Está en la página 1de 5

Jornada Pública “Tenemos que hablar de Infancias y Adolescencias”

Buenas tardes! Bienvenidos/as/es a este encuentro que llamamos Jornada


Pública. Vamos a historizar el proceso por cual hoy nos encuentra unidos y por el
cual venimos trabajando múltiples instituciones, activistas, sindicatos y
organizaciones sociales vinculadas a las Infancias y Adolescencias en la diversidad
de campos disciplinares por donde transitamos nuestras prácticas.

El año pasado el Colegio de psicólogas y psicólogos realizó un plenario de


trabajadore/as en el campo de las Infancias y Adolescencias. Es así que de las
conclusiones del plenario surgen algunas líneas que nos llevan a seguir
profundizando los encuentros colectivos y transformar ese escrito en una
herramienta diagnóstica como intento de salirnos de la “queja”. Tenemos
potencialidad para saltar de la queja a una transformación.

Del diagnóstico de aquél plenario realizamos colectivamente una lectura


necesaria de los territorios donde trabajamos. De las condiciones de las
poblaciones y de los equipos se visibiliza un progresivo y paulatino vaciamiento de
las instituciones tanto comunitarias como estatales (vaciamiento que tiene que ver
no sólo con la ausencia de espacios comunitarios sino con la pérdida de
direccionalidad en el hacer de esos espacios) y un arrasamiento de los equipos e
instituciones, con movimientos de resistencia que pueden habilitar a la conformación
de nuevos colectivos que intenten construir pensamiento crítico en torno a las
prácticas (Silvia Grande, 2012).

En diciembre de 2022 el actual gobernador sanciona el Decreto N° 2737/22,


Reglamentario de la ley N°12967, vinculado a la toma de medidas excepcionales
discriminando de las mismas a las niñeces y adolescencias con padecimientos
subjetivos, derivando a la Dirección de Salud Mental dichas intervenciones.
Visibilizamos a través de múltiples acciones entre ellas las que manifiestan
trabajadores de salud pública dificultades en las articulaciones de dichas
coordinaciones.

A partir del mencionado decreto nos interpela alojar la discusión y dar el


debate. Convocamos desde nuestro colegio a una mesa de trabajo, diálogo y
reflexión que nos permita problematizar con otros.
Este proceso de trabajo y de jornada implica para nosotres superar e
interrumpir la fragmentación implantada por las políticas neoliberales. Se requiere
de la construcción de un entramado intersectorial y este es un proceso que a su vez
requiere de múltiples estrategias entre ellas, superar el derivacionismo como
abordaje de las situaciones, disputando el sentido de la articulación entre
instituciones, organizaciones sociales, incluyendo activamente la participación de las
familias, de los chicos y las chicas en esos procesos.

Las infancias y adolescencias tienen que ser la agenda de un engranaje entre


la salud mental, la cultura y los derechos humanos (Ulloa, 2011).

Son las niñeces y adolescencias las más desprotegidas en el momento


preciso en que deben hacer la experiencia del cuidado del otro para crecer. No hay
tiempo futuro sin esa experiencia. La infancia es el primer territorio (Ana Berezin,
2023).

Cuando hablamos de situaciones de extrema vulnerabilidad nos referimos a


niñeces y adolescentes en grave riesgo físico y psíquico por estar expuestos a
violencia, abandono, abuso, situación de calle, consumo, prostitución, ingresados
en circuitos delictivos instrumentados por adultos. Frente a esto se intenta
establecer lazos con ellos y con sus adultos referentes e iniciar un trabajo de
acompañamiento, que muchas veces tiene el carácter de un apuntalamiento ya que
se trata de adultos fragilizados en su estructura subjetiva y desvinculados ellos
mismos de una trama que les posibilite cumplir su función de cuidado hacia los
niños y en ocasiones no aparecen otros significativos a quien recurrir (Aportes del
documento Red Oeste, 2011).

Nos preguntamos ¿Cómo una política pública puede producir experiencia?


