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I.

LAS OBLIGACIONES EN GENERAL

Lección 1. La obligación.

1. Ideas generales y presentación legal. Concepto.


La obligación es el vínculo jurídico que liga a dos (o más) personas, en virtud del cual una
de ellas (deudor) queda sujeta a realizar una prestación (un cierto comportamiento) a favor
de la otra (acreedor), para la satisfacción de un interés de éste digno de protección; y a éste
(acreedor) le compete un correspondiente poder (derecho de crédito) para pretender y poder
exigir tal prestación.
El deudor queda sujeto de tal forma que si voluntariamente no cumple como debe, puede ser
constreñido a hacerlo, y en última instancia responde con sus bienes del incumplimiento.

2. Los sujetos de la obligación.


Los sujetos son las personas ligadas por el vínculo. Toda obligación requiere, por lo menos,
dos partes: la deudora (sujeto pasivo) y la acreedora (sujeto activo), pero cada una de ellas
puede estar integrada por más de una persona.
Toda persona puede ser sujeto activo o pasivo de obligación, ya que para serlo sólo se
precisa capacidad jurídica.

3. El objeto de la obligación: la prestación. Concepto y requisitos.


El objeto de la obligación es la prestación, que está constituida por la conducta en cuya
observancia estriba el deber del obligado. Ha de satisfacer un interés del acreedor, y puede
consistir en dar, hacer o no hacer alguna cosa (art. 1088 del C.c.).
La prestación ha de ser posible, lícita, determinada y valorable en dinero:
- Posibilidad: imposibilidad de la prestación puede ser objetiva (cuando ésta es
imposible en sí misma), y subjetiva (cuando es imposible para el obligado); originaria
(cuando existe imposibilidad desde antes del momento en el que debe nacer la
obligación) o subsiguiente (cuando el deudor se obliga a algo que sólo después deviene
imposible).
- Licitud: es ilícita la prestación contraria a la ley, a la moral, a las costumbres o al orden
público.
- Determinación o determinabilidad: la prestación ha de ser determinada, o, al menos,
determinable, a base de criterios fijados al nacer la obligación, que pueden ser de
cualquier tipo.
- Patrimonialidad: la prestación debe ser susceptible, aun de forma indirecta, de
valoración económica.

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4. El vínculo jurídico: débito y responsabilidad. Las posiciones jurídicas de crédito y
deuda.
El vínculo es el nexo que liga a una persona a la otra, y engloba:
- El débito (deuda o deber de prestación), frente al que existe el derecho (crédito) del
acreedor a exigir el cumplimiento.
- La responsabilidad del deudor en caso de incumplimiento, frente a la que existe el poder
del acreedor de dirigirse contra el patrimonio de aquél.
5. La llamada obligación natural. Concepto, naturaleza jurídica y efectos.
La obligación natural es aquella que, siendo lícita en conciencia, no es, sin embargo,
legalmente exigible por el acreedor. Sólo da lugar a la irrepetibilidad del pago.

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Lección 2. Las fuentes de las obligaciones

1. El concepto de fuente de la obligación.


La ley atribuye a ciertos hechos determinados efectos, estableciendo entre ambos una
relación de causalidad, y cuando el efecto atribuido es el nacimiento de una obligación, el
hecho productor puede denominarse fuente de la misma.

2. El sistema de fuentes. Presentación legal.


Art. 1089 del C.c.: “Las obligaciones nacen de la ley, de los contratos y cuasi contratos, y
de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa o
negligencia.”
Hay que apuntar que ninguna obligación nace realmente de la ley, sino del hecho al que la
ley atribuye el efecto de hacerla nacer.
Según la doctrina las fuentes pueden clasificarse en dos grupos:
a) Las que producen el nacimiento de la obligación porque lo quiere el sujeto (ex voluntate).
b) Las que producen el nacimiento de la obligación porque la ley (entendida en un sentido
amplio) lo dispone (ex lege).

3. La voluntad unilateral como fuente de las obligaciones: argumentos a favor y en


contra de su admisión.
La doctrina discute si es fuente de obligación la voluntad unilateral.
Son obstáculos para admitirla como tal:
- Que no hay ningún precepto en el C.c. donde se acoja con carácter general.
- Que la ley, salvo que disponga (implícita o explícitamente) otra cosa, parte del principio
de que las obligaciones nacen por el acuerdo de voluntades entre los interesados.
No obstante, se citan casos en los que, excepcionalmente, cabría admitir que la voluntad
unilateral es generadora de obligaciones. El más discutido, por tratarse del supuesto más
corriente en la práctica, es el de la promesa pública de recompensa o premio.

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Lección 3. Clasificación de las obligaciones por razón de los sujetos.

1. La cotitularidad del crédito y de la deuda. Obligaciones mancomunadas y obligaciones


solidarias.
Cuando en una relación obligatoria intervienen varios acreedores o deudores, hay que
distinguir dos hipótesis: mancomunidad y solidaridad.
 Hablamos de mancomunidad cuando cada deudor debe y cada acreedor tiene
derecho sólo a una parte de la prestación total. Por tanto, hay varias obligaciones, y
cada una recae sobre una prestación consistente en una fracción de dicha prestación
total.
 Hablamos de solidaridad cuando, aunque sólo hay que cumplir una vez, cada
acreedor tiene derecho a toda la prestación, y cada deudor la debe totalmente; de
forma que cualquiera de aquéllos por sí solo puede exigirla completamente a
cualquiera de éstos aislado.
La mancomunidad o solidaridad se califica de activa cuando son varios los acreedores; de
pasiva cuando lo son los deudores; de mixta cuando a la vez hay varios acreedores y varios
deudores.

2. Régimen jurídico de la solidaridad.


Hay que distinguir una relación externa entre los dos polos subjetivos, y unas relaciones
internas entre los diversos sujetos que están en cada uno de los mismos.
- Relación externa:
 Cada uno de los acreedores tiene el derecho a pedir y cada uno de los deudores el
deber de prestar la prestación íntegra, de modo que cualquier acreedor puede pedir
el cumplimiento total a cualquier deudor (art. 1137 del C.c.).
 El deudor puede pagar a cualquiera de los acreedores solidarios, salvo que, si
hubiese sido judicialmente demandado por alguno, a éste deberá hacer el pago (art.
1142 del C.c.).
 El acreedor puede dirigirse contra cualquiera de los deudores solidarios o contra
todos ellos simultáneamente, y las reclamaciones entabladas contra uno de ellos no
serán obstáculo para las que posteriormente se dirijan contra los demás, mientras no
resulte cobrada la deuda por completo (art. 1144 del C.c.).
 Las acciones ejercitadas contra cualquiera de los deudores solidarios perjudicarán a
todos éstos (art. 1142, 2º del C.c.).
 El pago hecho por uno de los deudores, lo mismo que la novación, compensación,
confusión transacción o remisión de la deuda operada entre cualquier acreedor y
cualquier deudor, o la pérdida de la cosa o imposibilidad no culpable de la
prestación extinguen la obligación para todos (arts. 1145.1º; 1143.1º; 1147.1º del
C.c.). En caso de deberse la pérdida o imposibilidad a culpa de alguno de los
deudores (aunque los demás estén exentos de ella), todos y cada uno serán
responsables para con el acreedor, del precio y de la indemnización de daños y
abono de intereses (art. 1147.2º del C.c.).
 Si alguno de deudores resultare insolvente, ello no afecta al acreedor, que puede
exigir totalmente la prestación a cada uno de los demás (art. 1145.3º del C.c.).
 Cualquier deudor solidario podrá utilizar contra las reclamaciones del acreedor
todas las excepciones que se deriven de la naturaleza de la obligación (art. 1148 del
C.c.)

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- Relaciones internas (se aplica una regulación especial entre mancomunidad y
solidaridad, pues se debe parte y se responde de todo):
 El acreedor que cobra debe dar a cada uno de sus coacreedores su parte
correspondiente, y éstos pueden reclamársela. Y lo mismo aunque no cobre, si la
obligación solidaria se extingue por otra causa en su beneficio o por razón suya.
 El deudor que pagó puede reclamar a sus codeudores aquella parte con que deban
contribuir al cumplimiento de la obligación, así como los perjuicios que por su
causa haya habido que indemnizar a los acreedores (art. 1147 del C.c.). Si algún
codeudor resulta insolvente y no paga su parte de la deuda, será suplida su falta por
los demás a prorrata de sus respectivas partes (art. 1145, 3º del C.c.).
 Cada deudor frente a los demás codeudores, y cada acreedor frente a los demás
coacreedores, responde de los actos suyos que les sean perjudiciales (arts. 1141 y
1147, 2º del C.c.).

3. Régimen jurídico de la mancomunidad.


El crédito o la deuda (totales) mancomunados se presumirán divididos en tantas partes
iguales como acreedores o deudores haya, reputándose créditos o deudas distintos unos de
otros (art. 1138 del C.c.).
Los distintos deudores o acreedores deben proceder conjuntamente si la prestación es
indivisible (art. 1139 del C.c.). Si el deber de realizar ésta pasa a convertirse en
responsabilidad pecuniaria, con lo que se hace divisible, cada acreedor puede exigir, o cada
deudor puede serle exigida, sólo la que a él corresponda (arts. 1139 y 1150 del C.c.).

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Lección 4: Clasificación de las obligaciones por razón de la prestación.

1. La obligación de dar. Los distintos medios de identificación del objeto: obligaciones


específicas y genéricas.
La obligación de dar es la encaminada a transmitir la propiedad u otro derecho real, o a
entregar una cosa, aun sin transmitir un derecho real sobre ella.
Si dicha cosa está determinada individualmente, la obligación es específica; de estar
determinada de una manera general, por características genéricas, la obligación es genérica.

2. La obligación pecuniaria. La distinción entre deuda de dinero y deuda de valor. El


nominalismo. Las cláusulas de estabilización. La deuda de intereses: el anatocismo.
Las obligaciones pecuniarias consisten en entregar una suma de dinero.
Pueden ser:
- Deuda de dinero: la prestación debida por el deudor coincide con una suma de dinero
precisa y determinada por referencia a un conjunto de unidades monetarias.
- Deuda de valor: el deudor cumple también entregando una suma de dinero, pero ésta no
se encuentra concreta y directamente determinada, sino que se determinará a posteriori
como medida de valor de otro bien.
La deuda de valor pasa a ser deuda de dinero tan pronto como llega el momento en el que el
valor se mide en dinero.
De acuerdo con el principio del nominalismo, que impera en nuestro Derecho, el deudor
cumplirá entregando el valor nominal o el importe exacto de unidades monetarias
contemplado en el contrato, con independencia de que haya descendido su valor real.
Las cláusulas de estabilización son previsiones contractuales en virtud de las cuales las
partes contratantes acuerdan que la suma nominal de dinero a entregar se actualizará,
llegado el momento del cumplimiento, conforme el precio de un bien que se toma como
punto de referencia en el momento constitutivo de la obligación. Se mantiene así el valor
real de la deuda.
Ciertas deudas llevan, a veces, consigo la obligación (accesoria de la obligación principal)
de pagar intereses, que consisten normalmente en una cantidad de cosas de la misma especie
que las debidas, proporcional a la cuantía de éstas y a la duración de la deuda. Los intereses
son debidos:
- Bien como resarcimiento por el retardo en la satisfacción de las obligaciones (intereses
moratorios).
- Bien como retribución (intereses compensatorios) por encontrarse privado el acreedor
de la cosa debida.
Se entiende por anatocismo los intereses vencidos y no satisfechos que se pueden
capitalizar y producir, a su vez, intereses.

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3. La obligación de hacer. Las llamadas obligaciones personalísimas. La obligación de
medios y de resultados. La obligación de rendir cuentas.
La obligación de hacer es toda aquella cuya prestación consiste en una actividad diversa de
la de dar. Puede ser de uno de dos tipos:
- Obligación de medios: consistente en desarrollar una actividad a favor del acreedor pero
sin prometer la obtención con ella de resultado alguno.
- Obligación de resultado: consistente en prometer al acreedor un cierto resultado, con
independencia del trabajo o esfuerzo que ello cueste al obligado o del tiempo que lleve
la realización de lo prometido.
La obligación de rendir cuentas es aquella obligación accesoria (de la obligación de gestión
de cuyo resultado se rinden las cuentas) por la que una persona queda constreñida a exponer
y explicar las actividades de gestión (beneficios obtenidos, gastos realizados, pérdidas
sufridas, etc.) que en asunto de otra persona realizó, debiendo aportar los correspondientes
justificantes.
Las cuentas deben ser rendidas al titular de ese asunto.

4. La obligación de no hacer.
La obligación de no hacer es aquella cuya prestación consiste en una omisión: bien,
simplemente no hacer, bien tolerar que el acreedor haga algo, sin oponerse.

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Lección 5. Clasificación de las obligaciones por razón del vínculo.

1. Los tipos de obligaciones en función del vínculo existente entre ellas.


Cuando el acreedor en una obligación está a su vez obligado hacia su deudor, de forma que
ambas obligaciones son la contrapartida de la otra, se dice que existen obligaciones
bilaterales (o recíprocas).
Cuando una persona está obligada frente a otra, o aunque se deban mutuamente, no hay
conexión entre sus obligaciones, se califica a las obligaciones de unilaterales.

2. La bilateralidad perfecta y la llamada bilateralidad imperfecta.


La bilateralidad perfecta se basa en que ambas partes queden obligadas la una frente a la
otra, siendo tales obligaciones contrapartida la una de la otra.
La bilateralidad imperfecta se basa en la existencia de una obligación básica para una de las
partes, pudiendo quedar la otra parte obligada eventualmente a favor de aquélla, pero no
como contraprestación.

3. Las obligaciones recíprocas. El régimen jurídico de las obligaciones recíprocas. Las


relaciones en cuanto al nacimiento, a la subsistencia y al cumplimento de las
obligaciones. Especial consideración de la facultad resolutoria.
El cumplimiento de ambas obligaciones debe de ser simultáneo, salvo disposición especial o
voluntad distinta de los interesados. Así, pues, ninguna parte puede exigir que la otra realice
su prestación sin realizar ella u ofrecer la realización de la suya, y si lo hace, la otra puede
rehusar el cumplimiento de la suya mientras la primera no cumpla.
Si una parte cumplió pero con tales defectos que privan del fin perseguido o lo hizo
parcialmente, cabe alegar la excepción de contrato no bien cumplido.
Cuando uno de los obligados no cumple, y el otro ha cumplido o está dispuesto a cumplir,
éste puede exigir bien que se imponga a aquél el cumplimiento forzoso, bien la resolución
de la obligación, y, además, que, en cualquiera de ambos casos, se le indemnicen los daños
y perjuicios que haya sufrido (art. 1124.1º y 2º del C.c.).
La extinción de una de las obligaciones por imposibilidad sobrevenida sin responsabilidad
del deudor, posibilita a la otra parte pedir la resolución, usando el art. 1124 del C.c., y
liberarse así de su obligación.

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Lección 6. Otras clases de obligaciones.

1. La obligación alternativa.
Cuando el obligado debe ejecutar sólo una prestación a escoger de entre varias, la
obligación se llama alternativa. Puede ser establecida por negocio jurídico o por la ley.
La individualización de la prestación con que ha de cumplirse se llama concentración, y
puede tener lugar antes del cumplimiento o mediante éste (la ejecución de una prestación
supone concentración tácita de la obligación), sin que sea preciso que preceda notificación
del que cumple.
La concentración puede tener lugar de cualquier forma en que sea individualizable la
prestación: bien dejándola en manos del deudor o del acreedor o de un tercero; bien
confiándola al azar o al hacerse imposibles todas las prestaciones menos una.
A partir de la concentración la obligación se convierte en normal, cesando de ser alternativa.

2. La obligación facultativa.
Cuando el obligado debe una prestación, pero puede cumplir, no sólo ejecutando esa, sino
también ejecutando otra, la obligación se llama facultativa.
Se diferencia claramente de la alternativa, ya que, en ésta, se debe una prestación entre
varias, y en la facultativa se debe una prestación individualizada. En aquélla se paga con la
prestación que se debe (después de individualizarla), en ésta se puede pagar con la
prestación que se debe o con otra.
Puede renunciarse, bien de forma expresa o tácita, la facultad de cumplir con la otra
prestación, convirtiéndose la obligación en ordinaria.

3. Las obligaciones transitorias y duraderas. Las obligaciones periódicas.


Se llaman transitorias aquellas obligaciones en las que la prestación se agota en sólo un acto
o en varios aislados, y duraderas aquellas que imponen al deudor la prestación de una
conducta permanente, o bien la realización de actos reiterados durante cierto tiempo.

4. Las obligaciones principales y accesorias.


Obligación principal es la que puede existir por sí sola; accesoria la que presupone otra
principal, de la que depende y en función de la que se justifica, tendiendo a asegurarla o a
completar sus efectos. Ésta última sigue la suerte de la que sea su principal.

5. Las obligaciones puras, condicionales y a plazo.


La obligación es pura cuando es contraída simplemente, sin condición ni término alguno
que modifique sus efectos; condicional cuando la producción o cesación de tales efectos
dependen de una condición (según sea suspensiva o resolutoria); y a plazo cuando dichas
producción o cesación dependen de la llegada del término (según sea inicial o final).

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Lección 7. El cumplimiento de la obligación.

1. El concepto de pago o cumplimiento. Su naturaleza jurídica. Su eficacia.


El pago o cumplimiento de la obligación es la ejecución de la prestación debida (art. 1157
del C.c.), que extingue la obligación (art. 1156, 1º del C.c.).

