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Problemas filosóficos en psicología.

Cursada intensivo de invierno


2022
1. Explique, de acuerdo a la bibliografía y a las clases, cómo se gesta la explicación
argumentativa del fundamento, qué se pierde, y qué se gana, de acuerdo a su propio
criterio.
Las explicaciones argumentativas se originaron con el surgimiento de la filosofía. No
existe una línea delimitada para garantizar cuando se produjo ese origen, ese paso de un
pensamiento pre-racional, mítico, a conceptos físicos y luego más abstractos, pero sí hay
registros de cómo se fue gestando esa lenta transformación de los pensamientos.
Burkert sostiene una de las teorías del origen de la filosofía, alegando que se originó
cuando se creó el libro en prosa, pero niega que el mithos haya sucumbido por el logos.
Refiere que aún sigue teniendo repercusiones en el lazo social, al igual que la filosofía.
Piensa a la filosofía como un modo racional de explicar el mundo.
Guthiere sostiene la hipótesis de que el nacimiento de la filosofía europea se originó
con el abandono de pensamientos mitológicos de los orígenes de la naturaleza, del
universo y de los procesos que continuaron desarrollándose. El autor considera que la fe
religiosa fue sustituida por una fe que es la base del pensamiento científico, una fe que
entiende que el mundo visible esconde un orden racional e inteligible. Marcando a la razón
humana como un instrumento de investigación.
Esta teoría data de que la filosofía cobró forma con la convicción de que el caos,
(χάος)1, aparente de los acontecimientos ocultaba un orden que era producto de fuerzas
interpersonales, en contra posición de los hombres presocráticos que asociaban todo tipo
de explicación de naturaleza fortuita de todo lo que les rodeaba en un orden mitológico y
religioso, (concepciones típicas politeístas). En el siglo VI A.C., junto a la fundación de la
escuela milesia, a cargo de quien fue considerado el primer filósofo, Tales de Mileto, (624-
546 a. C.), inició el periodo presocrático.
Los primeros filósofos fueron hombres, provenientes de prosperas ciudades griegas, y
amplios de conocimientos del exterior, poseían una gran curiosidad sobre el mundo que
nos rodea, tanto por su origen y por su composición. La principal pregunta que se
formularon fue “¿Cuál es el origen del mundo?”. Esta pregunta estaba localizada en torno
al cosmos2.
Estos hombres lograron argumentar concepciones, pero no dejaron de lado la
posibilidad de una intervención divina, como por ejemplo, cuando intentaron explicar el
eterno movimiento de la materia primaria creadora de todo lo que nos rodea, incluso el
mundo, la cual puede manifestarse de diversas formas; prefirieron calificarla como una
sustancia “divina”, al ser una sustancia que vivía eternamente, que podía modificarse y
causar su propio movimiento.
Para los monistas milesios la sustancia era única, era una sustancia primigenia del
mundo y esta sustancia era el agua, esta sustancia primordial fue denominada “arché”,
también denominaron a este elemento el ordenador del cosmos.
Antes de finalizado el siglo VI A.C., la filosofía se extendió hasta Italia, donde se
sumaron nuevas corrientes que afectaron los contenidos y los intereses de la filosofía. Se
pasó del objeto de querer saber y comprender a proveerse de bases intelectuales para
construir una vida más religiosa. La filosofía obtuvo un carácter menos enfocado en la
física, se volvió más abstracta y matemática. Es decir se dejo de lado el estudio de la
materia, para pasar al estudio de la forma. Esto permitió de alguna manera la separación
entre materia y el pensamiento. Esa separación tuvo su auge más fuerte con Parménides
quien fue el primer filósofo que habló del ser.

1
χάος, (khaos), traducido como caos que se utilizaba, antes el inicio del periodo presocrático, para denominar al abismo oscuro,
tenebroso y sin forma que habitaba en el universo antes de la creación del mundo la cual tenía también una asignación divina sin culto ni
personalidad, pero a la que se le adjudico la descendencia de Nyx, diosa de la noche y Erebo, dios de las tinieblas.

