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REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA
GLOSA
REESTRUCTURACIÓN COGNITIVA
Índice
Introducción
Objetivo
La terapia cognitiva
Conclusiones
Referencias
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Introducción
Objetivo
El enfoque cognitivo-conductual
Como señalan Ruiz, Díaz y Villalobos (2012), “la terapia de conducta hace su
aparición en los escenarios de los tratamientos psicológicos a mediados de los años
cincuenta del siglo pasado como alternativa radical a las psicoterapias imperantes de
la época posicionándose principalmente frente al modelo psicoanalítico”, teniendo
como premisa principal “la idea de que toda la conducta (adaptada y desadaptada) es
aprendida y puede modificarse mediante los principios del aprendizaje” (p. 32). Pero,
además la terapia de conducta ha evolucionado a través de las décadas, de modo
que se pueden reconocer en ella tres estadios. Es en el segundo de ellos, cuando
varios investigadores incorpora a la cognición como un elemento fundamental del
aprendizaje de las conductas, ya que se supone que éstas no se aprenden de modo
directo, sino mediadas por variables verbales y cognitivas, entrando en juego la
consciencia, la atención, las atribuciones, etc. Es así como surge lo que se conoce
como terapia cognitivo conductual (TCC). Dicha terapia se compone de muchas
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Como mencionan los autores Bados y García (2010), la terapia cognitiva son
técnicas que se enfocan directamente, aunque no de manera exclusiva en las
cogniciones (verbales y/o imágenes) de los usuarios, para poder llevar a cabo una
modificación de estas, las emociones y la conducta que se encuentra presente.
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El modelo A-B-C
Creencias Irracionales
En primer lugar, para hablar de cómo intervenir en los problemas de pareja, así
como en cualquier problemática a tratar en un proceso terapéutico, es necesario
plantearse la importancia de una adecuada evaluación. En este sentido, y siguiendo
a Costa y Serrat (1998, p.46), “deben ser objeto de evaluación los patrones de
influencia conductual recíproca, los cambios conductuales que cada miembro de la
pareja desea en el otro, los procedimientos usados hasta ahora para promover dichos
cambios (amenazas, regañinas, otras relaciones, etc.), los factores que mantienen las
conductas no deseadas, los recursos y reforzadores potenciales que cada uno tiene
y que pueden ser utilizados más efectivamente para alterar la conducta del otro, y los
problemas personales específicos de cada uno de los miembros de la pareja que
contribuyen a ese déficit o inadecuación del intercambio conductual”.
Para llevar a cabo esta tarea, existen diversos instrumentos, entre ellos
cuestionarios que, por ejemplo, van dirigidos a evaluar ciertos aspectos ya
específicos, como la compatibilidad, o los problemas de disfunción sexual. Pero hay
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un instrumento que siempre debe usar previo a cualquiera de estos, y que nos dará
las bases, los fundamentos a partir de los cuáles elegir uno u otro: ese instrumento
es la entrevista. Con ella debemos recoger la mayor cantidad de información posible,
entrevistando a cada uno de los miembros de la pareja por separado y también juntos.
Acerca de esto, Carlen, Kasanzew y López Pell (2009), afirman que los celos
patológicos son resultado de una serie de sesgos cognitivos y, en ese sentido, la
reestructuración cognitiva es una técnica útil para tratarlos, ya que, a través de la
misma, el paciente logra reelaborar dichos sesgos, tomando conciencia de la
irracionalidad de algunos pensamientos, aprendiendo estrategias para eliminarlos y
sustituyéndolos por otros más funcionales.
todos los componentes del Protocolo IASF (Intervención en Adolescentes con Fobia
Social), entre los cuales se incluye no sólo la reestructuración cognitiva sino un
componente educativo, el entrenamiento en habilidades sociales y la exposición,
hallaron resultados muy distintos que muestran diferencias estadísticamente
significativas entre el pretest y el postest, observando mejoras importantes en el grupo
tratado frente al grupo de control (Rosa-Alcázar, Amoros Boix y Olivares-Olivares,
2005).
Los trastornos del estado de ánimo son una categoría incluida en el DSM, en
sus múltiples versiones, que, aún con algunos cambios, podemos dividir en dos
grupos: los depresivos y los maníacos. Estos trastornos tienen en común que se
refieren a episodios o lapsos de tiempo en lo que se identifica la aparición de una
serie de síntomas afectivos.
Pérez-Padilla et al (2017)
Como ya dijimos, son innumerables los casos en que ha sido aplicada la terapia
de enfoque cognitivo-conductual, especialmente las técnicas de reestructuración
cognitiva, en casos de trastornos anímicos. Sólo por mencionar algunos trabajos
realizados en los últimos años, Rodríguez-Alejo y González-Ramírez (2020) han
mostrado cómo la combinación de la reestructuración cognitiva con la terapia
centrada en soluciones, brinda resultados efectivos, sin el uso de psicofármacos. Por
otra parte, Barrera Villarreal (2020), también reporta resultados eficaces en el
tratamiento de un caso de depresión mayor grave de episodio recurrente por medio
de técnicas como el diálogo socrático, la restructuración cognitiva, imaginería,
psicoeducación y técnicas de estudio. Al finalizar la intervención se evidenció una
mejoría significativa en el estado de ánimo, disminución de la tristeza, soledad y
desesperanza, al igual que del insomnio, la inapetencia y la ideación suicida,
reintegrándose el paciente a las actividades cotidianas y mejorando la relación con su
entorno familiar.
Por otra parte, los trastornos del estado de ánimo asociados a estados o
episodios de manía, también son comúnmente abordados desde un enfoque cognitivo
conductual, utilizando estas técnicas. Una revisión hecha en 2020 por Manotas
Llanos, nos muestra que dichos tratamientos también son efectivos para estos casos,
obteniendo mejoras en las áreas de monitoreo y clasificación del estado de ánimo y
sus fluctuaciones, la regulación emocional, la cohesión familiar, el establecimiento de
rutinas diarias, en el manejo de la vulnerabilidad a largo plazo a través de la
evaluación de los desencadenantes, y en la calidad de vida. Sin embargo, se
observan también limitaciones en cuanto a los cambios en la rutina del sueño y en el
mantenimiento de los síntomas.
Conclusiones
hacia los demás que no son reales y que el terapeuta ayudará, en un trabajo en
conjunto con el paciente, a reelaborar.
Por otra parte, el análisis funcional de la conducta, es uno de los métodos más
utilizados y recomendados para llevar a cabo procesos evaluativos en psicología
clínica con este enfoque.
Referencias
Bados, A y Garcia, E. (2010). La técnica de la reestructuración cognitiva. [Tesis de
grado].
http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/12302/1/Reestructuraci%C3%B3n
.pdf
Conductual, 21(1).
https://go.gale.com/ps/i.do?id=GALE%7CA328944065&sid=googleScholar&v
=2.1&it=r&linkaccess=abs&issn=11329483&p=IFME&sw=w&userGroupName
=anon%7E2f8450f6
Ruiz Fernández, M., Díaz García M. y Villalobos Crespo, A (2012). Manual de técnicas
de intervención cognitivo conductuales. Desclée,