Está en la página 1de 9

XV Jornadas Nacionales de Debate

Interdisciplinario en Salud y Población: “Escenarios para la pospandemia: nuevas


subjetividades, cuidados y políticas en salud”.

Mesa 7. Discapacidad desde una perspectiva crítica e interseccional: salud, identidades


y demandas sociales.

El acompañamiento como acto político de transformación: Primeras experiencias en la


conformación de un dispositivo de acompañamiento en Sexualidades.

Nicolás Serruya (nicolasserruya@gmail.com) – UADER-FHAYCS / Centro de día Freyre


María Sol Jacquet (mariasolj8@gmail.com) – UNL- E.S.S. / Centro de día Freyre

En el presente trabajo se pretende compartir los recorridos, experiencias y obstáculos


que acontecieron en la conformación de un Equipo de Acompañamiento en Sexualidades
(E.A.Ss.) dentro de un centro de día privado de la ciudad de Santa Fe donde asisten jóvenes
y adultos con discapacidad intelectual.
A finales del año 2019 comienza a pensarse este proyecto, integrado en un inicio por
una psicóloga, un psicólogo y una terapista ocupacional, a partir de diversas situaciones
cotidianas vividas por las personas que asisten a la institución. En dichas situaciones se
visibilizaba la vulneración de derechos, principalmente sexuales (reproductivos y no
reproductivos), de las personas con discapacidad y la falta de un espacio que pueda albergar
las diversas demandas que se generaban, tanto de usuarios como de trabajadores. En el
pensar y acompañar procesos de salud, vida cotidiana y promoción de derechos, es que se
inscribe la necesidad de formación de un equipo institucional que pueda profundizar en el
acompañamiento a los jóvenes en la asunción y práctica de su sexualidad.
La idea con la cual comienza a pensarse el equipo parte de la premisa ética con la que
el Ministerio de Salud Nacional (2010) define a las consejerías en salud sexual y reproductiva
en los centros de salud como un modelo de atención que tiene como función principal
fortalecer la autonomía de las personas, a través del encuentro con profesionales, para que
puedan tomar decisiones sobre su propia salud sexual y reproductiva. Se apoya en la idea de
que con información adecuada los sujetos son capaces de tomar sus decisiones acerca del
ejercicio de su sexualidad y el cuidado de su cuerpo
Partiendo de estas concepciones es que se comienza a pensar la forma de llevar a
cabo la implementación de un equipo con similares funciones que puedan acoplarse al
funcionamiento institucional de un centro de día con sus avatares y características propias.
Sin embargo, en pleno proceso de construcción y nacimiento irrumpe
intempestivamente en nuestras cotidianidades la pandemia de COVID-19 con su consecuente
aislamiento social, preventivo y obligatorio. Esto generó en un primer momento un
detenimiento del proyecto debido a la imposibilidad de encontrarse. Al extenderse los periodos
de aislamiento -tanto entre integrantes del equipo como con los usuarios del centro de día- se
hizo necesario pensar nuevas formas de comunicarse y vincularse que posibilitarán continuar
trabajando. Con las dificultades lógicas del distanciamiento se pudo comenzar a construir
algunos cimientos que harían a la conformación del equipo y se pudo extender las primeras
líneas de acción e intervención a jóvenes y familias de la institución, incluyendo la
presentación del proyecto de forma virtual.
En la medida que se retorna paulatinamente a la presencialidad bajo la modalidad de
burbuja y distanciamiento el encuentro entre nosotros y con otros posibilita terminar de dar
forma a las bases -teóricas- del proyecto del equipo y ampliar nuestras intervenciones.
En medio de este crecimiento se produce la partida de la psicóloga lo que conllevo la
necesidad de repensarnos como equipo.

¿Qué es el E.A.Ss.?
Es en esta reorganización que surge la posibilidad de pensar este espacio como un
dispositivo institucional que habilite líneas de visibilidad y enunciación en relación a la
sexualidad y la discapacidad que suelen estar ocultas y/o negadas por otros mecanismos de
poder.
Pensamos la conceptualización de dispositivo como lo pensó Ana Maria Fernández
(2007):

Puede usarse en su estricta acepción foucaultiana refiriéndose a los dispositivos


sociohistóricos y/o institucionales “ya dados” en lo social. Pero también se usa para
referirse a artificios tecnológicos diseñados por nosotros en las intervenciones
institucionales y/o comunitarias. En estos casos el dispositivo es pensado como una
máquina que dispone a…, que crea condiciones de posibilidad, que provoca o pone
en visibilidad y eventualmente en enunciabilidad latencias grupales, institucionales y/o
comunitarias. (Fernández, 2007, p. 115)

