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PSICOLOGÍA DE LA PERSONALIDAD (3º GRADO 2011 2012)

TEMA 12– LA IDENTIDAD PERSONAL

1.- INTRODUCCIÓN

El AUTOCONCEPTO es considerado como estructura cognitiva compleja, estable, unitaria a lo largo de la vida; y
también como conjunto de contenidos mentales flexibles que varían según lo experienciado, según las metas y
necesidades, y según del modo como valoremos e interactuemos en diferentes contextos. Desde este punto de
vista más dinámico, se asume que el autoconcepto contiene las características que tuvo la persona, las que tiene
hoy y los aspectos que le gustará desarrollar. Se construirá de una forma simple o compleja según lo
diferenciadas de sus descripciones sobre sí mismo. Algunas facetas y atributos gustan en mayor medida y otros
en menos. Los contenidos del autoconcepto pueden organizarse en función de cómo sean evaluados por uno: más
independientementes o por unidades integradas.

Paralelamente al autoconcepto está la AUTOESTIMA. Viene dada por el nivel de valoración positiva y por el sen-
timiento de afecto y reconocimiento hacia uno mismo. Es la característica psicológica mayormente implicada en
los procesos de autorregulación, el estado emocional y el ajuste psicológico, fundamenta igualmente
características como autenticidad, congruencia, estabilidad y la aceptación.

2.- AUTOCONCEPTO
2.1. La definición del autoconcepto

Ante la pregunta “¿Quién soy?” nos formamos idea que nos permite responder pero no de forma precisa. Descri-
birnos puede resultar algo complicado. El primer psicólogo que se planteó su estudio fue JAMES 1890 y fue
quien diferenció entre el Yo como sujeto consciente y pensante ( = yo mismo, entidad mental y subjetiva
simbólica de la esencia que somos), del Yo como un objeto que puede ser pensado (relacionado con “lo que es
mío).

Este Yo como objeto está compuesto por diferentes partes: cuerpo, facultades mentales, impulsos,... todo ello a
preservar y proteger al individuo y a promover su expansión; y los sentimientos que tiene la persona referente a
sí (agradables y de satisfacción, o de descontento, vergüenza o confusión). Asimismo, se refiere al conjunto de
percepciones, creencias y evaluaciones sobre sí mismo siendo ello equivalente a su autoconcepto.

El Yo como sujeto es el sí mismo o el self, más dinámico y coherente de representaciones cognitivas y afectivas.
Registra nuestras experiencias y permite que nos demos cuenta de quiénes somos; identifica los pensamientos y
sentimietos; es capaz de planificar, ejecutar y observar nuestra conducta en las diferentes situaciones; y procesa,
construye e interpreta la información proveniente de nuestras interacciones sociales.

Por tanto, el autoconcepto viene dado por el conocimiento verdadero que se tiene de sí misma (con independen-
cia de lo sesgado que pueda estar e impreciso de lo que se observe por parte de otros).

Allport 1968; Beck 1967; Horowitz, 1987, apuntaban que el autoconcepto era una estructura nuclear fija y psi-
cológica que se mantendría relativamente estable durante el ciclo vital. El autoconcepto se resistirá a integrar
información que no se adapte a sus contenidos previos, siendo poco permeable a los cambios del entorno. Este
planteamiento se ha complementado con la idea del autoconcepto como sistema dinámico, flexible y multifacéti-
co además de coherente y unitaria. Esta perspectiva entiende que construyamos diferentes autoconceptos, con
contenidos que varían en función de las experiencias, de los diferentes contextos, de las relaciones sociales o de
los roles que se desempeñen: “Cómo era yo antes de tener hijas, cómo antes de empezar a estudiar psicología, cómo
soy como amiga o compañera, cómo soy en mi trabajo,...”

Podemos decir que el autoconcepto, de naturaleza social y simbólica- es capaz de seleccionar e interpretar la
información referida a uno mismo, que se obtiene de los otros. La info puede estar basada en las comparaciones
que hagamos entre nuestros atributos y los de los demá; en los juicios de valor que emitan sobre nuestra con-
ducta; o en el tipo de percepción propia.

Según Bowlby- 1969 , en la teoría del apego, nos exponía que el autoconcepto está unido al contexto relacional.
El tipo de vínculo que se haya mantenido en las fases iniciales del desarrollo será lo que nos haga aprender
quiénes somos y qué somos a partir de dichas relaciones con la figura de apego concreta ( mañana es el día de la madre:

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mi figura de apego de hace tantos años, va por ti: http://www.youtube.com/watchv=jZwpHKUCsPg&feature=related

El autoconocimiento construido mediante las experiencias sociales, es un mecanismo que guía la conducta, y
contribuye a definir las metas y las estrategias que se van a poner en marcha posteriormente en las distintas
situaciones. Por lo tanto, podríamos definirlo, como sistema multifacético y flexible, que facilita la posibilidad
de actuar en cada contexto, adaptándose a las demandas específicas y le permite ir revisando los diferentes
contenidos para integrarlos de forma realista y poco ilusoria.

