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Título: Las deudas de los cónyuges en el régimen patrimonial del matrimonio conforme al nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación
Autor: Chechile, Ana María
Publicado en: RDF 70, 61
Cita: TR LALEY AR/DOC/4963/2015
Sumario: I. Introducción.— II. La responsabilidad de los esposos frente a terceros en ambos regímenes
patrimoniales.— III. Carácter de la obligación.— IV. Las excepciones.— V. Comunidad de ganancias.— VI.
Las deudas en el régimen de separación de bienes.— VII. Conclusión
(*)

I. Introducción
Históricamente la doctrina se ha encargado de definir y diferenciar la temática de la responsabilidad por
deudas contraídas por los cónyuges de las cargas de la comunidad de ganancias, también designada de
responsabilidad por la deuda y de contribución en la deuda y —aunque criticado (1)— asimismo, llamado pasivo
provisorio y pasivo definitivo.
Aluden a dos aspectos distintos de la obligación, por ello se habla de la relación interna y externa de ella.
La denominada contribución en la deuda indica que determinadas obligaciones deben ser abonadas con
dinero ganancial y si —por hipótesis— se pagaran con bienes propios de uno de los esposos, surgiría un
derecho a recompensa por lo sufragado; atañe a la relación entre los cónyuges. Tales obligaciones conforman lo
que se ha dado en llamar cargas de la comunidad de ganancias, por implicar gastos que se relacionan
íntimamente con el desarrollo de la cotidianeidad de la pareja, que optó por el régimen de comunidad de
ganancias, y ése es el motivo por el cual deben ser afrontadas con recursos gananciales.
El otro aspecto de la obligación —el externo— define el patrimonio que pueden agredir los terceros
acreedores por la deuda contraída: si sólo sobre pertenencias de su deudor o si, por el carácter de la obligación,
pueden cobrarse de algunos o de todos los bienes de su cónyuge.
En el nuevo Código, el pasivo puede abordarse desde distintas ópticas, bien definidas y construidas sobre la
base de las críticas y los aportes que hicieron los juristas al sistema derogado.
II. La responsabilidad de los esposos frente a terceros en ambos regímenes patrimoniales
El nuevo Código regula la posibilidad de elegir entre dos regímenes patrimoniales, a saber: la comunidad de
ganancias, que es, además, el legal supletorio, y el de separación de bienes.
En el régimen primario, de orden público, se prevé una serie de disposiciones comunes a ambas
posibilidades. Una de ellas es la responsabilidad solidaria de los consortes para cierto tipo de deudas.
Expresa el art. 461 del CCiv.yCom. que "Los cónyuges responden solidariamente por las obligaciones
contraídas por uno de ellos para solventar las necesidades ordinarias del hogar o el sostenimiento y la educación
de los hijos de conformidad con lo dispuesto en el art. 455. Fuera de esos casos, y excepto disposición en
contrario del régimen matrimonial, ninguno de los cónyuges responde por las obligaciones del otro".
Como se desprende del texto transcripto, el principio que gobierna las relaciones entre los esposos es el de
responsabilidad separada por las deudas en ambos regímenes. La excepción a la regla es la responsabilidad
solidaria por obligaciones taxativamente enumeradas, a saber: los compromisos asumidos en orden a sostener
las necesidades comunes del hogar como la manutención —incluida la educación— de los hijos. En este último
aspecto, no sólo quedan comprendidos los hijos comunes sino también los de uno solo de los consortes, en tanto
sean menores de edad, con capacidad restringida o con discapacidad que convivan con el grupo familiar.
Expresaba Méndez Costa con el régimen anterior que "es justo y razonable que las deudas contraídas en el
interés de los esposos y de la familia más próxima entren en la esfera de responsabilidad de ambos, cualquiera
sea el contratante, y que las deudas ajenas a estos intereses compartidos afecten solamente la responsabilidad de
quien las asumió"(2).
En esta línea argumental, Zannoni consideraba insuficiente la previsión del art. 6º de la ley 11.357, en
cuanto consagraba las excepciones por las cuales respondía con los frutos de sus bienes propios y gananciales el
esposo no contratante. Entendía que "por tratarse de deudas que comprometen típicas cargas del matrimonio
—como lo son la atención de las necesidades del hogar, la educación de los hijos o la conservación de los
bienes comunes—, la responsabilidad de uno y otro cónyuge debiera ser plena"(3).
