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Obligaciones
Sumario: 1. Concepto. 2. Comparación con los derechos reales. 3. Elementos. 4. Fuentes de las
obligaciones (causa). 5. Efectos de las obligaciones. 5. 1. Sujetos afectados. 5. 2. Facultades. 5. 3.
Efectos en cuanto al tiempo (mora y purga de la mora). 5. 4. Daños y perjuicios. 5. 5. Intereses. 6.
Clasificación de las obligaciones. 6.1. Obligaciones de dar dinero 6.2. Obligaciones en moneda
extranjera. 6.3. Obligaciones simplemente mancomunadas y solidarias. 6.4. Obligaciones con
cláusula penal. 7. Modos de extinción de las obligaciones. 7. 1. Pago. 7. 2. Prescripción liberatoria. 7.
3. Otros modos de extinción de las obligaciones; 8. La obligación de rendir cuentas.
1. Concepto
El Código comienza el libro tercero que se titula “Derechos Personales” dando una
definición de obligación. Indica que se trata de una relación o vínculo entre dos
sujetos regulado por el derecho, en el que uno de esos sujetos (acreedor o sujeto
activo), tiene la facultad de exigirle al otro (deudor o sujeto pasivo) que cumpla una
prestación y a obtener su ejecución forzada en caso de incumplimiento (CCC, art.
724).
Esa prestación a la que hace referencia la definición, es una conducta del deudor,
que puede consistir en dar, hacer o no hacer. Asimismo, esa prestación debe
cumplir cinco requisitos: posibilidad, licitud, determinación, patrimonialidad e
interesar al acreedor (CCC, art. 725).
A los elementos que forman parte de una obligación, su nacimiento, sus efectos y su
extinción, nos referimos en los puntos siguientes.
2. Comparación con los derechos reales
Dentro de la categoría de derechos subjetivos patrimoniales, se distinguen entre los
derechos personales, creditorios, crediticios u obligaciones, por un lado, y los
derechos reales (*) por otro. Las obligaciones son derechos personales, es decir,
dan al acreedor la facultad de exigir una conducta del deudor.
Se denominan derechos personales por su origen. En la antigüedad el deudor
respondía frente al incumplimiento con su propia persona, ya que se permitía que el
acreedor lo tomara como esclavo, lo vendiera y hasta podía darle muerte.
Este derecho “personal” evoluciona luego para transformarse en una relación que,
frente al incumplimiento del deudor, permite agredir jurídicamente solamente los
bienes que integran su patrimonio y no la “persona” del deudor. Son derechos
personales porque el acreedor puede exigir una conducta de su deudor (una
prestación de dar, hacer o no hacer).
Los derechos reales, en cambio, implican una relación directa entre una persona y
una cosa, como el derecho de dominio que es el más extenso que existe (se suele
usar la palabra propiedad para denominarlo, pero el derecho de propiedad es un
concepto más amplio ya que comprende también derechos que no se ejercen sobre
una cosa).
Si bien existen muchas zonas grises, apuntamos las tres diferencias más
importantes que presentan ambas categorías de derechos:
1°) Los derechos personales son relativos, lo cual significa que sólo se ejercen en
contra del deudor de la obligación y no afectan a terceros. A diferencia de los
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derechos reales que son absolutos, en el sentido que pueden ser ejercidos contra
todos, sin que tengan un destinatario especial. Así, por ejemplo, todos deben
respetar mi derecho de propiedad sobre la lapicera que tengo en el bolsillo. En
cambio, el derecho a que me sea entregada una lapicera que compré, sólo podré
ejercerlo en contra de la persona que me la vendió.
2°) Los derechos personales son bilaterales, es decir, entre sus elementos se
encuentran dos personas (acreedor y deudor). Los derechos reales involucran una
relación directa e inmediata de un sujeto con una cosa (como sucede con el
derecho real de dominio) y tienen una vinculación mediata con todas las demás
personas, que están obligadas a respetar dicho derecho real;
3°) La ley ha dejado librada a la autonomía de la voluntad de los sujetos, la creación
de obligaciones. Así, por ejemplo, en las cláusulas de un contrato, se pueden
convenir las más variadas obligaciones. En cambio, sólo existen los derechos reales
que han sido creados exclusivamente por la ley, que no permite la creación de otros
diferentes. Ampliaremos en el capítulo que tratamos los derechos reales sobre estas
diferencias.