2.2. El contenido del autoconcepto

2.2.1 Tipos de contenido

El que dentro de una misma persona, coexisten múltiples “yoes” implica tener en cuenta cuáles son los
contenidoss que se incluyen dentro de cada uno de ellos y como es su estructura. La persona se refiere a sí,
según conocimiento procedimental (reglas que se aplican cuando infiere, recuerda y evalúa la información
relacionada consigo – ejemplo es el empleo por sistema del sesgo hedonista de la atribución de resultados
relevantes) o declarativo ( representación de los diferentes atributos y peculiaridades que describen a la
persona conectadas con situaciones de experiencias distintas). Estas características y atributos personales se re-
fieren a aspectos físicos, sociales, emocionales, cognitivos y comportamentales.

Dentro del procedimiento declarativo existe el recuerdo de episodios vivenciales que dan forma a la memoria
autobiográfica, permiten la construcción de autoconcepto más positivo o más negativo, y proporciona la
integridad de los diferentes “yoes”. Hoy en día se cree, que esta memoria autobiográfica tan conectada al
autoconcepto, facilita el que sea más accesible y nítido el recuerdo de aspectos positivos, y mayor distancia hacia
los negativos. Parece más protegido el autoconcepto y mejor autoestima en el individuo.

El individuo da valoraciones respecto al contenido de sí mismo. Estas pueden ser inclusive contradictorias entre
aspectos o dentro del mismo (vg. Soy ordenada, organizada, me interesan los cambio,... -positivo- pero en
habilidades deportivas, no tengo agilidad, temerosa de hacer algunos ejercicios,... - negativo -; O bien, soy amable
y servicial en el puesto de trabajo, pero no en casa).

2.2.2 La propuesta de Markus

2.2.2.1 Los esquemas sobre uno mismo

Según Markus, algunas representaciones son periféricas, menos definitorias y menos elaboradas cognitiva y
emocionalmente, atributos no comunes entre las subpartes del autoconcepto.

Otras serían las centrales, pues resaltan lo esencial del individuo, parte nuclear del autoconcepto. Denominadas
ESQUEMAS, de naturaleza cognitiva y afectiva. Incluyen información sobre la experiencia o sobre habilidades en
ámbitos específicos. Pueden constituirse como estructuras de conocimiento generalizado, (categorización de la
información que se obtiene a partir de los patrones de conducta y de evaluaciones que uno mismo realiza o que
efectúan los demás).

2.2.2.2 La dimensión temporal del autoconcepto

Markus propone diferenciación entre los diversos tipos de “yoes” o autoconceptos: uno ligado al pasado, otro
en el momento presente y otro relativo al futuro.

El relativo al pasado comprende el conocimiento de cómo era la persona. Este autoconcepto se hace saliente si se
ha cambiado algunos de los rasgos o atributos que le caracterizaban; o bien, si en el hoy, aspectos que coinciden
con aquellos del pasado, se quieren cambiar por generar desagrado.

El autoconcepto actual, es el referido al presente que engloba características, pensamientos y actitudes que
activan y se hacen accesibles en un momento determinado. Incluye los ESQUEMAS referidos a uno mismo de pro-
funda elaboración y significado. Estos se activan dependiendo de la historia de aprendizaje de la persona y de las
situaciones en las que se encuentre el individuo. Le guían para que interprete y actúe de una forma determinada.

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Estos esquemas centrales están presentes también cuando se activan otros tipos de contenidos en contextos y
momentos y por ello, da apoyo a la idea de que se mantienen relativamente invariables ante los cambios situa-
cionales, aunque otros den pie a descripciones más flexibles y abiertas a modificación en función de las deman-
das actuales. Estos cambios temporales producidos en el autoconcepto actual son menos estables y menos
profundos en la persona.

El referente al futuro, Markus lo denomina los posibles yoes. Engloba el conjunto de esperanzas, temores y de-
seos que resultan relevantes para el individuo; así como cualidades que a la personas le gustaría poseer ú otras
que no.

Los posibles yoes representan la capacidad del individuo para construir o reconstruir partes de su autoconcepto,
recurriendo a modelos, imágenes o bien a información del contexto socio-cultural en el que se mueve. Presentan
un débil anclaje en la experiencia social y en la repetición de conductas; y son sensibles a los cambios que se
producen en las situaciones, y a la información que éstas aportan.

Cumplen dos funciones: 1.- actúan como incentivos de conductas futuras, simbolizan aspiraciones y metas
(tb.temores y amenazas). Funcionan como un puente cognitivo entre el yo presente y el yo futuro, facilitando la
construcción de “escenarios” y pautas de acción. Un individuo puede seleccionar conductas de aproximación
para lograr que cualidades positivas, se convierten en reales; o de evitación ante yoes temidos o rechazados que
puedan hacerse realidad. 2.- Proporcionan un estándar de referencia, tanto para evaluar las conductas
propias como los resultados obtenidos en una situación particular. (Me satisface sacarme el carnet de conducir,
si suspendo me será negativo y amenazante; para otra persona el hecho de sacarlo le puede ser indiferente).

2.3. La estructura del autoconcepto

El contenido del autoconcepto, su grado de accesibilidad, su estructura, y la forma en que es valorado, difiere
entre las personas. Algunas de las cualidades que los individuos utilizan para describirse o para interpretar su
conducta y la de los otros, se activan con gran rapidez. Esta mayor activación, junto a su repetición hacen que
queden mejor integradas dentro de la memoria y sean fácilmente recuperables. Existen dos formas de estructu-
rar el contenido del autoconcepto: la basada en el grado de complejidad, y la basada en el tipo de evaluación
del contenido.

