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Ab.

Caballero J 3512302129

BOLILLA 3: DERECHOS Y DEBERES DE LOS CÓNYUGES

1. EFECTOS PERSONALES DEL MATRIMONIO


El matrimonio como acto jurídico y como institución es generador de múltiples consecuencias jurídicas, las cuales han
sido organizadas bajo dos grandes esferas de estudio, a saber: efectos personales y efectos patrimoniales del matrimonio.

Efectos personales del matrimonio: El matrimonio como acto jurídico eficaz y como institución, es fuente generadora
de efectos, que son de interés para el derecho, y los cuales recaen sobre las relaciones personales como patrimoniales
de los cónyuges, invistiendo a los mismos de derechos y deberes de contenido mixto.
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Repercusión del matrimonio celebrado sobre los atributos de las personas: capacidad, estado, domicilio y nombre
Los atributos de la persona humana son “aquellas cualidades en cuya virtud el ente es persona y sin la concurrencia de
las mismas no lo seria, es decir que los atributos son presupuestos necesarios para que el sujeto pueda ser titular de
derechos y consecuentemente de obligaciones”.
 Capacidad: Nuestro ordenamiento clasifica a la capacidad de la persona humana, en: “capacidad de derecho”
y “capacidad de ejercicio o de hecho” (Artículos 22 y 23 CCCN.).
Conforme dicha clasificación, en lo relativo a la capacidad de derecho, el matrimonio repercute en cuestiones como:
1) Impedimentos matrimoniales dirimentes: impedimento de parentesco por afinidad e impedimento de ligamen –
Artículo 403 inc. c) y d)-.
2) Prohibición de adopción unilateral por parte de uno de los cónyuges - Artículo 602-.
3) Asentimiento Conyugal - Artículo 456 -.

En lo relativo a la capacidad de contratación de los cónyuges, el artículo 1002 dispone: “(…) no pueden contratar en
interés propio: (…) inciso d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí”. La presente norma prohíbe todo
tipo de contratación entre cónyuges, siempre que se den los requisitos de: a- que las partes contractuales sean ambos
cónyuges, b- que sea en interés propio, y c- se encuentren bajo el régimen patrimonial – matrimonial de ganancias.
Observados estos requisitos los contratos celebrados serán nulos.

Con respecto a la capacidad de hecho, es necesario distinguir, si los cónyuges son mayores o menores de edad al
momento de contraer matrimonio:
a) En el caso de cónyuges menores de edad, el artículo 27, primer y segundo párrafo, establece que: “La
celebración del matrimonio antes de los dieciocho años emancipa a la persona menor de edad. La persona
emancipada goza de plena capacidad de ejercicio con las limitaciones previstas en este Código”. Por lo que la
celebración del matrimonio de un menor de edad, en primer lugar, emancipa al menor, generando la plena
capacidad de ejercicio (a excepción de las limitaciones del artículo 28) y, en segundo lugar, extingue la
responsabilidad parental.
Con respecto a la irrevocabilidad de la emancipación, el tercer párrafo del artículo 27 afirma que: “La
emancipación es irrevocable. La nulidad del matrimonio no deja sin efecto la emancipación, excepto respecto
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del cónyuge de mala fe para quien cesa a partir de día en que la sentencia pasa en autoridad de cosa juzgada”.
En consecuencia, una vez adquirida la capacidad fruto de la emancipación, la misma es irrevocable, aún en el
caso de nulidad del matrimonio, a excepción del cónyuge de mala fe (reputada en términos del artículo 427).
b) En el caso de cónyuges mayores de edad, quedó superada todo tipo de distinción o discriminación.
 Estado: Es la ubicación o emplazamiento que a un individuo corresponde dentro de un grupo social, le atribuye
un status.
Es un atributo de las personas de existencia visible, que resulta entonces inescindible de la persona misma y, por lo
tanto, inalienable e irrenunciable.
 Domicilio: Nuestro Código Civil y Comercial de la Nación, define al domicilio conyugal como: “lugar de
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efectiva e indiscutida convivencia de los cónyuges” (art. 2621, última parte).
 Nombre: El artículo 67, prevé lo relativo al nombre de los cónyuges, otorgando a ambos la posibilidad de usar
el apellido del otro, con la preposición “de” o sin ella, no haciendo distinción alguna entre un matrimonio de
personas de igual o diferente sexo. Por último, lo innovador es la opción en el uso de la preposición “de”, por
lo que, si ambos o uno de cónyuges decide usar el apellido del otro, lo podrá hacer con o sin el uso de ella.

Derechos y deberes personales de los cónyuges


El derecho positivo se limita a disponer un sistema de derechos y deberes entre los cónyuges, que, en conjunto, da las
bases sustanciales para que se instaure la comunidad de vida a que los cónyuges acceden por el acto jurídico de
celebración del matrimonio. Tales derechos y deberes constituyen el mínimo indispensable para que la comunidad se
establezca, le son esenciales y no pueden apartarse de los valores morales que clara y directamente inciden sobre la
institución matrimonial.
En cuanto derechos, los que invisten los cónyuges son derechos subjetivos familiares, poderes reconocidos a la persona
para la satisfacción de los intereses como miembro de la familia, protegidos por la ley en su condición de factores
relevantes en la gestión del Bien Común.

 Naturaleza jurídica:
Fanzolato explica que la expresión compuesta “derechos-deberes” hace referencia tanto a la correlatividad interna o
funcional como a la correlatividad externa o inversa. En el aspecto funcional, significa que los cónyuges no están
investidos de derechos puros, sino que cada uno es sujeto de diversas relaciones de naturaleza mixta o compleja, porque
simultánea y consustancialmente con el derecho, también asume un deber correlativo, cuya observancia está interesado
el orden público familiar. En el aspecto externo, cada esposo es titular de derechos-deberes que son inversamente
correlativos con los derechos-deberes que tiene el otro.
Incluso, con respecto a su contenido, en principio estos derechos-deberes tienen un contenido obligacional “intuitu
persona”, no admiten su cumplimiento a través de una representación propia (que involucra una verdadera sustitución
de la voluntad del sujeto por la de otra persona). Por lo que no se podría observar la fidelidad a través de representantes
con libertad de actuación.

