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ANÁLISIS CONCEPTUAL
publicado: 4 de marzo de 2022
doi: 10.3389/fpsyg.2022.725828

Un modelo integrado jerárquico de

Autorregulación
Clancy Blair 1,2 * y Seulki Ku1
1 2
Departamento de Salud de la Población, Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, Nueva York, NY, Estados Unidos, Departamento de
Psicología Aplicada, Universidad de Nueva York, Nueva York, NY, Estados Unidos

Presentamos un modelo integrado jerárquico de autorregulación en el que la función ejecutiva es

el componente cognitivo del modelo, junto con los componentes emocional, conductual, fisiológico
y genético. Estos cinco componentes del modelo están relacionados de forma recíproca y
recursiva. El modelo está respaldado por evidencia empírica, principalmente de un único estudio
longitudinal con buenas mediciones en cada nivel del modelo. También encontramos que el
modelo es consistente con el pensamiento actual sobre temas relacionados como la teoría
cibernética, la teoría de la alostasis y la carga alostática, y la teoría del desarrollo de habilidades
en entornos hostiles e impredecibles, conocidos como "talentos ocultos". A continuación,
presentamos literatura que demuestra que los procesos integradores son susceptibles a la
adversidad ambiental, en particular al riesgo relacionado con la pobreza, mientras que las
interacciones sociales positivas con los cuidadores (por ejemplo, la sensibilidad materna)

Editado por:
promoverían procesos de autorregulación o mitigarían el efecto adverso del riesgo temprano en
Kate Elizabeth Williams, la salud. procesos. Un modelo integrador jerárquico de autorregulación avanza nuestra
Universidad de Queensland de
comprensión de los procesos de autorregulación. Las investigaciones futuras pueden considerar
Tecnología, Australia
contextos sociales más amplios del sistema de autorregulación integrador, como los contextos de
Revisado por:
Doña Catalina Berthelsen, vecindario/comunidad y el racismo estructural. Este puede ser un paso integral para brindar a los
Universidad de Queensland de niños oportunidades equitativas para prosperar, incluso entre los niños que viven en entornos socioeconómico
Tecnología, Australia
Sue Walker, Palabras clave: autorregulación, función ejecutiva, regulación de las emociones, regulación del comportamiento, regulación fisiológica, genética, estrés.
Universidad de Queensland de
Tecnología, Australia
Sara Schmitt,
Universidad Purdue, Estados Unidos
INTRODUCCIÓN
*Correspondencia:
Clancy Blair La autorregulación se compone de niveles cognitivos, emocionales, conductuales, fisiológicos y genéticos que
clancy.blair@nyulangone.org están recíprocamente relacionados. En nuestra opinión, la autorregulación es el constructo que abarca para
describir estos cinco componentes distintos. Como se muestra en la Figura 1, definimos la autorregulación como
Sección de especialidad: un sistema integrado jerárquico en el que la función ejecutiva es el componente cognitivo en el nivel más alto del
Este artículo fue enviado a
modelo integrado (ver Blair, 2014; Blair y Raver, 2015 para versiones anteriores de esta figura). El primer autor ha
Psicología del Desarrollo, una
expuesto este modelo en varias publicaciones (Blair, 2010, 2014; Blair y Ursache, 2011; Blair y Raver, 2012,
sección de la revista.
Fronteras en psicología
2015). En su forma madura, podemos utilizar la función ejecutiva para regular el pensamiento, regular las
emociones, regular el comportamiento y regular la fisiología. Definimos las funciones ejecutivas como habilidades
Recibido: 15 de junio de 2021
de pensamiento general que sirven para la acción dirigida a objetivos en situaciones que implican cierto grado de
Aceptado: 17 de enero de 2022
Publicado: 04 de marzo de 2022 incertidumbre. Las capacidades de la función ejecutiva se componen de la memoria de trabajo, definida como la
capacidad de retener información en la mente y actualizarla, el control inhibitorio, definido como la capacidad de
Citación:
inhibir una respuesta altamente aprendida (prepotente) a un estímulo en favor de una respuesta menos dominante.
Blair C y Ku S (2022) Un modelo integrado
jerárquico de autorregulación.
y la flexibilidad cognitiva, definida como la capacidad de prestar atención a aspectos distintos pero estrechamente
Frente. Psicólogo. 13:725828. doi: 10.3389/ relacionados de un conjunto determinado de estímulos, como la capacidad de clasificar un conjunto de objetos por
fpsyg.2022.725828 la dimensión del color y luego por la dimensión de la forma (Blair et al . ., 2005).

Fronteras en Psicología | www.frontiersin.org 1 marzo 2022 | Volumen 13 | Artículo 725828

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Blair y Ku
Sin embargo, existen diferencias individuales entre los humanos en
los genes que codifican la sensibilidad al estrés, como se manifiesta
en los genes que codifican la sensibilidad a los glucocorticoides y las
catecolaminas (el glucocorticoide cortisol y la catecolamina norepinefrina
se activan con la respuesta al estrés). Estos genes tienen implicaciones
para la respuesta fisiológica a la estimulación y, a su vez, la respuesta
conductual a la estimulación, la respuesta emocional a la estimulación
y, en última instancia, como se describe a continuación, la capacidad
de involucrar la función ejecutiva y utilizarla al servicio de acciones
dirigidas a objetivos. Esto es particularmente cierto para el niño
pequeño, en quien los componentes de nivel "inferior" del sistema de
autorregulación (emocional, conductual y fisiológico) están
evolutivamente por delante de los aspectos cognitivos de nivel
"superior" del sistema de autorregulación. a saber, la función ejecutiva
y el control volitivo de la atención. En resumen, la autorregulación es
tanto de arriba hacia abajo como de abajo hacia arriba, es recursiva y
depende en gran medida del contexto. En esta revisión, nuestro
objetivo principal es presentar el sistema jerárquico integrado en el que
los niveles cognitivos, emocionales, conductuales, fisiológicos y
genéticos de autorregulación se influyen mutuamente y también
proporcionan evidencia emergente para respaldar este modelo. A
continuación, analizamos los mecanismos a través de los cuales la
conducta del cuidador desempeña un papel clave en la promoción de
procesos integradores de autorregulación y cómo la función ejecutiva
temprana se relaciona con la preparación escolar y el rendimiento
académico. Por último, proponemos direcciones futuras de investigación
sobre el desarrollo de la autorregulación teniendo en cuenta los factores
de resiliencia que facilitan el desarrollo de procesos de autorregulación
y contextos más amplios, como el racismo estructural y la discriminación
relacionada, que pueden interferir con los procesos de autorregulación.
