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EL MEDIO AMBIENTE COLOMBIANO EN LOS FALLOS JUDICIALES DE LA CORTE

CONSTITUCIONAL: ANÁLISIS DE DOS SENTENCIAS DESDE EL ECOCENTRISMO Y EL


ANTROPOCENTRISMO.

Laura Daniela Porras Rodríguez

El tratamiento que se ha dado al medio ambiente en Colombia ha variado a través de


los años, lo anterior es notable si se observan los fundamentos de derecho y las decisiones
judiciales de un alto tribunal, como es la Corte Constitucional, cuando esta conoce de algún
caso en la que el medio ambiente entra en conflicto con algún otro derecho fundamental. A
manera de ilustración y, sin entrar en detalle de todos ellos, se referencia la siguiente tabla
donde se catalogan varios fallos del Tribunal Constitucional, según el tratamiento que le da al
ambiente:

Fuente: Echeverry (2013). El medio ambiente como sujeto de derechos.

Además de lo anterior, no solamente la Corte Constitucional ha tratado en disímiles


formas a la naturaleza en cuanto a su estatus jurídico, según la tabla observada, sino que
también cuando la reconoce como sujeto de derechos, lo hace con enfoques distintos.

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Hablamos de que existen dos grandes enfoques que se pueden utilizar al momento de
buscar la protección de la naturaleza, el antropocéntrico y el ecocéntrico. El primero de ellos
se manifiesta, por ejemplo, cuando hablamos de justicia ambiental y se busca proteger al
medio ambiente no porque éste sea un fin en sí mismo, sino porque de él depende la
supervivencia de la especie humana. El segundo, presente en los conceptos de justicia
ecológica o ecojusticia y ecodemocracia, sugiere que la naturaleza debe ser protegida no
porque sea un medio para que nuestra especie puede vivir de sus recursos, sino porque
reconoce el valor que ella tiene por sí misma.

Teniendo esto en cuenta, observemos el razonamiento de la Corte Constitucional en las


sentencias T-329 de 2010 y T-608 de 2011, a la luz de los dos paradigmas anteriormente
mencionados.

1. Sentencia T-329 del 10 de mayo de 2010, Corte Constitucional de Colombia.

En esta sentencia la Corte Constitucional revisa una acción de tutela instaurada por
Jesús Alfredo Betancourt Cabezas, presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda
Campo Hermoso, sector alto, del municipio de Suaza (Huila), en representación de veinticinco
(25) niños y niñas, en contra de la Gobernación del Huila y la Alcaldía de Suaza.

El accionante solicitó la protección del derecho fundamental de acceso a la educación


en condiciones dignas de los menores, pues debido a motivos de racionalización de recursos
el municipio y el departamento les dejarían de proporcionar el único docente y la dotación
escolar necesaria; además, señala que los menores dictaban clases en una caseta de madera
sin adecuaciones óptimas y que la escuela más cercana estaba a más de 5 kilómetros de
distancia, lo que ponía en riesgo a los menores si querían desplazarse hasta ella. Por tanto,
solicitó la construcción de una escuela dotada adecuadamente y el nombramiento de un
maestro calificado, sin hacer reparos en el tema medioambiental implicado.

Las autoridades judiciales de primera y segunda instancia negaron el amparo en virtud


de que el área en la que la comunidad estaba instalada y donde se pretendía la construcción
de la institución, se encontraba ubicada en una zona de reserva forestal y atribuyeron un
mayor peso al derecho al medio ambiente, sobre el de la educación, ya que el primero

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apuntaba no sólo a la niñez, sino a la conservación de la especia humana. Apenas en este
momento notamos un claro enfoque antropocéntrico y la presencia de la justicia ambiental.

Posteriormente, la Sala Quinta de Revisión de la Corte Constitucional se enfrentó al


siguiente problema jurídico:

“determinar si la negativa de las entidades accionadas a construir, en una zona de reserva


forestal, una instalación educativa para veinticinco (25) menores que no cuentan con un
establecimiento cercano u ofrecer otras alternativas de acceso a una institución educativa,
ocasiona una vulneración de su derecho fundamental a la educación en condiciones dignas”.

Siendo así, la Corte estudió y reiteró la importancia del derecho a la educación de los
niños, niñas y adolescentes en tanto es fundamental y un derecho público (artículo 67,
Constitución Política de 1991). Luego, procedió a estudiar la relevancia que le otorga nuestra
Carta Magna al medio ambiente.

En un inicio la Corte ilustra al medio ambiente como un “bien a proteger por sí mismo”,
pareciendo que utilizaría, entonces, un enfoque ecocéntrico para buscar su protección. No
obstante, continúa explicando extensivamente cómo la naturaleza es importante debido a que

“la conservación y la perpetuidad de la humanidad dependen del respeto incondicional al


entorno ecológico […]. Desconocer la importancia que tiene el medio ambiente sano para la
humanidad es renunciar a la vida misma, a la supervivencia presente y futura de las
generaciones.”

Es decir, la Corte ciertamente adopta una posición protectora del medio ambiente
antropocentrista, en tanto resalta que es necesario velar por el medio ambiente porque de él
depende la vida y su destrucción es una amenaza para nuestra especie. Bajo ese mismo
orden de ideas, procede a explicar que las reservas no son un criterio unívoco y que las zonas
de reservas forestales que no se encuentran dentro de parques naturales, como las del caso
concreto, pueden ser sustraídas por razones de interés público, siempre que se delimite
adecuadamente y se respete la armonía humano-ambiente.

