica y religión estaban íntimamente relacionadas. Se trata de una figura
rodeada de leyenda, por lo que en el siglo XIX muchos historiadores pusieron en duda su
existencia histórica.

Está generalmente aceptado que Pitágoras defendía la transmigración de las almas y su


inmortalidad, que los acontecimientos pasados se repetían cíclicamente y que todas las
cosas dotadas de vida pertenecen a un mismo género de cosas.

C) Los eléatas

Parménides de Elea (515-449/40 a.C.): Pitágoras introdujo la religiosidad, pasando del


estudio de la materia al estudio de la forma. Esta tendencia fue continuada por Parménides

1
Aclaración: Básicamente, se pensaba que había que descubrir cómo funcionaba el universo y la vida en
general, y que este tipo de conocimiento era objetivo, es decir se entendía en el contexto como una
ciencia.
y por la escuela eleática, llegando a la conclusión de la negación del cambio y del movimiento
físico. Al buscar lo verdadero más allá de los sentidos, instaura Parménides la ontología o
ciencia del ser.

Zenón de Elea: desarrollará la formulación de una serie de argumentos basados en aporías


que llevaban a la negación del movimiento, el devenir y el cambio. Una de las aporías más
conocidas es la de “Aquiles y la tortuga”.

D) Atomistas

- Leucipo (450-370 a.C.): no existe unanimidad respecto al origen de la escuela


atomista. Para Aristóteles, el atomismo mecanicista fue creado por Leucipo aunque su
principal representanto fuera Demócrito.

De Leucipo nos han llegado pocas noticias, los historiadores le atribuyen una obra
llamada Gran ordenación.

- Demócrito (460-370 a.C.): Contemporáneo de Sócrates y Platón, realizó muchos


viajes y se le conocen muchas obras de un estilo claro y poético.

La realidad está constituida por la combinación de núcleos materiales elementales


imperceptibles e indivisibles (denominados átomos) y de vacío.

Los átomos son infinitos y se diferencian entre sí por la forma y el tamaño. El vacío
separa un átomo de otro y también permite la divisibilidad de los cuerpos sensibles y el
movimiento infinito. Tiene una extensión infinita y hace posible la multiplicidad de los
objetos.

E) Otros autores que no se suelen incluir en la clasificación.

- Heráclito de Éfeso (549-470 a.C.): Fue conocido bajo el sobrenombre de “el


Oscuro”.

No colaboró nunca en la vida política y pasó los últimos años de su vida en soledad.
Sostuvo un monismo dinámico, pues afirmaba que el principio del conocimiento verdadero es
la razón (logos), y que con ellas se debe acceder al conocimiento de la naturaleza, a la que
según dice “le place ocultarse”.

Además, afirma que en los opuestos existe una armonía, pero es precisamente el
estado de tensión en la unidad originaria lo que engendra la diversidad en el mundo. La
razón nos permite ver la unidad de contrarios que es el origen de todas las cosas.

Aunque desconfió de la percepción sensorial, no llegó a rechazarla absolutamente,


puesto que aceptó que el mundo estaba sujeto a un flujo continuo de cambio, lo que se
observa a través de los sentidos.

Parte del devenir incesante de las cosas: “todo fluye” (panta rei).

Así pues, estos filósofos van a ser los encargados de dar el paso del mito al logos, que es el
origen de la filosofía occidental.
1.1.1. Agrupación de filósofos presocráticos

(Este esquema lo he sacado de Pinterest).

1.1.2. Parménides

Parménides nació en Elea, hacia el 540 antes de Cristo aproximadamente, donde residió
hasta su muerte el año 470. Se dice que fue pitagórico y que abandonó dicha escuela para
fundar la suya propia, con claros elementos anti-pitagóricos. Parménides escribió un poema
filosófico en hexámetros del que conservamos la mayoría de los versos a través de
Simplicio.

En dicho poema Parménides nos expone su doctrina: la afirmación del ser y el rechazo del
devenir, del cambio. El ser es uno, y la afirmación de la multiplicidad que implica el devenir,
y el devenir mismo, no pasan de ser meras ilusiones.