En el X Congreso Internacional de Derecho de Familia, en 1998, en el despacho de la mayoría, puede leerse,
en el tema "Régimen patrimonial y autonomía de la voluntad", la siguiente recomendación: "Cualquiera sea el

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régimen de bienes, ambos cónyuges están obligados solidariamente por las deudas contraídas para el
sostenimiento del hogar o la educación de los hijos"(4).
En adición, es de resaltar que la reciente reforma también regula —en el régimen primario— el deber de
contribución de los cónyuges en las cuestiones más importantes que rodean la vida familiar. Dispone el art. 455
del CCiv.yCom. que "Los cónyuges deben contribuir a su propio sostenimiento, el del hogar y el de los hijos
comunes, en proporción a sus recursos. Esta obligación se extiende a las necesidades de los hijos menores de
edad, con capacidad restringida, o con discapacidad de uno de los cónyuges que conviven con ellos.
"El cónyuge que no da cumplimiento a esta obligación puede ser demandado judicialmente por el otro para
que lo haga, debiéndose considerar que el trabajo en el hogar es computable como contribución a las cargas".
III. Carácter de la obligación
Mucho se debatió, en el marco del Código derogado, el carácter de la obligación del esposo que no había
contraído la deuda, estimando la mayoría de los autores que se trataba de obligaciones concurrentes (5).
Esta cuestión quedó zanjada por el nuevo plexo normativo, que califica de solidarias las deudas que atañen a
la comunidad de vida de esa familia, siendo aplicable tal disposición a ambos regímenes patrimoniales.
Se ha expresado que trata de "un supuesto de solidaridad legal; las obligaciones contraídas en sus términos
configuran un caso de solidaridad pasiva; en consecuencia, el acreedor puede exigir a cualquier codeudor
(cónyuge) el cumplimiento íntegro de la prestación. La nota que caracteriza este tipo de obligaciones anida en la
estructura del vínculo jurídico, que hace surgir una suerte de frente común de deudores"(6).
En el sistema derogado, se coincidía en que era el acreedor quien debía probar que se estaba dentro de los
compromisos estipulados en el art. 6º de la ley 11.357, para poder agredir los bienes del cónyuge de su deudor
(7).

Al igual que con el sistema que se reemplaza, "el carácter de deuda que justifica la responsabilidad solidaria
debe ser acreditado por quien la invoca"(8).
IV. Las excepciones
1. Necesidades del hogar
Se incluye en este concepto todos los gastos necesarios para cubrir los alimentos, vestimenta, atención
médica, odontológica más todos los estudios y medicamentos que dichas necesidades acarreen, así como las
mutuales a las que el grupo familiar se encuentre adherido, todo lo relativo a la vivienda y su ajuar, actividades
recreativas del grupo conviviente, entre otras (9).
2. El sostenimiento y la educación de los hijos
Como ya se ha abordado, se contemplan en este supuesto no sólo los hijos comunes de los cónyuges sino
también los hijos de uno de ellos que convivan con la pareja y sean menores, con capacidad restringida o
discapacitados.
La excepción se configura, entonces, cuando con las obligaciones asumidas se abonan colegios,
universidades o carreras terciarias, material de estudios, profesores de apoyo, estudios extracurriculares tales
como idiomas, instrumentos musicales, etcétera.
V. Comunidad de ganancias
1. La responsabilidad por la deuda
Como es sabido, en el orden legal derogado se había sancionado la ley 11.357, que establecía como
principio la responsabilidad separada (art. 5º) (10) con tres excepciones: cuando la deuda se hubiera contraído
para satisfacer las necesidades del hogar, la educación de los hijos y para la conservación de los bienes
gananciales (11) (art. 6º) (12).
La responsabilidad separada se traduce en la imposibilidad del acreedor de accionar por su crédito contra el
cónyuge de su deudor.
En el nuevo plexo normativo se contemplan —como se ha analizado— como obligación solidaria de ambos
esposos, independientemente del régimen patrimonial que los rija, los compromisos que se asumen para afrontar
las necesidades del hogar y la educación de los hijos conforme la extensión que realiza el art. 455 del
C.Civ.yCom.
