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a. Adquirir una formación especializada sobre los aspectos técnicos de la terapia familiar,
la familia y sus procesos.
2. UN TODO INTERCONECTADO.
Es frecuente que el terapeuta durante un proceso de formación evoque recuerdos vividos
como placenteros o displacenteros en relación a su propia historia personal-familiar cuando se
traten las crisis familiares o se visualicen algunas de las escenas temidas del profesional
durante una intervención concreta.
Durante mucho tiempo se han hecho esfuerzos para evitar que la práctica profesional quedara
contaminada por las vivencias personales del terapeuta. Los intentos de disociación
profesional-familiar resultan infructuosos ya que somos un todo único que fragua una relación
con las personas o familias con las que se trabaja. Intentar que emociones o recuerdos durante
nuestro trabajo vengan a nuestra mente, es algo inútil ya que durante la intervención
profesional es normal y no un problema en sí mismo, el cual puede surgir cuando uno actúa sin
darse cuenta de que esas emociones están ahí.
Los intentos de disociación extrema,fría,lejana, no es más que una distancia defensiva que pone
el profesional con los pacientes-familias tomando como base sus propios miedos. Aponte
señala, que:
M. Elkaïm, señala que la resonancia, se manifiesta en una situación donde la misma regla se
aplica, a la familia del paciente, a la familia de origen del terapeuta, a la institución en que el
paciente es recibido, al grupo de supervisión. Las resonancias son un caso particular de lo que
él denomina “ensamblajes”, y están constituidas por elementos semejantes, comunes a
diferentes sistemas e intersección, mientras que por su parte los ensamblajes están
compuestos de elementos diferentes que pueden estar ligados a datos individuales, familiares,
sociales u otros. Por tanto, se puede definir la resonancia como:
“La resonancia son esos ensamblajes particulares constituidos por la intersección de diferentes
sistemas que comportan un mismo elemento. Bajo el efecto de un elemento común, diferentes
sistemas humanos parecen entrar en resonancia, así como los cuerpos pueden ponerse a vibrar
bajo el efecto de una frecuencia determinada”.
La resonancia es una metáfora que expresa la vivencia que tienen los terapeutas en la
interacción con los pacientes-familias. Son ecos, podrán influir en la construcción que se haga
de la realidad. Puede favorecer o perjudicar la terapia, puede servir para mejorar la empatía o
suponer un obstáculo que limite la forma de pensar y actuar. Muchas veces son resonancias
perturbadoras al generar irritación o amenaza.
Por otra parte, Elkaïm, apunta sobre la idea de autorreferencia, la cual señala:
“Lo que siente el terapeuta remite no sólo a su historia personal, sino también al sistema en que
este sentimiento emerge, el sentimiento y función de esta experiencia vivida se vuelven
herramientas de análisis e intervención al servicio mismo del sistema terapéutico”.
Según este autor, los sentimientos del terapeuta en relación a los pacientes no son una
deficiencia. Los sentimientos que nacen en el seno del sistema terapéutico tiene un sentido y
función respecto al sistema mismo. Es más, este autor cree que esos sentimientos mutuos
(familia-terapeuta), son los fundamentos comunes sobre los cuales se puede edificar la terapia.
3. ¿QUIÉN AYUDA A QUIÉN?.
Indudablemente, la construcción de la relación de ayuda tiene ese sentido bidireccional
terapeuta-familia y familia-terapeuta. El profesional recibe inputs por parte de la familia que le
gratifican profesionalmente y contribuyen a perfeccionar sus destrezas. El interrogante inicial
hay que situarlo en el punto donde el profesional con la práctica terapéutica intenta cubrir
facetas personales y familiares no resueltas.
Ceberio apunta a la idea de toma de distancia única, que supone la cierta objetividad que
puede tener el profesional al no verse inmerso en el sistema familiar que genera el problema de
la persona que consulta. Sería una especie de objetividad dentro de nuestra objetividad.
4. MOTIVOS PARA LA ELECCIÓN DE LA PROFESIÓN DE TERAPEUTA FAMILIAR.
James D. Guy plantea varios aspectos que pueden influir en la elección de la práctica
psicoterapéutica, y señala que hay factores inherentes al rol de psicoterapeuta que interactúan
con una serie de elementos personales para influir en la elección de esta labor.
FACTORES MOTIVADORES.
- Satisfacción que procura la práctica terapéutica. Identificación, reconocimiento y
prestigio, compensación económica, estimulación intelectual, desarrollo y satisfacción
emocional (seguridad en sí mismo), enriquecimiento y realización personal (mejorar la
calidad de vida, ver resultado del trabajo).
La práctica reiterada de esos roles los han hecho sensibles a muchas situaciones, y lo han
predispuesto a la adquisición de la formación técnica adecuada. Muchos terapeutas en
formación han sentido la llamada de la terapia familiar, es decir, especializarse
profesionalmente aprovechando y mejorando las habilidades personales ya adquiridas. Sin
embargo, sobre todo al principio de la formación técnica, la intención última y oculta, es
adquirir o incrementar destrezas que permitan actuar con mayor eficacia en el sistema familiar
propio.
Otras de las contribuciones del trabajo sobre la familia de origen del terapeuta tienen que ver
con el aporte que este análisis hace a la estabilidad emocional del participante, si bien éste
puede vivir un período de confusión, agitación, ansiedad inicial como consecuencia del trabajo
emprendido. Se puede calificar como un esfuerzo orientado a mejorar la salud mental por las
experiencias personales, como por el impacto personal que produce el trabajo con otras
familias. Contribuye a potenciar los beneficios de la práctica profesional y reducir los riesgos
de la misma.
Vivir en carne propia un ejercicio de reflexión sobre la familia de origen propia y del papel que
el participante tiene ella, ayuda a apreciar y darle más valor a lo que cuentan las familias con las
que se trabaja, pero también es una contribución interesante para ayudar a mejorar el
encuentro y la empatía con los amigos que participan de la misma actividad vivencial.
De otra parte, es una oportunidad de ver cómo interviene el profesional que conduce la sesión,
esto permite observar un modelo de intervención terapéutica que puede ayudar a definir el
estilo propio de trabajo, pseudopaciente.
Aunque el fin en sí mismo del trabajo con la familia de origen del terapeuta no sea la de generar
cambios, sino analizar y reflexionar, resulta difícil que los cambios o propuestas de cambio no
se hagan presente durante las sesiones. Este espacio de trabajo, sin duda ofrece una
oportunidad para comprobar la efectividad de la intervención terapéutica en uno mismo.
Ayuda a elaborar conflictos sin resolver, o al menos, recibir miradas alternativas.
Otros aspectos a trabajar que aparecen en el genograma o paralelo al mismo son, la percepción
de sí mismo, la definición de la propia familia identificando los rasgos más distintivos. En este
punto el docente-facilitador pondrá énfasis en que aparezcan junto a los aspectos negativos los
aspectos positivos de la familia.
Todas las familias incorporan a sus historias procesos de duelo. Tras una experiencia de
sufrimiento que la familia exprese o manifieste, suele haber una pérdida o amenaza de pérdida
significativa. Gran parte del trabajo en terapia familiar lleva incorporada la vivencia de una
pérdida intensa desgarradora con la que el profesional tiene que trabajar.
El dolor duele y por ello cuando se visualizan constantes situaciones de dolor ajeno, el
espectador se inmuniza generando unas defensas que le hacen mostrarse o estar insensible,
bien intenta desaparecer de la escena evitando la visión del momento doloroso o se une a ellos
siente como los afectados. Cuanta mayor similitud entre la escena de dolor visualizada con
situaciones propias vividas, mayor proximidad, empatía, comprensión y solidaridad habrá con
los afectados.
Cuando en terapia familiar se trabaja con las pérdidas y los duelos de las personas y familias, el
terapeuta recuerda y visualiza sus propias pérdidas y duelos. La persona del terapeuta también
tiene sus propios duelos, de los cuales muchos los tiene ya elaborados, otros están en proceso,
los menos estarán paralizados o demorados. Es de gran importancia para el ejercicio de la
terapia, revisar el estado de los duelos del profesional, y sobre todo cómo pueden influir en la
práctica profesional, lo que Worden denomina explorar su propia historia de pérdidas. Es de
gran valor revisar los aprendizajes que han supuesto las experiencias de pérdida y de duelo.
Evaluar el grado de resignificación positiva que hayamos dado a esas experiencias, y el
crecimiento que nos ha reportado, es un ejercicio muy saludable.
Es muy importante saber que la sola experiencia personal de duelos no es suficiente para
trabajar con los duelos de los pacientes-familias. Es necesario un cierto nivel de
perfeccionamiento en esta materia. La propia experiencia personal de duelos no es suficiente
para trabajar con los duelos de los pacientes-familias, siendo necesario un cierto nivel de
perfeccionamiento, el adiestramiento se hace necesario en el manejo de nuestra persona en
este tipo de situaciones.
En el trabajo terapéutico con las pérdidas de las familias pueden encontrarse escenas de
pérdidas ya vividas o situaciones más temidas por el profesional, por lo que hay trabajar en
ciertos momentos o con ciertas situaciones con una gran ansiedad, de no ser conscientes de
este proceso esta ansiedad puede ser trasladada a la familia con la que se esté trabajando.
El trabajo introspectivo del terapeuta en formación acerca de sus propios duelos puede
ayudarle a entender mejor los procesos que siguen sus pacientes-familias, sobre todo en lo que
respecta al dolor agudo, angustia, reacciones. A su vez le proporciona una buena oportunidad
para valorar los recursos personales disponibles que le permitieron enfrentarse al duelo.
Permite identificar el estilo personal del afrontamiento. Se puede señalar que un buen
aprendizaje en el trabajo con los propios duelos puede ayudar a descubrir las limitaciones a la
hora de las intervenciones.
1. Entender mejor el proceso de duelo de terceras personas, como se sufre y tiene el lugar
el proceso curativo.
3. Se tiene una idea clara de los recursos disponibles, lo que fue útil y lo que no ayudó.
4. Ayudar a saber, sobre la base de la experiencia propia, que hay que decir y cómo decirlo
a otra persona que tenga gran dolor por las pérdidas que esté viviendo.
5. Identificar los aspectos no resueltos de pérdidas anteriores. Para Zeignerik, una tarea
inacabada se recordará hasta que se complete. Cuando el profesional detecta que hay
áreas en las que tiene grandes limitaciones para intervenir por la influencia de aspectos
personales, es conveniente inhibirse del caso y derivarlo a otro compañero. Se trata de
reconocer que uno no es capaz de controlar todas las situaciones.
6. Aprender de los propios duelos las limitaciones que cada profesional tiene respecto de
tipos de clientes y de situaciones a tratar. El tipo de cliente con el que se tiene
dificultades personales está relacionado normalmente con el área en la que el propio
profesional tiene un conflicto no resuelto.
El trabajo con las escenas temidas del profesional pasa por aclarar las escenas personales que
subyacen y perturban o pueden interferir en la terapia. Se trata de esclarecer los miedos e
incertidumbres, aprender de ellos para revertirlos positivamente en la actividad terapéutica. El
tipo de trabajo tiene un enorme potencial, a la vez que es muy potente a nivel personal y
profesional.
- Escena temida. La vía regla para la exploración de las escenas familiares irresueltas que
puedan perturbar o puedan bloquear la tarea profesional. El desenganche de estas
dificultades viene de mano de la aclaración de las escenas personales que subyacen en
uno mismo y que permanentemente se reactualizan cuando se plantea una situación
determinada en el escenario de la terapia.
- Escena resonante. Los miembros del grupo que escuchan el relato y la dramatización
tanto de la escena temida y de la consonante, realizan sus aportaciones, opiniones,
comentarios. Se busca que las subjetividades de cada miembro del grupo de
entrenamiento resuenen. Estas aportaciones están inspiradas en las resonancias de
cada uno. Se trata de descubrir la escena polifacéticamente. Es abarcativa,
pluridimensional y totalizadora.
No todas las dificultades que le acontecen a las familias se acaban convirtiendo en problemas,
crisis, disfunciones, ni tienen que ser tratadas por profesionales de ayuda. Para abordarlos no
profesionalmente, existen los contextos naturales de cambio, que son aquellos que se dan en
la vida cotidiana de las personas donde se recurre a un pariente, amigo o vecino para solicitar
ayuda, compartir un malestar ante una situación de dificultad. Buena parte de la red social se
compone de individuos a los que solicitar o prestar ayuda ante cualquier eventualidad,
pudiéndose conformar dicha red en sí misma un contexto natural de cambio.
Por otra parte están los contextos profesionales de cambio, que son formas especializadas de
ayuda. Han tenido un importante desarrollo, sin dejar de convivir formas arcaicas con otras
más tecnificadas. Ambos contextos están desde el origen de la comunidad.
Los contextos profesionales serían el marco que se establece entre cliente y profesional que
permite dar significado a una serie de intercambios comunicacionales orientados a introducir
el cambio en el cliente. Entendiendo como cambio la narración significativa en la vida del
cliente que establecerá un antes y después de ese encuentro con el profesional.
Cirrillo entiende por contexto clínico, el marco que se estructura en torno a la relación
terapeuta-paciente, cuando este último formula al profesional un pedido de ayuda relacionado
con un genuino síntoma psiquiátrico o con un malestar existencial serio, y acepta afrontarlo
según la relación que el terapeuta le propone. No obstante, dicho autor usa de manera
equivocada el concepto de contexto terapéutico en la medida que un contexto no clínico puede
ser terapéutico, es más los contextos naturales son terapéuticos. Parte del imaginario creado
en torno a dicho contexto entre los profesionales de ayuda, gira en torno a la idea de verlos
como algo fascinante, mágico donde son posibles las curaciones asombrosas. Es el contexto
más admirado, deseado, envidiado. La creatividad y arte están presentes en la medida que en el
fondo se trata de co-crear una nueva historia con los mismos actores. Para que un contexto
clínico se inicie se precisa un trabajo intenso de otros profesionales en otros contextos previos
que se ubican la mayoría en los contextos no clínicos. Así mismo, el contexto clínico se da sobre
todo en torno a la psicoterapia.
De otra parte, Cirrillo señala que los contextos psicosociales o no clínicos, un contexto
diferente del terapéutico donde se dispone de unos recursos que, si son utilizados
correctamente, resultan eficaces para producir el cambio deseado y, a veces son mucho más
recomendados que las míticas psicoterapias. Es el contexto donde la mayoría de servicios de
Trabajo Social desempeña su práctica.
Contexto Asistencial.
El más vinculado a los trabajadores sociales. Tiene un carácter asistencial que cubre carencias
de la población, caracterizado por haber pasado de ser graciable y caritativo a ser un derecho.
Puede ser público o privado.
El trabajador social se encuentra en una situación de doble delegación, de una parte el cliente o
familia esperan una respuesta no cuestionadora de su visión lineal del problema. El servicio
también espera del trabajador social que no altere su organización con análisis demasiado
profundos, solo si suponen un ahorro de recursos para el servicio.
El cliente se sitúa en una posición down respecto al servicio y profesional que están en una
posición up. El cliente es demandante y el servicio otorgante, quien tiene la potestad de
conceder y en qué medida.