2
Cosmos, proveniente de la palabra griega κόσμος (kósmos), cuya traducción podría leerse como orden, belleza, ornato, estética. Con
esta palabra los filósofos presocráticos denominaron al universo, considerado como un sistema complejo y ordenado el cual podían
apreciar al observar la belleza del cielo. Asociaban a las estrellas errantes con dioses, lo cual al día de hoy podemos apreciar en los
nombres de los planetas. Este κόσμος era totalmente opuesto al caos. Χάος.
Mientras que los milesios intentaron clasificar al origen dentro de un acontecimiento
singular, con un único origen, otros como Empédocles, con su teoría de los cuatro
elementos para el origen del cosmos o Anaxágoras con su teoría que afirmaba que todas
las cosas estarían conformadas por partículas elementales, denominadas “spermata”,
(semillas); recurrían a la pluralidad de acontecimientos y elementos. Así varios filósofos se
dedicaron al estudio de la materia y a tratar de resolver el problema de la causa motriz.
Respecto a que se gana o que se pierde:
Pienso que los dioses fueron concebidos por los hombres frente a la necesidad de
comunicar, de expresar, de impartir o justificar eventos de la naturaleza de los cuales no se
poseían conocimientos y estos fueron transmitidos culturalmente. La religión era
indiscutible, era siempre la última palabra, iba más allá de la comprensión humana. El
hombre perdió, en cuanto a que perdió las creencias religiosas tradicionales, perdió la
cultura, perdió ese hilo conector con su historia mitológica y su sociedad. Los filósofos no
apelaban a los dioses ni a sus genealogías, negando a la existencia de los dioses o
dejándola como irrelevante. Los filósofos que reconstruían mitos como explicación
argumentativa de sus teorías e invocaban alguna divinidad, como Platón, lo hicieron de
manera teológica, claramente distante a la de los creyentes.
En cuanto a lo que se ganó con este pensamiento argumentativo, diría que se ganó la
libertad de poder pensar e inteligir, es decir de poder plantearse e investigar con
respecto a todo lo que nos rodea, poder discernir lo que es de lo que no es, discernir la
verdad de los argumentos, la capacidad de hacernos preguntas cada vez más complejas y
ampliar nuestro nivel de conocimientos sobre los acontecimientos y de cómo reaccionar
frente a ellos, dejando de ser indolentes ante un supuesto fatídico desciño impartido por un
ser superior.

