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Naturaleza jurídica:
El derecho de familia, se encuentra integrado por el conjunto de normas jurídicas
que regulan las relaciones jurídico familiares. Estas relaciones integran el derecho
civil. En el derecho de familia, el orden público domina numerosas disposiciones,
las que regulan las relaciones personales entre los cónyuges, las relaciones
paterno filiales, las que determinan el régimen patrimonial del matrimonio; y la
calificación de los bienes de los cónyuges. De forma tradicional, se ha tomado en
consideración que el derecho de familia, es una sub-rama del derecho civil, pero,
debido a que este último se estructura sobre la base de la persona individual y que
habitualmente se ha estimado que las relaciones de familia, no pueden quedar
regidas solamente por criterios de interés individual y la autonomía de la voluntad,
en la actualidad gran parte de la doctrina señala que es una rama de carácter
autónomo del derecho; con principios propios. Pero, para considerarse como
autónoma, es necesaria la existencia de tres presupuestos: la independencia
doctrinal, independencia legislativa y la independencia judicial. Desde hace ya
varios años, y por diversas consideraciones, los distintos Estados han creado
judicaturas especializadas en esta materia; denominadas comúnmente juzgados o
tribunales de familia.
Derechos:
Los cónyuges tienen los mismos derechos. En el seno del matrimonio, deberán
actuar con confianza mutua y de común acuerdo por el bien de la familia.
Ambos cónyuges tienen derecho a decidir por ellos mismos si quieren trabajar o
participar en actividades sociales o de otros tipos de fuera del ámbito familiar.
Obligaciones
Los cónyuges están obligados a vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse
mutuamente. Deberán, además, compartir las responsabilidades domésticas y el
cuidado y atención de ascendientes y el descendiente y otras personas dependen
tés a su cargo. Ambos cónyuges tienen la obligación de colaborar, de acuerdo con
sus capacidades, en el mantenimiento de la vida económica común de la familia,
así como a prestar alimentos al cónyuge. Si uno de los cónyuges no trabaja, el
cónyuge que posee más medios deberá sufragar, por ejemplo, los costes de
adquisición de comida y ropa.