FUNDACIÓN NEUROBIOLOGICA DE
EL INTEGRATIVO JERARQUICO
MODELO DE AUTORREGULACIÓN: RELACIÓN
DE FUNCIÓN EJECUTIVA A LA
RESPUESTA AL ESTRÉS
La respuesta al estrés se caracteriza por el sistema nervioso autónomo
(SNA) y el eje hipotalámico­pituitario­suprarrenal (HPA). Cuando un
individuo experimenta estrés, el SNA libera las catecolaminas epinefrina
(adrenalina) y norepinefrina (noradrenalina), que preparan rápidamente
al cuerpo para respuestas de "lucha o huida". La liberación de estas
catecolaminas también pone en movimiento la cascada del eje HPA
que produce la hormona del estrés cortisol que prepara al cuerpo para
la respuesta a largo plazo al estrés (Gunnar y Quevedo, 2007). Un
dato importante aquí es que la norepinefrina y el cortisol son
neuromoduladores, lo que significa que controlan en parte la velocidad
a la que se activan las neuronas en el cerebro. A niveles moderados
de ambos neuromoduladores, las tasas de activación neuronal son
fuertes en la corteza prefrontal (PFC), la sede de la función ejecutiva,
y el individuo está alerta y preparado para los desafíos típicos del día.
Sin embargo, cuando los niveles de glucocorticoides y catecolaminas
son muy altos o muy bajos, lo que indica que la persona está bajo un
alto nivel de estrés o está letárgica y deprimida, la activación neuronal
en algunas áreas del cerebro aumenta y en otras áreas disminuye.
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Modelo Jerárquico de Autorregulación
FIGURA 1 | Un modelo integrado jerárquico de autorregulación en el que los
niveles de autorregulación cognitivo, emocional, conductual, fisiológico y
genético están relacionados de forma recíproca y recursiva. Desde este punto de
vista, la función ejecutiva es el componente cognitivo en el nivel más alto del
modelo integrado.
muy reducido. De hecho, con niveles altos y sostenidos de cortisol y
norepinefrina, la tasa de activación neuronal en áreas del cerebro
asociadas con la reactividad emocional, particularmente la amígdala, y
áreas asociadas con la actividad motora aumentan considerablemente.
Alternativamente, la tasa de activación neuronal en áreas del cerebro
que están asociadas con la función ejecutiva y las respuestas
generalmente reflexivas a la estimulación, la CPF y las áreas cerebrales
asociadas, disminuye considerablemente. De hecho, con niveles
elevados de los neuromoduladores cortisol y norepinefrina, la tasa de
activación neuronal en el PFC entra en un estado de lo que se conoce
como depresión sináptica a largo plazo (LTD), en contraposición a la
potenciación a largo plazo (LTP; de Kloet et al., 1999; Ramos y Arnsten,
2007). Esto es importante porque a medida que se produce LTD en el
PFC y no se forman ni fortalecen nuevas conexiones neuronales y se
produce LTP en la amígdala y se forman y fortalecen nuevas conexiones
en esta área del cerebro asociada con la reacción emocional y motora,
a diferencia de respuestas razonadas y reflexivas a la estimulación.
Este es particularmente el caso en la infancia y la primera infancia,
ya que el cerebro está estableciendo patrones de conectividad que
potencialmente duran toda la vida. Un hecho fundamental de la función
y el desarrollo del cerebro son las “células que se activan juntas, se
conectan entre sí”, lo que significa que la experiencia, particularmente
la experiencia temprana, tiene una poderosa influencia en muchos
aspectos de la conectividad cerebral y, a su vez, en el desarrollo
conductual (Hebb, 1949) . El comportamiento humano y los sistemas
nerviosos que subyacen al comportamiento humano son altamente
adaptables en las primeras etapas del desarrollo. Como tal, un principio
fundamental del desarrollo en todos los organismos, incluidas las
plantas y los animales, es que el desarrollo de la autorregulación se
producirá de manera apropiada para el contexto en el que se produce
el desarrollo (Gottlieb, 1997; Agrawal, 1998 ; Cameron et al., 2005). En
contextos de apoyo, seguridad y crianza, los niños, con el apoyo de
sus cuidadores, desarrollarán una respuesta fisiológica bien regulada
al estrés que puede respaldar respuestas reflexivas a la estimulación,
en lugar de reactivas. En contextos inseguros y sin apoyo, los niños desarrollarán un
2 marzo 2022 | Volumen 13 | Artículo 725828
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Blair y Ku
respuesta al estrés que favorece las respuestas reactivas a la estimulación
en lugar de las reflexivas.
En teoría, esto es probablemente una parte de la explicación de las
distintas trayectorias de desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños
pequeños que crecen enfrentando desventajas en sus primeros años de
vida. En teoría, los niños que crecen en hogares desfavorecidos serán
más reactivos, lo que los adultos podrían percibir como un riesgo
problemático y creciente de problemas de conducta y déficits de atención.