2. Los requisitos objetivos del pago.


El pago requiere la ejecución exacta de la prestación debida, lo que implica:
- La exclusión del pago mediante otra prestación, ya que se ha de pagar sólo con la
prestación prometida (identidad del pago). Así, el art. 1166 del C.c. establece: “El
deudor de una cosa no puede obligar a su acreedor a que reciba otra diferente, aun
cuando fuere de igual o mayor valor que la debida. Tampoco en las obligaciones de
hacer podrá ser sustituido un hecho por otro contra la voluntad del acreedor.”
- La exclusión del pago mediante fraccionamiento de la prestación total, ya que se ha de
pagar con toda la prestación prometida (integridad del pago). Así, dice el art. 1157 del
C.c.: “No se entenderá pagada una deuda sino cuando completamente se hubiese
entregado la cosa o hecho la prestación en que la obligación consistía”.

3. Las circunstancias del pago: lugar, tiempo y forma.


Lugar: es el que se sigue de las reglas generales expuestas a continuación, salvo que la ley
determine otra cosa:
- La obligación ha de cumplirse donde en ella esté fijado explícitamente o implícitamente
(art. 1171, 1º del C.c.).
- No habiéndose expresado voluntad alguna ni siguiéndose de las circunstancias, cuando
se trate de entregar una cosa determinada, deberá hacerse el pago donde ésta existía en
el momento de constituirse la obligación (art. 1171, 2º del C.c.).
- En cualquier otro caso, el lugar del pago será el del domicilio del deudor (art. 1171, 3º
del C.c.).
Tiempo: en principio, y si no media razón otra alguna, la obligación debe cumplirse tan
pronto como existe (art. 1113 del C.c.).
Las obligaciones puras y las condicionadas resolutoriamente o sometidas a término final
deben pagarse inmediatamente (art. 1113, 1º y 2º del C.c.)
Las obligaciones bajo condición suspensiva, cuando ésta se cumpla, y las a término inicial,
cuando éste llegue (art. 1125 del C.c.)
Forma: la obligación debe cumplirse realizando la prestación en la forma y con la
diligencia que en ella o en la ley se determina para el caso concreto. Y cuando ni la ley ni la
obligación expresen cuál hay de ser habrá de observarse la de un buen padre de familia (art.
1104 del C.c.).

4. Los sujetos. Especial consideración del pago del tercero. El destinatario del pago: su
legitimación para cobrar.
En principio, debe pagar el deudor, por sí o ejecutando la prestación mediante otra persona;
pero puede pagar un tercero cualquiera (art. 1158, 1º del C.c.), cuyo pago deberá reunir los
requisitos antes enumerados. No obstante, cuando se tuvo en cuenta la persona que habría
de ejecutar la prestación, sólo puede realizarla ésta (art. 1161 del C.c.).

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El fundamento de que pueda pagar cualquier tercera persona ajena a la obligación, reside en
que tendiendo la prestación a satisfacer un interés del acreedor, a éste no debe importarle
quién la realice, con tal de que se quede satisfecho.
Sobra la capacidad del sujeto que paga, art. 1160 del C.c.: “En las obligaciones de dar no
será válido el pago hecho por quien no tenga la libre disposición de la cosa debida y
capacidad para enajenarla. Sin embargo, si el pago hubiere consistido en una cantidad de
dinero o cosa fungible, no habrá repetición contra el acreedor que la hubiese gastado o
consumido de buena fe.”
El pago debe hacerse, en principio, al acreedor (siéndolo todo sujeto capaz para administrar
sus bienes), en cuyo favor está constituida la obligación, o a otra persona autorizada para
recibirla en su nombre (art. 1162 del C.c.).
Aunque no se haya hecho a las personas anteriores, el pago es válido y libera al deudor
cuando:
- Hecho a un acreedor que no era capaz de recibirlo, le fue útil (art. 1163, 1º del C.c.).
- Hecho a una persona (no acreedora) en posesión del crédito, se le pagó de buena fe (art.
1164 del C.c.).
- Hecho a un tercero, le fue útil al acreedor (art. 1163, 2º del C.c.).

5. Los efectos jurídicos del pago. El pago puramente extintivo. El pago con subrogación.
La llamada subrogación convencional y sus figuras afines. Referencia a la subrogación
y modificación de préstamos hipotecarios.
Los principales efectos jurídicos del pago o cumplimiento son la extinción de la obligación
(art. 1156 del C.c.) y la liberación del deudor.
No obstante, los efectos del pago hecho por tercero son distintos, según los casos:
- En unos (cuando el deudor ignoró o se opuso al pago del tercero), extingue la
obligación y hace nacer otra a cargo del mismo deudor y a favor del tercero que pagó
por él, tendente a obtener el reembolso.
- En otros (cuando el tercero pagó con aprobación del deudor), no extingue la obligación,
sino que produce un cambio de acreedor en la misma, pasando a serlo el tercero que
pagó (pago con subrogación).

6. La prueba del pago.


Siendo el pago causa de extinción de la obligación, y favoreciendo, por tanto, al deudor,
conviene a éste obtener una prueba de la realización del mismo, como una declaración
documental del acreedor en la que confiese haber recibido la prestación a título de pago. A
esto se le llama recibo.
El C.c. no contiene precepto alguno en el que explícitamente se imponga al acreedor el
deber de dar recibo, ni se conceda al deudor la facultad de exigirlo. Pero en muchos
artículos presupone el recibo (por ejemplo en los arts. 1110 y 1616 del C.c.) y la doctrina
acepta el derecho a pedirlo.

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7. La imputación del pago.
La imputación del pago se produce cuando, al existir varias obligaciones iguales, se fija a
cuál de ellas se refiere el pago que se hace.
La fijación de la deuda se apoya:
- En la voluntad del deudor, que puede atribuir el pago a la obligación que desee (art.
1172 del C.c.). Pero mientras que no estén cubiertos los intereses (si una deuda los
produce), el deudor no puede imputar el pago al capital (art. 1173 del C.c.)
- En defecto de la voluntad del deudor, la ley aplica el pago a la más onerosa para el
deudor, de entre las que estén vencidas y, si todas fueren igualmente gravosas, el pago
se imputará a todas a prorrata (arts. 1173 y 1174 del C.c.)

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Lección 8. Los llamados subrogados del pago.

1. La dación en pago.
Aunque el pago deba consistir en la realización exacta de la prestación debida, si el deudor
y el acreedor están de acuerdo, puede verificarse mediante una distinta. Esta figura es
denominada dación en pago.
La dación en pago no está recogida en el C.c., sin embargo, éste la da por supuesta (arts.
1521, 1636 y 1849 del C.c.), aparte de que su admisibilidad se deduce del principio de
autonomía de la voluntad (art. 1255 del C.c.).
El pagar con otra prestación se consigue mediante un contrato compuesto por el acuerdo de
acreedor y deudor, y por el cumplimiento de la prestación nueva.
Para celebrar la dación en pago hace falta que acreedor y deudor puedan contratar, que
aquél pueda disponer del crédito a la prestación que le es debida, y que éste pueda obligarse
y ejecutar la prestación nueva.
La dación está sometida a las reglas del pago, y produce sus efectos: la extinción de la
obligación y sus accesorios.

2. El pago por cesión de bienes.


El deudor puede entregar sus bienes (conservando él la titularidad) a sus acreedores,
dándoles poderes para que los liquiden y apliquen su precio al pago de sus créditos.
Esto es el pago por cesión de bienes (art. 1175 del C.c.), y tiene lugar mediante un contrato
que celebran el deudor y sus acreedores en los términos que tengan por conveniente.
Salvo pacto contrario, los acreedores quedan satisfechos y el deudor liberado sólo por el
importe líquido obtenido de los bienes cedidos (art. 1175 del C.c.). En caso de que dicho
importe sea superior al de sus deudas, corresponderá al deudor el excedente.

3. La mora del acreedor.


La mora del acreedor consiste en que éste injustificadamente retrase la realización de la
prestación una vez ofrecida con el requerimiento de que se la reciba o se preste cooperación
para que sea realizada.
Requisitos de la mora del acreedor:
- Que haya llegado el momento del cumplimiento.
- Que el deudor lo ofrezca al acreedor requiriéndole a recibirlo (art. 1176 del C.c.).
- Que el acreedor se niegue sin razón a admitirlo o a poner de su parte lo preciso para que
pueda efectuarse (art. 1176 del C.c.).
Efectos que produce son:
- Si la prestación deviene después imposible sin culpa del deudor, la obligación se
extingue.
- Hacer cesar la mora del deudor o evitar que se produzca, si aun no ha incurrido en ella.
- Evitar, en general, al deudor toda posible tacha que se siguiese de no haber cumplido.

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Acaba la mora del acreedor:
- Cuando acepta la prestación o está dispuesto a poner de su parte lo necesario para que
pueda ser realizada.
- Cuando la obligación se extingue.
- Cuando se fija un momento posterior para el cumplimiento.

4. La consignación.
La consignación consiste en dejar la cosa debida bajo custodia de la autoridad judicial y a
disposición del acreedor (art. 1178 del C.c.).
La consignación debe ir precedida del ofrecimiento del pago, que debe ajustarse a las reglas
de éste, y ser anunciada previamente a las personas interesadas en el cumplimiento de la
obligación. Ambas cosas se acreditarán ante la autoridad judicial. (arts. 1176, 1177 y 1778
del C.c.).
Según el art. 1176 del C.c., el ofrecimiento de pago no es preciso, pudiendo el deudor
consignar directamente y liberarse sin que haya precedido mora del acreedor:
- Si el acreedor está ausente, cualquiera que sea la causa de dicha ausencia.
- Si está incapacitado para recibir el pago en el momento en que debe hacerse.
- Cuando varias personas pretendan tener derecho a cobrar, o se hay extraviado el título
de la obligación.
La consignación deberá ajustarse a las disposiciones que regulan el pago, de lo contrario,
será ineficaz (art. 1177 del C.c.).
Hecha la consignación, el acreedor puede aceptarla, o el juez declarar que está bien hecha.
En cualquiera de ambos casos, se cierra el ciclo consignativo, y, como sustituye al pago, la
obligación se extingue y el deudor queda liberado.

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Lección 9. El incumplimiento de la obligación.

1. Ideas generales.
La prestación debida puede, de forma voluntaria, ser realizada exactamente por el obligado;
pero también puede éste incumplir totalmente, o, aun cumpliendo, no realizar aquélla
exactamente como debía.
2. La mora del deudor. Concepto y clases. Efectos.
Se llama mora del deudor al retraso jurídicamente relevante en el cumplimiento de la
obligación del que es responsable aquél. No se incurre en ella si la causa del mismo procede
de caso fortuito o fuerza mayor.
Para que el deudor incurra en mora, no basta que por su culpa se retrase el cumplimiento,
sino que hace falta que el acreedor reclame la realización de aquél (art. 1100 del C.c.). Esta
figura se llama mora mediante reclamación.
Se incurre en mora automáticamente (sin necesidad de requerimiento del acreedor) en los
siguientes casos:
- Aquellos en los que la obligación o la ley lo determinen (art. 1100 del C.c.).
- Aquellos en los que la naturaleza y circunstancias de la obligación resulte que la
designación de la época en que había de entregarse la cosa o hacerse el servicio fue
motivo determinante para establecerla.
Cuando se trata de obligaciones recíprocas, para que uno de los deudores incurra en mora
no basta la llegada del momento del cumplimiento (si se trata de obligación en la que la
mora se produce automáticamente) o el requerimiento del acreedor (si éste es preciso para
constituir en mora el obligado), sino que hace falta además que la otra parte cumpla.
Efectos de la mora son:
- El deber de indemnizar el daño que cause al acreedor.
- El que a partir de la misma, el deudor pasa a responder no sólo de la imposibilidad de
cumplir la prestación por culpa suya, sino también de la que proceda de caso fortuito o
fuerza mayor.
Hechos que producen la cesación de la mora son:
- El cumplimiento o cualquier otra causa de extinción de la obligación.
- La concesión de una prórroga del momento del cumplimiento.
- El que incurra en mora el acreedor.
- El que, si se trata de obligaciones recíprocas, incurra en mora la otra parte.

3. La ejecución defectuosa de la prestación y sus diversos supuestos.


La ejecución defectuosa de la prestación implica que hay cumplimiento por parte del
deudor, pero éste no se ajusta a lo especificado en el título constitutivo, por lo que el
acreedor puede negarse legítimamente a aceptarlo.
Dentro del cumplimiento inexacto debe distinguirse:
- Cumplimiento a tiempo, pero mediante la realización de una prestación no exactamente
igual a la debida.
- Cumplimiento exacto de la prestación debida, pero realizado con retardo o
morosamente por haber incurrido el deudor en mora.

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4. El incumplimiento definitivo. La imposibilidad sobrevenida y la frustración del fin del
negocio.
El incumplimiento total se da cuando falta por completo la realización de la prestación
debida.
Hay imposibilidad sobrevenida de la prestación cuando, sin responsabilidad para él, el
deudor no puede realizar la prestación por causas sobrevenidas, extinguiéndose así la
obligación (art. 1182 y 1184 del C.c.).
La obligación no se extingue si el deudor es responsable de la imposibilidad, y lo es:
- Si ésta procede de culpa suya (art. 1182 del C.c.); culpa que se presume si la prestación
se hubiese hecho imposible en su poder (art. 1183 del C.c.).
- Cuando así lo establece la ley o la obligación (art. 1105 del C.c.).
- Cuando se produce después de haberse constituido aquél en mora (art. 1182 del C.c.).
- Cuando se halla comprometido a entregar una cosa a dos o más personas diversas (art.
1096, 3º del C.c.).
- Cuando la deuda procedía de delito o falta (art. 1185 del C.c.).
Hay frustración del fin del negocio cuando, por causas sobrevenidas, se produce un
cambio en las circunstancias objetivas del mismo, que hace que las partes ya no tengan
interés en el cumplimiento del negocio, al haber perdido éste su sentido original por dicho
cambio.

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Lección 10. La responsabilidad del deudor.

1. La culpa y el dolo como fundamentos de la responsabilidad del deudor.


 Hay culpa cuando, sin intención deliberada de transgredir la obligación, el deudor
infringe ésta por falta de diligencia. Puede consistir tanto en hacer, como en omitir lo que,
si se hubiese sido diligente, se debió de hacer.
La culpa puede ser mayor o menor, porque la negligencia admite gran variedad de grados:
desde la máxima consistente en no proceder ni siquiera con la más elemental diligencia
que cualquier guarda, hasta la mínima consistente en omitir la diligencia que sólo
observan las personas más cuidadosas; estando como intermedia la culpa leve u omisión
de la diligencia normal.
 Hay dolo cuando el deudor transgrede voluntaria y conscientemente la obligación,
precisando para ello, no la intención de dañar al acreedor, sino sólo la voluntad de
incumplir. Esa transgresión es cosa que no se presume; por lo que ha de probarla quien la
alegue.

2. Su exoneración: el caso fortuito y la fuerza mayor.


No hay culpa del deudor cuando el incumplimiento de la obligación resulta impedido por
algo que no le es imputable. Entonces se dice que existe incumplimiento ocasionado por
caso fortuito o fuerza mayor:
- Caso fortuito existe cuando el suceso que impide el cumplimiento de la obligación, no
era previsible usando una diligencia normal; pero, de haberse previsto, hubiera podido
evitarse.
- Fuerza mayor se da cuando ni aun habiéndolo previsto se hubiese podido evitar.

3. Los efectos del incumplimiento. La ejecución forzosa y la indemnización de daños y


perjuicios.
El acreedor debe soportar el incumplimiento total o el cumplimiento inexacto del que no
responde el deudor.
Cuando el deudor es responsable de los mismos, la ley procura que el patrimonio del
acreedor quede como si hubiese habido cumplimiento exacto, concediéndole para ello la
posibilidad de exigir: bien el llamado cumplimiento forzoso, y, en su defecto, la
indemnización por los daños y perjuicios que la falta del mismo acarree; o bien ambos.
El cumplimiento forzoso, que puede pedir el acreedor cuando el deudor se niega a cumplir
o no cumple exactamente la prestación, es aquel procedimiento mediante el cual los órganos
jurisdiccionales pretenden, a través de medios coercitivos, la ejecución obligada de la
prestación debida.
La indemnización, que se debe pedir cuando sea imposible obtener del deudor la
prestación, consistirá en aquella suma de dinero en que se valore tanto lo que el acreedor
perdió al no recibir la prestación, como lo que dejó de ganar, y habría ganado de haberla
recibido.
La indemnización por daños presupone:
- Que no sea obtenible la ejecución exacta de la prestación.
- Que exista efectivamente un perjuicio.
- Que éste proceda de dicha inejecución.
- Que de ella sea responsable el deudor.

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La ley concede al acreedor la facultad de pedir cumplimiento e indemnización cuando se
trata de obligaciones recíprocas y la otra parte no cumplió la suya (art. 1124 del C.c.).

18
Lección 11. La protección legal del crédito.

1. Idea general.
Se llaman medios de tutela del derecho de crédito al conjunto de acciones que el O.J. pone
al alcance del acreedor para reclamar la satisfacción de su interés, cuando éste se ha visto
insatisfecho total o parcialmente (tutela defensiva) o existe el peligro de que la
insatisfacción pueda producirse (tutela preventiva).
De las consideraciones anteriores se deduce que el acreedor puede proteger su crédito antes
y después de ser exigible: en el primer caso, los citados medios de defensa actúan
preventivamente para evitar un posible incumplimiento, y en el segundo, actúan
represivamente con el fin de reparar el perjuicio creado por el incumplimiento.

