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1.

INTRODUCCIÓN
El objetivo de esta unidad es acercarte a lo que es la filosofía, ponerte en contacto con
algunos filósofos que iniciaron las teorías de la explicación del ser humano y la
naturaleza, conocer el saber filosófico, qué lo distingue de otras formas de conocimiento,
así como las diversas ramas en las que se divide.

Conocerás la interpretación de maneras distintas de las características que se


consideraron propias de la filosofía, y sus planteamientos, los cuales no suelen inscribirse
en una sola de sus ramas, si no que generalmente tienen implicaciones en varias de ellas.
Notarás que algunas de las teorías de los filósofos siguen estando en auge en nuestros
tiempos.

2. ESTRUCTURA DE CONTENIDOS

Unidad 2: Importancia de la razón presocrática para explicar la realidad física


2.1. Filosofía natural de los Presocráticos.
2.2. Pensamiento de Heráclito (un mundo cambiante).
2.3. Pensamiento de Parménides.

3. DESARROLLO DE CONTENIDOS

2. Importancia de la razón presocrática para explicar la realidad física

Podemos comenzar aclarando que los filósofos llamados Presocráticos son aquellos que
fueron anteriores a Sócrates. Ahora bien, te has preguntado “¿por qué la filosofía surgió
en Grecia?”. Durante varios siglos, se creyó que la respuesta a esta pregunta era simple
y categórica, pues se pensaba que el surgimiento de la filosofía había dependido de las
características particulares que distinguieron a la región griega hace más de dos mil
ochocientos años. Sin embargo, en las últimas décadas los especialistas que estudian el
tema han ofrecido una interpretación diferente al respecto; principalmente porque se ha
discutido que las circunstancias que propician el nacimiento de un conjunto de ideas
relevantes en una civilización, sobre su propia existencia y con un contenido filosófico
son, en realidad, innumerables y no únicas de alguna cultura en específico.

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La filosofía nacida en Grecia resulta fundamental para la visión del mundo que prevalece
en Occidente. Es importante recordar que al igual que en Grecia, otras civilizaciones
previas y con una complejidad parecida (lengua escrita, sistema de gobierno, religión
instituida y estructura económica de satisfacción de bienes consolidada) también fueron
capaces de desarrollar sus propias reflexiones filosóficas. Aquí se estudiará entonces, el
pensamiento filosófico que emergió en Grecia, debido a un entramado cultural, social y
político muy complejo desarrollado a partir del siglo VIII a. C. en esa región específica del
área mediterránea de Europa.

Lo que hace particular a la filosofía nacida en Grecia es que ella constituye el precedente
fundamental para la visión que se tiene sobre el mundo en Occidente. En ese sentido,
puede rastrearse el nacimiento de una tradición filosófica que, tal y como veremos, se ha
bifurcado en numerosas doctrinas en Occidente desde entonces. Esto motivó a algunos
historiadores a poner atención a las circunstancias geográficas que permitieron la
consolidación de distintos conglomerados humanos en Grecia, los cuales, asentados en
una región común y bajo el uso de una misma lengua, configuraron las condiciones
necesarias para que floreciera una cultura tan peculiar que hizo posible la constitución de
numerosas polis.

El registro de los primeros pasos para la confección de esa filosofía es bastante lejano y
aun algo confuso: los historiadores que han estudiado el tema coinciden en identificar un
primer periodo de la filosofía griega en la obra de un conjunto variado de personajes
denominados filósofos presocráticos, que va del siglo VIII a. C. al vi a. C. Se conjetura
que en este periodo hubo un aparato político que representaba a la polis, una religión
politeísta instituida, así como un estado de constante guerra de las ciudades-Estado
griegas con los pueblos vecinos. La carencia de fuentes históricas directas sobre la obra
de los presocráticos, como lo podrían ser manuscritos, es un problema fundamental para
conocer a fondo su pensamiento. Así, lo poco que se sabe acerca de su obra se debe a
la reconstrucción que hicieron filósofos posteriores, como Platón y sus discípulos
Xenócrates, Heráclides de Ponto y Tírtamo o “Teofastro”. Este último, por ejemplo, inició
una labor doxográfica, sobre los filósofos antiguos: Zenón, Heráclito, Demócrito y los
pitagóricos. Fueron entonces estas fuentes secundarias las que permitieron que, en el
siglo XIX, algunos filósofos alemanes restablecieran la importancia de esta etapa
filosófica en la historia de Occidente.

