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Nº 3 - Higiene personal
UNIDAD DE TRABAJO Nº 3
HIGIENE PERSONAL
Autora:
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- Comprender la impor-
tancia de que los técnicos
de farmacia conozcan los
hábitos de higiene perso-
nal más adecuados para
asesorar a los usuarios.
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INDICE.
1.– INTRODUCCIÓN.
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1.- INTRODUCCIÓN.
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Hay que cepillarse los dientes durante unos 4 minutos después de cada
comida y antes de ir a dormir. Es aconsejable que el cepillo sea de cer-
das suaves. Se ha de seguir un orden sistemático diente por diente y por
todas las caras, sobre todo las interproximales, incidiendo en el margen
subgingival, con pequeños movimientos hacia atrás y hacia adelante, sin
desplazar las cerdas para no dañar las encías ni desgastar la superficie
dental.
Hacer uso de la seda dental o de unos cepillos espe-
ciales llamados interproximales, que permiten reti-
rar los restos de alimentos que se quedan atrapados
en los espacios entre los dientes.
Cepillar la lengua con el fin de quitar los restos de
comida y la placa bacteriana que se adhiere a los
dientes.
Utilizar dentríficos con flúor y colutorios dentales
para complementar el cepillado.
Reducir la ingesta de alimentos entre las comidas, sobre todo si contie-
nen azúcares, porque producen caries dentales.
No fumar.
No comer pipas ni morderse las uñas, y no someter a los dientes a ries-
gos innecesarios.
Visitar al dentista, como mínimo una vez al año, para realizarse revisio-
nes dentales periódicas.
Cambiar cada 3 ó 4 meses los cepillos de dientes de cerdas suaves.
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Desinfectar el ombligo. Cada día, hasta la caída del extremo del cordón,
se aplica alcohol de 60º con un bastoncillo de algodón, seguido de un anti-
séptico con el otro extremo del bastoncillo.
Se recubre el extremo del cordón ya desinfectado con una gasa estéril y se
pone un apósito. Si se prefiere, una vez limpio el ombligo con agua y bien
seco, se puede poner el antiséptico en el mismo apósito.
Se sujeta el apósito con una venda de malla umbilical. Se debe cambiar
cada vez que se practique la cura.
El trocito de cordón que queda debe secarse y caer espontáneamente antes
del décimo día. Si pasados quince días no ha caído por sí solo, o si se en-
rojece, supura, desprende un olor desagradable y se forma un bulto, se de-
be consultar al pediatra.
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3.1.3.5.- La cara.
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Es mejor no cortar las uñas a un bebé antes de que cumpla un mes, como
mínimo, ya que se corre el riesgo de cortar la piel de los dedos. Por regla gene-
ral, al principio las uñas se rompen espontáneamente. Sólo se debe vigilar
que el bebé no se arañe la cara con unas uñas demasiado largas. Si eso
sucede se le pueden poner unas manoplas de algodón especiales. Poste-
riormente ya se le pueden cortar las uñas (pero no demasiado cortas) con
unas tijeritas especiales de puntas redondeadas, dejando que la uña sobre-
salga un poco de la carne del extremo del dedo.
Hay que enseñar a cepillar los dientes a partir de los 2 ó los 2 años y me-
dio. Hay que elegir un cepillo de dientes pequeño y muy flexible, sin utilizar
dentífrico al principio. Hay que mostrarle los movimientos que
tiene que hacer, de abajo hacia arriba, delante y detrás, durante
un buen rato. No debemos esperar la perfección, el cepillado
será todavía torpe e ineficaz durante mucho tiempo pero sirve
para que el niño coja el hábito.
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4.2.1.- ECCEMA.
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4.2.2.- ACNÉ.
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Hay que consultar al médico porque el acné tiene tratamiento, que sue-
len aplicarse con facilidad sobre la misma piel, pero son bastante largos y hay
que ser constantes en su aplicación. Los fines de los tratamientos son disminuir
la producción sebácea, evitar la obstrucción del folículo y mantener la flora mi-
crobiana dentro de los límites normales. Se usan medicamentos tópicos con vi-
tamina A, peróxido de benzoilo, antibióticos tópicos o sistémicos; en mujeres
pueden usarse contraceptivos orales, por su acción hormonal.
4.2.3.- PEDICULOSIS.
La pediculosis se define como la infesta-
ción por piojos. Puede afectar a diferentes locali-
zaciones corporales, dependiendo de la especie
del piojo. En este apartado nos ocuparemos sola-
mente del Pedículus humanus cápitis que afecta
a la cabeza y se transmite por contagio personal a
través de objetos que hayan tenido contacto con
la cabeza del afectado. Aunque es más frecuente
en escolares, se puede contagiar a cualquier per-
sona.
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