3. Elementos
Individualizamos los siguientes elementos esenciales que integran las obligaciones:
a) Sujetos:
Pueden ser sujetos (activos o pasivos) de una obligación todas las personas físicas
o jurídicas. Cuando la obligación surge de un acto jurídico, requiere capacidad. Si
nace de un acto ilícito, no es necesaria. Ejemplos: Si un conductor de un automóvil
atropella a un demente (incapaz de hecho), éste es acreedor de la indemnización
por los daños que hubiere sufrido. Si un menor, mayor a 10 años, causa un daño a
un peatón, éste es acreedor del menor (y también de sus padres).
En lo que se refiere a los sujetos, el sistema permite: 1°) La indeterminación inicial
de los sujetos; 2°) Que se transmita a otra persona la calidad de sujeto –acreedor o
deudor- de una obligación (CCC, arts. 398, 1614, 1632 y 1633). 3°) La pluralidad de
sujetos (varios acreedores y deudores).
b) Contenido u objeto:
Consiste en la conducta del deudor para satisfacer al acreedor. El objeto inmediato
de una obligación es una prestación de dar, hacer o no hacer (CCC, art. 725). El
objeto mediato sería la cosa que debe darse o el hecho que debe realizarse por el
deudor.
Las prestaciones que pueden ser objeto de obligaciones deben cumplir con algunos
requisitos. Se exigen: 1°) Posibilidad: El objeto debe ser física y jurídicamente
posible (no se puede prendar un inmueble ni hipotecar un automóvil); 2°) Licitud: no
contrario a la moral y las buenas costumbres; 3°) Que sea determinable: Debe
existir su especificación por género, cantidad y calidad, si se trata de una cosa
fungible o en su individualidad si se trata de un cuerpo cierto; 4°) Patrimonialidad:
sobre bienes que estén en el comercio susceptibles de apreciación pecuniaria
(CCC, art. 725); y 5°) Que exista interés del acreedor (CCC, art. 725) el cual puede
exceder lo económico como cuando éste contempla necesidades espirituales o de
otro tipo.
c) Vínculo:
Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones 3
Una obligación importa que el deudor esté sujeto a ciertos deberes y sometido a los
poderes jurídicos que se reconocen al acreedor (CCC, art. 730).
Destacamos dos aspectos, en los que se manifiesta ese poder: Se otorga al
acreedor: 1°) acción para reclamar el cumplimiento (por ejemplo: iniciando juicio
para que un juez condene al deudor a cumplir y utilice la fuerza pública para que
ello ocurra); y 2°) excepción (o poder de defenderse) para retener lo percibido frente
al reclamo del deudor. Este segundo aspecto se destaca y cobra especial
importancia al considerar la prescripción liberatoria (que vemos más abajo).
Asimismo, frente al incumplimiento de una obligación, nace normalmente la
responsabilidad del deudor de indemnizar los perjuicios que hubiere causado dicho
incumplimiento.
El vinculo no solo atrapa al deudor imponiéndoles deberes y cargas, sino también al
acreedor, sobre quien pesa el deber de cooperar para que el deudor pueda cumplir
y liberarse de la obligación.
4. Fuentes de las obligaciones (causa)
En el punto anterior se han considerado los elementos esenciales que contiene toda
obligación. A estos elementos esenciales debe sumarse la causa fuente, que no se
trata de un elemento interno como los demás, sino que es externo a la obligación
por cuanto es lo que le da nacimiento.
Nos estamos refiriendo al origen del vínculo jurídico. La obligación no nace sin una
causa (*) que la genere, de allí que debe sumarse la causa fuente como uno de los
elementos esenciales para darle nacimiento (CCC, art. 726).
El Código trae algunos principios generales. En primer lugar, no presume la
existencia de una obligación. Pero si se llegara a probar la existencia de una
obligación, solamente por ello, la ley supone que tiene una causa legítima, poniendo
en cabeza del deudor la demostración que no tiene causa legítima para eximirse de
ella (CCC, art. 727).
Históricamente, se ha indicado que las obligaciones se originan en alguna de las
siguientes causas: contratos, cuasicontratos (*), delitos (*), cuasidelitos (*) y la ley.
La fuente de las obligaciones que más interesa a los fines de este curso y en el
mundo de los negocios, es el contrato. De los contratos nacen obligaciones. Por
ejemplo, de un contrato de compraventa nacen esencialmente dos obligaciones.
Una en cabeza del vendedor, que consiste en entregar la cosa vendida y otra, en
cabeza del comprador, que consiste en entregar una suma de dinero (pagar el
precio).
De los actos ilícitos, es decir de un delito civil (cuando existe dolo) o de un
cuasidelito (cuando existe culpa o negligencia), nace la obligación de indemnizar a
la víctima por los perjuicios que el daño le ha causado (más adelante analizaremos
los rubros que pueden reclamarse como indemnización).