A su vez, ya enmarcados en el régimen de comunidad de ganancias, el art. 467 dispone: "Cada uno de los
cónyuges responde frente a sus acreedores con todos sus bienes propios y los gananciales por él adquiridos.
"Por los gastos de conservación y reparación de los bienes gananciales responde también el cónyuge que no
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contrajo la deuda, pero sólo con sus bienes gananciales".


Nuevamente, se está en presencia de una excepción a la responsabilidad separada de los consortes con la
diferencia, con relación a lo que ya se ha descripto, de que ésta sólo opera en el régimen de comunidad y que al
esposo que no asumió el pasivo sólo se le pueden agredir activos gananciales.
Se trata de una obligación concurrente, por la cual responde el consorte que no se obligó, pero sólo con sus
bienes gananciales (art. 467, CCiv.yCom.). Como puede observarse, se extendió —en comparación con el
sistema anterior— la responsabilidad del cónyuge no deudor.
2. Bienes que pueden ser agredidos por la deuda que configura las excepciones de los arts. 461 y 467.
Diferencias
El esposo no deudor responde solidariamente tanto en el régimen de separación de bienes como en el de
comunidad de ganancias con todo su patrimonio cuando la obligación asumida lo es para las necesidades del
hogar y para el sostenimiento y educación de los hijos comunes o de uno de ellos que convivan en el hogar
cuando son menores de edad o padecen limitaciones en su capacidad (art. 461).
En el régimen de comunidad se suman —como deuda común— los gastos de conservación y reparación de
los bienes gananciales, pero en este caso el consorte que no se obligó por la deuda responde sólo con sus bienes
gananciales (art. 467, CCiv.yCom.). Se trata de una obligación concurrente (13).
Se avanza, con relación al art. 6º de la ley 11.357, en las que en todos los supuestos de excepción que
enumeraba tal precepto el consorte no obligado sólo respondía con los frutos de sus bienes propios y con los
frutos de los gananciales (14).
3. Deudas por las que responde sólo el esposo que se obligó
El principio que rige en esta materia es el de irresponsabilidad de uno de los cónyuges por las deudas del
otro o de responsabilidad separada por las obligaciones que cada uno contrae. Las excepciones son las que se
han desarrollado ut supra.
Todos los demás compromisos asumidos por los consortes son personales y todos sus bienes —propios o
gananciales— son ejecutables por los acreedores.
En consecuencia, el acreedor sólo puede agredir bienes de titularidad de su deudor, independientemente de
la calificación de tales bienes y no tiene derecho de persecución contra los bienes del cónyuge de su deudor. Ya
con el sistema anterior, un fallo plenario había sostenido —en el marco más restringido del art. 6º de la ley
11.357— que "El hecho de que un bien figure como adquirido por uno de los cónyuges es suficiente para
excluirlo de la acción de los acreedores del otro. Sin perjuicio de ello, los acreedores de uno de los cónyuges
están facultados para agredir dicho bien: a) cuando se ha constituido la obligación para atender las necesidades
del hogar, gastos de conservación de los bienes comunes o educación de los hijos (en relación a los frutos: art.
5º, ley 11.357) o, b) probando que aquel bien ha sido ilegítimamente sustraído a la responsabilidad que le es
debida. Todo ello sin perjuicio que, por aplicación derivada de la carga procesal, y tomando en consideración
cada situación particular que se plantee, el cónyuge agredido deberá aportar los elementos probatorios que
hagan a la relación procesal trabada, según sus hechos relevantes"(15).
Ahora bien, como se ha dicho, el esposo obligado responde por la deuda contraída con todo su patrimonio,
careciendo de interés para el acreedor la calificación del bien con el cual se satisface, como también carece de
relevancia para él tal carácter en caso de tener que agredir algún bien de su deudor, su garantía es todo el
patrimonio y, en consecuencia, puede hacer efectiva su acreencia ejecutando cualquiera de sus bienes, a
excepción de la vivienda, en los términos del art. 456 del CCiv.yCom.