2. Desarrolle el criterio de verdad de acuerdo a Heráclito y articule con el nacimiento del


Ser en el viaje que Parménides describe en su poema.
Heráclito de Efeso, (535 a. C. 484 a. C), logró la comprensión de la esencia del mundo,
pero acusaba que los hombres no ven lo que es, ni siquiera lo que tienen en frente de sus
ojos. Postuló al logos como el núcleo de lo real, lo que gobernaba todo a través de todo,
incluso la physis a la cual ordenaba y regulaba. Sosteniendo que el mundo de la naturaleza
estaba sujeto a un ciclo continuo de flujo y de cambio, donde era imposible el reposo.
Explicaba que de observarse alguna estabilidad aparente, sería por el resultado de un
punto muerto entre las tensiones opuestas que continuamente actuaban. Lo único eterno
es el logos, como ese principio racional que todo lo gobierna.
Para este filosofo, el fuego forma parte de aquella sustancia primordial, una arché que
siempre permanecerá, aún en la contraposición siempre estará, porque en esa
contraposición entre lo que aparece y desaparece forma parte de un uno. Este mismo
razonamiento lo traslada a su idea del cosmos, entonces el cosmos siempre existe y
existirá en tanto fuego esté siempre vivo, encendiéndose con medida y con medida
apagándose.
Heráclito refería que la naturaleza de las cosas permanecía oculta y no puede ser
captada por el sabio. Habiendo una bella armonía gracias al acople invisible de cosas
opuestas o contrarias que están en continua tensión. La armonía es esa lógica del
funcionamiento de lo real, llamado logos.
La tensión entre fuerzas opuestas no va a resultar en una anulación, sino que va a
generar una unidad del todo, de la physis, de las cosas que se presentan como opuestas.
Para Heráclito la armonía de lo invisible vale más que la visible, por ello dice que hay que
desocultarlo produciendo una Aletheia, (un desvelamiento del ser, un descubrimiento de la
verdad).
Tanto los despiertos como los dormidos están bajo un mismo logos, pero la
incomprensión de los hombres hace que la verdad de las cosas pase inadvertidas. Sabio
será lograr conocer la verdad que gobierna todo a través del todo. 7Cualquiera puede
escuchar el logos, pero no cualquiera puede o tiene el deseo de usarlo. Cuando lo tienen
están del lado de los despiertos.
Entonces, el criterio de la verdad para Heráclito está en el logos, porque apela a un
plano de la realidad, de lo qué es en lo real, la razón de las cosas. La verdad está en
aquello que va más allá de lo que se ve. El hombre estúpido o dormido se dejara
convencer con los otros discursos de los sentidos, los que no tienen argumentos, (las
opiniones).
Entre Parménides y Heráclito, podíamos encontrar contrastes en sus teorías, por
ejemplo, Parménides llegó a la conclusión de que no existe el movimiento físico y el
cambio, basándose en respuestas de la razón frente a su teoría del ser y el no ser, sin
embargo, Heráclito sostenía que la naturaleza estaba sujeta a un continuo flujo y cambio,
basándose con su teoría del logos, como elemento eterno.
Se considera a Parménides de Elea, (530 -515 a. C), como el fundador de la escuela
de la filosofía que estudiaba al ser en cuanto ser, dicha rama se denominó ontología. Para
crear su teoría él partió de la pregunta ¿Qué es lo que todos los seres tienen en común?
Hallando como respuesta la característica de “ser”, los seres “son”, porque “lo que es, es”
entonces existen y así se llega a considerar que los seres que “no son” no pueden
considerarse como tal y sobre eso que no es, nada se podría decir. Entonces no existiría la
nada, el vacío o el espacio.
Para Parménides, el criterio del ser y el de la verdad están aparejados, porque indica
que la aletheia3, será aquel camino realmente necesario para buscar al ser.
Según él, por un lado está la verdad y por otro diferente está la doxa, (opinión). Son
caminos excluyentes, donde hay uno no hay otro. No hay ideas relativas a alguien.
Parménides, afirma que el ser no tiene un nacimiento, es inengendrado, es eterno y está
fuera del tiempo, no tiene un antes ni un después. El ser, es el inicio y es el fin. Es
íntegro, único, imperecedero, inmutable y es irrealizado plenamente. Nunca fue ni será,
puesto que es ahora todo lo es. Pero posee un límite, la imagen de la verdad es como
esfera uniforme y lo que pueda pensarse es lo mismo que aquello que existe para el
pensamiento. Hay una homología entre el ser y lo que puede pensarse. “Fuera del ente no
hallarás ente”, dice. No hay ni habrá nada. No hay en efecto “no ente” ni ente que sea aquí
ni allí mayor o menor ya que es por de por sí completo.
Lo que es se identifica únicamente con aquello que es, esto es el principio de identidad.
El no ser, ni siquiera se le debe enunciar, así el logos quedará del lado del ser, en él no ser
no habrá logos. Es decir, si a algo se le dice ente es porque este ente es necesario que
exista. De otro modo no se podría enunciar.

3. ¿Qué es la Idea o el concepto en Platón?

Platón parte de la pregunta ¿Qué es?, originando un nuevo método que promueve el
razonamiento, la búsqueda de argumentos, conceptos, etc., denominado luego como
dialogo filosófico. En caso de que dicha pregunta obtenga algún tipo de respuestas, se la
pasa a considerar una idea.
Con su teoría de las ideas, va a tratar de explicar cómo las realidades son captadas por el
pensamiento, como la multiplicidad que es objeto de sensaciones múltiples, puede ser
captada en una unidad, y esa unidad es la ἰδέα -idea.
Las ideas poseen una función conceptual, describe algo que es y una realidad
ontológica, que describe qué es. Esto se relaciona a la teoría del ser de Parménides de
Elea, pero Platón va a sumarle la noción causal de las cosas. Una de las propiedades
73
αλήθεια (alētheia) vocablo de origen griego traducido como verdad, α= sin, λήθεια=ocultar. Lo que refiere a un desocultamiento o
develamiento del ser. El Lethes era el río, que según la mitología, los hombres al morir debían atravesar y en ese acto perdían sus
memorias. Con la aletheia se buscaba descubrir lo que había quedado cubierto, quitando el velo.

