Está en la página 1de 3

Relación médico-paciente

por Susana Auteri

Es la relación emocional, integral y social que resulta del encuentro entre el terapeuta y el
paciente en un contexto ambiental determinado (consultorio, sala, domicilio, etc.), con un
objetivo común: la remisión de la enfermedad.

Es una relación debido a que se trata de una "interacción humana que vehiculiza un monto
de información consciente e inconsciente a través del lenguaje verbal, preverbal y
analógico, y en la que cada participante trata de determinar la naturaleza de la relación y
cada uno responde con su propia definición de la misma, que puede confirmar, rechazar o
modificar la del otro".

Es emocional: como en toda relación se da el intercambio emocional conocido como


"transferencia-contratransferencia". La transferencia se entiende como varias series de
experiencias psicológicas revividas, no como pertenecientes al pasado, sino referidas a la
persona del médico en el momento presente; y como contratransferencia al conjunto de
emociones que se movilizan en el terapeuta por el estímulo que constituye el paciente y
que, en sentido estricto, se define como los prejuicios del médico.

Es integral pues se debe comprender que tanto el médico como el paciente son personas
totales, cuyos temores, creencias, ansiedades, competencias e ignorancias determinarán,
con mayor o menor eficacia, sus roles de técnico o enfermo. Cuando el médico centra
exclusivamente su atención en la enfermedad por la cual se lo consulta, suele vivir el
encuentro con su paciente como un combate en el que se siente obligado a vencer, mediante
un golpe diagnóstico certero. Cuando esto ocurre disminuye su ansiedad, pero al mismo
tiempo, se produce una doble alienación, la del paciente con el médico (ya que éste se
relacionó sólo con una parte del enfermo), y la del paciente con su enfermedad (acaba
haciendo con su dolencia lo mismo que ve hacer al médico, la aísla y ataca). Médico,
paciente y enfermedad quedan alienados como tres realidades distintas.

Es social, a su vez, pues se trata de una relación social en la cual están presentes el grupo
sociofamiliar del cual el enfermo es el portador y portavoz, y por otro lado, debido a las
características de la relación médico-médico, que el tratante tiene con -el profesional que le
derivó el paciente o con aquellos profesionales que lo asistieron con anterioridad.

Al dejar afuera al grupo familiar, que de por sí se encuentra implicado en la enfermedad de


uno de sus miembros, es posible marginar a eventuales aliados y colaboradores en la
comprensión y remisión de la enfermedad, y es exponerse a conductas desintegradoras, por
parte de la familia, de la relación médico-paciente.

En la definición se menciona que tienen un objetivo común. Hay ocasiones en que el


objetivo inconsciente que persigue el paciente no coincide con el del médico. Por ejemplo:
cuando concurre a la entrevista para perpetuar sus dolencias y confirmar que no tienen
solución, manteniendo así los beneficios primarios y secundarios de su enfermedad; o
cuando sólo comunica el síntoma que él considera importante de acuerdo con su
autodiagnóstico, para que el médico acierte y "confirme" lo que él piensa, manteniendo
oculta su auténtica enfermedad, etc.

El objetivo es la remisión de la enfermedad. Muchas veces la supresión de los síntomas por


los cuales se consulta no es sinónimo de remisión de la enfermedad. Pensar en los casos de
desplazamientos de las dolencias, o en las curaciones "mágicas" por efectos de sugestión, o
porque satisfacemos las demandas neuróticas del paciente disfrazadas en síntomas
orgánicos.

Si se acepta. que la enfermedad es una descompensación de la personalidad, aun cuando se


trate de algo tan concreto como una fractura, se está tratando a una persona fracturada en la
cual pueden producirse conflictos por los impedimentos que se le presentan, o que puede
haberse fracturado por conflictos previos que lo condujeron a fracturarse; se establece, por
lo tanto, una relación personalizada, donde la remisión de ·la enfermedad será el fruto de la
colaboración y una responsabilidad compartida, el resultado de orientar, guiar al paciente a
la recuperación de la libertad (de la salud) y al mejor nivel de reinserción sociolaboral que
pueda darse en ese caso en particular.

Tipos de relación médico-paciente. Pueden ser tan variados como médicos y pacientes
haya, y suelen modificarse a medida que los encuentros se repiten, ya que toda relación es
el resultado de un proceso. Para una mejor comprensión y con fines didácticos, se tomará la
clasificación de Schavelzon bajo la forma de una descripción de casos extremos, aunque
rara vez se dan en estado puro.

a) La gran distancia. Este médico se caracteriza por frialdad afectiva, cosificación o


parcialización del enfermo. Sólo valora el examen físico; siempre está ocupado en otras
cosas de importancia que alimenten su narcisismo, bloqueando así su capacidad terapéutica
por dejar al paciente con su problema solo, e infundiéndole pánico, no da explicaciones o lo
hace en forma inadecuada (con términos técnicos), etc. Sus pacientes suelen solicitar de él
sólo remedios eficaces y hasta pueden evitar la entrevista comunicándose por teléfono.

b) Proximidad exagerada. Este médico se deja invadir por los problemas del paciente,
bloqueándose para reconocer hechos físicos. Ante la angustia que esto le produce puede
presentar reacciones fóbicas (derivación a otro profesional) o contrafóbicas (urgencia en
reparar la enfermedad como si se tratara de un familiar, pedidos compulsivos de análisis y
estudios). Se lleva el problema a su hogar. El paciente asume un rol dependiente y dócil
reconociéndose como impotente, y él y su familia usan al médico como depósito de todos
sus problemas solicitando pedidos reiterados de consulta.

e) Distancia crítica u operativa. Este médico se reconoce como hombre (no es ni sabio, ni
padre, ni Dios), ajustando sus expectativas de éxito terapéutico a la realidad del paciente
como persona total y a sus propias posibilidades; reconoce cuál es su problema y cuál el del
paciente; y refrena su omnipotencia cambiando la tendencia a "decirle al paciente" por
"preguntar al paciente". Este se hace responsable de su enfermedad. y se reconoce como
potente.

También podría gustarte