El E.A.Ss. desde su complejidad busca echar raíces, no como un espacio institucional


aislado, sino como un dispositivo alternativo de producción de subjetividad que involucra a
todos los actores de la institución de forma transversal. Surge como forma de dar respuesta a
otros dispositivos de poder y buscar modificar un aspecto de la realidad cotidiana en que se
inserta. El presente equipo hace base en el entrecruzamiento que genera la interseccionalidad
de discapacidad y sexualidad, sin dejar de lado que por la misma atraviesan muchas otras
que dependen de la singularidad del caso a caso. Observamos en nuestra práctica que esta
interseccionalidad oscila entre ser negada o ser tratada como un campo problemático a
resolver, en el mejor de los casos tal vez como un lugar a trabajar desde una lógica médica-
biologicista prevencionista que hace foco en los riesgos de la sexualidad. Numerosos son los
discursos de familias, profesionales e instituciones que ponen la mirada en la sexualidad de
las personas con discapacidad como si estas fueran niños eternos, ángeles asexuados o
posibles depravados sexuales. Muchas otras veces detrás de enunciados “progresistas” se
esconden acciones que responden más a un “como si”, que lejos están de lo que se enuncia
y solo reproducen viejas prácticas. Por eso como equipo pensamos en la necesidad de
instaurar un dispositivo diferente que permita la reflexión, que promueva el derecho a vivir la
sexualidad de forma libre y singular, que también reivindique el placer, que brinde un espacio
que sea de confianza y al mismo tiempo no solo transmita información, sino que dé lugar al
vacío para que surja la palabra del sujeto. Es decir, un dispositivo que acompañe a las
personas con discapacidad a poder pensarse o preguntarse en su sexualidad y construirla en
acto desde un enfoque de libertad y deseo.
Bajo esta premisa es que pensamos los objetivos del Equipo de Acompañamiento en
Sexualidades, los cuales están regidos por cuatro principios: autonomía personal, igualdad,
diversidad y salud integral. Si bien consideramos importante poder proyectar objetivos a largo
plazo, también creímos necesario estipular algunos a corto plazo ya que nuestro trabajo es
junto a sujetos, cuyo derecho al acceso a su sexualidad se encuentra vulnerado histórica y
cotidianamente.
Uno de los objetivos generales del equipo es acompañar de forma integral en la
construcción de las identidades sexuales y proyectos de vida sin sesgos ni prejuicios. Para
eso consideramos necesario facilitar/impulsar el empoderamiento para que las personas
desarrollen una vida sexual saludable y libre, promoviendo el acceso y ejercicio a sus
derechos sexuales reproductivos y no reproductivos.
Para poder alcanzar lo anteriormente mencionado también fue necesario establecer
objetivos específicos como: brindar la posibilidad de conocer y ejercer los derechos sexuales;
brindar información adecuada, oportuna, pertinente y accesible; brindar herramientas para
reconocer y evitar formas de abuso y violencia; incorporar la educación sexual integral como
una temática que atraviese las intervenciones y propuestas institucionales; promover actitudes
de cuidado en la sexualidad (salud general, salud sexual y reproductiva, vínculos con otros);
procurar y promover igualdad de trato y oportunidades, cuestionando y deconstruyendo roles
y estereotipos de género; promover el respeto por la diversidad; potenciar la participación
social e involucración de los diferentes sectores.
Siguiendo por esta línea es que consideramos importante poder trabajar desde
estrategias que promuevan pequeños cambios que puedan impactar en el día a día de cada
sujeto. Por un lado, hacia dentro de la institución, la puesta en marcha de dispositivos grupales
para: concurrentes, familias y trabajadores que fomenten la reflexión y debate en diversas
temáticas; así como también alojar las demandas respecto a la sexualidad que puedan surgir
de los jóvenes otorgando espacios individualizados, en un ambiente de privacidad y confianza,
con garantía de confidencialidad, brindando información precisa, pertinente, actualizada y
accesible sobre la sexualidad en su conjunto. Es importante aclarar que la modalidad de
trabajo del equipo no se piensa de manera indicativa, sino desde el acompañamiento que
pueda promover la toma de decisiones autónomas por parte de los sujetos.
Además del trabajo en la institución, consideramos que tanto la sexualidad como el
trabajo con personas con discapacidad no es una cuestión meramente individual o que atañe
únicamente al trabajo intrainstitucional, sino que hace necesario considerar abordajes
transversales que articulen tanto con las familias como con la comunidad en general. De esta
manera pensamos que las funciones del equipo debían incluir acciones como: generar
campañas y dinámicas de concientización y visibilización social; el trabajo con otras
instituciones (tanto con aquellas que trabajan con personas con discapacidad como aquellas
que comúnmente están vistas como por fuera de este circuito); así como también abrir canales
de comunicación para las familias, con el objetivo de acompañar y alojar aquellas consultas y
dudas que puedan ir surgiendo.
Al pensar un equipo que acompañe en sexualidades nos pareció necesario también
esclarecer, tanto a nosotros mismos como los demás actores involucrados (profesionales,
familias), algunos posicionamientos éticos en cuanto a las intervenciones.
En primer lugar, consideramos que los abordajes solo se darán bajo demanda de los
sujetos que se encuentran atravesados por una problemática, dudas o situación que los
interpele. Es por esto que el dispositivo no está pensado para actuar sin el consentimiento o