Muchas de las situaciones que se atienden en este contexto encierran en sí una gran carga
emocional para los profesionales que las atienden. El tipo de atención que se produce en este
contexto es generadora de cronificación y dependencia en la relación cliente y
profesional-servicio. Cuando se prolonga en el tiempo excesivamente la relación sin articular
cambios, la cronificación está cercana (cambio 1). Ejemplo. La atención transgeneracional dada
en algunas familias atendidas.
Otra característica a los efectos de los niveles de intervención con familias, es el escaso
prestigio o relevancia técnica que comporta la intervención en estos contextos, siendo más
consideradas o prestigiosas por la comunidad científico-técnica, las intervenciones familiares
más especializadas. La intervención en este contexto es muy poco reconocida y teorizada.
Los recursos con los que se cuentan son escasos y es frecuente tener que batallar el acceso a
recursos ajenos. El profesional es visto como el único responsable de la atención y
dispensación de servicios conforme a su demanda. El trabajador social es quien recibe el
impacto de la demanda y los efectos de la denegación de lo solicitado.
Se interviene en base a la demanda y las condiciones del contexto no son muy favorecedoras
para hacer un análisis del juego relacional familiar más profundo que puede estar inmerso en
las demandas reiteradas asistenciales. Las dificultades y/o resistencias para trabajar en algo
más que el clásico binomio necesidad-recurso, son puestas por las propias familias y/o el
servicio.
Los contextos asistenciales suelen estar burocratizados, llevándose a cabo en exceso funciones
de secretariado social. Es frecuente que el Trabajador Social quede atrapado en una situación
de doble vínculo entre dos encargos incongruentes entre sí, por una parte servir sin más a las
demandas de los usuarios y por otra intentar generar cambios de segundo orden dentro del
sistema familiar como parte del mandato profesional.
Estos dos encargos son incompatibles entre sí, generando en el profesional un profundo
malestar e insatisfacción por no poder llevar a la práctica los aspectos teóricos-técnicos. La
situación puede generar más malestar si la formación adquirida por el profesional es de corte
sistémico. Las emociones del profesional pueden rotar entre agotamiento, frustración, deseos
de abandono.
Cirillo apunta, que demandas reiteradas de carácter asistencial de común tienen una base de
malestar relacional, y apunta el fenómeno síndrome de indemnización. Cuando alguien
demanda algo a una institución de manera reiterada, porque alguien de la familia no cumple.
Al trabajador social se le brinda una buena oportunidad para iniciar una relación que puede
llegar a consolidarse en un acuerdo para la generación de cambio sobre la base del
asesoramiento, aunque no siempre se formula un contrato de mayor alcance del propio
asesoramiento.
Es conveniente hacer una lectura relacional del juego familiar tras la petición de
asesoramiento, en muchas ocasiones se moviliza parte de la familia o algún miembros aislado
buscando la certificación de un profesional sobre su hipótesis lineal de lo que ocurre en la
familia, generalmente en términos culpabilizadores para con otros miembros (juego relacional
subyacente). El profesional corre el riesgo de quedar triangulado en la familia.
CONTEXTO INFORMATIVO.
Muchas veces la petición de información lleva algo por detrás calado. En este contexto se
demandan noticias, informaciones, datos. No se da una relación estable profesional-usuario. El
usuario se acerca de manera voluntaria al servicio para obtener información. El profesional
puede sentirse dentro de este contexto ejerciendo una función de secretariado social de mero
transmisor de información y no desarrollando sus potencialidades terapéuticas.
Es necesario tener presente que muchos usuarios se acercan al servicio con la intención de
plantear sus dificultades pero utilizan la vía de petición de información como paso previo, como
movimiento de tanteo, demanda por tanteo. Es necesario que el profesional sea sensible, y
permite dejar las puertas abiertas para que el usuario formule su demanda de manera más
explícita cuando se encuentre en condiciones para ello, si es el caso.
El usuario no siempre tiene clara su demanda, su solicitud explícita no siempre coincide con la
real. La petición de información es la solicitud más simple que puede presentar sin
desequilibrar demasiado al sistema familiar. El no oír estos mensajes explícitos puede derivar
en que la familia tenga que amplificar el síntoma para que el profesional y el servicio tengan la
posibilidad de darse cuenta de la demanda real.
En algunos servicios, los auxiliares de información que no son trabajadores sociales, no tienen
especial sensibilidad y conocimientos técnicos para detectar o facilitar los cauces para una
demanda de mayor alcance. Juego por tanteo o sondeo.
CONTEXTO EVALUATIVO.
Su objetivo es proporcionar a otra entidad una evaluación sobre una situación concreta de una
persona o familia. Semejante a un examen, donde el cliente debe demostrar que cumple unos
requisitos ante un experto que lo evalúa. El experto sanciona públicamente la capacidad o
incapacidad para…, mediante la emisión de un certificado público (dictamen sobre tercer grado
por ejemplo).
Con frecuencia la familia presiona al profesional para la emisión rápida del dictamen por
cuanto lo necesitan para llevar a cabo el siguiente paso en el proceso. La petición de una
respuesta inmediata puede dificultar la acción reflexiva necesaria sobre el caso y puede
generar errores.
La familia o miembro de ella, construyen su historia conforme piensan que va a ser más
favorable y recibirá mayor aprobación por parte del profesional. Esto hace que el trabajador
social se mueva bajo el mito del ocultamiento- descubrimiento de información que presupone
en la familia.
La lectura lineal general que ambienta al contexto gira en torno a la valoración del
cumplimiento-incumplimiento por parte del usuario- familia. La solicitud de intervención parte
por lo general de otra institución denunciando una situación de incumplimiento por parte de la
familia o bien establece una directriz de actuar de algún modo conforme a una resolución o
dictamen.
Es difícil llevar a cabo un proyecto generador de cambio en este contexto, sobre la base de
posiciones lejanas entre el profesional, el servicio y familia, sobre todo si la lectura implícita es
lineal.
El contexto de control es el más poderoso al ser generador de cambios que están apoyados en
las normas y en lo establecido en la legislación. Estas acciones contundentes no siempre son
generadores de cambios de segundo orden permanente. Este contexto, debería ser utilizado
como recurso extremo tras ser utilizadas otras vías menos contundentes y más conciliadoras.
- Una vez identificadas las reglas del contexto, modificar las reglas del contexto (MRC)
sin desvirtuar el contexto (NoDC) mismo.
- Aprovechar los recursos (RC) que ofrece el contexto siempre bajo una estrategia
relacional ( R ).
- Aplicar el modelo sistémico. Aplicación del modelo de sistemas supone una suerte de
desafío de lo que es, es decir, pasar de la visión lineal a la circular. La irrupción de la
visión relacional comporta un salto cualitativo enorme.
- Pocos desarrollos teóricos. La causa de que haya tan pocos modelos teóricos prácticos
es debido a que la intervención con familias ha tenido su gran desarrollo en la terapia
familiar, contextos clínicos.
- Las resistencias del servicio de los compañeros y familias. Esto ocurre porque no se
identifica una nueva acción dentro del contexto.
- La renuncia. Al considerarse inaplicable el modelo. Supone archivar esos
conocimientos por el nivel de dificultades que entraña el ponerlos en práctica. Es la
opción menos costosa en tanto que supone un ahorro de energía y una drástica
reducción de desencuentros con el entorno.
El trabajador social cuando toma contacto con una familia que ha sido enviada, tiene que
hacerse ciertas preguntas. Es necesario cuestionarse sobre la posición que actualmente ocupa
el remitente con respecto a la persona enviada y al resto de la familia, también la relación que
hay entre quien remite y el profesional y servicio al que envía, el grado en el que el remitente
está comprometido o involucrado con la situación.
Tener más claridad sobre estas relaciones, permitirá establecer un contacto con el usuario o
familia más fundamentada, y utilizar estrategia frente al remitente favorecedora y permita
prevenir posibles dificultades futuras con el caso.
TIPOS DE DERIVACIONES.
- Derivación acto múltiple. Involucra a varios profesionales e instituciones. Puede ser
en varias ocasiones en la trayectoria de un caso.
- Derivación acto único. Solo una vez y a un profesional. Deben estar de acuerdo con
los familiares.
El segundo grupo, lo compondrían aquellos remitentes que pueden generar algún problema al
trabajador social interfiriendo seriamente en la relación con la familia y neutralizando gran
parte de la acción emprendida. Es necesario definir una estrategia que impida la aparición de
esta situación disfuncional. Entrarían:
Esta dificultad consiste en verse obligado a actuar en dos frentes, a tener que
mantenerse en contacto con el usuario/familia en el ámbito profesional y afrontar una
relación con nivel jerárquico superior. Se pueden adoptar estrategias tendentes a
evitarlo, pueden ser útiles para evitar peligrosos deslizamientos de contexto, que
podrían invalidar el proyecto de intervención. Es útil como estrategia definir la posición
propia y ajena antes de trabajar los contenidos. El trabajador social es quien marca las
reglas del contexto de ayuda.
Ejemplo. Escuela que adjudica a la familia la responsabilidad del malestar que el chico
experimenta en el ámbito escolar.
- Envío genérico. No se explica al usuario las motivaciones del envío. El encuentro con el
servicio estará colmado de ansiedad y preocupación, el usuario tenderá a levantar
barreras de protección y descalificación. Es conveniente tener en cuenta esta situación,
tratando de que en el primer contacto salga a la luz cuales son, a juicio del usuario, los
motivos del envío.
- Envío ansioso. Fruto de la emergencia del síntoma que quien deriva entiende grave o
bien no sabe manejar adecuadamente. Se pretende una atención pronta que contribuya
a generar equilibrio del derivante y/o de la familia o de alguno de los miembros
especialmente.
-
- Envío hostil. Propio de relaciones tensas entre derivantes y receptor, o entre los
servicios de ambos. Derivación generalmente obligada interservicios, muy marcada por
la desconfianza entre profesionales, que activa la resistencia al cambio y aboca al
fracaso la intervención futura a partir de la derivación.
Es posible que la demanda sea uno de los últimos pasos que dé la familia para resolver sus
problemas y aliviar sus tensiones. No significa que no hayan dado pasos previos intentando
otros modos de solución que hayan podido resultar infructuosos o no del gusto de todos los
componentes. Se entiende la demanda como producto de un momento determinado dentro de
un proceso, puede ser motivada por un desbordamiento, como una crisis de las posibilidades
que la propia familia tiene para la resolución de una situación.
En Trabajo Social durante la recepción de la demanda y el análisis de la misma, hay que estar
atento a diferenciar entre el motivo manifiesto y el motivo latente. El trabajo durante los
primeros contactos consistirá en diferenciar los elementos que han contribuido a generar el
problema actual de las dificultades ya existentes, es decir, conocer, diferenciar, ubicar y
ponderar cada uno de los elementos presentes. El Trabajador Social está llamado a
comprender la naturaleza de la crisis en la que se encuentre anclada la familia, si lo que se
pretende es intervenir estableciendo una relación eficiente y coherente con ella y no en su
lugar.
Además, es preciso definir desde las primeras tomas de contacto la idea de que el profesional
no puede por sí mismo solucionar los problemas de la familia, este (profesional) necesita del
aporte de información y participación del sistema familiar.
El trabajo sobre el síntoma, es otra de las formas habituales de proceder de algunos servicios
de muchos profesionales que lejos de hacer un esfuerzo de abstracción mayor, una lectura
circular del problema, inciden sobre el emergente sin esta perspectiva relacional. Muchos de
los servicios adoptados en formas diversas se constituyen en una suerte de más de lo mismo.
Miguel Gusart hace una propuesta metodológica para la atención de las demandas familiares
que contiene lo expuesto hasta el momento y considera los siguientes pasos:
Parte exploratoria.
Aparición de la demanda sin olvidar informaciones relativas al derivante o remitente.
Importante hacer preguntas como ¿qué ocurrió antes de la demanda en el seno de la familia?,
¿qué espera conseguir cada miembro del sistema familiar?. Estas informaciones no pueden
permitir elaborar hipótesis sobre el tipo de relación que la familia pretende establecer con
nosotros, sobre sus expectativas y sobre la función del síntoma dentro del contexto familiar.
Análisis de la demanda.
Durante la recogida de datos a partir de la ficha relacional que se elabora con el demandante,
se recoge información relacional y redefine la demanda en el sentido de incluir preguntas
relacionadas con la familia y con los sistemas externos que guardan relación con ella y con el
problema que presenta. Algunos contenidos de la ficha relacional son ¿qué beneficios se
pueden obtener con la demanda?, ¿quién manifiesta el problema? o ¿por qué acuden a
nosotros?.
Redefinición de la demanda.
Redefinir significa, no buscar soluciones dentro de los límites de la familia, la solución está
fuera de la visión familiar, la familia se mueve dentro de una perspectiva lineal causa-efecto y le
resulta difícil ver la interrelación de distintos elementos. Incluirá la relación familia-servicio y el
contexto donde se da la relación. Dentro del contexto de servicios sociales se dan otros
metacontextos donde se establecen otros tipos de relación: ayuda, control, aumentando esto el
nivel de complejidad.
Estrategias de intervención.
Preparación de entrevistas con la familia, los aspectos más destacables para trabajar
conjuntamente, los miembros más significativos y lo que se van a convocar, la comprobación de
hipótesis y la posibilidad de formular otras nuevas, los recursos a proponer y su inclusión
dentro de un proyecto global de intervención y la devolución en forma de conclusión de estas
primeras entrevistas, son los elementos que se consideran a la hora de establecer estrategias.
Estos pasos siguen una secuencia temporal precisa que se entrecruzan, aunque el
conceptualizarlos ayuda a saber en qué momento nos encontramos.
De Bray señalaba que la relación ha sido definida como una interacción dinámica de los
sentimientos y actitudes del caseworker y del cliente. Una acción recíproca percibida y dirigida
por el asistente social con el objeto de ayudar al cliente a conseguir una mejor adaptación a su
medio.
TIPOS DE DEMANDAS.
Antes de señalar los tipos de demandas, hay que hacer precisión en los tipos de familias que
según Donoso y Saldías llegan al profesional.
- Familia que demanda ayuda. Es ese tipo de familia que acude a consultar motivada
por la percepción y conciencia que posee una situación problema con el interés de
cambiarla.
- Familia a la que se propone ayuda. El trabajador social le ofrece ayuda tras captar
que atraviesan una dificultad, aunque ellas tienen una débil, difusa o confusa conciencia
de una situación problema.
- Familia a la que se exige un cambio. Por parte de las instituciones y servicios se les
pide, cuando no se les exige. En la intervención con estas familias el profesional y
servicio se sitúa en un contexto de control.
- Demanda pasiva. Aquella que activa al entorno social circundante para movilizar
recursos institucionales, es decir, la inacción de la familia o de alguno de sus miembros,
genera una demanda indirecta (derivación). También puede ser aquel tipo de demanda
que tras su planteamiento (demanda directa), el/los demandantes no hace nada para
encontrar opciones conjuntas con el profesional para enfrentar la situación. Dan lugar a
delegaciones. Neuburger, plantea que para que se genere una demanda sobre la base
de una necesidad, malestar, es preciso que haya una presencia de síntomas, percepción
de sufrimiento, y petición de ayuda para un cambio. En cuanto no se den estas tres
variables aunque se aborde el caso, no se llevará a cabo la implicación de las partes
afectadas para el cambio de la situación.
