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Cuando estalla un berrinche

Los berrinches se pueden dividir en dos categorías: los que se deben a la frustración o los que son
inducidos biológicamente (fatiga, hambre, enfermedad e hipersensibilidad).

Los berrinches debidos a la frustración pueden ser controlados por el niño, pero requieren que el padre
ayude a calmarlo. Algunos berrinches buscan claramente la atención del adulto, como lo muestra el
video que publiqué en una entrada de este blog.

Los berrinches biológicamente inducidos requieren atención de parte del adulto. Algunas sugerencias
son:

1. Relájate, cálmate y respira hondo. El berrinche del niño puede ser un reflejo de como te sientes tú
u otros adultos que se encargan del niño, o se parece a lo que sienten estos adultos. Calmarte a ti mismo
puede calmar al niño también.

2. Si necesitas hablar, hazlo suave y tranquilamente; evita hacer preguntas.

3. Si el niño esta enfermo (gripa, fiebre, dolor de oídos) atiende la enfermedad inmediatamente o por
lo menos promueve el confort del niño.

4. Determina si el niño esta cansado. Si es así arrúllalo para que se duerma.

5. Si piensas que tiene hambre, dale algo sano para comer.

6. En caso de hipersensibilidad, remueve la causa que piensas que genera la hipersensibilidad.

7. En caso de simple frustración, enfoca la frustración y no la causa de la frustración. No cambies


reglas importantes debido al berrinche.

8. Si el berrinche sucede frente a público, detén la actividad, en el parque, durante una visita o
durante compras. Quédate cerca del niño y espera que se calme la tormenta.

9. Si el berrinche no termina, deja lo que estas haciendo y regresa a la casa. No hables con el niño y
guarda tu enojo y frustración.

Finalmente es importante darte cuenta que al ser el principal cuidador del niño, tienes poder de
influenciar el estado emocional del niño. Mucho más poder de lo que crees.

Asegurare de cuidarte a ti misma (o mismo) para tener cargadas las baterías. Si mantienes un estado
emocional balanceado, tu hijo va a poder balancear su propio estado de ánimo mucho mejor. En el peor
de los casos, si te sientes centrado vas a tener la fuerza de saber mejor que hacer ante un berrinche.

LIMITES

Nuestros pequeños nos ponen los nervios a prueba porque están explorando los límites de todo cuanto
les rodea. Cada día, poco a poco, van aprendiendo y luego dominando nuevas habilidades y están
emocionados por ponerlas en práctica.

Pero, aunque a veces sea difícil educar a un niño durante la primera infancia (de 1 a 3 años), se puede
hacer. Y el hecho de establecer límites y normas ahora, cuando su hijo está aprendiendo qué
comportamientos son aceptables, le ayudará a evitar problemas mayores de cara al futuro.

He aquí algunas recomendaciones que le pueden ayudar a educar a su pequeño.

Sea coherente y consistente

En lo que respecta a la disciplina, es importante ser coherente. Los padres que no respetan las normas ni
las consecuencias establecidas tienen hijos que tampoco las respetan. Por ejemplo, si le dice a su hijo
que esté un tiempo a solas para tranquilizarse y reflexionar como consecuencia de su mal
comportamiento, asegúrese de cumplirlo. Haga solo advertencias sobre cosas que pueda mantener
hasta el final. Las amenazas vacías socavan su autoridad.

Y no olvide que los niños aprenden observando a los adultos, sobre todo a sus padres. Por lo tanto,
asegúrese de que su propio comportamiento es un buen modelo. Cuando le pida a su hijo que recoja sus
juguetes, será mucho más convincente si usted recoge sus cosas, en vez de dejarlas desparramadas por
toda la casa.

Elimine las tentaciones

A estas alturas, ya habrá descubierto que su pequeño quiere explorar e investigar el mundo. Los niños de
1 a 3 años son curiosos por naturaleza, por lo que es sensato eliminar las tentaciones siempre que sea
posible. Esto significa mantener aparatos como los televisores, los teléfonos y cualquier otro equipo
electrónico fuera de su alcance. Así mismo, retire cualquier objeto con que se podría atragantar (o sufrir
una asfixia por aspiración), como joyas, botones y otros objetos pequeños que los niños se pueden
meter en la boca.

Y mantenga los medicamentos y los productos de limpieza bien guardados en lugares adonde los niños
no puedan llegar.

Use la distracción

Si su pequeño explorador se dirige hacia algún objeto que pueda ser peligroso o no apto para jugar,
dígale con tranquilidad "No", y aparte al niño de ese lugar o bien distráigalo con otra actividad.

Es importante que no pegue ni abofetee a su hijo. A esta edad, los niños no pueden establecer una
conexión entre su comportamiento y el castigo físico. Si pega a su hijo, el mensaje que le estará enviando
será que está bien pegar a alguien cuando estás enfadado. Los expertos afirman que esto no es más
eficaz que otras formas de aplicar la disciplina, como la "pausa obligada".

