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¿Qué hay detrás de un berrinche?

Si cuidas o educas a niños en edad inicial, seguramente has vivido en más de una
ocasión los famosos “berrinches”. Ya sea que el niño llore, grite, aviente cosas, se
deje caer al suelo, no siempre es fácil manejarlo; y es posible que en ocasiones, te
sientas molesto e impotente ante estos comportamientos. Quizá hayas
probado diferentes alternativas, algunas podrán ser útiles en el momento, sin
embargo, es posible que funcionen solo por un tiempo o que a la larga empeoren
el comportamiento de los niños.

“Lo más importante en la comunicación es oír lo que no se está diciendo”

(Peter F. Drunker)

Los berrinches

Es normal que los niños entre 1 y 3 años de edad hagan berrinches, sin
embargo, dependiendo de cómo los manejes puedes favorecer la presencia de
comportamientos desafiantes o, por el contrario, promover la independencia,
autoestima y manejo de emociones en el niño 1.

Cuando los niños son pequeños aún no saben cómo regular y expresar
adecuadamente sus emociones; éstas surgen de manera espontánea sin que
intervengan decisiones conscientes, lo que provoca que pierdan el dominio que
tienen sobre sí mismos, que les cueste trabajo pensar antes de actuar, prever las
consecuencias de su conducta y se les dificulte actuar de acuerdo a las normas
establecidas 2.

Generalmente los niños lloran, gritan o hacen berrinches cuando enfrentan


situaciones en las que se sienten frustrados, enojados, con miedo, angustia o
como una respuesta a su deseo de ser más independientes 3.

Algunas situaciones que dan pauta para que estos comportamientos se presenten
en el niño son 4:

 Fatiga, hambre, incomodidad y sobre estimulación… sale el niño de la


estancia, le quieres dar de comer y él lo que quiere es dormir.
 Cambios en la rutina… es su primer día en la estancia infantil.
 Falta de atención… nace un nuevo hermanito.
 Dificultad para expresar lo que siente o necesita con palabras… murió su
perrito hace una semana.
 Falta de comprensión sobre lo que quiere expresar… no quería la galleta
rota.
 Falta de desarrollo de habilidades para hacer u obtener algo por sus
propios medios o para resolver un problema por sí solo… no puede
abrocharse el botón y ya se hace tarde.
 Deseo de hacer algo… quiere ir al parque con su mamá pero ella está
ocupada.
 Aprendizaje de modelos por parte de sus cuidadores… observa que cuando
sus padres hablan levantan la voz y azotan las puertas.

Quizá te preguntes por qué los niños no hacen berrinches con todos: los niños se
sienten más seguros mostrando sus sentimientos con personas conocidas
en las que confían, por lo que no tienden a hacer berrinches con personas
extrañas 5.

Respuestas comunes ante los berrinches

Es posible que cuando un niño hace berrinches en tu


presencia, te sientas enojado, avergonzado, impaciente o impotente6. Tal vez
porque crees que lo hace para conseguir algo o porque quiere
desobedecerte, sin embrago, esto no es así 7.

Como respuesta, es común que los adultos busquen modificar el comportamiento


del niño, aislándolo, ignorándolo, mandándolo a tiempo fuera, amenazándolo,
criticándolo, dándole un sermón o castigándolo; para forzarlo a modificar el estado
emocional que le causa malestar. Sin embargo pocas veces se percatan de
los sentimientos que están detrás del comportamiento 8.

Este tipo de respuestas incrementan los sentimientos de angustia o ansiedad en el


niño, lo que provoca una dinámica negativa e incrementa la permanencia y
presencia posterior de berrinches. Además, es difícil que ante regaños o gritos los
niños aprendan de esta experiencia, pues sus estados emocionales son tan
intensos que tienen poca energía para aprender 9.