- Demanda como sondeo. Tipo de demanda directa y explícita en parte, dado que puede
haber otra parte de la misma que es implícita en parte o no manifiesta de manera
temporal o permanente.
El profesional tiene que ser muy cuidadoso con este tipo de demanda toda vez que
puede quedar involucrado en el juego, pasando a convertirse en un nuevo jugador. El
juego es un concepto abstracto que engloba las relaciones de los miembros del sistema
familiar, las creencias que tienen unos de otros, de sí mismo y de la familia en su
conjunto.
3. EL SÍNTOMA.
Ríos González señala que desde el punto de vista sistémico, entendemos por síntoma la
manifestación externa de fenómenos que tienen lugar en capas profundas del proceso de
adaptación del individuo a las exigencias de su progreso o del sistema familiar a un nuevo ciclo
vital. La presencia de síntomas obliga a reestructurar mecanismos, reglas, valores, mitos,
rituales, juegos de poder, en un momento crítico de la vida del sistema familiar o del individuo
catalogados como enfermos.
En todo síntoma desde la perspectiva sistémica, se expresa un lenguaje no verbal a través del
cual el sujeto intenta transmitir al entorno algo que no sabe, no puede o no quiere decir con
lenguaje verbal y directo. En la aparición de síntomas influye poderosamente la presencia de
factores que explican la aparición y el mantenimiento de las sintomatología. El uso de síntomas
como mensaje, da lugar a la aparición de lo que podemos denominar, comportamiento
sintomático, conducta que ha de conocer adecuadamente el experto en el tratamiento de las
interacciones familiares o de pareja.
DEFINICIONES.
L.Onnis, el síntoma es al mismo tiempo y paradójicamente la manifestación de una exigencia
del cambio y un elemento de estabilización de un equilibrio patológico.
G.Ausloos, el síntoma nos presenta el principal camino para leer el funcionamiento del sistema.
El síntoma puede ser entendido como una metáfora del funcionamiento familiar.
La aparición del síntoma es el resultado de la ruptura del equilibrio funcional del sistema
familiar. Cuando el sistema se torna muy rígido, incapaz de cambiar e incorporar nuevas
energías del exterior y del interior, aparecen síntomas, se torna rígidamente homeostático. El
síntoma está ligado a una incapacidad del sistema de adaptar sus reglas de funcionamiento a la
necesidad de evolución o de coevolución de sus miembros.
De otra parte, el síntoma cumple una función de expresar la necesidad de cambio en forma de
crisis. La amplificación del síntoma, es una llamada de atención hacia el exterior del sistema
familiar y también hacia el interior de la necesidad de un cambio, de una modificación. Puede
suponer el desencadenamiento de nuevas crisis o la reaparición de crisis ya recurrentes que
han tenido su inicio en el pasado, pero que su resolución no se ha llevado a cabo de manera
funcional, o se han evitado.
Hay una serie de aspectos que son algunos de los muchos que se pueden considerar a la hora
de evaluar un sistema familiar de manera que nos aporte las informaciones suficientes para
comprender la dinámica interna de esa familia. Las hipótesis de trabajo ayudan a rastrear la
información y confirmación de las mismas a comprender la situación.
- ¿Quién envía la familia? ¿Cuál es la posición actual del que deriva respecto de la familia?
¿Hasta qué punto está involucrado en la dinámica familiar? ¿Puede favorecer como
estabilizador o como foco de resistencia en la intervención?.
Ficha relacional donde incluir ¿quién está más preocupado por el problema?, ¿qué ocurrió antes
del problema?, ¿quién manifiesta el problema?, ¿hay alguien que no se haya enterado del
problema?, ¿por qué acuden a nosotros?
¿Quién habla primero para explicar el problema? A quién se dirige, a quién intenta involucrar en
su explicación del problema, qué expresión no verbal reflejan el resto de la familia, sobre todo
el paciente identificado.
¿Cómo comparte el resto del sistema la exposición del problema? Acuerdos, desacuerdos,
reformulaciones, alianza, rechazo, indiferencia. Durante el desarrollo, ver quién interrumpe,
cuándo, en qué temas, quién domina.
- Ecomapa. Hay que tener en cuenta además de los diferentes sistemas que interactúan
con cada uno de los miembros del grupo familiar, o con éste en su conjunto,
características de los componentes u organización de dichos sistemas, así como la
finalidad y relación que se establece en la interacción.
Paciente identificado.
Saber quién es, la función que cumple en el sistema pero no el por qué de una conducta sino el
por qué, saber cómo contribuye el síntoma al mantenimiento del equilibrio familiar, el papel del
miembro sintomático respecto del sistema:
- Actitud negativa. Es calificado por el sistema familiar como la única causa del
problema, del dolor, infelicidad, sufrimiento familiar.
Identificación de los cambios de roles que se han producido en el tiempo como los
acontecimientos vitales que los han provocado, el grado de duración y permanencia dados en
esos cambios, y el grado de flexibilidad y tolerancia en la familia en esos cambios de roles.
Identificación de alianzas.
Identificación de triángulos.
Presencia de chivo expiatorio, delegados vinculados o expulsados, lo cual nos permite ver las
funciones que cumple respecto de los conflictos familiares y de la homeostasis familiar.
Comunicación familiar.
La familia disfuncional se caracteriza por ser la comunicación vaga, confusa, evasiva, con
mensajes conflictivos, con dobles sentido, con cortocircuitos entre el nivel de relación y el de
contenido. La familia funcional, será más abierta, más clara, más espontánea, recíproca,
receptiva, metacomunita, más centrada en los niveles de contenido toda vez que los de relación
están lo suficientemente claros.
Comunicación afectiva.
- Clara e indirecta. El mensaje es congruente pero pasa por un canal o vía alterna, por lo
que no se dirige directamente al receptor.
Capacidad metacomunicativa.
Resolución de conflictos.
La familia funcional acepta de manera realista las situaciones estresantes y tensionantes, tiene
mayor capacidad para abrirse paso a través de los estresores usados en las relaciones y la
comunicación clara, afrontando los desajustes, evitando las triangulaciones o haciéndolas
manifiestas si estas se intentan.
Unidad. Grado de solidaridad o rigidez impuesta por la familia cuando entran en conflicto.
Tipo de expresión que la familia maneja. Abierta, encubierta, directa, desplazada, hostilidad,
desesperación, cinismo o cordialidad, ternura, empatía.
Ciclo vital.
Son aquellas etapas por las que ha pasado la familia, con sus dificultades, nuevos equilibrios,
aprendizajes, y sus estancamientos para identificar la etapa no superada y los motivos que
están dificultando el proceso.
Diferenciación entre los miembros y subsistemas. Identidades de los miembros más o menos
claras, más o menos seguras, respecto a la individualidad, a la autonomía, se alienta o no la
singularidad.
TEMA 3. METODOLOGÍA PARA LA CONSTRUCCIÓN DE HIPÓTESIS RELACIONALES Y
DIAGNÓSTICO.
1. HIPÓTESIS RELACIONALES. UNA SUPOSICIÓN NECESARIA QUE ORIENTE LA
INTERVENCIÓN.
Hipótesis significa lo que está debajo, es decir, la propuesta que sirve de base a una
construcción conceptual. En la conducción de la investigación de la realidad familiar con el
objetivo de comprenderla, el trabajador social se apoya en una o varias hipótesis formuladas a
partir de la información que la familia y otros servicios le han compartido. Es una suposición
que sirve de base a un razonamiento, sin referencia a su verdad, como punto de partida para
una investigación, según Selvini.
Las formuladas desde el modelo sistémico son de tipo relacional, es decir, se construyen en
base al análisis de relaciones, no tanto de la consideración de los miembros de la familia de
manera individual, sino de las relaciones que entretejen entre sí, y las relaciones con el
entorno.
Están aún situadas en clave evaluativa, son ya en sí mismas evaluativas, por cuanto focalizarse,
preguntar, cuestionar, observar, reflexionar, sobre unas facetas de las dinámicas y procesos
familiares, ya es una opción que el profesional toma, dejando de lado de manera temporal o
permanente otras facetas.
Si el trabajador social actúa de manera pasiva, como observador sin formular hipótesis, sería la
familia la que podría imponer las suyas, éstas estarían encaminadas a señalar y etiquetar
alguno de sus miembros, asignándoles distintos papeles que dan lugar, a su entender, la
situación en la que se encuentran en el momento de la consulta al profesional. Por su parte, si la
formula el profesional, introduce (o podría introducir) en el sistema familiar un input de lo
inesperado, improbable, la mirada o apreciación no considerada por el sistema. Esta nueva
mirada puede favorecer nuevos o distintos significados y apreciaciones sobre sus propios
procesos. Bateson hablaba de diferencias que generan diferencias o que pueden generar
diferencias, teniendo en cuenta que diferencias hace referencia a esa nueva entrada de energía
al sistema por parte del profesional, que genera o puede generar diferencias en los modos de
apreciar, nuevas formas de relación, cambios en suma.
Las hipótesis relacionales, no son ni verdaderas ni falsas, sino útiles. Su función es proporcionar
una guía para interactuar con la familia en clave evaluativa y comprensiva, dichas hipótesis
relacionales tomarán sentido sobre la base de las informaciones compartidas por la familia y
con ello confirmándolas, refuntándolas, modificándolas.
Las hipótesis relacionales se inspiran en una lógica sistémica circular, donde no necesariamente
hay una causa y efecto, sino múltiples causas y efectos que se encadenan entre sí en una lógica
circular a través del tiempo en una secuencia recursiva. Esas hipótesis, dista mucho de la lógica
lineal que solo contempla la causa-efecto.
Desde la perspectiva relacional, el trabajador social tiene que realizar un enorme esfuerzo para
interconectar múltiples efectos que se encadenan entre sí para con ello tentativamente dar
una explicación hipotética a lo que les ocurre a la familia con la que está trabajando. Esa
multiplicidad de variables en juego, es la expresión de la complejidad familiar, y la
interconexión que pueden llevar a cabo el profesional, el intento de trabajar-comprender dicha
complejidad.
- Limitar los efectos de concepción lineal que la mayoría de las veces aporta la familia
sobre lo que les ocurre.
- Para ser relacionales deben ser sistémicas. Deben incluir a todos los componentes del
sistema y darnos un supuesto referente a el funcionamiento relacional, y estará incluida
la figura del profesional.
- Relación con las preocupaciones de la familia, en tanto que si no es así, la familia dejará
de tomar interés por el trabajo que está desarrollando el profesional y proporcionar a la
familia una visión distinta que le permite vincular los hechos de un modo nuevo y
facilita proponer soluciones diferentes de las intentadas.
- ¿En qué momento aumenta la intensidad del problema? ¿Con qué coincide? ¿Dónde,
cómo, con quién, cuándo?
- ¿Qué función tiene el síntoma para estabilizar a la familia ¿Cómo funciona la familia
para estabilizar el síntoma?
- No hay que olvidar dar respuesta a las preguntas fijadas en la ficha relacional que
ayudan a comprender mejor la realidad de la familia y suponer qué les está ocurriendo.
¿Quién está más preocupado por el problema? ¿Qué ocurriría con anterioridad al
problema? ¿Qué beneficios se pueden obtener con la demanda? ¿Hay alguien de la
familia que considere que el motivo de la demanda no es un problema?
El profesional tiene una visión circular. Todo está relacionado, no hay causa-efecto, todos
forman parte de la situación que viven y las relaciones que se producen. No hay una causa ni
efecto, sino múltiples causas y efectos que se retroalimentan dentro de una lógica circular
recursiva en el tiempo.
- Hipótesis relacional previa. Construida por el profesional sobre las bases de los datos
conocidos mediante la llamada telefónica para pedir cita, los del expediente si lo hay, los
aportados por el derivante, y los obtenidos en la primera entrevista previa con algún
miembro de la familia antes de la entrevista familiar.
- Selección de variables, siendo las más fijas la demanda, el papel del derivante respecto
al sistema y servicio-profesional, síntoma y su función, respuesta al para qué y con
quién de las conductas y comportamientos sintomáticos, respuestas a las preguntas de
la ficha relacional, el papel de cada miembro de la familia en el mantenimiento de dicha
dinámica relacional, el papel atribuido al servicio o profesional por la familia, y
perspectiva transgeneracional del fenómeno viendo el genograma. .
- Interrelación de variables.
- Formulación de hipótesis.
El instrumento para las hipótesis relacionales, se define por ser una suposición que sirve de
base a un razonamiento, sin referencia a su verdad, como punto de partida para una
investigación.
2. DIAGNÓSTICO FAMILIA.
Una precisión preliminar sobre los términos diagnóstico y evaluación, en el Trabajo Social se ha
venido empleando el concepto de diagnóstico, siendo cierto que a lo largo de la historia de
nuestra profesión la forma de concebir el diagnóstico ha cambiado considerablemente. No
obstante, en la tradición sistémica se emplea más evaluación familiar. Cuando se habla de
diagnóstico no se asumen las influencias del modelo médico que tiende a centrarse en un solo
individuo y síntoma, sino que se suma a la idea de evaluación con esa visión holística e
incluyente de toda la familia que contempla las relaciones y en la influencia recíproca de todos
los miembros del sistema familiar.
Quintero y Genisans, un procedimiento intelectual, reflexivo, que ordena y hace explícitas las
ideas, las hipótesis e intuiciones, orientando toda la acción posterior. Es un juicio basado en una
integración lógica y coherente de los diversos elementos en un todo significativo y relevante
para implementar una proposición de cambio.
Fernández y Ponce de León, el diagnóstico social en el trabajo social con casos se constituye
como un procedimiento sistemático flexible y continuo que permite al trabajador social
establecer un estudio pormenorizado de la situación problema, así como determinar la línea de
intervención futura a seguir. Se debe tener bien presente que un buen diagnóstico social
supondrá una correcta intervención. El diagnóstico será una de las fases del procedimiento
metodológico que dotará al trabajador social de profesionalidad y tecnicismo en su quehacer
diario.
Simultaneidad del diagnóstico/evaluación y de la intervención familiar.
Desde la perspectiva del trabajo social, diagnóstico social y la intervención, no se realizan en
dos fases separadas en el tiempo, sino que se entrecruzan, van unidas las unas con las otras.
Minuchin señala que el diagnóstico y tratamiento, permanecen inseparables a lo largo de todo
el proceso, de manera tal que el diagnóstico funciona al mismo tiempo que el sistema familiar a
lo largo del tratamiento.
El diagnóstico tiene que entenderse como un proceso dinámico interracional. De Bray señala
que conviene llamar la atención de los estudiantes hacia el hecho de que el estudio social, el
diagnóstico y tratamiento se estudian por separado, siendo esto únicamente el facilitar la
exposición, pero no por constituir etapas sucesivas de trabajo, el tratamiento empieza en la
primera entrevista, y al igual que el estudio, el diagnóstico nunca es definitivo ni se da por
terminado, se modifica, enriquece y profundiza hasta el último contacto con el cliente.
Richmond ya señalaba esto, la simultaneidad de las fases de diagnóstico y tratamiento, todo
junto.
Características del diagnóstico sociofamiliar.