2. La acción subrogatoria. Concepto y supuestos en que cabe. Requisitos de ejercicio y


efectos.
Acción subrogatoria: facultad que confiere al acreedor el ejercicio de los derechos de su
deudor, para hacer que ingresen o no salgan del patrimonio de éste bienes con los que
cobrarse.
Son ejercitables todos los derechos y acciones del deudor, excepto los inherentes a su
persona.
Para que el acreedor pueda ejercitar los derechos de su deudor es preciso:
- Que el crédito sea exigible.
- Que el derecho o acción de cuyo ejercicio por subrogación se trata, sea susceptible de
una utilización más provechosa que la que realice su deudor.
- Que la falta de ejercicio (o el ejercicio inadecuado) del mismo perjudique al acreedor.
El ejercicio que del derecho se realice, puede ser de cualquier tipo y por la totalidad del
mismo, aunque para satisfacer su crédito baste con menos al acreedor. El excedente queda
en el patrimonio del deudor.
A consecuencia del ejercicio del derecho, el bien de que se trate ingresa en el patrimonio del
deudor inactivo o no sale de él. El acreedor no tiene preferencia ninguna para ser satisfecho
con los bienes conseguidos, aunque así tiene la posibilidad de hacer efectivo su derecho.

3. La rescindibilidad de los actos del deudor perjudiciales para el acreedor. La acción


revocatoria o pauliana: requisitos de ejercicio y efectos.
Mediante la acción revocatoria o pauliana el acreedor puede revocar actos del deudor,
que, disminuyendo su patrimonio, le hayan hecho insolvente. Como consecuencia de la
revocación, los bienes que tales actos hicieron salir del patrimonio del deudor quedan al
alcance del acreedor para que pueda cobrarse sobre ellos.
Para que proceda el ejercicio de la acción revocatoria se requiere que el crédito para cuya
protección se ejercita sea exigible y que el acto de que se trate:
- Produzca un perjuicio al acreedor, porque provoque, en el patrimonio del deudor, una
disminución que lo deje insuficiente para atender al crédito.
- Sea fraudulento, que lo es:
a) Cuando tratándose de la hecha por el deudor a título oneroso:
- Tal deudor la realiza teniendo conciencia de perjudicar.
- El adquirente participa en la maquinación o conoce su lesividad.

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b) Cuando el deudor enajena bienes a título gratuito, pues no es justo que haga
liberalidades a terceros, en perjuicio de sus acreedores, quien carece de otros bienes
para pagar a éstos.
Si la acción revocatoria prospera, el acto atacado deviene ineficaz frente al acreedor que la
interpuso, y, por tanto, los bienes sobre que aquél recayó quedan sometidos a la acción del
acreedor como si estuviesen en el patrimonio del deudor. La parte no necesaria para la
satisfacción del derecho del acreedor, ni queda para el deudor ni pueden aprovecharla otros
posibles acreedores suyos.
Si la devolución de los bienes no es posible por cualquier causa, el que los adquirió de mala
fe deberá indemnizar al acreedor los perjuicios que la enajenación le hubiese ocasionado
(art. 1298 del C.c.).
La devolución no es posible cuando las cosas objeto del acto fraudulento se hallasen
legalmente en poder de terceras personas que no hubiesen procedido de mala fe (art. 1295
del C.c.).

4. La acción directa. Concepto y supuestos legalmente previstos.


Mediante la acción directa el acreedor puede conseguir que ciertos deudores de su deudor
le entreguen (sin que los bienes pasen a través del patrimonio del deudor intermedio) lo que
debían a éste.
Casos de acción directa:
- Art. 1552 del C.c., en el que se concede al arrendador contra el subarrendatario por el
importe del precio convenido en el subarriendo que se halle debiendo al tiempo del
requerimiento.
- Art. 1597 del C.c., en el que se concede a los que ponen su trabajo y materiales en una
obra, contra el dueño de dicha obra hasta la cantidad que éste adeude a aquéllos cuando
se hace la reclamación.
- Art. 1722 del C.c., en el que se concede al mandante contra el sustituto del mandatario.

5. Especial referencia a la facultad de retención posesoria.


El derecho de retención consiste en la facultad concedida al acreedor para conservar en su
poder, hasta que el deudor cumpla con su obligación, una cosa que debe entregar a éste.
El derecho de retención protege el crédito en un doble sentido:
- Forzando al deudor a cumplir, si quiere que la cosa le sea entregada.
- Garantizando la satisfacción del crédito, ya que ésta puede obtenerse mediante
ejecución forzosa sobre la cosa retenida.

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6. La prelación de créditos: los créditos privilegiados. Los principales supuestos previstos
por las leyes. Referencia al concurso de acreedores.
Privilegio es la preferencia de que, por disposición de la ley, gozan ciertos créditos para ser
cobrados antes que otros, sobre los bienes del deudor o sobre alguno de ellos en particular.
El C.c. principalmente se ocupa de los privilegios al regular el concurso de acreedores sobre
los bienes del deudor cuyo patrimonio es insuficiente para hacer frente a sus obligaciones
(arts. 1921 a 1925 del C.c.):
- Art. 1921 del C.c.:
“Los créditos se clasificarán, para su graduación y pago, por el orden y en los términos
que en este capítulo se establecen.
En caso de concurso, la clasificación y graduación de los créditos se regirá por lo
establecido en la Ley Concursal.”
- Art. 1922 del C.c.:
“Con relación a determinados bienes muebles del deudor, gozan de preferencia:
1. Los créditos por construcción, reparación, conservación o precio de venta de
bienes muebles que estén en poder del deudor, hasta donde alcance el valor de los
mismos.
2. Los garantizados con prenda que se halle en poder del acreedor, sobre la cosa
empeñada y hasta donde alcance su valor.
3. Los garantizados con fianza de efectos o valores, constituida en establecimiento
público o mercantil, sobre la fianza y por el valor de los efectos de la misma.
4. Los créditos por transporte, sobre los efectos transportados, por el precio del
mismo, gastos y derechos de conducción y conservación, hasta la entrega y durante
treinta días después de ésta.
5. Los de hospedaje, sobre los muebles del deudor existentes en la posada.
6. Los créditos por semillas y gastos de cultivo y recolección anticipados al deudor,
sobre los frutos de la cosecha para que sirvieron.
7. Los créditos por alquileres y rentas de un año, sobre los bienes muebles del
arrendatario existentes en la finca arrendada y sobre los frutos de la misma.
Si los bienes muebles sobre que recae la preferencia hubieren sido sustraídos, el
acreedor podrá reclamarlos de quien los tuviese, dentro del término de treinta días
contados desde que ocurrió la sustracción.”
- Art. 1923 del C.c.:
“Con relación a determinados bienes inmuebles y derechos reales del deudor, gozan de
preferencia:
1. Los créditos a favor del Estado, sobre los bienes de los contribuyentes, por el
importe de la última anualidad, vencida y no pagada, de los impuestos que graviten
sobre ellos.
2. Los créditos de los aseguradores, sobre los bienes asegurados, por los premios del
seguro de dos años; y, si fuere el seguro mutuo, por los dos últimos dividendos que
se hubiesen repartido.
3. Los créditos hipotecarios y los refaccionarios, anotados e inscritos en el Registro
de la Propiedad, sobre los bienes hipotecados o que hubiesen sido objeto de la
refacción.

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4. Los créditos preventivamente anotados en el Registro de la Propiedad, en virtud de
mandamiento judicial, por embargos, secuestros o ejecución de sentencias, sobre
los bienes anotados, y sólo en cuanto a créditos posteriores.
5. Los refaccionarios no anotados ni inscritos, sobre los inmuebles a que la refacción
se refiera, y sólo respecto a otros créditos distintos de los expresados en los cuatro
números anteriores.”
- Art. 1924 del C.c.:
“Con relación a los demás bienes muebles e inmuebles del deudor, gozan de
preferencia:
1. Los créditos a favor de la provincia o del Municipio, por los impuestos de la última
anualidad vencida y no pagada, no comprendidos en el artículo 1.923, número 1.
2. Los devengados:
a. Por los funerales del deudor, según el uso del lugar, y también los de su
cónyuge y los de sus hijos constituidos bajo su patria potestad, si no tuviesen
bienes propios.
b. Por gastos de la última enfermedad de las mismas personas, causados en el
último año, contado hasta el día del fallecimiento.
c. Por los salarios y sueldos de los trabajadores por cuenta ajena y del servicio
doméstico correspondientes al último año.
d. Por las cuotas correspondientes a los regímenes obligatorios de subsidios,
seguros sociales y mutualismo laboral por el mismo período de tiempo que
señala el apartado anterior, siempre que no tengan reconocida mayor
preferencia con arreglo al artículo precedente.
e. Por anticipaciones hechas al deudor, para sí y su familia constituida bajo su
autoridad, en comestibles, vestido o calzado, en el mismo período de tiempo.
3. Los créditos que sin privilegio especial consten:
a. En escritura pública.
b. Por sentencia firme, si hubiesen sido objeto de litigio.
Estos créditos tendrán preferencia entre sí por el orden de antigüedad de las fechas de
las escrituras y de las sentencias.”
- Art. 1925 del C.c.:
“No gozarán de preferencia los créditos de cualquiera otra clase, o por cualquiera otro
título, no comprendidos en los artículos anteriores.”

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Lección 12. Garantías convencionales de la obligación.

1. Concepto. La distinción entre garantías reales y garantías convencionales.


Se entiende por garantía del crédito cualquier medio que permite al acreedor asegurarse el
cumplimiento de la obligación o agravar la responsabilidad del deudor en el supuesto de
incumplimiento. Las garantías pueden ser:
- Reales: dan al acreedor el poder de dirigirse contra cosas concretas y específicas del
deudor, para satisfacerse con lo obtenido en caso de incumplimiento.
- Personales: permiten al acreedor dirigirse contra otra persona distinta del deudor que
ha asumido la obligación con carácter subsidiario o solidario.
La garantía es accesoria y subordinada al crédito garantizado, es decir, sólo es exigible en
caso de incumplimiento de la obligación principal.

2. Las arras: sus distintas modalidades y funciones.


Hay que distinguir entre arras penales y de desistimiento.
El cumplimiento de la obligación puede asegurarse mediante arras penales, nombre con el
que se designa al objeto u objetos que se entregan en garantía de dicho cumplimiento. Si es
el deudor responsable de que éste no se verifique, quedan las arras para el acreedor.
Las arras de desistimiento (recogidas en el art. 1454 del C.c.) facilitan el incumplimiento
de la obligación asegurada, en cuanto que, conformándose con perderlas, se puede el deudor
desligar de ésta.

3. La pena convencional: sus distintas modalidades y funciones.


Se llama pena convencional a la sanción que se establece por los interesados, que ha de
sufrir el deudor en el caso de que por su culpa no cumpla debidamente su obligación.
La pena puede consistir en cumplir una obligación accesoria (obligación penal) que se
impone para si no se cumple la obligación principal (aquélla cuyo incumplimiento se
sanciona con la pena) o en cosa distinta de una obligación.
La obligación penal:
- Sólo nace cuando se da el no cumplimiento exacto de la obligación principal, siendo
exigible a partir de entonces.
- Al depender de la principal, además de por las causas de extinción de las obligaciones
en general, se extingue también por extinción de aquélla.
- Puede ser establecida en cualquier momento anterior del incumplimiento a que se
refiera; aunque suele serlo en el mismo acto del que nace la obligación principal.
La obligación penal desempeña una función coercitiva o de garantía respecto al
cumplimiento exacto de la obligación principal, y una función punitiva en caso de que se
incumpla o no cumpla exactamente. Cuando desempeña estas funciones, además de la pena
es exigible el cumplimiento o la indemnización por los daños y perjuicios que el
incumplimiento produzca. La pena es entonces cumulativa.
También puede desempeñar una función liquidadora de la indemnización de daños y
perjuicios que dicho incumplimiento ocasione, ya que la cantidad fijada como pena puede
ser aquélla en que por anticipado se evalúe la misma. La pena es entonces sustitutiva.

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Lección 13. La modificación de la relación obligatoria.

1. La modificabilidad de la relación obligatoria. La denominada novación modificativa.


Los elementos modificables y medios de modificación.
El art. 1203 del C.c. establece que pueden modificarse las obligaciones:
- Variando su objeto o sus condiciones principales.
- Sustituyendo la persona del deudor.
- Subrogando a un tercero en los derechos del acreedor.
Tales modificaciones se denominan novaciones modificativas, que tienen lugar cuando se
introducen cambios en una obligación que, aunque modificada, continúa viviendo.
En principio cualquier obligación existente es modificable, a excepción de determinadas
obligaciones, bien por su naturaleza, bien por disposición de la ley, bien por voluntad de las
partes.
La modificación puede proceder:
- De un contrato, en el que las partes declaren su voluntad expresa o tácitamente, con tal
de que manifiesten su deseo de modificar.
- De que la ley la disponga como efecto de la realización de otros hechos.

2. La modificación subjetiva por cambio de acreedor.


La obligación puede modificarse cambiando la persona del acreedor mediante:
- La subrogación.
- La transmisión del crédito a un tercero.
La subrogación puede ser convencional o legal:
a) La subrogación convencional tiene lugar mediante acuerdo entre el acreedor antiguo y
el tercero que le paga (acreedor nuevo), que puede ser anterior o contemporáneo al
pago, no siendo preciso el consentimiento del deudor, sino sólo su no oposición expresa
(art. 1158 del C.c.).
b) La subrogación legal tiene lugar cuando, independientemente de acuerdo de los
interesados, la ley lo establece directamente como efecto de determinados hechos:
 Cuando un tercero haya pagado con aprobación expresa o tácita del deudor (art.
1210, 2º del C.c.)
 Cuando un tercero interesado en el cumplimiento de la obligación pagó sin
oposición expresa del deudor (art. 1210, 1º y 3º del C.c.).
La transmisión del crédito puede ser convencional, legal o judicial:
- La transmisión es convencional cuando se realiza por acuerdo entre el antiguo
acreedor y el nuevo.
- La transmisión es legal cuando la impone directamente la ley.
- La transmisión es judicial cuando procede de fallo de los Tribunales, por el que el
acreedor es despojado de su derecho de crédito y éste adjudicado a una tercera persona
para satisfacer así las deudas de aquél.
Para la transmisión del crédito no es necesario ni el consentimiento ni el conocimiento del
deudor. Ahora bien, para evitarle posibles perjuicios, queda liberado si, ignorando el
cambio, paga al acreedor antiguo (art. 1527 del C.c.).

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3. La modificación subjetiva por cambio de deudor: la asunción de deuda, la delegación y
la expromisión.
El cambio de deudor puede realizarse mediante:
- Expromisión: consiste en un acuerdo entre el acreedor y el nuevo deudor, que toma
sobre sí la obligación, liberando al antiguo, para lo que no es necesario el
consentimiento de éste (art. 1205 del C.c.).
- Delegación: consiste en un acuerdo entre el deudor antiguo y el nuevo, por el que éste
se hace cargo de la deuda (art. 1206 del C.c.), requiriéndose para ello el consentimiento
del acreedor (art. 1205 del C.c.).

4. La modificación objetiva de la obligación.


Es modificación objetiva la que tiene lugar por cambios en los elementos objetivos de la
obligación. Requiere el acuerdo entre acreedor y deudor.
La modificación por cambios en los elementos objetivos tiene lugar cuando, afectando al
objeto o a las condiciones de la obligación, ni las partes quisieron la extinción de la
obligación ni los cambios introducidos son incompatibles con la subsistencia de la misma.

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Lección 14. Otras causas de extinción de la obligación.

1. Las causas de extinción en general.


La obligación nace para satisfacer el interés del acreedor mediante el pago, pero la ley
también atribuye a otros hechos el efecto de extinguir el vínculo obligatorio. Cualquier
hecho que provoque ese resultado se llama causa de extinción de las obligaciones.
El art. 1156 del C.c. recoge las causas generales (a todas las obligaciones) de extinción.

2. La novación. La sustitución de las obligaciones. El contrato novatorio.


Hay novación extintiva cuando la obligación se extingue por la creación de otra nueva que
la sustituye.
Para que haya novación extintiva se requiere:
- Una obligación antigua que se extingue.
- Una obligación nueva que nace (que ha de discrepar en algo de la antigua, pues, si no,
se estaría frente a un mero reconocimiento de ésta).
- Un contrato novatorio que contenga la voluntad encaminada a la extinción de una
obligación mediante el nacimiento de la otra, o bien, simplemente que tales
obligaciones sean incompatibles.
Cuando en ese contrato no consta el ánimo de cambio, nace la segunda obligación junto a la
primera (que subsiste).
Si, quedando patente el ánimo de cambio, no consta la voluntad de extinción de una
obligación y de nacimiento de otra, subsiste la misma obligación pero modificada
(novación modificativa), a no ser, que, por ser incompatibles la antigua y la nueva, sea
necesario admitir que no es posible que haya habido sólo una modificación, sino que la
obligación antigua se extinguió y en su lugar nació la nueva (art. 1204 del C.c.).
La novación puede ser objetiva o subjetiva:
a) La novación es objetiva cuando la obligación antigua y la nueva se diferencian en su
contenido por cambio de objeto, de causa o de condiciones.
b) La novación es subjetiva cuando la obligación antigua y la nueva se dan entre sujetos
distintos.
3. La condonación. Concepto y calificación jurídica del negocio remisivo. Clases de
condonación.
La condonación es un acto unilateral que consiste en la renuncia gratuita al derecho de
crédito.
En cuanto a las clases de condonación, se manejan diversos criterios de clasificación:
- En cuanto a su extensión, la condonación puede ser total o parcial según extinga la
obligación con todos sus accesorios o se refiera sólo a una parte de la deuda principal o
a las obligaciones accesorias dejando subsistente la principal.
- En cuanto a la forma de originarse, la condonación puede ser expresa o tácita.
De hacerse la condonación mediante declaración expresa, ésta deberá ajustarse a las formas
de la donación (art. 1187 del C.c.).
La condonación tácita tendrá lugar cuando la voluntad de remitir la deuda se derive de actos
concluyentes del acreedor. El C.c. contempla diversos supuestos de condonación tácita:

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- El art. 1188 dispone que la entrega del documento justificativo de un crédito, hecha
voluntariamente por el acreedor al deudor, implica la renuncia de la acción que el
primero tenia contra el segundo.
- El art. 1189 dispone que siempre que el documento privado donde resulte la deuda se
hallare en poder del deudor, se presumirá que el acreedor lo entregó voluntariamente, a
no ser que se pruebe lo contrario.
- El art. 1191 dispone que se presumirá remitida la obligación accesoria de prenda,
cuando la cosa pignorada, después de entregada al acreedor, se hallare en poder del
deudor.

