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SIN OPCIONES: NIHILISMO Y

CRISTIANISMO
18 DE JUNIO DE 2022
Resumen
PALOMA IZALIA PADILLA GÓMEZ
INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO SOCIAL Y POLÍTICO MODERNO
FCPyS | UNAM
La principal herencia que nos dejó la modernidad es el pensamiento nihilista, el
cual, según Nietzsche, está arraigado en el cristianismo, que siempre busca la
verdad y el bien en otro mundo diferente al nuestro. Si bien es cierto que el
nihilismo predomina en el mundo, habría distintas formas de concebirlo y
tendríamos la libertad de decidir qué versión del mundo queremos vivir.

Palabras clave: nihilismo, cristianismo, domesticación, verdad, mundo.

Abstract

The main legacy that modernity left us is nihilistic thought, which, according to
Nietzsche, is rooted in christianity, which always seeks the truth and the happiness
in a world other than our own. Although it is true that nihilism predominates in the
world, there would be different ways of conceiving it and we would have the
freedom to decide which version of the world we want to live in.

Keywords: nihilism, christianity, domestication, truth, world.


Sin opciones: nihilismo y cristianismo

Sabemos que el modernismo dejó atrás a la época medieval y, sin duda, su


llegada fue «un gran paso en la emancipación del hombre»1, pues se empezó a
dejar de lado las explicaciones teocéntricas para pasar a las antropocéntricas. Es
así como podemos entender a la modernidad como «la secularización progresiva
de los contenidos de la vida.»2

Fue en el renacimiento también cuando el hombre adquirió dominio total de la


naturaleza, la degradó a un mero objeto que solo él mismo logra darle sentido, y
«si él mismo es la fuente que otorga sentido al todo, ¿no es entonces un vacío
frente al todo del ente?»3 Es aquí donde se asoma el nihilismo, tema central de
este texto. El hombre se dedicó a tratar de descubrir la verdad, y aunque en el
ámbito científico se logró, había verdades que no eran tan fáciles de deducir.

Ciertamente podemos decir que el pensamiento moderno ha venido en


decadencia, pareciera que «pierde lentamente credibilidad y vigencia» 4, de ahí
que se empiece a mencionar el posmodernismo del cual es partícipe Friedrich
Nietzsche, el principal expositor del nihilismo. Aunque esta idea del
posmodernismo es aun muy vaga como para afirmar concretamente que
Nietzsche se sitúo ahí, lo cierto es que su obra fue escrita durante el periodo de
crisis de la modernidad, cuando podríamos decir, había más preguntas que
respuestas.

Nietzsche, nacido a mediados del siglo XIX en Alemania, fue hijo de un pastor
luterano, lo que lo llevó a vivir en «una profunda e intensa cultura cristiana» 5
durante su niñez y juventud. Tal vez ello fue causa de la fuerte crítica que hizo
hacia el cristianismo años más tarde, aunque esta crítica era algo más que un
vulgar ateísmo como el que solía predominar por esas épocas – e incluso en la
actualidad –.

Nietzsche afirmaba que el cristianismo era una religión nihilista, pues «se
caracteriza por una búsqueda incesante de fundamentos fuera de esta realidad,

1
Luis Villoro, El pensamiento moderno: Filosofía del Renacimiento (México: FCE, 2010), 124.
2
Rubén Jaramillo, Modernidad, nihilismo y utopía (Bogotá: Siglo del Hombre Editores, 2013), 10.
3
Villoro, El pensamiento moderno: Filosofía del Renacimiento, 128.
4
Ibidem, 134.
5
Jaramillo, Modernidad, nihilismo y utopía, 27.

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Sin opciones: nihilismo y cristianismo

por un desprecio de este mundo y un desapego absoluto de los sentidos.» 6 Es


cierto que siguiendo la definición del nihilismo – negación de toda creencia o
principio moral, religioso, político o social – pudiera encajar en ello, aunque, desde
mi punto de vista, el cristianismo al prometernos un mundo de felicidad y vida
eterna, como veremos adelante, nos exige de alguna manera creer en este
mundo, en el aquí y en el ahora, e importa mucho lo que hagamos en este mundo.

También en otro aforismo del Anticristo indica que el cristianismo «niega todo lo
que somos en esta vida (…) y niega el mundo.» 7 Y no me parece que el
cristianismo niegue este mundo solo por prometer otro, pues dentro de la religión
tiene bastante peso lo que hacemos en este mundo, nos da la categoría de
personas, no de entes sin motivo de existencia, como lo haría el nihilismo.

