Está en la página 1de 7

Paloma Izalia Padilla Gómez | FCPyS | UNAM

Hasta el viento tiene miedo & la sociología


interpretativa
Introducción
En este breve ensayo está basado en una situación específica que se encuentra
dentro del filme del director Carlos Enrique Taboada, titulado “Hasta el viento tiene
miedo”; en el largometraje puede observarse un grupo de amigas estudiantes en un
internado para señoritas, toda la trama gira entorno a una de ellas, Claudia, quien
para este análisis pasa a segundo término, pues es necesario que se tenga en
perspectiva a el grupo de seis señoritas como conjunto, al personaje de Josefina
que no forma parte de este círculo de amistad, la señorita Lucía y la señorita
Bernarda, la directora del plantel.

Se busca identificar y señalar conductas y acciones que ejemplifiquen


conceptos manejados por autores como George Mead, Erving Goffman, Harold
Garfinkel, un poco de Alfred Schütz y ampliamente de Randall Collins; estos autores
elaboraron textos que nos acercan al individuo, a sus pensamientos, a su
racionalidad, a su forma de ver y estar en la sociedad, además de ejemplificar
acciones que muestran el por qué de la toma de decisiones, es por eso que son los
indicados para darle sustento al análisis que se presenta a continuación.

Propuestas de los autores a la sociología


Comenzando por Alfred Schütz, quien hace un análisis sobre el significado y los
motivos de las acciones, se encuentra que hay una diferencia entre estos dos
conceptos, pues, aunque podría parecer que el significado y el motivo de una acción
es el mismo, la realidad es que «el motivo de una acción no puede comprenderse a
menos que se conozca primero el significado de esa acción” (Schütz, 1967, p. 59),
por lo que se entiende que se habla de dos cosas diferentes, al igual que cuando
explica que una acción y un acto también son conceptos separados: por un lado la
acción está ligada a un suceso que sí incluye vivencias del actor, mientras que por
Paloma Izalia Padilla Gómez | FCPyS | UNAM

otro lado el acto es realizado como algo independiente a las vivencias del sujeto
que lo realiza.

Schütz, junto a Luckmann (1973), señalan que el mundo de la vida cotidiana


es la zona de la realidad en que el hombre puede intervenir y que se puede modificar
mientras opera en ella mediante su organismo animado; y únicamente en el mundo
de la vida cotidiana puede constituirse un mundo común, comunicativo y
circundante; esta realidad cotidiana del mundo de la vida incluye no solo la
naturaleza experimentada por nosotros mismos, sino también el mundo social y
cultural en el cual nos encontramos. Es necesario recordar que todo hombre tiene
relaciones mutuas con otros hombres, y forma parte de una estructura social en la
que nació o se incorporó, que ya existía antes y existirá después de él. Toda
experiencia de la realidad social se basa en el supuesto fundamental que postula la
existencia de otros seres como nosotros y nuestra relación con ellos se ordena
según variados niveles de proximidad, profundidad y anonimia en la vivencia.

Continuando con George Mead, se centra su aporte un poco más a la


comunicación, a los gestos y la interacción con la sociedad, mostrándonos que el
lenguaje no simboliza simplemente una situación u objeto que existe ya por anticipo,
sino que posibilita la aparición de dicha situación u objeto, porque es una parte del
mecanismo por medio del cual esa situación u objeto es creado. El proceso social,
gracias a la comunicación que posibilita entre los individuos involucrados en ella,
aparece en la naturaleza de toda una serie de nuevos objetos que existen en
relación con ella, y es el mecanismo del sistema nervioso central el que nos permite
tener presentes las posibles manifestaciones y alternativas de cualquier acto
determinado en que estemos involucrados, incluso antes de que sea llevado a cabo.

El medio social está dotado de significaciones en términos de proceso de


actividad social; es una organización de relaciones objetivas que surgen en relación
con un grupo de organismos dedicados a tal actividad, en procesos de conducta y
experiencias sociales, y es la mentalidad la que aparece cuando el organismo está
en condiciones de señalar significaciones a otros y a uno mismo; los símbolos
significantes se convierten en ellos por los gestos cuando provocan implícitamente
en el individuo que los hace las mismas reacciones que provocan explícitamente en
Paloma Izalia Padilla Gómez | FCPyS | UNAM

otros individuos a quienes están dirigidos, y para que exista una comunicación como
tal, el símbolo debe significar lo mismo para todos los involucrados.

Erving Hoffman (2009) escribió sobre el estigma, y sobre todas aquellas


máscaras que cada individuo suele colocarse al interactuar y presentarse con otros,
llegando incluso a engañarse a sí mismo: existen dos extremos: en uno, el actor
está convencido de que la impresión de realidad que pone en escena es la
verdadera realidad y, por el otro extremo, se descubre que el actuante no se engaña
con su propia rutina.