conocimiento de la persona involucrada, tampoco respondiendo a prejuicios familiares o de
los trabajadores sobre la sexualidad del joven. Por lo tanto, al momento de pensar un espacio
de acompañamiento en sexualidades se hace necesario entender que este debe estar regido
por un estricto principio de confidencialidad que brinde confianza a aquellos que se acercan a
consultar. Es por esto que resaltamos que no se brindara información que el joven no desee
compartir con su familia u otros profesionales/trabajadores.
Como venimos mencionando, se propone poder acompañar de forma integral a los
jóvenes con discapacidad de la institución en la construcción de sus identidades sexuales
libremente brindando información, oportuna, adecuada, pertinente y accesible, por esa razón
dentro de los principios éticos que lo rigen es que también consideramos importante
puntualizar desde un principio que no se abordarían situaciones conflictivas en relación a la
sexualidad desde un enfoque punitivo o represivo o se impondrían a los concurrentes
concepciones propias con respecto a la sexualidad de otros.
Como una forma de sistematizar el trabajo es que se establecieron tres pilares de
trabajo, los cuales aquí se presentan por separado para una mejor exposición, pero en la
realidad forman parte de un trabajo transversal donde sus límites se confunden
constantemente. Estos son: el trabajo con los jóvenes y adultos que concurren a la institución;
el trabajo con las familias; y el trabajo con y junto a los trabajadores del centro de día.
En primer lugar, creemos importante poder detenernos en el trabajo con los jóvenes
en situación de discapacidad que acuden a la institución. Para comenzar a pensar la acción
de acompañar es necesario superar la idea de sexualidad como necesidad de descarga
(biológica y de impulsos), o como solo sexo y a partir de allí poder visualizar que va más allá
y se enquista directamente en el deseo, cuerpo y placer de los sujetos. Entender a su vez,
que la misma no es solo una cuestión individual, sino que se ve atravesada internacionalmente
por el marco sociopolítico económico y cultural en el que estamos inmersos. Fue necesario
poder ubicar estas cuestiones para trabajar desde dicho punto de partida, contextualizando y
cuestionando prácticas e ideas que tenemos naturalizadas. Entonces, podemos preguntarnos:
¿qué entendemos por acompañar? Pensamos el acompañamiento en sexualidad como un
acto político, trabajar brindando atención personalizada en un ambiente de privacidad, respeto
y confidencialidad. Es un acompañamiento singular que se da a través de la demanda de los
sujetos, brindando un espacio de encuentro con una escucha libre de prejuicios donde se dé
información pertinente que promueva la toma de decisiones por parte del sujeto. Si bien se
piensa el trabajo bajo demanda, consideramos que esto no consiste en “sentarse a esperar”
que los jóvenes se acerquen con un problema y/o duda, sino que la responsabilidad de
acompañar incluye poder generar escenarios que posibiliten la promoción de derechos. Las
intervenciones no pueden reducirse a temas considerados “urgentes” o “sintomáticos” por
otras personas, sino que deben pensarse como acciones que atraviesen la cotidianeidad de
todos.
Es por esto que, además de los espacios individuales de acompañamiento, también
consideramos como función del equipo pensar espacios de encuentro y formación grupal, ya
sea desde talleres, charlas informativas, salidas educativas; que favorezcan el
empoderamiento en derechos sexuales reproductivos y no reproductivos. Promocionando
espacios con dinámicas participativas que puedan movilizar sensaciones, facilitar el debate,
abrir interrogantes, promover la reflexión de temáticas vinculadas a la sexualidad (violencia
de género, estereotipos, diversidad sexual, diversidad corporal, vínculos y afectividad,
corporalidad, entre otras). Es en este en este pensar espacios grupales que promuevan lo
mencionado se materializan los “Espacio de mujeres” y “Espacio de masculinidades” dentro
de la oferta de propuestas institucionales.
Es imposible pensar la sexualidad de los sujetos como algo aislado e individual. Si
bien su práctica es singular y propia, estamos rodeados por otros junto a los cuales vivimos
día a día nuestra sexualidad. Es allí donde ocupa un papel preponderante la familia, el núcleo
familiar. Este rol podría decirse que es crucial en la vivencia de la sexualidad de cualquier
persona, pero se destaca aún más en el trabajo con jóvenes en situación de discapacidad. Es
menester entender que la totalidad de los jóvenes/adultos que asisten a la institución aún
conviven con alguien de su familia, en la mayoría de los casos con su núcleo familiar de
padres, madres y/o hermanos; o en otros con algún familiar más lejano tíos/tías,
sobrinos/sobrinas, abuelos/abuelas.
Esta situación de no emancipación hace que la familia ocupe un par papel central en
la vida de las personas con discapacidad, ya que comparten su cotidianidad y poseen un
papel de cuidado (que muchas veces deriva en un papel de control) en varios aspectos,
incluyendo aquellos relacionados a la sexualidad y la vincularidad.
Siguiendo lo anteriormente mencionado, es impensable pensar en el trabajo del equipo
sin las familias. Es imprescindible revalorizar toda la experiencia y el papel que ellas han
desempeñado. El espacio de acompañamiento para las familias se piensa como lugar que
esté libre de concepciones morales, pero también de recriminaciones éticas que permita poder
alojar las preguntas e inquietudes (y falsas creencias a veces) con respecto a su familiar y su
sexualidad. Posee las mismas reglas que para el acompañamiento a los jóvenes: escucha