El poema expone su doctrina a partir del reconocimiento de dos caminos para acceder al
conocimiento: la vía de la verdad y la vía de la opinión. Sólo el primero de ellos es un camino
transitable, siendo el segundo objeto de continuas contradicciones y apariencia de
conocimiento.

La vía de la opinión parte, dice Parménides, de la aceptación del no ser, lo cual resulta
inaceptable, pues el no ser no es. Y no se puede concebir cómo la nada podría ser el punto
de partida de ningún conocimiento. ("Es necesario que sea lo que cabe que se diga y se
conciba. Pues hay ser, pero nada, no la hay.") Por lo demás, lo que no es, no puede ser
pensado, ni siquiera "nombrado". Ni el conocimiento, ni el lenguaje permiten referirse al no
ser, ya que no se puede pensar ni nombrar lo que no es. ("Y es que nunca se violará tal cosa,
de forma que algo, sin ser, sea."). Para alcanzar el conocimiento sólo nos queda pues, la vía
de la verdad. Esta vía está basada en la afirmación del ser: el ser es, y en la consecuente
negación del no ser: el no ser no es.

Afirma Parménides en estas líneas la unidad e identidad del ser. El ser es, lo uno es. La
afirmación del ser se opone al cambio, al devenir, y a la multiplicidad. Frente al devenir, al
cambio de la realidad que habían afirmado los filósofos jonios y los pitagóricos, Parménides
alzara su voz que habla en nombre de la razón: la afirmación de que algo cambia supone el
reconocimiento de que ahora "es" algo que "no era" antes, lo que resultaría contradictorio
y, por lo tanto, inaceptable. La afirmación del cambio supone la aceptación de este paso del
"ser" "al "no ser" o viceversa, pero este paso es imposible, dice Parménides, puesto que el
"no ser" no es.

1.1.3. Heráclito

Escribió una obra a la que se le da el título común " Sobre la naturaleza" que se le había
dado también a los libros escritos por otros filósofos anteriores. No es seguro que se
tratara realmente de un libro en el que se desarrollaran sistemáticamente temas
relacionados con el conocimiento de la naturaleza, el alma o la cosmología. Es probable que
se tratara de un conjunto de sentencias recopiladas en forma de libro, hipótesis que se
apoya en el carácter enigmático y oracular de los fragmentos que conservamos, carácter
que ya en su época le valió el sobrenombre de "El oscuro".

Respecto a los contenidos esenciales de su interpretación de la naturaleza, siguiendo la


línea abierta por los filósofos de Mileto, podemos destacar:

a) la afirmación del cambio, o devenir, de la realidad, (Este cosmos [el mismo de todos] no
lo hizo ningún dios ni ningún hombre, sino que siempre fue, es y será fuego eterno, que se
enciende según medida y se extingue según medida.) que se produce debido a:

b) la oposición de elementos contrarios, que es interpretada por Heráclito como tensión o


guerra entre los elementos. (Conviene saber que la guerra es común a todas las cosas y que
la justicia es discordia y que todas las cosas sobrevienen por la discordia y la necesidad.)
Ahora bien, esa "guerra" está sometida a:

c) una ley universal, el Logos, (que podemos interpretar como razón, proporción...) que
regula todo el movimiento de la realidad conduciéndolo a la armonía, y unificando así los
elementos opuestos; de donde se sigue la afirmación de la unidad última de todo lo real. (No
comprenden cómo esto, dada su variedad, puede concordar consigo mismo: hay una armonía
tensa hacia atrás, como en el arco y en la lira.)

1.2. El giro antropológico de la filosofía: Sócrates y los sofistas

Contexto de Sócrates

Sócrates fue un filósofo griego nacido en Atenas en el año 470 a.C., cuyas ideas pasaron a
los dos grandes pilares de la historia de la filosofía occidental como fueron Platón, que fue
su discípulo directo y Aristóteles, que lo fue a su vez de Platón. Así pues, Sócrates fue una
figura de gran importancia para el pensamiento antiguo, al punto de que los filósofos
anteriores a él eran llamados presocráticos.
En el momento en el que Sócrates comienza a practicar la filosofía (él no escribió nada, su
método filosófico era la mayéutica que consistía en mantener una conversación), se produce
en Grecia un cambio conocido como “giro antropológico” que consistía en comenzar a
preguntarse cuestiones del propio ser humano en lugar del universo y su origen como habían
hecho los presocráticos.