2.3.1. La complejidad del autoconcepto: El modelo de Linville

2.3.11. Aspectos generales

Según Linville el autoconcepto es complejo cuando lo que se sabe de uno misma lo organiza en función de gran
número de aspectos claramente diferenciados. Cada uno de los aspectos y facetas que lo componen represen-
ta una estructura cognitiva, que incluye una red de asociaciones entre atributos, características,
proposiciones y emociones de diferente índole. A partir del grado de independencia que se dé entre ellos se defi-
nirá su nivel de diferenciación. > independencia > diferenciación

Un autoconcepto complejo estará organizado por numerosas dimensiones ( rasgos personales, habilidades,
características físicas, conductas, metas, roles o relaciones interpersonales), poco o nada solapadas entre sí.
Ejemplo: Tenemos a individuo A con dos dimensiones “Yo en mi trabajo” y “Yo con mi familia”, en ambas se define
como “Implicado”, “Reservado” y “Desorganizado” para el trabajo y “Tolerante” en la familia. En este señor se
aprencian solo dos dimensiones con atributos comunes (implicado y reservado) y gran solapamiento. Otro
sujeto B, podría tener autoconcepto complejo si sus dimensiones fueran: “Yo en mi trabajo”, “Yo como padre”, “Mis
habilidades” “Yo en mi tiempo libre”. En cada una de ellas se define con diferentes atributos, que son indepen-
dientes y bien diferenciados.

Según Linville, esta complejidad viene determinada por la separación que mantienen sus componentes y no, a
efectos de complejidad, el contenido de los mimos o valoración que se haga de ellos. Esta complejidad se adquie-
re a partir del aprendizaje y la experiencia social de la persona. Cuanto más variada sea la experiencia del indivi-
duo en diferentes ámbitos, y cuanto mayor el número de roles desempeñados, mayor la probabilidad de que las
facetas estén diferenciadas. Para este autor, la complejidad es característica bastante estable y consistente a
través de las diferentes situaciones. Variable disposicional desde la que se establecen diferencias interindividua-
les.

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2.3.12. El efecto de propagación y su relación con el bienestar psicológico.

Cada faceta del autoconcepto posee cualidad emocional. Nos sentiremos mejor cuando sobresalgan los aspectos
que estén asociados a emociones positivas y a la inversa. No obstante, se suele dar una mezcla de emociones
varias en cada faceta. Las respuestas emocionales pueden darse de forma separada o covariar entre ellas. Si el
grado de dependencia es muy bajo (independiente) los posibles altibajos afectivos que se puedan detectar no
afectará apenas, al tono afectivo del resto. Si en cambio, extiste grado alto en interrelación, la activación de una
de ellas dará lugar a que su respuesta emocional se transmita a través de todas las demás, esto es la
propagación emocional.

Por tanto, mayor propagación emocional de un componente a otro si el autoconcepto es simple, si fuera complejo
(gran nº de componentes e independientes) se propagará poco o nada.

La forma de sentirse en un momento determinado depende de los componentes del autoconcepto activados y del
tono afectivo que estos posean. Esta activación se produce por la presencia de un acontecimiento externo, por la
actuación de algún proceso cognitivo o por el propio efecto de la propagación emocional. En esta relación entre
complejidad del autoconcepto y la propagación emocional, Linville plantea las hipótesis:

1) Hipótesis de la extremidad afectiva: personas con autoconcepto con baja complejidad ( + bien simple),
presentarán mayor variabilidad en su estado de ánimo y en la evaluación que hagan sobre sí mismas
después de que ocurra algún acontecimiento vital. Si es de tipo negativo se espera que disminuya su
valoración personal y presente estado de ánimo negativo. Si es positivo pues a la inversa ( ¡... esto es de
cañón!)Confirmado en investigación con feedback a los individuos de mala ejecución en la tarea realizada,
según su grado de complejidad pues ... lo expuesto, ja,ja ¡... pero qué repetitivo...! cuando el feedback era
positivo, los de complejidad baja, incrementaban tanto el estado de ánimo como su valoración +

2) Hipótesis amortiguadora: la complejidad actúa como moderadora en la relación del estrés con la salud
física y psicológica del individuo. Las personas que posean un autoconcepto complejo sufrirán menos
consecuencias negativas y los efectos del estrés sobre pensamientos y emociones negativas será menor
y más limitado. Hipótesis probada en investigación de Linville donde se daba a mayor nº de situaciones
estresantes, los “complejos” presentaban menor percepción de estrés y menos síntomas depresivos y
físicos. Sin embargo, (ojo al dato...) los más “simples de autoconcepto” puntuaban menos en percepción
si el número de acontecimientos estresantes era bajo... entonces ¿los de nivel alto en complejidad...? en menor nº de
acontecimiento puntuaban más en percepción ...¡ vaya ! ... si lo sabre yo, ja,ja,ja ¡necesito estar estresada para estarrrr bienn!

2.3.2. La organización evaluativa del autoconcepto: el modelo de Showers

2.3.2.1 Tipos de organización

El modelo de Showers como el de Linville, parte del marco teórico donde el autoconcepto consiste en el
conjunto de aspectos a uno mismo (identidades que son más sobresalientes en el individuo definidos por
creencias y características) conectados a contextos diversos. Ambos comparten la idea de que el tipo de organiza-
ción del autoconcepto puede moderar el impacto que tengan las situaciones estresantes y los efectos negativos
que producen las características menos deseables.