¿Qué escenarios debe crear para que sea posible? (Silvia Grande, 2012)

Estas jornadas se enmarcan el tránsito de los 40 años de democracia, y


queríamos recordar un periodo muy importante de nuestro país donde se disputó el
sentido de patria. La patria es el otro. Es la apuesta al semejante. En esos períodos
que fueron del 2003 al 2015 se sancionaron gran cantidad de leyes impulsadas por
los colectivos de luchas y vinculadas a marcos regulatorios para que los sujetos
puedan experimentar el ejercicio de sus derechos. Leyes que implican una posición
en el paradigma de los derechos humanos. Es así que en el año 2010 se sanciona
la Ley Nacional de Salud Mental N°26657 teniendo como premisa los cuidados en la
salud mental comunitaria. Esto marca un giro en los tratamientos del padecimiento
subjetivo. La salud mental se construye en el entramado comunitario con otros
actores institucionales generando las condiciones de la intersectorialidad y la
interdisciplina. Por eso es tan importante generar entramados con otros espacios y
encontrarse aún en las diferencias.

En materia de infancias y salud mental a nivel local y regional sabemos que


los programas de salud mental son insuficientes para responder a las complejas
problemáticas actuales de padecimiento psíquico de los niños y las niñas. En este
sentido, desde nuestro Colegio y en articulación con múltiples espacios tenemos
una agenda que es la de las infancias y las adolescencias, que se va conformando
desde el primer plenario de trabajadores y trabajadoras que realizamos el año
pasado, sabiendo que somos parte de una acumulación intergeneracional que ha
puesto en el centro de preocupación a las problemáticas de cómo ir construyendo
las condiciones de las infancias y las condiciones de nuestras prácticas como
trabajadore/as. Nos lleva a la escritura del documento la gran preocupación de
niñeces y adolescencias sin lugares dignos de alojamiento, quedando los hospitales
como lugares únicos para vivir. Asimismo, los escasos espacios de crianza para el
acompañamiento de las familias.
En este sentido pensamos que la salud mental no se circunscribe a la
dimensión psicopatológica. Es importante dicho señalamiento ya que de este modo
es posible trabajar desde perspectivas cuidadosas que inscriban sus prácticas no
ligadas a la medicalización y los diagnósticos apresurados de la infancia. Siguiendo
la mirada de Ulloa y su experiencia en la numerosidad social, es de destacar que las
prácticas en salud mental deben fundamentarse en el paradigma de salud mental
comunitaria. El respeto y la dignidad son dos ejes del cuidado en salud mental.
Desde esta perspectiva, el sujeto debe ser considerado en su territorio y en su
contexto sociocultural (Galende, 2015)
Cuando analizamos la necesidad de plantear dispositivos en espacios
comunitarios o en instituciones los pensamos no sólo desde los objetivos más
recortados: incluir adolescentes en un centro de salud, plantear la producción de
objetos como valor, la creación como posible, el juego como operatoria de infancia;
sino que estamos al mismo tiempo pensando en cómo producir procesos de filiación
y cómo facilitar espacios en donde una experiencia cultural sea posible (Silvia
Grande, 2012).

Hablamos muchas veces de espacios de alojamiento, porque precisamente


venimos caracterizando las formas del desamparo en la niñez desde una intemperie
dada por la ausencia de condiciones para una inscripción social para que la
experiencia cultural se produzca.

En la medida en que los problemas sociales que interesan a la comunidad


adquieren relevancia pública, se transforman en problemas políticos. Venimos
diciendo en este sentido, desde distintos espacios colectivos, la infancia es una
decisión política y esto implica una disputa entre actores y la posibilidad de que
desde alguno de los actores ingresen las voces de las niñeces (Silvia Grande,
2012).

¿Cómo producir algunas respuestas y acciones que permitan algún


acercamiento a leer las necesidades de las niñeces y adolescencias?

Podríamos decir que la responsabilidad nos humaniza, pero no sólo


individualmente sino como sociedad. No caer en la indiferencia indolente y
silenciosa de las otras violencias invisibilizadas (pobreza, hambre, sometimiento). El
conformismo, es cómplice de las violencias.

¿Qué aportes hacemos para los cambios socio-culturales que proponemos?


Problematizar es uno de esos aportes y la legitimidad de este encuentro nos la da lo
que hacemos y lo que somos, apostemos a la esperanza (Iris Valles, 2023).

“¿Cómo cuidarnos en estos procesos sin desgastarnos? ¿Cómo metabolizar


lo que vamos abordando? ¿Cómo mirar y diferenciar lo posible? La apuesta es no
deshumanizarnos, no contagiarnos de la desesperanza, con la idea de producir
procesos de reparación sin perder la ternura” (Natalia Palma, tesis 2023).

Natalia Palma-Presidenta del Colegio de Psicólogas y Psicólogos 2da.


Circunscripción-10 de octubre de 2023

También podría gustarte