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TRABAJO SOCIAL INDIVIDUAL Y FAMILIAR II.

TEMA 1. LA PERSONA DEL/A TRABAJADOR/A SOCIAL Y LOS CONTEXTOS DE


INTERVENCIÓN CON FAMILIAS.

1ª PARTE. LA PERSONA DEL PROFESIONAL.


1. INTRODUCCIÓN.
Los profesionales que desean ejercer como terapeutas familiares tienen que fortalecer como
mínimo cuatro áreas fundamentales.

a. Adquirir una formación especializada sobre los aspectos técnicos de la terapia familiar,
la familia y sus procesos.

b. Puesta en marcha de los conocimientos adquiridos mediante la adecuada y rigurosa


supervisión de la experiencia profesional, la cual hace que la formación sea permanente
que permite mejorar los conocimientos y perfeccionar la eficacia de las intervenciones.

c. Introspección, en varias vertientes, sobre todo a su posición respecto a su familia de


origen y la adquirida, los duelos vividos por el profesional y sus escenas temidas en la
práctica terapéutica.

d. El aspirante a terapeuta tiene que ir perfilando lo que en el futuro será su estilo


terapéutico.

2. UN TODO INTERCONECTADO.
Es frecuente que el terapeuta durante un proceso de formación evoque recuerdos vividos
como placenteros o displacenteros en relación a su propia historia personal-familiar cuando se
traten las crisis familiares o se visualicen algunas de las escenas temidas del profesional
durante una intervención concreta.

También es normal que el o la aspirante a terapeuta familiar, busque en esta especialización


profesional, respuestas a cuestiones no resueltas de su pasado o presente personal-familiar. La
formación en terapia familiar, es en sí misma, o es terapéutica, pero no es el contexto idóneo
para encontrar respuesta a los grandes asuntos familiares y personales pendientes. En el
trabajo introspectivo, es cuando se hacen más patentes esta dimensión y donde el terapeuta en
formación puede redescubrirse a raíz de las devoluciones que le haga el grupo o el terapeuta
facilitador de las sesiones. El darse cuenta de ciertas situaciones, no tienen porque obrar en
sentido negativo para una futura práctica terapéutica, el visualizarse es un ingrediente
necesario para positivar las experiencias vividas e incorporar esos aprendizajes a la práctica
profesional potenciándola.

Durante mucho tiempo se han hecho esfuerzos para evitar que la práctica profesional quedara
contaminada por las vivencias personales del terapeuta. Los intentos de disociación
profesional-familiar resultan infructuosos ya que somos un todo único que fragua una relación
con las personas o familias con las que se trabaja. Intentar que emociones o recuerdos durante
nuestro trabajo vengan a nuestra mente, es algo inútil ya que durante la intervención
profesional es normal y no un problema en sí mismo, el cual puede surgir cuando uno actúa sin
darse cuenta de que esas emociones están ahí.

Los intentos de disociación extrema,fría,lejana, no es más que una distancia defensiva que pone
el profesional con los pacientes-familias tomando como base sus propios miedos. Aponte
señala, que:

“El entrenamiento de un terapeuta debe capacitarlo para volverse sensible a la percepción de


sus propias señales emocionales y conductuales que lo alertan acerca de si él está manejando o
no satisfactoriamente los aspectos personales de su relación con una familia, pudiendo ser de
uso sus reacciones al servicio de sus objetivos terapéuticos. El terapeuta debe aprender a
trabajar lo más eficaz posible con sus reacciones personales”.

M. Elkaïm, señala que la resonancia, se manifiesta en una situación donde la misma regla se
aplica, a la familia del paciente, a la familia de origen del terapeuta, a la institución en que el
paciente es recibido, al grupo de supervisión. Las resonancias son un caso particular de lo que
él denomina “ensamblajes”, y están constituidas por elementos semejantes, comunes a
diferentes sistemas e intersección, mientras que por su parte los ensamblajes están
compuestos de elementos diferentes que pueden estar ligados a datos individuales, familiares,
sociales u otros. Por tanto, se puede definir la resonancia como:

“La resonancia son esos ensamblajes particulares constituidos por la intersección de diferentes
sistemas que comportan un mismo elemento. Bajo el efecto de un elemento común, diferentes
sistemas humanos parecen entrar en resonancia, así como los cuerpos pueden ponerse a vibrar
bajo el efecto de una frecuencia determinada”.

La resonancia es una metáfora que expresa la vivencia que tienen los terapeutas en la
interacción con los pacientes-familias. Son ecos, podrán influir en la construcción que se haga
de la realidad. Puede favorecer o perjudicar la terapia, puede servir para mejorar la empatía o
suponer un obstáculo que limite la forma de pensar y actuar. Muchas veces son resonancias
perturbadoras al generar irritación o amenaza.

Por otra parte, Elkaïm, apunta sobre la idea de autorreferencia, la cual señala:

“Lo que siente el terapeuta remite no sólo a su historia personal, sino también al sistema en que
este sentimiento emerge, el sentimiento y función de esta experiencia vivida se vuelven
herramientas de análisis e intervención al servicio mismo del sistema terapéutico”.

Según este autor, los sentimientos del terapeuta en relación a los pacientes no son una
deficiencia. Los sentimientos que nacen en el seno del sistema terapéutico tiene un sentido y
función respecto al sistema mismo. Es más, este autor cree que esos sentimientos mutuos
(familia-terapeuta), son los fundamentos comunes sobre los cuales se puede edificar la terapia.
3. ¿QUIÉN AYUDA A QUIÉN?.
Indudablemente, la construcción de la relación de ayuda tiene ese sentido bidireccional
terapeuta-familia y familia-terapeuta. El profesional recibe inputs por parte de la familia que le
gratifican profesionalmente y contribuyen a perfeccionar sus destrezas. El interrogante inicial
hay que situarlo en el punto donde el profesional con la práctica terapéutica intenta cubrir
facetas personales y familiares no resueltas.

Si se continúa desde la Segunda cibernética, el observador forma parte del fenómeno


observado, y tanto observador como observado, co-construyen una relación y ambos se
co-construyen recíprocamente. Si se parte desde este planteamiento, se obvian las vivencias,
cogniciones, experiencias personales en la práctica profesional. La disociación es imposible, el
profesional no se puede colocar fuera de la relación terapéutica. El profesional y la persona del
profesional es un todo único, no se puede disociar al terapeuta de la persona que lo porta, ya
que no se puede desconectar de su mundo interior, vivencias, historia en el trabajo. Potenciar
la capacidad de autoobservación es una tarea necesaria y útil necesaria para evitar
deslizamientos de contextos o para apercibirse de la tendencia a triangularse en el trabajo con
cierto tipo de casos.

En última instancia, analizando nuestro propio sistema familiar se identifican nuestras


resonancias y evitamos proyecciones. Según Ceberio, cuanto menos trabaje consigo mismo un
terapeuta, o sea consciente de sus grandes temas, será más factible que se funda y confunda
con sus casos. La poca consciencia de sí, es inversamente proporcional a la tendencia a
isomorfizarse.

Desde el psicoanálisis que empleaba el concepto de contratransferencia, se entendía por este


el conjunto de reacciones inconscientes del analista frente a la persona del analizado y,
especialmente, frente a la transferencia de éste. Freud, ve el resultado de la influencia del
enfermo sobre los sentimientos inconscientes del médico, y subraya que ningún analista va
más allá de lo que le permiten sus propios complejos y resistencias internas, lo cual tiene como
deducción la necesidad del analista de someterse él mismo a un análisis personal.

Por su parte, Pichón Riviere, emplea el término transferencias recíproca o transferencias


múltiples dejando de lado el de contratransferencias. Con ello quiere significar que no solo se
da el intercambio de adjudicaciones que se dan entre el paciente y el terapeuta, sino que
influyen una amplia gama de factores como espacio de la consulta, persona del paciente y
terapeuta, historias contadas, tipo de problema, gesticulaciones, los cuales pueden ser
elementos transferenciales.

Ceberio apunta a la idea de toma de distancia única, que supone la cierta objetividad que
puede tener el profesional al no verse inmerso en el sistema familiar que genera el problema de
la persona que consulta. Sería una especie de objetividad dentro de nuestra objetividad.
4. MOTIVOS PARA LA ELECCIÓN DE LA PROFESIÓN DE TERAPEUTA FAMILIAR.
James D. Guy plantea varios aspectos que pueden influir en la elección de la práctica
psicoterapéutica, y señala que hay factores inherentes al rol de psicoterapeuta que interactúan
con una serie de elementos personales para influir en la elección de esta labor.

FACTORES MOTIVADORES.
- Satisfacción que procura la práctica terapéutica. Identificación, reconocimiento y
prestigio, compensación económica, estimulación intelectual, desarrollo y satisfacción
emocional (seguridad en sí mismo), enriquecimiento y realización personal (mejorar la
calidad de vida, ver resultado del trabajo).

- Factores personales que pueden motivar la elección de esta profesión. Hay


motivaciones conscientes e inconscientes que trascienden las satisfacciones señaladas,
siendo muchas de ellas funcionales que contribuyen a aumentar la capacidad y
enriquecimiento de la persona del terapeuta, y otras disfuncionales que entorpecen
gradualmente la eficiencia de la práctica terapéutica.

- Motivaciones funcionales. Curiosidad, capacidad de escucha y conversar,


empatía y comprensión, comprensión emocional, introspección, capacidad de
autonegación (evitar el protagonismo), tolerancia a la ambigüedad, capacidad
de calor humano y atención, tolerancia a la intimidad, capacidad de ejercer
influencia positiva sobre la vida de los pacientes, capacidad de reír, tener
sentido del humor, disfrutar riendo con los demás.

- Motivaciones disfuncionales. Tienen que ver más con experiencias vitales.


Perturbación emocional (deseo de autocuración), enfrentamiento indirecto
(ayudar a los demás a enfrentar problemas como vía para enfrentarse a los
suyos propios), soledad y aislamiento (intento de superar el aislamiento social),
deseo de poder, necesidad de poder, rebelión indirecta.

- Factores relacionados con la familia de origen. La familia de origen y las primeras


experiencias familiares pueden predisponer a algunos a seguir esta vocación. Se
destacan las experiencias emocionales tempranas como la separación o sensación de
ser diferente, características de los padres y relaciones familiares.

5. LA LLAMADA A INTERVENIR CON LA PROPIA FAMILIA.


ROL DESEMPEÑADO.
La experiencia acumulada en el desempeño de ciertos roles, como mediador en conflictos,
amortiguador de tensiones, han motivado a ciertas personas a especializarse en el ámbito
profesional, el trabajo con familias.

La práctica reiterada de esos roles los han hecho sensibles a muchas situaciones, y lo han
predispuesto a la adquisición de la formación técnica adecuada. Muchos terapeutas en
formación han sentido la llamada de la terapia familiar, es decir, especializarse
profesionalmente aprovechando y mejorando las habilidades personales ya adquiridas. Sin
embargo, sobre todo al principio de la formación técnica, la intención última y oculta, es
adquirir o incrementar destrezas que permitan actuar con mayor eficacia en el sistema familiar
propio.

FRACASO. LA PARADOJA DE LA DELEGACIÓN.


La intervención pseudoprofesional en el sistema familiar propio, está llamada al fracaso, debido
a varias causas como el hecho de que la familia no lo permite, siendo algo paradójico el hecho
de que las familias envía muchas veces a modo de delegación a uno de sus miembros a
especializarse en la intervención de los problemas y tensiones que les aquejan. El enviado, no
puede intervenir porque la familia no le deja, mejor dicho lo descalifica. La pseudointervención
en la familia propia resultará frustrante por mucho esfuerzo que haga el miembro familiar
especializado. Es más fácil y productivo volcar las energías en el trabajo con otros sistemas
familiares, que si resultan más cooperados y menos resistentes. Con los éxitos conseguidos en
otras intervenciones, el miembro familiar especializado muestra y se demuestra que es
competente y su familia es la resistente.

PONERSE EN TRATAMIENTO MÁS QUE FORMARSE.


Si se pretende fortalecer el profesional sin una ayuda profesional, esto será imposible. Es
importante que el profesional de la terapia profesional no se sienta llamado a intervenir con su
propia familia, mejor dicho, aunque se sienta la llamada a dar su opinión profesional, a
impregnar con su sabiduría el marco relacional de su familia, no caiga en la tentación de
intervenir. Los conocimientos adquiridos a través de la formación y la práctica
clínica/psicosocial se sugiere que estén orientadas a fortalecer la posición que corresponda
dentro de la familia, y no tanto para ser los terapeutas de la propia familia.

6. LA FAMILIA DE ORIGEN-ADQUIRIDA DEL TERAPEUTA FAMILIAR.


BENEFICIOS QUE REPORTA EL TRABAJAR-SE LA FAMILIA DE ORIGEN
ADQUIRIDA.
La actividad vivencial centrada en el análisis de la familia de origen, puede proporcionar
múltiples beneficios. El análisis de la familia de origen puede ayudar en lo personal,
proporcionándonos un mayor grado de individuación, un miembro de la familia toma
conciencia propia sin alejarse del sistema familiar como por ejemplo una mujer está
embarazada y ambas partes pueden crecer como personas, tanto con el propio sistema como
con los casos con los que se trabaja. Además, al tomar mayor conciencia del propio self, el
trabajo sobre sí mismo hace a cada uno más consciente de su propia imagen. Puede suponer un
gran aporte a la seguridad personal, y a descubrir las propias inseguridades.

El trabajo con la familia de origen contribuye al aumento de la autoafirmación, mejora de la


confianza en sí mismo, mejora la capacidad de introspección, incrementa la tendencia a la
reflexión, la sensibilidad y la automanifestación. Se muestra uno más abierto, confiado y
paciente. Además, esto aporta profundidad, sutileza, ironía en la apreciación y comprensión de
los demás. Se aumenta la tolerancia, comprensión y paciencia. Se produce un
redescubrimiento, al volverse a identificar matices familiares que ya se conocen.
De otra parte, proporciona las suficientes habilidades para evitar los atrapamientos en el
sistema terapéutico (familia-terapeuta familiar- servicio) saliendo y entrando del mismo sin
riesgo de pasar a formar parte del juego relacional, los cuales muchas veces producen
sufrimientos en sus miembros, y adquiriendo la dosis necesaria de diferenciación, para lo cual
los conocimientos se vuelven preguntas sobre creencias, conductas, emociones, cogniciones,
comunicación, devolviendo la pregunta, adecuadas para la intervención, pudiendo contribuir a
la estabilidad emocional.

El encuentro vivencial-experiencial centrado en la familia de origen del terapeuta, es una


oportunidad para que el terapeuta tenga una experiencia parecida a una terapia personal.
Favorece la sensibilización con las familias con las que se trabaja puesto que se vive una
experiencia similar al haberse sentido observado y analizado por terceros, una experiencia de
ser pseudopaciente.

Otras de las contribuciones del trabajo sobre la familia de origen del terapeuta tienen que ver
con el aporte que este análisis hace a la estabilidad emocional del participante, si bien éste
puede vivir un período de confusión, agitación, ansiedad inicial como consecuencia del trabajo
emprendido. Se puede calificar como un esfuerzo orientado a mejorar la salud mental por las
experiencias personales, como por el impacto personal que produce el trabajo con otras
familias. Contribuye a potenciar los beneficios de la práctica profesional y reducir los riesgos
de la misma.

Vivir en carne propia un ejercicio de reflexión sobre la familia de origen propia y del papel que
el participante tiene ella, ayuda a apreciar y darle más valor a lo que cuentan las familias con las
que se trabaja, pero también es una contribución interesante para ayudar a mejorar el
encuentro y la empatía con los amigos que participan de la misma actividad vivencial.

De otra parte, es una oportunidad de ver cómo interviene el profesional que conduce la sesión,
esto permite observar un modelo de intervención terapéutica que puede ayudar a definir el
estilo propio de trabajo, pseudopaciente.

Aunque el fin en sí mismo del trabajo con la familia de origen del terapeuta no sea la de generar
cambios, sino analizar y reflexionar, resulta difícil que los cambios o propuestas de cambio no
se hagan presente durante las sesiones. Este espacio de trabajo, sin duda ofrece una
oportunidad para comprobar la efectividad de la intervención terapéutica en uno mismo.
Ayuda a elaborar conflictos sin resolver, o al menos, recibir miradas alternativas.

Es un espacio que permite el entrenamiento en el control y tolerancia del estrés, de las


presiones y de la ansiedad, que provoca el relato de las experiencias vividas por parte de otros
compañeros. El análisis de las propias vivencias, conflictos y dificultades en grupo suponen una
demostración de competencia para el afrontamiento, y no debilidad o ineptitud para
resolverlos. Visualizar las experiencias familiares de otros participantes permite relativizar las
experiencias propias, actuando en muchas ocasiones como una suerte de despatologización de
las relaciones familiares propias.
Una contribución importante tiene que ver con la identificación de las propias limitaciones. Ver
como las experiencias vividas pueden actuar como serios obstáculos temporales o
permanentes para la futura práctica profesional de terapeutas. Aponte, señalaba que el
terapeuta debe tener la habilidad suficiente para reconocer sus propias dificultades personales
en tratar a una familia y luego su habilidad para encontrar modos creativos de manejar estas
dificultades determinará la efectividad de una terapia.

CONTENIDOS BÁSICOS A TRABAJAR EN LO QUE RESPECTA A LA FAMILIA DE


ORIGEN-ADQUIRIDA DEL TERAPEUTA FAMILIAR.
El trabajo centrado en la familia de origen-adquirida del terapeuta familiar, se lleva a cabo
desde una perspectiva vivencial-experiencial. Esto proporciona los beneficios antes señalados.
El instrumento fundamental de trabajo es el genograma propio del terapeuta en formación.
Por esta vía el participante realiza una labor de recopilación de datos y de análisis e
interpretación de los mismos. Lo más destacable es la retroalimentación que recibe de los
miembros del grupo y del docente. Esas miradas diferentes, interconexiones e hipótesis que le
aportan son de extraordinario valor para comprender con más profundidad la propia familia de
origen y/o adquirida. Junto al genograma será necesario trabajar con algunos otros
instrumentos como el histograma o los límites familiares.

Otros aspectos a trabajar que aparecen en el genograma o paralelo al mismo son, la percepción
de sí mismo, la definición de la propia familia identificando los rasgos más distintivos. En este
punto el docente-facilitador pondrá énfasis en que aparezcan junto a los aspectos negativos los
aspectos positivos de la familia.

La dinámica relacional familiar y la posición del participante dentro de su sistema, exploración


de los roles (deseados, adjudicados, figura central y demandante), valores, sistemas de
creencias, límites, jerarquías, reglas, mitos, secretos, alianzas, estilo de respuestas, juego
relacional.

En el trabajo vivencial se hará presente, y sino el docente-facilitador provocará


intencionalmente, el que aparezcan continuamente las interrelaciones entre la familia de
origen y la familia adquirida, así como la interconexión entre los contextos familiar y
profesional (influencias mutuas, pautas de repetición).

7. LOS DUELOS DEL PROFESIONAL.


Los duelos son un denominador común a todos los seres humanos. Al tener una pérdida
significativa, se desencadena un proceso llamado duelo. Los tipos de pérdidas pueden ser muy
variadas, de un ser querido, de sí mismo, de ideales, de relaciones. Todos estos duelos hay que
elaborarlos porque a la larga se manifiestan.

El duelo es un proceso y no un estado o una enfermedad. Es un pasar normal, es un período de


tránsito donde el individuo y su familia tienen que ir reajustándose a la nueva situación. Supone
la búsqueda de un nuevo individuo ya que los equilibrios anteriores no resultan del todo útiles.
Tienen una serie de etapas o fases que culminan con la aceptación de la nueva situación dada, y
con el aprendizaje personal que supone haber recorrido el camino del dolor.
De la experiencia de los duelos propios e influencia de las experiencias vividas de duelo de las
personas más cercanas, se va construyendo nuestro propio estilo de afrontamiento, el cual no
tiene por qué resultar fijo o inamovible, sino que puede ir cambiando al ir teniendo nuevas
experiencias de duelo.

Todas las familias incorporan a sus historias procesos de duelo. Tras una experiencia de
sufrimiento que la familia exprese o manifieste, suele haber una pérdida o amenaza de pérdida
significativa. Gran parte del trabajo en terapia familiar lleva incorporada la vivencia de una
pérdida intensa desgarradora con la que el profesional tiene que trabajar.

El dolor duele y por ello cuando se visualizan constantes situaciones de dolor ajeno, el
espectador se inmuniza generando unas defensas que le hacen mostrarse o estar insensible,
bien intenta desaparecer de la escena evitando la visión del momento doloroso o se une a ellos
siente como los afectados. Cuanta mayor similitud entre la escena de dolor visualizada con
situaciones propias vividas, mayor proximidad, empatía, comprensión y solidaridad habrá con
los afectados.

Cuando en terapia familiar se trabaja con las pérdidas y los duelos de las personas y familias, el
terapeuta recuerda y visualiza sus propias pérdidas y duelos. La persona del terapeuta también
tiene sus propios duelos, de los cuales muchos los tiene ya elaborados, otros están en proceso,
los menos estarán paralizados o demorados. Es de gran importancia para el ejercicio de la
terapia, revisar el estado de los duelos del profesional, y sobre todo cómo pueden influir en la
práctica profesional, lo que Worden denomina explorar su propia historia de pérdidas. Es de
gran valor revisar los aprendizajes que han supuesto las experiencias de pérdida y de duelo.
Evaluar el grado de resignificación positiva que hayamos dado a esas experiencias, y el
crecimiento que nos ha reportado, es un ejercicio muy saludable.

Es muy importante saber que la sola experiencia personal de duelos no es suficiente para
trabajar con los duelos de los pacientes-familias. Es necesario un cierto nivel de
perfeccionamiento en esta materia. La propia experiencia personal de duelos no es suficiente
para trabajar con los duelos de los pacientes-familias, siendo necesario un cierto nivel de
perfeccionamiento, el adiestramiento se hace necesario en el manejo de nuestra persona en
este tipo de situaciones.

En el trabajo terapéutico con las pérdidas de las familias pueden encontrarse escenas de
pérdidas ya vividas o situaciones más temidas por el profesional, por lo que hay trabajar en
ciertos momentos o con ciertas situaciones con una gran ansiedad, de no ser conscientes de
este proceso esta ansiedad puede ser trasladada a la familia con la que se esté trabajando.

La elección de un área de intervención concreta dentro de la terapia familiar, puede estar


marcada o influida por las propias experiencias de duelo que el terapeuta haya vivido. El
rechazo a la práctica en otras determinadas áreas puede tener como base el recuerdo de
experiencias traumáticas del pasado. Las cicatrices del propio profesional pueden ser
estimulantes o retardantes respecto al enfrentamiento de cierto tipo de situaciones.
Otro aspecto importante de la terapia familiar es destacar que en el trabajo con las pérdidas de
algunas personas o familias, el profesional puede visualizar las pérdidas que más teme el
mismo, pérdida temida. Worden señala que todos hemos sufrido pérdidas a lo largo de nuestra
vida, y que tenemos aprensión por las pérdidas no vividas, estando estas en un bajo nivel de
conciencia, sin embargo, si la pérdida que tiene nuestro cliente es similar a la que nosotros
tememos, nuestra aprensión puede perjudicar un trabajo eficaz.

El trabajo introspectivo del terapeuta en formación acerca de sus propios duelos puede
ayudarle a entender mejor los procesos que siguen sus pacientes-familias, sobre todo en lo que
respecta al dolor agudo, angustia, reacciones. A su vez le proporciona una buena oportunidad
para valorar los recursos personales disponibles que le permitieron enfrentarse al duelo.
Permite identificar el estilo personal del afrontamiento. Se puede señalar que un buen
aprendizaje en el trabajo con los propios duelos puede ayudar a descubrir las limitaciones a la
hora de las intervenciones.

La revisión de la propia historia de pérdidas puede ayudar según Worden:

1. Entender mejor el proceso de duelo de terceras personas, como se sufre y tiene el lugar
el proceso curativo.

2. Ayuda a entender mejor los métodos de afrontamiento y tiempos necesarios, y cómo


estos afectan al proceso de asesoramiento y terapia.

3. Se tiene una idea clara de los recursos disponibles, lo que fue útil y lo que no ayudó.

4. Ayudar a saber, sobre la base de la experiencia propia, que hay que decir y cómo decirlo
a otra persona que tenga gran dolor por las pérdidas que esté viviendo.

5. Identificar los aspectos no resueltos de pérdidas anteriores. Para Zeignerik, una tarea
inacabada se recordará hasta que se complete. Cuando el profesional detecta que hay
áreas en las que tiene grandes limitaciones para intervenir por la influencia de aspectos
personales, es conveniente inhibirse del caso y derivarlo a otro compañero. Se trata de
reconocer que uno no es capaz de controlar todas las situaciones.

6. Aprender de los propios duelos las limitaciones que cada profesional tiene respecto de
tipos de clientes y de situaciones a tratar. El tipo de cliente con el que se tiene
dificultades personales está relacionado normalmente con el área en la que el propio
profesional tiene un conflicto no resuelto.

8. LAS ESCENAS TEMIDAS POR EL PROFESIONAL.


Son situaciones percibidas por el profesional como amenazantes, descontroladas, desafiantes,
desconocidas, que implican un sobreesfuerzo y que le generan o pueden generar bloqueos,
distanciamientos, impulsividad. Es habitual que los terapeutas en formación y profesionales
tengan escenas en su mente del tipo, temor al juicio, a la impotencia, a sentirse rechazado, a no
poder controlar una situación de gran intensidad emocional durante una sesión.
Muchas de las escenas enumeradas anteriormente permanecen en el rincón interior más
secreto de la persona del terapeuta. Esos temores no siempre son confesados a terceros.
Cuando el profesional puede evitar intervenir en determinadas situaciones, puede evitar el
empleo de determinadas técnicas, puede quedar bloqueado cuando se tratan determinados
temas o se hacen manifestaciones, pudiendo ocurrir si el terapeuta no se detiene a identificar
sus escenas temidas, las emociones que le provocan, la conexión que tiene con vivencias
personales y familiares, y sobre todo lo que necesita aprender para enfrentarse a esas escenas
temidas.

El trabajo con las escenas temidas del profesional pasa por aclarar las escenas personales que
subyacen y perturban o pueden interferir en la terapia. Se trata de esclarecer los miedos e
incertidumbres, aprender de ellos para revertirlos positivamente en la actividad terapéutica. El
tipo de trabajo tiene un enorme potencial, a la vez que es muy potente a nivel personal y
profesional.

La escena, es la esencia de la dramatización. La escena temida representa una hipótesis


fundamental de partida para clarificar la dinámica interna del profesional. Para ello una serie de
autores establecen un método a través de distintas escenas, el fruto del proceso de
interconexión de las escenas descritas es la aclaración del conflicto depositado en la escena
temida. La escena temida desembocará en la escena consonante familiar pasando por la escena
resonante para finalizar en una escena resultante.

- Escena temida. La vía regla para la exploración de las escenas familiares irresueltas que
puedan perturbar o puedan bloquear la tarea profesional. El desenganche de estas
dificultades viene de mano de la aclaración de las escenas personales que subyacen en
uno mismo y que permanentemente se reactualizan cuando se plantea una situación
determinada en el escenario de la terapia.

- Escena consonante o escena familiar asociada. Tiene un fuerte contenido afectivo,


vivencial. La temida se corresponde con ella.

- Escena resonante. Los miembros del grupo que escuchan el relato y la dramatización
tanto de la escena temida y de la consonante, realizan sus aportaciones, opiniones,
comentarios. Se busca que las subjetividades de cada miembro del grupo de
entrenamiento resuenen. Estas aportaciones están inspiradas en las resonancias de
cada uno. Se trata de descubrir la escena polifacéticamente. Es abarcativa,
pluridimensional y totalizadora.

- Escena resultante. La que queda después de la escena resonante, y es la que el


protagonista de la sesión se lleva de vuelta, ya que no queda con su visión individual
monocular sobre el conflicto de la escena temida, sino que habrá internalizado multitud
de visiones a través de las aportaciones del grupo. Toma más cuerpo en el retorno al
trabajo con las personas o familias. Si el proceso de introspección ha sido eficaz el
profesional queda liberado de su escena temida.
2ª PARTE. LOS CONTEXTOS DE INTERVENCIÓN CON FAMILIAS.
Para Watzlawick, el contexto es el marco en el cual la conducta y mensajes verbales y no
verbales se hacen significativos. Toda conducta es comunicación y toda comunicación se da en
un contexto determinado. El contexto, se define como aquel conjunto de circunstancias dentro
de las cuales se desarrolla un comportamiento.

No todas las dificultades que le acontecen a las familias se acaban convirtiendo en problemas,
crisis, disfunciones, ni tienen que ser tratadas por profesionales de ayuda. Para abordarlos no
profesionalmente, existen los contextos naturales de cambio, que son aquellos que se dan en
la vida cotidiana de las personas donde se recurre a un pariente, amigo o vecino para solicitar
ayuda, compartir un malestar ante una situación de dificultad. Buena parte de la red social se
compone de individuos a los que solicitar o prestar ayuda ante cualquier eventualidad,
pudiéndose conformar dicha red en sí misma un contexto natural de cambio.

Por otra parte están los contextos profesionales de cambio, que son formas especializadas de
ayuda. Han tenido un importante desarrollo, sin dejar de convivir formas arcaicas con otras
más tecnificadas. Ambos contextos están desde el origen de la comunidad.

Los contextos profesionales serían el marco que se establece entre cliente y profesional que
permite dar significado a una serie de intercambios comunicacionales orientados a introducir
el cambio en el cliente. Entendiendo como cambio la narración significativa en la vida del
cliente que establecerá un antes y después de ese encuentro con el profesional.

La creación de un contexto profesional de cambio es un acuerdo entre cliente y profesional, el


cual si es insatisfactorio o confuso para una de las partes podría producir el fenómeno de
deslizamiento de contexto, cuando en un contexto se intentan llevar acciones no acorde a
este. Los contextos profesionales de cambio se pueden clasificar en contextos clínicos y
contextos no clínicos o psicosociales.

Cirrillo entiende por contexto clínico, el marco que se estructura en torno a la relación
terapeuta-paciente, cuando este último formula al profesional un pedido de ayuda relacionado
con un genuino síntoma psiquiátrico o con un malestar existencial serio, y acepta afrontarlo
según la relación que el terapeuta le propone. No obstante, dicho autor usa de manera
equivocada el concepto de contexto terapéutico en la medida que un contexto no clínico puede
ser terapéutico, es más los contextos naturales son terapéuticos. Parte del imaginario creado
en torno a dicho contexto entre los profesionales de ayuda, gira en torno a la idea de verlos
como algo fascinante, mágico donde son posibles las curaciones asombrosas. Es el contexto
más admirado, deseado, envidiado. La creatividad y arte están presentes en la medida que en el
fondo se trata de co-crear una nueva historia con los mismos actores. Para que un contexto
clínico se inicie se precisa un trabajo intenso de otros profesionales en otros contextos previos
que se ubican la mayoría en los contextos no clínicos. Así mismo, el contexto clínico se da sobre
todo en torno a la psicoterapia.