En el siglo V a. C. las explicaciones teóricas propias de los presocráticos acerca del mundo y
del universo no acaban de satisfacer a los nuevos pensadores, que las miran con cierto
escepticismo (explicación de la profesora con otras palabras menos raras: básicamente,
empiezan a surgir nuevos problemas políticos en las polis griegas que hacen que la gente ya
no se cuestione tanto el origen del universo y empiece a cuestionarse otro tipo de cosas
como qué tipo de gobierno es el más justo, si todas las opiniones son igualmente válidas, qué
es el ser humano…). El pensamiento cambia de dirección y se centra ahora en el ser humano,
de ahí el “giro antropológico del saber”. Sócrates, por ejemplo, que probablemente se
dedicó a cuestiones relativas a la naturaleza en su juventud, abandonó posteriormente esos
temas, afirmando que nada podía aprender de las nubes o de los árboles, pero que era
mucho lo que podía aprender de los hombres.

Este giro antropológico se manifiesta de diversas maneras, de las cuales resaltaremos dos:

A) Por un lado la aparición, en los sofistas, del subjetivismo y relativismo (mientras que
Sócrates pretende superar dicho relativismo).

B) Por otro lado, el cambio de objeto de estudio: lo importante son las cuestiones éticas
y, en relación con ellas, la cuestión acerca de la posibilidad del conocimiento o las
reflexiones acerca del lenguaje y su importancia, etc. La situación política y social era la
misma para todos y la que proporcionaba las cuestiones a resolver.

Finalmente, a Sócrates le interesaba la verdad, no el poder político y aunque no dejó obras


escritas, sus ideas se conocen a través de sus discípulos. Sus “archienemigos” (esto lo ha
puesto la profesora, con archienemigos quiere decir sus rivales filosóficos o los pensadores
con los que discutía filosóficamente sobre diversos temas) eran los sofistas.

Los Sofistas

Podemos decir que, los sofistas fueron pensadores que vivieron en la antigua Grecia desde
mediados del siglo V, a comienzos del siglo IV A.C., que tenían por objetivo darles la
formación a los jóvenes lo que consideraban necesario para dedicarse a la política. En ese
sentido, ellos no profesaban la idea de una verdad absoluta, por lo que, preferían el
concepto de la utilidad, educando la virtud como la capacidad de ser eficaz en política.

Por otra parte, los sofistas escribieron numerosas obras aunque en la actualidad sólo se
conservan fragmentos de algunas de ellas. Igualmente, poseían un saber enciclopédico,
utilizando el discurso cerrado y el debate para la enseñanza. Por lo tanto, los sofistas
fueron los primeros en dedicarse a enseñar, por lo tanto, fueron los primeros en tener un
modelo educativo en el que predominó la gramática, la retórica y la oratoria.

Una vez presentados los aspectos más importantes que definieron tanto a Sócrates como a
los sofistas, se presentan las siguientes diferencias (MUY IMPORTANTE):
Sócrates Los Sofistas

Creía que la verdad no puede enseñarse. No Cobraban por enseñar y sus enseñanzas se
cobraba por enseñar y hablaba con cualquier dirigían básicamente a quienes deseaban
ateniense en cualquier lugar. conocer el arte político.

Sus enseñanzas se realizaban mediante el


Su enseñanza se realizaba mediante el diálogo.
discurso y el debate.

Escribieron numerosas obras aunque en la


No dejó obras escritas pero sus ideas se
actualidad sólo se conservan fragmentos de
conocieron a través de sus discípulos.
algunas de ellas.

Practicaba el intelectualismo moral. Practicaban el relativismo moral.

