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SEMANA 2

En niños pequeños es muy importante saber que el hecho de, sobre todo al inicio, no poder
expresar verbalmente lo que sienten, tenemos que estar más alerta a otro tipo de conductas o
de expresiones emocionales. Concretamente, de cero a tres años lo que hay que hacer son
cinco pasos básicos: contener, calmar, informar, normalizar y consolar.

Primeramente, contener, darle al niño una seguridad, un cariño para que se sienta
reconfortado.

Tratemos de evitar todas aquellas conductas de aferramiento.

Tenemos al niño en brazos y se nos coge fuertemente de la ropa.

Cojamosle las manos, indiquemos que eso no se hace, pero no hace falta que lo dejemos en el
suelo. Podemos tener un momento de abrazo, pero que no se nos enganche de alguna forma.
Este tipo de conductas las tendríamos que controlar o reconducir. También es importante dar
un espacio para que el niño grite o llore. No estamos diciendo que el niño no pueda expresar.
La contención no es una no expresión, la contención es que se haga, pero de forma controlada.
El niño puede gritar, el niño puede llorar, pero estemos ahí para reconducirlo si llega a ser una
conducta perjudicial o nociva para el niño. Por ejemplo, que se empiece a dar golpes contra el
suelo o contra una pared.

Calmar: intentar es ayudar al niño a que se relaje, a que se relaje, a que pueda tener un
momento de descanso, ayudarle cantándole, explicándole un cuento, dándole un baño con
agua tibia, todos esos tipos de rutinas, ese tipo de conductas que hacen que nuestros
pequeños se relajen.

Informar: informar, explicarles cuál es la situación, qué ha pasado y qué va a pasar a partir de
ahora. Dentro de este punto de informar es muy importante darles opción para que
pregunten. Y responderles de forma veraz, sin mentirles en ningún caso a esas preguntas que
ellos nos van a formular. Es preferible decirles que no sabemos algo, no importa, no somos
infalibles, es preferible, como digo, decirles que no sabemos algo a decirles algo de lo que no
estamos seguros y que después puede no ser cierto.

Normalizar: normalizar los síntomas, normalizar lo que le está pasando, hacerle ver que no es
el único que tiene esos sentimientos o esas reacciones. Por ejemplo, si nos ve a nosotros llorar,
de alguna forma se permitirá él también llorar. A veces hay niños que intentamos protegerles
de nuestras expresiones emocionales más fuertes, de que no nos vean llorar, que no nos vean
pasarlo mal.

Problemas que tienen para dormir, no se despega de un adulto, vuelvan a estadios anteriores,
suelen tener frases irritables con verbalizaciones como es tu culpa no te quiero.

NO ES NORMAL CUANDO y es señal de alerta si en el plazo de 4 semanas sigue con los mismos
síntomas

PAV EVOLUTIVOS EN NIÑOS DE 3-6 AÑOS

Pensamientos del niño son egocéntricos

El comportamiento que presentan los niños tras vivir un incidente crítico es un


comportamiento normal, algunos comportamientos pueden ser que hablen más de lo normal
o estén más agitados o incluso que no hablen en absoluto, pues tienen dificultad para expresar
lo que les molesta. En algunas ocasiones expresan sus sentimiento de dolor a través del juego,
sienten miedo generalizado como puede ser estar solo, algún animal en concreto, estar en el
baño, miedo a dormir, etcétera.

Pierden autonomía y pueden presentar regresiones en su comportamiento como puede ser


volver a orinarse en la cama, no comer bien solos, no saber vestirse, etcétera, etcétera.
También pueden darse alteraciones del sueño como pesadillas, despertarse agitados, no
quererse dormir solos. Ante estos comportamientos, ¿qué debemos hacer?

Primero contener, segundo calmar, en tercer lugar informar, luego normalizar y finalmente en
quinto lugar consolar. Veamos con más detalle cada una de estas cinco fases. En la primera la
de contener debemos tratar de asegurar la comodidad y el descanso del niño procurando que
duerma y coma, que no se deshidrate, de atender sus necesidades de juego y dibujo. Debemos
darle muestras de cariño, no solamente con palabras sino también con gestos, como un beso,
darle la mano, un abrazo o manteniéndolo en el regazo el tiempo que haga falta. En la segunda
fase, en la de calmar cuando hablemos con el niño debemos hacerlo situándonos a su mismo
nivel. Le hablaremos pausadamente y con voz suave, para relajarlo también podemos darle un
baño, un masaje, cantarle su canción preferida, explicarle su cuento favorito. También
podemos jugar con él e incluso jugar con sus amigos imaginarios. En la tercera fase, en la de
informar debemos explicarle todo lo que ha sucedido haciendo uso de un lenguaje accesible e
inteligible para su edad. Hay que tratar de responder a todas sus dudas de forma sencilla y
sincera evitando circunloquios y eufemismos. No debemos minimizar lo que ha ocurrido ni
evitar explicar las consecuencias, sino todo lo contrario. Debemos explicarle qué es lo que va a
suceder a partir de ahora y qué es lo que vamos a hacer, la preversibilidad les da cierta
seguridad a los niños. Debemos tener paciencia, pues quizás las informaciones deberemos
dárselas a diario. También debemos tratar de averiguar qué otras explicaciones ha oído o le
han dado otros adultos, para así corregirlos o complementarlas. No es menos importante
tratar de explicarle cuál es la diferencia entre la vida real y los sueños y sus miedos. En la
cuarta fase, en la de normalizar debemos hacerle entender al niño que es bueno que exprese
como se siente. Para ello lo ayudaremos a poner nombre a las emociones, a veces compartidas
con el adulto. Durante las tres, cuatro semanas siguientes al incidente crítico debemos ser
pacientes con los comportamientos agresivos, irritantes o represivos del niño.