Aunque castigar, golpear o gritar, pueden tener resultados inmediatos, él no


podrá comprender cómo expresar adecuadamente sus emociones, ni
desarrollará su autonomía y responsabilidad; además existe la posibilidad de
que posteriormente tenga dificultades para manejar situaciones conflictivas o
frustrantes y le sea difícil desarrollar relaciones cercanas, empáticas y confiables
con los demás 10.

Los berrinches

A continuación te presentamos algunas opciones que te


ayudarán a prevenir los berrinches o, en caso de que se presenten, a responder
ante estos mediante pautas sencillas 11.

Qué necesitas:

Principalmente amor y paciencia para apoyar a los niños

Actúa antes de que suceda

“Una emoción no es simplemente un estado emocional… es una compleja cadena


de eventos conectados”

(Robert Plutchik)

 Mantén una rutina diaria y promueve hábitos saludables de sueño y


alimentación para que sepa qué esperar. Recuerda que es más
complicado para los niños controlarse en momentos de estrés y
cambio como cuando enferman o entran a la escuela.
 Establece límites razonables, no le pidas más de lo que pueda dar y no
esperes que se comporte a la perfección. “Sé que estás aprendiendo a
vestirte solo, te daré más tiempo para estar listo”, “al terminar de cenar,
podemos leer un cuento y después iremos a dormir”.
 Propón actividades alternativas para pasar el tiempo y evita
permanecer mucho tiempo en lugares donde el niño no pueda
jugar, requiera estar sentado o sin hacer nada. “¿Quieres que te cante una
canción en lo que llegamos?”, “traje tu cuaderno y colores para que dibujes
un rato”, “en lo que papá paga la renta vamos a dar una vuelta”.
 No lo expongas a situaciones en las que se sienta frustrado, como realizar
juegos muy complicados para su edad.
 Trata de conciliar y negociar, permitiéndole decidir cuándo te pida cosas
sencillas y razonables que no causen un inconveniente y en lugar de decirle
“no”, intenta darle alternativas. “¿Puedo dormirme con mi muñeco?”, “claro,
que descanses”.
 Reconoce sus ritmos naturales y sus gustos para que puedas darle
opciones y sienta que tiene cierto control. Por ejemplo, si no se quiere
bañar puedes decirle: “Es hora de bañarte, ¿prefieres llevarte tu carrito o
este muñeco para jugar?”.
 Estimúlalo para que practique sus habilidades eso lo hará sentirse
orgulloso y seguro de sí mismo. “Veo que ya sabes hacer agua de limón,
¿me ayudas a prepararla?”.
 Sé un ejemplo, evita gritar o discutir frente a él. Si quieres que el niño
aprenda maneras adecuadas de solucionar conflictos sin golpes o gritos es
importante que tú le muestres cómo hacerlo.

Durante el berrinche

“Detrás de todo niño “difícil” hay una emoción que no sabe expresarse

(Familias.com)

Cuando elijas una alternativa para manejar los berrinches, considera las
características del niño y del entorno. Elige aquellas que no dañan la integridad del
niño ni tu relación con éste, que le proporcionen seguridad y que desarrollen su
capacidad para solucionar problemas. Ten presente que el adulto eres tú y no
es conveniente que pierdas el control.

A continuación te proponemos algunas recomendaciones sencillas que puedes


realizar cuando un niño haga un berrinche 12:

 Sé paciente y mantén la calma, pues al enojarte sus reacciones pueden


empeorar.
 Enfoca su atención en otra actividad o comenta sobre algo diferente si el
berrinche apenas inicia.
 Permite que llore o se exprese a su manera hasta que pase el berrinche
en lugar de pedirle que te explique.
 Muévelo a un lugar seguro donde puedas acompañarlo si ves que hay
riesgo de que se lastime o dañe a alguien
 Quédate cerca de él hasta que el berrinche pase.
 Ayúdalo a reconocer sus sentimientos, identificando cómo se siente y
describiéndole de manera tranquila y sencilla lo que le pasa, así lo
ayudarás a darle un significado a lo que siente, le mostrarás cómo
expresarse, y sabrá que más allá de lo que pase lo aceptas y estás a su
lado. “Veo que estás cansado y quieres recostarte”, “¿te molestó que te
dijera que no?”, “noto que te sientes…”.
 No le des premios para detener los berrinches, pues puede creer que
ésta es una manera de obtener algo.
 Si crees que estás a punto de perder el control y el niño está seguro, dile
que lo dejarás por un momento y que regresarás pronto para ver como
está.