Señala ejemplos como el de fachada, que es la dotación expresiva empleada


intencional o inconscientemente por el individuo en su actuación, o una fachada
personal, que se refiere a otros elementos que se deben identificar íntimamente con
el actuante mismo y que esperamos que lo sigan donde quiera que vaya, además
cómo influye el medio con el actuante, que incluye el mobiliario, decorado, equipos
y demás elementos que proporcionan el escenario para el flujo de la acción humana
que se desarrolla ante, dentro o sobre él. El medio suele permanecer fijo, y solo en
circunstancias excepcionales el medio se traslada con los actuantes.

Cuando el actuante adopta un rol social establecido, descubre que ya se le


ha asignado una fachada particular. Aunque pueden existir otras fachadas que
pueden ser elegidas, suelen surgir problemas cuando los actuantes se ven forzados
a seleccionar un frente adecuado entre varios que existen, y si alguien tiene que
expresar estándares ideales en su actuación, tendrá que abstenerse de la actuación
que no es compatible con ellos o encubrirla.

Centrándose en el estigma, Goffman (2008) lo divide en tres maneras de


percibirlo: a) en las deformaciones físicas, que incluye todo lo “anormal” en cuanto
al aspecto físico del individuo, desde algo simple hasta una discapacidad; b) en los
defectos del carácter, siendo todo estigma psicológico que es percibido como falta
de voluntad o pasiones antinaturales; y c) los estigmas tribales, que son
relacionados a lo social, como la nacionalidad, la raza o religión, que incluso pueden
ser heredados de generación en generación.
Paloma Izalia Padilla Gómez | FCPyS | UNAM

Llegando a Harold Garfinkel (1960), se halla que existen distintos niveles de


racionalidad dentro de los individuos, como el que las personas suelan buscar entre
sus experiencias situaciones con las cuales comparar lo que viven en el presente,
encontrar características predecibles y tomar todas las medidas posibles para
reducir “la sorpresa”, decidir sobre lo correcto de sus juicios y percepciones en las
que pueden tomar en cuenta a los demás o no hacerlo, o revisar y aplicar
nuevamente los procedimientos que en el pasado resultaron positivos.

Randall Collins (2009) hace un análisis y recorrido por los rituales de


interacción, la cual es una teoría de las situaciones de los encuentros temporales
entre cuerpos humanos cargados de emociones y conciencia por efecto de las
cadenas de encuentros vividos anteriormente, algo similar a los propuesto por
Schütz al tener en cuenta un acervo de experiencias; estos rituales de interacción
tienen efectos, entre los que destacan la solidaridad grupal, sensación de confianza,
símbolos que representan al grupo y sensación de que sumarse al grupo y respetar
sus símbolos es hacer lo correcto; cuando un ritual de estos fracasa puede ser por
distintos motivos, uno de ellos el que exista la ausencia de una emoción inicial
compartida. También existen los rituales de interacción forzados en los que se obliga
a los individuos a fingir una participación sincera y entusiasta. Cabe aclarar que el
ritual es esencialmente un proceso corporal que no puede ser vivido y
experimentado de la misma forma estando a la distancia.

Argumento de la película y los autores


Recordando que el centro de análisis de este texto es el grupo de seis amigas, de
Josefina, de la señorita Lucía y la señorita Bernarda, un primer ejemplo referente a
Alfred Schütz se encuentra cuando nadie alcanza a comprender los motivos por los
que Claudia escucha una voz extraña que la llama hacia la torre, pues es algo que
solo Claudia está viviendo y ninguna de las otras chicas entiende porque no han
experimentado lo mismo; además existe la relación de amistad entre seis chicas
porque todas están viviendo dentro de una misma estructura, en este caso, el
internado.
Paloma Izalia Padilla Gómez | FCPyS | UNAM

Continuando con Mead, se observa que es el sistema nervioso central el que


nos permite tener presentes las posibles manifestaciones y alternativas de cualquier
acto determinado en que estemos involucrados, y se ejemplifica cuando el grupo de
amigas no pueden, y no quieren, hablar libremente mientras se encuentre cerca
Josefina, ya que tiene una fama de chismosa, por lo que saben de antemano que,
si ella las escucha, correrá a acusarlas de lo que sea que estén hablando.

Si bien Mead asocia los gestos con la comunicación, y al ser entendidos por
todas las partes entonces todos coinciden en el significado, un ejemplo puede ser
cuando apenas solo dos de las chicas, Claudia y Kitty, observaron por primera vez
la aparición de Andrea y a las demás se les dificultaba poder creerles, fue hasta que
todas pudieron verla que hubo un significado igual para todas: Andrea se estaba
apareciendo por ahí.