4. La confusión. Presupuestos y efectos.


Hay confusión cuando confluyen en una única persona las calidades de acreedor y deudor
de la misma obligación (art. 1192 del C.c.).
La obligación extingue la obligación, porque el vínculo jurídico no puede subsistir sin dos
sujetos distintos: no es jurídicamente aceptable que alguien sea deudor y acreedor de sí
mismo.

5. La compensación. Concepto. Requisitos de la compensación de la deuda. Efectos.


Hay compensación cuando dos personas sean recíprocamente acreedoras y deudoras la una
de la otra (art. 1195 del C.c.), extinguiéndose ambas obligaciones en la cantidad
concurrente.
Para que haya compensación se requiere (art. 1196 del C.c.):
- Que dos personas sean acreedoras y deudoras la una de la otra.
- Que ambas deudas consistan en una cantidad de dinero, o, siendo fungibles, las cosas
debidas sean de la misma especie y también de la misma calidad, si ésta se hubiese
designado.
- Que las dos deudas estén vencidas.
- Que sean líquidas y exigibles.
- Que sobre ninguna de ellas haya retención o contienda promovida por terceras personas
y notificada oportunamente al deudor.
Al compensarse, las obligaciones se extinguen totalmente ambas (compensación total) si
eran iguales, o, si eran desiguales, totalmente la menor, y la mayor parcialmente
(compensación parcial) en la cantidad concurrente.

6. La prueba de la extinción de la obligación.

Siendo el pago la causa de extinción de la obligación, y favoreciendo, por tanto, al


deudor, parcialmente útil, la obtención de una declaración documental del acreedor
en la que confiese haber recibido la prestación a título de pago, o reconocimiento
escrito de haberse pagado. A esto se le denomina recibo.

El Código Civil no contiene precepto alguno en el que explícitamente se imponga al


acreedor el deber de dar recibo, ni al deudor se conceda la facultad de exigirlo, pero
se puede deducir de algunos preceptos, como el art. 1110 del C.c.

Artículo 1110 del C.c.: “El recibo del capital por el acreedor, sin reserva alguna respecto a
los intereses, extingue la obligación del deudor en cuanto a éstos.”

27
II. EL CONTRATO EN GENERAL

Lección 15. El contrato.

1. Los distintos puntos de vista: el contrato como acto, como norma y como fuente de
obligaciones.

 El contrato como acto: aquel negocio jurídico bilateral o plurilateral, donde se emiten
dos o más declaraciones de voluntad de las partes que lo celebran.

 El contrato como norma jurídica:

Art. 1091 del C.c.: “Las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley
entre las partes contratantes, y deben cumplirse al tenor de los mismos.”

Se refiere al principio pacta sunt servanda.

 El contrato como fuente de obligaciones:

Art. 1089 del C.c.: “Las obligaciones nacen de la ley, de los contratos y cuasi
contratos, y de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de
culpa o negligencia.”

Por ello, el término contrato puede entenderse desde este punto de vista, como un
acuerdo de voluntades de dos o mas partes por el que se generan obligaciones.

2. Concepto legal. La autonomía de la voluntad en la contratación.

 El concepto legal de contrato:

Art. 1254 C.c.: “El contrato existe desde que una o varias personas consienten en
obligarse, respecto de otra u otras, a dar alguna cosa o prestar algún servicio.”

Definición: negocio jurídico inter vivos, que puede ser bilateral o plurilateral.
Consistente en dos o más declaraciones de voluntad entre dos o más partes, en virtud del
cual se crean, modifican o extinguen obligaciones.

 La autonomía de la voluntad en la contratación:

Principio fundamental que rige las relaciones en materia contractual, por el cual el
sujeto tiene autonomía de la voluntad para decidir celebrar o no un contrato y regular
sus relaciones jurídicas como quiera si decide celebrarlo.

Art. 1255 del C.c.: “Los contratantes pueden establecer los pactos, cláusulas y
condiciones que tengan por conveniente, siempre que no sean contrarios a las leyes, a
la moral ni al orden público.”

28
3. Elementos del contrato: consentimiento, objeto y causa. La forma del contrato

 Los elementos del contrato son: el consentimiento, el objeto y la causa.

Art. 1261 del C.c.: “No hay contrato sino cuando concurren los requisitos siguientes:
1º Consentimiento de los contratantes. 2º Objeto cierto que sea materia del contrato. 3º
Causa de la obligación que se establezca.”

1. El consentimiento: debe de haber concurrencia de voluntades de las partes, por un


lado la oferta y por otro la aceptación.

2. El objeto: ha de ser una cosa intra comercium, posible y determinada o determinable,


tal y como establecen los artículos 1271 del C.c. (debe de ser intra comercium), 1272
del C.c. (debe de ser posible) y 1273 del C.c. (debe de ser determinada o determinable).

3. La causa (o fin): se regula en los arts. 1274, 1275, 1276 y 1277 del C.c. En ellos se
establece que la causa del contrato deberá de ser siempre lícita y justa para garantizar su
validez. Además, el artículo 1274 del C.c. establece las distintas causas de las
obligaciones, en función del tipo de contrato.

Ejemplo: en el contrato de compraventa existe un vendedor y un comprador. Ha estos


les une un vínculo jurídico. Por un lado, la obligación (o prestación) del vendedor es
entregar la cosa porque a cambio el comprador le pagará un precio (causa para el
vendedor). Por otro lado, la obligación del comprador es pagar un precio porque el
vendedor a cambio le entregará la cosa, es pues la finalidad, objetivo o causa del
contrato para el comprador.

 La forma del contrato: no es un elemento esencial en el Derecho civil español, ya que


se rige por el principio de libertad de forma (art. 1278 del C.c.). No obstante, existen
unos tipos de contratos en los que la Ley exige una sola clase forma para que sean
válidos y produzcan efectos.

Estos contratos son denominados ad solemnitatem, y la forma es un requisito


indispensable para que exista el contrato (para que sea válido).

El artículo 1279 del C.c. ilustra de manera clara esta idea de eficacia del contrato, ya
que cuando la Ley exija el otorgamiento de escritura u otro medio para hacer efectivas
las obligaciones será necesario cumplirlo para que el contrato sea eficaz en caso de
reclamación.

También existen los contratos de forma ad probationem, que no exigen una determinada
forma para su validez, sino que tienen como fin permitir que los contratos puedan ser
probados frente a terceros, en caso de que se produjese una reclamación ante los
Tribunal. El artículo 1280 del C.c. detalla que contratos deberán constar en documento
público para establecer los medios de prueba y dotarles de eficacia jurídica.

29
Lección 16. La formación del contrato.

1. El consentimiento: su formación. Los tratos preliminares: la responsabilidad en caso de


ruptura.

 Art. 1262 del C.c.: “el consentimiento se manifiesta por el concurso de la oferta y de la
aceptación sobre la cosa y la causa que han de constituir el contrato.”

En el consentimiento cabe destacar tres etapas: 1º La voluntad interior e individual de


cada una de las partes contratantes. 2º La declaración que cada contratante realiza y que
posibilita que el otro contratante conozca su voluntad. 3º Un momento en que la
voluntad de ambas partes contratantes coincide, que es donde nace el contrato.

 La formación del contrato se refiere al momento anterior a su perfección. El contrato


se perfecciona cuando se aúna la oferta de una parte contratante con la aceptación de la
otra. Pero antes de la perfección del contrato, las partes llevan a cabo tratos
preliminares (periodo previo al contrato donde se llevan a cabo tanteos y sondeos).

 Los tratos preliminares: la responsabilidad en caso de ruptura.

Los tratos preliminares no implican nunca la celebración del contrato (no origina
derechos ni obligaciones para las partes), pero si obligan a indemnizar (responsabilidad
extracontractual) a la otra parte si le hubiese ocasionado daños (acto ilícito, aplicación
del art. 1902 del C.c.) y no existiera causas de justificación de la ruptura del trato.

2. La oferta contractual y sus requisitos: contenido, eficacia y revocabilidad. La


contraoferta.

 La oferta:

Es la propuesta de contrato que una persona hace a otra. Puede ir dirigida a un


particular, a quienes reúnan ciertas circunstancias o bien al público en general.

Una vez emitida la oferta, si la otra parte acepta, el oferente quedara obligado y el
contrato quedaré celebrado una vez llegue a conocimiento del oferente tal aceptación.

Para que haya oferta es necesario que se incluyan todos los elementos que posibiliten
que el contrato pueda perfeccionarse mediante la aceptación pura.

También es posible que previamente se acuerde, dentro de unos limites establecidos por
el oferente, estar conforme con la cantidad que fije el aceptante.

La oferta puede ser revocada o retirada por el oferente mientras que la celebración del
contrato no tenga lugar.

 La contraoferta:

Cuando la oferta no es aceptada totalmente por la persona a quien iba dirigida, sino que
ésta introduce modificaciones en la oferta original, se produce una contraoferta
(segunda oferta) que irá dirigida al antiguo oferente.

30
3. La aceptación de la oferta.

 La aceptación es la declaración de voluntad por la que aquél a quien se ofreció la


celebración del contrato, da a conocer su conformidad con la oferta.

Esta aceptación debe de consistir en una admisión pura de la oferta, y no debe introducir
modificaciones, ya que si lo hiciera se produciría, no una aceptación, sino una
contraoferta. No obstante, existen ciertas circunstancias que permiten al aceptante
introducir modificaciones una vez ha aceptado la oferta.

Ejemplo: A ofrece a B la adquisición de 100 kilos de trigo, a 10 céntimos el kilo; B,


está de acuerdo con el precio y eleva a 200 el numero de kilos. Presupone la aceptación
de la oferta de A, y además B realiza una nueva oferta por la diferencia.

Como regla general para que la aceptación permita la perfección del contrato, ésta debe
llegar a conocimiento del oferente antes de la extinción de la oferta.

Art. 1262 del C.c.: “Hallándose en lugares distintos el que hizo la oferta y el que la
aceptó, hay consentimiento desde que el oferente conoce la aceptación o desde que,
habiéndosela remitido el aceptante, no pueda ignorarla sin faltar a la buena fe. El
contrato, en tal caso, se presume celebrado en el lugar en que se hizo la oferta. En los
contratos celebrados mediante dispositivos automáticos hay consentimiento desde que
se manifiesta la aceptación.”

Aunque, excepcionalmente, es posible que un contrato se perfeccione sin el


conocimiento el oferente, siempre que las partes acuerden que la aceptación basta para
perfeccionar el contrato. Así, nuestro O.J. permite la perfección de los contratos
mercantiles mediante la única emisión de la aceptación (art. 54 C. de Comercio).

4. La perfección del contrato.

 El contrato se perfecciona (existe) en el momento en que la aceptación llega a


conocimiento del oferente, estando vigente la oferta. Una vez perfeccionado el contrato
nacen las obligaciones para las partes.

Art. 1258 del C.c.: “Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, y desde
entonces obligan, no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a
todas las consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso
y a la ley.”

A partir de este artículo es posible determinar que los contratos se perfeccionan por el
mero consentimiento. Aunque, existen determinado contratos (los reales) que requieren,
además, de otros elementos (entregar la cosa) para que se perfeccionen.

El lugar donde se produce la perfección del contrato es aquel donde se hizo la oferta
(art. 1262. 2º C.c.).

Si tan pronto como se perfecciona el contrato, éste no es eficaz, sus efectos (nacimiento,
modificación o extinción de obligaciones) quedarán suspendidos hasta que el contrato
resultara eficaz.

31
5. El precontrato: concepto, construcción jurídica, contenido y efectos.

 Concepto de precontrato: también denominado promesa de contrato o pactum de


contrahendo, tiene lugar cuando las partes se comprometen a celebrar entre ellas un
contrato futuro. Se utiliza cuando faltan por precisar datos concretos, no se pueda
celebrar de momento el contrato, o no se desea realizar todavía.

La teoría sostenida por De Castro y defendida por Albaladejo define al precontrato


como un proyecto de contrato que concibe a ambas partes o sólo a una la facultad de
exigir su vigencia como contrato con todas las consecuencias (efectos), sin necesidad de
otorgarlo de nuevo, porque ya lo estaba, solo que aun no regía.

Los requisitos del precontrato no son otros que los del contrato al que precede.

Por último, destacar que la jurisprudencia en ocasiones ha estimado y en otras ha


desestimado el cumplimiento forzoso específico de lo acordado en el precontrato.

32
Lección 17. El contenido del contrato. Su interpretación.

1. El contenido normativo del contrato y sus modos de fijación, en general.

 El contenido del contrato se fija generalmente a través de la negociación de las


condiciones y las cláusulas del contrato entre las partes.

Los contratos latinos, a diferencia de los anglosajones, no contienen disposiciones


normativas sobre contratos, ya que se rigen por el Código Civil (norma escrita).

2. La fijación unilateral. La autocontratación. El contrato de adhesión.


Las condiciones general del contrato.

 La autocontratación:

Se trata del llamado contrato del representante consigo mismo (autocontrato), donde el
representante de las partes contratantes coincide, actuando éste en nombre y por cuenta
de ambos.

Ejemplo: autocontrato de compraventa.

A, representante de B y C, actuando al mismo tiempo en nombre y por cuenta de ambos,


vende por uno (B) y compra por el otro (C) una finca propiedad de B que interesaba a
C.

Actualmente, el autocontrato es admitido y aceptado para nuestro Derecho por ley,


doctrina y jurisprudencia, aunque existen casos donde la autocontratación queda
excluida debido a una posible contraposición de intereses entre las partes (sin perjuicio
para los interesados).

 El contrato de adhesión:

Es aquel cuyas cláusulas han sido preestablecidas por una de las partes contratantes, que
no admite que la otra parte pueda introducir modificaciones de ningún tipo, sino que
simplemente se limite a aceptarlas tal y como estan o que no contrate si no está de
acuerdo.

Por ello, a todos los contratos en que una de las partes (el aceptante) se adhiere
totalmente a la oferta de la otra sin admitir discusión, negociación ni contraoferta sobre
las cláusulas ya preestablecidas, se les denomina contratos de adhesión.

Por lo general estos tipos de contratos son ofrecidos al público en general y tienen como
objetivo evitar largas negociaciones y dotar de uniformidad la redacción de modelos
establecidos para la contratación masiva.

Un ejemplo claro de contrato de adhesión son los que ofrecen las grandes empresas
de suministros energéticos (agua, gas, electricidad…) o del transporte colectivo
(billetes, abonos…) donde si previamente no se estableciesen las cláusulas y el
contenido del contrato, cada cliente podría modificarlas, lo que entorpecería
enormemente las cosas.

33
 Las condiciones generales del contrato (c.g.c) incluyen aquellas condiciones dirigidas
uniformemente a la celebración masiva de contratos.

Existe un inconveniente relacionado con la inclusión de estas condicione generales, y es


que en muchos casos la otra parte contratante ignora aquellas condiciones de la oferta
que no son estrictamente necesario conocer.

Para evitar condiciones generales abusivas o injustas el legislador ha ido limitando la


libertad del contratante fuente a la hora de establecer estas condiciones generales.

Art. 1288 del C.c.: “La interpretación de las cláusulas oscuras de un contrato no
deberá favorecer a la parte que hubiese ocasionado la oscuridad.”

En este artículo, el Código Civil tan solo regula y acota el establecimiento de


condiciones abusivas.

No fue hasta el año 1998 cuando el O.J. español dispuso de una regulación normativa
sobre las condiciones generales de contratación, con la Ley 7/1998, de Condiciones
Generales de Contratación (LCGC).

Art. 1 LCGC: “Son condiciones generales de la contratación las cláusulas


predispuestas cuya incorporación al contrato sea impuesta por una de las partes, con
independencia de la autoría material de las mismas, de su apariencia externa, de su
extensión y de cualesquiera otras circunstancias, habiendo sido redactadas con la
finalidad de ser incorporadas a una pluralidad de contratos.”

Art. 2.1 LCGC: La presente Ley será de aplicación a los contratos que contengan
condiciones generales celebrados entre un profesional -predisponente- y cualquier
persona física o jurídica -adherente-.

Se entiende que solo se aplicará la presente Ley a los contratos de adhesión integrados
por c.g.c.

Los artículos 2.2 y 2.3, definen lo que debe entenderse por profesional y por adherente,
respectivamente.

Una vez que una cláusula contractual es susceptible de ser calificada como una c.g.c.,
está sometida a un doble mecanismo de control:

a) El control de inclusión, que establece los requisitos donde las c.g.c quedan
incorporadas al contrato (art. 5 LCGC), con el fin de garantizar que la otra parte (el
adherente) pueda conocer el contenido del contrato al que se adhiere.
b) El control de contenido establece los criterios que determinaran la validez o nulidad
de una c.g.c. Arts. 8.1 y 8.2 LCGC.