Al terminar el berrinche

 Evita mandarlo a otro espacio, decirle que no lo quieres, avergonzarlo o


hacerlo sentir culpable, así como castigarlo o pegarle, pues esto hará que
se sienta más frustrado o molesto a largo plazo.
 Acércate a él, obtén su mirada o su sonrisa y permítele relajarse. Ya que
esté más tranquilo, habla de lo sucedido, reconociendo su sentir y
orientándolo a probar otras formas para pedir algo o expresarse.
 Observa cuáles son las actividades placenteras que lo ayudan a
tranquilizarse después de una situación estresante y ofrécele alguna. “¿Qué
te parece si cantamos la canción que te gusta?”, “vamos a leer un cuento”.

A través de estas respuestas le mostrarás al niño que lo aceptas, que lo


comprendes, que lo apoyas en situaciones difíciles y él podrá desarrollar su
capacidad para recuperarse de una crisis emocional 13.

Mientras los niños crecen y van madurando aprenderán


a expresar de diferente manera sus emociones, se volverán más autónomos,
comprenderán mejor su entorno físico y social; podrán conocer y practicar
nuevas maneras de enfrentar las situaciones adversas, por lo que los eventos
externos serán más fáciles de predecir y provocarán menos confusión y ansiedad.
Todo esto favorecerá que desaparezcan paulatinamente los berrinches, de modo
que para los 7 años estos comportamientos sean solo ocasionales. De no ser así
es conveniente buscar un especialista 14.

Recuerda que tu amor y paciencia, así como la relación que tengas con tu
hijo harán más fácil esta etapa.

Referencias bibliográficas
Academia Americana de Pediatría (1989). Temper Tantrums:A Normal Part of
Growing Up. Recuperado el 18 de octubre de 2014 de http://www.
goodlettsvillepediatrics.com /resources/information_booklets/Temper-Tantrums.pdf

Armus, M.; Duhalde, C; Oliver, M; Woscoboinik, N. (2012). Desarrollo Emocional.


Clave para la primera infancia. 0 a 3. Argentina: UNICEF, Fundación Caleidos.

Becerril, R.; Cruz, M.; Herrera, M.; Montesinos, G. (1999). El llanto en el recién
nacido y lactante. Revista Mexicana de Cardiología 7 1-4. Enero a Diciembre
1999, 61-67.

Davidson, D. (2003). Temper Tantrums in Young Children. Children and Family.


Nov-2003. Universidad de Hawaii

Faber A y Mazlish E (2001). ¡Jo, siempre él! Soluciones a los celos infantiles.
España: ALFAGUARA

Greenspan S. y Thorndike, N. (1997). Las primeras emociones. Las seis etapas


principales del desarrollo emocional durante los primeros años de vida. Barcelona:
Paidos Ibérica

Isaacs, S. (1940). Temper tantrums in early childhood in their relation to internal


objects. The International Journal of Psychoanalysis, Vol 21, 280-293.

Jenkins, J.; Keltner,D.; Oatley, K. (1996). Understanding Emotions. Segunda


edición Malden, M.A. y Oxford, Reino Unido: Blackwell Publishing.

Minnesota Association for Children’s Mental Health (s.f.). Berrinches y rabietas.