 Caracteres: Los rasgos característicos de los derechos-deberes que nacen del matrimonio son:
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RECÍPROCOS DE ORDEN PÚBLICO PERMANENTES


Esto se debe a que cada uno de Surge de la trascendencia del matrimonio Se mantienen durante el
los cónyuges es titular tanto de para la sociedad, y por lo tanto en su matrimonio, y en algunos supuestos
un derecho como de un deber inherencia al bien social. Cuestión que es especiales continúan con
con relación al otro. Ambos independiente a la existencia de sanciones posterioridad a la disolución del
deben respetarlos y exigirlos civiles reguladas de manera directa o mismo. Claro ejemplo es el deber de
de igual manera, conforme el indirectamente por el plexo normativo. El asistencia que deben observar los
principio de igualdad jurídica Estado interviene motivado por el interés cónyuges, tanto, a lo largo del
que los asiste y regula. que posee en la familia entendida a ésta matrimonio, como con
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como institución. La existencia de un posterioridad al mismo, caso este
divorcio incausado no atenta contra la último que requiere se perfeccionen
naturaleza de orden público de los derechos- los hechos especiales e hipotéticos
deberes y del interés del Estado en descriptos por la norma para que
protegerlos. proceda la obligación alimentaria.

 Evolución Normativa:
En lo que respecta al Código Civil de Vélez receptaba en su texto originario los derechos – deberes explícitos de los
cónyuges. Precisamente de sus artículos 184, 185 y 187 surgían los deberes de fidelidad, asistencia y cohabitación.
Incluso, existía una mayor descripción y se precisaban supuestos particulares en las normas citadas. En lo relativo a los
efectos legales por sus incumplimientos, no solo producían consecuencias civiles sino también penales, ya que en la
legislación penal de la época, se encontraba vigente el delito de adulterio, tipo penal que encontraba íntima relación con
el incumplimiento al deber de fidelidad entre cónyuges. Incluso el propio Código Civil enumeraba como posible
consecuencia la acción criminal por adulterio y a su vez el Código Penal en su artículo 74 establecía que la acción
criminal no podrá intentarse mientras no se declare el divorcio por causa de adulterio, constituyéndose así en una
verdadera cuestión pre-judicial.
Posteriormente la ley 23.515 establecía que “los esposos se deben mutuamente fidelidad, asistencia y alimentos” y por
el otro, los artículos 199 y 200 trataban lo relativo al deber de convivencia. Posteriormente la ley 26.618, que reconoció
el matrimonio de personas del mismo sexo, mantuvo la vigencia de los referenciados artículos 198, 199 y 200, otorgando
así, los mismos derechos y obligaciones tanto al matrimonio celebrado entre personas de igual como de distinto sexo.
El presente Código recepta los derechos y deberes de los cónyuges en su capítulo VII. Incorpora explícitamente al deber
de cooperación de los cónyuges, deber que hasta el momento era reconocido doctrinaria y jurisprudencialmente como
implícito para los cónyuges y que encuentra su fuente en el principio de solidaridad familiar. Otra modificación es el
agregado de la expresión “moral” al deber de fidelidad de los cónyuges, incorporación que a nuestro entender viene a
resaltar el ya reconocido contenido de este deber.

Encuadre normativo: La ley enumera en su artículo 431 los derechos y deberes personales de los cónyuges, pero no los
enumera a todos. En particular el artículo 431 establece:
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“Asistencia. Los esposos se comprometen a desarrollar un proyecto de vida en común basado en la cooperación, la
convivencia y el deber moral de fidelidad. Deben prestarse asistencia mutua”.

 Clasificación
De acuerdo a su incorporación expresa en la norma, podemos clasificarlos en:
Son aquellos que no se encuentran en el texto de la ley pero que surgen antes que los
DEBERES expresamente contemplados en la norma. Los deberes implícitos son aquellos
IMPLÍCITOS: configurados por un conjunto de conductas que los esposos se obligan tácitamente a
observar y que se desprenden de la plena comunidad de vida que constituye la esencia y
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naturaleza del matrimonio.
Es entre los derechos – deberes implícitos se pueden mencionar: el amor, el deber de cada
cónyuge de guardar los secretos a los que accede a raíz de la comunidad de vida, la mutua
comunicación, el deber de actuar en interés de la familia, la tolerancia mutua, el deber de
atemperar los caracteres para hacer llevadera la vida conyugal, el deber genérico de evitar
las conductas anti matrimoniales, deber de preservar el honor y la dignidad familiar (el
buen nombre o prestigio familiar).
Son aquellos que se encuentran expresamente contemplados en el texto de la ley:
DEBERES
EXPLÍCITOS: A.- DEBER DE COOPERACIÓN:
Si bien surge expresamente del artículo 431, el deber de cooperación encuentra su
Proyecto de vida en recepción normativa a lo largo de las disposiciones que regulan tanto los efectos
común: cooperación, personales como patrimoniales del matrimonio.
convivencia y deber Surge del principio de solidaridad familiar, imponiendo a los mismos la obligación de
moral de fidelidad. realizar aportes materiales y espirituales para la concreción del proyecto de vida en
Asistencia mutua. común, soportando mutuamente las cargas y responsabilidades derivadas de la familia y
en éste caso particular del matrimonio.

B.-DEBER MORAL DE FIDELIDAD:


La fidelidad es la especial lealtad que se deben los cónyuges por causa del matrimonio,
en todos los aspectos de la vida y no solo, en orden al ejercicio de la sexualidad. “Se
vincula estrechamente a la institucionalización del matrimonio monogámico, y su
sustento descansa en la aceptación exclusiva y recíproca, de un esposo respecto del otro”.
Este derecho-deber abarca dos aspectos: uno positivo, que requiere que el comportamiento
de los cónyuges se cumpla con lealtad, consideración, sinceridad, confianza, franqueza,
honradez, amistad; y uno negativo: dentro del cual encontramos dos facetas, una material,
representada por el deber de abstenerse de mantener relaciones carnales con terceros, y
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una moral, prohibición de realizar comportamientos, que sin llegar al trato sexual con un
tercero, sean aptos para afectar los sentimientos o lesionar la reputación del otro consorte.
Es un deber que además de compartir los caracteres genéricos de los demás, se destaca
por ser incompensable, debido a que la infidelidad de uno de los cónyuges, no habilita al
otro a serle infiel.