Una ley que establece el pago de un impuesto también es fuente de obligaciones;
en cabeza del contribuyente (como deudor) y a favor del Estado (como acreedor).
Finalmente, en el art. 728 el Código establece que cuando se entrega algo en
cumplimiento de un deber moral o de conciencia o de lo que solía denominarse
obligación natural (no en cumplimiento de una obligación legalmente exigible), no
puede luego arrepentirse y pedir que le devuelvan lo entregado. Sería éste el caso
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de quien cumple con una obligación que ya está prescripta (ver prescripción
liberatoria). No podría luego pedir que le devuelvan lo pagado, a pesar que el
acreedor había ya perdido la facultad de iniciar acción judicial para reclamarle.
5. Efectos de las obligaciones
Las obligaciones producen diversos efectos en cuanto a los sujetos obligados, las
facultades de éstos, el tiempo, etc., los que pasamos a sintetizar a continuación.
5. 1. Sujetos afectados
Como regla general, las obligaciones sólo producen efectos entre las partes, vale
decir, entre acreedor y deudor y sus sucesores (*). También se presenta
frecuentemente, la situación en que una sola obligación tenga varios acreedores y
varios deudores. Las que tienen sujetos múltiples pueden ser obligaciones solidarias
(*) o simplemente mancomunadas (*). Cuando nada han indicado las partes o la ley,
se presume que se trata de una obligación simplemente mancomunada (CCC, art.
828).
5. 2. Facultades
La ley confiere al acreedor poderes para lograr la satisfacción de su interés, en
especie o su equivalente, como efecto principal de las obligaciones (CCC, art. 730).
Ejemplo: Si el vendedor (deudor) no entrega la cosa vendida, el comprador
(acreedor de esa obligación que surge del contrato de compraventa) puede usar los
medios legales para que se la quiten y se la entreguen. Si ello no es posible, podrá
reclamar indemnización, otorgándosele también los medios legales para cobrarla.
El medio previsto legalmente para dar satisfacción al acreedor es un juicio o proceso
judicial, en el cual la autoridad le quitará la cosa vendida al vendedor y se la
entregará al comprador. Si ello no es materialmente posible, se embargarán y
rematarán bienes del deudor suficientes para que se obtenga el dinero necesario
para pagarle la indemnización que corresponda al comprador.
Una opción que confiere la ley a favor del acreedor, cuando la naturaleza de la
prestación la permita, es hacer que un tercero cumpla con la obligación, cargando
con los costos correspondientes al deudor incumplidor (CCC, art. 730, inc. B).
Como efecto secundario, el acreedor tiene la facultad a mantener incólume el
patrimonio de su deudor, a cuyo fin puede requerir medidas precautorias (la más
común es el embargo) e iniciar acciones por simulación o fraude en contra del
deudor y también la acción subrogatoria (*) o acción directa (*) en los casos que
corresponde.
El acreedor asimismo tiene derecho a pedir la declaración de quiebra de su deudor,
lo cual le otorgaría la ventaja de provocar la investigación de la conducta del deudor,
previa a la quiebra, que debe hacer la sindicatura, generando la posibilidad de
recuperar bienes que pudieran haberse enajenado fraudulentamente (ley 24522).
No solamente el acreedor tiene derechos o facultades. El deudor también tiene
ciertos derechos, como a la cooperación del acreedor y a cumplir (CCC, art. 879). El
cumplimiento exacto de la obligación le confiere el derecho de obtener la liberación
de la misma y a rechazar cualquier acción que le iniciara el acreedor (CCC, art.
731).
5. 3. Efectos en cuanto al tiempo (mora y purga de la mora)
Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones 5
Cuando no hay modalidad alguna que las demore (plazo o condición), las
obligaciones producen efectos inmediatos. En este caso, se denominan puras y
simples y el acreedor está facultado a reclamar que se cumplan de inmediato.
En cambio, los efectos de las obligaciones pueden ser diferidos en el tiempo,
cuando están sujetas a modalidades, como el plazo y la condición suspensiva. Nos
remitimos a lo que indicamos respecto a las modalidades de los actos jurídicos en el
capítulo anterior, lo cual obviamente se aplica a las obligaciones (CCC, arts. 343 y
350).
El incumplimiento en que incurre el deudor de una obligación lo coloca en estado de
mora (*), lo que tiene por efecto principal hacerle responsable por los perjuicios que
su incumplimiento ocasione al acreedor (CCC 730, inc. C y 1716). La ley también lo
hace responsable por el pago de intereses moratorios (CCC, art. 768).