De otra parte, Cirrillo señala que los contextos psicosociales o no clínicos, un contexto
diferente del terapéutico donde se dispone de unos recursos que, si son utilizados
correctamente, resultan eficaces para producir el cambio deseado y, a veces son mucho más
recomendados que las míticas psicoterapias. Es el contexto donde la mayoría de servicios de
Trabajo Social desempeña su práctica.

Dentro de los contextos psicosociales, el Trabajo Social Familiar se desarrolla en distintos


contextos a su vez, que vienen identificados por los metacontextos y marcadores.

Contexto Asistencial.
El más vinculado a los trabajadores sociales. Tiene un carácter asistencial que cubre carencias
de la población, caracterizado por haber pasado de ser graciable y caritativo a ser un derecho.
Puede ser público o privado.

El cliente se acerca de manera voluntaria, aunque también obligado por su situación de


carencia o necesidad, deseando ser atendido sólo en lo demanda. El cliente o familia el tiempo
de asistencia y respuesta que necesita para su carencia. Considera que las razones que le llevan
a solicitar asistencia son justas e incuestionables.

El trabajador social se encuentra en una situación de doble delegación, de una parte el cliente o
familia esperan una respuesta no cuestionadora de su visión lineal del problema. El servicio
también espera del trabajador social que no altere su organización con análisis demasiado
profundos, solo si suponen un ahorro de recursos para el servicio.

El cliente se sitúa en una posición down respecto al servicio y profesional que están en una
posición up. El cliente es demandante y el servicio otorgante, quien tiene la potestad de
conceder y en qué medida.

En este contexto es frecuente la situación de delegación, donde el cliente traspasa al personal


y al servicio su problema, y son ellos quienes deben proveer de una solución. Este movimiento
puede conllevar una actitud de desresponsabilización y/o limitaciones de solución a largo plazo
de problema, fijándose más en el corto plazo. Las situaciones que pueden generar una asunción
de la delegación por parte del profesional o servicio pueden ser por necesidad de los
profesionales de demostrar su capacidad para, necesidad del servicio de demostrar
competencia en la resolución de los problemas de sus problemas, evitar resistencias.

Muchas de las situaciones que se atienden en este contexto encierran en sí una gran carga
emocional para los profesionales que las atienden. El tipo de atención que se produce en este
contexto es generadora de cronificación y dependencia en la relación cliente y
profesional-servicio. Cuando se prolonga en el tiempo excesivamente la relación sin articular
cambios, la cronificación está cercana (cambio 1). Ejemplo. La atención transgeneracional dada
en algunas familias atendidas.

Otra característica a los efectos de los niveles de intervención con familias, es el escaso
prestigio o relevancia técnica que comporta la intervención en estos contextos, siendo más
consideradas o prestigiosas por la comunidad científico-técnica, las intervenciones familiares
más especializadas. La intervención en este contexto es muy poco reconocida y teorizada.

Los recursos con los que se cuentan son escasos y es frecuente tener que batallar el acceso a
recursos ajenos. El profesional es visto como el único responsable de la atención y
dispensación de servicios conforme a su demanda. El trabajador social es quien recibe el
impacto de la demanda y los efectos de la denegación de lo solicitado.

Se interviene en base a la demanda y las condiciones del contexto no son muy favorecedoras
para hacer un análisis del juego relacional familiar más profundo que puede estar inmerso en
las demandas reiteradas asistenciales. Las dificultades y/o resistencias para trabajar en algo
más que el clásico binomio necesidad-recurso, son puestas por las propias familias y/o el
servicio.

Los contextos asistenciales suelen estar burocratizados, llevándose a cabo en exceso funciones
de secretariado social. Es frecuente que el Trabajador Social quede atrapado en una situación
de doble vínculo entre dos encargos incongruentes entre sí, por una parte servir sin más a las
demandas de los usuarios y por otra intentar generar cambios de segundo orden dentro del
sistema familiar como parte del mandato profesional.
Estos dos encargos son incompatibles entre sí, generando en el profesional un profundo
malestar e insatisfacción por no poder llevar a la práctica los aspectos teóricos-técnicos. La
situación puede generar más malestar si la formación adquirida por el profesional es de corte
sistémico. Las emociones del profesional pueden rotar entre agotamiento, frustración, deseos
de abandono.

Cirillo apunta, que demandas reiteradas de carácter asistencial de común tienen una base de
malestar relacional, y apunta el fenómeno síndrome de indemnización. Cuando alguien
demanda algo a una institución de manera reiterada, porque alguien de la familia no cumple.

Contexto de consulta y asesoramiento.


El cliente asiste de manera libre, voluntaria y de manera autónoma al servicio, con la
expectativa de ser asesorado en base a una duda, confusión, falta de información, toma de
decisión o desarrollar una acción. Se recurre a este contexto cuando el sistema familiar tiene
dificultad para restablecer el equilibrio y necesita ayuda externa para conseguirlo. Es frecuente
pedir asesoramiento ante situaciones de crisis, sobre todo los que tienen que ver con el
desarrollo como problemas con los hijos o intergeneracionales, adolescencia, crisis de pareja.

Al trabajador social se le brinda una buena oportunidad para iniciar una relación que puede
llegar a consolidarse en un acuerdo para la generación de cambio sobre la base del
asesoramiento, aunque no siempre se formula un contrato de mayor alcance del propio
asesoramiento.

Es conveniente hacer una lectura relacional del juego familiar tras la petición de
asesoramiento, en muchas ocasiones se moviliza parte de la familia o algún miembros aislado
buscando la certificación de un profesional sobre su hipótesis lineal de lo que ocurre en la
familia, generalmente en términos culpabilizadores para con otros miembros (juego relacional
subyacente). El profesional corre el riesgo de quedar triangulado en la familia.

La relación entre profesional y miembro solicitante/familia es muy inestable en este contexto,


ya que la familia puede dejar de asistir o el profesional dejar de citarla al entender que ya
tienen el asesoramiento suficiente y tiene que pasar la familia a la acción. Generalmente, la
familia, o parte de la misma, piden al profesional una intervención parcial, que este responda a
sus preguntas en los términos formulados y no haya profundidades de las complejidades que
puede presentar la situación. La ruptura de la relación se puede dar cuando el profesional
necesita saber más para asesorar mejor una vez comprendida la situación.

CONTEXTO INFORMATIVO.
Muchas veces la petición de información lleva algo por detrás calado. En este contexto se
demandan noticias, informaciones, datos. No se da una relación estable profesional-usuario. El
usuario se acerca de manera voluntaria al servicio para obtener información. El profesional
puede sentirse dentro de este contexto ejerciendo una función de secretariado social de mero
transmisor de información y no desarrollando sus potencialidades terapéuticas.

Es necesario tener presente que muchos usuarios se acercan al servicio con la intención de
plantear sus dificultades pero utilizan la vía de petición de información como paso previo, como
movimiento de tanteo, demanda por tanteo. Es necesario que el profesional sea sensible, y
permite dejar las puertas abiertas para que el usuario formule su demanda de manera más
explícita cuando se encuentre en condiciones para ello, si es el caso.

El usuario no siempre tiene clara su demanda, su solicitud explícita no siempre coincide con la
real. La petición de información es la solicitud más simple que puede presentar sin
desequilibrar demasiado al sistema familiar. El no oír estos mensajes explícitos puede derivar
en que la familia tenga que amplificar el síntoma para que el profesional y el servicio tengan la
posibilidad de darse cuenta de la demanda real.

En algunos servicios, los auxiliares de información que no son trabajadores sociales, no tienen
especial sensibilidad y conocimientos técnicos para detectar o facilitar los cauces para una
demanda de mayor alcance. Juego por tanteo o sondeo.

CONTEXTO EVALUATIVO.
Su objetivo es proporcionar a otra entidad una evaluación sobre una situación concreta de una
persona o familia. Semejante a un examen, donde el cliente debe demostrar que cumple unos
requisitos ante un experto que lo evalúa. El experto sanciona públicamente la capacidad o
incapacidad para…, mediante la emisión de un certificado público (dictamen sobre tercer grado
por ejemplo).

Implica una situación de complementariedad, entre el usuario y el trabajador social, por


cuanto las posiciones son diferentes y el nivel de poder que una de las partes detenta
condicionan decisivamente la relación. La relación profesional-familia, no se establece de
manera espontánea ni fortuita, sino que responde al cumplimiento de una formalidad, a un
paso dentro de un protocolo general ya estipulado.

Con frecuencia la familia presiona al profesional para la emisión rápida del dictamen por
cuanto lo necesitan para llevar a cabo el siguiente paso en el proceso. La petición de una
respuesta inmediata puede dificultar la acción reflexiva necesaria sobre el caso y puede
generar errores.

La familia o miembro de ella, construyen su historia conforme piensan que va a ser más
favorable y recibirá mayor aprobación por parte del profesional. Esto hace que el trabajador
social se mueva bajo el mito del ocultamiento- descubrimiento de información que presupone
en la familia.

No se suelen dar prescripciones, ni se establecen estrategias, el profesional valora y no


continua, salvo que en la agencia donde nos desempeñemos sea posible pasar de un contexto a
otro. Si se da, habrá que advertir a la familia del cambio ya que sino se genera un alto nivel de
desconcierto. Si el cambio de contexto es posible, será una buena oportunidad para
transformar una instancia muy burocrática (contexto de evaluación) en un contexto de
crecimiento y cambio.
CONTEXTO DE CONTROL.
Cuando se lleva a cabo es porque hay acciones de responsabilidad que no se producen. Se
asemeja a un juicio temido. Guarda relación con el contexto evaluativo por cuanto siempre se
está calibrando. Es un contexto que todos temen, tanto familia, profesional como servicio. Es
muy raro que resulte agradable trabajar en este tipo de contexto. Las dificultades más
frecuentes dentro de este contexto son de una parte el que se trabaja sin demanda expresa de
la familia aunque sí de otras instituciones. El trabajar sin demanda es complicado ya que hay
que justificar la razón de ser de nuestro contacto con la familia, y no siempre son agradables
como por ejemplo una denuncia de maltrato a un menor. Esta es la causa de la dificultad de
establecer una adecuada relación de ayuda.

La relación que se establece entre profesional y familia son marcadamente complementarias


en la medida que el profesional tiene cierto nivel de poder que le es legítimo y las familias
quedan a merced de las disposiciones legales y de las acciones de las instituciones. En este tipo
de contextos las conclusiones y los resultados se dictaminan y publicitan como por ejemplo
resolución de retirada de un menor. Otra dificultad, es que es imposible no intervenir. Cuando
se tiene el pedido de un juzgado, un servicio de protección o de cuerpos de seguridad, no es
posible dejar en suspenso el contacto con la familia ya que sería negligencia.

La lectura lineal general que ambienta al contexto gira en torno a la valoración del
cumplimiento-incumplimiento por parte del usuario- familia. La solicitud de intervención parte
por lo general de otra institución denunciando una situación de incumplimiento por parte de la
familia o bien establece una directriz de actuar de algún modo conforme a una resolución o
dictamen.

Es frecuente que el juego de ocultamiento-descubrimiento de información marque la relación.

Es difícil llevar a cabo un proyecto generador de cambio en este contexto, sobre la base de
posiciones lejanas entre el profesional, el servicio y familia, sobre todo si la lectura implícita es
lineal.

El contexto de control es el más poderoso al ser generador de cambios que están apoyados en
las normas y en lo establecido en la legislación. Estas acciones contundentes no siempre son
generadores de cambios de segundo orden permanente. Este contexto, debería ser utilizado
como recurso extremo tras ser utilizadas otras vías menos contundentes y más conciliadoras.

3ª PARTE. EL CAMBIO 2 EN CONTEXTOS NO CLÍNICOS.


1. PROPUESTA PARA LA GENERACIÓN DE CAMBIOS DE SEGUNDO ORDEN EN CONTEXTOS
NO CLÍNICOS.
Plantear una fórmula matemática en temas sociales no deja de ser una provocación. El sentido
que encierra este desafío no es otro que proponer una alternativa metodológica en el Trabajo
Social con Familias. Cada uno de los aspectos contenidos en esta seudofórmula son una suerte
de ingredientes que tenidos en cuenta pueden facilitar la intervención, haciendo que resulte
más información, menos agotadora para el profesional y efectiva para los servicios. Los pasos
sugeridos para generar Cambios 2 en contextos no clínicos son:
- Partir y mantenerse siempre en clave relacional ( R), relacional porque no hay una
causa sino múltiples con múltiples efectos, que implica un análisis (A) y actuación (Act)
relacional en todo el proceso.
- Es preciso un desarrollo un esfuerzo para identificar las reglas del contexto concreto
(IRC).

- Una vez identificadas las reglas del contexto, modificar las reglas del contexto (MRC)
sin desvirtuar el contexto (NoDC) mismo.

- Aprovechar los recursos (RC) que ofrece el contexto siempre bajo una estrategia
relacional ( R ).

2. DIFICULTADES PARA EL CAMBIO 2 EN CONTEXTOS NO CLÍNICOS.


El reto de intentar generar cambio de segundo orden en contextos no clínicos supone superar
un gran cúmulo de dificultades.

- Aplicar el modelo sistémico. Aplicación del modelo de sistemas supone una suerte de
desafío de lo que es, es decir, pasar de la visión lineal a la circular. La irrupción de la
visión relacional comporta un salto cualitativo enorme.

- Pocos desarrollos teóricos. La causa de que haya tan pocos modelos teóricos prácticos
es debido a que la intervención con familias ha tenido su gran desarrollo en la terapia
familiar, contextos clínicos.

- Problemas de traducción. La aproximación al modelo sistémico de trabajo con familias,


en este caso aplicado desde el Trabajo Social, supone la revisión de una amplia lectura
de teoría y de práctica de trabajo realizadas por profesionales que no son trabajadores
sociales, y que se ha desarrollado en contextos, poco menos que diseñados para el tipo
de trabajo que la terapeuta familiar deseaba implementar. Uno de los efectos es la
confusión, por la que es difícil traducir y aplicar. La formación es generadora y
mantenedora de esta confusión ya que en su mayoría se genera en torno a la terapia y
es impartida desde ella.

- La terapia es contrabando. Es el intento de hacer terapia a toda costa, a cualquier


precio sin que el contexto esté definido claramente como terapéutico, sin solución
específica, sin contrato, sin reglas claras que lo permitan. Resulta tentador, trabajar con
familias, ser capaz de hacer las primeras lecturas sistémicas y no lanzarse a poner en
práctica esos conocimientos pese a que el conocimiento no resulte el idóneo para el
empeño.

- Convertir lo no clínico en clínico, un gran error. Intento de modificar nuestro contexto


para hacer que se parezca lo más posible al contexto clínico para que nos permita poner
en práctica lo aprendido sin dificultades.

- Las resistencias del servicio de los compañeros y familias. Esto ocurre porque no se
identifica una nueva acción dentro del contexto.
- La renuncia. Al considerarse inaplicable el modelo. Supone archivar esos
conocimientos por el nivel de dificultades que entraña el ponerlos en práctica. Es la
opción menos costosa en tanto que supone un ahorro de energía y una drástica
reducción de desencuentros con el entorno.

- Disputas profesionales. Una de las situaciones comunes a muchos trabajadores


sociales es desarrollar un alto nivel de sufrimiento e insatisfacción por haberse
formado en el enfoque y no poder aplicarlo. Llevar a la práctica la óptica sistémica,
supone una complicación al aparecer disputas de los espacios profesionales en el
trabajo con familias. Muchas veces el trabajo con las familias ha quedado ensombrecido
por las influencias de las teorías que priman al individuo.
TEMA 2. METODOLOGÍA PARA LA INTERVENCIÓN CON FAMILIAS. EVALUACIÓN FAMILIAR.

1. EL DERIVANTE O REMITENTE. GENERALMENTE OLVIDADO EN LA INTERVENCIÓN.


Tener en cuenta al remitente, supone ampliar el foco de atención. El considerar más las
relaciones entre individuos (miembros de la familia), conlleva observar y trabajar con toda la
familia, así como observar y tener en consideración a quien/és remiten a la familia, es decir,
ampliar el foco de observación a otras personas que pueden condicionar nuestra acción.

El remitente es quien envía al usuario al servicio, soliendo remitir a un miembro individual y es


después del primer contacto con el servicio cuando se cita a la familia, si el profesional adopta
este modo de trabajo. Nunca o casi nunca la familia al completo toma contacto con el servicio.
Puede ocurrir que el remitente sea conocedor de los modos de proceder del profesional y
servicio, y ponga sobre aviso de que la familia va a ser citada por necesaria la colaboración de
todos. Esta figura puede ser cualquier persona en contacto con la familia:profesionales, una
persona del entorno, un componente de la red social de la familia.

El trabajador social cuando toma contacto con una familia que ha sido enviada, tiene que
hacerse ciertas preguntas. Es necesario cuestionarse sobre la posición que actualmente ocupa
el remitente con respecto a la persona enviada y al resto de la familia, también la relación que
hay entre quien remite y el profesional y servicio al que envía, el grado en el que el remitente
está comprometido o involucrado con la situación.

Tener más claridad sobre estas relaciones, permitirá establecer un contacto con el usuario o
familia más fundamentada, y utilizar estrategia frente al remitente favorecedora y permita
prevenir posibles dificultades futuras con el caso.

Siguiendo a Ramos (2015), se describen algunos aspectos relativos a este fenómeno:

CUESTIONES RELATIVAS A LA DERIVACIÓN Y REMITENTE.


- Cuestionarse siempre.
- El momento de la derivación.
- ¿Por qué a nosotros?, ¿qué necesitan de nosotros? (profesional).
- Hipótesis de la derivación.

- Preguntarse siempre sobre el remitente.


- ¿Qué posición tiene con la familia o con algún miembro?.
- ¿Qué posición tienen con el miembro sintomático?.
- ¿Qué posición tienen con el servicio?.
- ¿Qué posición con el profesional?.
POSICIONES EMOCIONALES DEL REMITENTE ANTE LA REMISIÓN.
1. Implicación. Involucración e implicación con el caso momento actual.

2. Preocupación. Deseo de mejora del caso, complementación profesional la cual es


necesaria para llegar a ese deseo.

3. Delegación. Desligarse del caso pasar la patata caliente.

TIPOS DE DERIVACIONES.
- Derivación acto múltiple. Involucra a varios profesionales e instituciones. Puede ser
en varias ocasiones en la trayectoria de un caso.

- Derivación acto único. Solo una vez y a un profesional. Deben estar de acuerdo con
los familiares.

- Derivación reactiva. A partir de una preocupación por un evento precipitante.


Ejemplo. Indicios de conducta agresiva y tras pegarle al padre derivan.

- Derivación permanente. A partir de una preocupación en la secuencia natural de la


intervención.

- Derivación voluntaria. Profesional opta por la opción de derivar según su criterio y el


usuario o familia se brindan a ser derivados.

- Derivación impuesta. Profesional deriva por imperativo y el usuario o familia aceptan


o no ser derivados.

- Derivación individual/subsistema/familiar. Según a quienes se derive, puede o no


ser aceptada por todos o algunos de los miembros.

- Derivación oracular. El derivante anticipa premoniciones futuras de la evolución del


caso.
TIPOS DE REMITENTES O DERIVANTES.
Hay diferentes tipos de remitentes y dentro de ellos se pueden hacer dos clasificaciones. En la
primera clasificación, entran aquellos que no constituyen un potencial problema para la
intervención con el sistema familiar, y entrarían dentro de ella:

- Remitente desinteresado. Aquel que envía a la persona al servicio porque percibe la


existencia de un problema que ese servicio puede resolver. No está envuelto en la
situación, y una solicitud por nuestra parte para que participe o colabore puede
causarle un contratiempo y provocar su agresividad.
- Remitente partícipe. Si no está envuelto en la situación tiene interés en ella y está
dispuesto a colaborar. El hecho de no mantenerlo informado puede ser interpretado
como una descalificación y transformarlo en un remitente disfuncional.

El segundo grupo, lo compondrían aquellos remitentes que pueden generar algún problema al
trabajador social interfiriendo seriamente en la relación con la familia y neutralizando gran
parte de la acción emprendida. Es necesario definir una estrategia que impida la aparición de
esta situación disfuncional. Entrarían:

- Remitente meta. Aquel que tiene que colocarse en un metanivel respecto al


profesional y/o servicio y, por consiguiente, a controlarlo. Son personas que por estar
en una posición jerárquica superior, pueden aconsejar o imponer al profesional y/o al
equipo objetivos, métodos, proyectos de intervención, controlando e interfiriendo en la
tarea realizada, por el vínculo que han creado el usuario. Puede ser políticos, jefes de
servicio, estamento médico que por la posición que ocupan, sobre todo en la realidad
local, causan dificultades al trabajador social que recibe al usuario enviado.

Esta dificultad consiste en verse obligado a actuar en dos frentes, a tener que
mantenerse en contacto con el usuario/familia en el ámbito profesional y afrontar una
relación con nivel jerárquico superior. Se pueden adoptar estrategias tendentes a
evitarlo, pueden ser útiles para evitar peligrosos deslizamientos de contexto, que
podrían invalidar el proyecto de intervención. Es útil como estrategia definir la posición
propia y ajena antes de trabajar los contenidos. El trabajador social es quien marca las
reglas del contexto de ayuda.

- Remitente antagonista. Situado casi siempre en el mismo nivel que el profesional o


servicio remitente. Una característica es que no se comunica directamente con el
profesional o con el servicio, sino por medio del usuario, descalificando las
intervenciones que propone el servicio y el profesional. Mantienen una relación con la
persona enviada. Se pueden adoptar algunas estrategias para evitar esta situación
como puede ser la redefinición de la relación, ya que si no se produce se corre el riesgo
de que el usuario se transforme en un campo de batalla donde remitente y trabajador
social se disputen la primacía y hagan uso de la lucha para obtener ventajas para ambos.
Se estaría ante una situación de negligencia profesional. El usuario sería triangulado
por el trabajador social y remitente.

- Remitente involucrado. Una persona ligada al usuario y envuelta en sus problemas


que no se le puede distinguir de los miembros de la familia.

Si bien desea que el usuario resuelta su conflicto, ya no está en condiciones de ofrecerle


por sí solo una ayuda eficaz, por cuanto se ha convertido en un miembro homeostático
del sistema.

La intervención exterior tiene un doble objetivo, permitir que se ayude a la familia y


permitir al remitente que se desenganche.
Es importante que el trabajador social utilice estos remitentes y los conocimientos que
tienen de la familia, valorando positivamente todo lo hecho por ellos, dándoles
seguridad de que la familia no será abandonada si ellos dejan de intervenir.

MODALIDADES DISFUNCIONALES DE ENVÍO.


Hay diferentes tipos de remitir a las familias a otros servicios y profesionales. Dependiendo de
la forma que lo hagamos o nos hagan la remisión, la familia viene con una expectativa al nuevo
servicio donde debe ser atendida y el profesional recibe el encargo de atención con mayor o
menor predisposición dependiendo de la forma en que se remite.

- Envío agresivo. Es problemático porque proviene de personas que se encuentran en


posiciones de superioridad respecto al servicio y tienen con él una historia de
relaciones disfuncionales. Mediante el usuario se intenta redefinir las relaciones
recíprocas. De ahí solo puede resultar una pérdida de tiempo y energías y el usuario
podrá descargar agresividad sobre el servicio para resistirse al cambio.

- Envío culpabilizante. Modalidad con la que el remitente atribuye al usuario enviado la


culpa de la difícil situación en la que ha llegado a encontrarse. Habrá que evitar la
aceptación de la evaluación del remitente y analizar el problema en su complejidad
relacional incluyendo al sistema que aconseja el tratamiento.

Ejemplo. Escuela que adjudica a la familia la responsabilidad del malestar que el chico
experimenta en el ámbito escolar.

- Envío genérico. No se explica al usuario las motivaciones del envío. El encuentro con el
servicio estará colmado de ansiedad y preocupación, el usuario tenderá a levantar
barreras de protección y descalificación. Es conveniente tener en cuenta esta situación,
tratando de que en el primer contacto salga a la luz cuales son, a juicio del usuario, los
motivos del envío.

- Envío ansioso. Fruto de la emergencia del síntoma que quien deriva entiende grave o
bien no sabe manejar adecuadamente. Se pretende una atención pronta que contribuya
a generar equilibrio del derivante y/o de la familia o de alguno de los miembros
especialmente.
-
- Envío hostil. Propio de relaciones tensas entre derivantes y receptor, o entre los
servicios de ambos. Derivación generalmente obligada interservicios, muy marcada por
la desconfianza entre profesionales, que activa la resistencia al cambio y aboca al
fracaso la intervención futura a partir de la derivación.

2. LA DEMANDA. PUNTO DE CONTACTO TRABAJADOR SOCIAL, FAMILIA Y SERVICIO.


La situación que obliga a una familia a encontrar soluciones fuera de sus límites debe ser muy
compleja, lo que supone para el profesional una responsabilidad toda vez que debe intentar
ayudarla a cambiar algo para alcanzar mayores cotas de bienestar.
En este proceso que se inicia la demanda, el camino no está rotulado, sino que supone un
encuentro entre demanda y oferta configurando una suerte de danza circular.

La demanda es el punto de contacto entre la familia y el trabajador social y el servicio. Esta no


está expresada por toda la familia, de común es un miembro el que por diversas razones se
aproxima al servicio y dentro de este al profesional.

Es posible que la demanda sea uno de los últimos pasos que dé la familia para resolver sus
problemas y aliviar sus tensiones. No significa que no hayan dado pasos previos intentando
otros modos de solución que hayan podido resultar infructuosos o no del gusto de todos los
componentes. Se entiende la demanda como producto de un momento determinado dentro de
un proceso, puede ser motivada por un desbordamiento, como una crisis de las posibilidades
que la propia familia tiene para la resolución de una situación.

El valor de la demanda sistemáticamente, hay que situarlo, no tanto en el contenido (pretexto)


como en la relación (texto). La demanda es el vehículo mediante el cual, la familia, establece
relación con el profesional en un contexto determinado.

En Trabajo Social durante la recepción de la demanda y el análisis de la misma, hay que estar
atento a diferenciar entre el motivo manifiesto y el motivo latente. El trabajo durante los
primeros contactos consistirá en diferenciar los elementos que han contribuido a generar el
problema actual de las dificultades ya existentes, es decir, conocer, diferenciar, ubicar y
ponderar cada uno de los elementos presentes. El Trabajador Social está llamado a
comprender la naturaleza de la crisis en la que se encuentre anclada la familia, si lo que se
pretende es intervenir estableciendo una relación eficiente y coherente con ella y no en su
lugar.

Es necesario definir un contexto de colaboración que neutralice la delegación que en muchos


casos el demandante pueden pretender para con el profesional. La demanda y atención de la
misma no pueden constituirse en una suerte de traspaso del problema de unos (familia), para
con otros (profesional y servicio).

Además, es preciso definir desde las primeras tomas de contacto la idea de que el profesional
no puede por sí mismo solucionar los problemas de la familia, este (profesional) necesita del
aporte de información y participación del sistema familiar.

La delegación es una maniobra que esta desarrolla no necesariamente con la intención de


desembarazarse del problema, sino con el deseo de que un tercero cualificado lo resuelva con
la mayor prontitud posible. Asumir la delegación supone quedar atrapado desarrollando
acciones sustitutivas de la familia y poco activadoras de la misma. Supone invalidar a la familia
ignorando su potencial para superar las crisis que atraviesa. El trabajador social debe hacer
trabajar a la familia, debido a que es quien está más implicado en el problema.

El trabajo sobre el síntoma, es otra de las formas habituales de proceder de algunos servicios
de muchos profesionales que lejos de hacer un esfuerzo de abstracción mayor, una lectura
circular del problema, inciden sobre el emergente sin esta perspectiva relacional. Muchos de
los servicios adoptados en formas diversas se constituyen en una suerte de más de lo mismo.

La responsabilidad que representa para el profesional el encontrarse ante una demanda


familiar hace preciso dotarse de una metodología que le permita tener coherencia ante la
confusión con la que en frecuentes ocasiones, la familia presenta su petición.

Miguel Gusart hace una propuesta metodológica para la atención de las demandas familiares
que contiene lo expuesto hasta el momento y considera los siguientes pasos:

Parte exploratoria.
Aparición de la demanda sin olvidar informaciones relativas al derivante o remitente.
Importante hacer preguntas como ¿qué ocurrió antes de la demanda en el seno de la familia?,
¿qué espera conseguir cada miembro del sistema familiar?. Estas informaciones no pueden
permitir elaborar hipótesis sobre el tipo de relación que la familia pretende establecer con
nosotros, sobre sus expectativas y sobre la función del síntoma dentro del contexto familiar.

Análisis de la demanda.
Durante la recogida de datos a partir de la ficha relacional que se elabora con el demandante,
se recoge información relacional y redefine la demanda en el sentido de incluir preguntas
relacionadas con la familia y con los sistemas externos que guardan relación con ella y con el
problema que presenta. Algunos contenidos de la ficha relacional son ¿qué beneficios se
pueden obtener con la demanda?, ¿quién manifiesta el problema? o ¿por qué acuden a
nosotros?.

Ordenación de los datos.


A partir de la elaboración del genograma e historiograma familiar de tres generaciones mínimo
y de la recogida de datos en función de las distintas fases del ciclo vital. Recoger información
sobre el momento o momentos del ciclo vital en el que se encuentra la familia cuando hace la
demanda y conocer cuales son los momentos más conflictivos para ella, nos permitirá manejar
una información muy útil para el trabajo con la familia. Se elabora la hipótesis basada en las
informaciones que ya tiene y la experiencia sobre estos precedentes.

Redefinición de la demanda.
Redefinir significa, no buscar soluciones dentro de los límites de la familia, la solución está
fuera de la visión familiar, la familia se mueve dentro de una perspectiva lineal causa-efecto y le
resulta difícil ver la interrelación de distintos elementos. Incluirá la relación familia-servicio y el
contexto donde se da la relación. Dentro del contexto de servicios sociales se dan otros
metacontextos donde se establecen otros tipos de relación: ayuda, control, aumentando esto el
nivel de complejidad.

Estrategias de intervención.
Preparación de entrevistas con la familia, los aspectos más destacables para trabajar
conjuntamente, los miembros más significativos y lo que se van a convocar, la comprobación de
hipótesis y la posibilidad de formular otras nuevas, los recursos a proponer y su inclusión
dentro de un proyecto global de intervención y la devolución en forma de conclusión de estas
primeras entrevistas, son los elementos que se consideran a la hora de establecer estrategias.

Estos pasos siguen una secuencia temporal precisa que se entrecruzan, aunque el
conceptualizarlos ayuda a saber en qué momento nos encontramos.