Volviendo a la idea de los dos mundos, sabemos que Nietzsche no se inclinaba


a esa postura, él mismo dice en el Ocaso de los ídolos que «no tiene sentido
inventar fábulas respecto a otro mundo distinto a este (…) y el dividir el mundo en
verdadero y aparente no es más que un índice de vida descendente.» 8 Es
necesario entender por qué la humanidad se ha esforzado en crear un mundo
perfecto y verdadero que viene después del actual, y esto es principalmente
porque, según Nietzsche, estamos en un estado de vida reprimida, en la que no
dejamos fluir a las pasiones, al amor, al caos – Dionisio – y, en cambio, nos
regimos por las normas de la razón y la moral – apolíneo –, de esta manera al
obligarnos a reprimir nuestras emociones, somos infelices, no permitimos que
nuestro espíritu sea libre, y en gran parte culpa al cristianismo y su concepto de
pecado; ciertamente se pudiera ver al cristianismo – y muchas otras religiones –
como privativas de la libertad; aunque yo pregunto: ¿hasta que punto es bueno
vivir con una libertad así de extrema como lo plantea Nietzsche? Desde la
perspectiva de la Iglesia católica, por ejemplo, se nos dice que estas normas a
seguir son por nuestro bienestar, y sin duda estoy de acuerdo con ella; un ejemplo
podría ser el tema de la castidad: Nietzsche, en su libertad, decidió frecuentar
burdeles y de ahí se dice que contrajo la sífilis, enfermedad que probablemente no
6
Friedrich Nietzsche, El Anticristo (México: EMU, 2018), 28.
7
Ibidem, 53.
8
Friedrich Nietzsche, Cómo se filosofa a martillazos (México: Grupo Editorial Tomo, 2018), 37-38.

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Sin opciones: nihilismo y cristianismo

hubiera adquirido si hubiera seguido la horrible represión que ejerce el cristianismo


sobre nosotros. Más adelante daré otro ejemplo, en el que, de alguna forma, sí
coincido con Nietzsche.

En el Ocaso de los Ídolos, se nos relata la historia de como el mundo verdadero


y el aparente dejaron de existir9:

1. “El mundo verdadero es asequible al sabio, al virtuoso; él es quien vive en este


mundo, quién es ese mundo.” Idea que viene desde el platonismo.
2. “El mundo verdadero no es asequible por ahora, pero ha sido prometido al
sabio, al piadoso, al virtuoso.” Idea fundamental del cristianismo; el mundo
verdadero, el paraíso, será para el que lo merezca.
3. “El mundo verdadero no es asequible ni demostrable, ni puede ser prometido,
pero por el hecho de que se pueda pensar, constituye un consuelo y
obligación.” Idea kantiana.
4. “¿Es inasequible el mundo verdadero? En cualquier caso, no lo hemos
alcanzado, y por ello nos es también desconocido. Por lo que no puede
servirnos de consuelo ni redención, mucho menos de obligación. ¿A qué nos
podría obligar algo desconocido?” Idea positivista, en la que el mundo
verdadero no puede ser demostrado, no vale la pena tomarle importancia, es
algo desconocido.
5. “El mundo verdadero es una idea que ya no sirve para nada, que ya ni siquiera
obliga, se ha vuelto inútil; en consecuencia, es una idea que ha sido refutada:
eliminémosla.
6. Hemos eliminado el mundo verdadero: ¿Qué mundo ha quedado?, ¿el
aparente?, ¡no!, al eliminar el mundo verdadero hemos eliminado también el
aparente.”

El hecho de eliminar el “mundo verdadero” que se nos promete, por ejemplo en


el cristianismo, hace a un lado prácticamente toda la historia de la salvación que
nos dio Jesús. De ahí que sea tan fácil para Nietzsche afirmar que Dios ha muerto,
pensamiento común de la modernidad. Y no solo eso, pues Nietzsche afirma que
al desaparecer un mundo tiene también que desaparecer el otro, el aparente; la
9
Ibidem, 39-40.

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consecuencia: un profundo nihilismo; es por ello que «el acontecimiento de la


muerte de Dios es algo que afecta a raíz el sentido de nuestra vida.» 10 Ya no hay
nada por lo que creer, pues al final estamos sumidos en este mundo de
sufrimiento, y ahora ni siquiera tenemos el consuelo del mundo verdadero, no
tenemos una meta u objetivo por el cual esforzarnos, pues ahora al morir
simplemente está la nada.

La crisis de la modernidad se manifiesta con el nihilismo, pero ¿qué es ser


nihilista? Nietzsche nos dice que un nihilista «es un hombre que juzga que el
mundo tal y como es no debería ser y que el mundo tal como debería ser no
existe»11 y «es la falta de meta, falta de respuesta al “¿por qué?”; en el nihilismo
los valores supremos han perdido su crédito.» 12

Nos encontramos ante una crisis que nos lleva a creer que solo importa el aquí
y el ahora, y después nada. El problema de esto es sin duda, en que desgracia
para los que tienen una vida miserable, pues ahora saben que jamás serán
recompensados de alguna forma, y toda su vida será una desgracia hasta la
muerte. Ahora, si estamos en un “nada importa, total todo es un desastre y jamás
mejorará”, no tiene caso respetar normas y dogmas religiosos, por ejemplo, pero
también podría ser normas de Estado. Total, ¿qué podemos perder?