Sobre las cláusulas abusivas la LCGC no recoge una lista de las c.g.c. que deben de ser
consideradas abusivas respecto al consumidor.

34
3. La interpretación del contrato.

 Todo el Capítulo IV del Título II (Libro IV) está exclusivamente dedicado a la


interpretación de los contratos (arts. 1281 a 1289 del C.c.).

Art. 1281 del C.c.  Realiza una interpretación fundamentada en el principio in claris
non fit interpretatio.

Art. 1282 del C.c.  Realiza una interpretación circunstancial.

Art. 1283 del C.c.  Según esta interpretación no es posible realizar una interpretación
extensiva de los contratos, sino restrictiva.

Art. 1284 del C.c.  Equivale a la interpretación más eficaz del contrato. Se busca el
que contrato produzca la mayor eficacia posible.

Art. 1285 del C.c.  Realiza una interpretación sistemática.

Art. 1286 del C.c.  Realiza una interpretación coherente, conforme a la naturaleza y
objeto del contrato.

Art. 1287 del C.c.  Realiza una interpretación social.

Art. 1288 del C.c.  Realiza una interpretación contra profferentem. Una persona que
ha causado intencionadamente una oscuridad o ambigüedad en el contrato, con la
finalidad de verse favorecido, no lo hará según esta interpretación.

Art. 1289 del C.c.  Actúa como cláusula de cierre y establece que cuando hay dudas
sobre el elemento accidental habrá que diferencias entre si es un tipo de contrato u otro,
pero cuando hay dudas sobre el elemento principal, el contrato resulta nulo a todos los
efectos.

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Lección 18. Las diversas clases de contratos.

1. Típicos y atípicos.

 Típicos: son aquellos contratos regulados expresamente por la Ley. Ejemplo: la


compraventa.

 Atípicos: son aquellos contratos que carecen de una regulación legal específica.
Ejemplo: el contrato de hospedaje.

Dentro de los contratos atípicos, cabe diferenciar entre los propiamente atípicos, que
son aquellos cuya construcción ha sido obra de las partes, y los mixtos, que son
aquellos contratos realizados por la partes, sin ninguna regulación legal, pero que toman
obligaciones y elementos de los distintos contratos típicos existentes.

A los contratos atípicos, en todo caso, se les aplicará:

1- Todas las normas legales de carácter imperativo adecuadas a los contratos. Como las
relativas a la estructura de todo contrato del art. 1261.3º del C.c.. No por se un contrato
atípico, puede admitirse un contrato sin causa.

2- Lo que las partes hayan estipulado/pactado, siempre que no contradiga a lo dispuesto


en el art. 1255 del C.c.

3- Las normas legales dirigidas a los contratos en general. El art. 1258 del C.c. establece
que es posible encontrar regulación para el contrato atípico de lo que se deduzca de la
buena fe o establezca el uso (además de la Ley).

Además existen tres teorías fundamentales aplicables cuando esta regulación resulte
insuficiente.

Albadarejo rechaza la primera de ellas, teoría de la absorción, por considerarla muy


forzosa y admite las otras dos, teoría de la combinación y teoría de la aplicación
analógica.

2. Contratos unilaterales y bilaterales.

Partiendo de la premisa de que todos los contratos son negocios jurídicos bilaterales o
plurilaterales, hay que diferenciar que pueden o no generar obligaciones para las dos partes
contratantes.

 Unilaterales: son aquellos contratos que sólo generan obligaciones para una de las
partes contratantes. Ejemplo: la donación o el mandato, aunque este ultimo es mas
correcto catalogarlo dentro de los bilaterales imperfectos, ya que puede ser unilateral o
bilateral, dependiendo de si hay o no remuneración a cambio de la prestación.

 Bilaterales: son aquellos contratos que generan obligaciones para las dos partes
(recíprocas). Ejemplos: la compraventa, permuta, arrendamiento… la mayoría de
contratos son de este tipo.

 En los contratos bilaterales imperfectos sólo una de las partes queda obligada
(obligación básica), y la otra, eventualmente, podría quedar obligada, pero no como una
contraprestación.

36
En referencia a esto el art. 1779 del C.c. especifica que el depositante (tiene la
obligación eventual) estará obligado a pagar (pese a ser un contrato gratuito) al
depositario (tiene la obligación básica de conservar la cosa) los gastos ocasionados por
conservar la cosa depositada.

3. Contratos transmisivos y puramente obligatorios.

 Transmisivos o reales quoad effectum: son contratos que inmediatamente después de


su celebración tienen como efecto la transmisión o creación de derechos reales, antes de
entregar la cosa (ej. la transmisión de la propiedad).

 Obligatorios: son aquellos contratos que una vez han sido perfeccionados, producen
inmediatamente la creación de obligaciones para las partes, pero que en ningún caso
transmiten derechos reales. Ejemplo: la compraventa, donde una vez celebrado el
contrato, nacerán obligaciones para ambas partes, pero el vendedor seguirá siendo el
propietario de la cosa vendida hasta que no se la entregue al comprador (tradición).

En el derecho comparado, los contratos de obligaciones son transmisivos, ya que el


comprador se convierte en el propietario de la cosa desde el momento en que se celebra
el contrato, incluso antes de la entrega de la cosa.

En cambio, en nuestro Derecho de obligaciones los contratos no son transmisivos, ya


que requieren la entrega de la cosa para transmitir derechos reales.

4. Contratos onerosos y gratuitos.

 Oneroso: son aquellos contratos que requieren un esfuerzo por parte de ambas partes
contratantes.

 Gratuitos: son aquellos contratos que se hacen sin esperar nada a cambio, la prestación
es gratuita. Ejemplos: tanto el mandato como el mutuo pueden ser contratos gratuitos.

5. Contratos conmutativos y aleatorios.

 Conmutativos: son aquellos contratos en los que su realización no depende del azar,
sino que todo esta perfectamente determinado. Ejemplo: el arrendamiento de la
vivienda X por la renta W.

 Aleatorios: son aquellos contratos indeterminados, cuya realización depende de un


acontecimiento incierto/eventual, como la lotería o los juegos de azar. Ejemplo: por la
suma que me den por esta vivienda, te compro una tonelada de trigo.

Art. 1790 del C.c.: “Por el contrato aleatorio, una de las partes, o ambas
recíprocamente, se obligan a dar o hacer alguna cosa en equivalencia de lo que la otra
parte ha de dar o hacer para el caso de un acontecimiento incierto, o que ha de ocurrir
en tiempo indeterminado.”

Los particulares pueden celebrar los contratos conmutativos y los aleatorios que regula
la Ley o bien crear otros atípicos, o hacer aleatorios contratos regulados como
conmutativos.

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6. Contratos instantáneos, duraderos y de ejecución periódica.

 Instantáneos: son aquellos contratos cuyas obligaciones de tracto único se cumplen en


el acto. Ejemplo: la compraventa (entrega de la cosa).

 Duraderos: son aquellos contratos de donde nacen obligaciones que se prolongan


durante un largo periodo de tiempo, exigiendo una conducta constante de las partes.
Ejemplo: el deposito (guardar la cosa depositada).

 De ejecución periódica: son aquellos contratos de los que nacen obligaciones que
deben cumplirse cada cierto periodo de tiempo, requiriendo realizar actos reiterados
(con regularidad). Ejemplo: el arrendamiento, donde se debe pagar una renta mensual
al arrendador.

7. Contratos normativos.

 Normativos: son aquellos contratos que tienen como finalidad establecer una
reglamentación que las partes deberán respetar, cuando eventualmente celebren futuros
contratos entre sí o con terceros.

Ejemplo: A y B, ambos vendedores de libros, acuerdan que venderán sus productos a


igual precio. Deberán respetar la norma establecida entre ellos en el contrato normativo,
cuando celebren contratos con alguno de sus compradores.

8. Contratos forzosos.

 Forzosos: son aquellos contratos donde se impone (por ipso iure, fallo judicial o orden
de la Administración) el deber de celebrarlo y se obliga a una de las partes a aceptarlo,
siempre que tal aceptación se ampare en la Ley. Ejemplo: la expropiación pública
forzosa.

9. Otras clases de contratos.

 Contratos reales o quoad constitutionem: son aquellos contratos que requieren la


entrega de la cosa (res) para que se perfeccionen (no basta el mero consentimiento).

Comodato (cosas)
Préstamo
Contratos reales quoad constitutionem Mutuo (dinero)
Depósito

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Lección 19. La eficacia del contrato.

1. La eficacia del contrato como acto y como norma: inalterabilidad e irrevocabilidad.

 Como regla general la perfección del contrato se obtiene con el consentimiento, aunque
en ocasiones es necesaria la entrega de la cosa.

En referencia a esta regla general, el art. 1258 del C.c. establece que: “Los contratos se
perfeccionan por el mero consentimiento, y desde entonces obligan, no sólo al
cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a todas las consecuencias que,
según su naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso y a la ley.”

El contrato en general, tiene efecto obligatorio (fuerza de obligar) para las partes
contratantes, desde que se emite y conoce el consentimiento de las partes (se generan
obligaciones, que son el efecto).  Pacta sunt servanda.

 El principio de inalterabilidad, recogido en los arts. 1256 y 1115 del C.c, establece
que el contrato no puede modificarse ni alterarse unilateralmente.

Art. 1256 del C.c.: “La validez y el cumplimiento de los contratos no pueden dejarse al
arbitrio de uno de los contratantes.”

 El principio de irrevocabilidad (véase el art. 1256 del C.c. antes citado), establece que
el contrato no puede revocarse por voluntad de un contratante (unilateralmente).

2. El principio de relatividad de los contratos y sus posibles excepciones.

 El principio de relatividad, ilustrado en el art. 1257 del C.c., establece que el efecto
del contrato se da exclusivamente entre las partes contratantes (no afecta a una tercera
parte).

Art. 1257 del C.c.: “Los contratos sólo producen efecto entre las partes que los otorgan
(…).”

Excepcionalmente el contrato celebrado entre dos partes, podrá producir efectos


respecto a un tercero, el cual no forma partes, pero se ve afectado.

Estos casos son: los contratos a favor de un tercero, los contratos a cargo de un tercero y
los contratos en daño de tercero.

3. El contrato a favor de tercero y la estipulación a favor de tercero. Aceptación y


revocabilidad.

 En el contrato a favor de tercero, los contratantes (promitente y estipulante) pactan


que uno de ellos realizará una prestación que será beneficiosa para un tercer sujeto
(beneficiario) ajeno al contrato.

 La aceptación se perfecciona cuando antes de la revocación de la promesa, el obligado


la conoce.

 La estipulación a favor del tercero puede ser revocada siempre, antes de que el
obligado (promitente) conozca la aceptación del beneficiario. Aunque una vez conocida
la aceptación del tercero el contrato será irrevocable.

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Por su parte, el estipulante, antes de la aceptación del tercero, puede renunciar
voluntariamente a exigir la prestación pactada.

Ejemplo: A asegura su vida en la suma W con la compañía de seguros C, para que


cuando muera sea entregada a B.
Promitente X X Estipulante Obtiene la promesa del promitente de que va a realizar la
prestación a favor de un tercero.

X Tercero - Beneficiario (ajeno)

Beneficiario de la prestación
Se obliga a del promitente.
realizar la
obligación a
favor del tercero.

4. El contrato sobre acto o cargo de tercero.

 El contrato a cargo de tercero se da cuando una parte promete a la otra parte que un
tercero realizará la prestación (queda obligado).

Ejemplo:
Entrega cosa
Proveedor X X Supermercado
Compraventa de mercancías

Paga precio

X
Transportista (tercero): requiere el consentimiento del tercero, que puede
ser previo a la celebración del contrato anterior, en cuyo caso la obligación
nace con la celebración del contrato, o bien posterior, en cuyo caso la
obligación nace cuando consiente.

5. El contrato en daño de tercero.

5.1. A veces a causa de la celebración de un contrato, a un tercero se le causa daño. Para que
haya un contrato en daño de tercero, el daño tiene que ser la causa (se da mucho en contratos
mercantiles). Puede que los dos sujetos quieran causar el daño o solamente uno:

- Cuando los dos contratantes quieren causar daño, hablamos de una causa ilícita. Estos
contratos son nulos.

- Cuando sólo una de las partes conoce la causa de causar daño, no hay causa ilícita, habría una
responsabilidad para quien causa daño.

Ejemplo: el contrato en fraude de acreedores. Este contrato es dañino para un tercero.

Art. 1291 del C.c., sobre la rescisión del contrato por fraude de acreedores.

Anula el contrato fraudulento, aun siendo valido, porque sigue una finalidad dañina para los
acreedores (quietarse patrimonio para no pagarles). Despatrimonalización para no pagar a los
acreedores. Suele hacerse entre familiares.

40
Lección 20. Los contratos celebrados por los consumidores y usuarios.

1. La pluralidad normativa.

1.1. Antes de la aprobación del Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el
que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores
y Usuarios y otras leyes complementarias (LGDCU en adelante), existía una gran pluralidad
normativa sobre la materia. Algunos de estos textos refundidos son:

La Ley 26/1984, de 19 de julio, General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios.

Ley 26/1991, de 21 de noviembre, sobre contratos celebrados fuera de los establecimientos


mercantiles.

Ley 22/1994, de 6 de julio, de responsabilidad civil por los daños causados por productos
defectuosos.

Ley 21/1995, de 6 de julio, reguladora de los viajes combinados.

Ley 23/2003, de 10 de julio, de Garantías en la Venta de Bienes de Consumo.

A nivel autonómico existe el Codi de Consum de Catalunya, que refundió toda la legislación
autonómica existente sobre esta materia.

2. El concepto de consumidor y usuario.

2.1. El artículo 3 del Real Decreto Legislativo 1/2007 establece el concepto general de
consumidor y de usuario de la siguiente manera:

“A efectos de esta norma y sin perjuicio de lo dispuesto expresamente en sus libros tercero y
cuarto, son consumidores o usuarios las personas físicas o jurídicas que actúan en un ámbito
ajeno a una actividad empresarial o profesional.”

3. La formación de los contratos. La oferta contractual. La incorporación de la publicidad


a la oferta. Los deberes de información previa.

3.1. En el art. 61 LGDCU se detalla la integración de la oferta, promoción y publicidad en el


contrato:

1. La oferta, promoción y publicidad de los bienes o servicios se ajustarán a su naturaleza,


características, utilidad o finalidad y a las condiciones jurídicas o económicas de la
contratación.

2. El contenido de la oferta, promoción o publicidad, las prestaciones propias de cada bien o


servicio, las condiciones jurídicas o económicas y garantías ofrecidas serán exigibles por los
consumidores y usuarios, aún cuando no figuren expresamente en el contrato celebrado o en el
documento o comprobante recibido y deberán tenerse en cuenta en la determinación del
principio de conformidad con el contrato.

3. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, si el contrato celebrado contuviese


cláusulas más beneficiosas, estas prevalecerán sobre el contenido de la oferta, promoción o
publicidad.

41
3.2. El artículo 60 LGDCU trata sobre el deber de informar previamente al consumidor antes
de celebrar ningún contrato.

El primer punto del art. 60 establece que: Antes de contratar, el empresario deberá poner a
disposición del consumidor y usuario de forma clara, comprensible y adaptada a las
circunstancias la información relevante, veraz y suficiente sobre las características esenciales
del contrato, en particular sobre sus condiciones jurídicas y económicas, y de los bienes o
servicios objeto del mismo.

El punto 2 establece que tipo de información obligatoria el empresario deberá poner a


disposición del consumidor en todo momento.

En el último punto se garantiza que toda esta información precontractual deberá ser facilitada de
forma gratuita al consumidor.

Además, de toda esta información, el art. 97 la complementa con más datos que el empresario
deberá de poner en conocimiento del consumidor antes de que contrate.

4. La legislación sobre cláusulas abusivas.

4.1. El presente Real Decreto Legislativo 1/2007 dedica todo el Título II a las cláusulas
abusivas de los contratos.

El artículo 82.1 LGDCU da una definición del concepto de cláusulas abusivas: “Se
considerarán cláusulas abusivas todas aquellas estipulaciones no negociadas individualmente y
todas aquéllas prácticas no consentidas expresamente que, en contra de las exigencias de la
buena fe causen, en perjuicio del consumidor y usuario, un desequilibrio importante de los
derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato.”

Del los artículos 85 a 90 LGDCU se clasifican y especifican las condiciones generales de la


contratación que son consideradas abusivas respecto a los consumidores y usuarios.

5. La facultad de desistimiento.

5.1. El artículo 68.1. LGDCU ilustra claramente la facultad/derecho de desistimiento del


consumidor y usuario.

“El derecho de desistimiento de un contrato es la facultad del consumidor y usuario de dejar


sin efecto el contrato celebrado, notificándoselo así a la otra parte contratante en el plazo
establecido para el ejercicio de ese derecho, sin necesidad de justificar su decisión y sin
penalización de ninguna clase.”

42
6. Las garantías.

6.1. El artículo 114. LGDCU establece cuales son los principios generales de las garantías de
los consumidores y usuarios.

“El vendedor está obligado a entregar al consumidor y usuario productos que sean conformes
con el contrato, respondiendo frente a él de cualquier falta de conformidad que exista en el
momento de la entrega del producto.”

Además, en el artículo 125.1. LGDCU se fija la garantía comercial adicional, que sirve como
instrumento, para dar aun más seguridad a los consumidores y usuarios.

“La garantía comercial es aquella que puede ofrecerse adicionalmente con carácter voluntario
y obligará a quien figure como garante en las condiciones establecidas en el documento de
garantía y en la correspondiente publicidad.”