La importancia de la calificación del bien con el cual se ha abonado el compromiso importa, en cambio, en
la relación interna entre los consortes. Así, si la deuda personal se ha satisfecho con bienes gananciales o si la
deuda ganancial se ha pagado con bienes propios, surge el derecho a recompensa. Dispone el art. 468 del nuevo
ordenamiento legal que "El cónyuge cuya deuda personal fue solventada con fondos gananciales, debe
recompensa a la comunidad; y ésta debe recompensa al cónyuge que solventó con fondos propios deudas de la
comunidad".
Se han definido a las recompensas como los "créditos por indemnizaciones entre los cónyuges que surgen
por haber quedado afectada la integridad de sus patrimonios y la exacta partición por mitades de los bienes
gananciales, con motivo de la gestión patrimonial durante la vigencia del régimen de la sociedad conyugal, cuya
gestión puede haber ocasionado un desequilibrio en beneficio del patrimonio ganancial y en perjuicio del
patrimonio propio de uno de los cónyuges, o bien pudo incrementarse éste en detrimento de aquél, desequilibrio
que este mecanismo tiende a corregir (...). La finalidad, por lo tanto, consiste en restablecer la integridad del

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patrimonio de cada cónyuge y asegurar que la partición de los gananciales sea equitativa e igualitaria"(16).
El derecho a recompensa va a efectivizarse en la liquidación de la sociedad conyugal, es por ese motivo que
la reciente normativa regula en el acápite "Liquidación de la comunidad" toda esta temática, enumerando las
cargas de la comunidad (art. 489); las obligaciones personales de los cónyuges (art. 490); los casos de
recompensas (art. 491); la prueba y el monto de ellas (arts. 492, 493).
4. Las recompensas, las cargas y las deudas personales
Recuerda Molina de Juan que la distinción entre pasivo provisorio y definitivo "no se encontraba en el
Código originario pues una sola norma regía ambos aspectos (art. 1275). La unidad de responsabilidad frente a
los acreedores respondía al régimen de administración marital"(17).
Al decir de Zannoni, "ambos aspectos quedaban subsumidos en el régimen original del Código Civil. El art.
1275, al enumerar las cargas de la sociedad conyugal, establecía cuáles eran las deudas por las que podían los
acreedores perseguir los bienes gananciales. A su vez, permitía establecer un adecuado régimen de contribución
por el pago de deudas comunes, para el caso de que se las hubiese satisfecho con bienes o dinero propio de uno
u otro cónyuge"(18).
Al sancionarse la ley 11.357 comienza a cuestionarse la vigencia de aquel precepto, dando origen a distintas
posturas (19).
La posición mayoritaria, sostenida originariamente por Belluscio (20), argumentaba que "los arts. 5º y 6º de
la ley 11.357 sólo han venido a modificar el régimen de responsabilidad de los cónyuges frente a terceros
(cuestión de la obligación), pero la determinación de las cargas de la sociedad conyugal (cuestión de la
contribución) continúa regida por el art. 1275 del CCiv. Los primeros establecen a cuál de los cónyuges podrán
los acreedores cobrar sus créditos; el último define si la deuda pagada será en definitiva a cargo del haber
ganancial o del personal de uno de los esposos. Aquéllos reglamentan el problema de la responsabilidad por la
obligación, y éste, el de la imputación de la deuda ya pagada o la contribución a su pago"(21).
Méndez Costa, a su vez, sostenía que "el art. 1275 se ha referido siempre exclusivamente al aspecto interno,
entre otros argumentos, porque reproduce otros textos del Código indudablemente referidos al aspecto externo,
planteando análogas hipótesis con consecuencias distintas: la contribución conyugal en el art. 1275 y la
responsabilidad frente a terceros en los arts. 1280 a 1283"(22).
En síntesis, mayoritariamente, los autores coincidían que a partir de la sanción de la ley 11.357 los incisos
que describía el art. 1275 del Código derogado aludían a las cargas de la sociedad conyugal, vale decir, aquellos
gastos que debían solventarse con bienes gananciales y que si se lo hacía con bienes propios surgía un derecho a
recompensa a favor de quien había abonado la deuda con ese tipo de bienes. Se trataba del aspecto interno de la
obligación y el tema de la contribución surgía al momento de liquidarse la comunidad de ganancias. Esta
solución ha sido plasmada en el nuevo orden normativo.