No es que los niños que crecen en la pobreza no puedan pensar
reflexivamente; pueden hacerlo y frecuentemente lo hacen. Es que estas
habilidades no son particularmente valoradas en el contexto de la pobreza
y, posteriormente, es poco probable que se desarrollen.
Existe una creciente literatura sobre las habilidades que se desarrollan en
entornos hostiles e impredecibles, conocidos como “talentos ocultos” (Ellis
et al., 2020; Frankenhuis et al., 2020). Las habilidades que se desarrollan
en entornos hostiles e impredecibles son valiosas en esos contextos, a
pesar del riesgo potencialmente creciente de psicopatología (Frankenhuis
y de Weerth, 2013). Estas habilidades incluyen la preferencia por la
recompensa inmediata en lugar de la demorada y aspectos de la
personalidad y la cognición que van de la mano con esta preferencia
temporal, como una mayor vigilancia ante las amenazas (Ellis et al., 2017).
Por ejemplo, los niños maltratados físicamente detectan más rápidamente
la ira en imágenes pixeladas a medida que las imágenes se enfocan
(Pollak, 2008) y exhiben una mayor excitación autónoma cuando escuchan
una grabación de dos adultos desconocidos discutiendo (Pollak et al.,
2005).
Esto también es probablemente una parte de la explicación de las
distintas trayectorias de desarrollo cognitivo y socioemocional de los niños
y las familias que experimentan marginación y discriminación por motivos
de raza o etnia (McLoyd, 1990, 1998). Dado el legado de intolerancia y
esclavitud que la gente de color ha experimentado, no sólo en los Estados
Unidos sino a nivel mundial, es probable que no sólo el sistema de
autorregulación se haya configurado en términos de desarrollo para que
sea más reactivo, sino que también haya consecuencias desfavorables
para la salud física. Bueno. Dada la relación entre el estrés y la respuesta
inmune (Padgett y Glaser, 2003), las personas de color son propensas a
sufrir una serie de padecimientos, incluidas enfermedades cardiovasculares,
accidentes cerebrovasculares y diabetes entre enfermedades graves.
BASE CONCEPTUAL DEL
MODELO INTEGRATIVO JERARQUICO DE
AUTORREGULACIÓN
El modelo jerárquico e integrador de autorregulación se basa en parte en
el modelo psicobiológico de temperamento desarrollado por Derryberry y
Rothbart (1988), Posner y Rothbart (1998), Rothbart (2004) y Rothbart et
al. (2004). En este modelo, las diferencias individuales de temperamento
se entienden como el toma y daca entre tendencias de base biológica
hacia la reactividad emocional y motora y la regulación de esta reactividad
a través de estrategias conductuales de acercamiento y retirada y a través
de estrategias de atención voluntarias e involuntarias (Posner y Rothbart,
2000) . . La reactividad conductual y emocional está determinada por la
variación en la sensibilidad a la estimulación en los sistemas motor y
emocional del cerebro y está asociada con la
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Modelo Jerárquico de Autorregulación
amígdala y corteza motora, respectivamente. La regulación de esta
reactividad a través de la atención está asociada con tres redes de
atención funcional, anatómica y neuroquímicamente distintas en el cerebro:
el sistema de alerta y orientación puede ser tanto involuntario como
voluntario, mientras que el sistema ejecutivo es principalmente voluntario
y volitivo (Petersen y Posner, 2012). Estos sistemas de atención sirven
para amplificar y modular la reactividad en los sistemas emocional y motor
(Posner y Rothbart, 2007).
La atención ejecutiva, o el control volitivo de la atención, es particularmente
relevante porque se activa por un conflicto o disparidad entre un estado de
acontecimientos esperado y actual. El sistema de atención ejecutiva
recurre a la función ejecutiva para organizar el control de arriba hacia
abajo del pensamiento manteniendo información en la mente en la memoria
de trabajo, cambiando de manera flexible el foco de atención e inhibiendo
respuestas automáticas e irreflexivas a la estimulación.
El modelo integrador jerárquico de autorregulación también se basa en
la teoría cibernética y la teoría de la alostasis elaborada en los artículos de
Tucker et al. (1995) y Luu y Tucker (2001). La teoría cibernética enfatiza
la retroalimentación y los bucles de retroalimentación que son recursivos.
Estos procesos de retroalimentación y retroalimentación caracterizan
todos los niveles del sistema de autorregulación, por ejemplo, el genético
y fisiológico, el fisiológico y conductual, etc. A través de estos procesos de
retroalimentación y retroalimentación, se entiende que el sistema de
autorregulación surge, desde el punto de vista del desarrollo, hasta un
punto determinado contextualmente determinado a través de un proceso
de alostasis. La alostasis, u homeostasis sesgada, se refiere a la idea de
que la actividad de una serie de sistemas fisiológicos puede ajustarse de
forma adaptativa a un punto determinado o nivel de reposo para satisfacer
las demandas de un contexto o conjunto de contingencias determinado
(McEwen, 2000 ; McEwen y Gianaros, 2010). Si esas contingencias son
crónicas en lugar de agudas, se potenciarán modos más reactivos de
pensar y comportarse.