desprejuiciada, confidencialidad, acceso a información adecuada, privacidad. Este espacio de
acompañamiento sostiene el imperativo ético de respetar la confidencialidad de lo dialogado
con los jóvenes.
Creemos importante también, poder abordar el trabajo con las familias desde espacios
grupales que permitan el intercambio, el debate y el encuentro entre ellas principalmente.
Promoviendo que quienes participen puedan hablar libremente sobre sexualidad para aclarar
dudas, derribar prejuicios, construir colectivamente, debatir, consensuar.
Podemos decir que todas las personas venimos con una impronta personal-socio-
cultural respecto a la sexualidad, por lo tanto, consideramos que para trabajar con la
educación sexual es necesario como primera instancia revisar nuestra propia historia,
reparando en nuestras acciones y omisiones, en nuestras posibilidades y limitaciones. Es por
esto que, es fundamental poder generar espacios de formación y debate para el equipo
institucional, respecto a la temática y su complejidad donde sean momentos para intercambiar
abordajes y consensuar intervenciones. Dichos encuentros ponen en diálogo y circulación los
propios prejuicios, miedos y tabúes respecto a la sexualidad, y la manera en que estos influyen
en nuestra práctica cotidiana.
¿DONDE ESTAMOS? ¿DONDE VAMOS?
Actualmente podemos decir que el Equipo de Acompañamiento en Sexualidades
cuenta con las bases teóricas, conceptuales y éticas desde donde apoyarse en su práctica
cotidiana. Como se ha mencionado con anterioridad, consideramos importante la instauración
de un espacio físico y temporal institucional que permita a los jóvenes tener un lugar para
referenciarse, así como también brinda un soporte de visibilización del dispositivo
promoviendo la instauración del mismo en la dinámica institucional. Entendemos que las
instituciones tienen un ordenamiento particular, una disposición de tiempo y espacio que va
configurando permisos y prohibiciones, por eso más allá de las intenciones aún no ha logrado
definirse un día y horario fijo donde el dispositivo abra sus puertas a la comunidad institucional
como un espacio oficializado dentro de la rutina. Podemos mencionar como algunas posibles
razones que los integrantes del equipo ocupan además otros roles dentro de la institución, las
diversas funciones de cada puesto de trabajo, la necesidad de respuesta a las demandas
inmediatas tanto de la institución como de los jóvenes y las familias, los pedidos burocráticos
de las obras sociales.
Esto no significa que el dispositivo no esté en funcionamiento. Hoy en día donde se
evidencia el accionar del dispositivo y donde toma forma es, por un lado, en los
acompañamientos individuales, y por otro en la realización de los talleres grupales del
‘’Espacio de Masculinidades’’ y ‘‘Espacio de Mujeres’’. Los mismos son encuentros semanales
que se realizan los días martes y a los cuales concurren un grupo fijo de jóvenes y adultos de
la institución. Esto último promueve y habilita a la construcción de una grupalidad, condición
necesaria para generar un espacio de confianza donde pueda ponerse en circulación la
palabra. La dinámica de los mismos es pensada desde propuestas lúdicas que invitan a poner
en juego el cuerpo y poder reflexionar al mismo tiempo. Ambos espacios son pensados,
planificados y llevados a cabo en conjunto, sin embargo, en determinados momentos
consideramos necesarios que dichos encuentros se realicen de forma separada según el
género autopercibido. Esto es debido a que comprobamos que por un lado hay cierta
apropiación del espacio de cada uno o una a partir de su denominación y además hay
momentos del debate donde la identificación grupal por cuestiones de género habilita ciertas
construcciones que luego pueden ser volcadas o dialogadas en conjunto en un encuentro
mixto o intergénero. Hasta el momento todos los participantes de los espacios se identifican
bajo la denominación de varón o mujer sin embargo se deja abierta la posibilidad a que al
momento en que estas categorías no alojen la identidad de género percibida de algún
participante las mismas podrán ser repensadas.
La temática general de los talleres busca abordar la sexualidad en toda su riqueza y
complejidad, apoyándose en los cinco ejes de la Educación Sexual Integral: reconocer la
perspectiva de género; respetar la diversidad; valorar la afectividad; ejercer nuestros
derechos; y cuidar el cuerpo.
Estos talleres no apuntan solo a transmitir conocimiento o información pertinente, sino
también poder problematizar colectivamente una cultura arraigada en nuestras formas de ver,
ser y estar en el mundo. Es allí donde se pone en juego la palabra, el diálogo y la reflexión y
que luego pueden permitir la subjetivación y apropiación singular, habilitando el surgimiento
de dudas e inquietudes individuales que puedan expresarse y alojarse después en un espacio
individual de acompañamiento.
Por último, y no menos importante, dentro de las intervenciones que se encuentra
haciendo el equipo creemos conveniente mencionar que como primer acercamiento a las
familias durante este año se envió a las mismas una presentación del equipo con algunos
lineamientos sobre cómo se piensa el trabajo y los acompañamientos, quedando a disposición
de aquellas que quieran acercarse. Además, se envió adjunto a esto una breve encuesta
anónima para que puedan responder los interesados sobre qué entienden por sexualidad, su
interés por participar o no en futuros talleres y qué temáticas les parecen importantes abordar.
Dichas respuestas fueron sistematizadas y serán utilizadas como disparador para el primer
encuentro que se está planificando.