- Cualitativo. Facilita un conocimiento aproximado de la familia. No es un conocimiento
preciso, sin fallo y absolutamente exacto de toda y extensa dinámica familia. No tiene
dimensión cuantitativa por cuanto se incide más en el aspecto cualitativo relacional.
- Valorativo. Los diagnósticos descriptivos limitan el alcance del aporte del conocimiento
técnico y experiencial del trabajador social. La valoración que entraña el diagnóstico,
supone la puesta en interconexión a la luz del conocimiento de las distintas variables,
indicadores, informaciones, datos descritos y pormenorizados en la evaluación familiar,
lo que en términos clásicos se denomina interpretación diagnóstica.
GENOGRAMA FAMILIAR.
1. ORÍGENES DEL GENOGRAMA.
Se buscan a mitad del siglo XIX bajo la denominación de árbol genealógico. Con la aparición de
la Teoría General de Sistemas y los avances en Terapia familiar se incorporó y se perfeccionó
para el estudio, diagnóstico y tratamiento de las relaciones familiares.
No hay una simbología única, y se están imponiendo las propuestas de algunos autores como
Mónica McGoldrick, que lo definen como un formato para dibujar un árbol familiar que
registra información sobre los miembros de una familia y sus relaciones durante al menos tres
generaciones, presentando información de manera gráfica de manera que proporciona una
rápida visión de complejas normas familiares y una rica fuente de hipótesis sobre cómo un
problema clínico puede estar relacionado con el contexto familiar y evolución del problema y
contexto a través del tiempo.
Así como la definición de Ann Hartman, esquema gráfico de la familia en el cual se representan
todos sus miembros, sexo, edad y relación de parentesco. Es un árbol familiar que incluye datos
sociales. Mapa de tres o más generaciones que informan sobre relaciones genealógicas,
principales eventos familiares, ocupaciones, pérdidas, migraciones, identificación, asignación
de roles, comunicación y el tipo e intensidad de las relaciones intrafamiliares, estableciendo la
relación de cada individuo inter e intrageneracional.
- Permite una visión longitudinal a través del tiempo y transversal dentro del contexto
familiar.
- Para que aporte utilidad debe ser de al menos tres generaciones.
b. Constelación fraterna.
- Orden de nacimiento. El lugar que se ocupa entre los hermanos puede
tener gran importancia. En relación a la posición emocional dentro de la
familia de origen y en relación a futuras relaciones con la pareja e hijos.
c. Configuraciones transgeneracionales.
- Separaciones o divorcios reiterados y transgeneracionales.
- Frecuencia en adopciones.
- Profesiones de éxito. Reiteración de profesiones.
- Hermanos de una familia que se casan con hermanos de otra.
- Suicidios o intentos en varias generaciones.
d. Adaptación al ciclo vital. Comprender la etapa del ciclo vital a la que se adapta
una familia, es decir, momento del ciclo vital en el que se encuentra. Observar
cómo se ha enfocado y superando las crisis de desarrollo propias de las etapas
vividas, identificar atascos, etapas no superadas, bloqueos, los
condicionamientos del tiempo social en la secuencia de etapas familiares.
Las fechas se ponen de manera correlativa o solo aquellas de mayor interés. Las personas se
indican a criterio de la familia y/o profesional, y no tienen que ser solo los convivientes.
Se observan las concurrencias de muchos sucesos en unas mismas fechas o espacio de tiempo y
se ve el valor de ese dato para la hipótesis.
FICHA RELACIONAL.
Instrumento para la reflexión del profesional, y ayuda a construir, definir o perfilar hipótesis,
siendo de obligada aplicación en todos los casos, especialmente en el momento de evaluación
del mismo. El profesional debe hacerse una serie de preguntas así mismo para reflexionar
sobre el caso y pensar en términos relacionales sobre el caso. Así mismo debe formular unas
preguntas a la familia en los términos y momento que se considere adecuado.
SOBRE FACTORES DE COMPENSACIÓN.
Obliga a pensar en términos de fortalezas y funcionalidad de la familia y no solo en clave de
limitaciones, disfuncionalidades, patología, carencias. Se trata de pensar en las capacidades y
recursos de la familia y no solo en sus debilidades.
DAFO FAMILIAR.
Consiste en detectar las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de la familia.
- Adaptación. Uso de los recursos intra y extra familiares, para resolver los
problemas cuando el equilibrio de la familia se va amenazando por un cambio o
período de crisis.
Se clasifica de 0 a 4 siendo 0 nunca y 4 siempre, 1 casi nunca, 2 algunas veces y 3 casi siempre.
No sólo sirve para detectar las disfuncionalidades familiares sino que guía al profesional a
explorar aquellas áreas que la persona ha señalado como problemáticas.
La corrección se hace con un sumatorio de ítems, a mayor puntuación más alta indica un mayor
grado de inestabilidad en la pareja.
- ESCALA DE RECURSOS FAMILIARES.
Indicar en unas frases en qué medida describe a la familia. La corrección se hace con un
sumatorio de ítems, a mayor puntuación más alta indica un mayor nivel de recursos familiares,
siendo la puntuación mínima doce y máxima sesenta.
1. Verdadero.
2. Casi verdadero.
3. Falso.
- Competencia. Indica en la medida que la familia realiza bien sus funciones como darse
apoyo estableciendo límites generacionales, liderazgo eficaz potenciado la separación y
autonomía de los hijos, negocio de los conflictos comunicándose eficazmente.
- Estilo. Con el cual la familia se enfrenta a las situaciones, pudiendo ser familia con
estilo centrípeto (orientación hacia adentro considerando el mundo exterior como
amenazante y la familia principal fuente de esperanza y gratificaciones), o familia con
estilo centrífugo (orientación hacia fuera considerando el mundo exterior menos
amenazante que las relaciones familiares cercanas, aquí el mundo exterior es fuente de
esperanza y gratificación.
TEMA 4. METODOLOGÍA PARA LA INTERVENCIÓN. TRATAMIENTO FAMILIAR, TÉCNICAS
PARA LA INTERVENCIÓN CON FAMILIAS DESDE EL TRABAJO SOCIAL FAMILIAR.
1. LA ENTREVISTA FAMILIAR.
La entrevista es la madre de todas las técnicas.Es una macrotécnica que se compone de
pequeñas técnicas, se construye con la puesta en acción de subtécnicas que solo se pueden
entender en el marco de un encuentro trabajador social-familia.
Ariño y otros la definen como una conversación directa entre dos o más personas en la que se
tiene un objetivo previsto a conseguir. Es una técnica básica que el trabajador social utiliza para
entablar una relación con el usuario.
Rosell, por su parte señala que la entrevista además de una relación, de una disposición interna,
de una capacidad del trabajador social para establecer contacto con el entrevistado y
comprenderlo y ayudarle, es también una técnica. Se operativizan contenidos teóricos que
llegan a ser instrumentos para el estudio de las situaciones que presenta el cliente y para la
posterior intervención.
ESTRUCTURA DE LA ENTREVISTA.
La entrevista a desarrollar con las personas y familias pueden tener distintos objetivos, así
podemos desarrollar una entrevista encaminada a dar cuerpo a la relación que se genera en el
primer contacto (relación de ayuda). Se trata de una entrevista donde se pretende establecer
una relación significativa con familia, donde se definirán los primeros objetivos y se especifica
el contexto de relación. Unas entrevistas pueden encaminarse a la evaluación diagnóstica,
otras centrarse en el tratamiento, desarrollando el proyecto de intervención que se había
diseñado y contratado con el cliente. Puede haber entrevistas de devolución de información,
entrevistas de cierre de un caso, de seguimiento tras haber cerrado el caso.
El resto de entrevistas también son importantes, como las intermedias donde se trabaja de
manera más pormenorizada los cambios, donde está el grueso de la actividad
familia-trabajador social. La final también es importante por ser donde se cierra y se evalúa la
intervención.
La primera entrevista es una situación única, y el abordaje en ella determina el éxito o fracaso
del tratamiento. El hecho de que la familia acuda al servicio implica en sí, un reconocimiento
previo de sus propias dificultades, y a su vez, cierta capacidad de integrar una actividad que
requiere un esfuerzo cooperativo.
La familia nos puede llegar mediante un pedido específico, demanda genérica o derivación o
imposición, o mediante pedidos individuales (demanda) que se pueden redefinir en clave
familiar.
En la primera entrevista, se dan los pasos para la construcción del sistema terapéutico o
sistema de acción, formado por familia, trabajador social y contexto institucional. La primera
sesión es necesaria que sea un encuentro terapéutico y la familia lo vivencie como una
oportunidad a futuro, por lo que el establecimiento de la alianza terapéutica o relación de
ayuda es fundamental.Iniciar la primera sesión con la mínima información con la familia puede
ser favorable y permitirá sensibilizarnos frente a la singularidad del nuevo sistema familiar sin
ideas preconcebidas, sin estar condicionados por informaciones procedentes de otros
contextos, si es una derivación.
No siempre se puede citar a todos los miembros a este primer encuentro, de común solo
algunos son los que concurren en el primer encuentro, salvo que el trabajador social tenga
oportunidad de ampliar a más miembros en el momento de dar la cita. Valorar a qué miembros
de la familia citar, puede ser tarea difícil, sobre todo en familias con resistencias a participar, y
en ello el tipo de contexto de intervención condiciona esta posibilidad.
- Fase 0. Fase previa. Antes de recibir a la familia es recomendable revisar los datos
porque es posible que haya sido entrevistada antes en el servicio o otro profesional. Se
revisa la ficha de derivación, si la familia ha sido enviada por terceros al servicio y se
tiene en cuenta el pedido de esa ficha sin olvidar que dicho pedido no debe condicionar
nuestra valoración del caso aunque lo conozcamos, ya que los conocimientos que
tengamos pueden venir de una llamada de teléfono de algún miembro pidiendo cita y se
tengan anotaciones de dicha llamada. Se formulará una hipótesis preliminar útil para el
rastreo inicial.
- 1ª Fase. Fase social de acogida.
- Acogida. Se siguen las reglas culturales de relación social, siendo la
preocupación que la familia se sienta cómoda. Se realiza una presentación y se
ayudará a que la familia también la haga, teniendo en cuenta a los niños y
personas mayores. El Trabajador Social hará un esfuerzo por retener los
nombres de cada miembro desde el principio, ayudando al establecimiento de
una relación.
Satir usa la presentación para establecer una conexión básica a nivel humano
con cada persona, enfatiza ese momento de presentación y contacto corporal,
siendo importante desarrollar los ojos y oídos en los dedos ya que se trata de
enviar el mensaje que se desea a través del acto de tocar una persona.
Se revisan y completan directamente con cada uno de los presentes los datos
obtenidos durante el primer contacto antes aludido si se produjo, comenzando
con las personas de más edad. Estos señalamientos servirán a la familia para ver
que no se han formado coaliciones, que no hay interlocutores privilegiados y no
hay intención de ocultar nada a nadie.
Se tomará un papel activo tomando en seguida la iniciativa como coordinador
de las informaciones que llegan, percibiendo así la familia que se tiene un
método para el trabajo que se está realizando.
Para Satir, somos guías del proceso durante la entrevista pero no la de los
individuos, ya que no tratamos de resolverles un problema específico sino que
trabajamos para ayudarles a encontrar una forma diferente de hacer frente a las
dificultades de acuerdo a sus circunstancias.
Se explora la estructura familiar favoreciendo la interacción entre los miembros. Se deja de ser
el centro y se tiene como objetivo conseguir que todos dialoguen sobre el problema
procurando que todos los miembros se unan cada vez más en la conversación y escuchando
cómo unos responden sobre otros.
Se realizan preguntas que nos permiten entender mejor la interacción de los miembros
alrededor del problema presentado. En general, se hace uso de las preguntas lineales,
circulares-reflexivas, y se emplean técnicas directivas y no directivas para comprender mejor a
la familia.
Algunas preguntas importantes para la familia como para reflexionar los Trabajadores Sociales
son la ficha relacional con ¿quién está más preocupado por el problema?, ¿qué ocurrió antes
del problema?, ¿quién manifiesta el problema?, ¿hay alguien que no se haya enterado del
problema?, ¿por qué acuden a nosotros?, ¿alguien de la familia considera que el síntoma no sea
problema?, ¿qué soluciones ha intentado dar la familia por sí misma y durante cuánto tiempo?
Los miembros integrantes no pueden describirnos sus pautas de conducta, sus secuencias,
porque las desconocen, por lo que esa información la podemos obtener observando cómo se
conducen entre sí durante la conversación, prestándose atención a lo que se dice e intentamos
comprender el modo en el que funcionan.
Cuando se orienta a ciertos miembros para que hablen entre sí, se ponen a prueba las hipótesis
relacionales acerca del modo en que la familia funciona. Indagamos áreas de discrepancias, se
observa de qué modo se maneja esta discrepancia y cómo resuelve la familia un problema,
examinamos el grado de diferenciación y autonomía personal y exploramos los puntos de
estrés familiar. Se investiga sobre la base de hipótesis para comprender la situación familiar y
formular una estrategia posterior de intervención.
Se observará la forma de relacionarse que tienen los miembros entre sí, con el problema, con el
miembro sintomático y se verá si entre ellos se desarrollan alianza y/o coaliciones, nos
apercibiremos de los roles, estilo de comunicación, límites familiares.
Cuando los miembros de la familia se sientan incómodos se dará un paso atrás usando
operaciones de sostén hasta que se sienta de nuevo cómoda. Sería un error establecer una
simetría con la familia. Todas las acciones del profesional se deben efectuar teniendo una clara
conciencia del hecho de que la primera regla de la estrategia terapéutica es la de que la familia
parta con el deseo de volver al servicio en la próxima sesión, sin dejar de tener presente el
principio de neutralidad, por el cual cada miembro sienta que el profesional no está a favor de
unos u otros y sí a favor de todo el sistema familiar.
Paez señala que es la fase propicia para realizar una síntesis de lo acontecido rescatando el
motivo por el que se produjo la entrevista, señalando los hallazgos que se lograron, para
realizar una devolución del proceso alcanzado en esa relación, de los crecimientos y aportes
hechos por el usuario, y un planteamiento conjunto de un nuevo motivo de entrevista
estableciendo fecha, hora y lugar.
Si el Trabajador Social tuviera unas ideas claras sobre el caso, conjuntamente con la familia,
fijamos los objetivos de trabajo y los límites de nuestra relación y del alcance de la intervención.
Es importante obtener una formulación suficientemente clara de los acuerdos, los cuales son
importantes llegar a tomarlos, en términos de conducta, sobre los cambios que se quieren
alcanzar y el grado de compromiso de cada miembro.
El cambio en el problema debe ser algo deseado y planteado de forma que sea resoluble y
operacional, es decir, formulado en términos de conducta. Se establece un contrato con
objetivos, duración y frecuencia de los encuentros, grados de participación de los miembros, y
establecemos el contexto de trabajo donde se aborda la situación.
Pueden generarse nuevas aperturas, las cuales en intervención social son nuevos temas que
aparecen a raíz de los temas que ya existen, por parte de algún miembro que aporten
informaciones relevantes no dichas durante la entrevista, revelación de secretos o intento de
coalición con el profesional. El profesional debe entrenarse para contrarrestar dichos
movimientos y evitará quedar bloqueado o anulado por los mismos. Se remitirá
constantemente a lo acordado y sobre las nuevas relaciones las enmarcará en el trabajo a
desarrollar en la próxima entrevista.