C-DEBER DE COHABITACIÓN
Deber que surge del ya desarrollado artículo 431, el cual establece: “Los esposos se
comprometen a desarrollar un proyecto de vida en común basado en (…) la convivencia”.
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Es decir que el propio código establece el deber de cohabitación como elemento
fundamental para el desarrollo del fin y espíritu del matrimonio: “el proyecto de vida en
común”.

D-DEBER DE ASISTENCIA
Deber que ambos contrayentes asumen voluntariamente, en el marco de la solidaridad
familiar e igualdad jurídica, con el propósito de realizar una plena comunidad de vida. Se
pueden distinguir dos aspectos del mismo:
Aspecto moral, genérico o en sentido amplio: dentro del cual se encuentran la mutua
ayuda, el respeto recíproco, los cuidados materiales y espirituales que ambos cónyuges
deben dispensarse.

Aspecto material, específico o en sentido estricto: constituido por la obligación


alimentaria que recíprocamente poseen ambos cónyuges, la cual se traduce en valores
pecuniarios, de contenido económico, que aseguran la subsistencia material de los
contrayentes.

Los alimentos entre cónyuges


Técnicamente la obligación alimentaria durante la normalidad conyugal recibe la denominación de contribución
alimentaria o contribución a los gastos del hogar. Es aquella que se origina en el vínculo matrimonial, por lo que no hay
que confundirse con otras prestaciones alimentarias derivadas del parentesco o responsabilidad parental. Es una
obligación consecuencial de otra relación jurídica familiar. Esto significa que el matrimonio es el antecedente necesario
de la relación alimentaria conyugal, que es uno de sus consecuentes.
Los alimentos son incompensables, irrenunciables, irrepetibles y no susceptibles de ser objeto de transacción, renuncia,
cesión gravamen o embargo. Limitaciones estas, no aplicables a las cuotas devengadas - no percibidas, las cuales son
consideradas deudas de valor, debido a que no concurre el carácter indispensable en orden a satisfacer las necesidades
del alimentado
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Obligación alimentaria dentro del matrimonio: Alimentos durante la vida en común: Si bien resulta extraño y poco
frecuente el reclamo judicial por alimentos durante la vida en común de los cónyuges, resulta legalmente posible y
válido, de esta manera, cualquiera de los cónyuges puede pedir la fijación judicial de la cuota, aun durante la
convivencia, supuesto éste que en la práctica es poco frecuente, puesto que la convivencia implica una confusión de las
sumas necesarias para atender a las necesidades del hogar, sin que medie la estrictez que implica la fijación de una cuota
fija

Obligación alimentaria dentro del matrimonio: alimentos durante la separación de hecho: Operada la separación de
hecho, se produce la ruptura de la vida en común, promovida por la voluntad de uno o ambos cónyuges de sustraerse
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del proyecto de vida que implica el matrimonio. De este modo se conjugan dos elementos, uno objetivo –el cese de la
comunidad de vida- y otro subjetivo –la intención o voluntad de uno o ambos cónyuges-. Circunstancia en la que se
prevé la posibilidad de reclamar alimentos.

Requisitos: Deberá acreditar el solicitante son: a) estado de necesidad, b) falta de recursos o la imposibilidad de
conseguirlos, y c) la posibilidad del alimentante de prestarlos.

Cuantificación
El artículo 433 instituye las pautas para su fijación o cuantificación, las cuales son enunciativas y tienden a determinar
la situación de hecho en las que se encuentran las partes frente a la necesidad de cubrir los gastos pertinentes para la
subsistencia de alimentado. Se establecen como pautas: la colaboración de un cónyuge en las actividades mercantiles,
industriales o profesionales del otro cónyuge, la atribución judicial o fáctica de la vivienda familiar, el carácter ganancial,
propio o de un tercero del inmueble sede de la vivienda y sí es arrendada, si el alquiler es abonado por uno de los
cónyuges u otra persona, el tiempo de la convivencia matrimonial y, si están separados de hecho, el tiempo de la unión
matrimonial y de la separación.

Cese de la obligación alimentaria


Son causas de cese de la obligación alimentaria de los cónyuges durante el matrimonio, estén o no separados de hecho,
las siguientes:
1) Desaparición de las causas que motivaron la prestación de alimentos.
2) Inicio de una unión convivencial por el cónyuge alimentado. Si bien el artículo 433 establece la expresión “unión
convivencial”, hace referencia al caso de que el cónyuge separado de hecho inicia una nueva vida en pareja y no, a las
uniones convivenciales propiamente dichas que se encuentran reguladas en el Título III del Código. Esto se debe a que
uno de los requisitos de estas es la inexistencia de matrimonio valido anterior, cuestión que no se observaría en éste
caso.
3) Configuración de alguna causal de indignidad (artículo 2281) por parte del alimentado.
4) Por sentencia de divorcio. En este caso cesa de pleno derecho y de forma automática la prestación alimentaria.
Incluso, conforme tiene dicho la jurisprudencia, las cuotas vencidas antes de la sentencia, no podrán ser reclamadas
aunque se encontraran impagas.
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Alimentos posteriores al divorcio


El presente supuesto que sometemos a desarrollo, es de carácter excepcional, debido a que en principio se excluye la
obligación alimentaria luego de dictado el divorcio. Estableciéndose casos excepcionales de procedencia.