A diferencia de los sistemas homeostáticos como la temperatura corporal,
que debe permanecer dentro de una estrecha banda de variación alrededor
de un punto establecido para mantener la integridad del organismo, los
sistemas alostáticos como el HPA y el sistema adrenérgico pueden adoptar
una amplia gama de valores posibles. en el que el organismo puede
funcionar adaptativamente. Por ejemplo, cuando nos enfrentamos a una
situación desafiante, la excitación fisiológica se retroalimenta para aumentar
la reactividad conductual y emocional, cada una de las cuales a su vez se
retroalimenta para influir en la demanda sobre el control de la atención, y
el control de la atención se retroalimenta para influir en la demanda sobre
el control de la atención. Función ejecutiva. Sin embargo, la actividad en
cada nivel también se retroalimenta del nivel inferior. De esta manera, el
sistema de autorregulación es tanto de arriba hacia abajo como de abajo hacia arriba.
Las funciones ejecutivas pueden ayudar a centrar la atención y, a través
del control volitivo y no volitivo de la atención, la función ejecutiva permite
la regulación de la fisiología de las emociones y el estrés.
La atención sirve para amplificar y regular los niveles de excitación
emocional y fisiológica, y lo hace en forma de curva en forma de U invertida
(Diamond et al., 2007; Arnsten, 2009). Con aumentos moderados de la
reactividad emocional y fisiológica, aumenta el control volitivo de la
atención y se maximiza la regulación esforzada caracterizada por la función
ejecutiva. Sin embargo, a niveles muy bajos o muy altos de reactividad
emocional y fisiológica, el control volitivo de la atención disminuye y es
menos probable que se produzca una regulación esforzada.
3 marzo 2022 | Volumen 13 | Artículo 725828
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Blair y Ku
APOYO EMPÍRICO A LA
MODELO INTEGRATIVO JERARQUICO DE
AUTORREGULACIÓN
El modelo jerárquico integrador de autorregulación tiene un apoyo empírico
considerable. Feldman (2009) demostró en una muestra de prematuros que
incluía 125 participantes seguidos longitudinalmente desde el nacimiento
hasta los 5 años de edad, una progresión secuencial jerárquica desde la
regulación fisiológica y emocional en la infancia hasta la regulación de la
atención en el período de los niños pequeños y a los 5 años, un aumento de
la función ejecutiva y una reducción de la función ejecutiva. problemas de
conducta y la capacidad de mostrar moderación en presencia de un atractivo
regalo envuelto.
Wu et al. (2021) replicaron y ampliaron los hallazgos de Feldman (2009)
a una muestra normativa de bajos ingresos utilizando datos de una submuestra
de participantes en el Family Life Project (FLP) que fueron seleccionados al
azar para la recopilación de datos de electrocardiograma longitudinal (n = 400
pero dieron como resultado n = 360 por falta). Ampliando el modelo de
Feldman (2009) en el que un componente de la autorregulación predecía otro
componente, el modelo autorregresivo y cruzado de Wu et al. (2021) permitió
la investigación de posibles interconexiones y relaciones recíprocas entre
varios componentes de la autorregulación. , cada uno de los cuales se midió
repetidamente desde los 6 hasta los 36 meses. Este análisis también
demostró un desarrollo secuencial jerárquico de la autorregulación, pero en
este caso la regulación de la atención en la primera infancia a los 6 meses se
relacionó con la regulación fisiológica medida por una combinación de arritmia
sinusal respiratoria y frecuencia cardíaca en la infancia tardía a los 15 meses.
La regulación de la atención a los 15 meses se relacionó con la regulación de
las emociones en el período infantil a los 24 meses.
La regulación de la atención a los 24 meses predijo un aumento de la función
ejecutiva y el cumplimiento, y una reducción de los problemas de conducta a
los 36 meses.
El Family Life Project es una muestra longitudinal prospectiva basada en
la población de niños y su cuidador principal seguidos desde el nacimiento en
condados predominantemente de bajos ingresos y no urbanos en el centro
de Pensilvania y el este de Carolina del Norte. El reclutamiento comenzó en
septiembre de 2003 y continuó durante 1 año. La muestra es generalmente
de alto riesgo, ya que se ha sobremuestreado por pobreza en ambos estados
y participantes afroamericanos en Carolina del Norte debido al hecho de que
hay muy pocos afroamericanos viviendo en los condados objetivo en el centro
de Pensilvania. El tamaño de la muestra en la primera recopilación de datos
a la edad de 2 meses fue de 1292.
La muestra ha experimentado un desgaste relativamente bajo; 2% durante
los primeros 3 años y 11% hasta tercer grado. El desgaste aumentó al 15% a
los 13 años de edad en la recopilación de datos. Los datos se recopilaron con
los niños y su cuidador principal y, si estaba disponible, con el cuidador
secundario, en los hogares de los participantes, cuatro veces durante los
primeros 2 años del niño, en intervalos anuales entre los 24 y los 90 meses y
entre los 13 y 16 años. Los datos se recopilaron con niños y maestros en
escuelas de prekínder, jardín de infantes y grados 1, 2, 3, 5 y 7. Se puede
encontrar una descripción completa del procedimiento de muestreo en Vernon­
Feagans et al. (2013).
El FLP midió la función ejecutiva en el periodo preescolar a los 3, 4 y 5
años con una innovadora batería de tareas diseñadas para uso longitudinal.
La batería incluía tres
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Modelo Jerárquico de Autorregulación
tareas de control inhibitorio (tareas tipo Stroop, conflicto espacial y tareas de
ir y no ir), dos tareas de memoria de trabajo (tareas de señalar tipo span y
autoordenadas) y una tarea de flexibilidad atencional modelada en la tarea de
selección flexible de elementos (Jacques y Zelazo, 2001). Todas las tareas
eran apropiadas para su edad. La información completa sobre la batería y los
detalles de la puntuación están disponibles en varias publicaciones (Willoughby
et al., 2010, 2011, 2012a,b).