Para Minuchin, lo importante en este oficio es ser un ser humano interesado terapéuticamente
por sus prójimos en ámbitos y problemas que lo hacen sufrir, al tiempo que observa un gran
respeto por sus valores, intereses y preferencias. En otras palabras, la meta es trascender lo
técnico, ya que sólo alguien que ha dominado la técnica y ha conseguido olvidarla después
puede llegar a ser competente.
- Fase revisión de acuerdos. Sobre la base del trabajo en las entrevistas anteriores se
revisa al inicio de la entrevista los acuerdos establecidos y tareas propuestas desde el
último encuentro, teniendo en cuenta mejorías, cambios, ejecución de tareas. Si hay
cambios a mejor se procede a anclar dichos cambios como base a retos futuros y a
prevenir recaídas . Si no hay cambios o son insuficientes, se valoran los obstáculos, se
plantean nuevas estrategias, se promueve mayor implicación, se negocia el cierre de
caso si es preciso.
ENTREVISTA DE DEVOLUCIÓN.
En su estructura no difiere respecto a las anteriores salvo por el contenido. Una cuestión
importante es el hecho de que se hacen devoluciones a la familia sin necesidad de concretar
una entrevista para ello específicamente, aunque después de un proceso de estudio y/o
intervención de un caso puede ser útil y clarificador hacer una entrevista para una devolución a
la familia y darle a conocer nuestras impresiones técnicas, conclusiones sobre lo hablado, el
estado de avances de una intervención para reconducir una línea de trabajo seguida.
Las devoluciones se hacen al final de una entrevista donde se tratan la toma de acuerdos y
definición de los cambios. Una devolución, tanto en una entrevista monográfica para ello como
al final de las entrevistas, es un momento crucial debido a que se da información tamizada por
el conocimiento científico, se extraen aspectos relevantes de la sesión dándole un especial
significado, se remarca la información que se pretende que circule de manera más intensa
durante el tiempo que no se va a ver a la familia (intercesiones), se procederá a peticiones
explícitas a algún miembro o subsistema, se clarificarán las propuestas de trabajo.
- Se inician con una redefinición de la familia y/o de cada miembro. Se comienza por lo
positivo antes de entrar en aquellos aspectos a mejorar.
- Se introduce una connotación positiva de la situación de la familia.
- Se dan los detalles de los aspectos relevantes tamizados por los conocimientos del
profesional, con lo que se hace una relectura o reencuadre de la situación, se tiene que
observar la mirada del profesional, la cual es más incluyente, menos culpabilizante, más
motivadora para el cambio.
- Es importante que la familia reciba el mensaje de que han sido comprendidos por todos.
- Las devoluciones por lo general terminan con un pedido, normalmente es pedir que
desarrollen una o varias tareas, actividades o gestiones.
El espacio es un recurso que el profesional debe aprovechar ya que este puede ayudar a
generar confianza, dar más privacidad y calidez, generar cercanía física y emocional, a
establecer roles y una agradable comunicación, a transmitir el mensaje implícito de tener
tiempo para escuchar.
Las principales características son cómodo, luminoso, bien ventilado, dimensiones adecuadas,
ordenado, temperatura agradable, sin ruidos e interferencias, buena disposición de objetos y
mobiliario. El espacio y distribución del mismo habla del profesional, ya que son mensajes sobre
cómo es el profesional que lo ocupa.
Hay que cuidar la forma de sentarse del profesional, estar atentos a la forma en que se sientan
los entrevistados, evitar poner obstáculos que dificulten la comunicación como una mesa con
una montaña de documentos. Para trabajar con familias es preferible no usar mesa y formar un
círculo con los asientos. Es importante darse cuenta en la forma en la que se sientan los
miembros de la familia, sobre todo al principio y ver cómo esa forma de sentarse puede ir
cambiando. Los profesionales emplearemos como recurso el espacio, pudiendo invitar a
cambiar de sitio a algún miembro de la familia que percibimos como atrapado entre otros
miembros. Otro aspecto importante es el hecho de que generalmente los miembros de la
familia con más poder tienden a situarse en los extremos a la hora de sentarse, y con frecuencia
los miembros más cercanos entre sí, aliados o coaligados se sitúan próximos,
La unión son acciones del profesional tendentes a relacionarse con los miembros del sistema
familiar. Por su parte, la acción de la acomodación, se utiliza cuando se pone el acento en
formar alianzas, hay que desafiar a la persona o familia una vez se tiene una buena relación y
confianza. Para vincularse al sistema familiar, el trabajador social respetará las formas de
organización e interacción que se dan en la familia, no se contempla aquí el desafío o cuestión
de las mismas.
Por su parte, Badler y Grinder, intentan conectar con la familia mediante el uso de los
canales sensoriales, si se consiguen identificar el de los componentes de la familia y
dirigirnos al mismo se favorecerá la mimesis. Es de gran ayuda adaptarse al estilo
familiar de comunicación y a la dinámica expresiva de la familia.
- Redefiniciones. Intenta evitar la etiquetación que utiliza la familia para con sus
miembros, especialmente el paciente identificado. En las relaciones familiares, los
miembros quedan etiquetados en función de las conductas, roles, actitudes. Estas
definiciones que se dan unos para con otros pueden convertirse en un obstáculo para el
cambio. La redefinición consistirá en un nuevo enunciado o redefinición por parte del
profesional para con ese miembro. El profesional con esta acción da señales de no
seguir las formas de señalarse mutuamente entre los miembros de la famili, y marca el
camino de una nueva y diferente mirada sobre el miembro etiquetado redefiniéndolo
de otra forma más favorable, positiva, distinta en suma. Técnica de cambio de visión, su
alcance se circunscribe a esta línea y precisará la conjunción de otras muchas técnicas
que puedan tener efectos para el cambio.
Se emplea para situaciones, familias en su conjunto y no solo para personas. Algunos
autores entienden que no es necesario que la nueva definición tenga porque ser
ajustada a la realidad, lo importante es que ayude al cambio, que genere una nueva
perspectiva, que alise el campo para la solución.
- Intercambio de papeles. Para que dicha técnica tenga éxito es necesario que los
actores traten de ponerse, representar y sentir de manera como piensa la persona
representada. Da la oportunidad de probarse en otro papel a cada uno de los miembros
de la familia, y a veces resulta muy difícil la representación debido a las resistencias de
los participantes, da la impresión de que exista un mandato a representar un solo
comportamiento. Una gran aportación es el hecho de que estriba en el hecho de que
cuando uno cambia de papel también cambian las vías de comunicación que usa.
Favorece la empatía entre los miembros.
Introduce un potente input de energía por cuanto se puede ver el mundo a través de los
ojos del otro miembro. Requiere que el profesional encuentre la complicidad y
flexibilidad de la familia para entrar en este juego de intercambio de roles. Sugerida
cuando hay un vínculo sólido entre profesional y familia. Al alcanzar el objetivo de la
técnica, cada miembro vuelve a su rol con la experiencia vivida de haber desempeñado
otro de manera temporal.
- Recreación de los canales de comunicación. Variante de la anterior. Se ejercita un
juego de roles directamente con la familia. Su objetivo es favorecer la articulación de
los canales de comunicación bloqueados. Se logra la expresión de mensajes implícitos
que algunos componentes no se atreven a expresar por temor o bloqueo.
Se articula de manera que el profesional habla por uno de los miembros de la familia
como si fuera tal. La asunción temporal de ese rol se lleva a cabo con el consentimiento
del sujeto en cuestión, si no está de acuerdo con lo expresado el miembro
representado, lo manifiesta. El profesional en ese juego de ocupar temporalmente el
papel del otro, se encuentra más libre para expresar aspectos latentes que ha
observado en la familia y no aparecen, y considera necesarios para el cambio. Técnica
de intercambio de papeles, con la peculiaridad de que el profesional asume
puntualmente el papel de uno de los miembros para favorecer la expresión
comunicativa, tender puentes bloqueados, expresar vivencias. Cuando tenga su efecto,
el profesional vuelve a su rol. No obstante, nadie de la familia asumirá el rol del
profesional.
A lo largo de una entrevista con una familia los silencios pueden tener múltiples
significados:
1. Aumentar los significados del mensaje como una pausa después de éste.
4. Pueden ser una forma de control interpersonal cuando se viola alguna norma.
Suele estar acompañado de expresiones no verbales claramente expresivas de
esa transgresión.
El silencio obliga, es un potente activa generador de tensión que puede ser útil para
favorecer lo anterior, pero también para observar quien tiene menor resistencia a la
misma. La tensión puede ser rota por quien más tiene que decir u ocultar.
Los profesionales tenemos que tener muy en cuenta el silencio ya que permite
reordenar la información recibida y aclarar las ideas, reflexionar, modular nuestra
propia modalidad de intervención, obtener una separación emotiva momentánea,
mostrar disposición y colaboración, favorecer que la familia contacte con los aspectos
emotivos de los mensajes. Los profesionales noveles tienen miedos al silencio, por
quedarse sin nada que decir ni saber qué responder, el horror vacui de la intervención.
- Sondeo. Preguntas referidas directamente a los problemas del cliente o familia. Suelen
contener la partícula qué, cómo, cuándo, dónde, quién, y ofrece la posibilidad de
responder de manera abierta de acuerdo a sus valores, categorías. No es recomendable
hacerlo con la pregunta ¿por qué…? ya que genera resistencia, actitudes defensivas y
justificativas nada favorecedoras.
- Paráfrasis. Enunciado que repite con palabras del trabajador social, el contenido
cognitivo del mensaje del cliente o familia. Es preciso deslindar de los mensajes los
aspectos de contenido y relación y centrarse solo en los de contenido. Ayuda cuando se
trata de precisar datos, informaciones concretas, sucesos. Ayudan a evitar que el
cliente o familia puedan quedar desbordados por una situación emocional intensa o que
el profesional ponga en riesgo su gestión emocional, técnica de supervivencia durante
la entrevista.
Lo que se pretende con ellas es generar una visión interactiva circular. Este tipo de preguntas
es altamente impactante en la medida que no solo tiene importancia la respuesta sino sobre
todo el que los miembros se escuchen entre ellos. Intentan alterar o ampliar las percepciones
ya preestablecidas y ancladas en la familia, y además las respuestas contribuyen a confirmar o
desconfirmar hipótesis. Se intenta establecer interconexiones entre los miembros de la familia,
entre acciones, percepciones, sentimientos, contextos bajo el concepto de causalidad circular.
Involucran en su formulación a dos o más miembros de la familia.
Preguntas de futuro.
- Preguntas que desarrollan metas. ¿Qué logros tiene en mente?
Pregunta milagro.
Tipo de técnica muy utilizada en la terapia centrada en soluciones, que sirve para conocer qué
es lo que la familia espera. El procedimiento se hace formulando a todos los miembros de la
familia con lo que se consigue crear un mapa de cambio. La fórmula habitual es “si mañana se
levantara y hubiera un milagro durante la noche, ¿qué le hubiera gustado que hubiera pasado”.
Con las respuestas se abren caminos nuevos, se verbalizan los deseos, las expectativas de
cambio de cada miembro, lo cual ayuda a diseñar los objetivos, a escucharse recíprocamente
los componentes de la familia. Las respuestas a este tipo de preguntas ayuda a definir el
objetivo terapéutico con el caso.
- Diádicas. ¿Qué imaginas que piensa X en esta situación en la que estás tú?
- Dejar implícita una voluntad. ¿En qué momento decidió dejar de comer? ¿cuándo se
planteó no volver a casa?
- Dejar implícita una disculpa. Si en lugar de no decir nada y evitar a X o H, admites que
cometes un error y te disculpas, ¿qué crees que pasaría?
- Contraste con una norma social. En familias que evitan el conflicto, ¿creen ustedes
que son más o menos abiertos en lo que se refiere a sus desacuerdos que la mayoría de
las familias?
- Similitudes basadas en una normalidad. Todas las familias tienen tensiones para
enfrentarse a la ira, conflictos, salidas de los hijos, desacuerdos, diferencias de criterio,
¿cuándo se dieron cuenta que tenían las mismas dificultades?
Ej. Cuando la niña llora, ¿lo hace para salirse con la suya o por qué se siente dolida por algo?
NARRACIONES METAFÓRICAS.
Intervenciones que se emplean para transmitir un mensaje indirectamente relacionado con
aquellos aspectos relacionales que se están trabajando. Resultan al igual que las metáforas
difíciles de bloquear de manera racional, dejando un mensaje implícito a modo historia que se
confía que ejerza una acción analógica potente.
Se narra una historia de manera metafórica de la cual se espera que la familia extraiga una
enseñanza que le ayude a enfocar de manera distinta su problema o desajuste. La intención es
que extraigan una moraleja, mensaje, mirada o perspectiva diferente. El profesional a partir de
esta narración imprime parte de su hacer terapéutico.
Pueden ser:
- Cuentos o narraciones ya construidos. Son otra técnica específica muy útil para
trabajar con las familias, con la ventaja de estar ya elaborados y por lo que resulta más
cómodo para el profesional, aunque tiene como desventaja el hecho de tener que saber
muchos para poder usarlos en diversas situaciones y no siempre se adaptan a la
situación concreta, para lo cual hay que hacer cambios o adaptaciones. Tienen la
potencialidad de captar la atención, transmitir de forma sencilla ideas complejas y ser
fácilmente recordados.
TÉCNICAS DE DESAFÍO.
Grupo de técnicas complejas que se despliega con la intención de desafiar, mover, desequilibrar
al sistema (equilibrios disarmónicos). Están orientadas a cuestionar el equilibrio dado por la
familia que dificulta el cambio. El profesional requiere una gran destreza profesional y
seguridad en sí mismo para emplearlas por cuanto desafiar a la familia supone que puedan
resistirse, descalificar al profesional o desautorizarlo. Se hace imprescindible haber generado
un fuerte vínculo con la familia, donde la confianza dada permita intervenciones desafiantes de
los equilibrios.
- Escenificación. Se pide a la familia que escenifiquen en presencial del profesional una
situación dada, generalmente una pauta disfuncional como conflicto. Se permite
alcanzar tres objetivos: fuerte alianza terapéutica, definir a toda la familia como un
sistema con potencialidad funcional y la posibilidad del profesional de tomar distancia,
observar recuperar capacidad terapéutica que durante la fase de unión no ha puesto en
juego especialmente. El procedimiento es observar las intervenciones espontáneas de
la familia, pedir a la familia que escenifiquen una determinada secuencia en su
presencia interviniendo para aumentar su presencia y/o duración, y proponer
modalidades diferentes de interacción con objeto de conocer información predictiva
sobre la flexibilidad de la estructura para el cambio y alterar las pautas disfuncionales.
PARAFRASEO
Técnica muy sugerida tanto para los primeros momentos de la entrevista, cuando se está
gestando la alianza terapéutica con la familia, como en otros momentos ya más avanzados. El
profesional repite las palabras o algunas frases empleadas por algún miembro de la familia
durante la entrevista. Al emplearla intenta despojar su expresión de la carga emocional con la
que el miembro de la familia la ha dicho. Parafraseando se provoca que la persona en cuestión
amplíe su explicación sobre lo que se esté hablando, también la familia siente que el profesional
muestra interés por su situación. Es una invitación a completar.