Divergen en el tipo de organización que proponen en relación con el autoconcepto. Para Showers es necesario
considerar la VALORACIÓN (positiva o negativa) que hace el individuo sobre sus propias descripciones.

(a) Organización evaluativa compartimentalizada:El autoconcepto contiene categorías separadas donde


cada una de ellas engloba, exclusivamente, descripciones valoradas de forma positiva o negativa:
compartimento positivo ( “Yo en grupo” : alegre, hablador, empático, cercano) y compartimento
negativo (“Yo haciendo gestiones burocráticas”: aburrido, confuso, inseguro, malhumorado).

(b) Organización evaluativa integrada: en este se compone de categorías separadas, y cada una de ellas
contiene descripiciones valorativas a la vez tanto positivas como negativas. Son de valencia diferente pe-
ro están conectadas con sentido para la propia persona. Un individuo en su rol profesional puede
combinar frases positivas y negativas ( Soy organizado, pero desordenado cuando tengo mucho trabajo).

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Este modelo de Showers contempla la posibilidad de considerar un continuo en la organización del


autoconcepto que comprendería desde la compartimentalización hasta la integración evaluativa.

Al margen de ello, los atributos que lo componen pueden estar más o menos accesibles o activados. Si los com-
partimentos más accesibles son los positivos, por ser más importantes o centrales para la persona, o bien por
acontecimiento externo que los active, se hablará de “compartimentalización positiva”; si son los negativos pues
“compartimentalización negativa”.

En el caso del autoconcepto integrado, se combinan dentro de la misma categoría atributos positvos y negativos.
Si son los positivos los que posean mayor activación, el autoconcepto presentará organización “integrada positi-
va” y el individuo les dará mayor importancia a estos. Si fueran los negativos ocurrirá lo mismo referente a la ma-
yor activación de los negativos.

2.3.2.2 Predicciones y evidencia empírica del modelo

Según el modo de organización y del fiferente nivel de accesibilidad que tengan las características descriptivas, el
modelo de Shower predice unas relaciones con la autoestima y el BS e interpersonal:

1ª Cuando el autoconcepto es de tipo comportimentalizado, si los que se activan más frecuentemente son los
positivos, el estado de ánimo será positivo y su autoestima alta. Esto disminuirá la activación de los negativos y el
impacto de las cogniciones y emociones negativas asociadas a estos también será menor. Lo contrario ocurrirá si
la compartimentalización es negativa (disminuirá la activación de los positivos).

2ª predicción referente al autoconcepto integrado donde el modelo de Showers postula que la presencia
conjunta de creencias positivas y negativas tenderá a moderar el estado de ánimo, evitando su extremosidad y
contribuyendo a matener el nivel de autoestima. ¡los extremos siempre son malos, sí...! Los mayores niveles de bienestar
emocional y autoestima se asociarán con compartimentalización positiva, siendo más moderados ante la
organización integrada y más bajos cuando se presenta compartimentalización negativa.

Esto ha sido contrastado en diferentes estudios. Showers 1992, examinó en qué medida el efecto de la
compartimentalización del autoconcepto sobre el estado de ánimo depresivo y la autoestima, podría estar mode-
rado por la importancia dada a los diferentes aspectos del autoconcepto. Los datos apoyaron la hipótesis plante-
ada, el estado de ánimo depresivo era más bajo y la autoestima más alta al organizarse el autoconcepto por
compartimentos positivos y estos valorados de forma más importante. Lo mismo ocurría en sentido inverso.

Otros estudios arrojan datos ventajosos sobre el autoconcepto integrado. Este se asocia con una autoestima más
estable (menos sujeta a influencias sean las que sean). En cambio el compartimentalizado con cambios drásticos
en la autoestima dependiendo de la clase de sucesos que ocurran. Puede explicarse por que en determinados
casos, estos últimos pueden pasar de un compartimento positivo a negativo, disminuyendo a la vez su autoesti-
ma. Aspecto este relacionado con la inestabilidad en la autoestima , factor de vulnerabilidad en individuos con
alta autoestima pero esta es frágil.

En personas con trastorno depresivo o con desórdenes en la alimentación, se ha constatado que el mantenimien-
to de un autoconcepto integrado resulta más ventajoso que el organizado en compartimentos negativos. El
integrado se asocia con una disminución en la frecuencia y el impacto de las emociones negativas; y promueve
mayor bienestar emocional, mejor autoestima y empleo más eficaz de estrategias de afrontamiento.

2.3.2.3 Compartimentalización positiva, organización integrada y ajuste psicológico

Generalmente un autoconcepto flexible representa el mejor indicador de ajuste psicológico, tanto en


circunstancias normales y ante el afrontamiento de algunas estresantes. El autoconcepto flexible sería aquel en el
que prevaleciera la valoración de los aspectos positivos como importantes (compartimentalización positiva) y
que fuera capaz de recurrir en casos puntuales a la organización integrada.