principales de la forma, es que no solo es un concepto, sino que es una realidad que
causa un atributo a quien la posee. La forma será lo verdadero, lo que permanece en los
diferentes.
Platón en el Fenón, un escrito ficticio, a través del diálogo del personaje Sócrates,
indica que podría evidenciarse algo de lo real, de las cosas existentes, desde la
participación del ser, dejando de lado las "perturbaciones" que puede ocasionar los
sentidos del cuerpo. Dirá que el saber se adquiere desde el alma y no desde los sentidos,
calificando al alma como algo eterno que aprehende la verdad y que se puede separar del
cuerpo cuando la divinidad así disponga. No será hasta después de la muerte, donde el
filosofo podrá desprenderse de la insensatez del cuerpo que no nos permite contemplar la
verdad, que podremos conocer todo lo puro y verdadero. Indicando que el resto de los
humanos, no filósofos, solo encuentran el placer de las cosas que están unidas al cuerpo.
Este conocimiento aprehendido por el alma inmortal mediante el dialogo filosófico,
pasará a nuestra próxima vida o reencarnación, por medio de los recuerdos. Es decir,
Platón en su teoría de la reminiscencia coloca un mito, donde dice que el conocer es
recordar lo que el alma ha aprendido antes, como una propuesta divina y fantasiosa, de
una teoría del conocimiento.

a) Desarrolle de acuerdo a los fragmentos del Menón, articulando con la hipótesis de la


reminiscencia.

En el diálogo de Menón, escrito durante el primer periodo de Platón, introduce la teoría