La regla general es que no resulta necesaria la interpelación (*) del deudor para que
éste incurra en mora, operándose ésta en forma automática frente a su
incumplimiento (CCC, art. 886).
Normalmente, se asocia a la mora con el simple atraso en el cumplimiento de las
obligaciones en tiempo oportuno. Tanto es así, que la ley establece una presunción
en este sentido (art. 886 primera parte). Sin embargo, deben advertirse que existen
situaciones en que el retraso no es imputable al deudor, en la medida que éste no
es culpable de ello y por lo tanto no hay mora (CCC, art. 888).
Ello se da en situaciones como las de caso fortuito (*) o fuerza mayor (CCC, arts.
955 y 1730), también cuando la mora es recíproca, es decir cuando ambas partes
se encuentren en el mismo estado de mora (CCC, art. 1078, inc. C), o en los casos
de excepción contemplados por el art. 887, como en las obligaciones sujetas a plazo
tácito o indeterminado, las cuales no permiten conocer con exactitud el momento en
que se opera el vencimiento de la obligación y debe el plazo ser fijado por el juez
(CCC, art. 887, inc. B).
Como consecuencia de todo lo indicado, para que existe mora se necesitan dos
elementos a los que puede sumarse un tercero para algunos casos: 1° un elemento
objetivo: la exigibilidad de la obligación (por ejemplo, cuando se venció el plazo); 2°
un elemento subjetivo: la culpa del deudor.
A estos dos elementos se suma un tercero, que frente a la mora automática se
presume. Se trata de un elemento formal: la interpelación (*).
La regla general indica que la constitución en mora del deudor se produce en forma
automática, por el solo vencimiento del plazo (CCC, art. 886), razón por la cual no
se necesita la interpelación del deudor.
En los casos de plazo tácito la ley no ha indicado cómo hacer para constituir en
mora al deudor, por lo cual interpretamos que corresponde efectuar la interpelación
(*) de éste para permitirle que efectivamente cumpla y se libere de la obligación.
La purga de la mora permite al deudor salir de ese estado. Como regla se puede
decir que la mora se puede purgar. Se trata de otro principio general con
consecuencias muy importantes. Consiste en que el deudor moroso está facultado
para cumplir con la prestación a su cargo, en forma tardía, eliminando de este modo
la mora.
Así, si una persona debe entregar una suma de $ 10000 el día 10 de abril próximo
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regula sobre los daños punitivos, los cuales se suman a las indemnizaciones por
los otros perjuicios sufridos por el consumidor damnificado y están destinados a
sancionar graves inconductas del proveedor y a prevenir hechos similares en el
futuro. Conforme el mismo texto de la ley, son una multa civil a favor del
consumidor.
5. 5. Intereses
El Código regula los intereses utilizando la clasificación que los distingue según la
función económica que cumplen. Esta clasificación distingue entre intereses
compensatorios que son los que cumplen la función de retribuir por el uso de capital
ajeno. Los intereses moratorios son los daños y perjuicios que carga quien incurre
en mora en el cumplimiento de una obligación de dar sumas de dinero.
Los intereses punitorios cumplen en realidad la misma función económica que los
moratorios, pero a diferencia de éstos son fijados por las partes en una cláusula del
contrato (el CCC, art. 769, dispone que se rigen por las reglas de la cláusula penal).
Como principio básico se establece que las obligaciones pueden llevar intereses
compensatorios, pudiendo convenirse libremente la tasa (CCC, art. 767).
Se establece un orden para determinar la tasa de interés. Si no está fijada en el
contrato, se aplica la que fija la ley. Luego se recurrirá a los usos y, finalmente, si no
ha sido fijada por las partes, ni la ley, ni los usos, la debe fijar el juez (CCC, art.
767).
El orden es diferente para los intereses moratorios. El Código establece, en su art.
768, tres vías para determinar el interés que deberá calcularse frente a una
situación de mora. En primer lugar, siempre se aplican los que han fijado las partes.
En segundo lugar, es decir, si las partes no lo han hecho se debe recurrir a la tasa
que fija la ley. Y, por último y como hipótesis subsidiaria de las anteriores, se aplican
las tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco Central (CCC, art.
768).
El Código se refiere también al anatocismo, que son los intereses sobre intereses o
la capitalización de los intereses, indicando que los mismos no pueden reclamarse,
con cuatro excepciones (CCC, art. 770). Dos de las excepciones se vinculan con los
procesos judiciales. De las otras dos excepciones la que más nos interesa permite
que se pacte la capitalización de los intereses si las partes lo convienen por
períodos que no pueden ser inferiores a seis meses (CCC, art. 770, inc. A). La otra
excepción remite a lo que se disponga sobre anatocismo en leyes especiales.