Use una técnica de disciplina

Si necesita ser un poco más duro con su hijo, la "pausa obligada" puede ser una forma eficaz de aplicar la
disciplina. Esta técnica también recibe el nombre de "tiempo fuera" (del inglés: time out). A un niño de 2
o 3 años que ha estado pegando, mordiendo o tirando la comida al suelo, por ejemplo, se le debe
explicar por qué su comportamiento es inaceptable y llevarlo al lugar designado como de "tiempo fuera"
(una silla de la cocina o colocada al pie de la escalera) para que se quede en silencio y se tranquilice
durante un minuto o dos.

Por lo general, 1 minuto por cada año de edad es una buena guía para el "tiempo fuera". Períodos más
largos no tienen ningún beneficio añadido. Y, además, pueden minar sus esfuerzos y socavar su
autoridad si su hijo se levanta (y se niega a volverse a sentar) antes de que usted le indique que el
tiempo ha terminado.

Asegúrese de que el área de la "pausa obligada" carezca de todo tipo de distracción, como juguetes,
televisores y similares, y de que usted no dedica ningún tipo de atención (como hablarle o establecer
contacto ocular) a su hijo durante la pausa obligada.

Cómo evitar las rabietas

Hasta los niños que se portan mejor tienen alguna rabieta (o pataleta) de vez en cuando. Las rabietas son
frecuentes durante la primera infancia (de 1 a 3 años de edad) porque los niños pequeños pueden
entender más de lo que pueden expresar y esto hace que se sientan frustrados.

También se pueden sentir frustrados, por ejemplo, cuando no pueden vestir a su muñeca preferida o
cuando no consiguen hacer lo mismo que hace su hermano mayor. Las luchas de poder se pueden
producir cuando su hijo quiere más independencia y autonomía demasiado pronto.

La mejor manera abordar las rabietas consiste en evitarlas, siempre que sea posible. He aquí algunos
consejos que le pueden ayudar:

Asegúrese de que su hijo no está actuando solo para llamar la atención. Intente establecer el hábito de
identificar los momentos en que su hijo se porta bien, y recompense a su hijo con atención por su buen
comportamiento.

Permita que su pequeño lleve el control en cosas pequeñas. Esto puede satisfacer su necesidad de
independencia y prevenir posibles rabietas. Deje que tome decisiones menores que usted puede
respetar, como, por ejemplo: "¿Qué te apetece tomar de postre, una manzana o un plátano?".

Cuando los niños estén jugando o intentando dominar una nueva habilidad, ofrézcales juguetes y juegos
adecuados para su edad. Así mismo, empiece por algo sencillo antes de pasar a tareas que les planteen
mayores retos.Esto ayuda a construir su confianza y motivación a probar cosas nuevas que podrían ser
motivo de frustración.

Cuando su hijo quiera algo, reflexione atentamente sobre su petición. ¿Le parece intolerable? Si no es
así, trate de ser flexible.

Conozca los límites de su hijo. Si sabe que el pequeño está cansado, no es el mejor momento para ir a
comprar al supermercado ni para hacer con prisas el último recado.

Cuando ocurren las rabietas

Si su hijo estalla y tiene una rabieta, manténgase lo más calmado posible. No complique la situación
añadiendo su propia frustración. Los hijos lo notan cuando sus padres ya no pueden más y eso puede
aumentar aún más su propia frustración. Intente entender qué le está pasando a su hijo. Por ejemplo, si
su pequeño acaba de tener una gran decepción, tal vez necesite su consuelo.

Los niños buscan y necesitan la atención de sus padres, y una forma fácil de obtenerla es portándose
mal. Una de las mejores formas de evitar las conductas que hacen solo para llamar la atención consiste
en ignorarlas. Cuando su hijo tenga una rabieta, continúe con sus actividades, sin prestar ninguna
atención a su hijo pero manteniéndolo siempre al alcance de su vista.

Tenga en cuenta que, cuando usted hago esto, es posible que la conducta de su hijo empeore en vez de
mejorar. Puede ser muy frustrante, pero indica que el hecho de ignorar la pataleta está funcionando. Su
hijo aumentará la intensidad de la pataleta para obtener su atención porque sabe que su mal
comportamiento funcionaba antes. Cuando su hijo aprenda que el hecho de portarse mal no sirve para
captar la atención de sus padres, su comportamiento empezará a mejorar.

Aviso: Si existe el peligro de que el niño se haga daño a sí mismo o a otros durante la rabieta, llévelo a
algún lugar tranquilo y seguro para que se tranquilice. La ignorancia no es apropiada para manejar el
comportamiento agresivo o peligroso.

A algunos niños les cuesta mucho detener las rabietas. En estos casos, trate de tranquilizar a su hijo,
diciéndole: "Te ayudaré a calmarte". Pero, haga lo que haga, no recompense a su hijo cediendo con lo
que le pida. Esto solo le demostraría que las rabietas son una forma eficaz que obtener lo que él quiere.
En lugar de eso, elógielo verbalmente por recuperar el control y calmarse. Recuerde que quiere enseñar
a su hijo que la mejor forma de obtener lo que él quiere es portándose bien.

A medida de que van madurando y mejorando su capacidad para expresarse a través del lenguaje, los
niños empiezan a sobrellevar mejor la frustración, y las rabietas se vuelven menos frecuentes. Si tiene
dificultades para manejar las rabietas de su hijo o alguna duda sobre cómo aplicar la disciplina, consulte
al médico del pequeño para que le aconseje.

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