de la idea y la reminiscencia ejemplificada por medio de la ficción.
Podemos observar la introducción con un dialogo filosófico, partiendo de la pregunta
producida por Menón “¿Es enseñable la virtud?”, la cual luego deviene a “¿Qué es en sí la
virtud?”, cuando Sócrates afirma que él está lejos de conocer si es enseñable, porque
tampoco está seguro de saber que es la virtud en sí.
El diálogo, con carácter explicativo, se desarrolla entre preguntas con el fin de buscar
una respuesta en lo común que todas las virtudes puedan poseer, Sócrates dirá que son
poseedoras de una misma y única forma o idea. Es decir buscará solucionar el problema
de la unidad en la diversidad, y explicar de qué forma un elemento común a todos los
objetos de la misma clase, su esencia, puede ser real, pero Menón no es capaz de verlo,
por su falta de deseo o amor a la falta de saber. Esto es captado por Sócrates, aquella
verdadera intención en Menón, por lo que no hace más que poner a prueba su
comprensión y deseo de aprender, sin responderle cuál es el motivo por el que todas las
virtudes es una sola y no difieren entre ellas.
Cuando cansado Menón, de los extensos debates que solo le generaron confusión y
no le permite aún arribar a una idea de la virtud, confronta Sócrates por no darle una
respuesta concreta. Este respondió nuevamente que tampoco sabe la respuesta, que
deseaba indagar al respecto, pero indica que Menón tal vez sabría dicha respuesta
aunque en ese momento esté cursando un olvido y se asemeje a quien no lo sabe, pero lo
motiva a querer indagar junto con él, acerca de la virtud.
Frente a estos dichos Menón le pide que se explique ¿De qué manera buscará aquello
que ignora qué es?
Sócrates cuestiona está postura indicando que es un argumento erístico, del cual él
estaba en completo desacuerdo, ese camino solo lo llevaría a no tener la necesidad de
continuar con su búsqueda, a no descubrir la verdad, ni la idea que Menón necesita; y
continúa explicando que los sabios en asuntos divinos afirmaban que el alma era
inmortal. La inmortalidad del alma, morir y renacer, le permitía aprender todo lo que
pudiese conocerse.
“Estando, pues, la naturaleza toda emparentada consigo misma, y habiendo el alma
aprendido todo, nada impide que quien recuerde una sola cosa –eso que los hombres
llaman aprender–, encuentre él mismo todas las demás, si es valeroso e infalible en la
búsqueda. Pues en efecto, el buscar y el aprender no son otra cosa, en suma, que una
reminiscencia”, (Menón, 82 d).
En base a los textos leídos, noto que Platón hace hincapié en su explicación de la
reminiscencia indicando que cuando alguien se ve problematizado en no poder responder
y deja de lado esa creencia de saberlo todo, sentirá un deseo por saberlo, cosa que no
hubiese ocurrido si la persona ignoraba que no sabía. Por medio del dialogo filosófico, se
accede a los recuerdos, se podrá recuperar conocimiento de sí mismo. Cuando alguien
recuerda produce una reminiscencia, y se logra desvelar, producir una aletheia, de lo que
se ha perdido por el olvido cuando el alma, después de muerto el cuerpo, pasó por el río
letheo. Esa hipótesis podría ser incluso comparable con las teorías de los mecanismos de
defensa de Freud.
Opino que en realidad él sigue aplicando ficción en ese relato y que se debe pensar la
reminiscencia como un proceso de la adquisición de conocimientos de un modo
metafórico. El dialogo filosófico es realmente una herramienta útil para la investigación de
conceptos y la adquisición de conocimientos generando fundamentos para salir de la
doxa, en cuanto a lo que refiere de la inmortalidad del alma y lo que ella aprehende a lo
largo del tiempo, pienso que es una analogía a los conocimientos históricos y culturales
transmitidos generacionalmente.
En tanto a lo que refiere de la búsqueda de la verdad de aquello que se ignora, creo
que refiere a cuando uno va profundizando lo que aprendió, (lo anteriormente transmitido
por sus padres o maestros), ahora por sus propios medios, mediante la investigación para
profundizar dichos conocimientos y poder responder las preguntas existenciales que se
haga con fundamentos, esto también podría compararse con el conocimiento que ocurre
en el periodo de exogamia freudiano, donde los jóvenes tienen acceso al mundo y pueden
aprender de él y contrastar con nuevas hipótesis si lo que aprendieron anteriormente
estaba en lo correcto o no. Quien no haga esa búsqueda, quedaría sumiso ante un
conocimiento básico basado en la opinión, podría incurrir a creer que todo lo sabe y no
tendría el deseo de búsqueda de la razón causal de las cosas.
b) Desarrolle de acuerdo al discurso de Sócrates, el mito, y la ascensión.
La obra Banquete de Platón, fue redactada durante la segunda etapa de sus teorías,