ELABORAR LISTAS.
Es una tarea que se puede desarrollar tanto intra como extra sesión. Su objetivo es identificar
de manera clara asuntos pendientes, tareas a desarrollar, mensajes pendientes de comunicar.
Es muy clarificador plasmar sobre el papel estas listas según los pedidos que haga el
profesional o que se acuerde conjuntamente con un miembro y toda la familia. Las listas se
pueden elaborar bien por un solo miembro, o bien por todo el sistema. Se pueden hacer en
forma lluvia de ideas, o se pueden pedir una lista estableciendo un orden o prioridad de lo que
en ella se detalla.
FOTOGRAFÍAS FAMILIARES.
El uso de fotografías es muy útil en el trabajo con familias. Recogen momentos importantes de
la vida de las familias. Pueden servir de conexión con los miembros tanto presentes en la
imagen como ausentes de la misma. Recogen momentos gratos, son recuerdos positivos que
pueden ayudar en momentos difíciles. Todas las familias tienen, por lo que es una técnica de
aplicación en muchos casos. Trabajar con una familia o algunos de sus miembros con una
fotografía delante ayuda a la expresión emocional. Es una técnica útil cuando se ha generado
una fuerte unión con una familia, cuando se está en el proceso de tratamiento con ella, aunque
en ocasiones también ayuda en los primeros momentos cuando se la está conociendo, muchas
personas portan fotografías de miembros de la familia y están muy dispuestas a mostrarlas y a
explicar quién es la persona de la imagen que llevan. Sobre la base de la fotografía se pueden
trabajar muchos aspectos, siendo los más sugeridos como la fotografía preferida, deseadas y
pendientes.
ESCULTURAS
Permite a cada miembro revelar a los demás miembros y a veces inclusive a sí mismo, sus
percepciones de las relaciones intrafamiliares, permitiendo hacerlo sin la angustia que con
frecuencia causa el verbalizar nuestras percepciones y sentimientos. Es una técnica que
permite sacar el conflicto del patrón verbal, como señala López y Población, el uso de cuerpo se
muestra privilegiado y la palabra sólo hace su presencia para simbolizar unos mensajes que ya
han tomado forma y se emiten y perciben desde una comunicación analógica. Estos autores
definen la escultura como la expresión plástica simbólica de la estructura vincular de un
sistema, obtenida mediante la instrumentalización de los cuerpos de dicho sistema.
López y Población sostienen que la escultura es una metáfora analógica de contenidos ocultos
del sistema. Como metáfora permite hipótesis aproximadas pero no aproximaciones, actúa
como todas las metáforas, incluidas las poéticas, desvelan aspectos de la realidad que
permanecerían desconocidos sin la ayuda del artista.
- Escultura real.
- Escultura deseada o desiderativa.
- Escultura temida.
- Escultura “es que tú” o “lo que tú me haces”.
- Escultura “es que yo” o “lo que yo te/os hago”.
- Escultura de futuro o del pasado.
- Escultura con inclusión del yo observador.
- Escultura con elementos del contexto.
La casa ocupa un lugar fundamental en la vida de toda persona, tanto en lo que se refiere a la
dimensión individual como a la perspectiva de vivir en familia. Habitar y compartir un espacio
tiene un especial significado, en especial trascendencia que marca toda nuestra existencia.
Las peculiaridades de cada tipo de vivienda influyen de manera fundamental en las costumbres,
intimidad y rutina vital de los convivientes. Cada sociedad tiene unos modos de organización y
se refleja en la construcción, equipamiento, distribución de las viviendas que componen el
entramado urbanístico de sus ciudades y pueblos. A su vez, la organización interna de la
vivienda dice mucho de sus moradores.
Antes de que se desarrollara la profesión como tal, se identificaba a aquellas pioneras con la
principal tarea que desarrollaban, la visita domiciliaria, aunque para la historia profesional
quedan nombres como visitadora de presos o visitadores voluntarios. Las denominaciones
varían conforme la profesión va tomando cuerpo.
Richmond defendía que la primera entrevista con el cliente se debía realizar en el domicilio del
mismo y no en el despacho, ya que en este los clientes adoptan una actitud defensiva, mientras
que el profesional en la vivienda es el que adopta una actitud defensiva mientras los anfitriones
se sienten en su ambiente, más cómodos y relajados al saberse en su terreno. Señala además
que el encuentro en el domicilio evita hacer preguntas que se responden espontáneamente por
el mero afán comunicativo de los visitados y la propia información que aporta la observación
del ambiente. Es una oportunidad natural para el intercambio espontáneo de experiencias y de
relatos con toda la familia. La visita posibilita abandonar la parafernalia burocrática de la
oficina que encorseta la actuación profesional.
La visita profesional, es un acto profesional que nos define. No es una técnica en sí misma, toda
vez que este acto se compone de varias técnicas como la entrevista y la observación.
La visita domiciliaria, supone el acercamiento al escenario donde se producen los problemas, es
preciso salir de los despachos y pisar la calle y casas de los usuarios donde se palpan detalles de
gran utilidad para poder comprender las distintas situaciones y circunstancias de cada caso.
Ofrece un marco idóneo para percibir de manera directa las carencias, conflictos, necesidades,
recursos y potencialidades.
Quiroz apunta que son varios objetivos que nos pueden llevar a desarrollar una visita
domiciliaria: obtener, verificar, ampliar información, estudiar y observar el ambiente social y
familiar, proporcionar información a la familia del cliente sobre el estado de avances de la
intervención, control de situaciones socio familiares, reforzamiento de las directivas facilitadas
al caso, ampliación de técnicas de intervención individual familiar.
En los últimos tiempos, por diversas circunstancias como un excesivo volumen de demandas
que atender o burocratización del trabajo, han conducido a que muchos profesionales hayan
dejado en desuso la visita domiciliaria e incluso el resto de trabajo con grupos y la comunidad.
Esto ha favorecido una reclusión en los despachos, lugar donde los profesionales tienen
definidas las reglas, y proporciona confort y seguridad al profesional dejando en un segundo
plano el conocimiento directo de los contextos donde se producen las disfunciones sociales.
En ocasiones, se realiza una delegación hacia terceros que realizan trabajos en el domicilio
como auxiliares de ayuda a domicilio, que pueden ser informantes privilegiados a tener en
cuenta en todo momento, no pueden suplir la presencia del trabajador social. No en todos los
casos se hace necesario realizar una visita domiciliaria, pero sí en aquellos en los que se precisa
realizar un diagnóstico-tratamiento o seguimiento mucho más ajustado y flexible. Cuando
otros profesionales empiezan a mirar bien el contacto directo en el entorno donde se suceden
los fenómenos, los trabajadores sociales comienzan a abandonarlo o algunos de ellos.
El acercamiento a la vivienda puede dar pistas para confirmar hipótesis de trabajo o bien para
generar otras nuevas. La forma en que un individuo o familia, cómo organiza el espacio o
distribuye sus enseres, dice mucho de sus modos y formas de relación. El hogar es un espacio
íntimo de convivencia, donde fluyen los afectos, conflictos y soluciones. Es ese espacio privado
y absolutamente reservado para las emociones más intensas de los individuos. En el trabajo
con familias no nos circunscribimos a trabajar con los individuos que la componen sino que el
foco se orienta a trabajar con las relaciones y es necesario pisar donde estas relaciones se
producen.
Conocer el entorno, la vecindad que rodea el propio domicilio es de gran ayuda para conocer el
ambiente social donde se desenvuelven los casos atendidos. Las condiciones generales de vida,
los niveles de servicios en la zona, la dotación de infraestructuras, sitúan al profesional en un
entorno concreto a esas familias que antes de la visita eran solo caras en la memoria y datos en
el expediente y después de la visita pasar a estar ubicadas en un lugar vivenciado por el
trabajador social.
Dependiendo del contexto donde se desarrolle la labor profesional, el tipo de visita podrá ser
percibida por la familia de manera muy distinta. El trabajador social queda condicionado por las
exigencias de ese contexto y la acción de visitar le podrá generar una mayor o menor carga de
angustia y ansiedad, o podrá ser una rutinaria incluida dentro de un procedimiento burocrático
preestablecido.
No siempre se le presta la suficiente atención a los sentimientos que los casos y circunstancias
que rodean el contacto con los mismos provocan e influyen en la intervención. La acción de
visitar o no un caso puede estar condicionado por estas emociones. Según Castilla del Pino,
cuanto más intensas son las experiencias vividas en una circunstancia concreta más
polarizadas son nuestras emociones, es decir, nos situamos en los extremos y no en puntos
intermedios.
Cada contexto define un tipo de visita domiciliaria. El tipo de visita podrá ser percibida por la
familia de manera muy distinta facilitando la misma o dificultándola. A su vez, el trabajador
social queda condicionado por las exigencias de ese contexto y la acción de visitar le generará
una mayor carga de angustia y a siedad o podrá ser incorporada como una actividad rutinaria
incluida dentro de ese procedimiento burocrático ya preestablecido.
Los contextos asistenciales, han sido los habituales y no los únicos para el trabajador social. Se
caracteriza por mediar un tipo de demanda más de carácter material o de petición de una
prestación o servicio concreto. Es el cliente quien va de manera voluntaria al servicio y formula
su demanda o ser derivado por terceros. Es el contexto donde el profesional puede pasar a
formar parte del juego de la familia, convirtiéndose en un miembro más de la familia supliendo
las carencias, ausencias o funciones de otros miembros. Es fácil que se den situaciones de
delegación por parte de la familia para con el servicio. El servicio con los profesionales a la
cabeza, se convierte en el homeostato que regula la situación y asume el reto de los cambios o
de la estabilidad haciendo suyo los problemas de los clientes y no propiciando la implicación de
estos en su propio cambio. Es posible intentar cambios de segundo orden, siendo frecuente
llevar a cabo acciones asistenciales que solo generan cambios de primer orden. Con el tiempo
se ha incluido como marca de dichos contextos, invertir esta secuencia resulta muy complicada
y frustrante para muchos trabajadores sociales dada las dificultades y obstáculos. Es frecuente
realizar visitas a domicilio para comprobar, confirmar, calibrar, valorar un buen número de
datos necesarios para conocer a fondo la situación y realizar los informes oportunos que se
pudieran derivar de la solicitud del usuario. La familia, ante la expectativa de recibir algún tipo
de ayuda, favorece que el trabajador social se acerque a su domicilio moviéndose durante la
visita con cierto poder toda vez que de su informe puede depender la resolución favorable o
desfavorable de la prestación solicitada. La otra cara de la moneda es el control que se llevará a
cabo si se da una prestación material, ya que habrá que controlar que sea destinado al fin
previsto, siendo ahí cuando surjan dos problemas, la definición del papel profesional y la
dificultad de la familia para posicionarse ante una u otra dimensión profesional.
Estas circunstancias influyen en el transcurso de las visitas toda vez que la familia no tiene
claro si el profesional va a inspeccionarles o ayudarles. El profesional se sitúa en una posición
up y el cliente en una posición down, pero la familia no hay que olvidar que a pesar de su
situación de necesidad tiene sus derechos y no hay que invadir la intimidad para confirmar
datos.
En el contexto de control, no media una demanda directa de la familia para recibir una ayuda.
La demanda viene expresada por una instancia de orden jerárquico distinto al servicio en el que
se está trabajando, y hace una petición expresa de constatación, supervisión, recogida de
datos, seguimiento, acerca de la familia en cuestión. Cuando la visita se hace bajo ese encargo,
la interacción profesional-cliente resulta bastante embarazosa, el encuentro en el domicilio
está cargado de mutuos recelos. El profesional está muy atento a cualquier sospecha de
incumplimiento y la familia desconfía del profesional a la vez que lo personaliza como el artífice
de las medidas negativas que obren sobre ella. Asaltan pensamientos de que los profesionales
pueden haber sido utilizados por terceros y haber formado parte de un juego familiar donde
han visto atrapados su escasa pericia para zafarse de esa dinámica disfuncional.
La visita domiciliaria que más miedo causa es la que se produce en este control, sobre todo al
realizar diversas constataciones de situaciones ante denuncias por terceros. El profesional se
ve indefenso, duda o no de la veracidad de la denuncia y a pesar de constatar las informaciones
por otras vías no tiene la certeza de que esas situaciones se estén produciendo. Se buscan
argumentos para acceder al domicilio que pueden resultar efectivos en un primer momento, a
la larga se vuelven en contra del propio profesional ya que las relaciones que un trabajador
social desarrolle se tienen que basar en la autenticidad y no en la ambigüedad, falsedad o
engaño. El trabajador social se encuentra en un callejón sin salida, con una necesidad-mandato
de intervenir y la integridad profesional y seguridad/inseguridad personal para afrontar esas
situaciones. Entra en juego el factor de la idiosincrasia profesional, si hago la visita con un
policía difícilmente se va a entablar una relación adecuada que permita intervenir en el caso
más allá de las medidas coercitivas. Hay que tener en cuenta que si la familia ha realizado
visitas anteriores de otros trabajadores o profesionales con argumentos engañosos se pueden
haber generado resistencias difíciles de entablar.
¿Qué hacer? Lo más recomendable es ir con argumentos ciertos, que las visitas se hagan en
compañía de otro profesional seleccionando al más idóneo. Además, es recomendable intentar
un encuentro en el despacho o instancia que resulte conocida para la familia y no genere
recelos, con lo cual reducimos ansiedad y agresividad de los visitados, aunque son quienes no
acuden a que le hagamos el requerimiento.
Es recomendable realizar la visita con otros profesionales que sean de confianza para la familia
y favorece la apertura y disminuye las desconfianzas. Este tipo de contextos se caracteriza por
ser en los que se aplican medidas coercitivas por instancias judiciales tras los fallidos intentos
por manejar la situación por otra vía. Es fácil visualizarse a uno mismo en estos contexto como
si desarrollara una labor poco menos que policial.
Sin duda, los riesgos de la terapia familiar, son muchos en la medida en que el espacio elegido
no es neutral y las reglas que rigen son las de la familia. Esto es una desventaja que si el
profesional no es lo suficientemente diestro para contrarrestar o aminorar su influencia, la
situación se puede descontrolar. Crear un clima adecuado para una entrevista en profundidad
en el domicilio es difícil cuando se está sujeto a gran cantidad de interferencias del entorno,
pero para enfrentarse a ese reto, hay que romper los esquemas clásicos de trabajo de caso en
los despachos con los elementos a disposición para la acción terapéutica. Este trabajo estaría
indicado para algunos casos y contraindicado para otros y no siempre tiene que ser en el
domicilio. Es recomendable en casos de familias resistentes o desconfiadas a comenzar un
tratamiento o cuando el trabajo se circunscribe en un servicio estigmatizante, donde sería
conveniente usar vías alternativas que permitan adaptar los recursos a los casos y no al revés.
La visita es una buena fórmula aunque incómoda para el profesional.