Finalmente se da una herramienta a los jueces para que puedan reducir las tasas
de intereses cuando las mismas aparezcan como excesivas (CCC, art. 771) lo que
pueden hacer incluso sin que sea solicitado por las partes ni recurriendo a otras
figuras jurídicas como el abuso del derecho, lesión, etc.
6. Clasificación de las obligaciones
El Código ha clasificado las obligaciones según la naturaleza de la prestación, lo
que origina diversas consecuencias. Como ya indicamos, se distingue entre las
obligaciones de dar (CCC, art. 746), de hacer (CCC, art. 773), y de no hacer (CCC,
art. 778)
Las primeras, es decir las obligaciones de dar, son las que presentan mayor
extensión en cuanto a su regulación legal y están a su vez clasificadas en
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la seña penitencia, que permite dejar fijados anticipadamente las consecuencias del
incumplimiento.
Cuando en un contrato las partes frente al incumplimiento de una de ellas pactan
una tasa de interés punitorio, el mismo cumple la función y se rige por lo dispuesto
para las cláusulas penales (CCC, art. 769).
7. Modos de extinción de las obligaciones
La ley ha regulado los diferentes modos por los cuales se extinguen las
obligaciones. El modo normal es el pago, pero también existen otros, a los cuales
nos vamos a referir a continuación.
7. 1. Pago
a) Concepto:
Pagar, en derecho, es equivalente a cumplimiento y no sólo se refiere a las
obligaciones que tienen como prestación dar una suma de dinero. El pago se refiere
al cumplimiento de cualquier clase de obligación (CCC, 865). Por lo tanto, paga
tanto el que entrega una suma de dinero, el que pinta una pared o entrega las
mercaderías prometidas.
El efecto que produce el pago es extinguir la obligación y liberar al deudor. Por eso
el deudor no sólo está obligado a pagar, sino que tiene derecho a hacerlo, y el
acreedor debe colaborar para que cumpla y se libere.
Asimismo, el deudor que cumple tiene derecho a exigir recibo (CCC, art. 897).
Cuando una obligación no se cumple, el deudor incurre en mora (*), salvo que exista
alguna causa que justifique tal incumplimiento como sería por ejemplo un caso
fortuito (*).
Reiteramos que la mora se produce en forma automática (CCC, art. 886) salvo
plazo tácito en el que debe mediar interpelación (*) o plazo indeterminado que debe
ser fijado por el juez (CCC, art. 897).
b) Sujetos:
¿Quién puede pagar? Básicamente, una obligación vincula a dos sujetos: acreedor
y deudor. El acreedor está facultado para exigir el pago y el deudor está obligado a
hacerlo (conforme definición de obligación que tiene el art. 724 del CCC).
Sin embargo, debe precisarse que el deudor no sólo puede pagar, sino que tienen
derecho pagar (CCC, art. 879), exigiendo al acreedor que le cobre (ver más abajo
“pago por consignación” que se aplica cuando el acreedor se niega
injustificadamente a cobrar).
También puede pagar un tercero. Y en este caso deben distinguirse dos
situaciones. Puede suceder que se trate de un tercero interesado en el
cumplimiento (CCC, art. 881). Se considera como tercero interesado a quien puede
sufrir un menoscabo o perjuicio propio en su derecho si no paga, como por ejemplo
un fiador o garante de un contrato de locación, si el inquilino (deudor principal
garantizado) no cumple.
Si estamos frente a un tercero interesado, con respecto al acreedor, el mismo se
encuentra en la misma situación que el deudor. Vale decir, puede exigirle al
acreedor que le cobre para liberarse.
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a terceros, los pagos totales o parciales de sumas de dinero superiores a mil pesos,
que no sean realizados mediante: depósito en cuenta de entidad financiera; giro o
transferencia bancaria; cheque o cheque cancelatorio (*); tarjeta de crédito; u otro
procedimiento expresamente autorizado por el Poder Ejecutivo. Se exceptúan los
pagos efectuados a entidades financieras y en sede judicial.
A pesar de las leyes, los negocios se siguen realizando como si tales disposiciones
no existieren o no estuvieren vigentes. Incluso se observan contratos en los que se
deja constancia que frente a la imposibilidad de bancarizar los pagos las partes
optan por pagar en dinero en efectivo.