Es de resaltar que en el antiguo régimen no se regulaba el tema de las recompensas, pero se las deducía del
sistema en general y de la aplicación de algunas normas como el art. 1316 bis del CCiv., según el texto de la ley
17.711 (23).
Dispone el art. 488 del CCiv.yCom.: "Extinguida la comunidad, se procede a su liquidación. A tal fin, se
establece la cuenta de las recompensas que la comunidad debe a cada cónyuge y la que cada uno debe a la
comunidad, según las reglas de los artículos siguientes".
5. Las cargas
Enumera el nuevo art. 489 del CCiv.yCom. que "Son a cargo de la comunidad:
"a) Las obligaciones contraídas durante la comunidad, no previstas en el artículo siguiente;
"b) El sostenimiento del hogar, de los hijos comunes y de los que cada uno tenga, y los alimentos que cada
uno está obligado a dar;
"c) Las donaciones de bienes gananciales hechas a los hijos comunes, y aun la de bienes propios si están
destinados a su establecimiento o colocación;
"d) Los gastos de conservación y reparación de los bienes propios y gananciales".
a) Las obligaciones contraídas durante la comunidad, no previstas en el artículo siguiente
Comprende todas las obligaciones contraídas desde la vigencia de la comunidad de ganancias que sean
personales de los cónyuges, en una redacción similar a la prevista por el inc. 3º del derogado art. 1275 del CCiv.
Así como el principio de que todo lo que se gana durante la comunidad es ganancial, todo lo que se adeuda
durante ella debe ser abonado con bienes gananciales. Son, como se ha dicho, las cargas por excelencia (24).
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Expresaba Zannoni, refiriéndose al inc. 3º del art. 1275 derogado, que "es correcto afirmar, con carácter
general, que así como las adquisiciones onerosas hechas por cualquiera de los cónyuges durante el matrimonio
se presumen gananciales (art. 1271, CCiv.), las deudas contraídas por ellos, también durante el matrimonio,
deben reputarse cargas de la sociedad conyugal. Esto hace a la simetría entre activo y pasivo: las adquisiciones
realizadas a título oneroso durante el matrimonio soportan la carga de las deudas contraídas por los esposos
luego de casarse"(25).
b) El sostenimiento del hogar, de los hijos comunes y de los que cada uno tenga, y los alimentos que cada
uno está obligado a dar
El supuesto es más amplio de lo que preveía el inc. 1º del derogado art. 1275 al comprender todas las
obligaciones alimentarias de uno de los cónyuges (26) y se sustenta en el mismo fundamento esbozado en el ítem
anterior, si todo lo que el esposo obligado gana es ganancial, las deudas provenientes de la obligación
alimentaria que le es exigible debe ser asumida con dinero que se corresponda con la misma calificación. De lo
contrario obtendrá bienes para la comunidad, empobreciéndose su patrimonio propio.
Los términos "sostenimiento del hogar" aluden a una importante cantidad de rubros, quedando incluidas
todas aquellas erogaciones que hacen a que un hogar sea tal, como compra y reparación de sus muebles,
electrodomésticos, utensilios varios, mutuales médicas, gastos por enfermedad de los integrantes de la familia
conviviente (27), etcétera.
c) Las donaciones de bienes gananciales hechas a los hijos comunes y aun la de bienes propios, si están
destinados a su establecimiento o colocación
También se enumera como carga de la comunidad de ganancias la donación hecha a los hijos comunes
cuando ella funda su objetivo en la inserción de ellos en el mercado laboral, vale decir, busca como finalidad
ayudar a la prole a montar un comercio, un consultorio médico u odontológico, un estudio jurídico, algún
emprendimiento empresarial, etc., sin importar si el acto a título gratuito lo ha sido de bienes gananciales o
propios.
d) Los gastos de conservación y reparación de los bienes propios y gananciales
El art. 1275 del Código derogado estipulaba como carga de la sociedad conyugal "los reparos y
conservación en buen estado de los bienes particulares de cualquiera de los cónyuges". Por entonces la doctrina
se cuestionaba si se incluían los gastos que se realizaban con el mismo objetivo en los bienes gananciales,
aceptándose —en general— dicha inclusión por los autores (28).