El artículo 123.1. LGDCU fija los plazos de garantía entre uno y dos años desde la entrega del
producto.

43
Lección 21. La modificación y la extinción del contrato.

1. La modificación del contrato. Especial referencia a la modificación por alteración de


circunstancias básicas. La excesiva onerosidad de la prestación.

1.1. La modificación o extinción del contrato por alteraciones de las circunstancias básicas es
posible, en aquellos casos concretos que establezca la ley o por estipulación de ambas partes,
siempre que no contradiga a una norma imperativa.

El Código civil español no contiene, explícitamente, ninguna disposición que permita la


extinción o modificación del contrato, ante la alteración de circunstancias. Aunque el articulo
1575 del C.c. admite la posibilidad de rebajar el arrendamiento rústico ante casos fortuitos
excepcionales.

Además, la jurisprudencia, pese a no reconocerse en nuestro Código el principio de


revisabilidad de las circunstancias, entiende que los contratos son revisables o modificables si
se alteran las circunstancias en las que se celebró.

Para poder revisar y modificar las circunstancias básicas de un contrato deben cumplirse una
serie de requisitos:

1. El perjudicado no debe ser el culpable de la modificación.


2. La alteración de las circunstancias debe ser extraordinaria e imprevisible.
3. La alteración provoca una desproporción enorme entre el equilibrio prestacional de las
partes.

Cabe destacar que la revisión podrá obtenerse y así, ajustarse el contrato a las nuevas
circunstancias, siempre que la parte perjudicada lo pida.

Un ejemplo es la revisión por circunstancias excepcionales de la renta en el arrendamiento


rústico que establece el artículo 1575 del C.c.: “El arrendatario no tendrá derecho a rebaja de
la renta por esterilidad de la tierra arrendada o por pérdida de frutos provenientes de casos
fortuitos ordinarios; pero sí, en caso de pérdida de más de la mitad de frutos por casos fortuitos
extraordinarios e imprevistos, salvo siempre el pacto especial en contrario”.

2. La cesión del contrato. La posición de parte contractual como objeto del tráfico. El
negocio de transmisión. Supuestos concretos de cesión. Su distinción respecto del
subcontrato: concepto y supuestos.

2.1. La cesión o transmisión del contrato a favor de tercero se da cuando un tercero ocupa la
posición contractual de una de las partes. Se trata, pues, de una novación subjetiva de la relación
contractual.

Se trata de una excepción al principio de relatividad contractual que proclama el art. 1257 del
C.c., donde se establece que en los contratos solo se obligan las partes contratantes y es eficaz
entre estas.

Ejemplo: contrato de arrendamiento.

Arrendador X X Arrendatario
cede uso de cosa paga precio

44
Si el arrendador (cedente) vende su finca a otro (cesionario), el nuevo propietario se convertirá
en el arrendador del antiguo arrendatario, ya que el contrato de arrendamiento se mantendrá (no
se extingue), en tanto que solo se cede el contrato existente a otro.

El cedente transmite el contrato al cesionario, que es quien recibe el contrato preexistente.

Antes de la aprobación de la Ley 29/1994, de 24 de noviembre, de Arrendamientos Urbanos, se


aplicaba el principio “venta quita renta”, por el cual, en caso de venta del inmueble, se extinguía
el contrato de arrendamiento anterior. Actualmente, no podrá extinguirse hasta pasados 5 años
desde la compra de la finca.

2.2. Para que el negocio de transmisión del propio contrato trasmitido, sea eficaz es necesario
el consentimiento del contratante del primer contrato (negocio cedido) que no interviene en el
segundo (negocio de cesión).

Ejemplo: contrato de compraventa

A compraventa B -------------------- C

Vendedor Comprador Nuevo comprador

Consiente la cesión. Cede a C la posición


de comprador en el contrato.

El contrato de compraventa, celebrado entre A y B es cedido a C, mediante un segundo contrato


que B celebra, a su vez, con C, por el cual le cede su posición de comprador en el contrato de
compraventa.

2.3. Tipos de cesión:

a) Cesión mortis causa: en los casos de sucesión por causa de muerte, las obligaciones del
causante son transmitidas al heredero, incluyendo las relaciones contractuales, salvo las
obligaciones de carácter personalísimo.

b) Cesión inter vivos: los contratos también son transmisibles inter vivos, ejemplo de ello es la
ya citada Ley de Arrendamientos Urbanos y Rústicos, de 1994 y 1980 respectivamente.

Además, como regla general, se admite que la cesión de los contratos debe basarse en el
principio de autonomía de la voluntad de las partes contratantes (véase art. 1255 del C.c.)

2.4. En el subcontrato el primer celebrado contrato subsiste entre las partes, pero una de las
partes, a su vez, otorga otro contrato con un tercero (subcontratista).

Ejemplo: contrato de arrendamiento.

Arrendador A B Arrendatario C Subarriendo


Cede uso de todo paga renta a A paga renta a B.
el inmueble a B. y cede uso de parte
del inmueble a C.

B (subarrendador) no cede el contrato de arrendamiento a C (subarrendatario), ya que no cede la


totalidad del uso, sino solo una parte (p.e. subarrienda una habitación) de la vivienda arrendada
a A.

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3. La extinción del contrato: sus diversas causas.

El artículo 1156 del C.c. específica las causas que extinguen las obligaciones, causas que son
extrapolables a los contratos.

Dichas causas son:

 Por el pago o cumplimiento.


 Por la pérdida de la cosa debida.
 Por la condonación de la deuda.
 Por la confusión de los derechos de acreedor y deudor.

A
Ejemplo: Acreedor W B Pluralidad de deudores solidarios.
C Deben 9000€ a W

W, basándose en su ius electionis, exige a A que pague los 9000€ (totalidad de la


deuda).

A paga a W los 9000€ y se subroga en la posición jurídica del antiguo acreedor. A no


puede exigir los 9000€ debido a la confusión de derecho, porque se convertiría en
acreedor y deudor de la misma relación jurídica.

A continuación, A reclama 6000€ a B, y éste reclama, posteriormente, 3000€ a C.

 Por la compensación.

Ejemplo: A B
Debe 300€ a B B pide a A que le pague 200€
y la obligación quedara extinguida.

B A
Debe 100€ a A

 Por la novación.

Puede ser simplemente modificativa, por lo que no provocará la extinción del contrato.

Además de estos, existen otros supuestos que extinguen el contrato:

Como la invalidez del contrato por nulidad radical o por anulabilidad. En el primer supuesto
el contrato es nulo desde su origen (falta alguno de los requisitos del art. 1261 C.c. o va contra
una norma imperativa). En el segundo, existe un vicio en el contrato que lo hace anulable si es
impugnado.

46
III. LOS CONTRATOS EN PARTICULAR

Lección 22. La compraventa.

1. Su presentación en el Código Civil estatal.

El Código Civil estatal dedica casi 100 artículos (del 1445 a 1537) al contrato de compraventa,
esto se debe a su importancia y su frecuente uso.

El art. 1445 del C.c. establece que: Por el contrato de compra y venta uno de los contratantes se
obliga a entregar una cosa determinada y el otro a pagar por ella un precio cierto, en dinero o
signo que lo represente.

Entrega cosa
Genera pues, obligaciones reciprocas para ambas partes: comprador vendedor

Paga precio

Se trata, pues, de un contrato bilateral (obligaciones reciprocas para ambas partes), consensual
(se perfecciona por el mero consentimiento, art. 1450 del C.c.), obligatorio (no transmite el
derecho –real-vendido, sino que obliga a transmitirlo -transmisión solo mediante entrega-),
oneroso, típico, instantáneo y conmutativo (la suerte no suele intervenir).

2. La perfección del contrato de compraventa.

Según el artículo 1450 del C.c., el contrato de compraventa se perfecciona por el mero
consentimiento, sin que sea necesario la entrega de la cosa y el precio convenido por ambas
partes previamente, existiendo, así un acuerdo de voluntades entre las partes.

3. Los sujetos intervinientes.

Las partes intervinientes en el contrato son dos: la vendedora, que se obliga a transmitir la cosa
o derecho; y la compradora, que se compromete a pagar el precio. Ambas partes deben de
tener capacidad plena.

A este respecto, el artículo 1457 del C.c. establece que: Podrán celebrar el contrato de compra
y venta todas las personas a quienes este Código autoriza para obligarse, salvo las
modificaciones contenidas en los artículos siguientes.

A si mismo, el art. 1458 del C.c. permite la compraventa entre los cónyuges.

Por otra parte, el art. 1459 del C.c. establece una serie de prohibiciones a determinados sujetos,
que bajo ningún concepto podrán comprar determinados bienes. Algunos ejemplos son: tutores,
albaceas, jueces, y otros funcionarios públicos.

4. El objeto del contrato. La cosa y el precio.

El art. 1271 del C.c. establece una generalidad sobre el objeto del contrato: “Pueden ser objeto
de contrato todas las cosas que no están fuera del comercio de los hombres, aun las futuras.

Sobre la herencia futura no se podrá, sin embargo, celebrar otros contratos que aquéllos cuyo
objeto sea practicar entre vivos la división de un caudal y otras disposiciones particionales,
conforme a lo dispuesto en el artículo 1056.”

47
Pueden ser igualmente objeto de contrato todos los servicios que no sean contrarios a las leyes
o a las buenas costumbres.

Respetando lo dispuesto en este articulo, es posible afirmar que pueden ser objeto de venta tanto
las cosas como los derechos. Estos últimos, los derechos vendibles, son los patrimoniales, ya
sean reales (p.e. un usufructo), sobre bienes inmateriales o de crédito, con una salvedad, que no
sean transmisibles.

La venta de derechos puede realizarse de dos formas distintas: transfiriendo los que ya existían
desde antes (A, usufructuario de una finca, vende a B su derecho de usufructo), o
constituyéndolos al venderlos (A, propietario de una finca, vende a B un derecho de usufructo
sobre la misma).

Lo vendido puede ser una cosa, una universalidad, ya sea de hecho, como un rebaño o una
biblioteca, o de derecho, como una herencia, o varias cosas independientes entre sí.

En general, el objeto del contrato, o sea la cosa o derecho vendido, han de:

1. Existir o ser posible su existencia, si se vende algo futuro.

2. Estar determinados o ser determinables. Art. 1273 del C.c.

3. Ser de lícita venta.

El precio ha de ser cierto y consistir en dinero, fijado por las partes contratantes, salvo en
aquellos productos con precio tasado.

Aunque, el art. 1445 del C.c. establece que el precio cierto consistirá en dinero o signo que lo
represente. Por ello, el pago no ha de hacerse necesariamente entregando una suma de dinero,
sino que puede hacerse mediante otro método que represente dinero (p.e. un cheque).

El precio cierto se refiere a que no esté determinado, sino que sea determinable, bien por un
tercero, o con referencia a otra cosa o precio.

5. Cuestión acerca de si la cosa ha de ser de propiedad del vendedor: la compraventa de


cosa ajena.

En principio, la cosa vendida no tiene que ser, obligatoriamente, del vendedor, ya que la validez
del contrato no depende de que lo vendido le pertenezca al vendedor en el momento del
consentimiento (perfección), basta con que le pertenezca en el momento de cumplir (de
entregar), no antes.

Además, con la compraventa, únicamente se generan obligaciones, no es un contrato


transmisivo, ya que no transmite derechos reales, como la propiedad, hasta el momento de la
entrega (cumplimiento).

Sobre este asunto, tanto la doctrina como la jurisprudencia actual del TS admiten la validez de
la venta de cosa ajena, pese a que alguna vez ha sido rechazada.

48
Lección 23. Efectos del contrato de compraventa.

1. Las obligaciones del comprador.


El art. 1445 del C.c. establece que el comprador está obligado a pagar al vendedor un precio
cierto.
El art. 1500 del C.c. establece que el pago debe hacerse en el tiempo y lugar fijados, o en el
mismo instante en que se entrega la cosa vendida.
Art. 1501 del C.c.: obligación del comprador de pagar intereses cuando la entrega de la cosa
vendida tiene lugar antes del pago:
1. Si así se hubiese convenido.
 Si la cosa vendida produce fruto o renta.
2. Si se hubiese constituido en mora.
Celebración contrato Intereses
Perfección Cumplimiento Cumplimiento
Obligación de obligación de
Consentimiento partes entrega. 1º Pago. 2º

Pueden coincidir
Entre y pago
(Si coinciden no se generan intereses)

Art. 1455 del C.c.: al comprador le corresponde la obligación de pagar los gastos redilados
de la primera copia de la escritura y demás posteriores.

2. Las obligaciones del vendedor.


El vendedor está obligado hacia el comprador (art. 1461 del C.c.):
1. A la entrega (traditio) o transmisión.
2. Al saneamiento.

3. A facilitarle todos aquellos los elementos y documentación necesaria para


asegurarle el reconocimiento de la titularidad.

3. La obligación de sanear.
El saneamiento: es una obligación complementaria a la de entregar la cosa vendida. Se
fundamenta en que dicha cosa se deba entregar tal y como se acordó, sin gravámenes ni
defectos ocultos.
Se está obligado a sanear cuando no se entregó una cosa o derecho como se debía, de forma
que el deber de sanear cubre el vació que hubiere en lo entregado. En virtud del
saneamiento el vendedor responderá al comprador (art. 1474 del C.c.):
1. De la posesión legal y pacífica de la cosa vendida.
2. De los vicios o defectos ocultos que tuviere.

 El saneamiento por evicción.


Según el art. 1475 del C.c., existe evicción cuando se priva al comprador (no tiene la
posesión legal y pacifica), por sentencia firme y en virtud de un derecho anterior a la
compra, de todo (evicción total) o parte (evicción parcial) de la cosa comprada.

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Requisitos:
1º- Que el comprador se vea privado de la posesión legal y pacifica por sentencia firme.
2º- Que el comprador se vea privado de la posesión en virtud de un Dº real anterior a la
compra que realizó.
3º- Que el comprador notifique al vendedor la demanda por evicción (art.1481 del C.c.).

En virtud del art. 1478 del C.c. el comprador podrá exigir, cuando se hubiese estipulado
el saneamiento o pactado, al vendedor:
1. La restitución del precio que tuviere la cosa vendida al tiempo de la evicción, ya sea
mayor o menor que el de la venta.
2. Los frutos o rendimientos, si se le hubiere condenado a entregarlos al que le haya
vencido en juicio.
3. Las costas del pleito que haya motivado la evicción, y, en su caso, las del seguido con
el vendedor para el saneamiento.
4. Los gastos del contrato, si los hubiese pagado el comprador.
5. Los daños e intereses y los gastos voluntarios o de puro recreo u ornato, si se vendió
de mala fe.
El art. 1479 del C.c. que si la evicción fue parcial, pero de tal importancia que sin la
parte perdida no se hubiese comprado la cosa, podrá el comprador exigir el saneamiento
parcial o rescindir el contrato y, además, ser indemnizado por los daños sufridos.

C X M
Impugna testamento Vendedor (Compraventa) Comprador
e impone una acción (poseedor no propietario)
reivindicatoria contra Heredó el piso.
la venta del piso hecha (X deberá indemnizar a M)
por X.
(propietario no poseedor)

Sentencia, da la razón a C. Acción reivindicatoria


(C recupera el bien). C vence a M.

 El saneamiento por vicios ocultos.


Existen vicios ocultos cuando la cosa padece un defecto que no está a la vista, que la
hace impropia para su uso o disminuye su utilidad (art. 1484 del C.c.). El vendedor
deberá responder al comprador de su saneamiento aunque los ignorase (art. 1485 del
C.c.).
Según el art. 1486 del C.c., el comprador podrá:
- Desistir del contrato (acción redhibitoria).
- rebajar la cantidad proporcional (acción cuanti minoris o estimatoria).
Además, si el vendedor conocía los vicios (mala fe) y no los manifestó al comprador,
deberá de indemnizar a este por daños y perjuicios.

El plazo de caducidad de las acciones mencionadas es de seis meses.

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 El saneamiento por gravámenes.
Se da cuando la cosa vendida está sujeta a alguna limitación o gravamen oculto.
El artículo 1483 del C.c. establece que si la finca vendida estuviese gravada, sin
mencionarlo en la escritura, con alguna carga o servidumbre no aparente, el comprador
podrá pedir la rescisión del contrato o una indemnización.
El comprador tiene derecho a optar por desistir del contrato o solicitar la indemnización
(durante un año, a contar desde el otorgamiento de la escritura). Transcurrido ese año
solo podrá reclamar la indemnización (durante un año, a contar desde el descubrimiento
de la limitación).

4. Cumplimiento de las obligaciones derivadas del contrato.


En cuanto al lugar:
1. De entrega de la cosa: Se entregará en el lugar acordado, y si no se fijó uno, en el que
estuviese la cosa al ser vendida, si era cosa determinada, y en cualquier otro caso, en el
domicilio del vendedor.
2. Del pago del precio: El pago de la cosa vendida se efectuará en el tiempo y lugar fijados
por el contrato, y a falta de fijación, el pago se hará en el lugar en que se haga la entrega
de la cosa vendida.

En cuanto al tiempo del cumplimiento, éste deberá realizarse inmediatamente, si el


contrato se celebró puramente (sin condición), y no se estableció aplazamiento para la
ejecución de ninguna de las prestaciones (art. 1113 del C.c.); pero ninguna de las partes
puede exigir el cumplimiento a la otra sino cuando ella haya cumplido o esté dispuesta a
cumplir su obligación (art. 1466 del C.c.). Y si la compraventa se celebró bajo condición
suspensiva o se fijó plazo, cuando aquélla se cumpla o éste llegue.
En cuanto a la integridad e identidad del cumplimiento, la regla es la general de que hay
que realizar por completo una prestación igual a la prometida (arts. 1157 y 1166 del C.c.).