Se han publicado varios artículos que utilizan los datos del FLP y se
centran en la predicción de la función ejecutiva en el período preescolar
utilizando la batería según aspectos del sistema de autorregulación. En un
análisis, Ursache et al. (2013) encontraron que la función ejecutiva a los 4
años se predecía a los 15 meses por la interacción de un alto nivel de
emocionalidad y la capacidad de regular este alto nivel de emocionalidad.
Específicamente, los niños que eran altamente reactivos emocionalmente a
dos procedimientos de la Batería de Evaluación del Temperamento de
Laboratorio (LabTAB) (Goldsmith y Rothbart, 1996), el procedimiento de
Remoción de Juguetes y el procedimiento de Máscara, pero que regulaban
efectivamente esta reactividad a través de estrategias de regulación de
emociones principalmente no volitivas, como como evitación y autoconsuelo,
a los 15 meses exhibieron los niveles más altos de función ejecutiva a la edad
de 4 años que aquellos con varias combinaciones de diferentes niveles de
capacidad de reactividad y regulación (p. ej., bajo­alto, bajo­bajo, alto­bajo).
Por el contrario, entre aquellos con diferentes niveles de reactividad y
capacidad de regulación, los niños que fueron altamente reactivos a los dos
procedimientos LabTAB pero que no pudieron regular esta reactividad
exhibieron los niveles más bajos de función ejecutiva a los 4 años. Este
análisis proporciona apoyo parcial para la modelo integrado jerárquico de
autorregulación que se muestra en la Figura 1 al demostrar que la capacidad
de regular las respuestas emocionales a través de estrategias conductuales
a los 15 meses de edad se asocia con el desarrollo posterior de la función
ejecutiva a los 4 años de edad. Es decir, este análisis es consistente con la
idea de que el sistema de autorregulación se caracteriza por una progresión
de desarrollo en la que los aspectos de nivel "inferior" del sistema predecirán
el desarrollo de aspectos de nivel "superior" del sistema, es decir, la función
ejecutiva. y la capacidad de controlar voluntariamente el foco de atención.
Un segundo análisis (Blair et al., 2011) examinó la asociación entre el
cortisol infantil y el desarrollo de la función ejecutiva en el contexto del riesgo
temprano y encontró efectos mediados del riesgo temprano sobre la función
ejecutiva a los 3 años a través del cortisol. El riesgo demográfico se
operacionalizó como predictores correlacionados de la educación materna, la
relación ingreso­necesidad (ambos puntuados al revés) y el origen étnico
afroamericano. La muestra afroamericana en el FLP tiene mayor riesgo que
la muestra blanca, como lo demuestran varios indicadores, incluidos los
ingresos según las necesidades y la educación materna. Estas tres variables
se asociaron con niveles más altos de riesgo en el hogar, como lo indica una
mayor densidad del hogar y una menor seguridad y tranquilidad en el
vecindario, y también se asociaron con niveles más bajos de crianza positiva
y niveles más altos de crianza negativa, los cuales son constructos latentes
indicados por valores positivos/ medidas de crianza negativas a los 7, 15 y 24
meses.
La paternidad positiva baja, pero no la paternidad negativa, se asoció
indirectamente con una función ejecutiva baja a los 3 años a través del cortisol
basal elevado, una construcción latente indicada por las medidas de cortisol
a los 7, 15 y 24 meses. Además, el cortisol elevado tuvo un
4 marzo 2022 | Volumen 13 | Artículo 725828
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Blair y Ku
efecto negativo sustancial sobre la función ejecutiva a los 36 meses de edad,
pero demostró una relación mucho menor con el coeficiente intelectual, también
medido a los 36 meses, y solo fue significativo a nivel de tendencia.
Curiosamente, el origen étnico afroamericano tuvo un efecto positivo
sustancial sobre el cortisol basal medido en los momentos mencionados
anteriormente y, a través del cortisol, un efecto negativo mediado sustancial
sobre la función ejecutiva. Los autores interpretaron estos efectos como una
indicación de la discriminación y los prejuicios institucionales y personales
actuales e históricos que son un hecho de la vida diaria de los negros en los
Estados Unidos. Hay pruebas sustanciales de que las disparidades en los
resultados de salud entre los estadounidenses negros y los estadounidenses
blancos se deben al legado de discriminación e intolerancia (Kuzawa y Sweet,
2009), particularmente en lo que respecta a la prevalencia del bajo peso al
nacer, que es casi el doble de la tasa en bebés negros en comparación con
bebés blancos. Nuevamente, este análisis es consistente con el modelo de
autorregulación presentado en la Figura 1 en su indicación de que los aspectos
de nivel "inferior" del sistema de autorregulación preparan el escenario para el
surgimiento de aspectos de nivel "superior" de autorregulación que se
desarrollarán posteriormente. y el papel de la raza como marcador de
discriminación y intolerancia como factor de riesgo en el desarrollo del sistema
de autorregulación.
En un tercer análisis con los datos del FLP (Brandes­Aitken et al., 2019), los
autores examinaron la asociación indirecta entre el riesgo relacionado con la
pobreza y aspectos de nivel "superior" del sistema a través de un aspecto de
nivel "inferior" de la autogestión. sistema de regulación.
En este caso específico, los autores demostraron que la asociación entre un
compuesto de riesgo relacionado con la pobreza, una combinación de siete
indicadores de estatus demográfico y socioeconómico y bajos niveles de función
ejecutiva infantil a los 60 meses, medidos con la innovadora batería, estaba
mediada por medidas de atención sostenida global y de tareas específicas a los
7 y 15 meses.