Recuperado de http://www.macmh.org/publications/ecgfactsheets/parentecspanish
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Mirault, G.; Trahan, J. (2007). Los berrinches y la ansiedad en los niños pequeños.
Un estudio preliminar. Investigación y práctica de la niñez temprana 9 (2) (En
línea) Universidad de Illinois.

Neufeld, G. y Gabor, M. (2008). Regreso al vínculo familiar. México: Hara Press.

New South Wales Goverment (s.f.). Taming Toddler Tantrums… Recuperado de


http:// www
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Pittsburgh. Recuperado de
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Papalia, D.; Wendkos, S.; Duskin, R. (2009). Desarrollo humano. Undecima
edición. México: Mc Graw Hill. ISBN: 978-607-15-0299-5

Pérez, P. (1998) El desarrollo emocional infantil (0-6 años): Pautas de educación.


(Ponencia). Congreso de Madrid – AMEI. Recuperado de http://www.waece.org
/biblioteca/pdfs/d069.pdf

New South Wales Goverment (s.f.) Taming Toddler Tantrums…Recuperado de


http://www.community.nsw.gov.au/DOCSWR/_assets/main/LIB100041/TANTRUM
S.PDF

Citas:

1. Academia Americana de Pediatría, 1989; Isaacs, 1940; Mirault, y Trahan,


2007
2. Greenberg y Sneell, 1997, citados en Mirault, y Trahan, 2007, Isaacs, 1940;
Neufeld, 2008
3. Academia Americana de Pediatría, 1989; Becerril, Cruz, Herrera y
Montesinos, 1999; Isaacs, 1940; Mirault, y Trahan, 2007
4. Academia Americana de Pediatría, 1989; Becerril, 1999; Isaacs, 1940;
Mirault, y Trahan, 2007; Office of Child Develpment, s.f.
5. Academia Americana de Pediatría, 1989
6. Academia Americana de Pediatría, 1989
7. Mirault y Trahan, 2007
8. Jenkins et al., 1996; Davidson, 2003; Mirault, y Trahan, 2007; Minnesota
Association for Children’s Mental Health s.f.; Neufeld, 2008
9. Jenkins et al., 1996; Davidson, 2003; Mirault, y Trahan, 2007; Minnesota
Association for Children’s Mental Health s.f.; Neufeld, 2008
10. Jenkins et al., 1996; Neufeld, 2008
11. Academia Americana de Pediatría, 1989; Becerril, 1999: Neufeld, 2008;
New South Wales Goverment, s.f.; Office of Child Develpment, s.f; Papalia,
2009
12. Academia Americana de Pediatría, 1989; Armus et. al. 2012; Becerril, 1999;
Faber y Mazlish, 2001; Greenspan 1997; Neufeld, 2008; New South Wales
Goverment, s.f.; Office of Child Develpment, s.f; Papalia 2009; Pérez, 1998;
Solter, 1992; citado en Mirault, y Trahan, 2007
13. Mirault, y Trahan, 2007; New South Wales Goverment, s.f.
14. Academia Americana de Pediatría, 1989; Isaacs, 1940; Mirault, y Trahan,
2007
Cuerpo y mente en movimiento

“Cuando el niño actúa por su propia iniciativa e interés, aprende y adquiere


capacidades y conocimientos mucho más sólidos que si se intenta inculcarle
desde el exterior, estos mismos aprendizajes”

Emmi Pikler

El movimiento es innato del desarrollo, surge desde la gestación al sincronizar


nuestros movimientos con los de nuestra madre, el cuerpo no sólo nos brinda la
posibilidad de movimiento, es el instrumento que nos permite crear, comunicar,
aprender a pensar, conocer, percibir y descubrir todo lo que nos rodea, es a
través de él que manifestamos nuestra personalidad.

Como menciona Myrtha H. Chokler, “es con el cuerpo, que el niño se constituye
como sujeto, viviendo intensamente sus emociones. Cuerpo, movimiento y
actitud son al mismo tiempo contacto, motricidad, afecto, vínculo, pensamiento y
lenguaje”.

