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más capaces de afrontarla y de superarla. El cuidado a las personas debe ir dirigido hacia una
expansión de las capacidades humanas. Gran parte del cuidado en las enfermedades
psiquiátricas consiste en la escucha personal del paciente para que mediante ella lleguemos
a ser conscientes de los aspectos que le preocupan y poder ayudarle desde su percepción, no
desde nuestra percepción.
La aceptación propia y del otro en la enfermedad
El paciente necesita una actitud de respeto y consideración, aunque en un momento dado les
pueda parecer a los miembros de su entorno que carece de ciertas capacidades; se requiere
cercanía para comprender cómo le afectan los sentimientos que le provocan sus limitaciones
para así adelantarse a las reacciones que puedan suscitarse. Para alcanzar un equilibrio
anímico es necesario tener confianza en las habilidades personales (y en la ayuda externa
necesaria, que a veces es difícil de solicitar) que nos permita superar las dificultades. Junto
con todo esto es importante ser consciente de la vulnerabilidad personal que experimenta una
persona con una enfermedad mental, que normalmente está necesitada de ayuda y no se
atreve a pedirla. Un aspecto relevante para ayudar a aceptarse es facilitar el aprendizaje de
cómo convivir con la enfermedad, con las limitaciones que conlleve.
Sobreprotección
Dependiendo de la enfermedad mental que padezca, hay que ayudar al enfermo a tener
autonomía en su cuidado y arreglo personal. Es importante conocer el desarrollo de la
enfermedad para anticiparse a posibles recaídas o a acciones no deseables, pero no debe esto
hacernos caer en una vigilancia exhaustiva que le lleve al paciente a soltar las riendas de su
vida. La sobreprotección en las enfermedades mentales puede tener diversas implicaciones;
por ejemplo, en un trastorno alimentario de anorexia, la enferma puede inspirar pena y puede
llevarnos a implicarnos en su conducta y no rechazar con fortaleza el daño que se hace; pasa
a la inversa con el trastorno de bulimia, la compasión nos lleva a no corregir con comprensión
la actitud de la persona de comer sin límite y tirar la toalla ante la ineficacia de los consejos
Dentro de este sobre proteccionismo puede existir el riesgo de asumir una función que es más
propia del terapeuta. Una de las reglas a este respecto es la distancia afectiva que tiene que
haber con el paciente, y por tanto, es contraproducente tratar de dar consejos terapéuticos a
un familiar enfermo.
Ser comprendido y ser escuchado
Aceptar la conducta de un enfermo cuando no es aceptable puede tolerarse hasta que sea
capaz de asumir las responsabilidades propias de su conducta sin vigilancia o
acompañamiento. Cuando somos capaces de despersonalizar reacciones del enfermo, somos
más hábiles para ayudar de modo efectivo. En el caso de familiares o cuidadores puede
resultar difícil de conseguir este distanciamiento porque están más cercanos a las situaciones
que se crean y por lógica, esta cercanía lleva a implicarse mucho en las reacciones.
El cuidado de los pacientes y sexualidad
RESUMEN – LA SALUD MENTAL Y SUS CUIDADOS
No existe un sistema moral que proporcione normas de segunda categoría aplicables a seres
humanos enfermos, es importante no banalizar el daño grave, también psíquico, que causa a
estas personas verse envueltas en actividades sexuales no plenamente responsables, con más
razón si son forzadas. Los padres y el personal sanitario han de procurar ante todo que el
deficiente psíquico se encuentre en un ambiente adecuado; procede que el paciente se
encuentre en un medio en el que se le proteja, si le falta autonomía para decidir. También se
da una supervaloración del aspecto físico de la sexualidad, de tal modo que se olvida el
aspecto psíquico generándose situaciones de desequilibrio en la armonía de persona y la
sexualidad, lo cual conduce a una vivencia de la sexualidad muy compleja.
La dependencia no sólo es una condición personal sino que es un claro fenómeno social que
será evaluado y tratado según los principios y las pautas de organización de cada grupo social
La superación del individualismo; es indudable que en el momento histórico que nos toca
vivir, quizá más que en ningún otro, se aprecia como signo de los tiempos una fuerte
interdependencia. Hacia una perspectiva relacional en la consideración de la dependencia;
Afirma Zanghì (1994) «El individuo para ser «sí mismo», necesita sólo de «sí mismo», el
«otro» es una ayuda externa, funcional. La persona, para ser «sí misma» tiene necesidad, no
funcional sino existencial del otro, el cual abriendo la individualidad, la conduce a superarse
y a realizarse en la persona». De acuerdo con el autor, y sin entrar en un análisis filosófico,
el concepto de persona, deriva, por necesidad, de la percepción del sí mismo injertado en una
red de relaciones interhumanas significativas.