En el actual régimen, procede solo en los siguientes casos:


1) Por mutuo acuerdo de partes: Es el caso de que ambas partes lo hayan establecido de común acuerdo en el
convenio regulador.
2) Por operar los supuestos especiales contemplados en el artículo 434:
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a- En el caso de que una de las partes padezca de una enfermedad grave preexistente al divorcio que le impide
autosustentarse.
b- Si una de las partes no tiene recursos propios suficientes ni posibilidad razonable de procurárselos.
Con respecto a la naturaleza del derecho alimentario es asistencial y sostenida sobre la base del principio de solidaridad
que “importa el reconocimiento de la realidad del otro y la consideración de sus problemas como no ajenos, sino
susceptibles de resolución con intervención de los poderes públicos y de los demás”. Es decir que se debe tutelar al más
débil y que mejor que sea a cargo de aquel con el que se compartió un proyecto de vida en común.

Supuestos especiales
 POR ENFERMEDAD GRAVE PREEXISTENTE - Artículo 434. Inciso a.-
Para la procedencia de este supuesto se requiere que concurran dos presupuestos necesarios:
Presupuesto Factico: la norma establece que el solicitante posea una enfermedad grave que le impida autosustentarse.
Es decir que cómo consecuencia de la patología que padece no pueda procurarse por sí mismo los recursos necesarios
para su subsistencia, habitación, vestuario y asistencia médica.
Presupuesto Temporal: requiere que el presupuesto fáctico preexista con anterioridad a la sentencia de divorcio. Si el
mismo se produce con posterioridad, no dará lugar a la obligación en términos de este supuesto, sin perjuicio de que en
su caso proceda por el supuesto d falta de recursos.
Por último la norma prevé el caso de que fallezca el alimentante, caso en el cual la obligación se transmitirá a sus
herederos.

 POR FALTA DE RECURSOS - Artículo 434. Inciso b.-


Supuesto que encuentra su base en el principio de solidaridad conforme el estado de vulnerabilidad que puede transitar
uno de los cónyuges. Perfeccionado en el caso de que el cónyuge no tenga recursos propios suficientes para subsistir ni
posibilidad razonable de procurárselos. Por lo que podrá solicitar los recursos necesarios para subsistir.
Con el fin de evitar el abuso del derecho, el ordenamiento jurídico establece por un lado, un límite temporal y, por el
otro, una incompatibilidad de regímenes:
Límite temporal: instituyendo un tope de duración de la obligación: “no superior a la cantidad de años que duró el
matrimonio”.
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Incompatibilidad de regímenes: estableciendo la no procedencia de la prestación en el caso de que el ex - cónyuge


solicitante sea beneficiario de compensación económica en términos del artículo 441. En este supuesto, el artículo 434
establece un límite temporal de la prestación: una duración igual al tiempo que duro el matrimonio y una
incompatibilidad: no podrá ser beneficiario aquel que recibió o recibe la prestación compensatoria del artículo 441.

Cese de la obligación alimentaria posterior al divorcio


1) Si desaparece la causa que motivo la prestación de alimentos.
2) Si el alimentado contrae matrimonio o unión convivencial.
3) Si el alimentado incurre en alguna de las causales de indignidad.
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4) Por fallecimiento del alimentado.
5) Por fallecimiento del alimentante o vencimiento del plazo, sólo en el supuesto de alimentos de extrema
necesidad (artículo 434. Inciso b.-).

2. EFECTOS PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO

Determinando cómo contribuirán los esposos en la atención de las necesidades del hogar y del grupo familiar, así como
la repercusión que el matrimonio tendrá sobre la propiedad y administración de los bienes que los cónyuges aportan o
que adquieren durante la unión y, también, la medida en que esos bienes responderán ante terceros por las deudas
contraídas por cada uno de los cónyuges.
Por lo qué, debemos realizar la necesaria distinción:

Relaciones patrimoniales de los cónyuges entre sí: Relaciones patrimoniales de los cónyuges con terceros: aquí
Su regulación dependerá del régimen patrimonial - se encuentran las relaciones jurídicas de orden patrimonial
matrimonial optado por los cónyuges para regir su que realicen ambos o uno de los cónyuges con terceras
vida patrimonial en común. personas, y dentro de las cuales el ordenamiento jurídico
tiende a proteger el interés patrimonial de cada uno de los
esposos, del grupo familiar y el de los terceros que contraten
con ellos.

 Beneficio de competencia
Se contempla la posibilidad de que cancelen la porción de deuda que puedan, según su circunstancia en particular y
hasta que mejore su fortuna. La posibilidad o aptitud de pago se encuentra determinada por la necesidad del deudor de
reservar una porción de su fortuna para su subsistencia.
El presente beneficio es un deber impuesto por la ley, no es facultativo del acreedor, éste debe aceptarlo, siempre y
cuando la solicitud del deudor se encuentre acompañada con la efectiva acreditación de los extremos invocados. Es un
imperativo que posee su fundamento en razones humanitarias, de necesidad y equidad, y en el especial vínculo que
existe entre el deudor y acreedor, no es cualquier deudor, sino aquellos que taxativamente nomina el artículo 893, dentro
de los que se encuentran: inciso d) a su cónyuge o conviviente.
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Una vez mejorada la fortuna del deudor pesa sobre él la carga de cumplimentar con la totalidad del pago adeudado.

 Suspensión de la prescripción
Tanto para el caso de prescripción adquisitiva como liberatoria, el matrimonio produce la suspensión de la misma.
Causa legal que surge del artículo 2543 que establece que el curso de la prescripción se suspende: inciso a) entre
cónyuges, durante el matrimonio (…). Disposición de orden público, como todas las normas relativas a la prescripción,
por lo que no puede ser modificada por convenio alguno.
Desde la celebración del matrimonio, hasta su disolución opera la suspensión. Particular es el caso de los matrimonios
anulados, donde se pueden dar los siguientes supuestos:
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- Buena fe de ambos cónyuges: la suspensión opera hasta la sentencia de anulación, a partir de la cual se reanuda
el curso del plazo de prescripción (artículo 428).
- Buena fe de uno de los cónyuges: la suspensión solo beneficia al cónyuge de buena fe, por lo que hasta la
sentencia de anulación el plazo se encuentra suspendido sólo para él.
- Mala fe de ambos cónyuges: no hay suspensión de la prescripción entre cónyuges de un matrimonio viciado por
mala fe de ambas partes.