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2.1. Filosofía natural de los Presocráticos

Es bien sabido que los primeros hombres que filosofaron en el mundo antiguo empezaron
a reflexionar acerca de la naturaleza sobre el mundo que los rodea, que se encuentra
fuera del “yo”.

El periodo en el que aparecieron los presocráticos se denomina “cosmológico”,


precisamente por el interés que esos filósofos tuvieron en explicar la naturaleza o el
cosmos. Hoy en día, cuando pensamos en la naturaleza nos referimos al conjunto de
todos los seres que conforman el reino animal, vegetal y mineral y así mismo, al ser
auténtico de las cosas en contraposición con lo convencional o artificial. En este sentido
decimos, por ejemplo, que una persona se comporta con “naturalidad” cuando no está
fingiendo o adoptando posturas ajenas a su verdadera manera de ser.

Se llaman así por haber desarrollado su filosofía con anterioridad a Sócrates, filósofo que
marca un estudio diferente en la filosofía griega (otra razón más para calificarlos con este
nombre).

La principal preocupación de los presocráticos es la naturaleza (fisis) y el principio de las


cosas (arjé); por ello, se considera esta etapa, dentro de la filosofía griega, como la etapa
cosmológica.

La filosofía en este tiempo se desarrolla en las colonias jónicas e itálicas. Colonias


jónicas: situadas en el mar Jónico y Egeo. Son filósofos más empíricos, más apegados a
la experiencia sensible, con caracteres más materiales. Colonias itálicas: situadas en
torno al Adriático y al Tirreno. Son más especulativos, más abstractos.

El término “fisis” tiene fundamentalmente dos acepciones:

Conjunto de seres que pueblan el universo, exceptuando de este conjunto las cosas
producidas por el hombre. En esta acepción la naturaleza viene a coincidir con la totalidad
de las cosas.

También se puede aplicar a clases o a conjuntos de cosas. En este caso, naturaleza


viene a significar lo que las cosas son, lo que antes denominábamos “esencia”, modo de

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ser permanente o constante. La diferencia reside en que mientras la esencia prescinde
de los aspectos variables y cambiantes de las cosas, la naturaleza explica esas
variaciones y cambios. El concepto “naturaleza” tiende un puente entre las oposiciones
vistas: es lo permanente, pero en cuanto explica el cambio, es lo que realmente son las
cosas, pero en cuanto fundamento de lo que parecen ser, es el principio de unidad capaz
de generar la pluralidad.

La filosofía surge como una reflexión sobre la naturaleza.

Preguntar por la naturaleza es preguntar por lo que las cosas son para, a partir de ello,
explicar sus movimientos y procesos.

La pregunta de los filósofos presocráticos es ¿cuál es la naturaleza de las cosas? Que


significa ¿cuál es la ley interna que rige las cosas?

Dato previo: dentro del pensamiento griego no existe la idea de creación (procedente del
judeo -cristianismo) que admite la formación de algo a partir de la nada. Para los griegos
esto es inconcebible, siempre tendrá que haber un principio originario oarjé, a partir del
cual aparecen, se generan, las cosas que componen el mundo.

La pregunta es ¿cuál es el principio de donde provienen todas las cosas?

Principio = Constitutivo Último De Todas Las Cosas.

Los presocráticos pretenden explicar la realidad que existe a partir de algo (principio, arjé)
que se encuentra dentro de las cosas. En esta búsqueda no se han liberado del todo de
los elementos míticos. Se va abandonando la explicación mítica, sustituyéndola por una
racional, aunque no se hace de golpe. Atendiendo a esta búsqueda los filósofos
presocráticos pueden clasificarse en:

Monistas: Hay un único principio que explica todas las cosas.

Pluralistas. Diversidad de principios.

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2.2. Pensamiento de Heráclito (un mundo cambiante)

Filósofo Griego, nacido en 540 – 470 a de N.E. en Éfeso (Asia Menor). Se dice que
Heráclito sentía repugnancia por las celebraciones religiosas del pueblo griego y se le
atribuía un carácter melancólico.