5. El problema de los riesgos.


Se entiende por riesgos los que corre la cosa vendida de destruirse total o parcialmente o de
perjudicarse sin culpa del vendedor, desde que la compraventa se celebra hasta que la cosa
se entrega.

Perdida cosa
Celebración No culpa Cumplimiento contrato
contrato.
Extingue Obligación Obligación
obligaciones. entrega del pago del
(art. 1182 del C.c) vendedor. comprador.

51
6. La doble venta de una misma cosa.
Según el art. 1473 del C.c. (párrafo segundo), si una cosa es vendida a diferentes
compradores, la propiedad se transfiere:
1. Al que primero haya tomado posesión de ella de buena fe (si es mueble).
2. Si es inmueble:
a) Al que antes la haya inscrito en el Registro (el primero en el tiempo es el mejor en
Derecho).
b) No habiendo inscripción, al que primero haya tomado posesión de ella.
c) No habiéndola inscrito en el Registro ni tomado posesión de ella de buena fe
ninguno de los compradores, al que, siendo de buena fe, presente el título de fecha
más antigua.

52
Lección 24. Las compraventas especiales y los pactos y condiciones más frecuentes en el
contrato de compraventa.

1. La compraventa mediante subasta.


Se elige por comprador al mejor postor, mediante un acto previo (subasta), celebrado para
que hagan sus ofertas quienes pretendan adquirir la cosa.
Clases de subastas:
 Necesaria: cuando la ley impone que se venda por ese procedimiento.
 Voluntaria: se celebra cuando el vendedor elige libremente este procedimiento.
 Judicial: se realiza ante el juez, siguiendo el procedimiento que establece la LEC.
 Extrajudicial: tiene lugar en la forma que en cada caso se determine.

2. La compraventa de derechos. La compraventa de créditos litigiosos.


 Es posible comprar y vender bienes y derechos, tanto reales como de crédito.

Art. 1529 del C.c.: El vendedor (antiguo acreedor) debe garantizar la existencia del
crédito y su legitimidad, pero no responderá de la solvencia del deudor.

Cedente Acreedor Dº de crédito Deudor


(vendedor) A (negocio cedido) B (debe 3.000 a A)
Cedido
Contrato de
Compraventa Cesión del crédito. Deberá 2.000 a C, no 3.000.
del Dº de crédito
contra B.

C (nuevo acreedor de B)
Cesionario: compra el Dº de crédito a A por 2.000.

 Si lo vendido es un derecho de crédito litigioso, tal y como establece el art. 1535 del
C.c., el deudor tendrá derecho a extinguirlo, reembolsando al cesionario el precio que
pagó al cedente, así como las costas que se le hubiesen ocasionado y los intereses del
precio desde el día en que éste fue satisfecho.
Según el art. 1535 del C.c., se tendrá por litigioso un crédito desde que se conteste a la
demanda relativa al mismo.

3. La compraventa de universalidades. La compraventa de herencia.


 El art. 1532 del C.c. establece: “el que venda alzadamente o en globo la totalidad de
ciertos derechos, rentas o productos, cumplirá con responder de la legitimidad del
todo en general; pero no estará obligado al saneamiento de cada una de las partes de
que se componga, salvo en el caso de evicción del todo o de la mayor parte.”

Se responde, pues, de la legitimidad del todo, pero no se estará obligado al saneamiento


de cada cosa.

 El art. 1531 del C.c. determina: “el que venda una herencia sin enumerar las cosas de
que se compone, sólo estará obligado a responder de su cualidad de heredero.”

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4. La compraventa de bienes muebles a plazos.
Sea la venta de la clase de muebles que sea, que el precio deba pagarse al contado o a
plazos, depende de lo acordado por las partes.

Ahora bien, hay cierta clase de bienes muebles cuya venta a plazos, siempre que en ella
concurran determinadas circunstancias, ha creído la ley conveniente regular con
disposiciones especiales (básicamente la Ley 28/1998 de Ordenanza del Registro de
venta de bienes muebles a plazos), a causa de las consecuencias económicas que la gran
masa de tales operaciones puede acarrear.

5. Los pactos y condiciones. La venta de prueba. El pacto comisorio. El pacto de addictio


in diem. El pacto de reserva de dominio. El pacto de retroventa.
 Venta de prueba: la venta puede hacerse bajo condición (suspensiva o resolutoria) de
que la cosa guste al comprador. Si el que le agrade se establece como condición
suspensiva, la venta se perfecciona cuando probando la cosa la admite como buena; si
se establece como resolutoria, se perfecciona al celebrarse, pero sometida al evento de
resolverse si la cosa después no gusta.
 Pacto comisorio: pacto de resolución automática, en el caso de que el comprador
incumpla su obligación de pagar.
Se da cuando el comprador no paga, entonces el vendedor puede resolver
automáticamente el contrato de compraventa.
Principio: “Si ad diem pecunia soluta non sit ut fundus inemptus sit”.
 Pacto addictio in diem: se establece que la venta será ineficaz, si el vendedor durante
un periodo de tiempo posterior a la celebración de aquélla, encuentra otro comprador
que ofrece condiciones más beneficiosas para él, y el primer comprador no prefiere
igualar al segundo.
 Pacto de reserva de dominio: el vendedor conserva la propiedad, después de entregar
la cosa al comprador, hasta cierto momento o suceso. Es una excepción a la transmisión
de los derechos reales.
Se emplea en la compraventa a plazos, ya que el último plazo pagado transmite la
propiedad.
 Pacto de retroventa: el vendedor se reserva el poder de recuperar la cosa vendida,
debiendo para ello, en principio, además de cumplir todo lo que se hubiese pactado,
rembolsar al comprador el precio, los gastos necesarios y útiles hechos en aquélla, los
ocasionados por el contrato, y, en general, cualquier otro pago legítimo hecho para la
venta.

Paga
Vendedor Comprador
Entrega

Prestatario Prestamista
(necesita dinero) (pide una garantía de pago para dar el préstamo)

Entrega vivienda Paga 100.000 €


como garantía.

Si hay un pacto de retroventa, el vendedor podrá recuperar la vivienda en un plazo máximo, p.e. cuatro años.

54
Lección 25. La permuta.

1. El concepto de permuta.
La permuta (definida en el art. 1538 del C.c.) es un contrato por el que cada uno de los
contratantes se obliga a entregar una cosa (o derecho) a cambio de recibir otra cosa.

Obligación entregar
Permutante Permutante
Obligación entregar

Se treta de un contrato consensual, típico, oneroso, conmutativo e instantáneo.

2. La aplicación subsidiaria de las normas que regulan la compraventa.


En todo lo que no se halle especialmente determinado para la permuta, ésta se regirá por las
disposiciones concernientes a la compraventa (cláusula de cierre del art. 1541 del C.c.).
Remisión que se justifica por la semejanza existente entre ambas, que sólo discrepan en que
cambio de la cosa (o derecho), en una se da dinero, y en la otra, otra cosa (o derecho).

3. Especial referencia a la cesión de solar a cambio de edificación futura.

Entrega solar (presente) a cambio de nada, ya que la obligación de B es futura.

Cedente Cesionario
A Entrega construcción futura B

A cede los terrenos a B, que promueve la construcción, a cambio A recibirá una vivienda de las que se
construyan.

En caso de incumplimiento A puede exigir la resolución automática. Se pretende garantizar que B cumpla
su obligación futura.

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Lección 26. El contrato de arrendamiento en general.

1. Concepto.
Es arrendamiento de cosa el contrato por el que una persona (arrendador) se obliga a
proporcionar a otra (arrendatario) durante cierto tiempo el uso o goce de una cosa o derecho
a cambio de una contraprestación cualquiera.

2. Los sujetos y su capacidad.


El arrendador es el que se obliga a ceder el uso de la cosa, ejecutar la obra o prestar el
servicio a cambio de una contraprestación.
El arrendatario es el que, a cambio de una contraprestación, adquiere el uso de la cosa, el
derecho a la obra o el servicio.
La ley no dispone nada en cuanto a la capacidad de las partes, por eso hay que acudir a lo
dicho, en general, para la capacidad contractual.

3. El objeto del contrato de arrendamiento.


El arrendamiento puede recaer sobre:
1. Cualquier cosa cuyo uso y disfrute esté en el comercio.
2. Una universalidad, independientemente de las cosas singulares que la compongan.
3. Derechos susceptibles de uso y goce, siempre que éstos no sean intransmisibles.
La cosa arrendada, aunque en sí sea consumible, no se puede consumirse por el uso a que
se le destine (art. 1545 del C.c.), y cabe que esté determinada individualmente, o sólo de
forma genérica.

4. Principales obligaciones del arrendador y del arrendatario.


El arrendador está obligado:
1. A entregar al arrendatario la cosa objeto del contrato (art. 1554, 1º del C.c.).
2. A conservarla durante el arrendamiento en estado de servir para el uso a que ha sido
destinada; realizando las reparaciones que a aquel fin sean necesarias (art. 1554, 2º del
C.c.). Si no realiza la reparación pese a conocer su necesidad y a haber sido requerido
para ello, puede hacerla el arrendatario, adquiriendo derecho al reintegro de lo que
desembolse.
3. A mantener el arrendatario en el goce pacífico de la cosa por todo el tiempo del contrato
(art. 1554, 3º del C.c.). Esta obligación engloba:
a) El deber del arrendador de abstenerse, él mismo, de realizar actos perturbadores y el
de salvaguardar al arrendatario de los que, no siendo de mero hecho, procedan de
terceros.
b) El responder de las perturbaciones procedentes de causas jurídicas, como el hacerlo
por las procedentes de vicios o defectos materiales que la cosa padezca durante el
tiempo del arrendamiento.
El arrendatario está obligado:
1. Al pago del precio del arrendamiento (art. 1555, 1º del C.c.), que deberá hacerse en la
forma convenida; en su defecto, en la que determinen los preceptos aplicables al
arrendamiento de que se trate; y, por último, según las reglas generales sobre el
cumplimiento de las obligaciones.

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2. A usar de la cosa arrendada como un diligente padre de familia destinándola al uso
pactado; y, en defecto de pacto, al que se infiera de la naturaleza de la cosa arrendada
según la costumbre de la tierra (art. 1555, 2º del C.c.).
3. A pagar los gastos que ocasione la escritura del contrato (art. 1555, 3º del C.c.).
4. A poner en conocimiento del arrendador, en el más breve plazo posible, tanto toda
usurpación o novedad dañosa que otro haya realizado o abiertamente prepare en la cosa
arrendada, como la necesidad de todas las reparaciones necesarias a fin de conservarla
en estado de servir para el uso a que ha sido destinada (art. 1559 del C.c.).
5. A devolver la cosa al concluir el arriendo, tal como la recibió, salvo lo que hubiese
perecido o se hubiera menoscabado por el tiempo o por causa inevitable (art. 1561 del
C.c.).
Por incumplimiento de sus obligaciones, cada parte podrá pedir la rescisión del contrato y la
indemnización de daños y perjuicios, o bien sólo esto último (art. 1556 del C.c.).

5. Las causas de extinción del arrendamiento. La reconducción.


El contrato se extingue por las causas que todos los contratos.
La tácita reconducción tiene lugar cuando al terminar el contrato permanece el arrendatario
disfrutando quince días de la cosa arrendada con aquiescencia del arrendador, y sin que
haya precedido manifestación de una parte a la otra contra la renovación del contrato (art.
1565 del C.c.).
Esa tácita reconducción, que renueva el contrato, puede darse todas las veces que sea, no
sólo al acabar el contrato inicial, sino también al acabar los posteriores contratos que por
tácita reconducción renovaron aquél y los sucesivos renovadores.

6. El desahucio.
Al terminar el arrendamiento, el arrendatario debe devolver la cosa al arrendador. Si ésta es
un inmueble, tal devolución consiste en desalojarla y reintegrar a aquél la posesión.
Si esto no es hecho voluntariamente por el arrendatario, la ley concede siempre al
arrendador la posibilidad de acudir a los Tribunales para que tal desalojo sea impuesto a
aquél. Pero, en ciertos casos, le permite utilizar un procedimiento judicial de especial
brevedad, llamado desahucio.

El art. 1569 del C.c. regula las causas legales de desahucio.

7. El subarriendo.
La ley permite, salvo que el arrendador y arrendatario hubiesen pactado lo contrario, el
subarriendo (total o parcial) de la cosa arrendada (art. 1550 del C.c.).
Subsiste la relación arrendaticia entre arrendador y arrendatario, y se crea entre arrendatario
(subarrendador) y subarrendatario otra relación, que no es sino otro arrendamiento que se
superpone al primero, y que, en principio, se rige por las reglas del tipo de arrendamiento
que sea.
La ley establece el nacimiento de relaciones directas entre el arrendador y el
subarrendatario, para asegurar los derechos de aquél en el arrendamiento primero. Queda así
el subarrendatario obligado a favor del arrendador por todos los actos que se refieran al uso
y conservación de la cosa arrendada en la forma pactada entre el arrendador y el
arrendatario (art. 1551 del C.c.), y por el importe del precio convenido en el subarriendo que
se halle debiendo al tiempo del requerimiento (art. 1552 del C.c.).

57
Lección 27. El arrendamiento de fincas urbanas.

1. Presentación legal. La ley especial de arrendamientos urbanos: ámbito y naturaleza de


sus preceptos. Ideas directrices.
La LAU regula los arrendamientos de fincas urbanas edificadas que se destinen a su
utilización por el arrendatario bien como vivienda permanente bien a usos distintos a ese
(art. 1).

2. El arrendamiento de vivienda. La duración del contrato. La renta: su fijación.


Se considera vivienda aquel arrendamiento que recae sobre una edificación habitable cuyo
destino primordial sea satisfacer la necesidad permanente de vivienda del arrendatario (art.
2.1), e, incluso, aunque no sea vivienda permanente de éste, habiten en ella su cónyuge, no
separado o sus hijos dependientes (art. 7).
El arrendamiento de vivienda contratado tendrá la duración pactada, pero, si llegado el día
de vencimiento del contrato, ésta fuera inferior a cinco años, se prorrogará obligatoria y
automáticamente por períodos anuales hasta que alcance un total de cinco años, salvo que el
arrendatario con al menos treinta días de antelación a la terminación del contrato o de la
prórroga anterior exprese su voluntad contraria (art. 9.1).
La renta es libre (art. 17.1), produciéndose el pago según lo pactado. A falta de pacto, el
pago de la renta será mensual y habrá de efectuarse en los siete primeros días del mes (art.
17.2).
De no determinarse lugar, procedimiento y justificante de pago, éste se efectuará en
metálico, en la vivienda arrendada y debiendo de dar recibo el arrendador, siendo, si no lo
entrega, de su cuenta todos los gastos que se originen al arrendatario para dejar constancia
del pago (art. 17.3 y 4).

3. El régimen del uso de la vivienda. La subrogación en la posición del arrendatario. Los


derechos de adquisición preferente del arrendatario.
La continuación del contrato con sustitución del arrendatario puede darse por común
acuerdo de las partes y del arrendatario nuevo. Pero la ley establece casos en que la
sustitución del arrendatario por otro puede ser impuesta al arrendador:
1. Art. 12: si el arrendatario de vivienda la abandona o manifiesta su voluntad de no
renovar el contrato o de desistir de él sin el consentimiento del cónyuge que conviviera
con él, podrá el arrendamiento continuar en beneficio de dicho cónyuge.
2. Art. 15: en el caso de nulidad del matrimonio, separación judicial o divorcio, el
cónyuge no arrendatario podrá continuar en el uso de la vivienda arrendada cuando le
sea atribuida de acuerdo con lo dispuesto en los arts. 90 y 96 del C.c..
3. Art. 16: en caso de muerte del arrendatario de vivienda, podrán subrogarse en el
contrato su cónyuge conviviente o la persona que hubiese convivido con él en ciertas
circunstancias, sus descendientes, ascendientes, hermanos u otros parientes cuando se
den en ellos los requisitos que exige la ley y siguiéndose el orden de preferencia que
ésta señala.
4. Art. 32: en el caso de arrendamiento de vivienda cuando en la finca arrendada se ejerza
una actividad empresarial o profesional, el arrendatario podrá ceder el contrato de
arrendamiento sin necesidad de contar con el consentimiento del arrendador.
5. Art. 33: en el caso de fallecimiento del arrendatario no de vivienda cuando en el local
se ejerza una actividad empresarial o profesional, el heredero o legatario que continúe el
ejercicio de la actividad podrá subrogarse en el contrato hasta su extinción.

58
En caso de venta de la finca arrendada, el arrendatario tendrá derecho de adquisición
preferente sobre la misma (art. 25.1), pudiendo ejercer sobre ella un derecho de tanteo en
un plazo de treinta días a contar desde el siguiente en que se le notifique la decisión de
vender, el precio y las demás condiciones de la transmisión (art. 25.2).
El arrendatario podrá ejercitar el derecho de retracto cuando no se le hubiese hecho dicha
notificación o se hubiese omitido en ella cualquiera de los requisitos exigidos, así como
cuando resultase inferior el precio efectivo de la compraventa o menos onerosas sus
restantes condiciones (art. 25.3).