Los autores también demostraron que la mediación del riesgo relacionado con
la pobreza a través de una atención sostenida afecta negativamente el informe
del maestro sobre el control esforzado del niño (el aspecto conductual de la
autorregulación evaluado con el Children's Behavior Questionnaire; Rothbart et
al., 2001), y el informe del maestro sobre la capacidad de los niños para regular
las emociones (evaluada con la subescala de regulación de las emociones de la
Escala de Competencia Social; Conduct Problems Prevention Research Group,
1995), hallazgos de Brandes­Aitken et al. (2019) brindan apoyo parcial al modelo
de la Figura 1 en el sentido de que los aspectos de nivel “inferior” sientan las
bases para los aspectos de nivel “superior” del sistema jerárquico integrado de
autorregulación. Este análisis también destaca la forma en que el riesgo
moldeará el desarrollo del sistema de autorregulación para que sea más reactivo
y no más reflexivo.
Un cuarto análisis (Perry et al., 2018) destaca las relaciones recíprocas entre
la competencia social y la función ejecutiva durante la transición a la escuela (es
decir, desde el jardín de infantes hasta el primer grado) y también destaca la
mediación del riesgo temprano relacionado con la pobreza a través de la función
ejecutiva hasta el rendimiento académico. en los primeros grados de primaria.
Existe una importante literatura teórica y empírica que se centra en las relaciones
recíprocas entre la competencia social y la función ejecutiva. Durante las últimas
décadas, la idea de que las habilidades de pensamiento de orden superior,
como la función ejecutiva, se desarrollan en el contexto de las interacciones
sociales ha sido canónica (Vygotsky, 1978). De hecho, la creciente literatura
sobre cómo la interacción entre padres e hijos apoya (por ejemplo, andamios) y
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Modelo Jerárquico de Autorregulación
sostiene que el desarrollo de la función ejecutiva ha sido demostrado en varios
estudios (por ejemplo, Landry et al., 2002; Hughes y Ensor, 2009; Lewis y
Carpendale, 2009; Roskam et al., 2014). Una literatura pequeña pero creciente
se centra en las interacciones sociales de los niños con sus compañeros y
adultos desconocidos como predictores importantes del desarrollo de la función
ejecutiva (p. ej., Moriguchi et al., 2020). En varios artículos, Moriguchi y sus
colaboradores han demostrado el efecto de las interacciones sociales en el
desempeño de las funciones ejecutivas desde la primera infancia hasta la
adolescencia (Moriguchi et al., 2007, 2010, 2020). En el análisis de Perry et al.
(2018), los autores demostraron un efecto directo de la competencia social en el
jardín de infantes sobre la función ejecutiva en el primer grado, y tanto la
competencia social en el jardín de infantes como la función ejecutiva en el primer
grado mediaron el efecto del riesgo en los resultados académicos en el segundo
grado, con 16 % del efecto total sobre los resultados académicos de segundo
grado explicado por esta vía de mediación. Además, el efecto del riesgo sobre
la función ejecutiva en el jardín de infantes y la función ejecutiva en el primer
grado representó el 36% del efecto total sobre los resultados académicos del
segundo grado.
EL CUIDADOR ES LA CLAVE EN
PROMOCIÓN JERÁRQUICA
AUTORREGULADORA INTEGRATIVA
SISTEMA
En la infancia, el niño depende totalmente del cuidador para todos los aspectos
de la regulación fisiológica, como la temperatura corporal, la alimentación, la
excreción, el sueño, etc. Los cuidadores están entrenando activamente la
fisiología del niño en desarrollo de maneras que, en teoría, en última instancia,
apoyarán la reflexión o respuestas reactivas a la estimulación dependiendo del
contexto en el que se encuentran el cuidador y el niño. El cuidador está
entrenando la capacidad del niño para regular eficazmente la fisiología con
implicaciones para la regulación conductual, emocional y cognitiva (Feldman,
2015, 2017). La respuesta fisiológica al estrés establece la base sobre la cual
se priorizan las respuestas reactivas versus reflexivas a la estimulación (Blair y
Raver, 2015). A medida que los niños crecen y llegan a los períodos preescolar
y preescolar, los cuidadores están desarrollando estrategias de control de la
atención y regulación de las emociones que están preparando el escenario para
el desarrollo de la función ejecutiva.
Brandes­Aitken et al. (2020) demostraron la importancia del cuidador principal
en un análisis utilizando datos del Family Life Project (FLP; descrito en una
sección posterior). Los autores examinaron las relaciones entre el cuidado
armonizado (es decir, el comportamiento sensible del cuidador que incluye la
contingencia adecuada y la correspondencia basada en las necesidades
emocionales y de desarrollo del niño) a los 15 meses, la atención conjunta a los
24 meses y la función ejecutiva a los 48 meses. Descubrieron que la relación
ingreso­necesidad medida a los 7 y 15 meses moderó la relación mediada entre
la atención conjunta a los 24 meses y la función ejecutiva a los 48 meses.
Específicamente, el efecto de la atención conjunta sobre la función ejecutiva fue
mayor para las familias que viven en la pobreza (definida como en o por debajo
de la línea federal de pobreza). Para las familias de ingresos moderadamente
altos, el efecto fue significativo pero fue <1 tercio
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Blair y Ku
el tamaño del efecto para las familias en situación de pobreza. Este análisis ilustra
el hecho de que la relación cuidador­niño sienta las bases para el desarrollo de la
autorregulación, especialmente entre quienes viven en entornos desfavorecidos.
Esto se ve en la voluminosa literatura empírica que demuestra la centralidad de la
relación entre padres e hijos para el desarrollo socioemocional y cognitivo del niño
(p. ej., Kochanska et al., 1999; Feldman, 2007). También se ve en una creciente
literatura sobre la neurociencia de las relaciones en las que las hormonas, los
neuropéptidos y las catecolaminas organizan y dan forma a las conexiones entre
las redes corticales y subcorticales de maneras que influyen en el desarrollo de
las relaciones entre los niveles del sistema de autorregulación (Feldman, 2017) . ).