El fundamento tanto del sistema derogado como del actual radica en que los frutos que producen esos bienes
son gananciales; en consecuencia, la deuda que generan —en tanto sea para mantenerlos en buen estado— debe
ser cubierta con fondos del mismo carácter.
6. Las deudas personales de los cónyuges
Como se deduce de su denominación, son compromisos que deben ser asumidos con bienes propios y, si se
los cumple con fondos gananciales, se genera una recompensa a favor de la comunidad.
El nuevo plexo legal enumera cuáles son esas deudas. Establece el art. 490 que "Son obligaciones personales
de los cónyuges:
"a) las contraídas antes del comienzo de la comunidad;
"b) las que gravan las herencias, legados o donaciones recibidos por uno de los cónyuges;
"c) las contraídas para adquirir o mejorar bienes propios;
"d) las resultantes de garantías personales o reales dadas por uno de los cónyuges a un tercero, sin que de
ellas derive beneficio para el patrimonio ganancial;
"e) las derivadas de la responsabilidad extracontractual y de sanciones legales".
a) Las contraídas antes del comienzo de la comunidad
De la simple lectura de la norma se desprende la claridad de la enunciación de los compromisos que
—indudablemente— deben ser abonados con activo propio, pues no benefician de ninguna manera a la
comunidad, pues, si la deuda fue asumida con anterioridad al régimen de comunidad de ganancias, no tenía en
vistas satisfacer ninguna carga de ella.
Por otro lado, hay una perfecta correspondencia con el activo propio de los esposos. El art. 464 del
CCiv.yCom., al enumerar los bienes propios, considera tales "los bienes de los cuales los cónyuges tienen la
propiedad, otro derecho real o la posesión al tiempo de la iniciación de la comunidad" (inc. 1º).

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b) Las que gravan las herencias, legados o donaciones recibidos por uno de los cónyuges
De similar manera que en el inciso anterior, los gastos que irroguen las herencias, legados o donaciones que
favorezcan a uno de los cónyuges son absolutamente personales, como en idéntica lógica que en el ítem a, tiene
su correlato en el inc. b del art. 464, que considera propios "los adquiridos durante la comunidad por herencia,
legado o donación...".
c) Las contraídas para adquirir o mejorar bienes propios
El fundamento de este inciso es evidente, si el bien que va a adquirir mayor valor con la mejora es un bien
propio, o el préstamo que se contrató para alcanzar el monto que se necesitaba para subrogar un bien propio en
otro de mayor valor, necesariamente se trata de una obligación que sólo aprovecha al consorte deudor, y por
ende su deuda es personal.
d) Las resultantes de garantías personales o reales dadas por uno de los cónyuges a un tercero, sin que de
ellas derive beneficio para el patrimonio ganancial
Nuevamente, el eje se centra en que el beneficio que se obtiene por la deuda no es para la comunidad.
e) Las derivadas de la responsabilidad extracontractual y de sanciones legales
Cuando uno de los cónyuges ha generado con su conducta una deuda derivada de un hecho ilícito,
obviamente la solución es que el monto que deba pagar en tal concepto debe serlo con activo propio.
Expresaba Borda —con el sistema anterior— que "la responsabilidad por delitos y cuasidelitos es
estrictamente personal; se trata de deudas de uno de los cónyuges, a las cuales el otro es ajeno de acuerdo con el
principio del art. 5º, ley 11.357"(29).
VI. Las deudas en el régimen de separación de bienes
Expresa el art. 505, C.Civ.yCom.: "En el régimen de separación de bienes, cada uno de los cónyuges
conserva la libre administración y disposición de sus bienes personales, excepto lo dispuesto en el art. 456.
"Cada uno de ellos responde por las deudas por él contraídas, excepto lo dispuesto en el art. 461".
El precepto es una lógica derivación del régimen de separación de bienes, que se caracteriza, como su
nombre lo indica, en una total independencia del patrimonio de cada uno de los cónyuges, como de
administración y disposición de cada uno de los bienes que lo integran, de separación de responsabilidades y de
ausencia de derecho de los cónyuges sobre los bienes del otro, salvo lo regulado en el régimen primario.
Con relación a las deudas, como ya se ha desarrollado, las únicas excepciones al principio general están
dadas por los supuestos enumerados en el art. 461.