La compartimentalización positiva permite contener los atributos negativos dentro de categorías poco relevantes
para el individuo eliminando su impacto. Por otra parte, la posibilidad de cambiar de un autoconcepto de com-
partimentalización negativa a otro de tipo integrado, resulta eficaz cuando los atributos negativos se hagan muy
accesibles, porque su importancia o frecuencia es alta, como en la depresión; o activado por acontecimiento

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puntual que ha sido traumático. Es preferible que la persona genere mayor nº de descripciones positivas e inte-
gre dentro de este marco positivo y de forma contextualizada sus características negativas. Generar mayor nº de
rasgos positivos promueve el que la info comience a estar más disponible para el individuo y se puede ir contra-
rrestando la importancia de los atributos negativos.

La organización integrada, ofrece una visión más realista y equilibrada de uno mismo: “Suelo reconocer y
ensalzar mis logros, aunque a veces me critico demasiado si no consigo lo que quiero”. Ello hace considerar
en términos globales una cualidad positiva; y comtemplar de forma más específica un comportamiento
negativo. Al conectar lo negativo a ocasiones concretas, y ligarlos con descripciones positivas, es posible neutra-
lizar y contener su efecto emocional. Estas personas aceptan el compromiso de no experimentar estados dema-
siados positivos, a cambio de mantener autoestima y nivel de bienestar emocional moderados pero estables.

El autoconcepto con una compartimentalización positiva requiere esfuerzo cognitivo bajo, pues minimiza los
atributos negativos. Sin embargo, el integrado implica mayor inversión y elaboración de los recursos
cognitivos, pues ha de manejar adecuadamente el afecto negativo que supone reconocerlo. Por tanto, cumple una
función más protectora, frente al de compartimentalización positiva que sería más dirigido hacia el
autoensalzamiento.

2.4. Motivaciones relacionadas con el autoconcepto

El ser humano es capaz de pensar acerca de sí, organizando de diferente modo el conjunto de creencias ,
percepciones y valoraciones que hace respecto de su manera de ser. Ello se acompaña de diversos procesos moti-
vacionales. Estos ayudan a que se interpreten de diferente manera las situaciones en las que se ve implicado
comportándose ante ellas activamente y autorregulándose para maximizar el logro de sus objetivos.

Las motivaciones que se relacionan con el self pretenden minimizar la presencia del afecto negativo, promo-
viendo una evaluación favorable de la persona; a la vez, que reducir la incertidumbre que puede generarse por
desconocimiento con respecto a uno ismo, a los otros o a lo que sucede alrededor.

Existen distintos tipos de motivaciones: Las dirigidas a la búsqueda y el mantenimiento de la autoestima,


autoafirmación o ensalzamiento de características personales favorables asociadas con emociones positivas; las
que quieren reducir la ansiedad, la incertidumbre o ambigüedad posible cuando surgen discrepancias entre las
creencias sobre uno mismo y la forma de comportarse; o bien entre las características actuales y aquellas otras
que se desearían tener. Los procesos motivacionales asociados con el self destacan: la motivación de
ensalzacmiento y la motivación de consistencia.

2.4.1. La motivación de autoensalzamiento

Esta se refiere a la necesidad de resaltar cualidades y aspectos positivos de uno manteniendo este tipo de valor.
Se selecciona información que tenga implicaciones positivas, evitando el impacto de la otra de valor negativo. Se
ha asociado con una mayor determinación en el logro de las metas, y con un uso más constructivo de las estra-
tegias de autorregulación. La motivación de autoensalzamiento promueve una mayor perseverancia, pues estos
datos favorables previos, permiten ir construyendo expectativas más optimistas.

Esta tendencia se asocia con mayor autoestima y con niveles más altos de bienestrar emocional (relación
recíproca). Estas personas muestran ante los demás un estilo de presentación más arriesgado y ambicioso.
Agrandan aspectos positivos con el fin de lograr prestigio y reconocimiento social, aunque ello suponga riesgo de
poder ser desaprobado en algún momento o ante grupo determinado.

Llegar a conocer y valorar de manera más positiva los aspectos personales, se puede conseguir comparándose
con los demás:
➢ Comparación “hacia abajo”: las cualidades personales se colocan por encima de donde se colocan las
de los demás, o bien se exageran los atributos y capacidades personales devaluando las de los demás.
➢ Comparación “hacia arriba”: comparamos con los otros que creemos están mejor que nosotros atri-
butos o circunstancias.
El uso frecuente del autoensalzamiento puede generar desaprobación por terceros (pueden parecerles arrogan-
tes y poco creíbles) Cuando el autoensalzamiento es alto y se obtienen resultados negativos, el malestar
emocional es mayor poniendo en cuestión el grado de “realismo” que tiene la imagen del individuo. Los de auto-
estima adecuada presentan niveles de autoensalzamiento moderados y no extreman la valoración positiva de sus

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atributos aceptando a la vez sus características menos favorables.

2.4.2. La motivación de consistencia

Esta se refiere a la necesidad de preservar el concepto que se tiene de sí mismo. Seleccionan y procesan de forma
selectiva aquella información que perpetúa el contenido de su autoconcepto, buscando la evaluación que sea con-
gruente con la visión que tienen de sí mismas, aunque sea negativa. Esto responde a la necesidad de percepción
de la realidad de forma coherente y predecible, para así mantener cierto grado de seguridad y estabilidad sobre
el posible curso de las interacciones sociales.

En los 80 surgió reformulación de la necesidad de consistencia y pasó a denominarse motivación de


autoverificación. Swann y cols.indicaban se enfatizara en buscar la confirmación de aquellos contenidos cogni-
tivos y afectivos que estén sólida y claramente definidos.