Antes de centrarnos en las diferencias entre Sócrates y los sofistas, vamos a situarlos en
su contexto histórico. Ambas corrientes filosóficas se encuadran en un contexto en el que
el individuo intenta explicar el mundo desde el logos/razón y no desde el mythos/religión,
naciendo así la filosofía como profesión.

Asimismo, tanto Sócrates como los sofistas conviven en una Grecia compuesta por polis con
una democracia asamblearia, en la cual, se reunían todos los ciudadanos para debatir sobre
las cuestiones públicas de su ciudad y crear leyes. Por tanto, tener una retórica y un
discurso sólido se convirtió en un elemento clave para influir en la toma de decisiones de la
Asamblea. Así, nacen los sofistas y se imponen en Atenas como especialistas del saber y
como maestros de la retórica.

Sin embargo, en esta Atenas dominada por los sofistas (que desarrollan el oficio del
filósofo), aparece Sócrates (470-399 a.C.) para revolucionar la filosofía y la enseñanza: no
cobraba por sus clases, sus clases se orientaban a pocos individuos y su método era
plenamente práctico. Es decir, para él, el alumno debía ser un sujeto activo, debía ser
partícipe de su propio aprendizaje y no limitarse a obtener conocimiento de forma teórica,
tal y como promulgaban los sofistas.

Los principales sofistas

Protágoras de Abdera (480- 411 a. C. aproximadamente). Resumió el escepticismo con


respecto al conocimiento humano con la siguiente frase, citada por Platón: «El hombre es la
medida de todas las cosas».

Gorgias (485-380 a. C. aproximadamente). Nació en Leontinos (Sicilia) y vivió en Atenas y


en otras ciudades griegas. Su escepticismo fue más allá que el de Protágoras al afirmar que
la realidad, aunque existiera, sería inaprehensible para el hombre, y aun cuando fuera
comprensible, no podría ser comunicada ni explicada a los demás. Le interesaba mucho el
arte de la retórica.

Filosofía de Sócrates (MUY IMPORTANTE)

Pese a que no dejó escrito ningún texto, Sócrates (470-399 a.C.) es un personaje central
en la cultura europea. Nació en Atenas, hijo de un escultor y de una comadrona.
Seguramente recibió las enseñanzas de los sofistas en las plazas atenienses, en una época
inestable marcada por la guerra del Peloponeso (431-403) y la dictadura de los Treinta
Tiranos (404).

En el año 399, pese a que la democracia ya se había restaurado en Atenas (403), Sócrates
fue acusado por tres ciudadanos de tres delitos:

a) No respetar a los dioses de la ciudad.

b) Introducir nuevos dioses.

c) Corromper a la juventud.

Fue condenado a muerte. Platón describe sus últimos momentos en tres de sus diálogos:
Apología, Critón y Fedón.

El método socrático

Partiendo de la inscripción del oráculo de Delfos que rezaba «Conócete a ti mismo»,


Sócrates destaca, como los sofistas, el aspecto subjetivo de la reflexión filosófica, en la
que emplea dos instrumentos: El razonamiento inductivo y las definiciones universales.

El procedimiento utilizado es la pregunta, el «qué es», que configura el fundamento de la


ciencia. Pero en su forma de preguntar lo que hace Sócrates es examinar lo que cree saber
su interlocutor mediante:

La ironía, que consiste en llevar a quien habla la ignorancia que se oculta en su supuesto
saber. Sócrates, que «sólo sabe que nada sabe», utiliza su no-saber para avanzar en el
conocimiento.

La mayéutica, o arte de dar a luz, que completa el proceso irónico al conducir al


descubrimiento de la verdad a través de una serie de preguntas encaminadas a ello. De esta
manera, la mente humana engendra el concepto, que constituye el momento esencial del
saber.

La ética de Sócrates

Según Sócrates, las personas no realizan acciones moralmente incorrectas por voluntad;
sino porque desconocen qué es lo bueno y lo justo.

En otras palabras, solo basta conocer qué es la justicia para poder ser justo, y saber lo que
es bueno para poder obrar de acuerdo con el bien.