VII. Conclusión
Como se lo ha expresado en otras oportunidades, el nuevo Código toma los aportes realizados por los
autores y por los jueces al sistema anterior, regulando en un todo organizado los dos regímenes bajo los cuales
se puede organizar la familia matrimonial.
En este contexto, y respetando la autonomía de la voluntad resultante de la posibilidad de elegir, se
establecen también supuestos que limitan la libertad de los esposos en aras del bienestar de los integrantes de la
familia, como son aquellas obligaciones que —al margen del régimen elegido o legal— deben ser asumidas por
ambos consortes y por las cuales ambos responden solidariamente.
El ejercicio de la libertad permite el desarrollo de las personas que, siendo capaces, deciden cómo organizar
su cotidianeidad, incluso económica. Las limitaciones a esa autonomía señalan el marco de lo trascendente, de
la responsabilidad que se tiene como miembro de la familia, y en ese contorno se encuentran —sin dudas— las
deudas que se contraen para la satisfacción de las necesidades del hogar y la educación de los hijos, sean
comunes, sean de uno de ellos, que convivan en el hogar mientras sean menores de edad o padezcan de
restricciones a su capacidad.
(A) Doctora de la UBA. Profesora titular ordinaria de Derecho Civil V, Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales, UNLP. Integrante de uno de los Equipos de Trabajo en temas de Derecho de Familia de la Comisión
de Reformas y Unificación del Código Civil y Código de Comercio de la Nación, integrada por los Dres.
Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Aída Kemelmajer de Carlucci por decreto presidencial
191/2011. Ex juez del Tribunal Colegiado de Familia n. 1 de La Plata. Relatora letrada de la Sup. Corte Bs. As.
(1) Ripert, Georges y Boulanger, Jean, Tratado de derecho civil según el tratado de Planiol, t. IX, La Ley,
Buenos Aires, 1965, p. 262, nro. 405, citado por Hernández, Lidia, "Pasivo de la sociedad conyugal", RDF
19-79.
(2) Méndez Costa, María Josefa, "Comentario a los arts. 1217 a 1296 del Código Civil", en Méndez Costa,
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María Josefa (dir.), Código Civil comentado. Derecho de familia patrimonial, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe,
2007, ps. 158/159.
(3) Zannoni, Eduardo A., Derecho civil. Derecho de familia, t. 1, 5ª ed., Astrea, Buenos Aires, 2006, ps.
584/585.
(4) X Congreso Internacional de Derecho de Familia, "El derecho de familia y los nuevos paradigmas",
Mendoza, 20 al 24 de septiembre de 1998, JA 1999-I-1025.
(5) Zannoni, Eduardo A., Derecho civil..., cit., p. 585; Méndez Costa, María Josefa, "Comentario...", cit., p. 162;
Belluscio, Augusto C., Manual de derecho de familia, 9ª ed., AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2009, p. 371;
Sambrizzi, Eduardo A., Régimen de bienes en el matrimonio, La Ley, t. II, Buenos Aires, 2007, ps. 49/50.
(6) Molina de Juan, Mariel, "Comentario a los artículos 446 a 462 del Código Civil y Comercial", en
Kemelmajer de Carlucci, Aída; Herrera, Marisa y Lloveras, Nora, Tratado de derecho de familia según el
Código Civil y Comercial de 2014, t. I, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2014, ps. 764, 671/672.
(7) Belluscio, Augusto C., Manual de derecho de familia, cit., p. 371.
(8) Molina de Juan, Mariel, "Comentario...", cit., p. 671.
(9) Méndez Costa, María Josefa, "Comentario...", cit., p. 162; Hernández, Lidia, "Pasivo...", cit., p. 88.
(10) Art. 5º, ley 11.357: "Los bienes propios de la mujer y los bienes gananciales que ella adquiera no
responden por las deudas del marido, ni los bienes propios del marido y los gananciales que el administre
responden por las deudas de la mujer".
(11) Expresaba Belluscio: "El tercer y último supuesto es el de las obligaciones contraídas para la conservación
de los bienes comunes, es decir, los gananciales. Juzgo erróneo el criterio de Borda, Cornejo y Mazzinghi,
según el cual por 'comunes' deben considerarse los de uno u otro de los cónyuges. En esta materia, por bienes
comunes no puede entenderse sino los que pertenecen a la comunidad, es decir, los gananciales", conf.