Cuando se está en el domicilio, se está en su terreno y es la familia quien define las reglas,
quedando el profesional a merced de esta interacción menos controlada por su parte y por
tanto más indefenso. Son muchas fantasías las que asaltan al profesional, sobre todo al ser
novel. Son frecuentes las inoportunas interferencias que dificultan una entrevista con la
profundidad deseada, además el espacio donde se produzca la entrevista puede ser muy
variado y no se está familiarizado con ninguna estancia, por lo que resultará incómodo .
Es importante tener un buen control de las emociones personales, ya que cuando se está
realizando una visita el profesional es el foco de atención y el centro de todas las miradas tanto
de la familia como de la vecindad. Eso genera una distorsión, nos puede hacer sentir inseguros,
indecisos y abrumados y sin duda puede llevar al traste con los preconcebidos objetivos que se
tenían antes de entrar a esa casa.
Es necesaria una formación específica para saber controlar las situaciones imprevistas que se
producen en una entrevista domiciliaria ya que ese conocimiento llega después de algunas
experiencias desagradables, y el entrenamiento previo ayuda a mejorar nuestra competencia
profesional sin tener que vivir esos momentos.
La visita domiciliaria no es una simple entrevista en el domicilio con los individuos. Los espacios
físicos donde se desarrolla la interacción propia de estos contextos mencionados desarrolla la
interacción propia de estos contextos y tiene una enorme importancia en la definición de las
relaciones. El despacho, como señala Richmond, puede facilitar cierto tipo de apertura para la
comunicación entre los miembros, supone un espacio neutral para los miembros de la familia
donde se pueden abordar ciertos conflictos y dificultades que en el domicilio resultarían
dificultosas debido a la tensión acumulada y las pautas relacionales disfuncionales
establecidas. Seleccionar los temas a trabajar en el domicilio y cuáles son más adecuados en el
despacho puede ser una posibilidad si se opta por considerar que la visita ofrece más
posibilidades que la sola recogida de datos, de conocer cómo viven las personas puntualmente.
Algunos otros aspectos que entran en juego durante la intervención serían la demanda que
puede ser formulada por el cliente, captada por el trabajador social u otro servicio. El interés
por visitar a la familia, no solo puede partir del profesional sino también de la propia familia o
algunos de sus miembros. Los motivos pueden ser varios y tener relación con la demanda o tipo
de relación que el contexto establezca. Las implicaciones que la petición puede tener hay que
entenderla dentro de un juego relacional más amplio ya que puede que algún miembro necesite
tener un aliado poderoso. La visita supone un riesgo al poder caer en un deslizamiento de
contexto o quedar atrapados en uno de los juegos de poder que la familia puede emplear para
vincular al profesional de manera que pierda su objetividad.
Otro aspecto destacable sería el servicio, que se hace presente a través del profesional en el
propio domicilio y se hace presente también para bien y para mal, ya que no es lo mismo
realizar una visita para constatar un abandono o maltrato de una persona que para conocer el
estado físico de la vivienda para solicitar una subvención para la rehabilitación de éstas. En
buena parte, agradecen la visita por suponer una mayor preocupación de los organismos
implicados en conocer la situación.
Dinámica interna de la familia. Su reflejo en el lugar que habitan y la posibilidad que
ofrece la visita domiciliaria para conocerla.
La organización del hogar es una manifestación no verbal de la dinámica interna de la familia. El
axioma de la Pragmática de la Comunicación Humana, toma fuerza cuando se analiza
detenidamente un hogar. Todos los objetos de la vivienda adquieren valor de mensaje. Es
preciso desarrollar la sensibilidad para apreciar esos mensajes y decodificarlos
adecuadamente.
Hay una serie de elementos fundamentales de la estructura y dinámica familiar que pueden ser
observados o consultados en las visitas domiciliarias, y detenerse en ellos ayuda a comprender
mejor la situación o problemas planteada por la familia y permite manejar un mayor volumen
de información que facilita un mejor diagnóstico del caso. Dichos elementos son:
Valores familiares. Según Ríos González cada familia estructura su vida en torno a un valor
preponderante del que hace depender su sensación de felicidad, éxito y eficacia. Es
difícil encontrar la verdadera causa de por qué un sistema familiar condiciona la mayor parte
de sus experiencias a la verificación o no de tal valor. Lo que sí es cierto es que toda familia gira
en torno a un punto estimado como meta, objetivo a conseguir y termómetro de su buen o mal
funcionamiento”. Tienen su reflejo en el hogar. Hay familias que viven de cara al
exterior y así lo denota la organización de la vivienda y de los enseres que la visten, mientras
que otras familias tienen muy presente los valores religiosos, así encontramos imágenes y
reliquias santificantes por doquier, sobre todos aquellas que se agolpan en las mesillas de
noche junto a la cama. En otras viviendas se pueden observar imágenes en la misma puerta de
la casa dándonos ya a entender el valor religioso antes de entrar incluso en el propio domicilio.
De igual manera el valor dinero, el valor inteligencia, el valor salud, el valor comida, el valor
estético, el valor prestigio social, son otros muchos valores con los que suelen convivir las
familias e impregnar su dinámica interna. son consustanciales al sistema, es decir, no son
propiedad de una parte e impuestos al resto, si bien habría que señalar que la pareja es
portadora de un “sistema de creencias familiares” importados de sus respectivas familias de
origen. El profesional debe considerar especialmente el modo en que estas creencias se
entrelazan para formar las reglas operantes en la familia.
Cada valor tiene su reflejo y expresión que es posible observar en las paredes, en los
suelos de la casa y en los comportamientos de sus ocupantes dentro y fuera de ella como por
ejemplo el hecho de los los horarios para comer “comer a la misma hora”, el lugar o lugares para
hacerlo “comer juntos”, la disposición entorno a la mesa, pueden ser acciones ritualizadas que
organizan los espacios de encuentro y de relaciones familiares; todo esto, sin olvidar el acto de
preparar la comida, la compra de las viandas. En este tipo de familias se observa que la
organización de la casa tiene mucho que ver con esos momentos tan significativos en los que se
ingiere más que alimentos. El comedor ocupa un lugar central en el hogar, bien por que tenga
un espacio propio dedicado a este menester, o bien porque otro espacio tenga también
asignada esa función.
Una observación dirigida proporcionará indicios sobre los valores dominantes en esa familia
como la existencia de libros por doquier y espacio para el estudio, lo que contrasta con
problemas de índole escolar de alguno de sus miembros. Entran en conflicto un posible valor
dominante y un desafío al mismo por parte de algunos miembros convivientes. Por otro lado, el
valor dinero muy presente en las familia, en sus dos dimensiones: ahorrar o gastar, tienen
también su reflejo observable en durante la interacción que se produce en la vivienda durante
la visita, no hará falta hacer muchos comentarios sobre los objetos y enseres que ocupan el
espacio para que afloren comentarios relativo a cómo se usa el dinero en esa casa. El gastar o el
ahorrar simbólicamente tiene también mucho que ver con otros aspectos que no es el dinero
propiamente dicho sino con los afectos, con la dedicación, con el compartir que también se
puede prodigar o restringir.
Mitos familiares. Son aquel número de creencias bien sistematizadas y compartidas por todos
los miembros de la familia respecto de sus roles mutuos y de la naturaleza de su relación.
Actúan como fuerza amortiguadora, tratando de oscurecer o negar una realidad penosa para la
familia. De igual manera estos constituyen una suerte de paradigmas familiares, ya sea para
mantener el status quo de la familia(homeostasis) o para diagramar modelos de crecimiento y
orientaciones para el cambio en los momentos de crisis. Funcionan en las familias de la misma
manera que funcionan los mecanismos de defensa de los individuos. contienen muchas reglas
secretas de relación que, desde fuera no se comprende bien, pero que para la familia, con el
mito mantiene y justifica muchas pautas interaccionales.
De manera genérica los principales mitos familiares son: mito de la armonía,de la redención y el
perdón, del rescate, de la salvación y protección, de la normalidad, de la felicidad, de la unidad,
si bien cada sistema familiar puede crear sus propios mitos.
Si nos detenemos a observar con detalle durante las visitas domiciliarias, tendremos la suerte
de descubrir algunos “salvadores míticos” plasmados en grandes fotografías en lugares
privilegiados de la casa. Unas veces son imágenes religiosas y otras de personas de la familia
presentes o ausentes que han actuado como los grandes homeostatos. Hay ocasiones que el
“salvador mítico” no esta fotografiado pero aparece constantemente en la conversación con la
familia como alguien especialmente significativo en la historia de esta, dentro de estos
salvadores pueden estar también presentes desde el párroco, como el médico de la familia, el
alcalde o la trabajadora social que tantos parabienes o paramales han traído a esa casa.
El mito de la “unidad familiar por encima de todo”, también es bien observable en muchas
familias que a su vez tienen tintes de ser muy aglutinadas. Por ejemplo, estas familias muy
aglutinadas, bien que no han permitido el destete de los hijos en los momentos propios del ciclo
normativo, y permanecen todos bajo el mismo techo o bien si se han emancipado viven muy
próximas en la misma calle. Es incluso posible que en la narrativa de la familia aparezcan
mensajes del tipo “siempre hemos sido una familia muy unida” .
Contrastar los mensajes que la familia ha manifestado en el despacho, con los datos que
optemos en la visita, éstos nos puede ayudar a comprender los mitos existentes y cómo actúan
dando a cada miembro un rol. Los mitos son estructurantes y estructurales y se manifiestan de
manera simbólica y metafórica y es en el hogar donde vamos a encontrar reflejos de estos
tanto en su dimensión no verbal como verbal.
Jerarquía familiar. Cada sistema puede ser visto como un subsistema de un sistema mayor.
Dentro de los individuos que forman un subsistema y entre los distintos subsistemas entre sí se
puede dar un modo de organización jerárquica.
Cuando estamos en el lugar que habita una familia podemos observar cómo distribuyen ese
espacio, quien o quienes son los que actúan como subsistema ejecutivo, que posición toman
durante la entrevista, quien toma la palabra, como tienen distribuidas las estancias.
Todo este sistema de jerarquías no está exenta de tensiones. La casa es un lugar de lucha, la
distribución y organización del espacio no es un hecho azaroso, responde a las necesidades y
exigencias de una forma de dominio. La jerarquía está íntimamente relacionado con la
territorialidad y con los límites, como decía Michel Foucault todo espacio habitado se
constituye como un “espacio de poder” que lo marca, lo identifica y limita su funcionamiento.
Duelo individual- familiar. El proceso de duelo se produce a varios niveles: individual, familiar y
social. Tradicionalmente ha habido una restricción, en su estudio e intervención, a la dimensión
individual. Es necesario tener una perspectiva inclusiva que integre al resto de la familia para
mejorar la resolución y la transición por este proceso. Todas las familias incorporan duelos en
sus historias, los nacimientos como las muertes, las adquisiciones como las pérdidas son
consustanciales a la vida de las personas y por demás de las familias. La vida y la muerte es la
dinámica habitual e inexorable de todo ser viviente. En nuestra intervención es necesario estar
atentos a la reorganización familiar tras las pérdidas y ver cómo se suceden las distintas etapas
de este proceso.
Al igual que la vida está presente en nuestro hogar, las pérdidas también. Las viviendas
antiguas están llenas de historia ya que en las distintas estancias han sido concebidas, nacidas y
fallecidas muchas de las personas que han habitado entre esas paredes. Esos lugares
relacionados con la vida y con la muerte son especialmente significativos, sobre todo los
relacionados con la muerte. El espacio que ha albergado a la persona que ha muerto tiene un
especial significado para los allegados ya que transitar por ese rincón es significativo para ellos
por el resto de sus vidas.
Partes de la casa que estén vinculadas a vivencias desagradables de otra índole también son
rechazadas abiertamente o mostrando conductas incomprensibles a vista del observador.
Se pueden encontrar elementos significativos cargados de simbolismo que pueden dar a pensar
en duelos no elaborados. La conservación momificada de parte o todos los enseres, objetos y
ropas de un miembro fallecido es un signo de duelo congelado, sobre todo si todo se mantiene
más o menos intacto después de meses e incluso años después de la pérdida. No solo, el
mantener los objetos inalterables es un indicio, quizás el más llamativo, sino también las
imágenes, las grandes fotografías del desaparecido-a, la prohibición del uso de un objeto,
espacio o lugar especialmente vinculado al desaparecido-a también son aspectos significativos
que no nos deben de pasar inadvertidos.
La utilización o no del espacio u objetos vinculados con una persona que ya no está será indicio
de un adecuado afrontamiento del proceso de elaboración del duelo. La familia va a dar
detalles gratuitos, casi sin preguntar, de cómo era y qué rastro ha dejado en la casa y en la
mente de sus ocupantes las personas que se han ido.
Es importante en este punto señalar otro tipo de pérdida altamente significativa que no tienen
que ser por muerte necesariamente, en concreto las pérdidas que se producen por rupturas de
pareja o a la emancipación de algún miembro de la familia. En el primer caso(ruptura de pareja)
esto es un momento especialmente significativo para los actores(pareja) y para los hijos. Como
toda pérdida es necesario elaborarla y adaptarse a la nueva situación. Resulta del todo
llamativo como esto tiene su reflejo en cómo se perciben los espacios. Así, un hijo puede
mostrar resistencias a que la madre incorpore una nueva pareja al hogar y que ésta ocupe los
espacios(objetos, enseres) antes reservados para su padre(incluida la habitación de la madre).
Conductas de defensa espacial y de resistencia, no siempre son adecuadamente comprendidas.
Si se observan cómo están definidos los espacios del hogar que se visita y a preguntar cómo se
usan y quienes lo usan, se tendrá una buena representación de los límites de esa familia. Hay
familias que carecen de espacio, que su vivienda apenas si reúne las condiciones para vivir, pero
con una simple cortina o con un mueble diferencian lo que es el lugar de los padres y de los
hijos, pero o hay otras que duermen todos en la misma cama, o la madre y el padre por
separado con hijos o hijas, o bien no hay un lugar definido y permanente para dormir. Todo ello
a primera vista pudiera parecer que no tienen ningún significado, pero a la vista del profesional
esto no debe pasar inadvertido y puede ser muy útil conectarlo con otros datos aportados en
las entrevistas.
La comunicación o incomunicación tienen un reflejo inequívoco en los espacios que habitan las
personas y donde la interacción es casi obligada. Las dificultades comunicacionales tienen
mucho que ver con la delimitación rígida de ciertos lugares que a modo de pequeños feudos
son posesión de uno o varios miembros del sistema. Si la familia respecto del exterior “es lo
privado”, esos pequeños reductos de los que hablamos “es lo propio”, “lo íntimo”, si además las
relaciones son conflictivas ese “es el refugio”.
Hay ocasiones en que la falta de espacio dentro de la vivienda hace que el refugio para evitar
esos conflictos permanentes, esos reproches constantes, ese ir y venir de discusiones
inacabables sea la propia calle. Cuanto mejor es la comunicación en la familia más potencian
tener un espacio común de encuentro, que además está muy habitado de continuo. Esto no
significa que cada conviviente no tengan su otro espacio íntimo, pero no éste como refugio sino
como lugar de desarrollo, concentración, recreo, reflexión... Lo más llamativo, es que ese
“espacio común de encuentro deseado” puede ser un rincón dentro de una estancia mayor.