FORMACIÓN “SISTEMA DE ACCIÓN” O “SISTEMA TERAPÉUTICO” O


”SISTEMA FAMILIA-CLIENTE”.
El primer encuentro con la familia es muy importante, siendo altamente significativo por
cuanto se forma a partir de él un nuevo sistema compuesto por el profesional y la familia.
Desde la óptica sistémica y más desde la terapia familiar sistémica, se ha denominado a este
nuevo sistema como sistema terapéutico. Escartín habla de la formación del sistema de acción,
Al entrar en contacto el usuario o familia con el trabajador social se forma un nuevo sistema
que es más que las sumas de las partes individualmente consideradas. Este sistema tiene
dinamismos propios, se inserta en un contexto determinado que lo explica y le da razón de ser y
es la demanda de ayuda la que lo desencadena.

De Bray señalaba que la relación ha sido definida como una interacción dinámica de los
sentimientos y actitudes del caseworker y del cliente. Una acción recíproca percibida y dirigida
por el asistente social con el objeto de ayudar al cliente a conseguir una mejor adaptación a su
medio.

TIPOS DE DEMANDAS.
Antes de señalar los tipos de demandas, hay que hacer precisión en los tipos de familias que
según Donoso y Saldías llegan al profesional.

- Familia que demanda ayuda. Es ese tipo de familia que acude a consultar motivada
por la percepción y conciencia que posee una situación problema con el interés de
cambiarla.

- Familia a la que se propone ayuda. El trabajador social le ofrece ayuda tras captar
que atraviesan una dificultad, aunque ellas tienen una débil, difusa o confusa conciencia
de una situación problema.

- Familia a la que se exige un cambio. Por parte de las instituciones y servicios se les
pide, cuando no se les exige. En la intervención con estas familias el profesional y
servicio se sitúa en un contexto de control.

Las clasificaciones en torno al fenómeno de la demanda es variada como:

- Demanda explícita . Expresada y manifestada por la familia o alguno de sus miembros.


Pretexto para algunos autores.
- Demanda implícita. El deseo, necesidad, intención o fin de la familia o algunos
miembros de la familia, no es expresada directa y abiertamente por el profesional.
Puede ser consciente e inconsciente para la familia o miembro demandante. La
identificación de la misma por parte del profesional, puede hacerse en términos
hipotéticos (hipótesis relacional) una vez se aporten datos e informaciones que
permitan la redefinición de la demanda explícita. Plantear directamente por el
profesional a la familia la supuesta o hipotética demanda implícita puede generar
resistencias por parte de esta última. Texto para algunos autores.

- Demanda secreta. No es posible expresarla, es implícita y no aflora debido a que


guarda lealtades y/o hay miedos a expresarla abiertamente o encierra secretos
familiares.

- Demanda directa. La plantea el profesional y al servicio la familia o algún miembro de


la familia, ellos toman la iniciativa para el encuentro con el profesional y hacer
manifiesta su planteamiento de la demanda.

- Demanda indirecta. La plantean terceros al profesional, es la figura del derivante la


que entra en juego, planteando la necesidad que tiene la familia al profesional al
entender que la familia precisa ayuda. No tiene por qué ser sentida por la familia en los
mismos términos que es expresada por terceros, o la familia es conocedora y
consentidora de dicha derivación. Puede influir en el establecimiento de la relación de
ayuda, y en la definición del sistema terapéutico o de acción.

- Demanda pasiva. Aquella que activa al entorno social circundante para movilizar
recursos institucionales, es decir, la inacción de la familia o de alguno de sus miembros,
genera una demanda indirecta (derivación). También puede ser aquel tipo de demanda
que tras su planteamiento (demanda directa), el/los demandantes no hace nada para
encontrar opciones conjuntas con el profesional para enfrentar la situación. Dan lugar a
delegaciones. Neuburger, plantea que para que se genere una demanda sobre la base
de una necesidad, malestar, es preciso que haya una presencia de síntomas, percepción
de sufrimiento, y petición de ayuda para un cambio. En cuanto no se den estas tres
variables aunque se aborde el caso, no se llevará a cabo la implicación de las partes
afectadas para el cambio de la situación.

- Demanda como sondeo. Tipo de demanda directa y explícita en parte, dado que puede
haber otra parte de la misma que es implícita en parte o no manifiesta de manera
temporal o permanente.

Este tipo de situación es frecuente en servicios de información, valoración y


orientación de los servicios sociales comunitarios, donde acuden los usuarios para
tantear al servicio y profesionales antes de plantear su demanda que va más allá de la
mera petición de información. Puede ocurrir que la mayor demanda posible de hacer en
ese momento es la de pedir información, aunque luego se concrete en una demanda
más amplia si el demandante lo considera y ha entrado receptividad en el profesional
para ir más allá.
- Demanda como juego. El juego de la demanda. La demanda puede ser vista como la
última jugada dentro de un juego relacional. Cirrillo define por juego familiar el
conjunto de reglas que, estipuladas al correr del tiempo, estructuran la organización
interna de la familia. Dentro de esta dinámica, uno de los miembros de la familia
formula una demanda cuando este se siente en desventaja respecto de los otros
miembros (jugadores), con el acercamiento al profesional y servicio, pretende sumar
aliados y/o coaligados que compensen su situación de debilidad en el conflicto.

El profesional tiene que ser muy cuidadoso con este tipo de demanda toda vez que
puede quedar involucrado en el juego, pasando a convertirse en un nuevo jugador. El
juego es un concepto abstracto que engloba las relaciones de los miembros del sistema
familiar, las creencias que tienen unos de otros, de sí mismo y de la familia en su
conjunto.

- Demanda como delegación. La familia traspasa al profesional-servicio el problema,


dificultad, necesidad, formulando directa o indirectamente la intención, que le resuelva
el problema el profesional. Asumir sin más la delegación, supone realizar acciones
sustitutivas de la familia, llevando a cabo roles que a buen seguro le corresponderían
algún miembro de la familia. Aceptar la delegación favorece la desimplicación, la
pasividad, y desresponsabilización de la familia o alguno de sus miembros.

- Demanda sintomática. Tipo de demanda que pretende que el profesional solo se


centre en el síntoma del paciente identificado y no amplíe su perspectiva a nivel familiar
y extrafamiliar sobre el fenómeno (síntoma). Hay que intentar hacer una abstracción
mayor, una lectura circular del problema, necesidad, malestar, y no solo centrarse en el
síntoma. Trabajar en torno al síntoma supone el riesgo de más de lo mismo o cambio de
primer orden, especialmente en demanda de carácter reiterado.

3. EL SÍNTOMA.
Ríos González señala que desde el punto de vista sistémico, entendemos por síntoma la
manifestación externa de fenómenos que tienen lugar en capas profundas del proceso de
adaptación del individuo a las exigencias de su progreso o del sistema familiar a un nuevo ciclo
vital. La presencia de síntomas obliga a reestructurar mecanismos, reglas, valores, mitos,
rituales, juegos de poder, en un momento crítico de la vida del sistema familiar o del individuo
catalogados como enfermos.

En todo síntoma desde la perspectiva sistémica, se expresa un lenguaje no verbal a través del
cual el sujeto intenta transmitir al entorno algo que no sabe, no puede o no quiere decir con
lenguaje verbal y directo. En la aparición de síntomas influye poderosamente la presencia de
factores que explican la aparición y el mantenimiento de las sintomatología. El uso de síntomas
como mensaje, da lugar a la aparición de lo que podemos denominar, comportamiento
sintomático, conducta que ha de conocer adecuadamente el experto en el tratamiento de las
interacciones familiares o de pareja.
DEFINICIONES.
L.Onnis, el síntoma es al mismo tiempo y paradójicamente la manifestación de una exigencia
del cambio y un elemento de estabilización de un equilibrio patológico.

G.Ausloos, el síntoma nos presenta el principal camino para leer el funcionamiento del sistema.
El síntoma puede ser entendido como una metáfora del funcionamiento familiar.

De Franck-Lynch, todo comportamiento familiar, aunque parezca doloroso o destructivo en


apariencia, tiene como objetivo la salvaguarda del equilibrio y la supervivencia del síntoma. El
comportamiento sintomático es un mecanismo de supervivencia y, por lo tanto, representa una
tentativa positiva de autorregulación del sistema.

M.Selvini, es la punta del iceberg de un malestar más profundo. Es necesario conectar el


síntoma con las relaciones que se dan en la familia.

FUNCIÓN DEL SÍNTOMA.


Cuando no se entienda el por qué de una conducta nos preguntaremos el para qué de la misma,
así como también el con quién de la misma.

El síntoma es una expresión metafórica del malestar o sufrimiento interno de la familia


manifestado generalmente por uno o varios miembros de la familia, miembros sintomáticos. El
síntoma se da en algunos sistemas familiares, y se mantiene debido a que éste cumple una
función. Sea cual sea su forma de manifestación, el síntoma mostrado no es más que la
representación visible, exteriorizada de un conjunto de conductas, de comportamientos que
tienen un significado, un sentido dentro del funcionamiento familiar.

El sentido que encierra el síntoma está en considerarlo como representación simbólica de un


conflicto o de un problema, son señales mediante las cuales el sistema, a través de un individuo
expresa un malestar. Los síntomas pueden ser entendidos como una llamada, un grito que
refleja una necesidad de estar protegido, un deseo de rebelión, una exigencia de cambio.

La aparición del síntoma es el resultado de la ruptura del equilibrio funcional del sistema
familiar. Cuando el sistema se torna muy rígido, incapaz de cambiar e incorporar nuevas
energías del exterior y del interior, aparecen síntomas, se torna rígidamente homeostático. El
síntoma está ligado a una incapacidad del sistema de adaptar sus reglas de funcionamiento a la
necesidad de evolución o de coevolución de sus miembros.

Un síntoma se desarrolla cuando las reglas de funcionamiento, de comunicación del grupo


familiar no pueden ser renegociadas. Tienen a menudo un carácter implícito importante, se
estabilizan en los estadios y transiciones del ciclo vital imposibilitando alcanzar nuevos
estadios. Si en un momento determinado estas reglas no convienen, en relación a la evolución
del sistema y de sus miembros, pero no pueden ser abandonadas por lealtad, por fidelidad, por
amor, ellas se vuelven rígidas y atrapan a los miembros del sistema en roles opresivos, así en
base a ello, eclosiona el síntoma.
El síntoma cumple un función homeostática, de equilibramiento del sistema familiar. Desde
esta perspectiva el paciente designado (portador del síntoma) es considerado el verdadero
garante de la unidad familiar. En este sentido el síntoma actúa como protector del sistema y
cumple la función de mantener la unidad y equilibrio (disfuncional) en un determinado
momento de la familia. J.Barudy señala que el síntoma es un signo de disfuncionalidad donde
uno o más de sus miembros de la familia son designados como chivos emisarios teniendo como
misión el privilegiar las finalidades o mitos de la familia a expensas de su propio esfuerzo. Todo
ello se hace con el objetivo de mantener una cierta homeostasis del sistema familiar.

De otra parte, el síntoma cumple una función de expresar la necesidad de cambio en forma de
crisis. La amplificación del síntoma, es una llamada de atención hacia el exterior del sistema
familiar y también hacia el interior de la necesidad de un cambio, de una modificación. Puede
suponer el desencadenamiento de nuevas crisis o la reaparición de crisis ya recurrentes que
han tenido su inicio en el pasado, pero que su resolución no se ha llevado a cabo de manera
funcional, o se han evitado.

FENÓMENOS EN TORNO AL SÍNTOMA.


- Amplificación del síntoma. Cuando un síntoma que presenta un miembro no es
atendido en una primera instancia, éste se intensifica hasta ser percibido por el exterior
como una llamada de atención al malestar relacional. De común, a los profesionales de
ayuda, les llega la última de las amplificaciones llevadas a cabo por el miembro
sintomático en sus diversos grados.

- Relevo del miembro sintomático. Cuando el síntoma es desplazado de un miembro a


otro dentro del sistema familiar, debido a la emancipación, individuación del miembro
inicialmente portador. El relevo del miembro sintomático no implica la modificación de
las funciones que presenta el síntoma.

- Cambio de síntoma. Implica el cambio de la forma en la que se expresa el síntoma,


implica el cambio en una forma de conducta, acción por otra, que sigue siendo
igualmente sintomática.

- Familias monosintomáticas. Aquellas familias donde sólo hay un miembro que


presenta el síntoma.

- Familias polisintomáticas. Familias que hay más de un miembro que expresan


síntomas, característica de las familias multiproblemáticas.

4. ÁREAS DE EVALUACIÓN FAMILIAR.


La evaluación familiar, se hace sobre la hipótesis relacionales previas constituidas por el
Trabajador Social y/o equipo. Se exploran diversas áreas guiados por hipótesis previas.

Hay una serie de aspectos que son algunos de los muchos que se pueden considerar a la hora
de evaluar un sistema familiar de manera que nos aporte las informaciones suficientes para
comprender la dinámica interna de esa familia. Las hipótesis de trabajo ayudan a rastrear la
información y confirmación de las mismas a comprender la situación.

Motivo de la consulta y dinámica inicial.


Razón de la consulta por parte del solicitante, familia y derivante del cual hay que preguntarse:

- ¿Quién envía la familia? ¿Cuál es la posición actual del que deriva respecto de la familia?
¿Hasta qué punto está involucrado en la dinámica familiar? ¿Puede favorecer como
estabilizador o como foco de resistencia en la intervención?.

¿Qué se espera del profesional y el servicio?.

Ficha relacional donde incluir ¿quién está más preocupado por el problema?, ¿qué ocurrió antes
del problema?, ¿quién manifiesta el problema?, ¿hay alguien que no se haya enterado del
problema?, ¿por qué acuden a nosotros?

¿Quién habla primero para explicar el problema? A quién se dirige, a quién intenta involucrar en
su explicación del problema, qué expresión no verbal reflejan el resto de la familia, sobre todo
el paciente identificado.

¿Cómo comparte el resto del sistema la exposición del problema? Acuerdos, desacuerdos,
reformulaciones, alianza, rechazo, indiferencia. Durante el desarrollo, ver quién interrumpe,
cuándo, en qué temas, quién domina.

Grado de motivación por el encuentro conjunto y expectativas ante la intervención y las


posibilidades de cambios.

Conocimiento de las soluciones intentadas ante el malestar, necesidad, desajuste, que


plantean.
Aspectos sociodemográficos de la familia.
Miembros que la componen, orden, edad, sexo. Se pueden emplear instrumentos de apoyo
como el genograma o el ecomapa.

- Genograma. Se obtiene el trazado de la estructura familiar, su composición,


registrando los datos relevantes sobre la familia y sus miembros. Descripción de las
relaciones familiares. Para interpretarlo, se tendrán en cuenta la constelación del hogar
y fraterna, configuraciones familiares inusuales, adaptación al ciclo vital, repetición de
pautas a través de generaciones. Sucesos de la vida y funcionamiento familiar.

- Ecomapa. Hay que tener en cuenta además de los diferentes sistemas que interactúan
con cada uno de los miembros del grupo familiar, o con éste en su conjunto,
características de los componentes u organización de dichos sistemas, así como la
finalidad y relación que se establece en la interacción.
Paciente identificado.
Saber quién es, la función que cumple en el sistema pero no el por qué de una conducta sino el
por qué, saber cómo contribuye el síntoma al mantenimiento del equilibrio familiar, el papel del
miembro sintomático respecto del sistema:

- Actitud negativa. Es calificado por el sistema familiar como la única causa del
problema, del dolor, infelicidad, sufrimiento familiar.

- Central. Es el centro de atención, el recurrente en todas las conversaciones e


interacciones.

- Sobreprotección. La familia evita la confrontación con la disfunción del PI,


excusándola, explicándola, minimizándola, asumiéndola.

- Negación de los problemas. Las manifestaciones de la familia implican que el PI es


causa de muchos problemas y dolor, además de indicar que no existen otros tipos de
problemas familiares.
Roles familiares.
Identificar los roles que cada uno de los miembros desarrolla en la familia, relacionado con la
autoridad, protección, provisión, paternaje, maternaje.

Identificación de los cambios de roles que se han producido en el tiempo como los
acontecimientos vitales que los han provocado, el grado de duración y permanencia dados en
esos cambios, y el grado de flexibilidad y tolerancia en la familia en esos cambios de roles.

Identificación de los roles designados, asumidos, identificados, para valorar el grado de


complementariedad, aceptación, identificación, compatibilidad y confort entre estos.

Dinámicas y pautas relaciones familiares.


Relaciones ambivalentes, polarizadas, incoherencias, desconfianza mutua, control represivo y
rigidez, afectividad positiva, reconocimiento de los sentimientos ambivalentes, participación
en la responsabilidad.

Identificación de alianzas.

Identificación de triángulos.

Perspectiva transgeneracional de las pautas relacionales.

Presencia de chivo expiatorio, delegados vinculados o expulsados, lo cual nos permite ver las
funciones que cumple respecto de los conflictos familiares y de la homeostasis familiar.

Comunicación familiar.
La familia disfuncional se caracteriza por ser la comunicación vaga, confusa, evasiva, con
mensajes conflictivos, con dobles sentido, con cortocircuitos entre el nivel de relación y el de
contenido. La familia funcional, será más abierta, más clara, más espontánea, recíproca,
receptiva, metacomunita, más centrada en los niveles de contenido toda vez que los de relación
están lo suficientemente claros.

Comunicación afectiva.

Tipo general de comunicación.

- Clara y directa. El mensaje es claro, congruente y va directo del emisor al receptor.

- Clara e indirecta. El mensaje es congruente pero pasa por un canal o vía alterna, por lo
que no se dirige directamente al receptor.

- Obscura y directa. El mensaje no es claro, se presta a confusión, no es congruente,


pero se va directamente de emisor a receptor.

- Obscura e indirecta. Crea confusión, es disfuncional y posibles “doble vínculo”.

Identificación de dobles vínculos y mensajes.

Capacidad metacomunicativa.

Niveles en la comunicación y confusión entre los mismos.

- Nivel de relación y contenido.


- Complementariedad, simetría, escaladas.
- Incongruencia en la puntuación de secuencia de hechos, impases.

Resolución de conflictos.
La familia funcional acepta de manera realista las situaciones estresantes y tensionantes, tiene
mayor capacidad para abrirse paso a través de los estresores usados en las relaciones y la
comunicación clara, afrontando los desajustes, evitando las triangulaciones o haciéndolas
manifiestas si estas se intentan.

Grado de tolerancia. Hasta el punto que aceptan las diferencias de posiciones.

Manejo de la tensión intra y extrafamiliar(rigidez, flexibilidad, dejar hacer).

Grado de presencia de conflictos (grado de aparición de nuevos conflictos, de permanencia de


conflictos no resueltos, de resolución de conflictos).

Unidad. Grado de solidaridad o rigidez impuesta por la familia cuando entran en conflicto.

Patrones evasivos, culpabilizador, ataque-defensa, ignorar, desviar.

Patrones de resolución, la forma en cómo se resuelven los conflictos.


- Secuencia, pauta, regla, principio del cambio mínimo.
- Formas de afrontamiento: represión, razonamientos, negociación, agresión,
aplacamiento, negación.

Intercambio emocional y expresión afectiva.


En las familias disfuncionales están presentes la hostilidad, la desesperación, el cinismo. la
ausencia, en la expresión de las emociones y afectos entre los miembros. En las funcionales
están más presentes la cordialidad, ternura, empatía, humor, alegría, expresiones afectivas,
preocupación mutua.

Tipo de expresión que la familia maneja. Abierta, encubierta, directa, desplazada, hostilidad,
desesperación, cinismo o cordialidad, ternura, empatía.

Grado de involucramiento recíproco en el intercambio afectivo. Ausencia de involucración,


involucración sin afecto, empática, excesiva más allá de los límites con sobre-interés y riesgo
de intrusión, involucración narcisista para llenar expectativas propias, involucración
simbólica.

Expresión de emociones de bienestar, como expresión verbal y no verbal de afecto, cariño,


felicidad, ternura, amor. Evaluar la predominancia de un nivel sobre otro, y cómo puede
generar disgusto, disconformidad, insatisfacción, entre los miembros.

Expresión de emociones de malestar, expresión verbal y no verbal de temor, coraje, ira,


depresión, miedo, dolor. Evaluar la predominancia de un nivel sobre otro y cómo esto puede
generar disgusto, insatisfacción, disconformidad entre los miembros.

Ciclo vital.
Son aquellas etapas por las que ha pasado la familia, con sus dificultades, nuevos equilibrios,
aprendizajes, y sus estancamientos para identificar la etapa no superada y los motivos que
están dificultando el proceso.

Roles y tareas desarrolladas y grado de habilidad-dificultad durante el ciclo evolutivo


(parentales, maritales-pareja, parento-filiales, fraternos, familia extensa).

Funcionamiento de parejas (si la hay).


Comunicación.
Capacidad para recibir y dar afecto y apoyo.
Cómo se toman las decisiones en la pareja.
Función sexual, afectiva, intimidad.
Organización económica.
Organización social.
Relación con la familia de origen respectivas.

- Expectativas del rol en entre los miembros de la pareja.


- Conflicto de roles.
- Adaptación mutua al rol del otro.
- Dificultades en la ejecución del rol.
- Rol asignado, deseado.
Estructura familiar.
Reglas explícitas, implícitas, secretas, metarreglas.

Jerarquía. Competencia por el poder, dominancia, sumisión, toma de decisiones, negociación,


quienes ejercen el control del orden o imparten consejos.

Límites intersubsistémicos, pertenencia a los subsistemas, intrusiones, parentalizaciones,


conyugalizaciones.

Mitos, lealtades, registro de méritos, alianzas, triangulaciones.

Diferenciación entre los miembros y subsistemas. Identidades de los miembros más o menos
claras, más o menos seguras, respecto a la individualidad, a la autonomía, se alienta o no la
singularidad.
TEMA 3. METODOLOGÍA PARA LA CONSTRUCCIÓN DE HIPÓTESIS RELACIONALES Y
DIAGNÓSTICO.
1. HIPÓTESIS RELACIONALES. UNA SUPOSICIÓN NECESARIA QUE ORIENTE LA
INTERVENCIÓN.
Hipótesis significa lo que está debajo, es decir, la propuesta que sirve de base a una
construcción conceptual. En la conducción de la investigación de la realidad familiar con el
objetivo de comprenderla, el trabajador social se apoya en una o varias hipótesis formuladas a
partir de la información que la familia y otros servicios le han compartido. Es una suposición
que sirve de base a un razonamiento, sin referencia a su verdad, como punto de partida para
una investigación, según Selvini.

Con ella, el profesional establece el punto de partida de su investigación efectuada de un modo


apto para verificar su validez, o que tomen sentido una vez va avanzando la evaluación e
interacción con la familia, es decir, el trabajador social debe tener la capacidad de formular
suposiciones, explicaciones alternativas sobre la familia y el problema o malestar en su
contexto relacional.

Las formuladas desde el modelo sistémico son de tipo relacional, es decir, se construyen en
base al análisis de relaciones, no tanto de la consideración de los miembros de la familia de
manera individual, sino de las relaciones que entretejen entre sí, y las relaciones con el
entorno.

Las hipótesis relacionales son instrumentales en la intervención, aunque no tienen un fin en sí


mismas, pretenden orientar la interacción con la familia con vista a una mayor comprensión de
su forma de relación y convivencia, están también orientadas a establecer diagnósticos
sociofamiliares sobre la base de una contrastación de las mismas con las conductas relaciones
de los miembros de la familia y de la familia en su conjunto.

Están aún situadas en clave evaluativa, son ya en sí mismas evaluativas, por cuanto focalizarse,
preguntar, cuestionar, observar, reflexionar, sobre unas facetas de las dinámicas y procesos
familiares, ya es una opción que el profesional toma, dejando de lado de manera temporal o
permanente otras facetas.

Si el trabajador social actúa de manera pasiva, como observador sin formular hipótesis, sería la
familia la que podría imponer las suyas, éstas estarían encaminadas a señalar y etiquetar
alguno de sus miembros, asignándoles distintos papeles que dan lugar, a su entender, la
situación en la que se encuentran en el momento de la consulta al profesional. Por su parte, si la
formula el profesional, introduce (o podría introducir) en el sistema familiar un input de lo
inesperado, improbable, la mirada o apreciación no considerada por el sistema. Esta nueva
mirada puede favorecer nuevos o distintos significados y apreciaciones sobre sus propios
procesos. Bateson hablaba de diferencias que generan diferencias o que pueden generar
diferencias, teniendo en cuenta que diferencias hace referencia a esa nueva entrada de energía
al sistema por parte del profesional, que genera o puede generar diferencias en los modos de
apreciar, nuevas formas de relación, cambios en suma.
Las hipótesis relacionales, no son ni verdaderas ni falsas, sino útiles. Su función es proporcionar
una guía para interactuar con la familia en clave evaluativa y comprensiva, dichas hipótesis
relacionales tomarán sentido sobre la base de las informaciones compartidas por la familia y
con ello confirmándolas, refuntándolas, modificándolas.

La causalidad circular describe las relaciones familiares como recíprocas pautadas y


repetitivas, lo cual conduce a la noción de secuencias de conductas relacionales. Entre las
conductas de los miembros de un sistema existe una codeterminación recíproca. Las familias
regulan su funcionamiento incorporando ciertas secuencias de interacción que se repiten de
forma pautada, lo cual no es patológico en sí mismo sino que facilita la vida cotidiana de sus
integrantes, aunque en algunas familias sí puede ser disfuncional. Al hablar de secuencia
sintomática, se habla del encadenamiento de conductas que se articulan en torno al síntoma,
reguladas por una causalidad circular. Una de las consecuencias más notorias de esa
concepción circular es que el interés reside más en el para qué, el con quién, el dónde, y el
cuándo de las interacciones, que el por qué de las conductas.

Las hipótesis relacionales se inspiran en una lógica sistémica circular, donde no necesariamente
hay una causa y efecto, sino múltiples causas y efectos que se encadenan entre sí en una lógica
circular a través del tiempo en una secuencia recursiva. Esas hipótesis, dista mucho de la lógica
lineal que solo contempla la causa-efecto.

Desde la perspectiva relacional, el trabajador social tiene que realizar un enorme esfuerzo para
interconectar múltiples efectos que se encadenan entre sí para con ello tentativamente dar
una explicación hipotética a lo que les ocurre a la familia con la que está trabajando. Esa
multiplicidad de variables en juego, es la expresión de la complejidad familiar, y la
interconexión que pueden llevar a cabo el profesional, el intento de trabajar-comprender dicha
complejidad.

La construcción de hipótesis persigue las siguientes finalidades.


- Ayudar al trabajador social a seguir un orden, orientar la investigación y actividad
desde la comprensión del funcionamiento y organización de la familia.

- Construir un mapa de las relaciones en la que figure la posición de los distintos


individuos en la familia y de ésta dentro de otros sistemas.

- Relacionar los comportamientos de la familia con un significado.

- Limitar los efectos de concepción lineal que la mayoría de las veces aporta la familia
sobre lo que les ocurre.

- Incluir a todos los miembros en la formulación de la formación de hipótesis.

- Proporcionar a la familia una visión distinta de sus relaciones, creencias y


comportamientos que permitan a la familia vincular los hechos de un modo nuevo y
permita proponer soluciones diferentes de las intentadas.
Se puede fundamentar dicha construcción basándonos en las informaciones recogidas en los
primeros contactos, sobre la demanda, datos aportados por el derivante. opciones descriptivas
de los miembros, observación del comportamiento e interacción sobre datos analógicos como
palabras claves o historias repetitivas. Sobre la base del conocimiento del entorno donde se
desenvuelve la familia en su domicilio, barrio.

Se va a considerar las informaciones recogidas en el transcurso del proceso de ayuda, sobre la


estructura en las alteraciones de la jerarquía y confusión de límites (ej. delegaciones); sobre el
momento del ciclo vital que atraviesa, los patrones de interacción instaurados desde los que
resuelven sus problemas; la red de relaciones con otros sistemas (ej. servicios sociales). En
suma, siguiendo las claves señaladas en la evaluación familiar. Las hipótesis relaciones
condicionan en el modo en el que se conduce dicha evaluación familiar.

No se va dejar de considerar el bagaje teórico que inspira su conocimiento técnico, y la


experiencia previa de conocimientos adquiridos que el trabajador social tenga sobre familias
similares.

Algunos aspectos a considerar en la elaboración de hipótesis son:

- Útiles y funcionales. Su finalidad no es estar en lo cierto sino favorecer el flujo de


información tanto para el profesional como para la familia.

- Eficaces. Deben refutar las explicaciones reductivas, debe ampliar el campo de


observación y articular los problemas que presenta la familia en clave relacional.

- Para ser relacionales deben ser sistémicas. Deben incluir a todos los componentes del
sistema y darnos un supuesto referente a el funcionamiento relacional, y estará incluida
la figura del profesional.

- Relación con las preocupaciones de la familia, en tanto que si no es así, la familia dejará
de tomar interés por el trabajo que está desarrollando el profesional y proporcionar a la
familia una visión distinta que le permite vincular los hechos de un modo nuevo y
facilita proponer soluciones diferentes de las intentadas.

- Confirmar o refutar hipótesis es de utilidad el empleo de preguntas circulares. Sitúan


a la familia en una perspectiva nueva de hechos ya conocidos.

- Valor temporal. No se trabajará sobre la base de hipótesis construidas en antiguos


contactos desarrollados con la familia, si estas informaciones previas resultan
operativas resultan de su actualización.

Algunas preguntas claves que orientan la construcción de hipótesis relacionales operativas


según Asen y Thompson, son:

- ¿Cuál es la configuración de la familia y fase del ciclo vital?¿Qué relaciones están


empezando o sufriendo una transición?
- ¿Cómo perjudica o ayuda el problema a esta persona y familia para afrontar su vida
laboral?

- ¿Que perdería el PI y la familia si se resuelve el problema?

- ¿En qué momento aumenta la intensidad del problema? ¿Con qué coincide? ¿Dónde,
cómo, con quién, cuándo?

- ¿Qué función tiene el síntoma para estabilizar a la familia ¿Cómo funciona la familia
para estabilizar el síntoma?

- No hay que olvidar dar respuesta a las preguntas fijadas en la ficha relacional que
ayudan a comprender mejor la realidad de la familia y suponer qué les está ocurriendo.
¿Quién está más preocupado por el problema? ¿Qué ocurriría con anterioridad al
problema? ¿Qué beneficios se pueden obtener con la demanda? ¿Hay alguien de la
familia que considere que el motivo de la demanda no es un problema?

El profesional tiene una visión circular. Todo está relacionado, no hay causa-efecto, todos
forman parte de la situación que viven y las relaciones que se producen. No hay una causa ni
efecto, sino múltiples causas y efectos que se retroalimentan dentro de una lógica circular
recursiva en el tiempo.

- Hipótesis relacional previa. Construida por el profesional sobre las bases de los datos
conocidos mediante la llamada telefónica para pedir cita, los del expediente si lo hay, los
aportados por el derivante, y los obtenidos en la primera entrevista previa con algún
miembro de la familia antes de la entrevista familiar.