Además, un análisis reciente realizado por Ku y Blair (2021) utilizando un
enfoque centrado en la persona tiene implicaciones para asociaciones más
matizadas entre la sensibilidad del cuidador principal y el crecimiento de la función
ejecutiva temprana (es decir, la función ejecutiva a los 3 años como intersección)
durante el período preescolar en el contexto de la adversidad temprana. Utilizando
datos del FLP, los autores identificaron cinco perfiles de riesgo familiar con
diferentes niveles de estatus socioeconómico (NSE) temprano y síntomas de
salud mental materna (p. ej., depresión, ansiedad) a los 6 meses.
Los hallazgos indicaron relaciones entre la sensibilidad materna y la tasa de
crecimiento y la intersección de la función ejecutiva en los perfiles caracterizados
por desventaja socioeconómica y/o síntomas de salud mental materna. Los
hallazgos, sin embargo, no indicaron ninguna asociación entre la sensibilidad
materna con la tasa de crecimiento o la intersección de la función ejecutiva en el
perfil más privilegiado, madres con alto nivel socioeconómico y mentalmente
sanas. Específicamente, la sensibilidad materna se asoció con un crecimiento
más rápido en la función ejecutiva entre los 3 y 5 años entre los niños en el perfil
caracterizado por pobreza profunda y síntomas de salud mental materna, pero no
se asoció con la intersección en este perfil. La sensibilidad materna también se
relacionó con una función ejecutiva más alta a los 3 años y un crecimiento más
lento de la función ejecutiva entre los 3 y 5 años entre los niños en los dos perfiles,
síntomas de salud mental materna de pobreza profunda y perfiles mentalmente
sanos cercanos a la pobreza. La sensibilidad materna también predijo una mayor
función ejecutiva a los 3 años, pero no un crecimiento de la función ejecutiva en
el perfil de síntomas de salud mental casi deficiente. De acuerdo con los hallazgos
anteriores de Brandes­Aitken et al. (2020) , estos análisis proporcionan evidencia
del importante papel de la sensibilidad del cuidador principal, especialmente entre
los niños que viven en entornos desfavorecidos, caracterizados por la privación
psicosocial y socioeconómica.
FUNCIÓN EJECUTIVA, ESCUELA
PREPARACIÓN Y ACADÉMICA
LOGRO
La distinción de desarrollo entre respuestas reactivas y reflexivas a la estimulación
es importante por muchas razones, pero para los propósitos actuales es muy
relevante para la preparación escolar y el rendimiento académico en los primeros
grados de primaria. Las habilidades de función ejecutiva son esenciales para el
progreso en contextos educativos formales y un aspecto vital de estar preparado
para participar en la educación formal (por ejemplo, Blair y Razza, 2007). Función
ejecutiva
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Modelo Jerárquico de Autorregulación
Las habilidades se utilizan en cualquier circunstancia en la que se encuentre
información compleja y potencialmente confusa. Este hecho ilustra la idea de que
las capacidades de la función ejecutiva están recíprocamente relacionadas con
las respuestas emocionales a la estimulación. Es decir, a medida que la ansiedad
aumenta en respuesta a información compleja y potencialmente confusa, los
niveles de hormonas del estrés aumentan a niveles moderados y facilitan la
actividad neuronal en áreas del cerebro que subyacen a la función ejecutiva. En
niveles muy altos, las hormonas del estrés pueden desactivar esa actividad
neuronal. Un ejemplo clave de este fenómeno es la ansiedad matemática (Ashcraft
y Krause, 2007). Como se señaló anteriormente, las capacidades de la función
ejecutiva pueden verse anuladas por fuertes respuestas emocionales y fisiológicas
que las acompañan a la estimulación. La ansiedad matemática es un indicador de
una relación más amplia entre la emoción y la cognición. Sin embargo, a medida
que los niños desarrollan gradualmente capacidades de función ejecutiva, pueden
usar estas habilidades para regular las emociones y regular la respuesta fisiológica
al estrés. Es decir, a medida que los niños adquieren agencia y la capacidad de
pensar de manera abstracta con el desarrollo de la función ejecutiva, los niños
también desarrollan la capacidad de ejercer un control de arriba hacia abajo sobre
sus acciones en lugar de responder de una manera “impulsada por estímulos” a
los estímulos en el cerebro. contexto en el que se sitúan.
A medida que los niños se desarrollan y maduran, son cada vez más capaces de
anticipar señales contextuales que pueden utilizarse para guiar el comportamiento.
Este importante punto puede informar los esfuerzos por introducir innovaciones
educativas para hacer de la educación parte de la solución en lugar de parte del
problema. Se pueden implementar innovaciones relativamente sencillas para
estructurar las aulas y la enseñanza para fomentar el desarrollo de todos los
aspectos de la autorregulación de una manera que allane el camino para el
desarrollo de la función ejecutiva.
Ejemplos relativamente simples de cómo las habilidades de la función ejecutiva
se relacionan con el progreso en actividades de aprendizaje formal incluyen que
cuando se aprende a leer, la función ejecutiva es necesaria para inhibir respuestas
recientes altamente aprendidas a letras específicas del alfabeto y usar señales
contextuales para determinar de manera flexible qué sonido particular letra o
combinación de letras hará.
Otra, relacionada con el aprendizaje de matemáticas, es la capacidad de reconocer
que las fracciones que involucran valores numéricos grandes pueden representar
proporciones fraccionarias más pequeñas que las fracciones que involucran
valores numéricos pequeños (por ejemplo, ¿cuál es mayor, 9/32 o 3/5?). Se
podrían dar muchos ejemplos adicionales, pero la relación entre las capacidades
de la función ejecutiva y el aprendizaje en entornos educativos formales está bien
establecida en las literaturas de investigación en psicología educativa y del
desarrollo. De hecho, la función ejecutiva ha suplantado al coeficiente intelectual
como uno de los predictores más poderosos del rendimiento académico y del
logro educativo (Bull y Scerif, 2001; Espy et al., 2004).