Ciclo vital familiar y de pareja. Identificar la etapa concreta en la que se encuentra la familia es
un aspecto esencial sobre todo porque el conocimiento de los distintos hechos críticos que en
cada etapa suceden es de gran importancia para comprender adecuadamente el momento por
el que transita la familia. Tiene su reflejo en el modo de organización y distribución de personas
y enseres dentro del hogar. Las familias en cada una de sus fases de su ciclo necesitan más o
menos espacio para convivir.
Debido a circunstancias propias del mercado en las que la demanda siempre supera a la oferta,
la escasez de viviendas y las dificultades de acceso a las mismas como consecuencia de lo
privativo de sus precios, hace que una familia transite en sus distintas etapas del ciclo vital en la
misma vivienda independientemente de los requerimientos de espacio que esta necesite.
Ciertamente esto puede ser constitutivo de riesgos para la salud familiar, atendiendo al
número de convivientes y los metros útiles disponibles. Fijarse en cómo la familia ha ido
adaptando los espacios y enseres en función del número de miembros, nos puede aportar
información de gran interés respecto de su capacidad de adaptación, de resolución de
problemas, de negociación, de sano o conflictivo intercambio intergeneracional. Durante la
visita podemos prestar especial atención a la importancia que la familia le ha dado a las
variaciones de ubicación de los convivientes en función de la edad, género, número y espacio.
El hogar está atravesado por las distintas etapas del ciclo vital normativo familiar, pero también
pueden dejar su marca las etapas por las que transcurre la pareja, en concreto a cómo
enfrentan los momentos de desencuentro la pareja. Hay parejas en las que el tipo de
afrontamiento de sus conflictos, pasa por el distanciamiento físico, en este caso dentro de la
casa. Este tipo de comportamientos tiene varios elementos de análisis: la jerarquía ¿quién sale
de la habitación conyugal? Límites, en tanto que se irrumpe(intrusión) en un espacio
perteneciente a otro subsistema al cual se hace además participe de la disputa parental y en
algunos casos confidente.
Rituales. La familia aporta información de cuáles son sus costumbres y rituales que se repiten
de manera constante. Identificar estos nos va permitir saber qué actividades hacen juntos y
cuáles no, qué rituales corresponden a todos o algunos de los subsistemas, donde y cuando los
realizan, que utilidad tienen esos rituales, que se evita o se consigue con la realización de los
mismos… En todas las familias hay rituales, eso no es señal de disfunción. Si hay que estar
atentos cuando se da una hiperutilización de los rituales. Rituales a la hora de comer, de salir o
entrar en casa.
Secretos familiares. Son un aspecto altamente relevante en el trabajo con familias, la visita en
el domicilio es momento que puede favorecer el que la familia haga aflorar algún tipo de
información que mantenían en secreto, no solo para el trabajador social, sino para algún
miembro de la propia familia. En la intimidad del hogar y con un clima adecuado de relación los
visitados llegan realizar manifestaciones íntimas que en el despacho pueden resultar
inconfesables.
El profesional en el trabajo con la familia puede suponer la existencia de un secreto familiar que
está influyendo en la dinámica relacional familiar. Es conveniente abstenerse en presionar a la
familia o alguno de sus miembros para que este secreto sea desvelado, pero ocurre que cuando
la entrevista familiar se desplaza fuera del despacho del profesional al domicilio de la familia
este contexto más cercano permite esa revelación. En otros casos es todo lo contrario, la
lejanía del domicilio es como si ayudara a reducir las barreras que contienen el secreto.
Para finalizar, señalar que para los trabajadores sociales, resulta difícil estudiar un caso sin
dirigir esa mirada necesaria al lugar que habitan y como lo habitan los miembros de esa familia
estudiada. Ese acercamiento no imprescindible, pero en muchos casos necesario, requiere de
saberes depurados en el manejo de dos técnicas como mínimo: la observación y la entrevista.
Una mirada analítica y una escucha relacional ayudan a comprender, y el comprender es
necesario antes que actuar. Pisar el terreno de la familia y habitar por un momento el espacio
que les cobija es una ayuda incuestionable para el profesional del trabajo social.
El acto de la visita domiciliaria está cargado de emociones, para el profesional y para la familia.
Fijándonos en nosotros mismos, debemos saber discernir cuales son las emociones que nos
provoca cada visita en concreto, antes, durante y después; y cuánto de nosotros impregna esas
impresiones que nos llevamos. El trabajo con familia evoca en algún momento a nuestra propia
familia ya todos tenemos experiencia de vivir en familia. Al visitar a una familia también nos
evoca nuestro propio hogar ya que todos tenemos la vivencia de residir en un hogar, este
nuestro “mapa” puede condicionar nuestra percepción de las cosas.
TEMA 5. METODOLOGÍA PARA LA INTERVENCIÓN INDIVIDUAL Y FAMILIAR A TRAVÉS DEL
PROYECTO DE INTERVENCIÓN FAMILIAR.
Permite organizar las intervenciones que se van a llevar o se están llevando a cabo con la
familia. Si la intervención se desarrolla de manera improvisada, intuitiva y no programada es
probable que se cometan errores y la intervención se desarrolle de manera errática y sin
objetivos bien definidos.
Alguno de los riesgos es el hecho de que sea excesivamente terapéutico, que sea inespecífico
no prefijando las metas a conseguir, que sea incoherente con escasa relación entre los
objetivos, actividades y recursos a conseguir, poco realista no contemplando adecuadamente
las posibilidades de la familia, las de los profesionales-equipo e institución.
ESQUEMA ESPECÍFICO PARA LA CONFECCIÓN DE UN PROYECTO DE
INTERVENCIÓN FAMILIAR.
Hay un esquema genérico de proyecto para cada institución, servicio o programa donde se
vayan a implementar exige de la adaptación necesaria, contemplando aspectos específicos.
RECURSOS NECESARIOS,
Para el desarrollo de las actividades.
MODALIDADES DE INTERVENCIÓN.
Se especificarán cuáles se van a utilizar a nivel individual, con todo el sistema familiar, a nivel de
pareja, a nivel de red social de la familia, con grupos de familias.
PROFESIONALES-EQUIPO DE INTERVENCIÓN.
Quiénes van a ser los profesionales implicados en el desarrollo del proyecto para conseguir los
objetivos previstos. Identificar los profesionales, servicios e instituciones a los que pertenecen
y las funciones que van a tener cada uno en el marco del proyecto a desarrollar con la familia.
Es probable que haya funciones que pueden ser desarrolladas por varios profesionales,
identificar cuáles y señalar la complementariedad entre profesionales.
Este contrato tiene una vigencia de… a partir de la fecha de la firma, pudiéndose suspender por
incumplimiento de algunos de los compromisos señalados y pudiéndose renovar las veces que
sea necesario.
Es un compromiso bilateral explícito de seguir una línea de acción bien definida. (Berne,1983).
Supone un compromiso de cooperación que atañe por igual al profesional/equipo y al
cliente/familia, en orden al objetivo fundamental. Evita la aparición de malos entendidos y
permite la evaluación del éxito o fracaso de la intervención.
Quintero señala que tras los primeros contactos y una vez se establece la relación de ayuda, es
necesario establecer unas condiciones de trabajo familia-trabajador social, las cuales estarán
en función de la institución y metodología de intervención del profesional, lo que llama
definición del contrato, el cual tiene como objetivo orientar a la familia cómo se realizará el
tratamiento o paciente en términos de cooperación para el trabajo de cambio.
El contrato al que se refieren se centra sobre los modos, formas y tiempo de trabajo profesional
y familia, sin embargo el contrato terapéutico se lleva a cabo una vez se elabore y acuerde con
la familia el proyecto de intervención familiar, éste se focalizará en unos objetivos sobre la base
de la evaluación-diagnósticos previo. El contrato terapéutico puede efectuarse mediante
contrato marco o general, y contrato o anexo parcial o temporal.
Se puede hacer un contrato más amplio que abarque todo el tiempo de actuación programado
de trabajo con la familia, y luego hacer contratos parciales con secuencias de tiempo y alcances
más cortos.
Variables operativas.
- Modelo y metodología de trabajo. Aclarar que se trabaja con toda la familia, que la
intervención se orienta a reestablecer, reforzar y mejorar las relaciones entre los
miembros. Acordar con la familia el modo de trabajo y si durante los encuentros va a ser
necesario la asistencia de varios miembros, en función de criterios técnicos.
- Lugar. Espacio donde celebrar los encuentros, debiendo procurar que este resulte
adecuado y facilitador de la relación e intimidad.
Variables terapéuticas,
Se especifican mediante cláusulas enumeradas por los compromisos a cumplir, especificando
en cada una el grado de compromiso adquirido, las personas implicadas, la
acción/conducta/pauta a llevar a cabo.
RELACIÓN DE PODER.
Tras el documento de contrato, se trasluce una relación de poder entre las partes implicadas. La
familia, profesional y servicio tienen cuotas de poder en el marco de su relación. El sistema
terapéutico o de acción, rige una jerarquía, una distribución del poder. Desde la óptica
sistémica constructivista se sugiere el reconocimiento del poder sobre cada una de las partes, y
no tanto la imposición de unas sobre otras. Esta lógica sugiere reconocer que la familia tiene el
poder y capacidad para generar o no cambios en situación, también es la que más conocimiento
tiene sobre sí misma, su historia, recursos, capacidades y limitaciones. El profesional-equipo,
tiene el poder que les da los conocimientos adquiridos y experiencias de trabajo con otras
familias, y a su vez el poder que le es delegado por el servicio en el marco de sus competencias.
El servicio tiene el poder reconocido por sus normas, reglamentación, competencias,
responsabilidades legalmente establecidas.
La propuesta es hacer confluir todos esos espacios de jerarquía en pro del cambio en la familia,
un cambio positivo y terapéutico con la intención de perdurar (cambios permanentes).
Gunnar Bemler y Lisbeth Jhonson, señalan la consideración de que la relación de poder que se
establece entre partes puede tener formas diferentes, poder de recurso y poder adjudicado. El
poder de recurso, se refiere a los conocimientos que tienen las partes en sus facetas
respectivas. El poder adjudicado, se refiere a las atribuciones de competencias o
responsabilidades que tienen los profesionales y servicios en la actuación con los casos. Dichas
formas de ejercicio de esa cuota de poder queda mediatizada por contexto de intervención
donde se establece la relación. Sugieren el uso del poder adjudicado social, legal,
institucionalmente por parte de los profesionales/servicios como el ultimum refugiens en la
intervención, potenciando, priorizando, revalorizando el poder de la relación, del vínculo,
reconocimiento mutuo, confianza, compromiso para, capacidades de… en el primero de los
lugares, y empleando el poder adjudicado como la última de las opciones en el marco de la
intervención familiar en un contexto dado.
- Reconocemos la dificultad en cerrar los casos, pero hablamos poco de cómo mejorarlo
de forma operativa.
- Queremos potenciar la autonomía, pero a veces (nos) cronificamos a (con) las familias,
incluso nos cuesta cerrar los casos que mejor funcionan.
- A menudo estamos ocupados y llenos de demandas, nos gusta que la gente nos solicita,
sin embargo, decimos que no tenemos tiempo para finalizar las intervenciones como
quisiéramos.
Los finales de las intervenciones con familias tienen un importante componente educativo,
puede depender de cómo se realicen dejaremos a las familias con una experiencia que
condicionará sus posteriores contactos con otros profesionales.
La finalización de la intervención con una persona o un grupo no es un único momento, sino que
pueden ser varios momentos e incluso en algunas intervenciones podríamos pensar en realizar
cierres parciales.
Hay aspectos institucionales que influyen ayudando o dificultando la finalización de la
intervención como por ejemplo el equilibrio entre la importancia que le da la institución
a la cantidad y calidad de las intervenciones, reconocimiento de esta fase y establecimiento de
criterios, ratios de personas a atender por cada profesional, etc.
- Finalización por iniciativa mutua. Debido a que se consiguen los resultados o puede
que no se consigan los resultados y estemos ambos de acuerdo en finalizar el proceso
porque hemos agotado las posibilidades. En este caso podemos rediseñar la
intervención o derivar a otros profesionales.
En las tres modalidades se puede plantear la derivación que puede ocurrir por cambio de
domicilio del usuario o por cambio de institución del profesional. La derivación no tiene porque
ser sinónimo de finalización, pues no implica necesariamente un cambio en la intervención, sino
en algunos actores que trabajan con la familia. Cuando los resultados obtenidos no se
corresponden con los deseados puede ser debido más a la actuación del profesional que a la del
usuario (o no).
Las familias también pueden experimentar, antes, durante y después de la finalización, por
ejemplo:
- Satisfacción
- Necesidad de dependencia tranquilizante para no cambiar de golpe
- Negación de que la intervención ha finalizado
- Regresión. Vuelta a conductas que ocurrían al inicio de la intervención
- Decepción
- Readaptación después del cierre.
- Hostilidad, huida.
- Imaginar el final continuamente. Tener fotografías lo más claras y realistas posibles del
final para que nos ayuden a guiar el proceso. No dejar que el final lo decida solo la
familia u otros, pues los profesionales tenemos un papel muy importante. Si el fina se
aleja mucho de la “fotografía” que teníamos, deberemos mejorar en futuras
intervenciones: haciendo mejores pronósticos, trabajando sobre los objetivos más
importantes, etc.
- Ritualizar los diferentes momentos que se dan en el proceso. Nos puede ayudar a
conseguir que queden claros los motivos de inicio de la intervención, los del cambio de
cada fase y los de finalización.
- Establecer límites. Por ejemplo, haciendo contratos de planes de mejora que definan lo
que entendemos por final, teniendo lo más claro posible el contexto y la misión y
equilibrando la relación entre ayuda y control.
- Potenciar sus propios recursos personales. Aprender a delegar tareas en las familias
para fomentar su autonomía y preparar su finalización de forma gradual. Podemos, por
ejemplo, conectarlos con recursos normalizados en el caso de temas de protección
infantil.
- Explicitar los criterios de, por ejemplo, los servicios del territorio sobre la coordinación
interprofesional y sobre los procedimientos de cierre como paso previo para establecer
acuerdos al respecto.
- Tener una actitud proactiva. Habla de aumentar nuestro margen de maniobra para
influir en muchas situaciones por difíciles que parezcan. Generalmente las familias que
se atienden también necesitan incrementar su proactividad pues hacen únicamente
atribuciones externas culpabilizando a los demás de lo que les ocurre.
- Aplicarnos a nosotros mismos las estrategias y técnicas eficaces que usamos con las
familias y al revés, aplicarles a ellas las que nos aplicamos a nosotros y nos funcionan.
Sino estaríamos ante posibles problemas deontológicos. Cuanto más y mejor
trabajemos sobre nosotros mejor los podremos ayudar.
- Pensar y diseñar nuestro propio final en nuestro equipo y nuestra finalización como
profesionales. Cada vez que finalizamos la intervención con una familia también
finalizamos algo nosotros como profesionales y avanzamos en nuestro itinerario
profesional. Hay un ejercicio que recomienda imaginar lo que nos gustaría que las
personas cercanas a nosotros dijeran de nuestro quehacer profesional cuando dejamos
de realizarlo.
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