Aunque la ley 25.345 pretenda que el medio bancario sea el vehículo a través del
cual se canalice la entrega del dinero objeto de la prestación, no cabe duda que la
disponibilidad del efectivo, consolidado en poder del acreedor, es lo que provoca la
extinción del crédito y la liberación del deudor, conforme lo ha indicado la doctrina
que ha tratado el tema (Cursack y Benseñor).
Obviamente ningún acreedor podría reclamar que volvieran a pagar alegando que el
pago realizado es nulo. La única consecuencia será no poder computar válidamente
el pago sólo a los fines fiscales.
7. 2. Prescripción liberatoria
Cuando transcurre cierto tiempo sin que el titular de un derecho lo ejercite, se
produce la prescripción liberatoria o extintiva. Tiene como efecto que se extingue la
relación jurídica, pero deja subsistente una obligación natural (*) o un deber moral
(CCC, art. 728). Suele decirse que la obligación prescrita pierde coercibilidad, es
decir, el acreedor no tiene la posibilidad de recurrir a las vías legales (iniciación de
acciones judiciales) para obtener su cumplimiento.
Para dar seguridad la ley fija plazos para ejercer los derechos. Si alguien puede
ejercer un derecho y no lo hace es porque lo ha renunciado o en realidad no tenía
ningún derecho que reclamar.
En el art. 724 del Código se incluye como uno de los elementos de toda obligación,
el derecho a obtener el cumplimiento forzado (última parte del artículo). La
prescripción elimina esa posibilidad y por lo tanto pierde el carácter de obligación
para pasar a ser considerado un deber moral y no legal.
El fundamento de la prescripción no está dado por una simple presunción de que la
obligación se ha extinguido, sino que es una institución de orden público; fundada
en que al Estado, al orden jurídico, le interesa que los derechos adquieran
estabilidad y certeza, por lo que les asigna un plazo para reclamarlos.
Es una figura necesaria para la seguridad jurídica y consolidación de derechos. Por
ejemplo, si hubiera dudas sobre la extinción de una obligación por otro medio, el
transcurso del tiempo otorga la seguridad que nada podrá ser reclamado con
posterioridad.
Presenta los siguientes caracteres: 1°) Es legal, ya que sólo la ley fija los plazos y
requisitos; 2°) De orden público y por lo tanto es irrenunciable la prescripción futura
ni puede ser abreviada; 3°) No puede declararse de oficio, sino que debe ser
planteada por las partes (CCC, art. 2552). 4°) Es de interpretación restrictiva ya que
es una situación de excepción.
El plazo de la prescripción liberatoria se inicia cuando el crédito puede ser exigido
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(CCC, art. 2554). Aunque existen causales de suspensión, como la interpelación (*)
fehaciente (CCC, art. 2541) y de interrupción, como la promoción de petición judicial
(CCC, art. 2546).
La prescripción liberatoria se aplica en todas las ramas del derecho y los plazos han
sido fijados por las leyes. En el Código se ha fijado un plazo genérico de 5 años
cuando no se hubiera previsto uno diferente (CCC, art. 2560). Así por mencionar
algunas, tenemos que el art. 2562 enumera los pedidos y reclamos que prescriben
en el plazo de 2 años como las obligaciones que se devengan en cuotas periódicas
(inc. C); daños derivados del contrato de transporte (inc. D), para las acciones por
fraude y simulación, etc. El reclamo de daños derivados de la responsabilidad civil
prescribe a los 3 años (CCC, art. 2561) y para reclamar por vicios redhibitorios 1
año (CCC, art. 2564 inc A).
Como la prescripción liberatoria no extingue en realidad la obligación, sino el
derecho a reclamar judicialmente el cumplimiento, si el deudor cumple a pesar que
la obligación se encuentra prescripta, el acreedor puede conservar lo que ha
recibido y el deudor no puede reclamar la restitución (CCC, art. 2538). Por eso
decimos que la obligación prescripta subsiste como un deber moral.
Existe otro tipo de prescripción, denominada prescripción adquisitiva o usucapión,
que a diferencia de la que estamos viendo, constituye un medio para adquirir el
dominio de una cosa. A ella nos referimos más adelante, al tratar los derechos
reales haciendo aquí presente que el art. 2532 del Código, sobre la base de un
elemento común, el transcurso del tiempo, ha reunido dos institutos que en realidad
tienen naturaleza distinta.
Como ya se indicó, el plazo de la prescripción empieza a correr en contra del
acreedor a partir del momento en que puede usar las vías legales para ejercer su
derecho y no lo hace. Por lo tanto, el plazo se interrumpe por el ejercicio del
derecho. La presentación de una demanda judicial es el típico acto que interrumpe
la prescripción (CCC, art. 2546 que extiende el efecto a toda petición judicial como
el pedido de un embargo o la iniciación de medidas preparatorias del juicio).