- Hipótesis relacionales durante interacciones sucesivas. Sobre la base de hipótesis


previa, si ésta se desconfirma, hay que formular otras nuevas hipótesis relacionales
sobre datos registrados, hasta llegar a la hipótesis con un mayor fundamento con los
datos aportados. Se formulan todas las necesarias hasta llegar a su confirmación. Son
siempre instrumentales y no un fin en sí misma. Cuando alguna de las hipótesis se
confirma se tiene las bases para formular un diagnóstico, los cuales en la intervención
familiar no son cerrados completamente sino que se enriquecen en el transcurso del
trabajo con la familia.

Procedimiento para la construcción de hipótesis.

- Datos del caso.

- Selección de variables, siendo las más fijas la demanda, el papel del derivante respecto
al sistema y servicio-profesional, síntoma y su función, respuesta al para qué y con
quién de las conductas y comportamientos sintomáticos, respuestas a las preguntas de
la ficha relacional, el papel de cada miembro de la familia en el mantenimiento de dicha
dinámica relacional, el papel atribuido al servicio o profesional por la familia, y
perspectiva transgeneracional del fenómeno viendo el genograma. .

- Interrelación de variables.

- Formulación de hipótesis.

El instrumento para las hipótesis relacionales, se define por ser una suposición que sirve de
base a un razonamiento, sin referencia a su verdad, como punto de partida para una
investigación.

2. DIAGNÓSTICO FAMILIA.
Una precisión preliminar sobre los términos diagnóstico y evaluación, en el Trabajo Social se ha
venido empleando el concepto de diagnóstico, siendo cierto que a lo largo de la historia de
nuestra profesión la forma de concebir el diagnóstico ha cambiado considerablemente. No
obstante, en la tradición sistémica se emplea más evaluación familiar. Cuando se habla de
diagnóstico no se asumen las influencias del modelo médico que tiende a centrarse en un solo
individuo y síntoma, sino que se suma a la idea de evaluación con esa visión holística e
incluyente de toda la familia que contempla las relaciones y en la influencia recíproca de todos
los miembros del sistema familiar.

Definición del concepto.


Según Ander-Egg, el término indica el análisis que se realiza para determinar cuál es una
situación y cuáles son las tendencias de la misma. Esta determinación se realiza sobre la base
de informaciones, datos y hechos, recogidos y ordenados sistemáticamente.

Quintero y Genisans, un procedimiento intelectual, reflexivo, que ordena y hace explícitas las
ideas, las hipótesis e intuiciones, orientando toda la acción posterior. Es un juicio basado en una
integración lógica y coherente de los diversos elementos en un todo significativo y relevante
para implementar una proposición de cambio.

Fernández y Ponce de León, el diagnóstico social en el trabajo social con casos se constituye
como un procedimiento sistemático flexible y continuo que permite al trabajador social
establecer un estudio pormenorizado de la situación problema, así como determinar la línea de
intervención futura a seguir. Se debe tener bien presente que un buen diagnóstico social
supondrá una correcta intervención. El diagnóstico será una de las fases del procedimiento
metodológico que dotará al trabajador social de profesionalidad y tecnicismo en su quehacer
diario.
Simultaneidad del diagnóstico/evaluación y de la intervención familiar.
Desde la perspectiva del trabajo social, diagnóstico social y la intervención, no se realizan en
dos fases separadas en el tiempo, sino que se entrecruzan, van unidas las unas con las otras.
Minuchin señala que el diagnóstico y tratamiento, permanecen inseparables a lo largo de todo
el proceso, de manera tal que el diagnóstico funciona al mismo tiempo que el sistema familiar a
lo largo del tratamiento.

El diagnóstico tiene que entenderse como un proceso dinámico interracional. De Bray señala
que conviene llamar la atención de los estudiantes hacia el hecho de que el estudio social, el
diagnóstico y tratamiento se estudian por separado, siendo esto únicamente el facilitar la
exposición, pero no por constituir etapas sucesivas de trabajo, el tratamiento empieza en la
primera entrevista, y al igual que el estudio, el diagnóstico nunca es definitivo ni se da por
terminado, se modifica, enriquece y profundiza hasta el último contacto con el cliente.
Richmond ya señalaba esto, la simultaneidad de las fases de diagnóstico y tratamiento, todo
junto.
Características del diagnóstico sociofamiliar.
- Cualitativo. Facilita un conocimiento aproximado de la familia. No es un conocimiento
preciso, sin fallo y absolutamente exacto de toda y extensa dinámica familia. No tiene
dimensión cuantitativa por cuanto se incide más en el aspecto cualitativo relacional.

- Integral-holístico. El diagnóstico sociofamiliar, requiere una integración de datos de


diferente naturaleza que permitan la compresión global en la que se desenvuelven la
familia y paciente identificado. Cuando el foco de atención es una familia, se debe
expresar un diagnóstico en términos que cubran a todos los miembros de la misma,
según Younghusband. En Trabajo Social Familiar, el diagnóstico debe tener un sentido
holístico e incluyente de toda la familia y el entorno de la misma, incluirá todas las
dimensiones que la componen, y resultará algo más que la suma de los diagnósticos
individuales de los componentes de la misma. Esto entronca con la idea que aporta el
principio de totalidad que rigen los sistemas familiares, por lo que el trabajo social con
esta perspectiva holística e integral se adelanta a la teoría general de sistemas.

- Móvil, dinámico, flexible. El modelo de diagnóstico móvil aporta al Trabajo Social la


posibilidad de no realizar una investigación diagnóstica estática, sino que la misma sea
dinámica y permita diagnosticar e intervenir. Consiste en integrar en una sola vez el ver,
pensar, intervenir y volver a pensar.

- Proceso. Se va enriqueciendo a lo largo del proceso de intervención con la familia en


los distintos momentos de la intervención. En la secuencia seguida por el caso, el
diagnóstico se va enriqueciendo.

- Particular. Cada familia tiene características y procesos diferentes, específicos,


diversos del resto de las familias aunque presentan factores comunes.
- Intersubjetivos. Desde una perspectiva constructivista y no positivista, la intervención
con familias desde el trabajo social familiar supone un encuentro de subjetividades, las
de la familia y profesional, que no tienen que coincidir aunque sí reconocerse. El
diagnóstico supone la plasmación de la mirada técnica, profesional y de inspiración
teórica y experiencial del trabajador social sobre el caso familiar.

- Valorativo. Los diagnósticos descriptivos limitan el alcance del aporte del conocimiento
técnico y experiencial del trabajador social. La valoración que entraña el diagnóstico,
supone la puesta en interconexión a la luz del conocimiento de las distintas variables,
indicadores, informaciones, datos descritos y pormenorizados en la evaluación familiar,
lo que en términos clásicos se denomina interpretación diagnóstica.

3. INSTRUMENTOS EVALUACIÓN FAMILIAR.


La concreción del diagnóstico se llevará a cabo sobre la base de la mayor confirmación de las
hipótesis relacionales planteadas y exploradas sobre el caso familiar en cuestión. Cuando las
hipótesis relacionales adquieren sentido, dejan de ser suposiciones (hipótesis) y pasan a
convertirse en valoraciones profesionales (diagnóstico).

GENOGRAMA FAMILIAR.
1. ORÍGENES DEL GENOGRAMA.
Se buscan a mitad del siglo XIX bajo la denominación de árbol genealógico. Con la aparición de
la Teoría General de Sistemas y los avances en Terapia familiar se incorporó y se perfeccionó
para el estudio, diagnóstico y tratamiento de las relaciones familiares.

No hay una simbología única, y se están imponiendo las propuestas de algunos autores como
Mónica McGoldrick, que lo definen como un formato para dibujar un árbol familiar que
registra información sobre los miembros de una familia y sus relaciones durante al menos tres
generaciones, presentando información de manera gráfica de manera que proporciona una
rápida visión de complejas normas familiares y una rica fuente de hipótesis sobre cómo un
problema clínico puede estar relacionado con el contexto familiar y evolución del problema y
contexto a través del tiempo.

Así como la definición de Ann Hartman, esquema gráfico de la familia en el cual se representan
todos sus miembros, sexo, edad y relación de parentesco. Es un árbol familiar que incluye datos
sociales. Mapa de tres o más generaciones que informan sobre relaciones genealógicas,
principales eventos familiares, ocupaciones, pérdidas, migraciones, identificación, asignación
de roles, comunicación y el tipo e intensidad de las relaciones intrafamiliares, estableciendo la
relación de cada individuo inter e intrageneracional.

2. ASPECTOS IMPORTANTES DEL GENOGRAMA.


- Permite una visión amplia y rápida sobre el grado de complejidad de las relaciones
familiares.

- Permite una visión longitudinal a través del tiempo y transversal dentro del contexto
familiar.
- Para que aporte utilidad debe ser de al menos tres generaciones.

- Permite una visión transgeneracional, las familias tienden a repetirse a sí mismas, se


recuerda el concepto de autopoiesis. Lo que sucede en una generación suele darse en la
siguiente de manera similar. Las pautas establecidas a través de los vínculos que se dan
en una generación pueden suministrar modelos implícitos para el funcionamiento
familiar en la siguiente generación.

- Ayuda al profesional a pensar sistémicamente acerca de los acontecimientos y


relaciones de la familia objeto de estudio.

- Se comienza a construir en la primera entrevista y se completa o revisa en los sucesivos


encuentros.

- Es una herramienta de interpretación subjetiva con la que el trabajador social puede


generar hipótesis sobre la dinámica de la familia con la que se trabaja.

- Permite al profesional hacerse cuestionamiento y observar con mayor claridad


acontecimientos críticos en la historia de la familia y modos de proceder. Las relaciones
e interacciones familiares son altamente recíprocas, basadas en patrones y
repeticiones. Esa redundancia permite hacer predicciones tentativas a partir del
genograma.

3. CONSTRUCCIÓN DEL GENOGRAMA.


- Información. Junto a la representación simbólica de los vínculos y relaciones
familiares, es necesario completar el genograma con más información sobre cada uno
de los miembros y sucesos familiares generales, como nombre de cada miembro,
profesión, edad, causa de fallecimiento. fecha de matrimonio o divorcio. fechas de
sucesos críticos familiares.

4. ANÁLISIS DEL GENOGRAMA.


a. Composición del hogar. Se puede ver a través de la observación del
genograma ver qué tipo de composición muestra la familia objeto de estudio:
nuclear intacta, monoparental, reconstituida, reconstituida paralela, con
miembros anexos, con tres generaciones.

b. Constelación fraterna.
- Orden de nacimiento. El lugar que se ocupa entre los hermanos puede
tener gran importancia. En relación a la posición emocional dentro de la
familia de origen y en relación a futuras relaciones con la pareja e hijos.

- Género en la fratría. Distribución del volumen de hermanos y proceso


de crianza.
- Diferencias de edad. A más diferencia de edad, la diferencia de vivencias
comunes es diferente.

- Posición en la secuencia de nacimiento. Mayor, menor, roles asignados,


responsabilidades, son diferentes y los aprendizajes influyen en las
relaciones futuras.

- Otros factores. Momento del nacimiento de cada hijo dentro de la


historia familiar, características del hijo. El programa, expectativas, de la
familia. Actitudes e inclinaciones parentales sobre las diferencias de
sexo. Posición fraterna del niño respecto a sus padres.

c. Configuraciones transgeneracionales.
- Separaciones o divorcios reiterados y transgeneracionales.
- Frecuencia en adopciones.
- Profesiones de éxito. Reiteración de profesiones.
- Hermanos de una familia que se casan con hermanos de otra.
- Suicidios o intentos en varias generaciones.

d. Adaptación al ciclo vital. Comprender la etapa del ciclo vital a la que se adapta
una familia, es decir, momento del ciclo vital en el que se encuentra. Observar
cómo se ha enfocado y superando las crisis de desarrollo propias de las etapas
vividas, identificar atascos, etapas no superadas, bloqueos, los
condicionamientos del tiempo social en la secuencia de etapas familiares.

e. Repetición de pautas y triángulos. Las pautas familiares tienden a repetirse


de generación en generación (transmisión multigeneracional de pautas
familiares). Repeticiones aunque no aparezcan en la generación
inmediatamente posterior sino en las subsiguientes (pautas de alternancia). Se
consideran dos tipos de pautas, las sintomáticas por la presencia de síntomas
repetidos, y vinculares con la repetición de tipos de vínculos que establecen los
miembros de la familia como conflicto o distanciamiento.

f. Sucesos importantes de la vida. Comprender adecuadamente la


interconexión entre los sucesos ocurridos en una familia y los cambios en su
funcionamiento. Con frecuencia los sucesos aparentemente desconectados
entre sí tienen una gran importancia en la dinámica de la familia, y han
producido un tremendo impacto en el funcionamiento de la familia. Para dicha
comprensión e interconexión hay que tener presente las edades de los
miembros en ese momentos del suceso, el nivel de desarrollo emocional de los
miembros implicados. Prestar atención a sucesos especialmente significativos
como pérdidas y reajuste posterior, muerte de un pequeño, impacto de las
pérdidas, separaciones. Ciertos sucesos positivos también tienen repercusión
para las siguientes generaciones.
HISTORIOGRAMA DE SUCESOS.
Complementa al genograma, sirviendo para ver de manera muy gráfica los distintos sucesos
importantes sucedidos en una familia. A la familia, le resulta útil visualizar su recorrido
histórico y concurrencia de sus sucesos, los cuales pueden tener un carácter más o menos
subjetivo en cuanto a valoración favorable o desfavorables ya que un sucesos vivido
inicialmente como negativo al tiempo puede ser positivo.

Las fechas se ponen de manera correlativa o solo aquellas de mayor interés. Las personas se
indican a criterio de la familia y/o profesional, y no tienen que ser solo los convivientes.

Se observan las concurrencias de muchos sucesos en unas mismas fechas o espacio de tiempo y
se ve el valor de ese dato para la hipótesis.

Se observa la sucesión de sucesos y se hipotetiza sobre los desencadenantes.


ECOMAPA.
Representa al individuo o familia en su contexto social, poniendo énfasis en las relaciones
externas, y permite visualizar las redes de apoyo psicosocial de cada miembro, subsistemas,
sistema, dimensiones, tamaño, densidad, composición de la red social.

Representa conexiones, límites extrasubsistémicos, conflictos externos, intensidad de la


relación con los recursos.

Su valor es el impacto visual, ya que muestra una panorámica de la familia y dibuja la


importancia de las relaciones con el entorno.

Permite conexionar variables, explorar áreas no exploradas, visualizar redes, ayuda al


diagnóstico.

FICHA RELACIONAL.
Instrumento para la reflexión del profesional, y ayuda a construir, definir o perfilar hipótesis,
siendo de obligada aplicación en todos los casos, especialmente en el momento de evaluación
del mismo. El profesional debe hacerse una serie de preguntas así mismo para reflexionar
sobre el caso y pensar en términos relacionales sobre el caso. Así mismo debe formular unas
preguntas a la familia en los términos y momento que se considere adecuado.
SOBRE FACTORES DE COMPENSACIÓN.
Obliga a pensar en términos de fortalezas y funcionalidad de la familia y no solo en clave de
limitaciones, disfuncionalidades, patología, carencias. Se trata de pensar en las capacidades y
recursos de la familia y no solo en sus debilidades.

Se entiende por recurso todas aquellas capacidades, habilidades, potencialidades, destrezas,


aprendizajes, experiencias, estrategias que disponen los individuos y familias. Los recursos
pueden ser externos o internos.

DAFO FAMILIAR.
Consiste en detectar las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de la familia.

ESCALAS Y TEST PARA LA EVALUACIÓN FAMILIAR.


- FF-SIL. CUESTIONARIO DE FUNCIONAMIENTO FAMILIAR,
Sencillo cuestionario que puede dar pistas para centrar la problemática dentro del sistema
familiar, con sólo 14 items. Las situaciones variables que mide son:

- Cohesión. Unión familiar y emocional al enfrentar diferentes situaciones y en la


toma de decisiones de las tareas cotidianas.

- Armonía. Correspondencia entre los intereses y necesidades individuales con


los de la familia en un equilibrio emocional positivo.

- Comunicación. Los miembros de la familia son capaces de transmitir sus


experiencias de forma clara y directa.

- Permeabilidad. Capacidad de la familia de brindar y recibir experiencias de


otras familias e instituciones.

- Afectividad. Capacidad de los miembros de la familia de vivenciar y demostrar


sentimientos y emociones positivas unos a los otros.

- Roles. Cada miembro cumple las responsabilidades y funciones negociadas por


el núcleo familiar.

- Adaptabilidad. Habilidad de la familia para cambiar de estructura de poder,


relación de roles y reglas ante una situación que lo requiere.
- APGAR.
Ha diseñado un instrumento ágil para detectar el grado de funcionalidad o disfunción de la
familia. Para esto se ha creado un cuestionario de cinco preguntas que, por una escala de 0 a 4,
evalúa el estado funcional de la familia. Sus componentes son:

- Adaptación. Uso de los recursos intra y extra familiares, para resolver los
problemas cuando el equilibrio de la familia se va amenazando por un cambio o
período de crisis.

- Participación. Como socio, en cuanto se refiere a compartir la toma de


decisiones y responsabilidades como miembro de la familia. Define el grado de
poder y participación de cada uno de los miembros de la familia.

- Crecimiento. Logro de la maduración emocional y física y la autorrealización de


los miembros de la familia a través de soporte y fuerza mutua.

- Afecto. Relación de amor y atención existente entre los miembros de la familia.

- Recursos. Compromiso o determinación de dedicar tiempo, espacio o dinero a


los demás miembros de la familia.

El APGAR familiar se puede usar periódicamente para detectar un problema específico de


disfunción familiar. Puede incluirse en la evaluación inicial y como evaluación a través del
tiempo, sobre todo cuando se hace necesario involucrar a la familia en el manejo del paciente-
El resultado puede ser diferente para cada miembro de la familia, ya que la percepción
individual o situación de cada uno puede variar.

Se clasifica de 0 a 4 siendo 0 nunca y 4 siempre, 1 casi nunca, 2 algunas veces y 3 casi siempre.

No sólo sirve para detectar las disfuncionalidades familiares sino que guía al profesional a
explorar aquellas áreas que la persona ha señalado como problemáticas.

- ESCALA DE INESTABILIDAD MATRIMONIAL.


Consta de 5 preguntas en las que se deberá responder del 1 al 4 siendo 1: nunca, 2: a veces; 3:
en los últimos tiempos y 4: ahora. Las preguntas son las siguientes:
1. ¿Habéis considerado seriamente la posibilidad de dIvorcio en los últimos 3 años?
2. ¿Has hablado de la posibilidad de divorciarte o separarte con un(a) amigo(a) íntimo?
3. Incluso aquellas parejas que tienen una relación matrimonial satisfactoria, se
cuestionan su relación alguna vez ¿Has considerado alguna vez que tu matrimonio
podría estar en crisis?
4. ¿Has considerado alguna vez consultar a un abogado?
5. ¿Te has planteado la separación o el divorcio en los tres últimos años?

La corrección se hace con un sumatorio de ítems, a mayor puntuación más alta indica un mayor
grado de inestabilidad en la pareja.
- ESCALA DE RECURSOS FAMILIARES.
Indicar en unas frases en qué medida describe a la familia. La corrección se hace con un
sumatorio de ítems, a mayor puntuación más alta indica un mayor nivel de recursos familiares,
siendo la puntuación mínima doce y máxima sesenta.

1. No describe nada a mi familia.


2. Sólo la describe ligeramente.
3. Describe a veces a mi familia.
4. En general, sí describe a mi familia.
5. Describe muy bien a mi familia.

- ESCALA DE CONFLICTO INTERPERSONAL DESDE LA PERSPECTIVA DE


LOS HIJOS.
En todas las familias hay ocasiones en las que los padres no se llevan bien. Cuando los padres
discuten, los hijos pueden experimentar diversos sentimientos, por lo que con esa escala se
quiere saber lo que sienten los hijos cuando los padres discuten. Se aplica también en familias
donde los padres no viven bajo el mismo techo, pero cuando están juntos discuten o cuando
aún convivían.

1. Verdadero.
2. Casi verdadero.
3. Falso.

La puntuación se obtiene a través de un sumatorio de cada ítem de la escala o subescala.


Previamente se ha de invertir la puntuación de los ítems 1,9,15,21,28. La puntuación final está
expresada de forma que a menor puntuación, más conflicto interparental percibido.

Subescalas: amenazas, autoculpa, contenido, eficacia, estabilidad, frecuencia, intensidad,


resolución y triangulación.

- ESCALA DE COMUNICACIÓN FAMILIAR.


Indicar en unas frases en qué medida describe a la familia. La puntuación total se obtiene de la
suma de las puntuaciones otorgadas a cada uno de los ítems. La puntuación mínima que se
puede obtener con la escala es de diez puntos y la máxima es de cincuenta. Una puntuación
más alta indica una mejor comunicación familiar.

1. No describe nada a mi familia.


2. Sólo la describe ligeramente.
3. Describe a veces a mi familia.
4. En general, sí describe a mi familia.
5. Describe muy bien a mi familia.
- CUESTIONARIO DE SATISFACCIÓN CONYUGAL DE LAZARUS.
Se trata de responder con una puntuación de 0 a 10. El mayor grado de acuerdo se puntúa con
la puntuación cerca al 10 y un desacuerdo mayor con una puntuación cercana al 0.

Si el total es de 84 o más la relación de pareja es muy satisfactoria, de 72-83 refleja


sentimientos e interacciones buenas, de 61-71 se necesita hacer algunos cambios básicos, 60 o
menos es un bajo nivel de satisfacción en la pareja.

MODELO DE EVALUACIÓN FAMILIAR DE OLSON, BEAVERS Y JACKSON.


Tipología familiar del modelo de Jackson.
Las relaciones familiares es posible considerarlas en base a las variables de satisfacción (lo que
recibo y doy, de otros y otros, es gratificante y valorado), de estabilidad (se pueden entrar en
desacuerdos pero sin permanecer en ellos un largo tiempo por la capacidad de salir de ellos.

Según esos dos parámetros se establecen cuatro tipos de relaciones.

- Satisfactoria-estable. Ambas llegan al acuerdo explícito de que uno u otra


controla la relación o ciertas áreas de ellas. Al volverse inestable la relación por
un desacuerdo, las partes tienen mecanismos para restablecer la estabilidad.

- Satisfactoria-inestable. Difiere de la anterior sólo en cuanto a los períodos de


inestabilidad. Típico de las relaciones nuevas porque las partes tienen que
definirla progresivamente hasta llegar a la estabilidad.

- Insatisfactoria-inestable. No hay acuerdo acerca de quién controla la relación


o ciertas áreas de la relación. Caracterizada por la necesidad de redefinir la
relación cuando se llega a definir de modo que los períodos estables son breves
y los inestables prolongados. Cada parte tiene que tomar la conducta de las
otras como un desafío.

- Insatisfactoria-estable. No se discute nunca quién está a cargo de la relación o


de ciertas áreas de la misma. Ninguna de las partes está dispuesta a reconocer a
los otros, ni a manifestar su insatisfacción. Los problemas se evitan, por eso es
estable, pero insatisfactoria porque es muy poco lo que se da o recibe.

Tipología familiar. Modelo circunflejo de Olson.


Se basa en la valoración de dos dimensiones.

- Cohesión. Determina la distancia y proximidad existente en un sistema familiar.


Comprende dos aspectos: lazo emocional de los miembros de la familia entre sí y grado
de autonomía de cada miembro. Cuando hay mucha proximidad aparece el apego
excesivo mientras que si esa proximidad es escasa aparece el desapego. Cuando el
grado de cohesión es alto predominan las fuerzas centrípetas, los miembros de la
familia tienen dificultad para diferenciarse del sistema familiar, mientras que si el grado
de cohesión es bajo predominan las fuerzas centrífugas por sentirse los miembros
expulsados. Las familias sanas tienden a equilibrar ambos parámetros por necesidad de
proximidad y conexión de sus miembros, con el respeto por la separación y diferencias
individuales.

- Adaptabilidad. Valoran el grado de flexibilidad y capacidad de cambio del sistema


familiar. Es la capacidad de la familia para cambiar sus estructuras de poder, roles y
reglas de la relación frente a tensiones situacionales y de desarrollo. La falta de ella
genera familias rígidas, exceso de adaptabilidad y familias caóticas. En un nivel
intermedio están las familias estructuradas y flexibles.

Tipología familiar. Modelo de Beavear.


Contempla las variables:

- Competencia. Indica en la medida que la familia realiza bien sus funciones como darse
apoyo estableciendo límites generacionales, liderazgo eficaz potenciado la separación y
autonomía de los hijos, negocio de los conflictos comunicándose eficazmente.

- Estilo. Con el cual la familia se enfrenta a las situaciones, pudiendo ser familia con
estilo centrípeto (orientación hacia adentro considerando el mundo exterior como
amenazante y la familia principal fuente de esperanza y gratificaciones), o familia con
estilo centrífugo (orientación hacia fuera considerando el mundo exterior menos
amenazante que las relaciones familiares cercanas, aquí el mundo exterior es fuente de
esperanza y gratificación.
TEMA 4. METODOLOGÍA PARA LA INTERVENCIÓN. TRATAMIENTO FAMILIAR, TÉCNICAS
PARA LA INTERVENCIÓN CON FAMILIAS DESDE EL TRABAJO SOCIAL FAMILIAR.

1. LA ENTREVISTA FAMILIAR.
La entrevista es la madre de todas las técnicas.Es una macrotécnica que se compone de
pequeñas técnicas, se construye con la puesta en acción de subtécnicas que solo se pueden
entender en el marco de un encuentro trabajador social-familia.

Ariño y otros la definen como una conversación directa entre dos o más personas en la que se
tiene un objetivo previsto a conseguir. Es una técnica básica que el trabajador social utiliza para
entablar una relación con el usuario.

Rosell, por su parte señala que la entrevista además de una relación, de una disposición interna,
de una capacidad del trabajador social para establecer contacto con el entrevistado y
comprenderlo y ayudarle, es también una técnica. Se operativizan contenidos teóricos que
llegan a ser instrumentos para el estudio de las situaciones que presenta el cliente y para la
posterior intervención.

Escartín, defiende que la entrevista se apoya en el uso intencionado de la comunicación y la


relación personal en el valor liberado del diálogo. Es una relación dialogal en orden a una ayuda
personal. Hace referencia a la implicación psicológica que tiene lugar en ese encuentro, y que
no puede reducirse, como en otros tipos de relación comunicativa, a una simple implicación
temática. Es una relación terapéutica al colaborar en el proceso de comprensión de sí mismo de
los individuos, y en su maduración personal.

La entrevista no constituye por sí misma un fin, sino que es un medio empleado


conscientemente para alcanzar una finalidad determinada, el análisis de los resultados de la
misma permitirá comprender a la familia y a sus miembros.

ESTRUCTURA DE LA ENTREVISTA.
La entrevista a desarrollar con las personas y familias pueden tener distintos objetivos, así
podemos desarrollar una entrevista encaminada a dar cuerpo a la relación que se genera en el
primer contacto (relación de ayuda). Se trata de una entrevista donde se pretende establecer
una relación significativa con familia, donde se definirán los primeros objetivos y se especifica
el contexto de relación. Unas entrevistas pueden encaminarse a la evaluación diagnóstica,
otras centrarse en el tratamiento, desarrollando el proyecto de intervención que se había
diseñado y contratado con el cliente. Puede haber entrevistas de devolución de información,
entrevistas de cierre de un caso, de seguimiento tras haber cerrado el caso.

En todas las entrevistas, se dan tres momentos en común:

- Inicial. Marcado por una buena acogida.


- Intercambio. Se desarrolla toda la trama de intercambio de mensajes
familia-profesional, si es la primera entrevista será donde se explique de manera más
detallada la demanda y donde se exploran ciertas áreas para comprender, pero si es una
entrevista de tratamiento, se ponen en juego muchas estrategias, técnicas, tendentes a
generar cambios.

- Cierre. Momento de conclusión de la entrevista, donde antes de finalizar se han


tomado acuerdos y se concluye la interacción profesional-familia.

LA PRIMERA ENTREVISTA A NIVEL FAMILIAR.


Hay muchos autores que versan sobre la entrevista y se centran en la importancia de la
primera entrevista ya que esta es fundamental por ser con ella con la que se empieza a fraguar
la relación, es el inicio del nuevo sistema familia-trabajador social, y es uno de los momentos
más críticos del trabajo con la familia que puede condicionar el devenir del resto de la
intervención si se produce.

El resto de entrevistas también son importantes, como las intermedias donde se trabaja de
manera más pormenorizada los cambios, donde está el grueso de la actividad
familia-trabajador social. La final también es importante por ser donde se cierra y se evalúa la
intervención.

La saturación de servicios, la limitación de tiempo, la presión asistencial, la burocracia, pueden


influir en el desarrollo de las entrevistas y limitar la efectividad.

Al hablar de la primera entrevista, es sugerido empezar señalando la importancia del cierre de


casos. Tener la predisposición a la finalización de las intervenciones desde un principio sitúa al
profesional en clave de evitar la cronificación, la prolongación sin fecha de las intervenciones,
la predisposición a la consecución conjunto de logros (familia-ts) a la evaluación del proceso y
resultados. Varea propone ideas para la finalización de las intervenciones:

1. Trabajar la finalización desde el inicio.


2. Un enfoque desde la realidad y con la máxima transparencia.
3. Imaginar el final continuamente.
4. Ritualizar los diferentes momentos que se dan en el proceso.
5. Establecer límites.
6. Revisar frecuentemente y conjuntamente los planes de intervención y de mejora.
7. Delegar tareas en los miembros de la familia para generar autonomía.
8. Derivar adecuadamente al siguiente servicio o profesional.
9. Explicitar los criterios y procedimientos de cierre.
10. Gestionar mejor el tiempo para poder dedicarle el tiempo adecuado al cierre.
11. Actitud proactiva sobre lo que yo puedo hacer y no centrarme tanto en lo que yo podría
hacer si tuviera.
12. Decidir el cierre en equipo.
13. Estar presentes en los momentos más difíciles de la familia.
14. Aprovechar el cierre para la evaluación.
15. Pensar y diseñar nuestro propio final ya que cada vez que terminamos con una familia
finalizamos algo en nosotros.

La primera entrevista es una situación única, y el abordaje en ella determina el éxito o fracaso
del tratamiento. El hecho de que la familia acuda al servicio implica en sí, un reconocimiento
previo de sus propias dificultades, y a su vez, cierta capacidad de integrar una actividad que
requiere un esfuerzo cooperativo.

La familia nos puede llegar mediante un pedido específico, demanda genérica o derivación o
imposición, o mediante pedidos individuales (demanda) que se pueden redefinir en clave
familiar.

En la primera entrevista, se dan los pasos para la construcción del sistema terapéutico o
sistema de acción, formado por familia, trabajador social y contexto institucional. La primera
sesión es necesaria que sea un encuentro terapéutico y la familia lo vivencie como una
oportunidad a futuro, por lo que el establecimiento de la alianza terapéutica o relación de
ayuda es fundamental.Iniciar la primera sesión con la mínima información con la familia puede
ser favorable y permitirá sensibilizarnos frente a la singularidad del nuevo sistema familiar sin
ideas preconcebidas, sin estar condicionados por informaciones procedentes de otros
contextos, si es una derivación.