Sin embargo, más allá de la relación entre la función ejecutiva y el aprendizaje
en entornos educativos formales, es importante reconocer que las capacidades
de la función ejecutiva son sólo la punta del iceberg, por así decirlo. Estas
capacidades cognitivas dependen de muchos otros aspectos del niño en desarrollo,
como la capacidad de regular las emociones y regular la respuesta fisiológica al
estrés. Como tal, las demostraciones empíricas de la relación entre las capacidades
de las funciones ejecutivas y el progreso en la escuela implican una serie de
procesos relacionados con la regulación de las emociones, por ejemplo, no
volverse ansioso ante la incertidumbre y no comportarse mal cuando se siente
aburrido o desinteresado. La función ejecutiva sienta las bases para interacciones
sociales beneficiosas con profesores y compañeros que son
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Blair y Ku
También es parte integral del éxito social y académico en la escuela. Y como se mostró
anteriormente, la función ejecutiva se desarrolla en el contexto de interacciones
sociales beneficiosas.
CONCLUSIONES
Un modelo integrado jerárquico de autorregulación avanza nuestra comprensión de
los procesos de desarrollo de autorregulación en los que los niveles de autorregulación
cognitivo, emocional, conductual, fisiológico y genético se influyen mutuamente y se
relacionan de manera bidireccional y recursiva. Específicamente, el marco integrador
jerárquico de la autorregulación sugiere que los componentes de nivel "inferior" del
sistema de autorregulación (es decir, los componentes emocionales, conductuales y
fisiológicos) están evolutivamente por delante de los aspectos cognitivos de nivel
"superior" del sistema de autorregulación. sistema de regulación, es decir, la función
ejecutiva y el control volitivo de la atención. De esta manera, la autorregulación es
tanto de arriba hacia abajo como de abajo hacia arriba, recursiva y altamente
dependiente del contexto. Estos procesos integradores de autorregulación son
susceptibles a la adversidad ambiental, incluidos contextos tanto próximos (por
ejemplo, la crianza de los hijos) como más amplios (por ejemplo, el racismo estructural).
Sugerimos que las interacciones positivas entre madre e hijo desempeñan un papel
promotor para facilitar esos procesos, así como un papel protector contra la adversidad
ambiental, especialmente el riesgo relacionado con la pobreza. Además de las
influencias familiares, a medida que los niños crecen, las interacciones de los niños
con sus compañeros y maestros en el contexto escolar también pueden desempeñar
un papel fundamental en los procesos de autorregulación (Suntheimer y Wolf, 2020).
Los estudios futuros pueden ampliarse a los contextos escolares y su influencia en los
procesos integrados de autorregulación. Más importante aún, en consonancia con la
noción del papel protector de la crianza maternal positiva, la consideración de la
resiliencia es una alta prioridad para la investigación sobre la autorregulación. La
resiliencia se refiere a la capacidad de un sistema para adaptarse con éxito a los
desafíos que amenazan el funcionamiento, la supervivencia o el desarrollo del sistema
a través de procesos multisistémicos, como los niveles infantil, familiar y comunitario
(Masten, 2007; Masten et al., 2021) . La investigación sobre el desarrollo ha enfatizado
la investigación
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Modelo Jerárquico de Autorregulación
de resiliencia porque dicha investigación puede ayudar a brindar a los niños
oportunidades equitativas para prosperar, incluso en el contexto de entornos de
cuidado adversos.
También hemos planteado los efectos de contextos más amplios sobre la
autorregulación, de modo que el racismo estructural y la discriminación relacionada
pueden interferir con los procesos mediante los cuales los individuos desarrollan y
utilizan estrategias de autorregulación.
Sin embargo, lo que se sabe menos es si los procesos integrados de autorregulación
se ven directamente afectados por el racismo y formas conexas de discriminación en
edades tempranas. Trabajos empíricos recientes con niños pequeños demuestran que
los niños en edad preescolar tienden a asociar una raza minoritaria (p. ej., negra) con
rasgos negativos/bajo estatus (p. ej., niveles más bajos de riqueza; Olson et al., 2012) .
Además, la percepción que tienen los niños pequeños de las experiencias negativas
relacionadas con el racismo y la inequidad cotidianos puede surgir mucho antes de lo
que perciben los padres (Sullivan et al., 2021). En los primeros grados de primaria, las
experiencias percibidas de discriminación racial por parte de los niños pueden
aumentar los problemas de conducta internalizantes y externalizantes (Marcelo y
Yates, 2019). Un enfoque adicional en las influencias proximales y distales sobre el
sistema de autorregulación puede hacer avanzar la investigación sobre el desarrollo
temprano de la autorregulación.
CONTRIBUCIONES DE AUTOR
Todos los autores enumerados han hecho una contribución sustancial, directa e
intelectual al trabajo y aprobaron su publicación.
FONDOS
El apoyo a esta investigación fue proporcionado por la subvención P01 HD39667 del
Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver, con
cofinanciación del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas y, más recientemente,
del Instituto Nacional de Influencias ambientales de la salud en los resultados de salud
infantil. (1UG3OD023332 1UH3OD023332).
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8 marzo 2022 | Volumen 13 | Artículo 725828
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Conflicto de intereses: Los autores declaran que la investigación se realizó en ausencia de
relaciones comerciales o financieras que pudieran interpretarse como un potencial conflicto de
intereses.
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