Otro acto que produce la interrupción de la prescripción es el reconocimiento de la
deuda que haga el deudor (CCC, art. 2545), aún en forma tácita, como puede serlo
el que resulta del pedido de refinanciación de deuda que éste dirige al banco
acreedor.
Finalmente, también se prevén causas de suspensión de la prescripción hasta por
el plazo de un año, lo cual se obtiene por medio de una interpelación (*) hecha al
deudor en forma fehaciente (CCC, art. 2541). Fehaciente se interpreta como que no
ofrezca dudas sobre su veracidad. Para ello puede recurrirse a una carta
documento (siempre que sea recibida en su destino) o un acta notarial (son los
principales medios que se utilizan).
7. 3. Otros modos de extinción de las obligaciones
Además de los modos de extinción que hemos visto, el artículo 724 enumera otros
modos por los que las obligaciones se extinguen:
La extinción de una obligación por compensación se produce cuando dos personas
reúnen la calidad de acreedor y deudor recíprocamente. La función de la
compensación es trata de evitar un doble pago, sustituyéndolo por una simple
operación aritmética En estos casos la extinción se produce hasta donde alcance la
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ajusta a la ley por tanto la rendición de cuentas que se pretende cumplir con el
simple envío de un resumen o la puesta a disposición de los libros de contabilidad, o
con la presentación de planillas que solo consignan cifras sin las explicaciones
necesarias.
Sin embargo, también coincide la doctrina en que el cumplimiento de estos
requisitos no debe ser exigido con rigurosidad y en términos generales para todos
los casos y para todas las partidas (en gastos de poca importancia o con los gastos
de viaje, o cuando la presentación de comprobantes ofrece dificultades por haber
sido anexados a los libros o legajos de contabilidad.
La exigencia de que la rendición de cuentas sea documentada, significa que debe
ser acompañada de los comprobantes de los ingresos y de los egresos, excepto
que sea de uso no extenderlos, y concordar con los libros contables que lleve quien
las rinda (CCC, art. 859, incs. C y D).
Aclara la ley que la rendición de cuentas puede ser privada, excepto si la ley
dispone que debe ser realizada ante un juez (CCC. art. 860, última parte).
e) Oportunidad:
La rendición de cuentas deberá efectuarse al terminar cada negociación y si se
tratara de transacciones de curso sucesivo, se hará al fin de cada año calendario
(CCC, art. 861). Las partes obviamente pueden convenir plazos diferentes.
f) Aprobación:
En la práctica, el procedimiento de arreglo extrajudicial (privado) de cuentas, se
suele llevar a cabo entregando o enviando las cuentas por duplicado al dueño del
negocio, con los respectivos comprobantes. Este puede aceptarlas expresamente,
lo que hace devolviendo el duplicado conformado y firmado al pie. O tácitamente
dejando transcurrir el término legal de 30 días desde la recepción de la cuenta (CCC
862), sin formular observación alguna judicial o extrajudicial. Recuérdese que
conforme lo dispone el art. 263, el silencio es igual a aprobación cuando hay
obligación legal de explicarse.
Tratándose de cuentas que se rinden periódicamente, la aceptación de las
correspondientes a un período, sin salvedad alguna, presupone que las de los
períodos anteriores han sido rendidas a satisfacción (argumento: CCC, art. 899, inc
B).
En cuanto al término de 30 días del art. 862, la doctrina indica que se trata de una
presunción iuris tantum. Pero la prueba en contrario versa sobre alguna
imposibilidad moral o física de formular observaciones en el término acordado y no
sobre el propósito de plantear dichas observaciones.
Sin perjuicio de ello, vencido el plazo de 30 días de dicho artículo, puede pedirse la
rectificación de errores de cálculo o de registración. Se establece para ello un plazo
de caducidad de un año de recibida la rendición (CCC, art. 862).
Finalmente, si bien la ley no lo aclara, en caso que las cuentas sean impugnadas
solo parcialmente, las partidas que no han sido observadas deberán ser tenidas por
aprobadas.
g) Impugnación:
Una vez presentada la rendición de cuentas, el dueño del negocio está obligado a
20 Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones
Bibliografía
ALTERINI, Jorge H. (director) y otros: Código Civil y Comercial comentado. Tratado
exegético, La Ley Bs. As., 2015.
CURÁ, José María (director) y otros: Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, Orientado a contadores, La Ley Bs. As., 2014.