 Efectos patrimoniales post-mortem


Vocación hereditaria: derecho sucesorio del cónyuge Derecho real de habitación: Es aquel que otorga al
supérstite regulado en los artículos 2424, 2433, 2434 cónyuge supérstite el derecho de habitar un inmueble de
y 2437. Producida la muerte durante la vigencia del propiedad del cónyuge-causante, de manera gratuita y
vínculo matrimonial, el cual se disuelve por ésta causa, vitalicia. Sin perjuicio que integre la masa de bienes propios,
genera en cabeza del supérstite la vocación gananciales o personales. Para su procedencia se requiere
hereditaria. Éste es un heredero legítimo del cónyuge- que se observen determinadas condiciones:
causante, por lo que la ley le asegura una porción de i. El inmueble debe ser de propiedad del
su “acervus”. El porcentaje o porción que recibirá causante, independientemente de la calidad
dependerá del régimen patrimonial-matrimonial que de propio, ganancial o personal.
regía oportunamente al matrimonio, y, en su caso, de ii. El inmueble debe haber sido el último hogar
la calidad de los demás coherederos (régimen de conyugal.
concurrencia). iii. Al momento de la muerte del causante no
debe encontrarse en condominio con otras
personas, puesto que éstos no pueden ver
perjudicado su derecho de propiedad por
una cuestión a la que son ajenos.

3. REGÍMENES PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO:


Concepto
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Se denomina régimen de bienes en el matrimonio o régimen patrimonial matrimonial o régimen matrimonial de bienes,
al establecido mediante el conjunto de normas jurídicas que regulan las relaciones patrimoniales de los esposos entre sí
y con respecto a terceros.
La particularidad de éste régimen respecto de cualquier otro es que tiene su causa en el vínculo matrimonial. Esto debe
tenerse muy presente, porque el matrimonio es el punto de partida de la existencia del régimen; en otras palabras, si no
hay matrimonio no habrá régimen, por más que exista una comunidad de vida con notas muy semejantes a las que nacen
de la unión conyugal.

Características básicas:
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El régimen patrimonial matrimonial, posee tres características fundamentales:
I. Necesidad: generada por el nacimiento del matrimonio y la consecuente producción de efectos patrimoniales
que necesariamente deben ser regulados.
II. Legal o Convencional: De acuerdo a si lo impone la ley o surge por convención de partes.
III. Mutable o Inmutable: En el caso de regímenes optativos, con respecto al momento de ejercer la opción y la
posibilidad o no, de cambiar de régimen durante el matrimonio.

Clasificación:
A) DE ACUERDO A SU CONTENIDO Y EFECTOS:
 Régimen de absorción de la personalidad económica de la esposa por el marido.
Sistema que encuentra su fuente en el derecho romano, generado en el marco del matrimonio cum manu, donde la mujer
dejaba su familia de origen para incorporarse como alieni iuris a la del marido. El marido es propietario de la totalidad
de los bienes, con administración y disposición exclusiva de los mismo y, soportando consecuentemente el
sostenimiento económico del hogar. La esposa queda desprovista de patrimonio y de todo derecho sobre los bienes que
lo componen, sin posibilidad de recuperarlos aún a la muerte del marido.
 Régimen de unidad de bienes.
Régimen similar al de absorción, en el sentido de que al marido se le transmiten la totalidad de los bienes de la mujer,
pero con la diferencia de que al momento de la disolución del matrimonio, el marido o sus herederos deben restituirle a
la mujer el valor de esos bienes.
 Régimen de unión de bienes:
Aquí se mantiene la propiedad de cada cónyuge de los bienes aportados al matrimonio. Con respecto a los bienes de la
mujer, el marido posee solo la administración y el usufructo, por lo que no podrá disponer de los mismos. Disuelto el
matrimonio, el marido o sus herederos deberán restituirlos en especie a la mujer.
 Régimen económico de comunidad:
Régimen que se caracteriza por la formación de un patrimonio común por ambos cónyuges. Masa de bienes que
pertenece a ambos esposos y que será objeto de distribución al momento de la disolución del matrimonio.

De acuerdo a la extensión de la masa común, pueden tipificarse dentro de éste régimen:


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a) Régimen de comunidad universal o absoluta: todos los bienes presente y futuros de cada cónyuge se hacen
comunes, es decir que ingresan a la masa común, como así también aquellos bienes adquiridos por los esposos con
anterioridad al matrimonio, sin consideración de su origen.
b) Régimen de comunidad de muebles y ganancias: aquí la comunidad sólo recae sobre los bienes muebles
presentes y futuros, como también a las ganancias y adquisiciones de cualquiera de los cónyuges durante el matrimonio.
c) Régimen de comunidad de ganancias: la comunidad está integrada sólo con las ganancias y adquisiciones que
cualquiera de los cónyuges genere con posterioridad a la celebración del matrimonio. Formándose una masa de bienes
comunes, integrada por los gananciales y otro de bienes propios, constituida por todos los bienes que encuentren origen
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o título anterior al matrimonio. La excepción a los gananciales está dada por aquellos bienes que, si bien se adquieren
durante el matrimonio, se lo hace con dinero o fondos propios, por herencia, legado, donación o por cualquier otro título
que por el cual la ley los considera propios de cada uno de los cónyuges. A modo de ejemplo se encuentran receptadas
en los ordenamientos de Argentina, Bolivia, Cuba, Chile, Uruguay, Colombia, El Salvador, Francia, Italia, Rumania,
entre otros.

 Régimen de separación de bienes.