FASES DE LA PRIMERA ENTREVISTA.


El objetivo de la primera entrevista es establecer la relación de ayuda con cada uno de los
miembros de la familia, y con la familia en su conjunto. Los datos e informaciones pasan a un
segundo plano, siendo la confianza, sinceridad y claridad los elementos centrales.

No siempre se puede citar a todos los miembros a este primer encuentro, de común solo
algunos son los que concurren en el primer encuentro, salvo que el trabajador social tenga
oportunidad de ampliar a más miembros en el momento de dar la cita. Valorar a qué miembros
de la familia citar, puede ser tarea difícil, sobre todo en familias con resistencias a participar, y
en ello el tipo de contexto de intervención condiciona esta posibilidad.

Hay varios momentos dentro de la primera entrevista.

- Fase 0. Fase previa. Antes de recibir a la familia es recomendable revisar los datos
porque es posible que haya sido entrevistada antes en el servicio o otro profesional. Se
revisa la ficha de derivación, si la familia ha sido enviada por terceros al servicio y se
tiene en cuenta el pedido de esa ficha sin olvidar que dicho pedido no debe condicionar
nuestra valoración del caso aunque lo conozcamos, ya que los conocimientos que
tengamos pueden venir de una llamada de teléfono de algún miembro pidiendo cita y se
tengan anotaciones de dicha llamada. Se formulará una hipótesis preliminar útil para el
rastreo inicial.
- 1ª Fase. Fase social de acogida.
- Acogida. Se siguen las reglas culturales de relación social, siendo la
preocupación que la familia se sienta cómoda. Se realiza una presentación y se
ayudará a que la familia también la haga, teniendo en cuenta a los niños y
personas mayores. El Trabajador Social hará un esfuerzo por retener los
nombres de cada miembro desde el principio, ayudando al establecimiento de
una relación.

Satir usa la presentación para establecer una conexión básica a nivel humano
con cada persona, enfatiza ese momento de presentación y contacto corporal,
siendo importante desarrollar los ojos y oídos en los dedos ya que se trata de
enviar el mensaje que se desea a través del acto de tocar una persona.

- Romper el hielo. Se hace uso los primeros minutos al charlar de manera


informal ya que los primeros momentos son cruciales y se ayuda a relajar la
tensión, reducir la carga del primer encuentro, por lo que hay que saber
gestionar estos primeros momentos para ayudar al establecimiento de la
relación de ayuda.

No se favorecerá a que empiecen a comentar el problema sin haber obtenido


una respuesta social a modo de conversación informal. De manera implícita se
define un espacio no burocrático sino relacional. Es clave el desarrollo de una
confianza hacia nosotros para que dicha atmósfera favorezca según Satir a que
los individuos empiecen a hablar de sus preocupaciones, miedos y esperanzas.

- Contextualización o setting de la entrevista. Tras los momentos de distensión


y a caballo con la segunda fase, se inicia la contextualización de la entrevista e
intervención, lo llamado setting. Se aclara el motivo de la cita a la familia si la
entrevista se desarrolla a instancias del profesional, si el encuentro se
desarrolla a demanda de la familia o algunos miembros de la familia, se indicará
el papel que tenemos y los objetivos en el marco de la institución o servicio que
se desarrolla la entrevista.

Se explicará que nos ha movido a invitar a toda la familia. Es de suma


importancia, comunicar quién se puso en contacto con el centro y realizar un
resumen de todo lo dicho durante el primer encuentro con el solicitante para así
evitar que la familia nos vea como aliados de la persona que realizó la demanda
y se dará una visión de neutralidad.

Se revisan y completan directamente con cada uno de los presentes los datos
obtenidos durante el primer contacto antes aludido si se produjo, comenzando
con las personas de más edad. Estos señalamientos servirán a la familia para ver
que no se han formado coaliciones, que no hay interlocutores privilegiados y no
hay intención de ocultar nada a nadie.
Se tomará un papel activo tomando en seguida la iniciativa como coordinador
de las informaciones que llegan, percibiendo así la familia que se tiene un
método para el trabajo que se está realizando.

Para Satir, somos guías del proceso durante la entrevista pero no la de los
individuos, ya que no tratamos de resolverles un problema específico sino que
trabajamos para ayudarles a encontrar una forma diferente de hacer frente a las
dificultades de acuerdo a sus circunstancias.

- 2ª Fase. Planteamiento o definición del problema.


Se llevan a cabo una serie de técnicas para conocer el planteamiento del asunto que lleva a la
familia a tratar con el trabajador social. Es importante apoyarse en acciones de unión y
acomodación, técnicas de mantenimiento, rastreo y mimetismo.
- Técnica pregunta al aire. No directivo. La primera pregunta será en términos
genéricos sin dirigirnos a ningún miembro en concreto como por ejemplo, ¿en
qué puedo serles útil? Cuanto más general y ambigua sea la pregunta, más
campo daremos a los miembros de la familia para exponer su punto de vista. Es
interesante saber quién toma la palabra, quién se hace portavoz de la familia,
quién relata el problema, mientras el Trabajador Social está atento a las
reacciones del resto al escuchar ese relato inicial.

Se pondrá atención en las diferencias y semejanzas que haya en los distintos


relatos del problema, al contenido de la presentación del problema por parte de
la familia y a la relación. Se observará el modo en que se comporta la familia y
las relaciones existentes entre los asistentes (exigentes, cooperativos,
favorecedores de las explicaciones y mensajes). Se reparará en la relación entre
adultos, mayores, menores, adolescentes, cuando quienes concurran sean de
diferentes generaciones. No se extraen conclusiones pero nos da claves para
hipótesis relacionales iniciales.

- Técnica pregunta en estrella. Se le pregunta a cada uno de ellos qué les ha


traído hasta aquí, es decir, que la explicación inicial dada por uno de los
miembros en respuesta a la pregunta al aire, no es considerada la única forma
de entender los motivos para hablar con el trabajador social, esta primera
aportación es una visión, no la visión.

Se escucha y se conocen las opiniones de cada uno y se debe facilitar a todos la


oportunidad de manifestarse. Si alguien interrumpe a otro, no se le dirá que se
calle, sino que se le evaluará la índole de interrupción mientras se le deja hablar,
y tras ellos intervendremos para indicar que cada uno tiene su turno. No se
deben facilitar ni permitir disertaciones prolongadas de un solo miembro. Todos
tienen que poder ser escuchados. No se comunicarán nuestras observaciones
ni se realizará ninguna interpretación devolución ni comentario para ayudar a
ver el problema bajo una perspectiva diferente, sino que realizaremos
intervenciones de acomodación de forma estratégica, aceptando que la visión
de los miembros de la familia tienen sobre el problema, pero sin cuestionar o
desafiar sus aportaciones.

- Hipótesis relacionales. Suposición de lo que creemos que necesita la familia


pero necesitamos más datos. Es importante estar atentos en esta fase del
planteamiento del problema a la explicación que la familia o algunos miembros
de la familia le dan al síntoma (función del síntoma). En la forma de presentar
cada miembro el motivo de estar en la entrevista y su visión del problema nos
dará claves para formular hipótesis relacionales. La familia plantea sus
conclusiones de lo que les pasa a través de una perspectiva lineal (causa-efecto),
y nosotros ampliamos esa mirada a nivel relacional (múltiples causas y efectos
que se retroalimentan en una lógica circular a través del tiempo).

- 3ª Fase. Fase de interacción.


No se va a dar siempre pregunta-respuesta, se van a producir incluso con un solo miembro y se
favorece el diálogo.

Se explora la estructura familiar favoreciendo la interacción entre los miembros. Se deja de ser
el centro y se tiene como objetivo conseguir que todos dialoguen sobre el problema
procurando que todos los miembros se unan cada vez más en la conversación y escuchando
cómo unos responden sobre otros.

Se realizan preguntas que nos permiten entender mejor la interacción de los miembros
alrededor del problema presentado. En general, se hace uso de las preguntas lineales,
circulares-reflexivas, y se emplean técnicas directivas y no directivas para comprender mejor a
la familia.

Algunas preguntas importantes para la familia como para reflexionar los Trabajadores Sociales
son la ficha relacional con ¿quién está más preocupado por el problema?, ¿qué ocurrió antes
del problema?, ¿quién manifiesta el problema?, ¿hay alguien que no se haya enterado del
problema?, ¿por qué acuden a nosotros?, ¿alguien de la familia considera que el síntoma no sea
problema?, ¿qué soluciones ha intentado dar la familia por sí misma y durante cuánto tiempo?
Los miembros integrantes no pueden describirnos sus pautas de conducta, sus secuencias,
porque las desconocen, por lo que esa información la podemos obtener observando cómo se
conducen entre sí durante la conversación, prestándose atención a lo que se dice e intentamos
comprender el modo en el que funcionan.

Cuando se orienta a ciertos miembros para que hablen entre sí, se ponen a prueba las hipótesis
relacionales acerca del modo en que la familia funciona. Indagamos áreas de discrepancias, se
observa de qué modo se maneja esta discrepancia y cómo resuelve la familia un problema,
examinamos el grado de diferenciación y autonomía personal y exploramos los puntos de
estrés familiar. Se investiga sobre la base de hipótesis para comprender la situación familiar y
formular una estrategia posterior de intervención.
Se observará la forma de relacionarse que tienen los miembros entre sí, con el problema, con el
miembro sintomático y se verá si entre ellos se desarrollan alianza y/o coaliciones, nos
apercibiremos de los roles, estilo de comunicación, límites familiares.

Cuando los miembros de la familia se sientan incómodos se dará un paso atrás usando
operaciones de sostén hasta que se sienta de nuevo cómoda. Sería un error establecer una
simetría con la familia. Todas las acciones del profesional se deben efectuar teniendo una clara
conciencia del hecho de que la primera regla de la estrategia terapéutica es la de que la familia
parta con el deseo de volver al servicio en la próxima sesión, sin dejar de tener presente el
principio de neutralidad, por el cual cada miembro sienta que el profesional no está a favor de
unos u otros y sí a favor de todo el sistema familiar.

- 4ª Fase. Sobre la definición de los cambios deseados y toma de acuerdos.


Se desarrolla una devolución a la familia de la visión inicial que el trabajador social tiene sobre
lo hablado. Se hace uso antes de una devolución de las técnicas de redefinición, connotación
positiva y reencuadre.

Paez señala que es la fase propicia para realizar una síntesis de lo acontecido rescatando el
motivo por el que se produjo la entrevista, señalando los hallazgos que se lograron, para
realizar una devolución del proceso alcanzado en esa relación, de los crecimientos y aportes
hechos por el usuario, y un planteamiento conjunto de un nuevo motivo de entrevista
estableciendo fecha, hora y lugar.

En la devolución, entraña que el profesional transmita la visión estratégicamente durante el


transcurso, la cual no es superficial pero tiene un interés terapéutico, y en términos positivos y
favorecedores del cambio, el profesional dará a conocer a la familia lo que ha entendido de los
planteamientos de los miembros, dando su visión preliminar y si no tiene conclusiones,
planteará la necesidad de un nuevo encuentro para profundizar más en la comprensión del
caso. Precisa más información para completar la validez de las hipótesis sobre el caso y hacer
rastreos más profundos.

Si el Trabajador Social tuviera unas ideas claras sobre el caso, conjuntamente con la familia,
fijamos los objetivos de trabajo y los límites de nuestra relación y del alcance de la intervención.

Es importante obtener una formulación suficientemente clara de los acuerdos, los cuales son
importantes llegar a tomarlos, en términos de conducta, sobre los cambios que se quieren
alcanzar y el grado de compromiso de cada miembro.

El cambio en el problema debe ser algo deseado y planteado de forma que sea resoluble y
operacional, es decir, formulado en términos de conducta. Se establece un contrato con
objetivos, duración y frecuencia de los encuentros, grados de participación de los miembros, y
establecemos el contexto de trabajo donde se aborda la situación.

Para la siguiente entrevista, puede plantear el profesional si lo considera, algunas tareas a


desarrollar por la familia al completo, algún subsistema o miembro.
- 5ª Fase. Fase social de cierre.
Es común aunque en la primera lo que la caracteriza es que en las siguientes entrevistas no va a
haber planteamientos, problemas ni se tiene que establecer relación. Se llevará a cabo
conforme las normas de cortesía: levantarse, acompañar hacia la puerta, despedirse de la
mano.

Pueden generarse nuevas aperturas, las cuales en intervención social son nuevos temas que
aparecen a raíz de los temas que ya existen, por parte de algún miembro que aporten
informaciones relevantes no dichas durante la entrevista, revelación de secretos o intento de
coalición con el profesional. El profesional debe entrenarse para contrarrestar dichos
movimientos y evitará quedar bloqueado o anulado por los mismos. Se remitirá
constantemente a lo acordado y sobre las nuevas relaciones las enmarcará en el trabajo a
desarrollar en la próxima entrevista.

- 6ª Fase. Fase de reflexión y registro.


Antes de empezar la siguiente actividad profesional tras la entrevista, el profesional se centra
en registrar por escrito en el expediente datos relevantes memorizados, informaciones sobre
sucesos, anotaciones sobre las hipótesis realizadas y aperturas pendientes de trabajar. Anotará
prediagnósticos, así como las tareas encomendadas si hubiera sido así, los acuerdos
establecidos, narrativas importantes.

La primera entrevista no debe de convertirse en un momento administrativo, sino de conexión.


Más allá de la técnica requerida para llevar a cabo la entrevista, sólo es posible iniciar un
proceso de trabajo con una familia si se establece un vínculo con ellos, la relación de ayuda.

Para Minuchin, lo importante en este oficio es ser un ser humano interesado terapéuticamente
por sus prójimos en ámbitos y problemas que lo hacen sufrir, al tiempo que observa un gran
respeto por sus valores, intereses y preferencias. En otras palabras, la meta es trascender lo
técnico, ya que sólo alguien que ha dominado la técnica y ha conseguido olvidarla después
puede llegar a ser competente.

SEGUNDA Y SIGUIENTES ENTREVISTAS.


Las siguientes entrevistas se conducirán sobre la base de los objetivos propuestos. Se
necesitarán varias entrevistas para un diagnóstico completo del caso, considerando que el
diagnóstico social se va enriqueciendo progresivamente con la intervención. Se llevarán a cabo
intervenciones, salvo en los contextos estrictamente evaluativos y de asesoramiento. Las
siguientes entrevistas serán de tratamientos y habrá tantas como profesional y familia hayan
negociado para alcanzar los objetivos.

Las siguientes entrevistas se componen de:

- Fase previa. Se revisa el trabajo desarrollado por la familia antes de recibirla.


- Fase social. Todas tendrán su fase de acogida, aunque lógicamente cuanto más se
conozcan los miembros de la familia y trabajador social más confianza habrá y más
temas específicos se podrán tratar mientras se acomodan. Muy importante para
fortalecer la relación de ayuda,

- Fase revisión de acuerdos. Sobre la base del trabajo en las entrevistas anteriores se
revisa al inicio de la entrevista los acuerdos establecidos y tareas propuestas desde el
último encuentro, teniendo en cuenta mejorías, cambios, ejecución de tareas. Si hay
cambios a mejor se procede a anclar dichos cambios como base a retos futuros y a
prevenir recaídas . Si no hay cambios o son insuficientes, se valoran los obstáculos, se
plantean nuevas estrategias, se promueve mayor implicación, se negocia el cierre de
caso si es preciso.

- Fase de interacción. Sobre la base de preguntas circulares-reflexivas sobre el objetivo


concreto de la entrevista en cuestión en la que esté. Se hacen uso de otras técnicas que
considere el profesional.

- Fase de definición de los cambios y acuerdos. En las entrevistas sucesivas se siguen


definiendo acuerdos para el cambio, los cuales en cada entrevista sucesiva estarán en
concordancia y serán sumativos en pro del proyecto planteado. Se harán frecuentes
devoluciones que refuercen y estimulen a la familia.

- Fase social de cierre. Similar a la primera entrevista.

ENTREVISTA DE DEVOLUCIÓN.
En su estructura no difiere respecto a las anteriores salvo por el contenido. Una cuestión
importante es el hecho de que se hacen devoluciones a la familia sin necesidad de concretar
una entrevista para ello específicamente, aunque después de un proceso de estudio y/o
intervención de un caso puede ser útil y clarificador hacer una entrevista para una devolución a
la familia y darle a conocer nuestras impresiones técnicas, conclusiones sobre lo hablado, el
estado de avances de una intervención para reconducir una línea de trabajo seguida.

Las devoluciones se hacen al final de una entrevista donde se tratan la toma de acuerdos y
definición de los cambios. Una devolución, tanto en una entrevista monográfica para ello como
al final de las entrevistas, es un momento crucial debido a que se da información tamizada por
el conocimiento científico, se extraen aspectos relevantes de la sesión dándole un especial
significado, se remarca la información que se pretende que circule de manera más intensa
durante el tiempo que no se va a ver a la familia (intercesiones), se procederá a peticiones
explícitas a algún miembro o subsistema, se clarificarán las propuestas de trabajo.

Las devoluciones de común siguen un proceso:

- Pensar cuál era el objetivo de la entrevista y si se ha cumplido.

- Se inician con una redefinición de la familia y/o de cada miembro. Se comienza por lo
positivo antes de entrar en aquellos aspectos a mejorar.
- Se introduce una connotación positiva de la situación de la familia.

- Se dan los detalles de los aspectos relevantes tamizados por los conocimientos del
profesional, con lo que se hace una relectura o reencuadre de la situación, se tiene que
observar la mirada del profesional, la cual es más incluyente, menos culpabilizante, más
motivadora para el cambio.

- Es importante que la familia reciba el mensaje de que han sido comprendidos por todos.

- Las devoluciones tienen que lanzar un mensaje favorable y no descalificante, que


sientan que todos son parte activa y que venir a ésta, y sobre todo a la siguiente
entrevista puede ser útil para todos.

- Las devoluciones por lo general terminan con un pedido, normalmente es pedir que
desarrollen una o varias tareas, actividades o gestiones.

IMPORTANCIA DEL ESPACIO DONDE SE PRODUCE LA ENTREVISTA.


El espacio forma parte del proceso comunicativo y otorga significado a los sucesos que ocurren
en él. No es neutral ya que está lleno de valores. Hay que cuidar mucho el espacio donde se
desarrollan las entrevistas ya que este condiciona el desarrollo de las mismas.

El espacio es un recurso que el profesional debe aprovechar ya que este puede ayudar a
generar confianza, dar más privacidad y calidez, generar cercanía física y emocional, a
establecer roles y una agradable comunicación, a transmitir el mensaje implícito de tener
tiempo para escuchar.

Las principales características son cómodo, luminoso, bien ventilado, dimensiones adecuadas,
ordenado, temperatura agradable, sin ruidos e interferencias, buena disposición de objetos y
mobiliario. El espacio y distribución del mismo habla del profesional, ya que son mensajes sobre
cómo es el profesional que lo ocupa.

Hay que cuidar la forma de sentarse del profesional, estar atentos a la forma en que se sientan
los entrevistados, evitar poner obstáculos que dificulten la comunicación como una mesa con
una montaña de documentos. Para trabajar con familias es preferible no usar mesa y formar un
círculo con los asientos. Es importante darse cuenta en la forma en la que se sientan los
miembros de la familia, sobre todo al principio y ver cómo esa forma de sentarse puede ir
cambiando. Los profesionales emplearemos como recurso el espacio, pudiendo invitar a
cambiar de sitio a algún miembro de la familia que percibimos como atrapado entre otros
miembros. Otro aspecto importante es el hecho de que generalmente los miembros de la
familia con más poder tienden a situarse en los extremos a la hora de sentarse, y con frecuencia
los miembros más cercanos entre sí, aliados o coaligados se sitúan próximos,

2. TÉCNICAS OPERATIVAS PARA LA INTERVENCIÓN FAMILIAR.


El trabajo con personas y familias tiene unos aspectos claves que hay que tener en cuenta
siempre:
- Saber escuchar.
- Prestar atención al lenguaje no verbal.
- El lenguaje no verbal del profesional como recurso.
- Saber preguntar.
- Evitar dar sermones.
- Utilizar los silencios.
- La regla de las cinco T a la hora de comunicarse: tino, tono, tacto, ternura y tolerancia.

Para la escucha activa hay unas normas generales como son:

- Concederse tiempo para escuchar.


- Prestar atención, concentrarse en el proceso.
- Evitar interrupciones.
- Mantener el foco.
- No interrumpir, utilizar silencios y hacer preguntas.
- No adelantar conclusiones.
- Utilizar gestos, actitudes y postura de escucha.
- Autocontrol emocional.
- Prestar atención a las miradas, palabras y gestos.
- No suponer, confirmar.

TÉCNICAS PARA LA UNIÓN Y ACOMODACIÓN CON LA FAMILIA MEDIANTE EL


MANTENIMIENTO, RASTREO Y MIMETISMO.
El propósito de las acciones de unión y acomodación es conseguir establecer una adecuada
relación de ayuda y la correcta formación de sistema de acción o sistema terapéutico. No son
desafiantes para el sistema ya que se aplican al principio del encuentro con la familia, y su
pretensión es disminuir la distancia entre profesional y familia. Son técnicas orientadas a la
vinculación profesional-familia, se llama joining. Ayudan a generar confianza.

La unión son acciones del profesional tendentes a relacionarse con los miembros del sistema
familiar. Por su parte, la acción de la acomodación, se utiliza cuando se pone el acento en
formar alianzas, hay que desafiar a la persona o familia una vez se tiene una buena relación y
confianza. Para vincularse al sistema familiar, el trabajador social respetará las formas de
organización e interacción que se dan en la familia, no se contempla aquí el desafío o cuestión
de las mismas.

En la acomodación, el trabajador social reconoce el predominio de determinados temas


familiares generadores de tensión, y conjuntamente con la familia procederán a su exploración.
El profesional debe ir descubriendo cuales son los temas cerrados, abiertos, semiabiertos,
bloqueados. Para lograr el cambio es necesario lograr una sintonía con la familia, siendo esta la
idea principal de este conjunto de técnicas. El profesional debe ser aceptado por la familia.

Las técnicas para la unión y acomodación son:


- Mantenimiento. Estas acciones requieren de la confirmación activa y el apoyo del
sistema familiar. Mediante ellas se proporciona un apoyo programado a la estructura
del sistema familiar. Así elogiar la habilidad con la que alguien se enfrentó a una
situación, reconocer los esfuerzos de algunos miembros en pro del sistema. Es
necesario considerar en este primer momento sin desafiar las distintas posiciones de
los miembros de la familia.

- Rastreo. Permite al profesional seguir el contenido de las comunicaciones y conducta


de la familia, y el trabajador social lo va a alentar a los componentes de la familia a que
continúen explicando su dinámica interna. El rastreo facilita el encuentro comunicativo,
a la vez que favorece que el profesional obtenga mayores cotas de comprensión de la
dinámica familiar con las informaciones que le aportan sus miembros. Es de ayuda
plantear preguntas que clarifiquen lo que está en juego, realizar comentarios o gestos
que estimulen la ampliación de las explicaciones sin entrar en cuestionar lo que se va
aportando a modo de escucha activa.

Estimula la salida de información, el profesional conduce siguiendo. Convalida a la


familia tal como es, estimulando y aceptando sus comunicaciones que no
necesariamente sus conductas.

- Mimetismo. Es de gran ayuda y entraña una gran dificultad. Se orienta a mimetizarse


con el estilo comunicativo de la familia, solo se centra en la comunicación. La repetición
sutil de formas de expresión y gestos que emplea el interlocutor favorece el encuentro
comunicativo. Lo que favorece aquí es adoptar el lenguaje y estilo de expresión de la
familia. Con ello, la familia se relaja, se siente mejor comprendida y empatizada por el
profesional.

Por su parte, Badler y Grinder, intentan conectar con la familia mediante el uso de los
canales sensoriales, si se consiguen identificar el de los componentes de la familia y
dirigirnos al mismo se favorecerá la mimesis. Es de gran ayuda adaptarse al estilo
familiar de comunicación y a la dinámica expresiva de la familia.

- Redefiniciones. Intenta evitar la etiquetación que utiliza la familia para con sus
miembros, especialmente el paciente identificado. En las relaciones familiares, los
miembros quedan etiquetados en función de las conductas, roles, actitudes. Estas
definiciones que se dan unos para con otros pueden convertirse en un obstáculo para el
cambio. La redefinición consistirá en un nuevo enunciado o redefinición por parte del
profesional para con ese miembro. El profesional con esta acción da señales de no
seguir las formas de señalarse mutuamente entre los miembros de la famili, y marca el
camino de una nueva y diferente mirada sobre el miembro etiquetado redefiniéndolo
de otra forma más favorable, positiva, distinta en suma. Técnica de cambio de visión, su
alcance se circunscribe a esta línea y precisará la conjunción de otras muchas técnicas
que puedan tener efectos para el cambio.
Se emplea para situaciones, familias en su conjunto y no solo para personas. Algunos
autores entienden que no es necesario que la nueva definición tenga porque ser
ajustada a la realidad, lo importante es que ayude al cambio, que genere una nueva
perspectiva, que alise el campo para la solución.

- Connotación positiva. Muy sugerida y necesaria de utilizar, saca lo bueno de lo malo, y


se puede llamar también la técnica de cuchara de madera. Tiene dos pasos y el más
valioso es el hecho de lo que la familia hace aunque no sean capaces lo hará el
Trabajador Social.

Forma de redefinición mediante la cual se cambia la atribución del problema o


situación, y se intenta obtener visiones positivas de la situación negativa que la familia
o algún miembro están viviendo. Se asignan nuevos significados, un nuevo punto de
vista que la familia tiene del problema, se intentan describir intenciones y motivaciones
propias. No confundir con el refuerzo positivo ni consuelo para la familia.

Su procedimiento se orienta a estimular a los propios miembros del sistema familiar a


realizar connotaciones positivas de su propia situación, si lo consiguen pueden alcanzar
mayores cotas de significación para ellos y si no lo consiguen el profesional realizará
dichas connotaciones mostrando una mirada diferente.

- Técnica de la escala.Muy sugerida y fácil de usar. Tipo de formulación verbal que se


plantea a la familia o miembro de ésta para que valoren una situación concreta una
trayectoria. Es una unidad subjetiva de medida que tiene gran valor para el profesional,
pero sobre todo para la familia. Su formulación frecuente es que se valore en una escala
de uno a diez cómo se sienten o ven tal cosa. Se pueden utilizar otras unidades de
medida (nada, poco, mucho…) Ayuda a ver las resistencias al cambio, identificar
progresos, estimular acciones. Se propone para medir aspectos subjetivos, intangibles,
cualitativos. Ej. Escala Likert.

- Intercambio de papeles. Para que dicha técnica tenga éxito es necesario que los
actores traten de ponerse, representar y sentir de manera como piensa la persona
representada. Da la oportunidad de probarse en otro papel a cada uno de los miembros
de la familia, y a veces resulta muy difícil la representación debido a las resistencias de
los participantes, da la impresión de que exista un mandato a representar un solo
comportamiento. Una gran aportación es el hecho de que estriba en el hecho de que
cuando uno cambia de papel también cambian las vías de comunicación que usa.
Favorece la empatía entre los miembros.

Introduce un potente input de energía por cuanto se puede ver el mundo a través de los
ojos del otro miembro. Requiere que el profesional encuentre la complicidad y
flexibilidad de la familia para entrar en este juego de intercambio de roles. Sugerida
cuando hay un vínculo sólido entre profesional y familia. Al alcanzar el objetivo de la
técnica, cada miembro vuelve a su rol con la experiencia vivida de haber desempeñado
otro de manera temporal.
- Recreación de los canales de comunicación. Variante de la anterior. Se ejercita un
juego de roles directamente con la familia. Su objetivo es favorecer la articulación de
los canales de comunicación bloqueados. Se logra la expresión de mensajes implícitos
que algunos componentes no se atreven a expresar por temor o bloqueo.

Se articula de manera que el profesional habla por uno de los miembros de la familia
como si fuera tal. La asunción temporal de ese rol se lleva a cabo con el consentimiento
del sujeto en cuestión, si no está de acuerdo con lo expresado el miembro
representado, lo manifiesta. El profesional en ese juego de ocupar temporalmente el
papel del otro, se encuentra más libre para expresar aspectos latentes que ha
observado en la familia y no aparecen, y considera necesarios para el cambio. Técnica
de intercambio de papeles, con la peculiaridad de que el profesional asume
puntualmente el papel de uno de los miembros para favorecer la expresión
comunicativa, tender puentes bloqueados, expresar vivencias. Cuando tenga su efecto,
el profesional vuelve a su rol. No obstante, nadie de la familia asumirá el rol del
profesional.

Para el desarrollo de esta técnica es necesario haber desarrollado una buena


acomodación. No es recomendable usarla cuando se ha visto a los miembros de la
familia de manera separada por cuanto pueda parecer que se han desvelado secretos o
se ha traicionado la lealtad familiar.

- Técnica de la ironía. Forma de emplear la comunicación mediante la entonación por la


cual se da a entender lo contrario de lo que se quiere decir, dejando claro el sentido de
nuestra palabra. Comunicación que encierra un doble mensaje. Resultará útil porque se
conecta con dosis de humor y distensión pese a la profundidad del mensaje.

- Metacomunicación como técnica. Es el empleo de la comunicación para tratar sobre


la propia comunicación. Ser capaz de metacomunicar y de enseñar a la familia a
metacomunicarse ayuda enormemente a clarificar la comunicación y las disfunciones
que en ellas se dan. Es una propiedad que en mayor o menor medida tienen las familias,
en clave profesional se puede emplear como técnica, en tanto que con su práctica se
muestra a la familia la posibilidad de centrarse no tanto en lo que dicen (contenido)
como en cómo lo dicen (relación).

- Técnica del silencio. Es altamente potente en el trabajo con familias. El silencio,


considerado un paralenguaje, encierra dentro de sí tal potencial de energía que si es
bien empleado es generador de emociones intensas.

A nivel profesional adquiere un significado y provoca un efecto sobre los


interlocutores. Es necesario acompañar al silencio de una actitud de interés sincera.
Debe expresar una disponibilidad para comprender y compartir. No deja menos
indiferente al interlocutor, tiene muchas veces más valor que mil palabras vacías. El
silencio como escucha, es la condición sin la cual no para la escucha. Saber escuchar es
tan difícil como saber hablar. En ocasiones se está más cerca del otro con el silencio que
con la palabra siempre que este sea auténtico.

En ocasiones el trabajador social no se arriesga a callarse por el poco tiempo para


trabajar con la familia y necesita aflorar contenidos significativos de manera rápida. Es
un inconveniente para la auténtica comunicación y necesaria reflexión. El silencio se
conforma en un espacio con una fuerte participación emotiva.