La motivación de autoverificación actúa cuando se recibe evaluación relevante para el autoconcepto, y se la


contrasta con las creencias, crónicamente accesibles, que se tienen acerca de cómo uno es. Si son confirmadas se
incrementa la seguridad que tiene la persona con respecto a su autoconocimiento. Si las creencias resultan
desconfirmadas aparece el temor y puede comenzar a pensarse que no se conoce tal como se es. Una
consecuencia derivada es la distorsión que puede darse a la info que resulte inconsistente con los aspectos claros
del autoconcepto, o bien mantener resistencia a la influencia.

Entonces, cuando el autoconcepto sea positivo, la persona buscará y seleccionará información que lo confirme; y
al contrario si fuera negativo, buscará info con contenidos desfavorables. Las personas con autoconcepto
negativo, si reciben un feedback negativo lo consideran más aceptable, preciso y descriptivo de sí mismas que al
contrario; aunque dicha información les haga sentirse mal. Sin embargo, si lo reciben positivo ante alguna tarea
es incongruente con su autoconcepto pero les sienta mejor. Por tanto, existe una encrucijada entre el sistema cog-
nitivo y el afectivo. La motivación de autoverificación haría que las personas que tienen una visión
negativa de sí mismas, buscaran desde un punto de visa cognitivo una confirmación de esta percepción.
Pero,la presencia de la motivación de ensalzamiento promovería su deseo por recibir información
positiva.

3.- AUTOESTIMA

3.1. Definición de la autoestima y su relación con el autoconcepto

Al autoconcepto lo podemos valorar y podemos sentirlo con un afecto determinado. Este componente evaluati-
vo y afectivo del autoconcepto es lo que se considera como AUTOESTIMA. Para Rosenberg 1979, es la actitud
positiva o negativa que se tiene en torno a uno mismo. Se la considera unidimensional.

Otros autores, por el contrario argumentan que esta valoración extremadamente positiva acerca de cualidades
personales puede relacionarse con aspectos o conductas perjudiciales, como el excesivo engrandecimiento de la
imagen personal. Consideran que la autoestima debe estar conectada también con las habilidades y acciones que
realice el individuo y con las metas que este alcance. Esta orientación ligada a la capacidad efectiva de actuar en
el medio, fue planteada por JAMES 1890 y la definió como la relación entre los éxitos conseguidos y las preten-
siones:
Autoestima = Éxitos/ Pretensiones

Este establecía como componentes de la autoestima los deseos, las metas o aspiraciones de la persona y su
propia capacidad para poder alcanzarlos. En la actualidad esta dualidad supone admitir la reciprocidad entre el
mantenimiento de una actitud positiva hacia uno mismo y la consecución de un adecuado nivel de competencia.
Asimismo se entiende que el actuar competentemente va ligado a sentimiento de valía, por tanto un individuo
con adecuada autoestima actúa siempre en su beneficio.

El sentirse bien con uno mismo, no obstante no implica el tener que reflejar una autoestima alta. La combinación
entre la creencia de competencia con el sentido de valía lo que fundamenta la autoestima concibiéndose desde
modo bidimensional. Branden nos indicaba que la autoestima es “la convicción de que uno es competente
para vivir, y valioso por estar vivo”.

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3.2. Medición de la autoestima

Una gran parte de los instrumentos que miden la autoestima, lo hacen de forma directa y autoinformada, consi-
derándola característica global, unidimensional y relativamente estable, la cual refleja los sentimientos positivos
o negativos que tiene el individuo hacia sí mismo.

La escala de Rosenberg 1965, es la más empleada, consta de 10 ítems formulados la mitad positivamente y el
resto de forma negativa. El contenido de los ítems, se refieren al grado de aceptación y respeto que siente la
persona en torno a sí misma con independencia de sus capacidades, de los roles desempeñados o de las conduc-
tas que se realicen. Mayor puntuación más alta autoestima y al contrario.

Estudios posteriores cuestionan la unidimensionalidad de la autoestima, pues diferentes investigaciones con


Afactoriales obtenían estructura bidimensional. Los resultados vendrían a apoyar la concepción basada en la
competencia y la valoración positiva. Partiendo de esto TAFARODI y SWANN 2001 diseñaron el inventario SLCS.
Dos escalas cada una con 10 ítems. Una mide componente de evaluación personal de competencia y la otra,
evalúa el componente de consideración positiva hacia uno mismo. Ambas subescalas mostraron tener validez
convergente y divergente, dando apoyo a la idea de que la autoestima no es un constructo global.

3.3. Tipos de autoestima


3.3.1. Autoestima alta o baja

Para categorizarla el primer criterio es el basado en el nivel: grado de los sentimientos de valía y autoaceptación
sean altos o bajos.

El perfil psicológico del que posee autoestima alta reflejaría el sentirse valioso y a gusto consigo misma, poca di-
ficcultad en aceptar a los demás, considerando que están al mismo nivel que ellos, relativamente abierto a expe-
riencias nuevas y disponen de recursos necesarios para conseguir objetivos y proyectos vitales. Se implican en
tareas que requieren iniciativa y perseverancia con adecuada planificación y solución ante los problemas. Ante
los demás quieren dar buena impresión incrementando así su valor social. Sin embargo implica el que puedan
llegar a responder de forma agresiva y antagónica cuando sienten que su valía personal está amenazada.