Muchos autores describen al niño como un ser de acción y construcción que tiene
la capacidad de transformarse a sí mismo y al entorno. Entender la necesidad
de acción y movimiento en los niños como factor constitutivo del sentimiento de sí,
le proporciona la mirada que necesita para seguir desarrollándose en
un ambiente de confianza y seguridad.

Cuando el niño experimenta el movimiento, logra alcanzar conductas propias de


su edad como el sentarse, gatear, caminar, correr, etc., y poco a poco a dominar
su cuerpo. El experimentar y disfrutar del movimiento permite al niño poner en
práctica sus habilidades motrices y cognitivas.

Busca momentos en los que puedas disfrutar del juego con tu hijo, permítele
que explore objetos de diferentes tamaños y materiales, bríndale un espacio en
el que pueda moverse libremente para que fortalezca las conductas motrices que
realiza de acuerdo a su edad a través del juego.

Referencias:

 Chokler, M. (s.f.) Psicomotricidad marco conceptual de una práctica


original. Recuperado de:
http://www.aapsicomotricidad.com.ar/assets/archivos%20descarga/pu
blicaciones/11-psicomotricidad-marco-conceptual.pdf
 García, J.A. (2002) Psicomotricidad y Educación Infantil. Madrid:
Ciencias de la Educación Preescolar y Especial
 Suárez, B. (2011) Estrategias Psicomotoras. México: Limusa
Qué aporta la risa en los niños

Reír es una de las maneras más fáciles, rápidas, seguras, económicas y


aceptables de generar una sensación positiva en los niños, proporcionándoles
bienestar a corto plazo; cuando reímos nos sentimos bien con nosotros y con los
otros.

“Las cosas que nos dan risa se transforman permanentemente”

(Guerrero et al., 2009).

La risa es una respuesta de naturaleza fisiológica claramente observable.


Funciona como una válvula para liberar niveles estresantes de excitación social.
Los niños pueden reír con un “boo” o llorar ante algo inesperado, esto dependerá
de su contexto, de las diferencias de personalidad y del temperamento que
tengan. Es común que en un principio los niños fluctúen entre la risa y la angustia
mientras juegan, fenómeno mejor conocido como “modelo de la excitación y el
humor”. Ambas manifestaciones son expresiones favorables porque suceden en
un espacio seguro que es el juego.

Max disfrutaba jugar a perseguir a sus amigos, pero cuando le tocaba ser
perseguido lloraba, iba a reconfortarse con su maestra y regresaba a jugar (Los
niños tienden a reír más en los juegos más excitantes y peligrosos que en aquellos
reservados a la imaginación o al juego constructivo).

Jugar a perseguirse puede generar varias risas hasta que el juego se vuelve real
generando llanto repentino.

Los niños también pueden usar el recurso del juego como una alternativa de
apreciar y adaptarse a diferentes situaciones, cómo una nueva forma de afrontar y
superar los problemas, para reducir el estrés o la angustia y modular sentimientos
como el miedo o el enojo para transformarlos en algo divertido, seguro y
socialmente aceptable.
¿Cuándo pierde su poder el monstruo debajo de la cama o el fantasma que vive
en el closet? Cuando le ponen nombre (cómico de ser posible) y hacen un chiste
sobre él. En ese momento deja de existir y se vuelve un buen cuento.

El placer de la risa ayuda a los niños a darse cuenta que algo no es real o no es
congruente con las reglas del mundo que conocen, por esto reaccionan riéndose o
sorprendiéndose cuando formulan expectativas sobre algún evento y estas no se
cumplen. Así mismo con una estimulación adecuada los niños contarán con más
herramientas para manejar sus sentimientos, y comenzarán a diferenciar entre la
risa y las respuestas de ansiedad.