A lo largo de una entrevista con una familia los silencios pueden tener múltiples
significados:

1. Aumentar los significados del mensaje como una pausa después de éste.

2. Ofrecer una posibilidad para la expresión ya que da a todos la posibilidad de


expresarse y abre un espacio vacío donde todos pueden tener cabida.

3. Ofrece la posibilidad de completar el mensaje tras la emisión de un mensaje, el


profesional mediante su silencio invita a su interlocutor a completar su mensaje
con contenidos u emociones.

4. Pueden ser una forma de control interpersonal cuando se viola alguna norma.
Suele estar acompañado de expresiones no verbales claramente expresivas de
esa transgresión.

5. Pausa determinada por diversos estados emotivos, cuando las personas no


reciben mensajes que tocan su esfera emotiva no responden de pronto y su
silencio se acompaña de manifestaciones no verbales como rostro enrojecido.

6. Silencio debido a interferencias del pensamiento, confusión en los mensajes,


dificultad para elaborar los mismos.

El silencio obliga, es un potente activa generador de tensión que puede ser útil para
favorecer lo anterior, pero también para observar quien tiene menor resistencia a la
misma. La tensión puede ser rota por quien más tiene que decir u ocultar.
Los profesionales tenemos que tener muy en cuenta el silencio ya que permite
reordenar la información recibida y aclarar las ideas, reflexionar, modular nuestra
propia modalidad de intervención, obtener una separación emotiva momentánea,
mostrar disposición y colaboración, favorecer que la familia contacte con los aspectos
emotivos de los mensajes. Los profesionales noveles tienen miedos al silencio, por
quedarse sin nada que decir ni saber qué responder, el horror vacui de la intervención.

TÉCNICAS DIRECTIVAS DURANTE LA ENTREVISTA.


Son todas aquellas intervenciones verbales del trabajador social donde el mensaje está
organizado en función de su propio sistema de referencia del profesional, siendo la clave
comprender, acercarse, visualizar, la situación de la familia y sus miembros.

- Sondeo. Preguntas referidas directamente a los problemas del cliente o familia. Suelen
contener la partícula qué, cómo, cuándo, dónde, quién, y ofrece la posibilidad de
responder de manera abierta de acuerdo a sus valores, categorías. No es recomendable
hacerlo con la pregunta ¿por qué…? ya que genera resistencia, actitudes defensivas y
justificativas nada favorecedoras.

- Afirmación de la capacidad. El entrevistador pone de manifiesto a través de su


enunciado verbal, la capacidad habitual del cliente o familia para realizar una actividad
concreta. No es recomendable cuando el interesado no quiere pasar a la acción, o si no
es una afirmación sincera, o si el usuario tiene una imagen muy negativa de sí mismo.

- Confrontación. Tipo de intervención verbal mediante la que el trabajador social


describe algunas discrepancias o distorsiones que aparecen en los mensajes o
conductas de la familia o alguno de sus miembros. Se puede hacer tanto sobre la
conducta verbal como no la verbal, sobre conducta y descripción verbal, sobre dos
mensajes verbales, entre dos mensajes no verbales. No es conveniente usarlo cuando el
cliente o familia lo pueda percibir como un juicio. Puede haber diversas reacciones
como negación, confusión, falsa aceptación. Debe describir y no juzgar.

- Instrucción. Consiste en uno o más enunciados a través de los cuales el trabajador


social pretende instruir, indicar o dirigir al cliente o familia sobre cómo debe de hacer
algo. Es conveniente enunciar las instrucciones manteniendo la estructura siguiente:
especificación del objetivo, exposición de los pasos que permiten alcanzar los objetivos,
especificar lo que se debe hacer y se debe evitar durante la ejecución. Su fórmula
habitual es “me gustaría que…”, “voy a decirle algo que me gustaría que hiciera.Por favor
preste atención…”. Pone al profesional en una posición asimétrica con el miembro de la
familia durante su aplicación. Revestirá un valor estratégico durante la intervención
orientado a ensayar o practicar una pauta de relación, estilo de conducta o
manifestación.

- Reencuadre. Consiste en una intervención con la que el entrevistador trata de


predisponer al cliente o familia para que considere una situación o suceso desde una
perspectiva determinada y distinta a la contemplada por la familia. La intención es que
la familia considere otros marcos. Hace referencia a la redirección que toma la
intervención cambiando el foco inicialmente propuesto por la familia o alguno de sus
miembros, a otros distintos que van surgiendo en el intercambio comunicativo con el
profesional.

- Información. Dar información durante una entrevista es transmitir al cliente o familia


datos referidos a hechos, experiencias, sucesos, alternativas, personas con objeto de
identificar alternativas, evaluar alternativas, disipar mitos. Antes de darla hay que tener
en cuenta que solo se debe dar cuando la desconozca, sea relevante, se pueda asimilar,
sea receptivo y se tenga la certeza de lo que vamos a informar. Tener un conocimiento
sobre los procesos puede ayudar a enfrentarlos.

TÉCNICAS NO DIRECTIVAS DURANTE LA ENTREVISTA.


Se caracterizan porque todas ellas denotan que el trabajador social escucha atentamente el
discurso de la familia y presta atención debida al proceso de interacción que mantiene con el
profesional. Los enunciados de esta clase de intervenciones se construyen en función del
sistema de referencia de la familia ya que es la única manera de poder lograr los objetivos
generales perseguidos por su empleo.

- Clarificación. Preguntas de aclaración de significado. Pregunta que el entrevistador


dirige al interlocutor con la intención de alcanzar dos objetivos: promover la
elaboración que ha de realizar el usuario sobre los contenidos de lo que estaba
hablando inmediatamente antes de la intervención del trabajador social, y comprobar
que se ha comprendido correctamente las palabras del usuario. Se trata de hacer
explícito completamente el mensaje, con el objetivo de confirmar hasta qué punto ha
sido comprendido. Se emplea cuando se desea evitar riesgos de formular hipótesis
basadas en presunciones o conclusiones erróneas. Una de las fórmulas habituales es
“¿quieres decir que…?”.

- Paráfrasis. Enunciado que repite con palabras del trabajador social, el contenido
cognitivo del mensaje del cliente o familia. Es preciso deslindar de los mensajes los
aspectos de contenido y relación y centrarse solo en los de contenido. Ayuda cuando se
trata de precisar datos, informaciones concretas, sucesos. Ayudan a evitar que el
cliente o familia puedan quedar desbordados por una situación emocional intensa o que
el profesional ponga en riesgo su gestión emocional, técnica de supervivencia durante
la entrevista.

- Reflejo. Centrado en la parte de relación o aspectos emocionales de los mensajes. Se


trataría de preguntar o hacer explícitos sentimientos, emociones, vivencias. Se expresa
en el nivel no verbal habitualmente.

- Resumen. Bastante importante en cambios y no se trata de una devolución.


Elaboración y transmisión al cliente o familia de dos o más mensajes en forma de
paráfrasis y/o reflejo donde se condensen algunos de sus mensajes transmitidos
trabajador social-familia. Ayuda a enlazar diversos elementos dispersos, a identificar un
tema o estructura común a una serie de enunciados, a interrumpir divagaciones. Se
emplea a la terminación de alguna de las temáticas seguidas en la intervención antes de
pasar a otras o cerrar la entrevista.

- Autorrevelación. Enunciado que el trabajador social hace al cliente o familia de manera


intencional haciéndole partícipe de información sobre sí mismo. Es un tipo de
información personal, pero no necesariamente íntima. El objeto es favorecer la
autorrevelación de la familia o algunos de sus miembros. Sugerido para limitar
resistencias, con usuarios pocos expresivos, para tender puentes a la comunicación. A
una autorrevelación le sigue otra, por lo que se ve que el profesional la emplea de
manera estratégica con los casos que la considera necesaria. Favorece un clima de
interacción más abierto y relajado, ayuda a percibir de manera más humana al
profesional, y reduce la distancia trabajador social-familia.

- Inmediatez. Técnica que consiste en la descripción de las emociones que el trabajador


social está teniendo durante el proceso de interacción con la familia en un momento
dado. Introduce un alto impacto de energía en el sistema familiar. Ayuda a hacer
explícito lo implícito, por lo que es útil para sacar a la luz juegos que los clientes o
familia esté usando para eludir ciertos conflictos. Es necesario tener en cuenta que se
debe centrar en el aquí y ahora de la relación familia-trabajador social, no se hace para
desahogo del profesional, sino en pro del cambio.

PREGUNTAS COMO TÉCNICAS.


Preguntas circulares-reflexivas.
Su intención es capacitar a la familia para que genere por sí misma nuevas percepciones y
conductas que favorezcan la solución del problema. Son más neutrales que estratégicas y
menos directivas. Su procedimiento consiste en activar de manera intencionada las reflexiones,
y generar un cambio por cuanto alteran la percepción de los significados.

Lo que se pretende con ellas es generar una visión interactiva circular. Este tipo de preguntas
es altamente impactante en la medida que no solo tiene importancia la respuesta sino sobre
todo el que los miembros se escuchen entre ellos. Intentan alterar o ampliar las percepciones
ya preestablecidas y ancladas en la familia, y además las respuestas contribuyen a confirmar o
desconfirmar hipótesis. Se intenta establecer interconexiones entre los miembros de la familia,
entre acciones, percepciones, sentimientos, contextos bajo el concepto de causalidad circular.
Involucran en su formulación a dos o más miembros de la familia.

Preguntas de futuro.
- Preguntas que desarrollan metas. ¿Qué logros tiene en mente?

- Preguntas que exploran el resultado esperado. ¿Quién sería el más sorprendido si se


cumpliera el objetivo?

- Preguntas que resaltan consecuencias posibles si los patrones conductuales


persisten, a modo de pronóstico. De seguir X con esa misma conducta, ¿cuál cree
usted que será la relación entre su A y X dentro de unos meses?

- Preguntas que exploran expectativas catastróficas para exponer temas ocultos.


¿Qué sería lo peor que podría ocurrir si dejas de desarrollar el papel que desempeñas
entre X y A?.
- Preguntas que exploran posibilidades hipotéticas. Si hablaran con X esta
preocupación que tienen, ¿piensan que se lo tomaría como una falta de confianza,
intromisión en su intimidad, indicación de su preocupación?

- Preguntas que generan confianza y optimismo, conectan con las partes de


resultado esperado pero en sentido positivo. Cuando X encuentre una forma mejor
de cuidar de sí misma ¿quién será el primero en advertirlo?

Pregunta milagro.
Tipo de técnica muy utilizada en la terapia centrada en soluciones, que sirve para conocer qué
es lo que la familia espera. El procedimiento se hace formulando a todos los miembros de la
familia con lo que se consigue crear un mapa de cambio. La fórmula habitual es “si mañana se
levantara y hubiera un milagro durante la noche, ¿qué le hubiera gustado que hubiera pasado”.
Con las respuestas se abren caminos nuevos, se verbalizan los deseos, las expectativas de
cambio de cada miembro, lo cual ayuda a diseñar los objetivos, a escucharse recíprocamente
los componentes de la familia. Las respuestas a este tipo de preguntas ayuda a definir el
objetivo terapéutico con el caso.

Preguntas que convierten al interrogado en observador.


Se parte de la idea de que observar un fenómeno es la mejor manera para actuar en relación a
él. Preguntas que generan reflexiones, se orientan a generar un cambio en las percepciones.
Son de dos tipos:

- Diádicas. ¿Qué imaginas que piensa X en esta situación en la que estás tú?

- Triádicas. Cuando X y A comienzan a discutir, ¿qué es lo que hace M habitualmente? o


¿qué es lo que haces tú? Para que sean útiles deben conectar a tres miembros en la
misma formulación.

Preguntas de cambio inesperado de contexto.


Con frecuencia la familia ve las cosas desde una única perspectiva y sus opiniones quedan
limitadas, la propuesta sería cambiarles el contexto y ver su reacción.

- Contexto opuesto. ¿Quién experimentaría mayor vacío si los problemas


desaparecieran de repente?

- Significado opuesto. ¿Quién sería el primero en reconocer que X es gruñón porque se


preocupa en exceso y no poco?

- Necesidad de mantener el status quo, es como una connotación positiva y/o


redefinición generada por la propia familia. Hija que genera muchos problemas, según
la familia, puede ser vista como que la familia se une para resolver sus dificultades.
Preguntas con una sugerencia implícita.
De manera deliberada dejar un contenido concreto en una dirección determinada.

- Dejar implícita una redefinición. Si en lugar de pensar que X se muestra


intencionadamente obstinado, pensarás que está confuso, tanto que no entiende lo que
quieres de él/ella, ¿cómo le tratarías?.

- Dejar implícita una acción alternativa. Si en lugar de marcharte de casa cuando X se


siente angustiado/a o mal, le rodearas con tus brazos y le hablaras, ¿qué haría X?

- Dejar implícita una voluntad. ¿En qué momento decidió dejar de comer? ¿cuándo se
planteó no volver a casa?

- Dejar implícita una disculpa. Si en lugar de no decir nada y evitar a X o H, admites que
cometes un error y te disculpas, ¿qué crees que pasaría?

- Dejar implícita el perdón. Cuando llegue el momento de expresarle que está


dispuesta a perdonarte, ¿lo hará de manera silenciosa o será explícita?

Preguntas de comparación normativa.


Todas las familias tienden a cumplir el deseo de normalidad. Las familias disfuncionales tienden
a cumplir ese deseo y eso es una energía que hay que aprovechar. Se le pide que hagan
determinadas comparaciones con su imagen de normalidad.

- Contraste con una norma social. En familias que evitan el conflicto, ¿creen ustedes
que son más o menos abiertos en lo que se refiere a sus desacuerdos que la mayoría de
las familias?

- Similitudes basadas en una normalidad. Todas las familias tienen tensiones para
enfrentarse a la ira, conflictos, salidas de los hijos, desacuerdos, diferencias de criterio,
¿cuándo se dieron cuenta que tenían las mismas dificultades?

Preguntas que clarifican distinciones.


Basadas en la clarificación pero ofrecen posibilidades (distinciones), clarifican determinadas
atribuciones causales que son poco claras.

Ej. Cuando la niña llora, ¿lo hace para salirse con la suya o por qué se siente dolida por algo?

Preguntas que interrumpen la secuencia sintomática en sesión.


Cuando se está en una entrevista y la pareja comienza a discutir, se pregunta a los hijos si sus
padres en casa discuten tanto como en el lugar de la entrevista o más intenso, y quién es más
probable de los hijos que intervenga.
METÁFORAS.
Mensaje verbal con marcado carácter simbólico. Resulta muy útil que largas explicaciones de lo
que el profesional considera que está ocurriendo en la familia o una situación dada. Tienen un
fuerte impacto emocional y bloquean las racionalizaciones, son reencuadres gráficos que
encierran un potente mensaje. Son una idea expresada mediante unas palabras o frases que
hacen referencia a una imagen, objeto o lugar con el fin de vincularlas ambas, son conexiones
entre lo digital y analógico, entre la idea e imagen. Ej de Minuchin, esta familia es una familia de
puertas abiertas, al hacer referencia a los límites familiares.

NARRACIONES METAFÓRICAS.
Intervenciones que se emplean para transmitir un mensaje indirectamente relacionado con
aquellos aspectos relacionales que se están trabajando. Resultan al igual que las metáforas
difíciles de bloquear de manera racional, dejando un mensaje implícito a modo historia que se
confía que ejerza una acción analógica potente.

Se narra una historia de manera metafórica de la cual se espera que la familia extraiga una
enseñanza que le ayude a enfocar de manera distinta su problema o desajuste. La intención es
que extraigan una moraleja, mensaje, mirada o perspectiva diferente. El profesional a partir de
esta narración imprime parte de su hacer terapéutico.

Pueden ser:

- Construidas por el profesional. Sobre la base de datos, acontecimientos, personas,


momentos, circunstancias, que la familia ha transmitido durante las entrevistas, y a
partir de ahí se elabora una historia imaginaria que no tiene porqué guardar ninguna
similitud en la forma con la propia historia de la familia, pero en el fondo transmite un
potente mensaje.

- Cuentos o narraciones ya construidos. Son otra técnica específica muy útil para
trabajar con las familias, con la ventaja de estar ya elaborados y por lo que resulta más
cómodo para el profesional, aunque tiene como desventaja el hecho de tener que saber
muchos para poder usarlos en diversas situaciones y no siempre se adaptan a la
situación concreta, para lo cual hay que hacer cambios o adaptaciones. Tienen la
potencialidad de captar la atención, transmitir de forma sencilla ideas complejas y ser
fácilmente recordados.

TÉCNICAS DE DESAFÍO.
Grupo de técnicas complejas que se despliega con la intención de desafiar, mover, desequilibrar
al sistema (equilibrios disarmónicos). Están orientadas a cuestionar el equilibrio dado por la
familia que dificulta el cambio. El profesional requiere una gran destreza profesional y
seguridad en sí mismo para emplearlas por cuanto desafiar a la familia supone que puedan
resistirse, descalificar al profesional o desautorizarlo. Se hace imprescindible haber generado
un fuerte vínculo con la familia, donde la confianza dada permita intervenciones desafiantes de
los equilibrios.
- Escenificación. Se pide a la familia que escenifiquen en presencial del profesional una
situación dada, generalmente una pauta disfuncional como conflicto. Se permite
alcanzar tres objetivos: fuerte alianza terapéutica, definir a toda la familia como un
sistema con potencialidad funcional y la posibilidad del profesional de tomar distancia,
observar recuperar capacidad terapéutica que durante la fase de unión no ha puesto en
juego especialmente. El procedimiento es observar las intervenciones espontáneas de
la familia, pedir a la familia que escenifiquen una determinada secuencia en su
presencia interviniendo para aumentar su presencia y/o duración, y proponer
modalidades diferentes de interacción con objeto de conocer información predictiva
sobre la flexibilidad de la estructura para el cambio y alterar las pautas disfuncionales.

- Focalización o enfoque. Implica prestar atención a una información e ignorar otra de


manera que durante la entrevista se resalta un tema sobre el que trabajar, siendo
seleccionado por el profesional como importante y también acaba siéndolo para la
familia. El trabajador social se centrará en un aspecto que haya aparecido durante la
escenificación previa o durante la etapa de unión con la familia, y sobre él centrará las
fuerzas terapéuticas al ser de gran interés para el sistema como puede ser centrarse en
los límites parentales. La focalización que propone el profesional tiene que conectar
con las necesidades de la familia ya que sino provocará una escasa adherencia e interés
por parte de la familia o algún miembro.

- Intensificación. Para Minuchin la familia tiene sordera selectiva o sensibilidad auditiva


discriminatoria, es decir, seleccionan lo que quieren escuchar. El mensaje del
profesional no siempre es escuchado o pierde capacidad de ser percibido y generar
interés, por lo que es necesario dotar al mensaje de una intensidad suficiente para ser
algo nuevo y distinto evitando que sea engullido por las reglas del sistema como uno
más. Para hacerse oír, el profesional hace uso de varias subtécnicas derivadas de la
intensificación como la repetición de mensajes e interacciones isomórficas, la
modificación del tiempo, el cambio en la distancia, la sordera del profesional. Se gana en
intensidad introduciendo el humor, exageración o repetición. La certeza de que el
profesional ha recibido el mensaje enviado es cuando cambia de comportamiento o
muestra interés por lo sugerido por el profesional. La repetición en intensificación es
necesaria para romper la homeostasis familiar y lograr el cambio. Es necesaria por la
resistencia del sistema al cambio.

TÉCNICAS DE SUPERVIVENCIA PARA EL PROFESIONAL.


Su objetivo es ganar tiempo para pensar indicando a la familia que responderá aunque no en
ese momento. Una vez librado de la presión de la respuesta inmediata se trabaja con mayores
posibilidades de tiempo para reflexionar.

TÉCNICAS DE SUPERVIVENCIA DURANTE LA ENTREVISTA.


- Dilación. Su objetivo es ganar tiempo para pensar indicando a la familia que
responderá aunque no en ese momento. La intención es liberarse de la presión de la
respuesta inmediata y ganar tiempo para reflexionar.
- Consentir. En muchas ocasiones en el trabajo con una familia se presentan posiciones
contrapuestas sobre un problema y en las que el profesional se ve en la necesidad de
responder. Lo que hace el profesional es emitir mensajes de neutralidad confirmando
cada una de las posiciones de las partes, sin pronunciarse por ninguna de ellas, evitando
quedar encuadrado u atrapado dentro de una posición, lo cual puede significar que la
otra parte lo perciba como adversario. Su estrategia es redefinir cada uno de los
argumentos que utilizan las partes y connotarlos positivamente. Otra manera de
afrontamiento es mediante la metacomunicación del profesional, indicando que está
siendo invitado a tomar partido por algunos miembros en relación a otros.

- Ocultación. Se le pide al profesional que se pronuncie y posiciones sobre las partes en


conflicto dentro de un punto en disputa en la familia, el profesional opta por
pronunciarse de una manera deliberadamente vaga, imprecisa o escasamente clara con
la finalidad de escapar del atrapamiento triangular. Al igual que la anterior, otra manera
de afrontarlo es por la metacomunicación del profesional, indicando que está siendo
invitado a tomar partido por algunos miembros en relación a otros.

- Interpolación. La familia o algún miembro de la familia hacen una petición claramente


extemporánea, fuera de momento, lugar o no adecuada para el profesional. El
profesional reconocerá y aceptará la demanda, pero sobre la marcha y en el mismo
momento plantea otro tema (cambio de tema sin confrontar) del repertorio de asuntos
que se están tratando con esa familia o que le han traído al profesional.

TÉCNICAS DE SUPERVIVENCIA FUERA DE LA ENTREVISTA.


- Secretos. En un momento dado del tratamiento con una familia, alguno de los
miembros ofrezca contar un secreto, o al menos, algo que no pueda ser escuchado por
otro miembro de la familia. El procedimiento a seguir es:

- El profesional limita el conocimiento de secretos que no pueden ser tratados


con el resto de miembros, evitando el atrapamiento. Se puede seguir la
intervención sin conocer esa información, aunque con ciertas limitaciones.

- Los secretos familiares no revelados informan al menos del mapa de relaciones


de esa familia. Si el profesional acepta la revelación del secreto entra dentro de
ese juego de alianza/coaliciones e inevitablemente se coloca frente a la otra
parte de la familia.

- Llamadas telefónicas pidiendo respuestas. Cuando se trabaja con familias a nivel


relacional, puede ocurrir que entre sesiones con la familia, algún miembro llame por
teléfono pidiendo respuestas a un problema puntual. La estrategia y procedimiento
sugerido para no verse atrapado en demandas con implicaciones mayores para el
tratamiento es:
- Atender el teléfono, pero explicar que es norma del centro o servicio del
profesional no dar respuesta inmediata, sino que la demanda se escuchará y se
fijará el día y hora para una sesión donde tratar el tema.

- Recoger la información que se plantea mostrando sensación de interés.

- Intentar dar sentido a la llamada dentro del tratamiento que se está


desarrollando con la familia.

- Intervenciones paralelas. Puede darse el caso de que al atender a una familia, se


conozcan algunos miembros que están en tratamiento de manera individual en otro
servicio y con otros profesionales. Es importante informar a la familia de que ese
tratamiento individual y el familiar son contradictorios o emiten mensajes diferentes
que pueden dificultar la intervención familiar, por lo que es preferible terminar la
intervención familiar, si el miembro en tratamiento individual ve que no le es eficaz, por
lo que se sugiere que informe al profesional que lo está llevando y una vez se cierre esa
dimensión comenzar o continuar la familiar. Si el tratamiento es farmacológico también
se hará lo mismo.

PARAFRASEO
Técnica muy sugerida tanto para los primeros momentos de la entrevista, cuando se está
gestando la alianza terapéutica con la familia, como en otros momentos ya más avanzados. El
profesional repite las palabras o algunas frases empleadas por algún miembro de la familia
durante la entrevista. Al emplearla intenta despojar su expresión de la carga emocional con la
que el miembro de la familia la ha dicho. Parafraseando se provoca que la persona en cuestión
amplíe su explicación sobre lo que se esté hablando, también la familia siente que el profesional
muestra interés por su situación. Es una invitación a completar.

ELABORAR LISTAS.
Es una tarea que se puede desarrollar tanto intra como extra sesión. Su objetivo es identificar
de manera clara asuntos pendientes, tareas a desarrollar, mensajes pendientes de comunicar.
Es muy clarificador plasmar sobre el papel estas listas según los pedidos que haga el
profesional o que se acuerde conjuntamente con un miembro y toda la familia. Las listas se
pueden elaborar bien por un solo miembro, o bien por todo el sistema. Se pueden hacer en
forma lluvia de ideas, o se pueden pedir una lista estableciendo un orden o prioridad de lo que
en ella se detalla.
FOTOGRAFÍAS FAMILIARES.
El uso de fotografías es muy útil en el trabajo con familias. Recogen momentos importantes de
la vida de las familias. Pueden servir de conexión con los miembros tanto presentes en la
imagen como ausentes de la misma. Recogen momentos gratos, son recuerdos positivos que
pueden ayudar en momentos difíciles. Todas las familias tienen, por lo que es una técnica de
aplicación en muchos casos. Trabajar con una familia o algunos de sus miembros con una
fotografía delante ayuda a la expresión emocional. Es una técnica útil cuando se ha generado
una fuerte unión con una familia, cuando se está en el proceso de tratamiento con ella, aunque
en ocasiones también ayuda en los primeros momentos cuando se la está conociendo, muchas
personas portan fotografías de miembros de la familia y están muy dispuestas a mostrarlas y a
explicar quién es la persona de la imagen que llevan. Sobre la base de la fotografía se pueden
trabajar muchos aspectos, siendo los más sugeridos como la fotografía preferida, deseadas y
pendientes.
ESCULTURAS
Permite a cada miembro revelar a los demás miembros y a veces inclusive a sí mismo, sus
percepciones de las relaciones intrafamiliares, permitiendo hacerlo sin la angustia que con
frecuencia causa el verbalizar nuestras percepciones y sentimientos. Es una técnica que
permite sacar el conflicto del patrón verbal, como señala López y Población, el uso de cuerpo se
muestra privilegiado y la palabra sólo hace su presencia para simbolizar unos mensajes que ya
han tomado forma y se emiten y perciben desde una comunicación analógica. Estos autores
definen la escultura como la expresión plástica simbólica de la estructura vincular de un
sistema, obtenida mediante la instrumentalización de los cuerpos de dicho sistema.

López y Población sostienen que la escultura es una metáfora analógica de contenidos ocultos
del sistema. Como metáfora permite hipótesis aproximadas pero no aproximaciones, actúa
como todas las metáforas, incluidas las poéticas, desvelan aspectos de la realidad que
permanecerían desconocidos sin la ayuda del artista.

Algunos elementos importantes en la construcción son entre otras la necesidad previa a la


formación de esculturas es el caldeamiento, una vez esto es necesario contemplar que la
escultura se hace desde el cuerpo, los cuerpos deben ser modelados por el que hace la
escultura, la cual es la expresión de la subjetividad, pudiendo ser estática o dinámica, el
escultor elige serlo, él realiza la escultura y él la interpreta, los comentarios deben hacerse
desde la escultura y no después de haberla roto, el profesional siempre hace la labor de
facilitador.

López y Población, apuntan distintos tipos de escultura:

- Escultura real.
- Escultura deseada o desiderativa.
- Escultura temida.
- Escultura “es que tú” o “lo que tú me haces”.
- Escultura “es que yo” o “lo que yo te/os hago”.
- Escultura de futuro o del pasado.
- Escultura con inclusión del yo observador.
- Escultura con elementos del contexto.

3. LA VISITA DOMICILIARIA EN EL TRABAJO SOCIAL.


La historia de cada individuo está unida a su familia, no se concibe una sociedad de personas
aisladas, sin familia o grupo social de pertenencia. Los individuos y las familias están vinculadas
a un espacio residencial, a un lugar donde desarrollar la convivencia. A su vez, la historia de la
vivienda es tan antigua como la humanidad misma. La vivienda es un elemento esencial para la
supervivencia, ha marcado la diferencia entre la vida y la muerte, la integración y exclusión. No
obstante, hay personas sin techo o que residen en hábitats que no reúnen las condiciones
mínimas para denominarlas viviendas.

La casa ocupa un lugar fundamental en la vida de toda persona, tanto en lo que se refiere a la
dimensión individual como a la perspectiva de vivir en familia. Habitar y compartir un espacio
tiene un especial significado, en especial trascendencia que marca toda nuestra existencia.

Las peculiaridades de cada tipo de vivienda influyen de manera fundamental en las costumbres,
intimidad y rutina vital de los convivientes. Cada sociedad tiene unos modos de organización y
se refleja en la construcción, equipamiento, distribución de las viviendas que componen el
entramado urbanístico de sus ciudades y pueblos. A su vez, la organización interna de la
vivienda dice mucho de sus moradores.

La historia de la humanidad está vinculada a la vivienda, y no se conciben individuos sin familia,


al igual que la historia de nuestra profesión está vinculada al conocimiento del entorno donde
viven las familias, es decir, la historia profesional está vinculada a la Visita Domiciliaria. Los
orígenes de esta profesión e historia están vinculadas a ese acto de visitar a las familias in situ
donde residen.

La visita domiciliaria y el trabajo social. Dimensión histórica.


La visita domiciliaria, vinculada a la historia del Trabajo Social, se caracteriza por ser una acción
de acercamiento al domicilio de los usuarios y las familias a la que atendemos definiendo el
origen del Trabajo Social. Las visitadoras amistosas son el punto de arranque de lo que ha sido
una profesión. Estas visitas caritativas realizadas por las voluntarias visitadoras se ha pasado a
realizar visitas en los domicilios con un sentido técnico profesional.

Antes de que se desarrollara la profesión como tal, se identificaba a aquellas pioneras con la
principal tarea que desarrollaban, la visita domiciliaria, aunque para la historia profesional
quedan nombres como visitadora de presos o visitadores voluntarios. Las denominaciones
varían conforme la profesión va tomando cuerpo.

Richmond defendía que la primera entrevista con el cliente se debía realizar en el domicilio del
mismo y no en el despacho, ya que en este los clientes adoptan una actitud defensiva, mientras
que el profesional en la vivienda es el que adopta una actitud defensiva mientras los anfitriones
se sienten en su ambiente, más cómodos y relajados al saberse en su terreno. Señala además
que el encuentro en el domicilio evita hacer preguntas que se responden espontáneamente por
el mero afán comunicativo de los visitados y la propia información que aporta la observación
del ambiente. Es una oportunidad natural para el intercambio espontáneo de experiencias y de
relatos con toda la familia. La visita posibilita abandonar la parafernalia burocrática de la
oficina que encorseta la actuación profesional.

La visita profesional, es un acto profesional que nos define. No es una técnica en sí misma, toda
vez que este acto se compone de varias técnicas como la entrevista y la observación.
La visita domiciliaria, supone el acercamiento al escenario donde se producen los problemas, es
preciso salir de los despachos y pisar la calle y casas de los usuarios donde se palpan detalles de
gran utilidad para poder comprender las distintas situaciones y circunstancias de cada caso.
Ofrece un marco idóneo para percibir de manera directa las carencias, conflictos, necesidades,
recursos y potencialidades.