Avanzando hacia Goffman, se halla que las máscaras y fachadas que usan
los individuos están presentes en la vida cotidiana, como la fachada personal, que
se refiere a otros elementos que se deben identificar íntimamente con el actuante
mismo y que esperamos que lo sigan donde quiera que vaya, además del
comportamiento, tal como lo representaba el personaje de la señorita Bernarda,
quien era la directora y debía asumir un rol de valentía y profesionalidad que
demostraba sin importar con quien estableciera contacto o comunicación, sea con
las alumnas, el médico o la profesora Lucía: con todos ejercía la misma autoridad.

Como señala Goffman, muchas veces el individuo encuentra que ya se le ha


asignado un rol, y es ampliamente necesario adoptarlo y vivenciarlo, y, en caso de
que, si alguien tiene que expresar estándares ideales en su actuación, tendrá que
abstenerse de la actuación que no es compatible con ellos o encubrirla, como en el
caso de la señorita Lucía, quien siendo profesora se pensaría que también debe
adoptar una fachada como la señorita Bernarda, pero esta fachada no es la que
suele mostrar en su vida diaria, pues resulta ser una persona más accesible y
amigable, y las alumnas se lo hacen saber constantemente.

Dentro del estigma que explica Goffman, a la señorita Bernarda puede


aplicársele el de los defectos del carácter, pues para todas las alumnas represente
Paloma Izalia Padilla Gómez | FCPyS | UNAM

una “bruja” que les impide ser felices y divertirse un poco, además de que
constantemente les llama la atención: es un estigma en el que se piensa que, por
sus actitudes, la directora quiere lo peor para todas.

Aludiendo a Garfinkel, se encuentra que las personas suelen buscar


experiencias anteriores para abordar de mejores formas el presente, y dicha
situación se observa en cada ocasión que la señorita Lucía le pide a la directora
Bernarda que envíe a las alumnas a casa, pues no deja de pensar en la situación
que sucedió años antes, y, de alguna forma, Lucía se prevenía. También el revisar
y replicar los actos que en algún momento resultaron positivos puede verse cuando
la señorita Bernarda decide castigar a las alumnas, o en cada llamada de atención,
pues, seguramente dentro de su experiencia como docente, ha encontrado que el
castigo es una buena forma de disciplinar a las alumnas.

Finalmente, llegando a Collins, y resaltando los rituales de interacción, resulta


que dos de sus efectos pueden apreciarse en el filme: hay un fallo en la interacción
cuando todas las alumnas afirman haber visto a Andrea, pero la directora no les
cree, no comparte la misma emoción, por lo que no hay una interacción óptima. Por
otro lado, se ve un ejemplo de interacción forzada cuando las alumnas se quedan
totalmente solas en el plantel y comienzan a bailar y hacer una sesión de estriptis,
pues obligan a Josefina a quitarse la ropa y a bailar, a pesar de que ella no quiere.

Notas finales
Si bien aquí se abordó brevemente un análisis situacional a partir de un filme, cabe
entender que las propuestas teóricas de los autores revisados pueden abarcar
mucho más, a pesar de que sólo se esté hablando de un análisis micro-sociológico.

Es necesario poder observar dentro de la vida diaria como es que los


individuos interactuamos, nos comunicamos, significamos y vivenciamos la vida,
pues la realidad es que las teorías propuestas pueden ser ampliamente visibilizadas
y comprobadas.

Al leer a los autores en un lenguaje tal vez un poco abstracto, podría resultar
complicado el trasladar esas propuestas a la vida real, de ahí la necesidad de
Paloma Izalia Padilla Gómez | FCPyS | UNAM

comprender a fondo qué es lo que abarca la teoría y observar en qué otras teorías
se apoyan para darse sustento así misma, y es de esta forma como podrá
comprenderse también de mejor manera las teorías que estén basadas en los
autores revisados.

Referencias bibliográficas
• Collins, R. (2009). Cadenas rituales de interacción. Anthropos.
• Garfinkel, H. (1960). Estudios en Etnometodología. Anthropos.
• Goffman, E. (2008). Estigma (2da. Ed). Amorrortu.
• Goffman, E. (2009). La presentación de la persona en la vida cotidiana.
Amorrortu.
• Mead, G. ([1934] 1972). Espíritu, persona y sociedad. Paidós.
• Schütz, A. (1967). La formulación de nuestro problema. Los conceptos
metodológicos de Max Weber. En La fenomenología del mundo social,
Introducción a la sociología comprensiva. Paidós.
• Schütz, A. y Luckmann, T. ([1973] 2001). Las estructuras del mundo de la
vida. Amorrortu.
• Taboada, C. (Director). (1968). Hasta el viento tiene miedo [Película].
Tauro Films.

También podría gustarte