Finalmente, el Tribunal Constitucional ponderó los derechos en pugna y optó por su


armonización. Demandó que existía una opción viable, consistente en la implementación del

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programa educativo denominado “aulas ambientales”, pues esto permitiría el goce del
derecho a la educación de los menores sin deteriorar la zona ambiental protegida. Asimismo,
revocó los fallos de las primeras instancias, ordenó que se iniciaran las labores para adecuar
un espacio educativo para los menores en el lapso máximo de un mes, exigió que se hiciese
un estudio para determinar si los asentamientos en la vereda Campo Hermoso, sector alto,
eran irregulares o no, dependiendo de esto otros mandatos y, pidió acompañamiento del
Ministerio Público.

En conclusión, en este fallo la Corte Constitucional protegió ambos derechos en pugna,


el de la educación y el del medio ambiente sano; sin embargo, el segundo se vio en todo
momento desde una perspectiva antropocéntrica y no desde la ecocéntrica y, además, se
aplicó la justicia ambiental. Por su parte, los jueces de instancias anteriores optaron por la
protección del medioambiente con un idéntico paradigma y el accionante ni siquiera reparó
en el valor mismo de la zona en la que pretendía la construcción de la institución educativa.

2. Sentencia T-608 del 12 de agosto de 2011, Corte Constitucional.

En este caso la Corte Constitucional revisa una acción de tutela instaurada por Alba
Rocío Cano Román, agente oficiosa de William García Yepes, contra la Corporación Autónoma
Regional de Caldas (CORPOCALDAS).

En la acción presentada la accionante menciona que el estado de salud de su esposo


era demasiado grave debido a que tenía secuelas de TEC severo, cuadraplesia espástica y
afasia mixta; es decir, inmovilidad completa. Por lo anterior, relata que recibió una
recomendación médica de llevar a cabo un tratamiento con animales (delfines, caballos,
perros labradores o aves) y se iniciaron las terapias con un loro, lo que resultó en que su
esposo tuviera una mejoría significativa en su desarrollo motriz. No obstante, la accionante
reclama que CORPOCALDAS le decomisó el animal de apoyo médico a su esposo alegando
que este era una especia protegida de fauna silvestre y, con esto, vulneró sus derechos a la
salud y dignidad humana.

El juez de primera y única instancia coincidió con la defensa utilizada por


CORPOCALDAS al sostener que esta actuó conforme a la ley, toda vez que la accionante no

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aportó los documentos legales necesarios que justificaran la obtención ni tenencia de la
especie animal. No se refirieron a aspectos de protección de la especie por fuera de los
parámetros legales; es decir, no adoptaron posturas ecocéntricas ni antropocéntricas para la
protección del loro, sólo sostuvieron que el decomiso era correcto porque la actora no había
surtido el procedimiento legal correspondiente para tener la especie.

En este fallo la Corte busca resolver si la entidad accionada vulneró los derechos
fundamentales señalados al negarse a devolver al cautiverio a un animal de fauna silvestre,
que era parte de un tratamiento de rehabilitación de un trauma craneoencefálico severo con
secuelas.

Bajo el mismo orden de ideas, la Corte adopta un paradigma completamente


ecocéntrico al recalcar en muchísimas ocasiones que el medio ambiente no puede verse sólo
desde su utilidad para la especie humana, sino que debe comprenderse desde el respeto y
cuidado porque los entes que conforman el medio ambiente son dignos y no se encuentran
supeditados al dominio de nuestra raza. Además, la Corte recuerda que los animales también
se encuentran en la esfera de protección del medio ambiente y que existe una obligación
constitucional de prohibir su maltrato. Recordó, que los animales silvestres no pueden ser
obtenidos por las personas sino bajo procedimientos legales estrictos y que ellos son
propiedad de la Nación.

En adición, la Corte constató señales de maltrato en el loro según los informes periciales
y que el afectado podía optar por otras especies para seguir el tratamiento terapéutico. Por
ello, determinó razonable y legítimo el accionar de CORPOCALDAS de no devolver la especie
afectada, porque la accionante y su esposo nunca fueron sus dueños y su tenencia era ilegal;
además, claro, de que su recuperación era obligatoria dadas las señales de maltrato que
presentaba.

A manera de conclusión, entonces, la Corte protegió el derecho al medio ambiente y


no vulneró el derecho a la salud del accionante representado, por las razones expuestas.
Decidió negar el amparo a la accionante y confirmar el fallo de primera y única instancia.

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Referencias Bibliográficas.

Echeverry, S. (2013). El medio ambiente como sujeto de derechos. [Tesis de pregrado]


Universidad Libre de Colombia. Bogotá D.C. Recuperado de:
https://repository.unilibre.edu.co/bitstream/handle/10901/7423/EcheverryGarzonSusan
Carolina2013.pdf?sequence=1

Corte Constitucional, Sala Quinta de Revisión. (10 de mayo de 2010) Sentencia T-329 de
2010. [MP Jorge Palacio Palacio]

Corte Constitucional, Sala Tercera de Revisión. (12 de agosto de 2011) Sentencia T-608 de
2011. [MP Juan Carlos Henao Pérez]

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