Desde distintas instancias administrativas y profesionales han valorado sobremanera esas


habilidades que tienen los trabajadores sociales para conocer los problemas in situ, pero no
debe suponer para nosotros tomar una actitud servil ante estas instancias ni tampoco se debe
entender que visitar los casos en su propio domicilio es realizar un trabajo de segunda
categoría, sino que es necesario ser conscientes de que nuestro trabajo requiere acercarse al
domicilio y al entorno de los clientes para poder entender su situación. No es recoger
información para que terceros operen con ella, sino para elaborar nuestros diagnósticos de
manera más depurada, por lo que nuestras intervenciones están fundamentadas y son más
consistentes. Los trabajadores sociales junto a médicos y enfermeros, son los pocos
profesionales que una familia autoriza para entrar en el domicilio.

Quiroz apunta que son varios objetivos que nos pueden llevar a desarrollar una visita
domiciliaria: obtener, verificar, ampliar información, estudiar y observar el ambiente social y
familiar, proporcionar información a la familia del cliente sobre el estado de avances de la
intervención, control de situaciones socio familiares, reforzamiento de las directivas facilitadas
al caso, ampliación de técnicas de intervención individual familiar.

En los últimos tiempos, por diversas circunstancias como un excesivo volumen de demandas
que atender o burocratización del trabajo, han conducido a que muchos profesionales hayan
dejado en desuso la visita domiciliaria e incluso el resto de trabajo con grupos y la comunidad.
Esto ha favorecido una reclusión en los despachos, lugar donde los profesionales tienen
definidas las reglas, y proporciona confort y seguridad al profesional dejando en un segundo
plano el conocimiento directo de los contextos donde se producen las disfunciones sociales.

En ocasiones, se realiza una delegación hacia terceros que realizan trabajos en el domicilio
como auxiliares de ayuda a domicilio, que pueden ser informantes privilegiados a tener en
cuenta en todo momento, no pueden suplir la presencia del trabajador social. No en todos los
casos se hace necesario realizar una visita domiciliaria, pero sí en aquellos en los que se precisa
realizar un diagnóstico-tratamiento o seguimiento mucho más ajustado y flexible. Cuando
otros profesionales empiezan a mirar bien el contacto directo en el entorno donde se suceden
los fenómenos, los trabajadores sociales comienzan a abandonarlo o algunos de ellos.

La vivienda, un espacio de relación, un espacio simbólico.


La vivienda es el contexto donde la familia desarrolla gran parte de su vida y donde se
entretejen las relaciones entre los convivientes. El tipo de vivienda que ocupa una familia
puede influir en su modo de interacción. Las características del espacio a habitar, el modo en el
que está distribuido, la ubicación dentro de la localidad, el vecindario colindante, son aspectos
decisivos. La falta de espacio resulta un factor que influye decisivamente en la vida de la
familia. El espacio mínimo por persona se sitúa entre dieciséis y treinta y dos metros
cuadrados. Para contribuir a la armonía en un hogar cada individuo, dentro del núcleo familiar,
necesita disponer de un mínimo espacio privado en el que desarrollar su intimidad.

En otras ocasiones, la distribución de espacios dentro de una casa es un reflejo de las


costumbres familiares dentro de una determinada sociedad, así como de la evolución de estas
costumbres a lo largo del tiempo.

La visita domiciliaria es una herramienta fundamental que puede ayudar a conocer y


comprender la dinámica interna de las familias. Si se trabaja únicamente en el despacho se
escapa información, muchas variables contextuales que resultan de gran interés para poder
comprender qué está ocurriendo en esa familia con la que se está interviniendo.

El acercamiento a la vivienda puede dar pistas para confirmar hipótesis de trabajo o bien para
generar otras nuevas. La forma en que un individuo o familia, cómo organiza el espacio o
distribuye sus enseres, dice mucho de sus modos y formas de relación. El hogar es un espacio
íntimo de convivencia, donde fluyen los afectos, conflictos y soluciones. Es ese espacio privado
y absolutamente reservado para las emociones más intensas de los individuos. En el trabajo
con familias no nos circunscribimos a trabajar con los individuos que la componen sino que el
foco se orienta a trabajar con las relaciones y es necesario pisar donde estas relaciones se
producen.

Conocer el entorno, la vecindad que rodea el propio domicilio es de gran ayuda para conocer el
ambiente social donde se desenvuelven los casos atendidos. Las condiciones generales de vida,
los niveles de servicios en la zona, la dotación de infraestructuras, sitúan al profesional en un
entorno concreto a esas familias que antes de la visita eran solo caras en la memoria y datos en
el expediente y después de la visita pasar a estar ubicadas en un lugar vivenciado por el
trabajador social.

Dependiendo del contexto donde se desarrolle la labor profesional, el tipo de visita podrá ser
percibida por la familia de manera muy distinta. El trabajador social queda condicionado por las
exigencias de ese contexto y la acción de visitar le podrá generar una mayor o menor carga de
angustia y ansiedad, o podrá ser una rutinaria incluida dentro de un procedimiento burocrático
preestablecido.

No siempre se le presta la suficiente atención a los sentimientos que los casos y circunstancias
que rodean el contacto con los mismos provocan e influyen en la intervención. La acción de
visitar o no un caso puede estar condicionado por estas emociones. Según Castilla del Pino,
cuanto más intensas son las experiencias vividas en una circunstancia concreta más
polarizadas son nuestras emociones, es decir, nos situamos en los extremos y no en puntos
intermedios.

Los contextos condicionan los tipos de visita.


Los trabajadores sociales intervienen en diversos contextos, en cada uno de ellos el tipo de
interacción profesional-clientes-sujeto está sujeta a reglas distintas. Las marcas de contexto
definen y señalan lo que se espera de cada servicio y de los profesionales que en él operan.
Estos marcadores son identificados tanto por el resto de servicios y profesionales como por los
propios usuarios. Cualquier cambio en las expectativas que el propio contexto marca puede
generar desconcierto, confusión y posibles resistencias.

Cada contexto define un tipo de visita domiciliaria. El tipo de visita podrá ser percibida por la
familia de manera muy distinta facilitando la misma o dificultándola. A su vez, el trabajador
social queda condicionado por las exigencias de ese contexto y la acción de visitar le generará
una mayor carga de angustia y a siedad o podrá ser incorporada como una actividad rutinaria
incluida dentro de ese procedimiento burocrático ya preestablecido.

Los contextos asistenciales, han sido los habituales y no los únicos para el trabajador social. Se
caracteriza por mediar un tipo de demanda más de carácter material o de petición de una
prestación o servicio concreto. Es el cliente quien va de manera voluntaria al servicio y formula
su demanda o ser derivado por terceros. Es el contexto donde el profesional puede pasar a
formar parte del juego de la familia, convirtiéndose en un miembro más de la familia supliendo
las carencias, ausencias o funciones de otros miembros. Es fácil que se den situaciones de
delegación por parte de la familia para con el servicio. El servicio con los profesionales a la
cabeza, se convierte en el homeostato que regula la situación y asume el reto de los cambios o
de la estabilidad haciendo suyo los problemas de los clientes y no propiciando la implicación de
estos en su propio cambio. Es posible intentar cambios de segundo orden, siendo frecuente
llevar a cabo acciones asistenciales que solo generan cambios de primer orden. Con el tiempo
se ha incluido como marca de dichos contextos, invertir esta secuencia resulta muy complicada
y frustrante para muchos trabajadores sociales dada las dificultades y obstáculos. Es frecuente
realizar visitas a domicilio para comprobar, confirmar, calibrar, valorar un buen número de
datos necesarios para conocer a fondo la situación y realizar los informes oportunos que se
pudieran derivar de la solicitud del usuario. La familia, ante la expectativa de recibir algún tipo
de ayuda, favorece que el trabajador social se acerque a su domicilio moviéndose durante la
visita con cierto poder toda vez que de su informe puede depender la resolución favorable o
desfavorable de la prestación solicitada. La otra cara de la moneda es el control que se llevará a
cabo si se da una prestación material, ya que habrá que controlar que sea destinado al fin
previsto, siendo ahí cuando surjan dos problemas, la definición del papel profesional y la
dificultad de la familia para posicionarse ante una u otra dimensión profesional.

Estas circunstancias influyen en el transcurso de las visitas toda vez que la familia no tiene
claro si el profesional va a inspeccionarles o ayudarles. El profesional se sitúa en una posición
up y el cliente en una posición down, pero la familia no hay que olvidar que a pesar de su
situación de necesidad tiene sus derechos y no hay que invadir la intimidad para confirmar
datos.

En el contexto de control, no media una demanda directa de la familia para recibir una ayuda.
La demanda viene expresada por una instancia de orden jerárquico distinto al servicio en el que
se está trabajando, y hace una petición expresa de constatación, supervisión, recogida de
datos, seguimiento, acerca de la familia en cuestión. Cuando la visita se hace bajo ese encargo,
la interacción profesional-cliente resulta bastante embarazosa, el encuentro en el domicilio
está cargado de mutuos recelos. El profesional está muy atento a cualquier sospecha de
incumplimiento y la familia desconfía del profesional a la vez que lo personaliza como el artífice
de las medidas negativas que obren sobre ella. Asaltan pensamientos de que los profesionales
pueden haber sido utilizados por terceros y haber formado parte de un juego familiar donde
han visto atrapados su escasa pericia para zafarse de esa dinámica disfuncional.

La visita domiciliaria que más miedo causa es la que se produce en este control, sobre todo al
realizar diversas constataciones de situaciones ante denuncias por terceros. El profesional se
ve indefenso, duda o no de la veracidad de la denuncia y a pesar de constatar las informaciones
por otras vías no tiene la certeza de que esas situaciones se estén produciendo. Se buscan
argumentos para acceder al domicilio que pueden resultar efectivos en un primer momento, a
la larga se vuelven en contra del propio profesional ya que las relaciones que un trabajador
social desarrolle se tienen que basar en la autenticidad y no en la ambigüedad, falsedad o
engaño. El trabajador social se encuentra en un callejón sin salida, con una necesidad-mandato
de intervenir y la integridad profesional y seguridad/inseguridad personal para afrontar esas
situaciones. Entra en juego el factor de la idiosincrasia profesional, si hago la visita con un
policía difícilmente se va a entablar una relación adecuada que permita intervenir en el caso
más allá de las medidas coercitivas. Hay que tener en cuenta que si la familia ha realizado
visitas anteriores de otros trabajadores o profesionales con argumentos engañosos se pueden
haber generado resistencias difíciles de entablar.

¿Qué hacer? Lo más recomendable es ir con argumentos ciertos, que las visitas se hagan en
compañía de otro profesional seleccionando al más idóneo. Además, es recomendable intentar
un encuentro en el despacho o instancia que resulte conocida para la familia y no genere
recelos, con lo cual reducimos ansiedad y agresividad de los visitados, aunque son quienes no
acuden a que le hagamos el requerimiento.

Es recomendable realizar la visita con otros profesionales que sean de confianza para la familia
y favorece la apertura y disminuye las desconfianzas. Este tipo de contextos se caracteriza por
ser en los que se aplican medidas coercitivas por instancias judiciales tras los fallidos intentos
por manejar la situación por otra vía. Es fácil visualizarse a uno mismo en estos contexto como
si desarrollara una labor poco menos que policial.

En contextos de asesoramiento e informativos, apenas se realizan visitas domiciliarias a


menos que existan impedimentos ocasionados por la falta de movilidad de los interesados. En
estos dos contextos, es el interesado el que se desplaza a la institución o entidad
correspondiente a demandas, siendo así necesario matizar que es de gran valor la presencia del
trabajador social en estas labores informativas y de asesoramiento y evitando la delegación a
terceros. Es el trabajador social el profesional idóneo para realizar tareas informativas ya que
pueden ser la puerta de entrada de muchos casos que se acercan al servicio demandando
información a modo de tanteo o porque es el mayor movimiento que pueden desarrollar sin
desequilibrar el sistema familiar. El profesional tiene que estar preparado y sensible para
captar esos mensajes entre líneas y saber dejar puertas abiertas para futuras demandas en
otros términos.

En estos contextos, es importante el desarrollo de acciones de información y asesoramiento en


el domicilio cuando las circunstancias lo requieren, es muy bien acogido y se involucra a la
familia.
En los contextos evaluativos, se pueden realizar visitas domiciliarias según el tipo de aspecto a
evaluar y la población con la que se trabaje. Proporciona una información adicional siempre útil
que complementa la información obtenida en el despacho u otras vías. En algunas instituciones
y por algunos profesionales, la visita se establece como preceptiva antes de emitir una
valoración.

El trabajo en el domicilio con la familia ofrece tremendas posibilidades terapéuticas si la


intervención se conduce adecuadamente. Se ha mal entendido que los cambios de segundo
orden solo son posible realizarlos en contextos muy controlados como los clínicos, siendo solo
en estos contextos donde podían ser desarrolladas por ciertos profesionales que tienen en su
mano la terapia. Es evidente que la terapia familia necesita de una formación adicional
específica para todos aquellos profesionales que la pretenden practicar. Así mismo, las
intervenciones terapéuticas se caracterizan por ser inherentes al propio Trabajo Social.

Sin duda, los riesgos de la terapia familiar, son muchos en la medida en que el espacio elegido
no es neutral y las reglas que rigen son las de la familia. Esto es una desventaja que si el
profesional no es lo suficientemente diestro para contrarrestar o aminorar su influencia, la
situación se puede descontrolar. Crear un clima adecuado para una entrevista en profundidad
en el domicilio es difícil cuando se está sujeto a gran cantidad de interferencias del entorno,
pero para enfrentarse a ese reto, hay que romper los esquemas clásicos de trabajo de caso en
los despachos con los elementos a disposición para la acción terapéutica. Este trabajo estaría
indicado para algunos casos y contraindicado para otros y no siempre tiene que ser en el
domicilio. Es recomendable en casos de familias resistentes o desconfiadas a comenzar un
tratamiento o cuando el trabajo se circunscribe en un servicio estigmatizante, donde sería
conveniente usar vías alternativas que permitan adaptar los recursos a los casos y no al revés.
La visita es una buena fórmula aunque incómoda para el profesional.

Los contextos definen las relaciones.


Las relaciones del profesional con la familia, la interacción entre ambos, donde se produzcan
las entrevistas, están sujetas a reglas definidas por los contextos y por las que cada profesional
defina en función de su idiosincrasia profesional. Si el encuentro se desarrolla dentro de la
agencia donde el trabajador social presta sus servicios, estas reglas quedan definidas de
manera que el profesional se siente más cómodo por ser él quien las establece o hace
prevalecer.

Cuando se está en el domicilio, se está en su terreno y es la familia quien define las reglas,
quedando el profesional a merced de esta interacción menos controlada por su parte y por
tanto más indefenso. Son muchas fantasías las que asaltan al profesional, sobre todo al ser
novel. Son frecuentes las inoportunas interferencias que dificultan una entrevista con la
profundidad deseada, además el espacio donde se produzca la entrevista puede ser muy
variado y no se está familiarizado con ninguna estancia, por lo que resultará incómodo .

Es importante tener un buen control de las emociones personales, ya que cuando se está
realizando una visita el profesional es el foco de atención y el centro de todas las miradas tanto
de la familia como de la vecindad. Eso genera una distorsión, nos puede hacer sentir inseguros,
indecisos y abrumados y sin duda puede llevar al traste con los preconcebidos objetivos que se
tenían antes de entrar a esa casa.

Todo se vuelve más complejo cuando se suma a lo anterior dificultades en la comunicación y


momentos de tensión al abordar cuestiones que suscitan discrepancias. La familia se ve con
mayor libertad para la expresión ilimitada de sus emociones ya que es el ambiente donde en
otros momentos sin el trabajador social han demostrado circunstancias parecidas. Este
aspecto es de gran valor y aporta una gran información al profesional a costa de un mal trago.
Algunas acciones típicas es salir de la estancia donde se produce el encuentro mostrando así
desacuerdo ante ello.

Es necesaria una formación específica para saber controlar las situaciones imprevistas que se
producen en una entrevista domiciliaria ya que ese conocimiento llega después de algunas
experiencias desagradables, y el entrenamiento previo ayuda a mejorar nuestra competencia
profesional sin tener que vivir esos momentos.

La visita domiciliaria no es una simple entrevista en el domicilio con los individuos. Los espacios
físicos donde se desarrolla la interacción propia de estos contextos mencionados desarrolla la
interacción propia de estos contextos y tiene una enorme importancia en la definición de las
relaciones. El despacho, como señala Richmond, puede facilitar cierto tipo de apertura para la
comunicación entre los miembros, supone un espacio neutral para los miembros de la familia
donde se pueden abordar ciertos conflictos y dificultades que en el domicilio resultarían
dificultosas debido a la tensión acumulada y las pautas relacionales disfuncionales
establecidas. Seleccionar los temas a trabajar en el domicilio y cuáles son más adecuados en el
despacho puede ser una posibilidad si se opta por considerar que la visita ofrece más
posibilidades que la sola recogida de datos, de conocer cómo viven las personas puntualmente.

Algunos otros aspectos que entran en juego durante la intervención serían la demanda que
puede ser formulada por el cliente, captada por el trabajador social u otro servicio. El interés
por visitar a la familia, no solo puede partir del profesional sino también de la propia familia o
algunos de sus miembros. Los motivos pueden ser varios y tener relación con la demanda o tipo
de relación que el contexto establezca. Las implicaciones que la petición puede tener hay que
entenderla dentro de un juego relacional más amplio ya que puede que algún miembro necesite
tener un aliado poderoso. La visita supone un riesgo al poder caer en un deslizamiento de
contexto o quedar atrapados en uno de los juegos de poder que la familia puede emplear para
vincular al profesional de manera que pierda su objetividad.

Otro aspecto destacable sería el servicio, que se hace presente a través del profesional en el
propio domicilio y se hace presente también para bien y para mal, ya que no es lo mismo
realizar una visita para constatar un abandono o maltrato de una persona que para conocer el
estado físico de la vivienda para solicitar una subvención para la rehabilitación de éstas. En
buena parte, agradecen la visita por suponer una mayor preocupación de los organismos
implicados en conocer la situación.
Dinámica interna de la familia. Su reflejo en el lugar que habitan y la posibilidad que
ofrece la visita domiciliaria para conocerla.
La organización del hogar es una manifestación no verbal de la dinámica interna de la familia. El
axioma de la Pragmática de la Comunicación Humana, toma fuerza cuando se analiza
detenidamente un hogar. Todos los objetos de la vivienda adquieren valor de mensaje. Es
preciso desarrollar la sensibilidad para apreciar esos mensajes y decodificarlos
adecuadamente.

La visita domiciliaria es el momento adecuado para acercarse, compartir, aprender y


comprender la dinámica relacional interna en el propio espacio vital donde se produce,
aportando así el encuentro en el espacio doméstico información de gran valor que nos ayude a
comprender mejor los roles, jerarquía, límites, ciclo vital y otros aspectos de la estructura de la
familia en el marco de lo cotidiano.

Hay una serie de elementos fundamentales de la estructura y dinámica familiar que pueden ser
observados o consultados en las visitas domiciliarias, y detenerse en ellos ayuda a comprender
mejor la situación o problemas planteada por la familia y permite manejar un mayor volumen
de información que facilita un mejor diagnóstico del caso. Dichos elementos son:

Valores familiares. Según Ríos González cada familia estructura su vida en torno a un valor
preponderante del que hace depender su sensación de felicidad, éxito y eficacia. Es
difícil encontrar la verdadera causa de por qué un sistema familiar condiciona la mayor parte
de sus experiencias a la verificación o no de tal valor. Lo que sí es cierto es que toda familia gira
en torno a un punto estimado como meta, objetivo a conseguir y termómetro de su buen o mal
funcionamiento”. Tienen su reflejo en el hogar. Hay familias que viven de cara al
exterior y así lo denota la organización de la vivienda y de los enseres que la visten, mientras
que otras familias tienen muy presente los valores religiosos, así encontramos imágenes y
reliquias santificantes por doquier, sobre todos aquellas que se agolpan en las mesillas de
noche junto a la cama. En otras viviendas se pueden observar imágenes en la misma puerta de
la casa dándonos ya a entender el valor religioso antes de entrar incluso en el propio domicilio.

De igual manera el valor dinero, el valor inteligencia, el valor salud, el valor comida, el valor
estético, el valor prestigio social, son otros muchos valores con los que suelen convivir las
familias e impregnar su dinámica interna. son consustanciales al sistema, es decir, no son
propiedad de una parte e impuestos al resto, si bien habría que señalar que la pareja es
portadora de un “sistema de creencias familiares” importados de sus respectivas familias de
origen. El profesional debe considerar especialmente el modo en que estas creencias se
entrelazan para formar las reglas operantes en la familia.

La asunción o no de los valores rectores de la familia, en particular; y del sistema de creencias,


en general, por parte de todos los miembros. En el trabajo con familias se pueden observar
conductas y acciones de ciertos miembros que desafían, que retan, que contrastan claramente
con los valores familiares de sus familias; una de los aspectos que resultan más tensionantes en
las familias es precisamente el desafío de los valores familiares, a mayor rigidez del sistema
mayor dificultad para absorber esos desafíos, esta conducta desafiante es precisamente un
signo de malestar interno en el sistema.

Cada valor tiene su reflejo y expresión que es posible observar en las paredes, en los
suelos de la casa y en los comportamientos de sus ocupantes dentro y fuera de ella como por
ejemplo el hecho de los los horarios para comer “comer a la misma hora”, el lugar o lugares para
hacerlo “comer juntos”, la disposición entorno a la mesa, pueden ser acciones ritualizadas que
organizan los espacios de encuentro y de relaciones familiares; todo esto, sin olvidar el acto de
preparar la comida, la compra de las viandas. En este tipo de familias se observa que la
organización de la casa tiene mucho que ver con esos momentos tan significativos en los que se
ingiere más que alimentos. El comedor ocupa un lugar central en el hogar, bien por que tenga
un espacio propio dedicado a este menester, o bien porque otro espacio tenga también
asignada esa función.

Una observación dirigida proporcionará indicios sobre los valores dominantes en esa familia
como la existencia de libros por doquier y espacio para el estudio, lo que contrasta con
problemas de índole escolar de alguno de sus miembros. Entran en conflicto un posible valor
dominante y un desafío al mismo por parte de algunos miembros convivientes. Por otro lado, el
valor dinero muy presente en las familia, en sus dos dimensiones: ahorrar o gastar, tienen
también su reflejo observable en durante la interacción que se produce en la vivienda durante
la visita, no hará falta hacer muchos comentarios sobre los objetos y enseres que ocupan el
espacio para que afloren comentarios relativo a cómo se usa el dinero en esa casa. El gastar o el
ahorrar simbólicamente tiene también mucho que ver con otros aspectos que no es el dinero
propiamente dicho sino con los afectos, con la dedicación, con el compartir que también se
puede prodigar o restringir.

Mitos familiares. Son aquel número de creencias bien sistematizadas y compartidas por todos
los miembros de la familia respecto de sus roles mutuos y de la naturaleza de su relación.
Actúan como fuerza amortiguadora, tratando de oscurecer o negar una realidad penosa para la
familia. De igual manera estos constituyen una suerte de paradigmas familiares, ya sea para
mantener el status quo de la familia(homeostasis) o para diagramar modelos de crecimiento y
orientaciones para el cambio en los momentos de crisis. Funcionan en las familias de la misma
manera que funcionan los mecanismos de defensa de los individuos. contienen muchas reglas
secretas de relación que, desde fuera no se comprende bien, pero que para la familia, con el
mito mantiene y justifica muchas pautas interaccionales.

De manera genérica los principales mitos familiares son: mito de la armonía,de la redención y el
perdón, del rescate, de la salvación y protección, de la normalidad, de la felicidad, de la unidad,
si bien cada sistema familiar puede crear sus propios mitos.

Si nos detenemos a observar con detalle durante las visitas domiciliarias, tendremos la suerte
de descubrir algunos “salvadores míticos” plasmados en grandes fotografías en lugares
privilegiados de la casa. Unas veces son imágenes religiosas y otras de personas de la familia
presentes o ausentes que han actuado como los grandes homeostatos. Hay ocasiones que el
“salvador mítico” no esta fotografiado pero aparece constantemente en la conversación con la
familia como alguien especialmente significativo en la historia de esta, dentro de estos
salvadores pueden estar también presentes desde el párroco, como el médico de la familia, el
alcalde o la trabajadora social que tantos parabienes o paramales han traído a esa casa.

El mito de la “unidad familiar por encima de todo”, también es bien observable en muchas
familias que a su vez tienen tintes de ser muy aglutinadas. Por ejemplo, estas familias muy
aglutinadas, bien que no han permitido el destete de los hijos en los momentos propios del ciclo
normativo, y permanecen todos bajo el mismo techo o bien si se han emancipado viven muy
próximas en la misma calle. Es incluso posible que en la narrativa de la familia aparezcan
mensajes del tipo “siempre hemos sido una familia muy unida” .

Contrastar los mensajes que la familia ha manifestado en el despacho, con los datos que
optemos en la visita, éstos nos puede ayudar a comprender los mitos existentes y cómo actúan
dando a cada miembro un rol. Los mitos son estructurantes y estructurales y se manifiestan de
manera simbólica y metafórica y es en el hogar donde vamos a encontrar reflejos de estos
tanto en su dimensión no verbal como verbal.

Jerarquía familiar. Cada sistema puede ser visto como un subsistema de un sistema mayor.
Dentro de los individuos que forman un subsistema y entre los distintos subsistemas entre sí se
puede dar un modo de organización jerárquica.

Cuando estamos en el lugar que habita una familia podemos observar cómo distribuyen ese
espacio, quien o quienes son los que actúan como subsistema ejecutivo, que posición toman
durante la entrevista, quien toma la palabra, como tienen distribuidas las estancias.

Todo este sistema de jerarquías no está exenta de tensiones. La casa es un lugar de lucha, la
distribución y organización del espacio no es un hecho azaroso, responde a las necesidades y
exigencias de una forma de dominio. La jerarquía está íntimamente relacionado con la
territorialidad y con los límites, como decía Michel Foucault todo espacio habitado se
constituye como un “espacio de poder” que lo marca, lo identifica y limita su funcionamiento.

Duelo individual- familiar. El proceso de duelo se produce a varios niveles: individual, familiar y
social. Tradicionalmente ha habido una restricción, en su estudio e intervención, a la dimensión
individual. Es necesario tener una perspectiva inclusiva que integre al resto de la familia para
mejorar la resolución y la transición por este proceso. Todas las familias incorporan duelos en
sus historias, los nacimientos como las muertes, las adquisiciones como las pérdidas son
consustanciales a la vida de las personas y por demás de las familias. La vida y la muerte es la
dinámica habitual e inexorable de todo ser viviente. En nuestra intervención es necesario estar
atentos a la reorganización familiar tras las pérdidas y ver cómo se suceden las distintas etapas
de este proceso.

Al igual que la vida está presente en nuestro hogar, las pérdidas también. Las viviendas
antiguas están llenas de historia ya que en las distintas estancias han sido concebidas, nacidas y
fallecidas muchas de las personas que han habitado entre esas paredes. Esos lugares
relacionados con la vida y con la muerte son especialmente significativos, sobre todo los
relacionados con la muerte. El espacio que ha albergado a la persona que ha muerto tiene un
especial significado para los allegados ya que transitar por ese rincón es significativo para ellos
por el resto de sus vidas.

Partes de la casa que estén vinculadas a vivencias desagradables de otra índole también son
rechazadas abiertamente o mostrando conductas incomprensibles a vista del observador.

Se pueden encontrar elementos significativos cargados de simbolismo que pueden dar a pensar
en duelos no elaborados. La conservación momificada de parte o todos los enseres, objetos y
ropas de un miembro fallecido es un signo de duelo congelado, sobre todo si todo se mantiene
más o menos intacto después de meses e incluso años después de la pérdida. No solo, el
mantener los objetos inalterables es un indicio, quizás el más llamativo, sino también las
imágenes, las grandes fotografías del desaparecido-a, la prohibición del uso de un objeto,
espacio o lugar especialmente vinculado al desaparecido-a también son aspectos significativos
que no nos deben de pasar inadvertidos.

La utilización o no del espacio u objetos vinculados con una persona que ya no está será indicio
de un adecuado afrontamiento del proceso de elaboración del duelo. La familia va a dar
detalles gratuitos, casi sin preguntar, de cómo era y qué rastro ha dejado en la casa y en la
mente de sus ocupantes las personas que se han ido.

Es importante en este punto señalar otro tipo de pérdida altamente significativa que no tienen
que ser por muerte necesariamente, en concreto las pérdidas que se producen por rupturas de
pareja o a la emancipación de algún miembro de la familia. En el primer caso(ruptura de pareja)
esto es un momento especialmente significativo para los actores(pareja) y para los hijos. Como
toda pérdida es necesario elaborarla y adaptarse a la nueva situación. Resulta del todo
llamativo como esto tiene su reflejo en cómo se perciben los espacios. Así, un hijo puede
mostrar resistencias a que la madre incorpore una nueva pareja al hogar y que ésta ocupe los
espacios(objetos, enseres) antes reservados para su padre(incluida la habitación de la madre).
Conductas de defensa espacial y de resistencia, no siempre son adecuadamente comprendidas.

Límites. Los intersubsistémicos tienen su reflejo en la delimitación espacial del hogar, en la


territorialidad. Con frecuencia, los conflictos intersubsistémicos tienen su manifestación en la
tensión, la lucha y el apoderamiento-defensa del territorio. Durante la visita es necesario
prestar especial atención a cómo están delimitados los espacios pertenecientes a cada
subsistema, se hace preciso observar cuáles son los espacios “propios” para los cónyuges, para
los hermanos, el lugar común de encuentros o aquellos lugares en los que uno o más miembros
de la familia tienen asentado su poder expresado en forma de territorio. Minuchin señalaba de
manera muy gráfica a una familia como “una familia de puertas abiertas”, se trata de una
metáfora en relación a los límites internos entre los subsistemas. Los límites actúan como
membranas que diferencia a los distintos subsistemas, estos pueden ser claros, muy rígidos o
porosos e inclusos inexistentes.

Si se observan cómo están definidos los espacios del hogar que se visita y a preguntar cómo se
usan y quienes lo usan, se tendrá una buena representación de los límites de esa familia. Hay
familias que carecen de espacio, que su vivienda apenas si reúne las condiciones para vivir, pero
con una simple cortina o con un mueble diferencian lo que es el lugar de los padres y de los
hijos, pero o hay otras que duermen todos en la misma cama, o la madre y el padre por
separado con hijos o hijas, o bien no hay un lugar definido y permanente para dormir. Todo ello
a primera vista pudiera parecer que no tienen ningún significado, pero a la vista del profesional
esto no debe pasar inadvertido y puede ser muy útil conectarlo con otros datos aportados en
las entrevistas.

