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Escuela clásica

Corriente de pensamiento surgida en el siglo xviii, y que, en materia penal, funda el


derecho de castigar sobre la idea del contrato social y en esta forma le asigna a la pena una
finalidad estrictamente utilitaria. La Escuela Clásica fundamenta el derecho en el derecho
natural. Entiende el criminal como un sujeto que goza de libre albedrío y que por tanto debe
ser responsable de sus actos. El delito es concebido como un ente jurídico, y la pena como
un mal impuesto.

Escuela positiva

La Escuela Positiva penal es una escuela dogmática que sostiene que la conducta del
delincuente viene determinada (por factores biológicos, sociales etc.), por lo que el castigo
estatal se basa en la peligrosidad del autor, y no en la gravedad del hecho. La Escuela
Positiva usa el método inductivo experimental. Para la Escuela Positiva la conducta del
delincuente viene determinada biológica y/o socialmente (entre otros posibles factores,
como más adelante veremos). Consiguientemente, el castigo debe orientarse a proteger a la
sociedad y a educar o inocuizar a todo aquel que sea diferente. La pena no se basa en la
gravedad del hecho cometido, sino en la peligrosidad del sujeto, factor que también
determinará la extensión e intensión de la pena.

Escuela ecléctica

Esta escuela tiene su fundamento teórico basado en el contrato social, no es una escuela en
sí, sino la reunión de varias escuelas dentro de esta corriente. Propuso también “sustitutos
penales” para hacer desaparecer las causas que originan la delincuencia y con ello el delito.

Escuela sociológica

Para estos pensadores no es el delito ni elaboración de derecho, ni de hecho, ni un


fenómeno determinado por causas sociales. El delito es efecto de factores endogenos y
exógenos que influyen en la personalidad del individuo. Predicadores de esta escuela
fueron: Montero, Vilvela y Roeder.

Escuela técnica-juridica

La Escuela técnico-jurídica elimina del Derecho Penal toda la investigación de carácter fil

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