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la anemia infantil
“La sangre es un alimento mágico”,
¿Y dónde se podría encontrar ese hierro tan necesario para la sangre? Pues,
la solución parece un perogrullo, en la propia sangre. En la sangre
y vísceras de los pocos animales sacrificados que se desecha porque este
fluido vital tiene muchos problemas de conservación para garantizar su
seguridad alimentaria. Pero una antigua receta en desuso de la cocina
tradicional de la zona conseguía deshidratar esa sangre convirtiéndola en
una especie de charqui (del quechua ch’arki, «cecina»). Gobierno y Acción
contra el hambre promueven ahora la elaboración segura de este ‘charqui de
sangrecita’ y la promoción de su uso a través de cocineras locales que
enseñan en lengua quechua a otras responsables caseras de la alimentación
familiar como cocinarlo, combinándolo por ejemplo con la deliciosa papa
andina.
Por cierto, las patatas con sangre y vísceras también son un plato
tradicional de la comarca del prepirineo catalán donde vivo, el
Berguedà, con montañas que asimismo han pasado históricamente carencias
y en las que los pobres campesinos obligados a prescindir de gran parte del
único cerdo que podían criar -vender la carne a los productores de embutido
y conservar solamente los huesos y el tocino salándolos- aprovechaban
también la sangre y las vísceras para hacer butifarras o las mezclaban con
patatas hervidas para componer las llamadas patatas enmascaradas (en el
sentido de tiznadas, ensuciadas por el marrón oscuro de la sangre frita) que
aún hoy disfrutamos los lugareños.
Calorías 76 kcal.
Grasa 0,20 g.
Colesterol 40 mg.
Carbohidratos 0,06 g.
Fibra 0 g.
Azúcares 0,06 g.
Proteínas 18,50 g.