La primera formulación del intelectualismo moral la hizo Sócrates, quien propuso la


autognosis (definida por el filósofo griego como conocer lo que es justo) como condición
imprescindible, y a la vez suficiente, para que el hombre actúe de manera correcta.
De esta forma, Sócrates asume que apenas la persona adquiere conocimiento del bien,
actuará conforme al mismo. Además, defiende que lo contrario también sucede. Es decir, si
alguien desconoce lo que está bien moralmente, va a actuar de manera errónea y malvada.

Dicho esto, si un individuo llegase a realizar una acción éticamente incorrecta, no sería su
culpa, sino del hecho de que no ha accedido a ese conocimiento. Pues, para Sócrates, no
existía la posibilidad de que alguien, por su simple voluntad, pudiera actuar de
erróneamente. Esto deja entrever una especie de determinismo, pues deja de lado el libre
albedrío.

Fuentes de las que he sacado estos apuntes:

Webdianoia.com

Libro “Textos de Filosofía” de Álvaro Vallejo.

Textos:

Texto 1: Poema de Parménides

Y juzgado, como es forzoso, ya queda

75 que una hay que dejar, la sin nombre ni idea (que esa ni vía
es de verdad), y la otra, como es, que así es verdadera.
Y ¿Cómo va luego, en siendo, a morir?, ni ¿Cómo a criarse?:
si se hizo lo que es, no lo es, y si un día va a serlo, tampoco.
Conque el nacer queda así y el incierto morir anulado.

80 Ni es divisible tampoco, pues que es igual todo entero,


ni mas por acá (lo que le impidiera ser uno consigo)
ni por acá algo peor, sino que es de su ser todo lleno;
así que es todo continuo: que, siendo, a lo que es sigue junto.

Texto 2: Menón de Platón

Sócrates: ¿Hay unos que desean las cosas malas y otros que desean las cosas buenas? ¿No te
parece, distinguido amigo, que todos desean las cosas buenas?
Menón: No, no me lo parece.
Sócrates.: ¿Hay, entonces, quienes desean las cosas malas?
Menón: Sí.
Sócrates: ¿Pero dices que pensando que las cosas malas son buenas o que, incluso conociendo
que son malas, sin embargo, las desean?
Menón: Me parece que en los dos sentidos.
Sócrates: ¿A qué llamas desear? ¿A que algo llegue a ser de uno?
Menón: A que llegue a serlo, ¿a qué si no?
Sócrates: ¿Pero pensando que las cosas malas benefician a aquel a quien le llegan o sabiendo
que las cosas malas perjudican a aquel a quien se dan?
Menón: Hay quienes piensan que las cosas malas benefician, y hay quienes saben que
perjudican.
Sócrates: ¿Te parece que saben que son malas las cosa malas quienes creen que las cosas
malas benefician?
Menón: No, eso no me lo parece en absoluto.
Sócrates: Luego es claro que ésos no desean las cosas malas, esos que las desconocen como
tales, sino que desean las que piensan que son buenas, aunque ellas son malas. Así que los que
las desconocen y creen que son buenas, es evidente que desean las cosas buenas, ¿verdad?
Menón: Probablemente es así.
Sócrates: Pues ¿qué? ¿Es que los que desean las cosas malas, como dices, pensando que las
cosas malas perjudican a aquel a quien llegan, saben seguro que serán perjudicados por ellas?
Menón: Necesariamente.
Sócrates: ¿Pero es que no creen que los que son perjudicados son desdichados en la medida
misma en que son perjudicados?
Menón: También esto es necesario.
Sócrates: ¿Y es que a los desdichados no les va mal?
Menón: Yo creo que sí.
Sócrates: ¿Hay, entonces, alguien que quiera ser desdichado y quiera que le vaya mal?
Menón: No lo creo, Sócrates.
Sócrates: Luego no quiere nadie las cosas malas, Menón, a no ser que quiera ser él mismo
malo. Pues ¿qué otra cosa es ser desdichado, sino desear las cosas malas y conseguirlas?

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