Desde el punto de vista de la atribución tienden a explicar los éxitos a causas internas y los fracasos a causas
externas. Su presencia alta se ha relacionado con amplia variedad de criterios que denotan adecuado ajuste psi-
cológico, mayor satisfacción con la vida y con las relaciones interpersonales que se mantienen, mayor frecuencia
de comportamientos prosociales o ausencia de trastornos psicológicos. Se acompaña de alto tono afectivo hedó-
nico pues el sentirse bien y aceptado por uno mismo produce placer.

Fijándonos en el perfil del que tiene autoestima baja, diremos que tienen la necesidad de pensar sobre sí mismos
de forma positiva y de valorarse en términos favorables pero consideran que tienen pocas razones para ello. Ante
algún acontecimiento amenazante de su valía, no pueden atender y resaltar otros aspectos positivos. Los indivi-
duos con baja autoestima se caracteriza por la ausencia de visión positiva más que por la visión negativa de sí
mismos. Se describen de forma difusa con términos neutrales y poco comprometidos en lugar de adjetivos
extremos. Autoconcepto menos claro e internamente menos estable y consistente. Utilizan menos el sesgo de
autoensalzamiento.

Atendiendo a su forma de autorregulación estos tienden a comprometerse en objetivos mal definidos o excesiva-
mente elevados, cuentan con repertorio más reducido de habilidades de afrontamiento y utilizan estrategias que
impiden el logro de objetivos más adecuados. Desaprovechan oportunidades donde conseguirían mejores resul-
tados y perpetúan la visión negativa que tienen de sí mismo. La autoestima la consideran valiosa pero recurso
escaso, por ello la protegen más que ensalzarla. El estilo de presentación que muestran suele ser cauto, evitan ser
el centro de atención, revelan poca información personal y responden con incredulidad ante críticas favorables
de terceros.

Se relaciona la baja autoestima con desórdenes psicológicos y estados afectivos negativos como ansiedad, depre-
sión, hostilidad o alienación y también con indicadores de desajuste como evitación, conflicto y el aislamiento. No
obstante la insatisfacción no llega a la intervención clínica por tanto y por la propia necesidad de consistencia
prefieren continuar manteniendo ese estado de desagrado antes que modificarlo por otro incierto.

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3.3.2. Autoestima segura y frágil

Hoy por hoy, el que la autoestima alta se asocie con un conjunto de cualidades y emociones positivas, con un
comportamiento más adaptativo y con mayor ajuste psicológico, está siendo cuestionado. Actualmente se propo-
nen otras clasificaciones de ella, para que defina más claramente qué es una autoestima sana. Una categorización
bien establecida es la de DECY y RYAN 1995, en el marco de la teoría sobre la autodeterminación. Puede variar
en función del grado de seguridad o fragilidad que se posea:

Autoestima segura Autoestima frágil


está acompañada de sentimientos positivos hacia uno
pero presenta ciertas características:
- Auténtica y verdadera, los sentimientos que se man-
tienen para uno provienen de la expresión de valores · Contingente: depende de un proceso constate de eva-
profundos y de la satisfacción de sus necesidades luación para ser validada.
psicológicas centrales.
· Defensiva: vulnerable ante la obtención de resultados
- Genuina abierta a integrar y aceptar los aspectos ne- negativos, de rechazo de los demás o de presencia de
gativos del autoconcepto, sin que ello resulte amena- atributos negativos. Se presenta una imagen de sí mis-
zante o provoque reacción negativa excesiva. mo falsamente positiva.

- Congruente con otros sentimientos que reflejan con- · Incongruente y discrepante con los sentimientos im-
sideración positiva hacia uno siendo estos incons- plícitos de autoestima. De forma consciente se tienen
cientes. sentimientos positivos pero no de forma inconsciente.

- Estable, flutúa muy poco en función de las · Inestable: flutúa con gran frecuencia e intensidad en
experiencias que acontecen en el día a día. función de la evaluación que se haga de los aconteci-
mientos.

3.3.2.1 Autoestima auténtica y autoestima contingente

En la autoestima segura y auténtica, el sentimiento de valía personal se origina del autoconocimiento y de los
valores personales. Cuando la persona posee intrínsecamente, el sentimiento de autoaceptación y de valía
incondicional, no le hace falta esforzarse o preocuparse por conseguirlo. Lo que pone de manifiesto esto es que el
sentimiento global de valía y autoaceptación no resulta comprometido ni cuestionado.

Cuando resulta contingente, se produce esfuerzo y motivación constante parra ser alcanzada. Esta necesidad de
sentirse valioso actúa entonces como un mecanismo de regulación y control de la conducta, induciendo al indi-
viduo a plantearse objetivos cuya consecución compense su deficitaria evaluación positiva. Por tanto, queda
definida por determinantes externos, haciéndose contingente a los éxitos y fracasos que en ellos se consiguen.

Una autoestima contingente suele construirse fundamentalmente sobre la aprobación social y el éxito. Los que
se basan en autoestima pendiente de la aprobación se caracterizan por haber vivido experiencia temprana de
abandono emocional por parte de la figura de apego. Anteponen las necesidades de los demás a las suyas propias
con tal de sentirse válidas y emocionalmente seguras. Los determinados por el éxito suelen haber tenido
experiencias con las figuras de apego en las que la aprobación y amor se dieron de forma “condicionada”. Por
tanto ellos de adultos, mantienen actitud severa y crítica hacia sí, evaluando su rendimiento con criterios
excesivamente rígidos; y emplean el logro, estatus y perfección como pilares en los que fundamentar su
sentimiento de valía personal. Esta autoestima aporta satisfacción a corto plazo y repercute de forma negativa
sobre el funcionamiento psicológico y social del individuo a medio y largo plazo.