Expresó su filosofía mediante aforismos, es decir, frases breves y de corte doctrinal que
se proponían como reglas o sentencias de una doctrina. Pero los aforismos de Heráclito
tienen características aún más peculiares, pues utilizan metáforas y otras figuras
literarias, que más que formular con claridad una sentencia, insinúan una idea, invitando
al lector a descubrirla y a reflexionar sobre ella. Por eso le llamaban El Oscuro, pues
interpretar sus escritos resulta complicado; lo era incluso para sus contemporáneos. Pero
hay tres postulados que se mantienen constantes:

1. El principio fundamental para la comprensión y el ordenamiento del mundo es el


logos, o razón discursiva.
2. Los sentidos son una fuente primaria de conocimiento, pero no son confiables
porque pueden equivocarse.
3. Lo que el logos nos revela sobre el mundo es que en él las cosas existen, se
manifiestan y se conservan gracias al cambio.

Para Heráclito, el primer carácter esencial que se descubre en la realidad es su constante


y universal mutabilidad. Se trata de un continuo dejar de ser, seguido también de un
continuo llegar a ser. Devenir, logos y oposición son tres conceptos que pueden dar forma
a la posición de Heráclito.

Dos símbolos eran preferidos por Heráclito: el río y el fuego. En el primero hay movimiento
y cambio que perciben los sentidos. En el segundo hay cambio que no es perceptible
sensiblemente. El río simboliza los cambios accidentales, como los de lugar y los
cuantitativos. El fuego representa los cambios sustanciales, es decir, la transformación.
Por esta razón, al fuego lo consideraba Heráclito como la physis o naturaleza del universo
y de las cosas en general. En la doctrina de Heráclito, el logos es la legalidad sustancial
del universo; es lo que viene a dar la racionalidad a los cambios, al movimiento, al devenir;
es la ley interna del devenir universal; es el principio que gobierna las transformaciones
sustanciales de la physis.

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Decía Heráclito que “el universo es fuego (cambio) que se enciende y se apaga según
medidas”. El tercer concepto clave es la oposición o lucha de los contrarios, porque dicha
oposición es la ley que rige el universo. Lucha de los opuestos no significa destrucción;
al contrario, es complementación, es equilibrio y armonía dinámica entre las tensiones
opuestas de los contrarios. Es opinión general que el alumbramiento de la dialéctica se
encuentra en Heráclito.

En el intento de buscar un arje o principio permanente del mundo, llegó a la conclusión


de que ello no es posible, ya que en la naturaleza no existe nada estable; el universo en
su integridad está sometido a un entorno en el que todo fluye, nada permanece. La
realidad semeja un inmerso río en el cual no podemos sumergirnos dos veces pues
nuevas aguas corren tras las nuevas aguas. En este mundo de perpetuos cambios, el
principio lógico de la identidad (toda cosa es idéntica a si misma) parece ponerse en
entredicho, pues si todo cambia, ello significa que en un momento somos algo, pero en
otro ya no somos ese algo. Lo único invariable o permanente es pues, el cambio mismo,
el acontecer de las cosas.

En su filosofía atribuye el origen del mundo la discordia, a la contrariedad, y hace de la


identidad de los contrarios el principio mismo. A nadie se le oculta la influencia tan
marcada que sobre los primeros griegos ejerció la tradición egipcia, y este factor no es
ajeno a este filósofo que conserva la noción egipcia de la divinidad, reuniendo lo absoluto
en ella como la armonía de los contrarios; y aunque renuncia a la idea del dios creador y
de la supervivencia individual, guarda la doctrina según la cual las almas individuales no
son sino parte del alma universal. Expresa: “Este mundo, que es igual para todos, no ha
sido hecho por ningún dios ni por ningún hombre, sino que ha sido siempre, es y será, un
fuego eternamente vivo que se enciende y se apaga según medida”.

El mundo es un eterno fuego que se transforma, siendo el fuego la sustancia primordial,


porque, al ser la menos consistente, es la que más fácilmente se transforma.