donde profundizo aún más su teoría sobre la idea, exponiendo que hay un camino, una
ascensión del hombre hacia esta. En esta obra también conformó la idea de amor, (Eros),
platónico.
Sócrates, fue el anteúltimo de los presentes en impartir su discurso, antes de comenzar
advirtió que dirá la verdad sobre Eros4, a diferencia de quienes disertaron antes que él
que solo lo elogiaron y hablaron de Eros cada uno con una percepción diferente, según lo
que sus sentidos les habían enseñado. Es decir, Sócrates va a dirigir a la noción de Eros
hacia la idea, mientras el resto de los presentes habían hablado desde la imagen o
propósito del dios.
Inicia su discurso exponiendo la naturaleza de Eros por medio de un dialogo con
Agathón, quien habló antes que él. Usando el diálogo filosófico, intenta desvelar la idea
del Eros, (amor); -¿Es Eros amor de algo o de nada?, (Banquete, 199d), Agathón
respondió afirmando, nuevamente Sócrates formula otra pregunta, -¿Desea Eros aquello
de lo que es amor o no?, nuevamente Agathón afirmó. Sócrates continuó -¿Y desea y
ama lo que desea y ama cuando lo posee, o cuando no lo posee?, -Probablemente
cuando no lo posee –dijo Agathón, (Banquete, 200a).
Allí Sócrates continúa explicando que cuando uno desea, desea aquello de lo que está
falto y de lo que no es, en cuanto a cualidades y posesiones. En esta parte se puede
hacer una comparación con el deseo que poseen los filósofos por aprender cuando están
necesitando de una idea para poder captar las verdaderas formas de las cosas.
4
Ἔρως, Eros, dios de la mitología griega. Responsable del amor, la pasión, el deseo, la atracción sexual, el erotismo y lo carente de
razón.
Razonando lo antes discutido retoma al análisis de la naturaleza, idea, de Eros, citando
parte del discurso de Agathón: Eros organizaba sus actividades por Eros de lo bello,
porque en lo feo no había Eros, concluyendo que Eros no posee belleza; y si las cosas
buenas también son bellas, entonces, también estaría falto de estas. En este fragmento
se produce un desplazamiento de la idea, de lo bello a lo bueno, idea fundamental en la
filosofía de Platón, él afirmaba que todas las ideas no están inconexas, sino que
constituyen un sistema en donde se ensamblan y coordinan , jerárquicamente. La idea
del Bien se encontrara en la cima de ese orden , entonces, todas las ideas son parte de la
Idea de Bien y se hallan unificadas mediante ella.
Sócrates, replica el discurso que una sabia, Mantinea Diotima, le dio por el cual él
aprendió todo lo que sabe sobre el Eros. Ella, aplicando los mismos argumentos, le
enseñó que Eros no era ni bello ni bueno, pero que tampoco era feo y malo, sino que algo
intermedio.
La recta opinión es, pues, algo intermedio entre el conocimiento y la ignorancia,
(Banquete, 202a). El amor no se lo debe considerar ni por el lado de la espíteme ni por el
lado de la ignorancia, lo relacionado al amor tiene que ver con la doxa.
Esta mujer, explica a Sócrates que Eros no era un dios, sino un demon, (un mediador
entre los dioses superiores y los hombres), que está entre la divinidad y lo mortal, porque
los dioses eran bellos y felices al poseer cosas buenas y bellas, si necesidad de desear
nada, pero Eros no.
Sócrates pregunta acerca de la genealogía divina de Eros a Mantinea, para tratar de
encontrar algún tipo de respuesta, como se habituaba antes de la filosofía. Por medio de
un mito, ella intenta explicar la naturaleza de Eros:
Eros nace del dios Poros5 y de una mendiga llamada Penia. Cuando Penia se acercó a
mendigar al banquete que los dioses ofrecieron al nacer Afrodita. Penia observó a Poros
ebrio y encontró en ello la oportunidad para hacerse con un hijo de él, impulsada por su
carencia de recursos. Siendo hijo de estos, Eros adquirió las características de ser pobre,
compañero de la indigencia, pero también estaba siempre al acecho de lo bello y de lo
bueno; era valiente, audaz, ávido de sabiduría, rico en recursos, un amante del
conocimiento, un sofista, etc. No era mortal ni inmortal, podía morir y revivir y siempre
estar en medio de la sabiduría y la ignorancia.
La ascensión platónica, se logra por medio de la dialéctica y su función es partir desde
una diversidad de ideas para hallar una idea en común, produciendo una síntesis, que
guía al sujeto desde las ideas inferiores a las superiores ascendiendo, convirtiéndose en
el método racional por excelencia y en el principal evocador de la reminiscencia o
recuerdo de las ideas hasta alcanzar la “Idea del Bien”, el fundamento único de todo el
saber. Se trata del fin del logos y la experiencia mística por sí misma, porque el saber se
adquiere desde el alma y no desde los sentidos y esto supera al logos porque sale por
fuera de su naturaleza discursiva y de los límites del tiempo.