CONCLUSIONES
Luego de observar el camino recorrido, podemos decir que desde que comenzamos
el dispositivo ha atravesado varias dificultades, entre ellas una pandemia global. Sin embargo,
más allá de estos acontecimientos y de que aún queda camino por recorrer, actualmente el
Equipo de Acompañamiento en Sexualidades se encuentra funcionando, entendiéndolo como
una máquina o un lugar que produce nuevas subjetivaciones. Como todo dispositivo debe
estar en constante cambio y movimiento, a fin de evitar las cristalizaciones y estancamientos,
por lo que creemos fundamental continuar en este trabajo de repensarnos y re-preguntarnos
constantemente.
Entonces, ¿por qué la necesidad de estos espacios en jóvenes y adultos con
discapacidad? porque permite abordar qué sabemos; qué quisimos saber y nadie nos contó;
qué no sabemos; qué nos pasa, o nos pasó, o no supimos, por qué; identificar aquellas
violencias cotidianas que generalmente tenemos naturalizadas. Porque son espacios de
construcción colectiva sobre temáticas que han sido negadas y ocultadas. Porque la
posibilidad de ejercer una sexualidad libre y desde la singularidad de cada uno es un derecho,
y por lo tanto como trabajadores del campo de la salud en discapacidad, es un imperativo
ético defender y promover el mismo.
Habilitar estos nuevos lugares, discursos, debates, reflexiones, inquietudes y
preguntas supone una transformación sobre la cotidianeidad que nos rodea y al hacerlo
operamos sobre la realidad. Entendiendo desde un lugar amplio la idea de política, como
aquellas acciones emprendidas con la intención de modificar o transformar en pos de mejorar
la vida cotidiana de los sujetos con los que se trabaja, el acompañamiento en sexualidades
de personas con discapacidad es claramente un acto político.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

-Fernández, A.M. (2007). Las lógicas colectivas. Imaginarios, cuerpos y multiplicidades. Ed.
Biblos.

-Ministerio de Salud de la Nación (2018). Consejerías en salud sexual y salud reproductiva.


Propuesta de diseño, organización e implementación. Documento de trabajo (3º ed.)
https://bancos.salud.gob.ar/recurso/consejerias-en-salud-sexual-y-reproductiva

También podría gustarte