En los regímenes de separación los esposos no poseen expectativas comunes sobre los bienes adquiridos o ganados
durante el matrimonio. Es decir que cada uno de los cónyuges adquiere para sí, administra y dispone libremente. No hay
una masa común, se suele representar a través de la expresión “lo mío, es mío, y lo tuyo, es tuyo”. Sin perjuicio de esto,
se conserva la obligación de ambos de contribuir con las cargas del hogar, el deber de asistencia y colaboración y de
responder conjuntamente por las obligaciones contraídas para el cumplimiento de tales requerimientos.
 Régimen de participación.
En rasgos generales posee la estructura del régimen separatista, puesto que no hay una masa común de bienes, cada
cónyuge es exclusivo propietario de los bienes que adquiere durante el matrimonio. Pero su diferencia reside al momento
de la disolución del matrimonio, donde posee efectos diferentes. Se le reconoce el derecho a los cónyuges de participar
de los bienes adquiridos por el otro, en el caso de que sus patrimonios sean desiguales producto de haber experimentado,
uno de éstos, menores adquisiciones durante el matrimonio. Es decir que tiende a equilibrar el patrimonio de ambos al
momento de la disolución, otorgando el derecho a participar en las ganancias del otro.

B) DE ACUERDO AL GRADO DE AUTONOMIA DE LOS CÓNYUGES:


Régimen legal imperativo
La ley impone un régimen forzoso e inmutable, por lo que los cónyuges no tienen autonomía de la voluntad con respecto
a la elección ni regulación del régimen. El ordenamiento jurídico establece un único régimen para aquellos que deciden
contraer matrimonio.
Régimen convencional
Sobre la base del principio de autonomía de la voluntad y el carácter dinámico del derecho, surgen este tipo de regímenes.
Los cuales pueden darse en un sentido restringido, otorgando a los cónyuges sólo la posibilidad de elección de un
régimen sobre la nómina de los permitidos por el ordenamiento jurídico; o en un sentido más amplio, facultándolos a
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modificar los estipulados por ley, e incluso habilitándolos a construir el propio conjunto de reglas que regirán las
relaciones económicas de su matrimonio.
Las capitulaciones matrimoniales se definen como aquel “convenio celebrado entre los futuros esposos con el objeto de
escoger o diseñar el régimen de bienes al que quedarán sujetas, durante el matrimonio, las relaciones pecuniarias de los
cónyuges entre sí y de éstos con relación a terceros o bien precisar sólo ciertos aspectos de sus relaciones patrimoniales”.
Es por medio de éstas que los futuros cónyuges concretan la potestad convencional otorgada por estos tipos de
regímenes.
Por último, de la conjunción del carácter de necesidad del régimen patrimonial del matrimonio con el tipo de régimen
convencional surge el denominado “régimen legal supletorio”, para el caso de que los cónyuges no celebren capitulación
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alguna optando por un régimen en particular, el ordenamiento jurídico prevé para estos casos la aplicación de un sistema
residual, debido a que necesariamente debe existir un régimen que regule las relaciones patrimoniales del matrimonio.

4. REGIMEN PATRIMONIAL – MATRIMONIAL ARGENTINO


Los futuros cónyuges poseen la potestad de elegir entre ellos cual será el que regulará sus relaciones patrimoniales
dentro del matrimonio. Potestad que podrá ser ejercida por medio de las denominas capitulaciones o convenciones
matrimoniales, como prevé el artículo 446: “Antes de la celebración del matrimonio los futuros cónyuges pueden hacer
convenciones que tengan únicamente los objetos siguientes: (…) inc d) la opción que hagan por alguno de los regímenes
patrimoniales previstos en éste Código”.

Es un sistema convencional “no pleno”, esto se debe a que se impone un conjunto de obligaciones comunes a ambos
regímenes, las cuales son inderogables, inmodificables y de orden público. Es decir que independientemente del régimen
que hayan adoptado los cónyuges, existen disposiciones que deben observarse y que la doctrina las agrupa bajo la
denominación “régimen primario”. El que se fundamenta sobre la base de la solidaridad y protección de la familia como
también de la protección a terceros.
Las disposiciones comunes que integran éste régimen primario se pueden agrupar en tres orbitas: 1) deber de
contribución,
2) responsabilidad frente a terceros, y
3) protección de la vivienda.
Puede ocurrir que los futuros esposos no realicen capitulación alguna o que no ejerzan en ésta derecho de opción alguna,
por lo que frente a éste supuesto, la normativa otorgó al régimen de comunidad de ganancias el carácter de supletorio.

Nos dice el artículo 463“A falta de opción hecha en la convención matrimonial, los cónyuges quedan sometidos desde
la celebración del matrimonio al régimen de comunidad de ganancias (…)”.

Una incorporación novedosa es el carácter de mutabilidad del régimen patrimonial matrimonial argentino. Es decir que
durante el matrimonio los cónyuges pueden modificar el régimen vigente hasta ese momento, estableciéndose como
requisitos, uno temporal, antigüedad por lo menos de un año de vigencia del régimen que se quiere pretende sustituir, y
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uno formal, que se realice por convención celebrada entre los cónyuges e instrumentada por escritura pública. Para su
oponibilidad frente a terceros, se requiere su anotación marginal en el acta matrimonial.

SE VERA MAS DETALLADO EN LA BOLILLA 4

5. CONVENCIONES MATRIMONIALES:
Concepto: convenio celebrado entre los futuros esposos con el objeto de escoger o diseñar el régimen de bienes al que
quedarán sujetas, durante el matrimonio, las relaciones pecuniarias de los cónyuges entre sí y de éstos con relación a
terceros o bien precisar sólo ciertos aspectos de sus relaciones patrimoniales.
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Zannoni afirma que las convenciones matrimoniales son “los pactos entre los cónyuges relativos a los bienes, ya sea
adoptando un determinado régimen de relaciones patrimoniales que la ley autoriza a convenir, o modificando
parcialmente el régimen”.-

Antecedentes Históricos: Con anterioridad a la sanción del CCCN, nos encontrábamos con un régimen legal, único,
forzoso e imperativo, no tolerándose posibilidad alguna de variarlo por convención, celebrada antes o después del
matrimonio. En el Código de Vélez eran limitados los objetos permitidos para las convenciones matrimoniales
(inventario de los bienes que cada contrayente llevaba al matrimonio y donaciones que el esposo hiciere a la esposa).
El fundamento de esta regulación por Vélez se encontraba en la nota al Capítulo I «De las convenciones matrimoniales»,
dentro de la cual se puede destacar: « (…) en la República, pues nunca se vieron contratos de matrimonio. Si esos
contratos no aparecen necesarios, y si su falta no hace menos felices los matrimonios, podemos conservar las costumbres
del país; cuando por otra parte las leyes no alcanzarían a variarlas, y quedarían éstas desusadas, como han quedado las
que sobre la materia existen hasta ahora. La sociedad conyugal será así puramente legal, evitándose las mil pasiones o
intereses menos dignos, que tanta parte tienen en los contratos de matrimonio. Permitimos sólo aquellas convenciones
matrimoniales que juzgamos enteramente necesarias para los esposos, y para el derecho de terceros (…)».
Con la sanción de la ley 26.994, el Código Civil y Comercial reconoce a los cónyuges la facultad de realizar
convenciones antes de la celebración del matrimonio, ampliando el contenido de los acuerdos permitidos con respecto
al Código velezano.