La comunicación o incomunicación tienen un reflejo inequívoco en los espacios que habitan las
personas y donde la interacción es casi obligada. Las dificultades comunicacionales tienen
mucho que ver con la delimitación rígida de ciertos lugares que a modo de pequeños feudos
son posesión de uno o varios miembros del sistema. Si la familia respecto del exterior “es lo
privado”, esos pequeños reductos de los que hablamos “es lo propio”, “lo íntimo”, si además las
relaciones son conflictivas ese “es el refugio”.

Hay ocasiones en que la falta de espacio dentro de la vivienda hace que el refugio para evitar
esos conflictos permanentes, esos reproches constantes, ese ir y venir de discusiones
inacabables sea la propia calle. Cuanto mejor es la comunicación en la familia más potencian
tener un espacio común de encuentro, que además está muy habitado de continuo. Esto no
significa que cada conviviente no tengan su otro espacio íntimo, pero no éste como refugio sino
como lugar de desarrollo, concentración, recreo, reflexión... Lo más llamativo, es que ese
“espacio común de encuentro deseado” puede ser un rincón dentro de una estancia mayor.

Ciclo vital familiar y de pareja. Identificar la etapa concreta en la que se encuentra la familia es
un aspecto esencial sobre todo porque el conocimiento de los distintos hechos críticos que en
cada etapa suceden es de gran importancia para comprender adecuadamente el momento por
el que transita la familia. Tiene su reflejo en el modo de organización y distribución de personas
y enseres dentro del hogar. Las familias en cada una de sus fases de su ciclo necesitan más o
menos espacio para convivir.

Debido a circunstancias propias del mercado en las que la demanda siempre supera a la oferta,
la escasez de viviendas y las dificultades de acceso a las mismas como consecuencia de lo
privativo de sus precios, hace que una familia transite en sus distintas etapas del ciclo vital en la
misma vivienda independientemente de los requerimientos de espacio que esta necesite.
Ciertamente esto puede ser constitutivo de riesgos para la salud familiar, atendiendo al
número de convivientes y los metros útiles disponibles. Fijarse en cómo la familia ha ido
adaptando los espacios y enseres en función del número de miembros, nos puede aportar
información de gran interés respecto de su capacidad de adaptación, de resolución de
problemas, de negociación, de sano o conflictivo intercambio intergeneracional. Durante la
visita podemos prestar especial atención a la importancia que la familia le ha dado a las
variaciones de ubicación de los convivientes en función de la edad, género, número y espacio.

El hogar está atravesado por las distintas etapas del ciclo vital normativo familiar, pero también
pueden dejar su marca las etapas por las que transcurre la pareja, en concreto a cómo
enfrentan los momentos de desencuentro la pareja. Hay parejas en las que el tipo de
afrontamiento de sus conflictos, pasa por el distanciamiento físico, en este caso dentro de la
casa. Este tipo de comportamientos tiene varios elementos de análisis: la jerarquía ¿quién sale
de la habitación conyugal? Límites, en tanto que se irrumpe(intrusión) en un espacio
perteneciente a otro subsistema al cual se hace además participe de la disputa parental y en
algunos casos confidente.

Rituales. La familia aporta información de cuáles son sus costumbres y rituales que se repiten
de manera constante. Identificar estos nos va permitir saber qué actividades hacen juntos y
cuáles no, qué rituales corresponden a todos o algunos de los subsistemas, donde y cuando los
realizan, que utilidad tienen esos rituales, que se evita o se consigue con la realización de los
mismos… En todas las familias hay rituales, eso no es señal de disfunción. Si hay que estar
atentos cuando se da una hiperutilización de los rituales. Rituales a la hora de comer, de salir o
entrar en casa.

Los ritos cumplen una función de intercomunicación, son generadores de estabilidad


grupal y favorecen la convalidación extrafamiliar si estos se hacen hacia el exterior. Sirven de
contención y apoyo en momentos de gran intensidad emocional en la familia. Son
homeostáticos y estabilizadores de la familia. Se ejecutan con orden y suelen ser no verbales.
Permiten “hacer sin comprender”, no siempre un niño sabe explicar porque tiene que dar a sus
padres un beso antes de irse a la cama, lo hace en cualquier caso y con ello la familia sigue
unida, aunque tuvieran un altercado antes de dormir.

Secretos familiares. Son un aspecto altamente relevante en el trabajo con familias, la visita en
el domicilio es momento que puede favorecer el que la familia haga aflorar algún tipo de
información que mantenían en secreto, no solo para el trabajador social, sino para algún
miembro de la propia familia. En la intimidad del hogar y con un clima adecuado de relación los
visitados llegan realizar manifestaciones íntimas que en el despacho pueden resultar
inconfesables.

El profesional en el trabajo con la familia puede suponer la existencia de un secreto familiar que
está influyendo en la dinámica relacional familiar. Es conveniente abstenerse en presionar a la
familia o alguno de sus miembros para que este secreto sea desvelado, pero ocurre que cuando
la entrevista familiar se desplaza fuera del despacho del profesional al domicilio de la familia
este contexto más cercano permite esa revelación. En otros casos es todo lo contrario, la
lejanía del domicilio es como si ayudara a reducir las barreras que contienen el secreto.

Para finalizar, señalar que para los trabajadores sociales, resulta difícil estudiar un caso sin
dirigir esa mirada necesaria al lugar que habitan y como lo habitan los miembros de esa familia
estudiada. Ese acercamiento no imprescindible, pero en muchos casos necesario, requiere de
saberes depurados en el manejo de dos técnicas como mínimo: la observación y la entrevista.
Una mirada analítica y una escucha relacional ayudan a comprender, y el comprender es
necesario antes que actuar. Pisar el terreno de la familia y habitar por un momento el espacio
que les cobija es una ayuda incuestionable para el profesional del trabajo social.

El acto de la visita domiciliaria está cargado de emociones, para el profesional y para la familia.
Fijándonos en nosotros mismos, debemos saber discernir cuales son las emociones que nos
provoca cada visita en concreto, antes, durante y después; y cuánto de nosotros impregna esas
impresiones que nos llevamos. El trabajo con familia evoca en algún momento a nuestra propia
familia ya todos tenemos experiencia de vivir en familia. Al visitar a una familia también nos
evoca nuestro propio hogar ya que todos tenemos la vivencia de residir en un hogar, este
nuestro “mapa” puede condicionar nuestra percepción de las cosas.
TEMA 5. METODOLOGÍA PARA LA INTERVENCIÓN INDIVIDUAL Y FAMILIAR A TRAVÉS DEL
PROYECTO DE INTERVENCIÓN FAMILIAR.

1. PROYECTO DE INTERVENCIÓN FAMILIAR.


Este esquema de proyecto guarda muchas similitudes con la guía de proyectos sociales en
general y como todo proyecto que se precie tiene que estar sustentado sobre un buen estudio
de la familia (diagnóstico). Así mismo, las propuestas de intervención tienen que estar
técnicamente bien orientadas, ser realistas, razonables, alcanzables y compartidas por la
familia.

Permite organizar las intervenciones que se van a llevar o se están llevando a cabo con la
familia. Si la intervención se desarrolla de manera improvisada, intuitiva y no programada es
probable que se cometan errores y la intervención se desarrolle de manera errática y sin
objetivos bien definidos.

La organización de la intervención con la familia sobre la base de un Proyecto de Intervención


Familiar permite priorizar unas áreas de actuación sobre otras, considerando que las
seleccionadas son las más convenientes para la mejor evolución familiar.

Al trabajar intensamente sobre unas áreas, sobre la base de objetivos predefinidos y


actividades, el trabajador social y equipo profesional tienen la oportunidad de evaluar los
logros conseguidos, es decir, evaluar resultados.

Permite la armonización de la intervención en un marco temporal previamente fijado siempre


teniendo en cuenta el principio de flexibilidad necesario.

Lograr los objetivos establecidos en el proyecto requiere la colaboración de la familia, por lo


que tiene que ser negociado con la familia haciéndola corresponsable en la consecución del
mismo, por lo que se firma un contrato terapéutico.

Su formulación es un contrato continuo, es decir, que sobre la base del feedback de la


intervención se realizan los ajustes necesarios.

Alguno de los riesgos es el hecho de que sea excesivamente terapéutico, que sea inespecífico
no prefijando las metas a conseguir, que sea incoherente con escasa relación entre los
objetivos, actividades y recursos a conseguir, poco realista no contemplando adecuadamente
las posibilidades de la familia, las de los profesionales-equipo e institución.
ESQUEMA ESPECÍFICO PARA LA CONFECCIÓN DE UN PROYECTO DE
INTERVENCIÓN FAMILIAR.
Hay un esquema genérico de proyecto para cada institución, servicio o programa donde se
vayan a implementar exige de la adaptación necesaria, contemplando aspectos específicos.

- Institución desde donde se formula el proyecto. Todo proyecto tiene un marco


institucional o interinstitucional desde donde parte la actuación. Esa institución tiene
competencia para llevar a cabo la intervención con las familias atendidas a través de
programas o servicios. Contexto de intervención.

- Justificación del proyecto. Se toma como base la evaluación previamente realizada y


el diagnóstico de la familia sobre la base de las hipótesis establecidas. La evaluación
familiar es un proceso continuo, es decir, que con el desarrollo del proyecto se irá
enriqueciendo el conocimiento de la situación de la familia, los alcances de sus
capacidades y limitaciones. Se expondrá el pronóstico que se espera de la evolución
familiar para el caso de desarrollar este proyecto o en el caso de no desarrollarlo. El
profesional-equipo que diseña el proyecto justificará la intervención sobre la base legal
que ampara al servicio para llevar a cabo este tipo de actuaciones con las familias, e
indicará de manera concisa cual es el marco teórico inspirador de la intervención.

IDENTIFICACIÓN DE LA FAMILIA Y AQUELLOS MIEMBROS DESTINATARIOS


DEL PROYECTO.
- Domicilio familiar (nº de núcleos familiares que abarque el proyecto)

- Datos de identificación de los miembros de la familia. Nombre y apellidos, fecha de


nacimiento y situación actual.

- Genograma familiar con tres generaciones.

- Indicadores de la situación familiar: económico, social, sanitario, educativo…

PRIORIZACIÓN DE LAS ÁREAS DE ACTUACIÓN Y OBJETIVOS A CONSEGUIR


EN CADA UNA DE ELLAS.
Pueden ser muchas áreas a trabajar con la familia tras realizar la evaluación y el diagnóstico,
pero no siempre los trabajos permiten trabajarlas todas o resulta conveniente trabajar primero
unas y después otras, por lo que es preciso priorizar las áreas de intervención.

En esas áreas priorizadas en el proyecto, se diseñan los objetivos específicos u operativos a


conseguir en cada una de ellas. Los objetivos no tienen que ser generales e inespecíficos, sino
concretos y medibles.
Ejemplo:
- Área de cuidado y educación de menores:
- Mejorar la satisfacción de las necesidades de los menores en las subáreas de
necesidades físicas, emocionales, educativas.
METODOLOGÍAS A EMPLEAR, SEÑALANDO LAS FASES DEL PROYECTO, LAS
ACTIVIDADES, TAREAS Y TÉCNICAS.
Para el logro de los objetivos previstos.

RECURSOS NECESARIOS,
Para el desarrollo de las actividades.

MODALIDADES DE INTERVENCIÓN.
Se especificarán cuáles se van a utilizar a nivel individual, con todo el sistema familiar, a nivel de
pareja, a nivel de red social de la familia, con grupos de familias.

PROFESIONALES-EQUIPO DE INTERVENCIÓN.
Quiénes van a ser los profesionales implicados en el desarrollo del proyecto para conseguir los
objetivos previstos. Identificar los profesionales, servicios e instituciones a los que pertenecen
y las funciones que van a tener cada uno en el marco del proyecto a desarrollar con la familia.
Es probable que haya funciones que pueden ser desarrolladas por varios profesionales,
identificar cuáles y señalar la complementariedad entre profesionales.

TEMPORALIZACIÓN DEL PROYECTO.


Hay que fijar el tiempo de duración del proyecto, considerando el inicio del mismo, tiempo o
fecha estimada de terminación y las fechas propuestas de seguimiento. En cada área de
intervención se fijan los tiempos necesarios para abordarlas, se exige que se sea bastante
realista en el cronograma.

EVALUACIÓN A BASE DE INDICADORES.


El programa tiene que especificar cuáles van a ser los indicadores que permitan la evaluación
de los logros conseguidos: sobre los objetivos (eficacia), del proceso, de los resultados
(efectividad), de los resultados (eficiencia). Seguimientos y toma de decisiones de posibles
reformulaciones del programa. Los indicadores suelen estar centrados en:

- Indicadores resultado. En qué grado se han alcanzado los objetivos propuestos.


Pueden ser cualitativos y cuantitativos.

- Indicadores de proceso. Centrados en el cómo se ha desarrollado la intervención.

Se determinará el proceso de seguimiento a emplear una vez se ejecute el proyecto.

BIBLIOGRAFÍA DEL PROYECTO.


Si se ha usado alguna bibliografía para sustentar técnicamente el proyecto se aportarán dichas
referencias.
CONTRATO DE TRABAJO CON LA FAMILIA.
- Datos del profesional.
- Datos de la familia. Domicilio, calle, teléfono.
- Compromisos con la familia. Aceptamos colaborar con el equipo… del Centro… para el
desarrollo del Proyecto de Tratamiento, comprometiéndonos a cumplir los siguientes
acuerdos.
- Compromisos por parte del profesional, equipo profesional y del servicio.
- Otros servicios y recursos implicados en la intervención.

Este contrato tiene una vigencia de… a partir de la fecha de la firma, pudiéndose suspender por
incumplimiento de algunos de los compromisos señalados y pudiéndose renovar las veces que
sea necesario.

2. EL ACUERDO O CONTRATO TERAPÉUTICO.


CARACTERÍSTICAS DEL CONTRATO.
Es un instrumento de trabajo que permite poner en práctica el principio de considerar al
cliente-familia como capaz para tomar y ejecutar decisiones, al presuponer la consideración del
cliente-familia no como destinatario pasivo de intervenciones sino como persona/familia
responsable de haber tomado la decisión de solicitar ayuda.

El contrato explícito, representa un compromiso para la institución, el cliente y el trabajador


social en la búsqueda de soluciones sobre la situación concreta del cliente. En este instrumento
se encuentran recogidas las reglas básicas que guiarán el proceso terapéutico. Es un acto de
compromiso por el profesional o equipo y de la familia hacia el cambio. Estimula la creatividad y
potencialidades del sistema (usuario/familia/trabajador social). Evita la cronicidad al definir
una relación clara y unos objetivos de cambio.

Es un compromiso bilateral explícito de seguir una línea de acción bien definida. (Berne,1983).
Supone un compromiso de cooperación que atañe por igual al profesional/equipo y al
cliente/familia, en orden al objetivo fundamental. Evita la aparición de malos entendidos y
permite la evaluación del éxito o fracaso de la intervención.

Según Andolfi, un elemento esencial para la formación de un sistema terapéutico es el acuerdo


sobre un contrato terapéutico, es decir, la definición de un objetivo. Señala que el contrato
aporta la medida del compromiso de las partes en pro del cambio. Cuanto más claro y concreto
más eficaz será, mientras que cuanto más vago, impreciso y abstracto más confusión y malos
entendidos habrá.

FORMULACIÓN DEL CONTRATO.


Los procedimientos para establecer el contrato son varios, pero los más habituales son el
escrito (un documento donde se establecen unas cláusulas y se firma por las partes), y oral (se
toman los acuerdos por voz).
Hay que plantearlo con la suficiente claridad para ser comprendido y aceptado, a la vez que
debe ser flexible, para poder ajustarlo, redefinirlo o ampliarlo a lo largo del proceso.
Preferencia al escrito.

MOMENTOS DEL CONTRATO.


No hay un momento en el ámbito profesional para definir el contrato. Campanini y Luppi sitúan
formalmente la elaboración del contrato en el momento previo a la elaboración del proyecto de
intervención. En el contrato es conveniente estipular las obligaciones recíprocas entre el
usuario y el servicio: los aspectos prácticos pero con gran carga de significado, es decir, el
número de sesiones, horarios y cumplimiento, duración de encuentros, personas implicadas,
lugar de trabajo. Se establece una dimensión espacio-temporal en torno a las circunstancias de
la ayuda.

Quintero señala que tras los primeros contactos y una vez se establece la relación de ayuda, es
necesario establecer unas condiciones de trabajo familia-trabajador social, las cuales estarán
en función de la institución y metodología de intervención del profesional, lo que llama
definición del contrato, el cual tiene como objetivo orientar a la familia cómo se realizará el
tratamiento o paciente en términos de cooperación para el trabajo de cambio.

El contrato al que se refieren se centra sobre los modos, formas y tiempo de trabajo profesional
y familia, sin embargo el contrato terapéutico se lleva a cabo una vez se elabore y acuerde con
la familia el proyecto de intervención familiar, éste se focalizará en unos objetivos sobre la base
de la evaluación-diagnósticos previo. El contrato terapéutico puede efectuarse mediante
contrato marco o general, y contrato o anexo parcial o temporal.

Se puede hacer un contrato más amplio que abarque todo el tiempo de actuación programado
de trabajo con la familia, y luego hacer contratos parciales con secuencias de tiempo y alcances
más cortos.

CONTENIDOS DEL CONTRATO.


Las variables a tener en cuenta al establecer el acuerdo o contrato de trabajo:

Variables operativas.
- Modelo y metodología de trabajo. Aclarar que se trabaja con toda la familia, que la
intervención se orienta a reestablecer, reforzar y mejorar las relaciones entre los
miembros. Acordar con la familia el modo de trabajo y si durante los encuentros va a ser
necesario la asistencia de varios miembros, en función de criterios técnicos.

- Secreto profesional. Se destaca que la información recibida en los encuentros con la


familia será utilizada solo en el contexto de intervención y no fuera de éste. Si el
profesional o equipo necesitan pedir ayuda externa a otro compañero o supervisar la
intervención, también se especificará. Se indica que no se mantendrán contratos fuera
de las sesiones prefijadas, y si se dieran el profesional o equipo se reservan el derecho a
trabajar con la información recogida para las posteriores sesiones.
- Tiempo. La duración de cada sesión, número de sesiones, ampliación o reducción de las
mismas.

- Lugar. Espacio donde celebrar los encuentros, debiendo procurar que este resulte
adecuado y facilitador de la relación e intimidad.

- Costos. Si llegara el caso, y dependiendo de la adscripción del profesional a un servicio


público o privado, se establecerá en el acuerdo la tarifa que la familia tuviera que
abonar.

- Otros aspectos técnicos y logísticos. Necesario definir en el contrato si la modalidad


de trabajo incluye el uso de vídeo, circuito cerrado de televisión. Si hay un equipo de
apoyo o se trabaja solo, si hay una supervisión o alumno en práctica presente. Son del
máximo interés explicitarlos y negociarlos por cuanto muchas familias se muestran
resistentes al uso que el profesional pueda hacer de la tecnología.

Variables terapéuticas,
Se especifican mediante cláusulas enumeradas por los compromisos a cumplir, especificando
en cada una el grado de compromiso adquirido, las personas implicadas, la
acción/conducta/pauta a llevar a cabo.

Tendrá tres actores mínimos: familia/miembros, profesional/equipo y servicio. Cada uno se


compromete a desarrollar acciones tendientes al cumplimiento de los objetivos establecidos
en pro del cambio de la situación objeto de intervención.

RELACIÓN DE PODER.
Tras el documento de contrato, se trasluce una relación de poder entre las partes implicadas. La
familia, profesional y servicio tienen cuotas de poder en el marco de su relación. El sistema
terapéutico o de acción, rige una jerarquía, una distribución del poder. Desde la óptica
sistémica constructivista se sugiere el reconocimiento del poder sobre cada una de las partes, y
no tanto la imposición de unas sobre otras. Esta lógica sugiere reconocer que la familia tiene el
poder y capacidad para generar o no cambios en situación, también es la que más conocimiento
tiene sobre sí misma, su historia, recursos, capacidades y limitaciones. El profesional-equipo,
tiene el poder que les da los conocimientos adquiridos y experiencias de trabajo con otras
familias, y a su vez el poder que le es delegado por el servicio en el marco de sus competencias.
El servicio tiene el poder reconocido por sus normas, reglamentación, competencias,
responsabilidades legalmente establecidas.

La propuesta es hacer confluir todos esos espacios de jerarquía en pro del cambio en la familia,
un cambio positivo y terapéutico con la intención de perdurar (cambios permanentes).

Gunnar Bemler y Lisbeth Jhonson, señalan la consideración de que la relación de poder que se
establece entre partes puede tener formas diferentes, poder de recurso y poder adjudicado. El
poder de recurso, se refiere a los conocimientos que tienen las partes en sus facetas
respectivas. El poder adjudicado, se refiere a las atribuciones de competencias o
responsabilidades que tienen los profesionales y servicios en la actuación con los casos. Dichas
formas de ejercicio de esa cuota de poder queda mediatizada por contexto de intervención
donde se establece la relación. Sugieren el uso del poder adjudicado social, legal,
institucionalmente por parte de los profesionales/servicios como el ultimum refugiens en la
intervención, potenciando, priorizando, revalorizando el poder de la relación, del vínculo,
reconocimiento mutuo, confianza, compromiso para, capacidades de… en el primero de los
lugares, y empleando el poder adjudicado como la última de las opciones en el marco de la
intervención familiar en un contexto dado.

3. FINALIZACIÓN DE LAS INTERVENCIONES.


PARADOJAS.
- Hablamos más de las fases iniciales, de criterios y vías de entrada, protocolos de
derivación, etc. y muy poco o nada sobre como se quiere finalizar. Esto puede
relacionarse con que en los servicios sociales y educativos se abran muchas
intervenciones y se cierren pocas.

- Reconocemos la dificultad en cerrar los casos, pero hablamos poco de cómo mejorarlo
de forma operativa.

- Queremos potenciar la autonomía, pero a veces (nos) cronificamos a (con) las familias,
incluso nos cuesta cerrar los casos que mejor funcionan.

- A menudo estamos ocupados y llenos de demandas, nos gusta que la gente nos solicita,
sin embargo, decimos que no tenemos tiempo para finalizar las intervenciones como
quisiéramos.

- Estamos por el cambio y la mejora de las situaciones de dificultad, pero ¿medimos la


mejora de las situaciones?

ELEMENTOS PARA DEFINIR UNA FINALIZACIÓN.


Parte de la dificultad de afrontar la finalización puede relacionarse con la falta de acuerdo
sobre lo que entendemos por finalizar. Además, tenemos otros temas y palabras tabú como
funcionamiento familiar normal, necesidades de la infancia, etc. y palabras que usamos en
exceso como valoración y diagnóstico. Este último puede entenderse bien como todo o casi
todo lo que se hace después de la valoración o bien como algo más restringido, como el
comprobar de forma directa o indirecta que se mantienen los resultados obtenidos durante la
intervención para decidir no intervenir o plantear otras intervenciones.

Los finales de las intervenciones con familias tienen un importante componente educativo,
puede depender de cómo se realicen dejaremos a las familias con una experiencia que
condicionará sus posteriores contactos con otros profesionales.

La finalización de la intervención con una persona o un grupo no es un único momento, sino que
pueden ser varios momentos e incluso en algunas intervenciones podríamos pensar en realizar
cierres parciales.
Hay aspectos institucionales que influyen ayudando o dificultando la finalización de la
intervención como por ejemplo el equilibrio entre la importancia que le da la institución
a la cantidad y calidad de las intervenciones, reconocimiento de esta fase y establecimiento de
criterios, ratios de personas a atender por cada profesional, etc.

¿CÓMO SE SUELEN FINALIZAR LAS INTERVENCIONES?


- Finalización por iniciativa del usuario. Este decide no venir por diferentes motivos.
No sentir que necesita la intervención, creer que ha conseguido sus objetivos, no estar
de acuerdo con el procedimiento y no verbalizarlo, miedo a las consecuencias de la
intervención, pasarle cosas más graves, haberse desmotivado, etc. A veces, el dejar de
venir puede ser también una forma de tomar decisiones y practicar la autonomía como
una conducta de autoafirmación. Cuando el usuario deja de venir debemos plantearnos
si podemos haber contribuido a ello y si podemos hacer una espera atenta antes de
comenzar a citar, telefonear, perseguir, etc. Solemos insistir más a los usuarios más
vulnerables y menos a los más agresivos o amenazantes. Es posible también que nos
planteemos derivar a otros servicios con o sin comunicación a los usuarios.

- Finalización por iniciativa del profesional. Debido a que se acaba el periodo


acordado, no hay colaboración o no se consiguen los resultados. A veces puede haber
una exigencia administrativa. Cuando decidimos dejar de intervenir (porque la familia
nos agota, amenaza, etc.) hemos de poder explicitarlo a la familia y al resto de
profesionales. El usuario nunca debe sentirse abandonado.

- Finalización por iniciativa mutua. Debido a que se consiguen los resultados o puede
que no se consigan los resultados y estemos ambos de acuerdo en finalizar el proceso
porque hemos agotado las posibilidades. En este caso podemos rediseñar la
intervención o derivar a otros profesionales.

En las tres modalidades se puede plantear la derivación que puede ocurrir por cambio de
domicilio del usuario o por cambio de institución del profesional. La derivación no tiene porque
ser sinónimo de finalización, pues no implica necesariamente un cambio en la intervención, sino
en algunos actores que trabajan con la familia. Cuando los resultados obtenidos no se
corresponden con los deseados puede ser debido más a la actuación del profesional que a la del
usuario (o no).

¿QUÉ SUELE OCURRIR EN LOS FINALES?


Alguno de los sentimientos y pensamiento que pueden ternos los profesionales ante la
finalización son:
- Diversidad de criterios sobre si se ha de hacer o no y/o sobre cómo
- Ambivalencia y dudas
- Pérdida y angustia
- Deseo de creatividad
- Alivio
Después de un cierre podremos elaborar diferentes proyectos (por ejemplo, para los mayores
de 18 años que lo necesiten una vez acabada nuestra intervención, o para algunas tipologías de
familias) para atender a los que necesitan nuestra intervención y no dejar espacios vacíos de
atención ni solapar intervenciones en las que hay demasiados actores.

Las familias también pueden experimentar, antes, durante y después de la finalización, por
ejemplo:
- Satisfacción
- Necesidad de dependencia tranquilizante para no cambiar de golpe
- Negación de que la intervención ha finalizado
- Regresión. Vuelta a conductas que ocurrían al inicio de la intervención
- Decepción
- Readaptación después del cierre.
- Hostilidad, huida.

IDEAS PRÁCTICAS PARA FINALIZAR LAS INTERVENCIONES.


- Trabajar el final desde el inicio. El tipo de inicio influye en el tipo de final.

- Un enfoque desde la realidad y con la máxima transparencia. Ir definiendo con el


usuario, desde el inicio, los objetivos que quiera alcanzar, acordando objetivos claros. Es
necesario que las expectativas estén clarificadas y que tengan suficiente información.

- Imaginar el final continuamente. Tener fotografías lo más claras y realistas posibles del
final para que nos ayuden a guiar el proceso. No dejar que el final lo decida solo la
familia u otros, pues los profesionales tenemos un papel muy importante. Si el fina se
aleja mucho de la “fotografía” que teníamos, deberemos mejorar en futuras
intervenciones: haciendo mejores pronósticos, trabajando sobre los objetivos más
importantes, etc.

- Ritualizar los diferentes momentos que se dan en el proceso. Nos puede ayudar a
conseguir que queden claros los motivos de inicio de la intervención, los del cambio de
cada fase y los de finalización.

- Recapitular. Durante los diferentes momentos, no sólo al finalizar.

- Establecer límites. Por ejemplo, haciendo contratos de planes de mejora que definan lo
que entendemos por final, teniendo lo más claro posible el contexto y la misión y
equilibrando la relación entre ayuda y control.

- Revisar frecuente y conjuntamente los planes de mejora. Se han de evaluar los


objetivos más importantes, resaltando lo que falta y lo que se ha conseguido.

- Potenciar sus propios recursos personales. Aprender a delegar tareas en las familias
para fomentar su autonomía y preparar su finalización de forma gradual. Podemos, por
ejemplo, conectarlos con recursos normalizados en el caso de temas de protección
infantil.

- Derivar adecuadamente al siguiente servicio o profesional o al derivante inicial. En el


caso de cambio de profesional debe intentarse estar presente en la derivación con la
familia los dos profesionales para evitar manipulaciones de la familia y que ésta se
remita continuamente al momento de la derivación. La derivación y el traspaso bien
hecho legitima, reafirma y facilita el conseguir los objetivos acordados con la familia.

- Explicitar los criterios de, por ejemplo, los servicios del territorio sobre la coordinación
interprofesional y sobre los procedimientos de cierre como paso previo para establecer
acuerdos al respecto.

- Gestionar mejor nuestro tiempo para poder pensar y realizar la finalización.

- Tener una actitud proactiva. Habla de aumentar nuestro margen de maniobra para
influir en muchas situaciones por difíciles que parezcan. Generalmente las familias que
se atienden también necesitan incrementar su proactividad pues hacen únicamente
atribuciones externas culpabilizando a los demás de lo que les ocurre.

- Decidir el cierre en equipo y con diferentes equipos si es que intervienen varios. En


casos más complicados es recomendable contar con la ayuda de supervisión interna y
externa. Puede no ser necesario que todos los equipos que intervienen cierren el caso,
sino que replanteen la intensidad de su intervención.

- Estar presentes en los momentos de finalización todos los miembros de la familia


implicados ayudan a evitar distorsiones y falsos cierres. Se ha de cuidar especialmente
las despedidas con niños y adolescentes, pues de la percepción que tengan de ser
tenidos en cuenta dependerá su confianza, más adelante en el resto de profesionales.
Dejar puertas abiertas ayuda a las familias para que sepan cuando pueden recurrir de
nuevo al equipo.

- Durante la última sesión se recomienda que participe el máximo de profesionales que


han formado el equipo. La recapitulación en la última entrevista puede incluir: valorar
logros y dificultades, resaltar la capacidad de la familia para resolver problemas futuros,
señalar los motivos de la finalización, etc.

- Aprovechar la experiencia que tienen las familias y adolescentes de nosotros y de


nuestros servicios para que nos evalúen y así poder aprender de esta múltiple
evaluación.

- Aplicarnos a nosotros mismos las estrategias y técnicas eficaces que usamos con las
familias y al revés, aplicarles a ellas las que nos aplicamos a nosotros y nos funcionan.
Sino estaríamos ante posibles problemas deontológicos. Cuanto más y mejor
trabajemos sobre nosotros mejor los podremos ayudar.
- Pensar y diseñar nuestro propio final en nuestro equipo y nuestra finalización como
profesionales. Cada vez que finalizamos la intervención con una familia también
finalizamos algo nosotros como profesionales y avanzamos en nuestro itinerario
profesional. Hay un ejercicio que recomienda imaginar lo que nos gustaría que las
personas cercanas a nosotros dijeran de nuestro quehacer profesional cuando dejamos
de realizarlo.
.

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