Tipos de dependencia según las causas que la provocan
Son varias las causas que pueden generar un estado de dependencia: Una enfermedad
hereditaria, mental o degenerativa que provoca discapacidad, una enfermedad aguda que
requiere hospitalización y un período de convalecencia o un simple período de fragilidad
física asociado a un envejecimiento biológico. Nos detenemos a continuación, en cada una
de ellas:
La discapacidad física o psíquica: de acuerdo Rodríguez Sacristán, al referirse al «hecho
sorprendente del enfermar psíquico en la infancia», afirma «En psicopatología infantil nos
encontramos con el hecho sorprendente de hipotecar el futuro personal del individuo, (…)
hecho que puede hacer sufrir más que la misma muerte.
La enfermedad física grave a cualquier edad: La condición de las personas que sufren
enfermedades físicas o neuro-degenerativas conlleva llegar a una dependencia de carácter
progresivo, compleja, intensa y cuya duración puede prolongarse en el tiempo y la familia
juega, también en estos casos, un papel determinante.
El envejecimiento biológico: Una de las situaciones más difíciles comienza cuando la
persona, que vive en su domicilio, con independencia y autonomía funcional, se preocupa, al
igual que sus familiares, por el hecho de vivir solo en sus condiciones de edad y fragilidad,
o por sucesos puntuales (por ejemplo, una caída).
La figura del cuidador
Es frecuente que, al inicio, la persona que cuida, no sea consciente de que es el miembro de
la familia sobre el que va a recaer la responsabilidad del cuidado y que la situación puede
mantenerse por largo tiempo, implicando un progresivo aumento de dedicación en tiempo y
energía. La atención a la persona dependiente comienza siempre en el ámbito familiar y en
ocasiones, ante la incapacidad de los familiares para responder a cierto tipo de demandas, se
hace necesaria una atención profesionalizada
Prepararse para ser dependientes
En esta línea, se podrían señalar tres puntos importantes:
RESUMEN – LA SALUD MENTAL Y SUS CUIDADOS
Los procesos adaptativos hacen referencia al modo en que los cónyuges interactúan consigo
mismo, es decir, la manera con que éstos se tratan y responden el uno al otro, y las
consecuencias ante tales respuestas.
Los acontecimientos vitales estresantes son cualquier evento, interno o externo, de contenido
negativo, que afecta al matrimonio o a uno de los cónyuges y del cual ambos han de
adaptarse.
Dinámica de la elección conyugal
Para que el amor conyugal llegue a alcanzar un desarrollo armónico (maduración) necesita
conjugar e integrar adecuadamente los elementos que lo constituyen.
El primer periodo se corresponde con el enamoramiento, caracterizado por una vivencia
corporal intensa dirigida a la otra persona, junto a un impulso de predilección y abnegación
hacia ella.
El impulso de estar juntos, anhelando sentir la intimidad a través de sus sensaciones, con lo
que de forma gradual se instaura un deseo de pertenencia fiel y exclusiva entre ellos, para
convertirse después en un deseo de perpetuar su relación.
Impulso de darse y acogerse según el mejor modo que cada uno es capaz de concebir.
Impulso a vivirse de una manera especial a cada instante, como si renaciera el presente a cada
instante y el futuro se vivificara con un amor eternamente resucitado.
Modos de incomunicación conyugal
Indiferentismo o actitud psicológica ante algo o alguien que se valora como neutro: Posibles
causas son la rutina, la pérdida de respeto, la excesiva familiaridad, tener siempre en un
primer plano los defectos del otro antes que sus valores.
La inseguridad y la desconfianza dirigen a la persona hacia la incomunicación conyugal por
celos: Estas situaciones personales son de alguna manera corregidas y vencidas por la
vivencia de ser valioso que el otro ofrece, por lo que dejar de ser querido por el que hace ser
valioso correspondería a menospreciarse cada vez más.
La dependencia: se caracteriza por la necesidad continua de uno de los cónyuges de recibir y
ser objeto de manifestaciones de afecto y señales de aprobación. Estas personas casi nunca
llevan la contraria.
La manipulación: es una estrategia que, usando la falsedad, incluso con conciencia de ella,
utiliza al otro. Se trata de una incomunicación nacida de la mentira y el engaño con el objetivo
de conseguir del otro aquello que desea uno mismo.
La apropiación posesiva aparece cuando no se respeta o se obstaculiza el grado de libertad
que le es connatural al cuerpo del otro, por lo que éste no puede darse en toda su plenitud al
ser tratado como objeto.
RESUMEN – LA SALUD MENTAL Y SUS CUIDADOS
REFERENCIAS:
Cabanyes, J., & Monge, M. Á. (Eds.). (2017). La salud mental y sus cuidados (4a. ed.). Retrieved
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