4. ¿Qué dice Aristóteles sobre el fundamento? Desarrolle desde el Cap. VII


La metafísica de Aristóteles es la ciencia del ser en tanto que es ser, o de los principios
y causas del ser y de sus atributos esenciales. Preguntándose ¿Qué es lo que hace que
un ser sea lo que es? Así la Metafísica resulta ser, en gran parte, un tratado de la
definición, una ciencia nueva y todavía desconocida, la filosofía primera o ciencia
deseada, que se ocupa del ser en tanto que ser. Será considerada la filosofía primera y
fundamental que propone un fundamento ontológico para las cosas y va a caracterizar
todos los entes.
Los fundamentos de Aristóteles se enfocaron en responder los vacios que dejó la teoría
de la idea de Platón. ¿Qué es lo que es? ¿Qué es el no ser?, abordado desde el terreno
inmanente alejándose de la teoría de las ideas innatas, de la reminiscencia de Platón.
5
Poros o Poro (en griego Πόρος, ‘senda’, ‘camino’) oportunidad, la conveniencia, los medios o recursos para conseguir algo y la
utilidad.

Aristóteles responderá el “¿Qué es?” desde la ousía, (la sustancia, entidades), y no


desde el lado de las ideas. De esta manera pretendía hallar un conocimiento universal de
la realidad, afirmando que la realidad será la ousía, entendida como todos y cada uno de
los seres que existen en la naturaleza.
Propone al menos en cuatro significados principales de la ousía: la esencia, lo
universal, el género, y el sujeto, (hypokeímenon).
La solución para llegar a un conocimiento que tenga validez universal y necesaria de
un conjunto de realidades tan diverso y plural estará en la distinción entre substancia
primaria, (el individuo concreto que no puede predicarse), y substancia secundaría, (la
esencia específica que existe dentro de cada individuo en cuanto miembro de una especie
y que pueden predicarse de estos cualidades esenciales de las substancias primarias).
Aristóteles apunta a la causa de las cosas y va a decir que hay cuatro causas en la
física: la causa material, (¿De qué material está compuesto?), la formal, (¿Cuál es la
forma que lo define?), la eficiente, (¿Cómo fue creado y quién lo creo? y una causa final,
(¿Cuál es el fin de las cosas? ¿Cuál es su objetivo?), pero ubicara a Dios como una
primera causa, como la existencia primer motor inmóvil y eterno que desde la periferia del
mundo sin transcenderlo lo mueve como causa mecánica.
Los accidentes junto con la sustancia, constituyen las categorías del ser, estos son:
cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión. La unidad
del ser se garantiza en la medida en que todas las formas de ser accidental remiten a la
unidad de la sustancia.
La sustancia es para Aristóteles un compuesto de materia (hyle) y forma (morphé).
(hilemorfismo- Teoría de la sustancia aristotélica). La materia próxima es, en realidad, la
sustancia de la que están hechas las cosas, mientras que la forma representa la esencia
del objeto, de la sustancia, lo que en ella hay de universal, la materia representa lo que
hay de particular, de distinto en la sustancia. La materia distingue una sustancia de otra.
La forma, por el contrario, representa no solamente la esencia de cada ser, sino también
su naturaleza.
Aristóteles propone analizar al “no ser” desde la vía de los sentidos del ser, y dice que
el no ser, el mundo sensible, es relativo. Todo aquello cuyo ser no es en el sentido de la
sustancia, ousía, lo será en un sujeto, (hypokeímenon). Refiere al sujeto concreto y
singular y, en cuanto que es lo subyacente, es donde se da la predicación. Se vincula con
la primera de las categorías.
Aristóteles rompió el vinculo sin distancia que había entre el lenguaje y su objeto,
entonces la relación del lenguaje con el ser no es inmediata, va a tener una mínima
distancia, el lenguaje va a pasar por este símbolo qué expresa al ser, el cual está ubicado
en el alma. Va a ser él principio verificador, pero sobre todo el lugar del intelecto.
Entonces el símbolo no es la cosa, sin embargo la significa. Las palabras van a ser
símbolos de los estados del alma. La proposición es el lugar privilegiado donde el
discurso va más allá de sí mismo o más allá de la intención de significar, porque con la
proposición se puede llegar a algo del orden de lo verdadero.
Aristóteles propone el Principio de no contradicción, afirmando que es imposible
que atributos contrarios pertenezcan al mismo sujeto, es imposible que una misma
persona conciba al mismo tiempo que la misma cosa sea o no sea. Allí no podría haber
una contradicción, (acto y potencia).

Bibliografía:

Anders, V. (2019) Diccionario etimológico castellano en línea. Chile. URL:


http://etimologias.dechile.net/

Aristoteles. (1980). Metafísica, por Valentín García Yebra, ed. Trilingüe, Editorial Gredos,
Madrid. España.

Burkert W. (2007). Religión griega, arcaica y clásica. Abada editores, Madrid. España.

Guthríe, W. K. C. (1984). Historia de la filosofía griega I, los primeros presocráticos y los


pitagóricos, Editorial Gredos, Madrid, España.

Heráclito, Fragmentos.

Parménides. (2016). El poema doctrinal de Parménides. Universidad Nacional de Cuyo.


Argentina.

Platón. (1987) Diálogos II, Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Menón, Crátilo. Editorial
Gredos, Madrid, España.

Platón. (1986) Diálogos III, Fedón, Banquete, Fedro. Editorial Gredos, Madrid, España.

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