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Los Arts. 1092 y 1093 contienen unas simples normas de remisión. El primero de ellos, se
refiere a las obligaciones civiles que nazcan de los delitos, preceptúan que se regirán por las
disposiciones del CP; y el Art.1093, dispone que las que se deriven de actos u omisiones en que
intervenga culpa o negligencia, no penadas por la ley, se regirán por las disposiciones
contenidas en los art 1092 y ss, donde se desarrolla la doctrina de la culpa aquiliana o
extracontractual (no hay acuerdo de voluntades pero genera una responsabilidad;
responsabilidad civil y daños) (ej. Niño lanza una maceta a un coche o le clava un lápiz en el ojo
a un compañero) de la que nos ocuparemos en los últimos Capítulos de esta misma obra.
1.2.1 El problema de la declaración unilateral de voluntad como fuente de obligaciones.
La cuestión radica en admitir o no la posibilidad de que las obligaciones puedan nacer de una
declaración unilateral de voluntad; es decir, de si basta la voluntad del deudor para que éste
quede obligado (Sí). En principio parece necesario rechazar con referencia a nuestro
ordenamiento positivo, ya que el Art.1089 no menciona voluntad unilateral entre las fuentes
de las obligaciones. Y la tesis negativa se revela igualmente en el hecho de que ni siquiera la
donación, acto por el cual una persona se desprende gratuitamente de una cosa a favor de
otro, por pura liberalidad, obliga la donante en tanto que no concurre la voluntad del
donatario aceptando (arts. 618, 629) (Ej.; cartel perdido de gato, se ofrece dinero, soy el
deudor de la recompensa de aquel que encuentre mi gato.)
Se admite la tesis de que a veces basta la simple declaración unilateral de voluntad para
engendrar obligaciones en supuestos como la oferta del contrato y la promesa de pública
recompensa. El verdadero problema consiste en saber si el mero hecho de hacer la oferta o la
promesa vincula al que la hizo a mantenerla; generando así, por su sola declaración de
voluntad una obligación; y entendida en este sentido la cuestión, gran parte de la doctrina e
incluso algunas legislaciones la resuelven en sentido afirmativo.
No basta, sin embargo, para dar una idea de lo que en sentido técnico es la obligación, decir
que por virtud de ella una persona se encuentra en la necesidad jurídica de observar una
determinada conducta respecto a otra. Para completar el concepto de la obligación, es
necesario relacionar el Art.1088 con el Art.1911. El acreedor tiene una facultad de exigir, pero
si el deudor no cumple, esa facultad se transforma en un poder de agresión sobre el
patrimonio del deudor. El deudor, tiene que realizar una prestación, y si no hace aquello a que
estaba obligado, responde con todos sus bienes.
Notas diferenciales entre los derechos de obligación y los reales. Derecho real> poder directo
e inmediato de una persona sobre una cosa, derechos de crédito o de obligación> no recaen
directamente, sino, sobre una conducta o un acto del deudor (la prestación). Art. 1450, la
compraventa se perfecciona por el mero consentimiento.
Los derechos reales son derechos absolutos, pueden ejercitarse erga omnes, los derechos de
obligación son derechos relativos, pueden ejercitarse contra el deudor.
Los derechos de obligación nacen, en nuestro ordenamiento positivo, mediante simple
contrato. No basta el simple contrato, el simple consentimiento, para que la propiedad se
adquiera. Art. 609, la propiedad y los demás derechos reales se adquieren y transmiten por
consecuencia de ciertos contratos mediante la tradición. Es necesario que al título (contrato)
se una el modo (tradición), la entrega de la cosa, para adquirir la propiedad.
La forma y el tiempo durante el cual uno y otro satisfacen el interés del titular del derecho. Los
derechos reales nacen, con carácter de estabilidad y permanencia. Los derechos de obligación
nacen condenados necesariamente a extinguirse, y sólo satisfacen plenamente el interés del
acreedor en el momento de cumplirse, que es precisamente cuando se extinguen.
La distinción que deriva del distinto modo o forma de fijarse le preferencia entre diversos
derechos concurrentes1 (prior tempore potior iure). El principio de la prioridad en el tiempo no
rige para determinar la preferencia entre varios acreedores de un mismo deudor. Si sobre una
misma cosa se han constituido varios derechos de hipoteca, la preferencia entre los distintos
acreedores hipotecarios para la efectividad de sus derechos se determina con arreglo al orden
temporal de la constitución de estos. (Ej; Derecho real de hipoteca del inmueble) Registro de
Propiedad>Hipoteca. 1El primero en el tiempo tiene mejor derecho. No hay preferencia de
acreedor por antigüedad si se trata de la SgSo. o la AgTrib. El acreedor preferente es la AgTrib.