La justificación del cristianismo para dominar nuestros pensamientos y


acciones es el de “mejorarnos” como individuos, y así alcanzar la santidad y el
mundo de vida eterna que Nietzsche ha desaparecido. Pero Nietzsche se burla de
esta justificación y la compara con los animales salvajes. Pues solo «se les
debilita, se les hace menos dañinos, se convierten en enfermizos a base de
deprimirles mediante el miedo, el dolor, las heridas y el hambre. Lo mismo pasa
con el hombre “mejorado”.»13

Nietzsche no acepta «la idea de un perfeccionamiento creciente (…), en


realidad, el hombre no ha progresado nada en absoluto» 14, pues más bien se ha
10
Jaramillo, Modernidad, nihilismo y utopía, 34.
11
Ibidem, 42.
12
Remedios Ávila, “La ambivalente experiencia de la nada metafísica y nihilismo en Nietzsche”, en
Nietzsche: el desafío del pensamiento, editado por Paulina Rivero (FCE, 2016), 61.
13
Nietzsche, Cómo se filosofa a martillazos, 66.
14
Rivero, Nietzsche: el desafío del pensamiento, 85.

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Sin opciones: nihilismo y cristianismo

domesticado al hombre, se le ha dominado, se le ha hecho sumiso… «la Iglesia lo


echó a perder, lo debilitó, pero pretendió haberlo mejorado.» 15

No podemos negar que esta idea que nos planteó Nietzsche parezca verdad, la
historia es testigo de ello. Y a pesar de que en el siglo XXI las normas de la iglesia
son más flexibles, sigue habiendo individuos pertenecientes a ella que se sienten
atrapados, que no se sienten libres y, además, viven con el miedo de no alcanzar
la vida eterna que nos prometió Jesús. Están en una situación peor a la del
nihilismo, pues creen en el mundo verdadero y viven con el miedo y resignación
de que jamás lo alcanzarán.

Por otro lado, habemos cristianos dispuestos a obedecer las normas y dogmas
de la Iglesia, y no precisamente por temor a perder la vida eterna, sino por amor.
Aunque no se puede descartar que, ciertamente, somos producto del
“perfeccionamiento” cristiano.

Pudiera ser que Nietzsche tuviera razón, y los cristianos hemos sido debilitados
para ser manejados al antojo de las instituciones religiosas, pero ¿qué pasa con
los que no profesan el cristianismo ni alguna otra religión? No solo los cristianos
hemos sido “adoctrinados” a agachar la cabeza, obedecer y no aspirar a mayores
cosas, también la gran mayoría de la humanidad lo ha sido. Estamos como
humanidad sometidos a un sistema que nos impide tomar nuestras propias
decisiones; incluso me atrevo a decir que el cristianismo – y cualquier religión – es
víctima de este sistema, sediento de poder para una minoría, que nos corta a los
demás las alas, las aspiraciones y nos quita la valentía de sobresalir en el mundo.

Está en cada individuo el decidir que postura tomar y en qué creer: en una
religión – cual sea – que inevitablemente nos va a mostrar un mundo diferente por
alcanzar y los preceptos que hay que obedecer para ser dignos de él, o bien, en
un nihilismo que nos daría paz y libertad en este mundo más la incertidumbre, y
luego simplemente la nada. Otra opción que nos ofrece Nietzsche en su texto Así
hablaba Zaratustra, es el übermensch (superhombre, ultra humano), pero me
parece un estado de vida inasequible. Tenemos la libertad de decidir de quién
queremos ser esclavos: de un dios o de la nada. Pero decidirlo bien y firme, que
15
Nietzsche, Cómo se filosofa a martillazos, 67.

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Sin opciones: nihilismo y cristianismo

estemos tan satisfechos con la vida que decidimos que sin problema alguno
podamos tener un eterno retorno – como dice Nietzsche – y vivir esta misma vida
infinitas veces más. «Si quieres algo, lo debes querer todo.» 16

16
Alejandro Sánchez, Nihilismo y verdad: Nietzsche en América Latina (Nueva York: Peter Lang,
2017), 135.

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Sin opciones: nihilismo y cristianismo

Bibliografía
o Ávila, Remedios. “La ambivalente experiencia de la nada metafísica y
nihilismo en Nietzsche”, En Nietzsche: el desafío del pensamiento, editado
por Paulina Rivero. FCE, 2016.
o Jaramillo, Rubén. Modernidad, nihilismo y utopía. Bogotá: Siglo del Hombre
Editores, 2013.
o Nietzsche, Friedrich. Cómo se filosofa a martillazos. México: Grupo Editorial
Tomo, 2018.
o Nietzsche, Friedrich. El Anticristo. México: EMU, 2018.
o Sánchez, Alejandro. Nihilismo y verdad: Nietzsche en América Latina.
Nueva York: Peter Lang, 2017.
o Villoro, Luis. El pensamiento moderno: Filosofía del Renacimiento. México:
FCE, 2010.

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