Aquí te ofrecemos algunas ideas para realizar con los niños y promover la risa:

Referencias:

Cunningham, J. (2005). Capitulo 5: Humor infantil. En Scarlett G., Naudeau,


S., Salonius-Pasternak, D. y Ponte, I., Children’s Play: Play development from
infancy through late childhood. EUA: SAGE Publications.

Guerrero, L., diez, C., Moreno, H., Hinojosa, M. y Martínez, O. (Julio de 2009)
Lectura y humor. Leer y leer Revista para la animación de la lectura 8.
Jauregui, E. y Fernández, J. (2009). Risa y aprendizaje: el papel del humor en
la labor docente. Revista interuniversitaria de formación del profesorado 66
(23,3). 203-215.

Jauregui, E. y Fernández, J. (2006). El humor positivo en la vida y el trabajo.


Círculo de lingüística aplicada a la comunicación 27. 42-56. Universidad
Compútense de Madrid

Shapiro, L. (1997). La inteligencia emocional de los niños México: Vergara


Editor, S.A. Recuperado de
http://wwwisis.ufg.edu.sv/wwwisis/documentos/EB/152.4-S299i-Inteligencia
%20 emocional %20de%20los%20ni%F1os.pdf

Sherman, L. (1988) Humor and social distance in elementary school children


(versión electrónica). Humor 1 (4). 389-404.

Pautas para establecer Límites

En muchas ocasiones no es posible que los niños pequeños tomen buenas


decisiones respecto a su conducta, nos escuchen o tomen en cuenta nuestras
palabras.
Esto se debe a que su cerebro a esta edad aún no está maduro, por lo que
establecer límites se puede convertir en una labor complicada.

LÍMITES
Reglas, estructuras y normas que establecen para el buen funcionamiento de las
relaciones entre las personas; proporcionan orden, seguridad y confianza. No
dependen del humor o del estado de ánimo del adulto

Comprender que sus reacciones están guiadas por


sus emociones y temperamento, nos brinda la información necesaria para que
evitemos tratar de obligarlos o hacerlos razonar para lograr un comportamiento
adecuado.

La fuerza más poderosa se encuentra en la relación que establezcamos con ellos


a partir de interesarnos en lo que les gusta y les llama la atención, así como en
inyectar diversión en las actividades que realizan. Si comprendemos esto, será
más fácil ser empáticos con ellos al momento de establecer límites.

Aquí encontrarás algunas pautas que puedes aplicar con tus hijos en el
contexto de una relación cercana basada en el amor, respeto y seguridad, ya que
si estas necesidades afectivas están satisfechas, los niños se mostrarán más
receptivos a nuestras orientaciones.
Así mismo establecer rutinas y rituales, será una forma de facilitar los cambios y
la adopción de hábitos por parte del niño conforme crece y madura, ya que éstos
se construyen a partir de acontecimientos grandes o pequeños de la vida cotidiana
y crean estructuras sólidas de unión familiar.

“Te acompaño a lavarte los dientes para luego contarte un cuento antes de dormir”

Recuerda que el establecimiento de límites no se trata simplemente de aplicar


una técnica, método o fórmula con los niños, sino de acompañarlos y guiarlos a lo
largo de la vida; sabiendo que cada experiencia representa un aprendizaje y que
incluso momentos difíciles se transforman en oportunidades de comunicación.

Referencias:

Anónimo. (2015). Cómo aplicar límites a los niños. Abril 1, 2019, de Guía
Infantil Sitio web:
https://www.guiainfantil.com/educacion/comportamiento/limites.htm

Chacón, R. (s/f). 8 consejos para poner límites a los niños. Abril 1, 2019, de
Ser Padres Sitio web: http://serpadres.com/ninos/consejos-para-poner-
limites-ninos/43631/

Equipo Editorial El bebé. (s/f). ¿Cuándo empezar a poner normas y límites?.


Abril 1, 2019, de El bebé Sitio web:
https://www.elbebe.com/educacion/cuando-empezar-poner-limites-ninos

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