La realidad es mudable, cambiante, pues, todo fluye, de ahí su afirmación acerca de


que “nadie se puede bañar dos veces en el mismo río”, porque el agua es distinta, aunque
el río permanece. Lo seco se parece más al fuego que lo húmedo, por tanto, el alma más
apta para el conocimiento, la mejor de todas, es el alma seca, es decir el alma del sabio,
mientras que el alma húmeda es inferior y se asemeja al barro. El fuego de Heráclito, es

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un fuego lleno de logos. Es más próximo a su pensamiento hablar de lo sabio, más que
del sabio o de la sabiduría; lo sabio (sophon) es uno, es siempre y es separado de todas
las cosas. Pero todas las cosas son uno y el noús es común a todos; esto que es común
a todos, el noús, es lo que debemos seguir.

Heráclito distingue entre dos mundos: el del hombre que vela, el vigilante, que sigue lo
común y por tanto llega a lo sabio o eterna unidad; y el del hombre que duerme, que
sueña, que sólo puede llegar a la opinión particular y no al verdadero conocimiento
o sophón, pues en este mundo todo es devenir y cambio. El mundo de la opinión oculta
al sophón y el hombre debe descubrirlo y encontrar la verdad

Los sentidos y la razón

¿A quién creer, a los sentidos o a la razón? Si aceptamos lo que nos dicen los sentidos,
la realidad es dinámica, si aceptamos lo que nos dice la razón, la realidad es estática. He
aquí uno de los más grandes problemas para la naciente filosofía, un problema que llenó
de asombro a los primeros filósofos y que aún hoy día conmueve al pensamiento humano.
Para Heráclito, el problema radica en el concepto que se tenga de ser, es decir, de
realidad. Si se piensa que la realidad puede permanecer idéntica a sí misma, así sea por
un lapso de tiempo supremamente pequeño, entonces habría que admitir, contra el
testimonio de los sentidos, que el cambio es imposible, que la realidad es inmutable e
inmóvil. Pero si se admite que la realidad es puro devenir, puro irse haciendo, entonces,
la contradicción entre sentidos y razón no es más que aparente.

No existe ni lo frío ni lo caliente, dice Heráclito, existe solamente el irse calentado y el irse
enfriando. No existe el ser (estático), existe el devenir (el irse haciendo). Una cualidad no
procede de su contraria, como si hubiera un lapso de tiempo durante el cual permaneciera
dicha cualidad idéntica a sí misma. Habría que decir, más bien, piensa Heráclito, que
toda cualidad coexiste con su contraria, lo frío con lo caliente, lo húmedo con lo seco, lo
joven con lo viejo, la vida con la muerte. ¿No es, acaso, el vivir un ir muriendo? Pero esta
coexistencia no es pacífica, las cualidades luchan entre sí, y de las luchas surgen
conciliaciones que llevan en su seno el germen de nuevas luchas. La realidad es lucha y
armonía de contrarios, continua, sin interrupción.

En síntesis, Heráclito niega la suposición de elementos primordiales constitutivos de la


realidad, como pretende la escuela de Mileto porque se basa en una concepción estática

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del ser. Como el ser no es estático, según Heráclito, sino dinámico, como la realidad no
permanece idéntica a sí misma, no tiene sentido hablar de los elementos constitutivos de
la realidad, ni del problema de hablar de la transformación de unos elementos en otros.
Aunque aparentemente una cualidad surge de su contraria, de acuerdo con el testimonio
de los sentidos, no es así realmente. Las cualidades contrarias coexisten, no
pacíficamente, sino conflictivamente, como en una especie de armonía entre tensiones
opuestas. Todo cambia, todo fluye, nada permanece idéntico a sí mismo. Es decir, no
existe el ser estático, existe el ser dinámico; no existe el ser, existe el devenir. A pesar
de que las cualidades contrarias coexisten, la realidad no es caótica. El devenir, que es
la realidad, se lleva a cabo según una ley suprema, la ley de la lucha y armonía de
contrarios, de manera que los contrarios se concilian y de las cosas más diferentes nace
la más bella armonía. La realidad no se puede pensar estáticamente como han pretendido
los filósofos de la escuela de Mileto, sino dinámicamente: afirmando, negando y
conciliando. Es decir, la realidad se piensa dialécticamente.

