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Patologías

Quistes mamarios
Los quistes del parénquima mamario son cavidades llenas de líquido y revestidas por
epitelio cuyo tamaño oscila entre microscópicos y grandes masas palpables que
contengan 20-30 ml de líquido. Como mínimo, en 1 de cada 14 mujeres se desarrolla un
quiste palpable, y el 50% de los quistes son múltiples o recidivantes. No se conoce bien
la patogenia de la formación de quistes, no obstante, los quistes parecen surgir de la
destrucción y la dilatación de lobulillos y conductillos terminales. Los estudios
microscópicos han mostrado que la fibrosis dentro de un lobulillo o en su proximidad,
combinada con una secreción continuada, provoca el desdoblamiento del lobulillo y la
expansión de una cavidad revestida por epitelio que contiene líquido.
Los quistes se ven afectados por las hormonas ováricas, hecho que explica su variación
según el ciclo menstrual. La mayoría de los quistes se produce en mujeres mayores de 35
años; la incidencia aumenta continuamente hasta la menopausia, y a partir de entonces se
reduce enormemente. La formación de quistes nuevos en mujeres de edad avanzada suele
asociarse con THS exógeno.
Para confirmar que una masa palpable es un quiste, se utiliza la aspiración directa o la
ecografía. El líquido del quiste puede ser de color pajizo, turbio o verde oscuro, y en
ocasiones contiene desechos. Dado el bajo riesgo de malignidad dentro de un quiste, si
este parece ser un quiste simple, sin alteraciones internas y con bordes lisos, no es
necesario realizar una aspiración. Si la masa es compleja, puede ser necesario aspirar. Si
el quiste se resuelve después de aspirar y el contenido del quiste no es manifiestamente
hemático, no es necesario enviar el líquido para un análisis citológico. Si el quiste
reaparece varias veces (más de dos ya es una regla razonable), debe realizarse una biopsia
con aguja gruesa para valorar cualquier elemento sólido. Toda la estructura quística puede
extraerse por vía percutánea con un dispositivo de aguja gruesa con aspiración. La
extirpación quirúrgica de un quiste no suele estar indicada, pero puede ser necesaria si el
quiste reaparece varias veces o si la biopsia con aguja revela hallazgos de atipia, extirpa
la masa de forma incompleta o si el quiste es grande y doloroso para la paciente.
Fibroadenomas y otros tumores benignos
Los fibroadenomas son tumores sólidos benignos compuestos por elementos epiteliales y
estromales. El fibroadenoma es el segundo tumor más frecuente en la mama (después del
carcinoma) y es el más prevalente en mujeres menores de 30 años. A diferencia de los
quistes, los fibroadenomas aparecen con más frecuencia al final de la segunda década y
en los primeros años de vida fértil. Los fibroadenomas casi nunca se presentan como
masas nuevas en mujeres mayores de 40 o 45 años. Clínicamente, aparecen como masas
firmes sencillas de mover y pueden aumentar de tamaño a lo largo de unos meses y
aumentar y disminuir con el ciclo menstrual. Se deslizan fácilmente bajo los dedos del
examinador y pueden ser lobulados o de contorno liso. En la escisión, los fibroadenomas
son masas bien encapsuladas que es posible separar sin problemas del tejido mamario
circundante. La mamografía no ayuda mucho a distinguir entre quistes y fibroadenomas,
pero la ecografía sí es capaz de diferenciarlos fácilmente porque cada uno de ellos tiene
unas características específicas.
Se distinguen dos tipos de fibroadenoma. Fibroadenoma gigante es un término descriptivo
aplicado a fibroadenomas que alcanzan un tamaño inusualmente grande (habitualmente
> 5 cm). El término fibroadenoma juvenil significa fibroadenomas grandes ocasionales
que se producen en adolescentes y al inicio de la edad adulta, e his- tológicamente es más
celular que el fibroadenoma habitual. Aunque estas lesiones pueden mostrar un
crecimiento notablemente rápido, la escisión quirúrgica es curativa.
Cicatrices radiales
Las cicatrices radiales pertenecen a un grupo de anomalías denominadas lesiones
esclerosantes complejas. Pueden parecer similares a los carcinomas en la mamografía
porque producen espiculaciones irregulares en el estroma circundante. Estas lesiones
contienen microquistes, hiperplasia epitelial, adenosis y un componente prominente de
esclerosis central. La anomalía macroscópica no suele tener más de 1 cm de diámetro.
Las cicatrices radiales se asocian con un riesgo ligeramente mayor de cáncer de mama.