PAP evolutivos 6-9 años

Mayor madurez cognitiva,

Son muy receptivos y captan congruencias

¿Cómo les afecta un incidente crítico, ya sea con una muerte o sin una muerte, pero con un
momento de estrés alto a los niños de entre seis y nueve años?

or un lado, les genera importantes cambios conductuales, por ejemplo, pueden perder la
autonomía que ya habían ganado, pueden estar agitados y pueden estar extraordinariamente
irritables. Si eso ocurre, deberemos entender que son las reacciones habituales a un suceso
que es no habitual, que es extraordinario y que nos tiene a todos, a niños y adultos, asustados
y estresados.
¿Cuáles son los pasos a aplicar en los
primeros auxilios psicológicos de los niños de esta edad?
Son los mismos que ustedes han visto ya en vídeos previos: contener,
calmar, informar, normalizar y consolar.
PAP EVOLUTIVOS DE 9-12 AÑOS

Edad completada

Comprensión cognitiva casi aligual al de los adultos

Época de cambios físicos y personalidad constante

Amigos y amigas se refugien en su grupo

Gran dificultad para manejar sus emociones

Cambios en las conductas basales, el de comer y dormir

¿Cuál es la mejor forma de contención en estas edades? Bien, buscaremos un equilibrio entre
la parte emocional y la parte racional. Buscaremos un equilibrio entre proteger a los
preadolescentes y dejarles que se aíslen y estén con sus compañeros. Y trataremos de dejar un
espacio para que ellos puedan evadirse y no confrontarse con lo que acaba de ocurrir. En esta
etapa poder aislarse, poder no pensar, es especialmente importante porque dada todos los
cambios que están ocurriendo en los preadolescentes necesitan tener momentos de
desconexión, y es muy importante y forma parte de la contención, lograr ese equilibrio de
ratos de ocuparse de lo que está pasando y ratos de evadirse.

observa al cabo de, en este caso seis o diez semanas, no empiezan a disminuir, le aconsejamos
que pida ayuda, porque aunque la mayoría de reacciones son adaptativas siempre ayuda
poder tranquilizar, poder recoger alguna orientación, incluso que el preadolescente pueda
charlar con un profesional que le ayude a encuadrar lo que le ocurre y solucionarlo de la mejor
manera posible.

Factores protectores y de riesgo. Implicación de las familias

Factores protectores y de riesgo en emergencias masivas en niños y adolescentes


Factores protectores y de riesgo en emergencias masivas
en niños y adolescentes
Factores protectores y de riesgo en
emergencias cotidianas en niños y
adolescentes
Implicación de las familias en las
emergencias masivas
¿Cuáles son los pasos que tenemos que contemplar en la aplicación de primeros auxilios
psicológicos con niños? Bien, son cinco, contener, calmar, informar, normalizar y consolar.

Podemos cometer errores por exceso, ¿no?, que intentemos aplicar nosotros los primeros
auxilios psicológicos con niños, criticar o desautorizar los primeros auxilios psicológicos o la
gestión que están realizando los padres y sobre todo intentar ser muy sobreprotectores, ¿no?,
con esa familia y con la gestión que están haciendo esa familia, ¿no?, animarles a que delegen
en la gestión de la misma. Cada familia tiene que gestionar su propia emergencia.

cinco cosas básicas que debemos tener siempre presentes.

1. Nunca culpabilizaremos, tanto se esté haciendo bien como se esté haciendo mal, como
si detectamos errores, nunca culpabilizaremos a la persona que acaba de sufrir una
emergencia.
2. Siempre, bajo toda circunstancia debemos respetar las creencias religiosas de la
persona que tenemos delante. Es muy importante que nos adaptemos a los diferentes
entornos.
3. De la misma forma respetaremos las variables culturales, es muy diferente la forma de
afrontar una muerte en una familia de etnia gitana o en una familia israelita con
creencias judías, ¿no? Pues tenemos que respetar su forma de afrontar y de gestionar
esa crisis en particular.
4. No debemos limitar la autonomía de las personas, no debemos coartarles, no
debemos prohibirles que hagan cosas o no, simplemente debemos recomendar dar
unas pautas y luego serán ellos los que finalmente decidirán.
5. Por último y no menos importante, no apartar a nadie. Esto incluye los niños, ¿no?,
hemos dicho tenerlos incluidos en toda, los primeros auxilios psicológicos, en el
desarrollo de los rituales, etcétera.

Buenas y malas prácticas en la


intervención en familias con niños de 0 a
12 años

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