Naturaleza jurídica
¿Contrato o convención?
Como desarrolla Moreno de Ugarte, en cuanto a la naturaleza jurídica de las capitulaciones matrimoniales, se ha
sostenido que se trata un negocio jurídico bilateral que no configura propiamente un contrato, sino una convención, o
una especie de pacto normativo, o de estatuto acordado en el que pueden reglarse distintos aspectos de las relaciones
patrimoniales de los esposos. Para otros se trata de un contrato realizado a causa del matrimonio, es decir cuya eficacia
futura pende de la celebración del matrimonio.

Objetos sobre los que se pueden acordar: régimen legal


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El art. 446 del C.C. y C. establece: Objeto. Antes de la celebración del matrimonio los futuros cónyuges pueden hacer
convenciones que tengan únicamente los siguientes objetos:
a) la designación y avalúo de los bienes que cada uno lleva al matrimonio;
b) la enunciación de las deudas;
c) las donaciones que se hagan entre ellos;
d) la opción que hagan por alguno de los regímenes patrimoniales previstos en este Código.
La presente enumeración es de carácter taxativa, debido a que conforme el art. 447, toda convención entre los futuros
esposos sobre cualquier otro objeto -no enumerado en el art. 446- relativo a su patrimonio es de ningún valor.
 Inciso a: la designación y avalúo de los bienes que cada uno lleva al matrimonio: Este supuesto ya se encontraba
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en parte receptado por el Código de Vélez, el cual en su art. 1217, inciso primero, se refería a la «designación
de los bienes que cada uno lleva al matrimonio». Se advierte que la nueva normativa requiere que el contrato
sea acompañado de un avalúo o tasación de los bienes.
 Inciso b: la enunciación de las deudas: Se permite a los futuros cónyuges que realicen una enumeración de sus
deudas, es decir inventariar su pasivo con el fin de poder determinar en el momento oportuno al titular exclusivo
de dichas obligaciones. Con respecto al régimen civil derogado, es una disposición nueva.
 Inciso c: (Donaciones por razón de matrimonio: normas aplicables) .Las donaciones que se hagan entre
ellos: El Código de Vélez contemplaba, en su art. 1217 inciso 3, la posibilidad de que el futuro esposo realice
por medio de convenciones matrimoniales donaciones hacia su futura esposa. Es decir solo el hombre podía
donar a la mujer. Eran las llamadas donaciones propter nuptias, cuya tradición se remonta al derecho romano
de la época imperial. Estas donaciones eran consecuencia del tradicional régimen dotal romano en que la dote
estaba protegida por la obligación de restitución a la mujer en el supuesto de disolución de las nupcias. Por esa
razón, precisamente, no se admitieron donaciones de la esposa al marido, al menos como donatio propter
nuptias.
Vélez Sársfield, coherente con el régimen de comunidad de administración marital que instituyó -y que comprendía la
dote de la mujer-, excluyó expresamente (art. 1231 C.C.) la posibilidad de que por convención prematrimonial pudiese
la esposa hacer donaciones al marido las cuales al igual que el actual régimen, sólo eran eficaces si el matrimonio se
celebraba.
Luego, por medio de la sanción de la ley 26.618 (art. 24) se reformo el inciso 3 del art. 1217 del C.C., contemplando
como convención matrimonial las donaciones que un futuro cónyuge hiciere al otro. Esta modificación se mantuvo con
la ley 26.994.
El art. 446 inc c), las permite para ambos esposos. Es decir que ambos pueden ser tanto donantes como donatarios. Pero
esto encuentra una limitación, ya que no todo esposo puede hacerlas. El art. 450 estipula que «Las personas menores de
edad autorizadas judicialmente para casarse no pueden hacer donaciones en la convención matrimonial (…)».
Conforme al régimen aplicable, el art. 451 dispone que las donaciones hechas por medio de convenciones matrimoniales
se rigen por las disposiciones relativas al contrato de donación y sólo tendrán efecto si el matrimonio se celebra.
Y curiosamente, en el art. 452 se vuelve a reiterar dicha solución, al disponer que las donaciones hechas por uno de los
novios al otro, en consideración al matrimonio futuro, llevan implícita la condición de que se celebre matrimonio válido.
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Con respecto al plazo de validez de la oferta de donación, el Código fija el plazo de un año, por lo que, transcurrido ese
término, ésta queda sin efecto, pudiendo dicha oferta revocarse antes de haber sido aceptada.
Por último, debemos desarrollar el supuesto de las donaciones hechas por terceros en vista al matrimonio. Supuesto
contemplado en los arts. 452 y 453, que establecen por un lado la condición de que se celebre un matrimonio válido, y
por el otro que la validez de la oferta de donación hecha por el tercero se mantiene por el plazo de un año. En el primer
caso, si el matrimonio no se celebra o éste no es válido, se debe restituir al donante el objeto de la donación. Mientras
que en el segundo, si el matrimonio no se celebra en el plazo de un año, la oferta queda sin efecto. Se presume aceptada
desde que el matrimonio es celebrado, siempre y cuando antes no haya sido revocada.
 Inciso d: la opción que hagan por alguno de los regímenes patrimoniales previstos en este Código:
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Como ya vimos, el CCCN contempla dos tipos de regímenes patrimoniales matrimoniales, ambos igualmente válidos.
Por lo que los futuros cónyuges tienen la opción de decidir acoger los efectos patrimoniales de su matrimonio a las
disposiciones inherentes a la comunidad de ganancias o al régimen separatista.
En consonancia con el principio de autonomía de la voluntad de los cónyuges, el derecho de opción es ejercido por
medio de las convenciones matrimoniales. En el caso de que no se realice opción alguna, el art. 463 prevé el carácter
supletorio del régimen de comunidad de ganancias.
Existe la prohibición para las personas menores de edad que se encuentren autorizadas a contraer matrimonio. Por lo
que, de acuerdo con lo que establece el art. 450, éstas no pueden ejercer derecho de opción del régimen patrimonial
aplicable durante el matrimonio. Salvo, que se dé el supuesto de haber sido autorizados para contraer matrimonio antes
de adquirir la mayoría de edad y celebren matrimonio válido con posterioridad.
Si bien nada se dispone para el supuesto de que, no obstante la prohibición, los esposos hubieran optado por el régimen
de separación de bienes, de darse esa situación, la opción devendrá nula, de nulidad relativa, quedando los esposos, en
consecuencia, sujetos al régimen de comunidad, aunque pueden confirmar el acto al llegar los esposos a la mayor edad.