Necrosis grasa
La necrosis grasa puede remedar un cáncer al causar una masa palpable o densidad en la
mamografía, en ocasiones con calcificaciones.
Es posible que la necrosis grasa aparezca tras un traumatismo de la mama o esté
relacionada con intervenciones quirúrgicas o radioterapia previas. Las calcificaciones son
características de la necrosis grasa, y con frecuencia también pueden verse en la ecografía.
Histológicamente, la lesión está formada por macrófagos cargados de lípidos, tejido
cicatricial y células de la inflamación crónica. Esta lesión no tiene potencial de
malignidad.
Hamartomas y adenomas
Los hamartomas y adenomas son proliferaciones benignas de cantidades variables de
epitelio y tejido de soporte estromal. Un hamartoma es un nódulo diferenciado que
contiene lobulillos apilados estrechamente y conductos extralobulillares prominentes y
dilatados. En la exploración física, en la mamografía y en la inspección macroscópica, los
hamartomas son indistinguibles de los fibroadenomas. En la gestación y la lactancia los
adenomas pueden aumentar de tamaño, y el estudio anatomopatológico muestra una
diferenciación secretoria. Es necesaria la biopsia para establecer el diagnóstico
Infecciones y abscesos de la mama
Las infecciones de la mama se dividen en dos categorías principales; infecciones de la
lactancia e infecciones subareolares crónicas asociadas a la ectasia de conductos. Se cree
que las infecciones de la lactancia se producen por la entrada de bacterias al sistema de
conductos a través del pezón, y están caracterizadas por fiebre, leucocitosis, eritema y
dolor a la palpación. La causa más frecuente de estas infecciones es la bacteria
Staphylococcus aureus, y pueden manifestarse como celulitis con inflamación y
tumefacción del parénquima mamario, denominada mastitis, o en forma de abscesos.
En mujeres que no están amamantando, puede aparecer un tipo de infección crónica
recidivante en los conductos subareolares de la mama, conocida como mastitis periductal
o ectasia de conductos. Este trastorno parece estar asociado con el tabaquismo y la
diabetes.
Las infecciones de la mama suelen resolverse fácil y completamente con antibióticos.
Papilomas y papilomatosis
El papiloma intraductal único es un auténtico pólipo de los conductos mamarios,
revestidos por epitelio. Los papilomas únicos se encuen- tran con más frecuencia en las
proximidades de la aréola, pero pueden aparecer en localizaciones periféricas. La mayoría
de los papilomas es menor de 1 cm, pero es posible que alcancen 4-5 cm. Puede parecer
que los papilomas de mayor tamaño nacen de una estructura quís- tica, que probablemente
represente un conducto muy ensanchado. Los papilomas son los tumores benignos que
con más frecuencia se asocian con el desarrollo de CDIS.
Los papilomas situados cerca del pezón se acompañan a menudo de una secreción
hemorrágica por el pezón. Con menos frecuencia, se presentan como una masa palpable
bajo la aréola o en forma de densi- dad mamográfica. El tratamiento consiste en la
extirpación mediante una incisión alrededor de la aréola. En los papilomas periféricos, el
diagnóstico diferencial se establece entre papiloma y carcinoma papilar invasivo.
Es importante diferenciar la papilomatosis de los papilomas únicos o múltiples.
Papilomatosis significa hiperplasia epitelial, que aparece con frecuencia en mujeres de
menor edad o se asocia con cambios fibroquísticos. La papilomatosis no está compuesta
por auténticos papilomas, sino que consiste en un epitelio hiperplásico que puede ocupar
conductos individuales como un auténtico pólipo, pero carece del tallo de tejido
fibrovascular.

Adenosis esclerosante
Adenosis significa un número mayor de pequeños conductillos ter- minales o ácinos. Se
asocia a menudo con una proliferación de tejido estromal causante de una lesión
histológica, la adenosis esclerosante, que puede confundirse con un carcinoma,
macroscópica e histológi- camente. La adenosis esclerosante se asocia en ocasiones con
depósitos de calcio, lo que puede observarse en la mamografía con un patrón
indistinguible del de las microcalcificaciones del carcinoma intra- ductal. La adenosis
esclerosante es el diagnóstico anatomopatológico más frecuente en pacientes que se
someten a una biopsia guiada por aguja debido a microcalcificaciones, según muchas
series descritas. La adenosis esclerosante a menudo se incluye en la lista de lesiones de la
enfermedad fibroquística; es frecuente y no se cree que tenga potencial significativo de
malignidad.

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