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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos
Área Ciencias de la Salud.
Núcleo -Calabozo
2do Año Sección “2”

COMUNICACIÓN TERAPEUTICA.
(psicología).

Facilitadora:
Dra. Yadira Ramirez.
Bachiller:
Elicar Ibarra.
C.I: 29.893.702

Calabozo, Junio de 2021.


Comunicación Terapéutica.

La comunicación terapéutica es un nuevo enfoque de los profesionales de la salud


en el cual el centro de trabajo es el paciente, su narrativa (lo que dice y cómo lo dice), su
experiencia de la enfermedad, su experiencia del sufrimiento y lo que significa para él y
cómo el profesional escucha, atiende y dialoga con él sobre esa experiencia. La
responsabilidad de que la comunicación sea lo más eficaz posible corresponde al
profesional de la salud, es parte de su trabajo y es la base para después poder llevar a cabo
todos los otros cuidados de médicos. La comunicación terapéutica es parte del rol
autónomo del médico y requiere pensar de una manera específica: antes de cualquier
intervención, el profesional de la salud ha de reflexionar y preguntarse cuál es la situación
en la que se encuentra el paciente y cuáles son los objetivos de esa intervención en ese
momento concreto.

Cuando el profesional de la salud entra en relación con las personas con diabetes es
importante que clarifique sus emociones y sentimientos para evitar proyectar sobre ellas su
cansancio, sus ansiedades o sus miedos, ya que lo pueden interpretar como rechazo o como
que suponen una molestia o un estorbo. Muchas veces su comportamiento es un reflejo del
profesional (en psicología se llama “transferencia”).

Es necesario clarificar, por ejemplo, qué imagen percibe del paciente con el que se
va a relacionar porque si esta imagen es negativa, por ejemplo, si cree que es una persona
manipuladora, lógicamente la forma de recibirla y atenderla va a ser una actitud defensiva,
de alerta, de poner más atención a evitar que le manipule que de comprender lo que el
paciente le cuenta. Con estos pensamientos, sentimientos y actitudes, no es posible
establecer una relación, pues, inconscientemente, la actitud no verbal del profesional de la
salud no es acogedora o empática, sino de prejuicio. O, por ejemplo, si el profesional de
Enfermería piensa que el paciente es incumplidor, la forma de recibirle no será adecuada y
le estará transmitiendo, con tu actitud verbal y no verbal, que no cree en él. Sin embargo, si
piensa que el paciente tiene dificultades para su autocuidado, la actitud será de empatía y
ayuda porque pensará que este comportamiento se debe a las exigencias de su enfermedad y
no a formas caprichosas de actuar y le transmitirá que sí cree que puede cambiar y mejorar
el control de su enfermedad.

También es importante no confundir la comunicación terapéutica con la


comunicación social porque ahí es cuando los profesionales de la salud comienzan a no
poder hacer bien su trabajo, a frustrarse y a “quemarse”. La comunicación social es el estilo
de comunicación que se ha desarrollado entre las familias, los amigos y los conocidos, pero
no es relevante en el contexto terapéutico. En la comunicación social, si un amigo habla de
una manera un poco agresiva, podría enfadar a su interlocutor, pero en la comunicación
terapéutica, la agresividad ha de valorarse como una expresión de malestar del paciente que
proporciona información sobre cómo se siente. Gran parte de la frustración que tienen los
profesionales de la salud con los pacientes y de la insatisfacción de estos con los
profesionales se deriva de que el médico, al no tener la formación adecuada en
comunicación, se confunde y piensa como si estuviera en una situación social en vez de en
una terapéutica.

Existen una serie de elementos que los profesionales de la salud han decidido
practicar para así establecer una comunicación terapéutica de manera exitosa, estos son:

1. Empatía:

Es la habilidad cognitiva para reconocer e interpretar los sentimientos, pensamientos y


puntos de vista de las demás personas. Es la herramienta principal en la comunicación
terapéutica: gracias a ella, esta aumenta en eficacia. Es una actitud necesaria que se
advierte en la cara y en las palabras del profesional de la salud y que comunica al
paciente que su situación y sus preocupaciones le importan. Con la empatía el medico
muestra al paciente que ha entendido lo que siente y que es sensible en cada momento
al contenido emocional de lo que le está comunicando. La empatía crea un ambiente
seguro y ayuda a que el paciente confíe en el profesional de la salud. Le está diciendo al
paciente que acepta sus emociones y su situación, que centra toda su intencionalidad en
él, que él es el protagonista, lo que le anima a compartir su realidad. No se trata de dar
la razón al paciente, sino de reconocerle su derecho a que vea las cosas como las ve y
que las sienta como las siente. Cuando la paciente nota que el profesional de la salud
comprende lo que siente, sin juzgarle, sin decirle que debería sentir y pensar de otra
manera, experimenta una agradable sensación de aceptación y alivio. Al mostrar
empatía, el paciente sabrá que el profesional le está acompañando y que está “con él” y
no “contra él”.