Belluscio, Augusto C., Manual..., cit., p. 372.
(12) Art. 6º, ley 11.357: "Un cónyuge sólo responde con los frutos de sus bienes propios y con los frutos de los
bienes gananciales que administre, por las obligaciones contraídas por el otro, cuando sean contraídas para
atender las necesidades del hogar, para la educación de los hijos, o para la conservación de los bienes comunes".
(13) Medina, Graciela, "Comentario a los artículos 463 a 508 del Código Civil y Comercial", en Kemelmajer de
Carlucci, Aída; Herrera, Marisa y Lloveras, Nora, Tratado..., cit., t. I, p. 764.
(14) Por ese entonces se sostenía que debían incluirse en ese concepto los salarios que obtuviera el consorte no
deudor por su trabajo, profesión o industria, "pues de lo contrario se arribaría al resultado poco razonable de que
el cónyuge no deudor carecería de responsabilidad si sólo dispusiera de su sueldo u honorarios, por ejemplo,
frente a obligaciones contraídas para atender necesidades del hogar. En este sentido la jurisprudencia ha
incluido los salarios y honorarios entre los bienes embargables del cónyuge no contratante". Hernández, Lidia,
"Pasivo...", cit., y jurisprudencia que cita en nota 22.
(15) C. Nac. Com., en pleno, 19/8/1975, LL 1975-D-70.
(16) Ferrer, Francisco A. M., "Sistema de recompensas entre cónyuges", en Méndez Costa, María Josefa (dir.),
Código Civil..., cit., p. 323. En similar sentido, Medina, Graciela, "Comentario", cit., p. 768.
(17) Molina de Juan, Mariel, "Comentario...", cit., p. 665.
(18) Zannoni, Eduardo A., Derecho civil..., cit., t. 1, p. 574.
(19) Ver al respecto Méndez Costa, María Josefa, "Comentario...", cit., p. 155; Belluscio, Augusto C., Manual...,
cit., ps. 368/369; Mazzinghi, Jorge A., Tratado de derecho de familia, t. 2, La Ley, Buenos Aires, 2006, ps. 191
y ss.
(20) Belluscio, Augusto C., Manual..., cit., ps. 368/369.
(21) Belluscio, Augusto C., Manual..., cit., ps. 368/369. En similar sentido Zannoni, Eduardo A., Derecho
civil..., cit., ps. 578/579; Fleitas Ortiz de Rozas, Abel y Roveda, Eduardo G., Régimen de bienes del
matrimonio, La Ley, Buenos Aires, 2001, p. 132. En contra, entre otros, Mazzinghi, Jorge A., Tratado... cit., ps.
197, 215; Borda, Guillermo A., Tratado de derecho civil. Familia, t. I, 9ª ed., Perrot, Buenos Aires, 1993, p. 278.
(22) Méndez Costa, María Josefa, "Comentario...", cit., p. 155.
(23) Medina, Graciela, "Comentario...", cit., p. 838.
(24) Zannoni, Eduardo A., Derecho civil..., cit., p. 575.
(25) Zannoni, Eduardo A., Derecho civil..., cit., p. 575.
(26) El inciso derogado decía que eran a cargo de la sociedad conyugal: "La manutención de la familia y los
hijos comunes; y también de los hijos legítimos de uno de los cónyuges; los alimentos que uno de los cónyuges
está obligado a dar a sus ascendientes".
(27) En este sentido se expidió alguna sentencia anterior a la reforma con relación a los gastos de última
enfermedad del marido, C. Nac. Civ., sala C, "K. de V., N. E. v. V., M., suc.", 20/12/1988, LL 1990-C-241,
www.laleyonline.com.ar, cita online AR/JUR/1122/1988.
(28) Sambrizzi, Eduardo A., Régimen..., cit., t. II, 2007, p. 13 y sus citas.

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Documento

(29) Borda, Guillermo A., Tratado... cit., p. 287. En similar sentido C. Nac. Civ., sala C, 6/4/1993, "Lugones, M.
R. v. Gamper, Néstor J.", www.abeledoperrotonline2/com, AP 941090.

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