Si este individuo necesita alcanzar metas para conseguir su aprobación personal, puede ocurrir que se
autoafirme ante los éxitos pero niegue su responsabilidad ante los fracasos. Se dará entonces sesgo que impide
evaluación realista. Ponen en marcha estrategias de autorregulación ineficaces, bien porque se centran en los
obstáculos o invierta cantidad de cogniciones centradas en preocupación como actuar de forma perfecta.

Si está su autoestima muy conectada a metas determinadas, le es difícil abandonarlas aunque su logro sea impo-
sible o el progreso lento y resulte más adaptativo abandonarlas.

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Cuando la autoestima es contingente desde el punto de vista interpersonal se han constatado efectos negativos
pues su relación con los otros se deteriora. Cuando está basada en la competencia verá a los demás como enemi-
gos, ovbiando sus necesidades y sentimientos. Si se apoya en la necesidad de aprobación, la persona va a tratar
de confirmar su sentimiento de valía y aceptación a través de las relaciones en lugar de intentar generarla direc-
tamente, lo cual crea vínculos inseguros, ansiosos y dependientes. Queda por tanto, insatisfecha la necesidad de
interrelación.

3.3.2.2 Autoestima genuina y autoestima defensiva

La persona con autoestima genuina, es capaz de exhibir sus cualidades positivas sin necesidad de agrandarlas, y
de aceptar y mostrar sus propias limitaciones. Aceptan sus errores y la posible evaluación social negativa sin
recurrir a estrategias que protejan o ensalcen continuamente.

Los que responden con autoestima no genuina lo hacen a la defensiva ante la percepción de amenaza. Exageran
sus cualidades positivas o actúan de forma hostil o violenta; o devalúan las conductas y características positivas
de los otros.

3.3.2.3 Autoestima implícita y autoestima explícita

Se diferencian en el grado de discrepancia entre la implícita y la explícita. Hoy se apoya la idea de que en la
autoestima confluyen intuiciones, valoraciones y afectos que operan fuera del ámbito de la conciencia.

Las autoevaluaciones sentimentales referidas a uno mismo que se originan de forma intuitiva y automática en
plano pre-consciente constituyen la autoestima implícita (provienen de las experiencias, que procesa de forma
holística y automática los contenidos afectivos de las experiencias). Los sentimientos y valoraciones que la perso-
na tiene y hace en torno a sí misma, y que se generan de un modo consciente, racional y reflexivo, configuran la
explícita (deriva del sistema cognitivo).

Una y otra son dos características moderadamente dependientes oscilando en torno al 0,30. Incluso se puede dar
a nivel intraindividual inconsistencia entre la autoestima implícita y la explícita, pues pueden presentar distinto
nivel, bajo o alto. Estas discrepancias son debidas a la forma de procesar los acontecimientos. La manera más
frecuente es alta autoestima explícita – baja autoestima implícita, considerada como autoestima frágil que se
caracteriza por sentimientos postivos hacia uno pero a la vez vulnerables. Se sienten inseguros y dudan de su
valía.

Al margen del nivel de la autoestima explícita, el mantenimiento de una alta implícita se asocia a efectos
beneficiosos desde el punto de vista autorregulatorio y emocional. Suelen dar menos importancia a la evaluación
negativa que reciben de fuentes externas, perseveran más ante los errores, presentan menos emociones
negativas y una visión del futuro más optimista.

Si ambas resultan congruentes y son favorables la persona dispone de una autoestima más segura.

3.3.2.4 Autoestima estable y autoestima inestable

El nivel de variabilidad diferencia a la autoestima segura de frágil. Se puede considerar como sentimiento global y
estable siendo variable como RASGO. Sin embargo los sentimientos y valores que hacemos de nosotros pueden
cambiar. Estas reacciones cambiantes ponen de manifiesto que la autoestima se entienda como ESTADO. Cierta
fluctuación es normal y adaptativo, y cuando se atenúa el efecto de algún hecho, la autoestima vuelve a su línea
base. Pero si los cambios son frecuentes y de gran magnitud o intensidad, en intervalos de tiempo corto y
pasando de sentimientos positivos a negativos, se debe considerar inestable. Se aprencian con distintos efectos
en base a la inestabilidad, tanto los altos como bajos.

Cuando la autoestima es alta e inestable, la persona intentará que los sentimientos hacia sí misma sean positivos
y duren en el tiempo siendo muy amenazador el que aparezcan los negativos. Ante acontecimientos positivos su
reacción será exagerando las implicaciones favorables de su autoestima. Si fueran negativos puede ser agresiva.
Ante autoestima alta y estable la forma de reaccionar ante los acontecimientos suele ser moderada y neutral. Si
fuera autoestima baja y estable los efectos son más negativos que si es autoestima baja pero inestable.Se
responde de forma desadaptativa generalizando las consecuencias de sus errores e infravalorándose más;
presentan mayor resistencia ante lo negativo y se excusan más ante los errores, asi logran mitigar el impacto.

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