2. Rapport:

El rapport es muy sencillo de generar y fácil de comprender; este término tiene su


origen en la palabra en francés “rapporter” que tiene varios significados: devolver,
regresar y retornar. Su traducción correcta es “llevar algo a cambio”. Es una transición
de mensajes verbales, emocionales, corporales, espirituales y culturales que trasmite el
paciente con el médico, que llegan a complementarse con la recepción por parte del
médico, y todo esto genera una sintonía para que el proceso de sanación sea un éxito.

Como persona responsable en la práctica médica se debe prestar mucha atención a


este vínculo/conexión. No es válido que un médico le ponga una cara larga al paciente,
como profesional, la empatía empieza desde la coherencia entre lenguaje verbal y no
verbal, el contacto visual, una sonrisa, calidez, un tono de voz adecuado, estas pequeñas
acciones empiezan a marcar la vida del paciente. Si el médico empieza a construir una
empatía con el paciente, el estado negativo (en algunas ocasiones) con la que se
presenta el paciente, puede cambiar y trascender a un estado de ánimo positivo,
tomando en cuenta que lo que busca el paciente es ayuda inmediata.
Para generar el hilo conductor del rapport, uno de los elementos principales es la
escucha empática, el médico debe escuchar al paciente sin interrumpirlo, con la
predisposición de no sacar conclusiones antes de tiempo o juzgar lo que el paciente
refiere, siempre mostrando un interés, entendiendo lo que el paciente quiere trasmitir,
logrando identificar todas las emociones que pueden estar afectando al paciente, y una
vez la atención esté centrada en las necesidades del paciente, el médico tendrá la
capacidad de proyectar otras necesidades inmediatas. Al mismo tiempo es
recomendable que jamás pierdan el lado humano; trasmitir el positivismo en el rapport,
y que esta buena energía persista en todo el proceso.

3. Seguridad y Confianza:

El profesional de la salud debe contar y desarrollar habilidades que, se espera, ayudarán


al paciente a sentir confianza en él. Por medio de la empatía, el respeto y el
acompañamiento, el paciente posiblemente confiará en el profesional. Aun así, hay
pacientes a quienes les cuesta confiar en los profesionales sanitarios. Si el profesional
está utilizando una metodología terapéutica, puede que esa desconfianza se deba a otras
experiencias que el paciente ha tenido con otros profesionales sanitarios en el mismo
centro sanitario o en otros. El profesional de la salud no juzga ni comenta delante del
paciente cómo trabajan otros profesionales sanitarios; simplemente se interesa en
entender la razón por la cual el paciente no se siente a gusto y no puede confiar.

4. Bienestar Biopsicosocial:

El profesional de la salud debe establecer su enfoque del trato hacia el paciente desde
un punto de vista general y no solo tomando en cuenta la patología presentada, es decir,
que debe considerar grandemente las emociones que el paciente está experimentando.
Estos aspectos son aquellos en los que el profesional de la salud resume los
sentimientos expresados por el paciente mediante el lenguaje verbal y no verbal
(palabras, gestos y actitudes). El paciente necesita saber que el médico está atento a lo
que le está comunicando y le acepta; por tanto, necesita que el profesional de la salud
exteriorice lo que comprende para calibrar la calidad de su escucha. Si es buena, el
paciente lo vivirá como aceptación y podrá seguir explorando sus sentimientos y
emociones y dar una mayor información. Lo eficaz es dar un tipo de respuesta que se
llama “intercambiable” ya que responde tanto al sentimiento como al contenido: “Se
siente molesto porque a pesar de hacer ejercicio no ha bajado de peso”.

5. Visitas Domiciliarias:
La visita domiciliaria es el servicio que se realiza en el domicilio de la persona con el
fin de detectar, valorar, dar soporte y seguir los problemas de salud del paciente y su
familia, fomentando su autonomía, reduciendo las crisis por descompensación y
mejorando la calidad de vida de los pacientes. Para que el médico de respuestas
eficientes y coste-efectivas que respondan a las necesidades de salud de las personas
dependientes y/o con enfermedades crónicas es necesario que se realicen visitas
domiciliarias. La visita domiciliaria no solo se facilita por la presencia de los
profesionales de salud, sino también por el traslado del material y equipo necesario para
lograr una atención médica óptima.

La atención domiciliaria cubre a todas las edades, pero se presta en gran mayoría a
adultos mayores. Generalmente estos pacientes son enfermos crónicos que han sufrido
accidentes vasculares o son víctimas de cáncer o senilidad. Es por eso que la atención y
visita domiciliaria se ofrece a pacientes debilitados con una condición crónica. En la
atención domiciliaria, la medicina se enfrenta a muchas situaciones difíciles, que van
desde la gratitud de la familia por el tiempo que el profesional dedica a su familiar hasta
la falta de confianza que muestra la familia hacia el profesional en el cuidado prestado.
Durante la visita domiciliaria, el profesional de medicina aplica conocimientos
científico-técnicos para que se produzcan cambios referentes a la autorresponsabilidad y
autodeterminación del cuidado de la salud de los individuos, familias y comunidades.

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