2.3. Pensamiento de Parménides

Parménides, quien probablemente fue contemporáneo de Heráclito, también es un


filósofo con un estilo literario especial, pues decidió formular su pensamiento de manera
poética. Sus hipótesis principales con respecto a la naturaleza del conocimiento están
expresadas en un poema escrito en hexámetros y dividido en dos partes, a los que
antecede una introducción o proemio. Al igual que los fragmentos de Heráclito, el poema
de Parménides se compone de metáforas complejas y enigmáticas. Sin embargo,
también podemos destacar algunas ideas clave que te guiarán para realizar la lectura:
1. Parménides distingue dos vías de acceso al conocimiento del mundo, la opinión
(dóxa) y la ciencia (epistéme).
2. El camino de la dóxa es el que sigue la mayoría de los hombres, sin embargo, no es
conveniente mantenerse en él, pues sólo conduce a las apariencias que transmiten
los sentidos y éstas, a menudo, son engañosas.
3. Para llegar a la verdad es preciso tomar el camino de la episteme; para recorrerlo es
preciso usar sólo el pensamiento, el cual finalmente nos mostrará que el fundamento
y la razón de ser de las cosas no es múltiple y cambiante, sino único y permanente.

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Parménides adoptó una posición antitética frente a las afirmaciones de Heráclito. Entre
las soluciones metafísicas al problema de la physis, es la de Parménides la más pura; no
sin razón se consideró no sólo el metafísico de la escuela eleática, sino el primer
metafísico de la filosofía.

Respecto de la physis, él no estaba de acuerdo con que se le concibiera como constituida


por uno o varios elementos especiales (aire, agua, etcétera) ni por la oposición de
contrarios, como pensaron Anaximandro, los pitagóricos y, sobre todo, Heráclito, porque
la physis (la naturaleza) es ser y únicamente ser. Según Parménides, lo único que podía
decirse de las cosas en general, es decir, de lo real, es que es, que es ser. Siendo esto
así, la primera connotación del ser es “que el ser debe ser”. Las explicaciones de
Parménides quieren tan sólo explicar que a toda existencia del ser humano se le plantea
una necesidad de dirigirla. Esta necesidad de dirección es por diferentes circunstancias
un deber ser que todo sujeto adopta. De dichos principios, Parménides dedujo todo su
sistema. Si sólo el ser es, entonces debe caracterizarse como único, increado, inmóvil,
inmutable, continuo, indivisible, finito.

El ser es único; de no serlo, existiría algo que no fuera ser y, como ya quedó asentado,
el no-ser no existe. El ser es continuo e indivisible, pues la no continuidad y la divisibilidad
supondrían la presencia del no-ser entre ser y ser. El ser, por último, es finito. Si el ser
fuera infinito, querría decir que algo le falta, lo cual es inadmisible porque está terminado,
es perfecto. El ser solamente es infinito en el tiempo porque es eterno. El análisis anterior
sobre las características del ser, decía Parménides, se descubre mediante la vía de la
verdad, o de la razón, que es la única vía correcta de investigación.

Parménides escribe entre los años 475 y 490 a.C. un poema en hexaetros que se
conoce con el nombre de la naturaleza. De esta obra se conserva solo el Proemio, casi
toda la primera parte (donde esta lo fundamental de su posición) y muy poco de la
segunda parte. La pérdida o el deterioro de sus obras es un factor que dificulta
especialmente el acceso al pensamiento de muchos filósofos, sobre todo en el caso de
los presocráticos, (Anteriores a Sócrates que vivió entre el año 399 y 469 a.C.) como
Parménides. Para Parménides, conocemos la realidad, sobre todo mediante la razón,
porque la realidad tiene una estructura racional, es decir, se rige por los principios
lógicos (identidad, no contradicción) el poema comienza con la invocación a una diosa,

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a modo de las obras de Homero y Hesiodo, hecho que muestra la relación que el
filosofo conserva con su tradición cultural.

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4. GLOSARIO
Doxografía: Obra dedicada a recoger los puntos de vista y opiniones de filósofos y
científicos del pasado.

Bifurcado: Forma o figura de horquilla con dos puntas.

Devenir: Forma particular de cambio, mutación absoluta o sustancial. Según Heráclito


se trata de un continuo dejar de ser, seguido, también, de un continuo llegar a ser.

Antitética: Oposición o contrariedad de dos juicios o afirmaciones.

Mutabilidad: capacidad para cambiar de aspecto, forma etc.

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