Forma y efectos
Las convenciones matrimoniales deben ser realizadas por escritura pública antes de la celebración del matrimonio. La
misma forma se exige para el caso de que se les realicen modificaciones. Cabe aclarar, como bien prescribe el art. 448,
que la oportunidad para realizar modificaciones es sólo con anterioridad a la celebración del matrimonio.
Con respecto a la forma, se exige un requisito adicional para el caso del ejercicio de opción de regímenes patrimoniales.
La última parte del art. 448 nos dice: « (…) Para que la opción del artículo 446 inciso d), produzca efectos respecto de
terceros, debe anotarse marginalmente en el acta de matrimonio». Si bien con la escritura pública es válida y produce
efectos entre los cónyuges, no será oponible a terceros si la opción no se encuentra en anotación marginal. Por lo que,
para los terceros se procederá de acuerdo a los efectos regulados por el régimen de comunidad de ganancias.
Con respecto a los efectos, las convenciones matrimoniales sólo producen efectos a partir de la celebración del
matrimonio y en tanto el matrimonio no sea anulado.

Modificación del régimen patrimonial matrimonial


Durante el matrimonio, por acuerdo entre esposos, puede modificarse el régimen patrimonial matrimonial. Se establece
como lapso mínimo de vigencia, el de un año de aplicación del régimen convencional o legal supletorio para permitir la
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modificación, la cual deberá ser realizada por escritura pública y anotarse marginalmente en el acta de matrimonio para
que produzca efectos respecto de terceros.
Con respecto a los terceros acreedores que sean anteriores al cambio de régimen, y que podrían verse afectados por la
mutación - principalmente si se pasa del régimen de comunidad al de separación pueden peticionar se les declarare
inoponible a ellos el nuevo régimen por el término de un año, a contar desde que tomaron conocimiento de la
modificación (art. 449).

6. CONTRATO ENTRE CÓNYUGES


El Código Civil proyectado por Vélez Sársfield no contenía una norma específica que prohibiera la contratación entre
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cónyuges, sólo se limitó a establecer algunas prohibiciones para determinados contratos que implicaban una importancia
económica.
Con la sanción de la ley 26.994, se toma una postura extrema en materia de capacidad de contratación entre cónyuges.
El art. 1002 establece: «Inhabilidad especiales. No pueden contratar en interés propio: inciso d) los cónyuges, bajo el
régimen de comunidad, entre sí».
Se sostiene que la presente disposición atenta en contra de los principios de autonomía de la voluntad, libertad e igualdad
jurídica entre cónyuges, que son la base de la reforma. También es de advertir que la prohibición sólo rige cuando los
cónyuges se encuentren bajo el régimen patrimonial de comunidad de ganancias.
En principio, si los cónyuges se encuentran bajo el régimen separatista, rige el principio de libertad de contratación, por
lo que poseen plena autonomía. En el caso de que estén afectados al régimen de comunidad, se encuentran inhabilitados
para contratar mutuamente en interés propio.

Permitidos: Existen normas expresas que admiten la celebración de determinados contratos, como por ejemplo:
contrato de mandato (art. 459), de sociedad comercial (art. 27 de la ley 19.550), contratos relativos a una explotación
productiva o a participaciones societarias de cualquier tipo (art. 1010).
Mandato entre cónyuges: El artículo 459 habilita a los cónyuges a celebrar contrato de mandato, el cual estará
condicionado por el régimen patrimonial de los cónyuges y bajo dos prohibiciones.
En principio establece que uno de los cónyuges puede dar poder de representación al otro, delegando el ejercicio de las
facultades que el régimen patrimonial le atribuye, por lo que se deberá tener en cuenta el régimen vigente al momento
de su otorgamiento.
Si bien el encuadre normativo con respecto a las facultades es el régimen patrimonial, independientemente de éste,
existen dos limitaciones.
Por un lado, queda expresamente vedado que el objeto del mandato refiera al asentimiento requerido para disponer los
derechos sobre la vivienda familiar y/o sobre los enseres que la componen (artículo 456), puesto que ello tornaría
abstractas las disposiciones precedentes que reconocen la facultad de control que se otorga al cónyuge nodisponente,
constituyendo una prohibición expresa que se anticipa a cualquier discusión que pudiera llegar a plantearse al respecto.
Por otra parte, tampoco pueden acordar la irrevocabilidad del poder y, con ello, cualquier limitación a la facultad de
revocar el mandato oportunamente conferido, ya sea que se dirija a impedir en forma absoluta dicha libertad, o bien que
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tienda a menguar o dificultar su concreción, a través del establecimiento de un conjunto de condiciones que, en la
práctica, representen eventuales trabas para dar por terminado el mandato.
Con respecto al carácter oneroso o gratuito del mandato entre cónyuges, el Código guarda silencio, por lo que sería de
aplicación el artículo 1322, que dispone la presunción de onerosidad en el contrato de mandato.

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