RIVERA, Julio C., MEDINA, Graciela (directores) y otros: Código Civil y Comercial
de la Nación comentado, La Ley, Bs.As. 2014.
Glosario
Acción directa: Facultad conferida a los acreedores, para reclamar en su beneficio
el cobro de lo que un tercero debe a su deudor, hasta el límite de su crédito (CCC,
art. 736). Se aplica en casos como el contrato de seguro, donde la víctima reclama
el crédito que tiene en contra del asegurado, en contra de un tercero, en este caso
la compañía de seguros, en forma directa. Esto es, sin reemplazar a su deudor (el
asegurado).
Acción subrogatoria: Facultad conferida a los acreedores, en virtud de la cual
pueden reemplazar a su deudor para gestionar los derechos que éste ha
abandonado. Tiende a prevenir que el deudor, en vez de intentar cobrar los créditos
que tiene se niega, para evitar que entren en su patrimonio. Se encuentra
establecida en el art. 739 del Código Civil y Comercial.
Caso fortuito: Acontecimiento que no ha podido preverse o, que previsto, no ha
podido evitarse que produce el incumplimiento de una obligación.
Cheque cancelatorio: Instrumento emitido por el Banco Central de la República
Argentina que sirve como uno de los medios idóneos para la cancelación de
obligaciones de dar sumas de dinero sin la limitación a las transacciones en efectivo
Derecho Privado - Capítulo 5 - Obligaciones 21
establecidas por las leyes 25345 y 25413. Se ha limitado a dos el número de endosos
imponiéndose que deben certificarse su firma.
Condición: Modalidad de un acto jurídico. Se utiliza también esta palabra con las
siguientes acepciones: a) Las cláusulas o estipulaciones de un contrato (en rigor de un
acto jurídico); b) Requisitos que debe reunir un acto (ejemplo, el precio es condición –
requisito- para que exista contrato de compraventa); c) Estado jurídico de una persona
(ejemplo, condición de fallido, de acreedor, de cónyuge).
Cuasicontrato: Situación originada en la gestión de negocios ajenos, el empleo útil o
el pago indebido, que se asimila a un contrato en sus efectos (quasi-ex-contractu =
como de un contrato). Se trata de un acto lícito generador de obligaciones, que no
necesita el consentimiento entre las partes como sucede en los contratos.
Cuasidelito: Acto ejecutado con culpa o negligencia que ocasiona un daño a otro y
que origina la obligación de la reparación del perjuicio ocasionado. Esta obligación es
regida por las mismas disposiciones relativas a los delitos del derecho civil y de allí su
tratamiento legal “como si fuera un delito” o cuasi - delito.
Delito: Acto ilícito ejecutado a sabiendas y con intención de dañar la persona o los
derechos de otro. El dolo es uno de sus elementos esenciales del delito civil, a
diferencia de los delitos del Derecho Penal que también pueden ser culposos. Si sólo
existe culpa o negligencia hay para el derecho civil cuasidelito (ver).
Derecho real: Es el que crea entre las personas y las cosas una relación directa e
inmediata, de tal manera que no se encuentran en ella sino dos elementos, la persona,
que es el sujeto activo del derecho, y la cosa, que es el objeto (Demolombe).
Deuda ilíquida: Es aquélla que no tiene determinado aún su importe. Ejemplo: la
obligación de pagar daños y perjuicios se encuentra en esta situación de iliquidez,
hasta tanto se fije su importe por sentencia judicial o por acuerdo de partes.
Dinero: Moneda. Cosa mueble que cumple las funciones de servir como medio común
de cambio y medida del valor de bienes y servicios. El dinero o la moneda tienen
curso legal cuando por ley, el acreedor no puede jurídicamente rehusarlo cuando es
ofrecido en pago por el deudor en cumplimiento de su obligación.
Forma: La forma es el conjunto de prescripciones de la ley, respecto de las
solemnidades que deben observarse al tiempo de la formación de un acto jurídico;
tales son; la escritura del acto, la presencia de testigos, que el acto sea hecho por
escribano público, o por un oficial público, o con el concurso del juez del lugar.
Interpelación: Exigencia o requerimiento de cumplimiento de una obligación, dirigida
por el acreedor al deudor. Se trata de una exigencia como mecanismo de constitución
en mora sólo en los supuestos determinados que la ley establece (Llambías). No es
un acto formal, pero a los efectos de la prueba se recomienda la utilización de un
medio fehaciente que facilite la prueba, como carta documento, telegrama, acta
notarial, etc. La mora se produce por el solo vencimiento de la obligación, sin
necesidad de interpelación (CCC, art. 886).
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