4. La suspensión, la resolución y la extinción del contrato.


El contrato de arrendamiento puede ser suspendido, en cuyo caso sigue vivo, pero sin
producir efectos entretanto que el estado de suspensión dura, lo que significa que las
obligaciones de las partes cesan mientras hay suspensión; y también durante ésta no corre el
plazo contractual.
Casos de suspensión pueden pactarlos las partes, pero la ley la establece en beneficio del
arrendatario (art. 26 y 30) para que pueda pedirla si la finca viene a resultar inhabitable por
obras de conservación o acordadas por autoridad competente.
En el arrendamiento de vivienda la resolución puede producirse a petición de una de las
partes si ella cumplió o está dispuesta a hacerlo y la otra incumple sus obligaciones, y el
perjudicado prefiere resolver a exigir el cumplimiento (art. 27).
El arrendamiento para no vivienda sólo puede resolverse a petición del arrendador y por una
de las siguientes causas (art. 35):
1. Por falta de pago de la renta u otras cantidades a que esté obligado el arrendatario
2. Cuando en el local tengan lugar actividades molestas, insalubres, nocivas o ilícitas.
3. Por cesión o subarriendo fuera de los casos permitidos o no cumpliendo en éstos lo que
la ley dispone.
El arrendatario puede desistir del contrato:
1. Cuando por necesidad de obras, bien de conservación, o bien acordadas por autoridad
competente, resulte inhabitable la cosa arrendada (art. 26).
2. Cuando el arrendador se propone realizar una obra de mejora cuya ejecución no pueda
razonablemente diferirse hasta la conclusión del arrendamiento y que aunque no haga
inhabitable la cosa arrendada, la afecte de modo relevante (art. 22).
3. En arrendamientos de duración pactada superior a cinco años, siempre que el mismo
hubiere durado al menos ese tiempo y el arrendatario haya preavisado al arrendador con
una antelación mínima de dos meses (art. 11).
El contrato de arrendamiento se extingue (art. 28):
1. Por resolución del contrato.
2. Por desistimiento.
3. Por concluir el derecho al uso de la cosa de a quien la arrendó, pasando al dueño a quien
en adelante corresponde.
4. Por pérdida de la cosa arrendada no imputable al arrendador.
5. Por declaración firme de ruina acordada por la autoridad competente.

59
5. El arrendamiento para uso distinto del de vivienda.
Se considera arrendamiento para uso distinto del de vivienda cualquiera que recayendo
sobre una edificación no tenga como destino primordial el de vivienda permanente del
arrendatario (art. 3.2).

6. Referencia general al régimen aplicable a los contratos existentes a la entrada en vigor


de la Ley de Arrendamientos Urbanos.

El art. 4 de la L.A.U recoge el régimen aplicable. Cabe destacar:

 Los arrendamientos regulados en la Ley, se someterán de forma imperativa a lo


dispuesto en los títulos I, IV, V. Esto significa que las partes no pueden sustraer a la
L.A.U. la regulación de un arrendamiento urbano.
 Los arrendamientos de vivienda se rigen por lo dispuesto en el Título II de la
L.A.U. y, en su defecto, por la voluntad de las partes y supletoriamente por lo
dispuesto en el Código Civil.
 Los arrendamientos para uso distinto del de vivienda se rigen por la voluntad de
las partes; en su defecto, por lo dispuesto en el Título III de la L.A.U. y,
supletoriamente, por lo dispuesto en el Código Civil.
 La exclusión de la aplicación de los preceptos de esta ley, cuando ello sea posible,
deberá hacerse de manera individual para cada uno de ellos.

60
Lección 28. El arrendamiento de fincas rústicas.

1. Presentación legal: la Ley especial de Arrendamientos Rústicos: ámbito y naturaleza de


sus preceptos. Ideas directrices.

La Ley 49/2003 de Arrendamientos Rústicos (LAR) se dirige a lograr una flexibilización del
régimen aplicable a los arrendamientos rústicos en la línea abierta por la ley 19/1995 que
suprimió las prórrogas legales y estableció un nuevo plazo de duración mínima de cinco años,
frente a los 21 que recogía la anterior ley de 1980.

Los arrendamientos a los que se aplica la LAR se dividen en:

- Arrendamientos rústicos: aquellos contratos mediante los cuales se ceden


temporalmente una o varias fincas, o parte de ellas, para su aprovechamiento agrícola,
ganadero o forestal a cambio de un precio o renta.

- Arrendamientos de explotación: aquellos contratos cuyo objeto es una explotación,


siempre que lo hagan constar las partes expresamente, acompañando el correspondiente
inventario.

2. Las partes del contrato.

Los arrendamientos rústicos pueden celebrarse entre personas físicas o jurídicas.

En todo caso, podrán ser arrendatarias:

- Las cooperativas agrarias (art. 9.2 de la LAR).

- Las cooperativas de explotación comunitaria de la tierra (art. 9.2 de la LAR).

- Las sociedades agrarias de transformación (art. 9.2 de la LAR).

- Las comunidades de bienes (art. 9.2 de la LAR).

- Las entidades u organismos de las Administraciones Públicas que estén facultados,


conforme a sus normas reguladoras, para la explotación de fincas rústicas (art. 9.5 de la
LAR).

No podrán ser arrendatarios:

- Las personas físicas que sean ya titulares de una explotación agraria, o de varias, por
encima de unas dimensiones y con unas características que serán fijadas en las distintas
comarcas del país por los órganos competentes de las CCAA, limite que no será
aplicable a las entidades y organismos de las Administraciones Públicas debidamente
facultadas al efecto (art. 9.6 de la LAR).

- Las personas y entidades extranjeras (art. 9.7 de la LAR). Se exceptúan, no obstante:

 Las personas físicas y jurídicas y otras entidades nacionales de los Estados


miembros de la Unión Europea, del Espacio Económico Europeo y de países
con los que exista un convenio internacional que extienda el régimen jurídico
previsto para los ciudadanos de los Estados mencionados.

61
 Las personas físicas que carezcan de la nacionalidad española, que hayan
accedido a la situación de residencia permanente, de acuerdo con lo previsto en
la legislación de extranjería.

 Las personas jurídicas y otras entidades nacionales de los demás Estados que
apliquen a los españoles el principio de reciprocidad en esta materia.

3. La forma y la prueba del contrato.


Los contratos de arrendamientos rústicos deberán constar por escrito, pudiendo las partes
compelerse a formalizarlos en documento público, cuyos gastos serán de cuenta del solicitante
(art. 11.1).

A falta de pacto entre las partes y salvo prueba en contrario, se presumirá la existencia de
arrendamiento siempre que el arrendatario esté en posesión de la finca.

4. La duración del contrato. La fijación de la renta. El régimen de los gastos y mejoras.


El arrendamiento tendrá una duración mínima de cinco años (art. 12.1). Cumplido el plazo
contractual, el arrendador puede recuperar la posesión de la finca arrendada si se lo notifica al
arrendatario con un año de antelación (art. 12.2). De no ser así, el contrato se entenderá
sucesivamente prorrogado por un período de cinco años en tanto que no se produzca su
denuncia (art. 12.3).
La renta se fijará en dinero y se establecerá libremente (art. 13.1), produciéndose el pago en la
forma y lugar pactados. A falta de pacto o costumbre aplicable, se abonará en metálico por años
vencidos en el domicilio del arrendatario, debiendo de entregarle el arrendador a éste un recibo
(art. 14).
Cuando el precio se fije en una cantidad alzada para todo el tiempo del arrendamiento, a falta de
pacto entre las partes, se dividirá por la duración anual pactada para determinar la cantidad que
habrá de ser pagada cada año (art.13.3).

5. La enajenación de la finca y derechos de adquisición preferente.

El adquirente de la finca quedará subrogado en todos los derechos y obligaciones del


arrendador, y deberá respetar el plazo que reste de la duración mínima de cinco años del
contrato o la de la prórroga tácita que esté en curso.

En toda transmisión ínter vivos de fincas rústicas arrendadas, el arrendatario tendrá derecho de
tanteo y retracto. A tal efecto, el transmitente notificará de forma fehaciente al arrendatario su
propósito de enajenar y le indicará los elementos esenciales del contrato y, a falta de precio, una
estimación del que se considere justo.

El arrendatario tendrá un plazo de 60 días hábiles desde que hubiera recibido la notificación
para ejercitar su derecho de adquirir la finca en el mismo precio y condiciones, y lo notificará al
enajenante de modo fehaciente. A falta de notificación del arrendador, el arrendatario tendrá
derecho de retracto durante 60 días hábiles a partir de la fecha en que, por cualquier medio, haya
tenido conocimiento de la transmisión.

6. El subarriendo y la cesión del contrato.


La cesión y el subarriendo deberán referirse a la totalidad de la finca, y deberá otorgarse por
todo el tiempo que reste del plazo del arrendamiento por una renta que no podrá ser superior a la
pactada entre arrendador y arrendatario (art. 23,1º).

62
El arrendatario no podrá ceder o subarrendar la finca sin el consentimiento del arrendador, salvo
que dicha cesión o subarriendo se efectúe a favor del cónyuge o de uno de los descendientes del
arrendatario (art. 23, 2º y 3º).

7. La extinción del contrato.


El arrendamiento se extingue (art. 24 de la LAR):
 Por pérdida total de la cosa arrendada y por expropiación forzosa cuando sea también
total; si la pérdida es sólo parcial, el arrendatario tiene opción para continuar en el
arriendo, y lo mismo en el caso de expropiación forzosa, reduciendo
proporcionalmente la renta (en este último supuesto el arrendatario tiene derecho a la
indemnización).
 Por expiración del término convencional o legal y de la prórroga, en su caso.
 Por mutuo acuerdo de las partes.
 Por desistimiento unilateral del arrendatario, al término del año agrícola,
notificándoselo al arrendador con un año de antelación.
 Por muerte del arrendatario, quedando a salvo el derecho de sus sucesores legítimos.
 En los arrendamientos efectuados a favor de personas jurídicas o de comunidades de
bienes, desde el momento mismo en que se extinga la persona jurídica o la
comunidad.
 Por resolución del derecho del arrendador.
 Mediante resolución o rescisión del contrato en los supuestos legalmente
contemplados.

El contrato podrá resolverse en todo caso a instancia del arrendador por alguna de las causas
siguientes (art. 25):
 Falta de pago de las rentas y de las cantidades asimiladas a la misma.
 Incumplir gravemente la obligación de mejora o transformación de la finca, a las que
el arrendatario se hubiese comprometido en el contrato y a aquellas otras que vengan
impuestas por norma legal o resolución judicial o administrativa.
 No explotar la finca, aun parcialmente, o destinarla, en todo o en parte, a fines o
aprovechamientos distintos a los previstos contractualmente.
 Subarrendar o ceder el arriendo con incumplimiento de alguno de los requisitos.
 Causar graves daños en la finca, con dolo o negligencia manifiesta.

Tanto el arrendador como el arrendatario podrán rescindir el contrato por el incumplimiento de


la otra parte de la obligación de satisfacer gastos de conservación y mejoras (art. 26 de la LAR).

8. Los contratos de aparcería.


Por el contrato de aparcería, el titular de una finca o explotación cede temporalmente su uso y
disfrute el de alguno de sus aprovechamientos, así como el de los elementos de la explotación,
ganado, maquinaria o capital circulante, conviniendo con el cesionario aparcero en repartirse los
productos por partes alícuotas en proporción a sus respectivas aportaciones (art. 28.1 de la
LAR).

63
Lección 29. El arrendamiento de servicios y obras.

1. Consideraciones generales.
Cuando a cambio de una contraprestación cualquiera una parte se obliga hacia la otra a
ejecutar una obra, hay contrato de arrendamiento de obra; si a lo que se obliga es a
prestarle ciertos servicios, hay arrendamiento de servicios.
Diferencias entre ambos:
1. En el arrendamiento de obra se promete un resultado con independencia del trabajo
necesario para realizarlo.
2. En el arrendamiento de servicios se promete la prestación de los servicios en sí mismos
con independencia del resultado que con él se haya concluido.

2. El arrendamiento de servicios. Concepto y contenido. Figuras afines. Régimen


jurídico. Extinción.
Cuando a cambio de una contraprestación cualquiera una parte se obliga hacia la otra a
ejecutar una obra, hay contrato de arrendamiento de obra. Admite dos variedades: contratar
la ejecución, conviniendo en que el que la ejecute ponga solamente su trabajo, o que
también suministre el material (art. 1588 del C.c.).
La obligación fundamental del arrendatario (aquel para quien se ejecuta la obra) es la de
pagar el precio de la obra en la forma, cuantía y tiempo convenidos.
La obligación fundamental del arrendador es la de realizar y entregar la obra según lo
pactado.
El arrendador responde por incumplimiento de sus obligaciones, si ejecuta personalmente la
obra de que se trate, y responde también del trabajo por las personas que ocupare en ella
(art. 1596 del C.c.).
Imposibilidad de cumplimiento de la obligación del arrendador:
- Siendo culpable de tal imposibilidad, el arrendador estará obligado a resarcir al
arrendatario daños y perjuicios (art. 1101 del C.c.)
- Siendo no culpable de tal imposibilidad, la obligación del arrendador se extingue, así
como la del arrendatario (arts. 1589 y 1590 del C.c.). Ésta no se extingue:
 Si la obligación del arrendador se hizo imposible después de incurrir en mora el
arrendatario en recibir la obra.
 Si la imposibilidad ha provenido de la mala calidad de los materiales que facilitó el
arrendatario (el arrendador le debe haber advertido oportunamente esta
circunstancia).
De la destrucción posterior de la obra, si se trata de un edifico que se arruinase por vicios de
la construcción, responde el arrendador de los daños y perjuicios si la ruina se produjese
durante los diez años siguientes a la conclusión de la construcción. Igual responsabilidad, y
por el mismo tiempo, tendrá el arquitecto que la dirigiere, si se debe la ruina a vicio del
suelo o de la dirección (art. 1591, 1º del C.c.).
Si la causa de la ruina fuere la falta del arrendador a las condiciones del contrato, la acción
de indemnización durará quince años (art. 1591, 2º del C.c.).

64
Aparte de las causas generales de extinción, establece el C.c. que:
- Si el contrato se celebró en atención a las cualidades personales del encargado a hacerla,
se extingue por su muerte o por imposibilidad de acabarla independientemente de su
voluntad (art. 1595, 1º y 3º del C.c.).
- El arrendatario puede desistir, por su sola voluntad, de la construcción de la obra,
aunque se haya empezado, indemnizando al arrendador de todos sus gastos, trabajo y
utilidad que pudiera obtener de ella (art. 1594 del C.c.).

3. El arrendamiento de obra. Concepto. Distinción respecto de figuras afines. Régimen


jurídico. Extinción. Especial referencia al llamado contrato de edificación:
responsabilidad y garantías.
Aparte de las causas generales de extinción, establece el C.c. que:
- Si el contrato se celebró en atención a las cualidades personales del encargado a hacerla,
se extingue por su muerte o por imposibilidad de acabarla independientemente de su
voluntad (art. 1595, 1º y 3º del C.c.).
- El dueño puede desistir, por su sola voluntad, de la construcción de la obra, aunque se
haya empezado, indemnizando al contratista de todos sus gastos, trabajo y utilidad que
pudiera obtener de ella (art. 1594 del C.c.).

65
Lección 30. El contrato de sociedad.

1. Concepto e ideas generales.


El contrato de sociedad es aquél por el que dos o más personas se agrupan, obligándose a
aportar dinero, bienes o industria al ejercicio conjunto de una actividad económica lucrativa,
para repartir entre sí las ganancias (art. 1665 del C.c.).

2. Clases de sociedad.
Las sociedades que se crean pueden ser:
- Mercantiles o civiles: ambas persiguen un fin de ganancia, pero las primeras lo hacen
mediante la realización de actos de comercio, las segundas no.
- Particulares o universales: las primeras tienen únicamente por objeto cosas
determinadas, su uso o sus frutos, o una empresa señalada, o el ejercicio de una
profesión o arte; las segundas ponen en común todos los bienes que les pertenecen y
todas las ganancias que adquieren con ellos (sociedad universal de todos los bienes
presentes), o comprenden todo lo que adquieran los socios por su trabajo y lo que
produzcan sus bienes mientras dure la sociedad (sociedad universal de todas las
ganancias).

3. La eficacia del contrato. La forma del contrato y su acceso al Registro.


La eficacia obligatoria del contrato de sociedad se produce tan pronto como se celebra.
Desde entonces, las partes deben aportar lo prometido (art. 1679 del C.c.).
También es inmediata la eficacia constitutiva del contrato de sociedad en cuanto a dar vida a
la sociedad, que debe perseguir un objeto lícito y establecerse en interés común de los
socios (art. 1666, 1º del C.c.).
La forma de celebración del contrato de sociedad es libre (art. 1667 del C.c.).

4. Relaciones externas e internas de la sociedad.


Las relaciones externas son las que la sociedad tiene con terceros.
Al ser la sociedad una persona jurídica, será la que adquiera derechos, y resulte obligada y
responda frente a dichos terceros, a consecuencia de los actos realizados por los socios
como representantes de la misma.
Si el patrimonio social es insuficiente para responder, responden subsidiariamente los
socios.
Las relaciones internas son las que los socios tienen entre sí o las que los socios tienen con
la sociedad.
La obligación fundamental de cada socio, procedente del contrato de sociedad, es la de
realizar la aportación a que se comprometió, respondiendo en caso de incumplimiento y
debiendo garantía en caso de evicción o vicios ocultos de las cosas o derechos aportados
(art. 1681 del C.c.).

66
5. Gestión y administración de la sociedad.
La gestión y administración de la sociedad se regula de la forma siguiente:
a) A falta de que el contrato diga otra cosa, todos los socios son administradores, pudiendo
actuar separadamente, servirse de las cosas sociales sin introducir novedades en ellas y
sin ir contra el interés social ni impedir su uso a los demás, y obligar a éstos a contribuir
a los gastos de conservación (art. 1695 del C.c.).

b) Si el contrato dice cómo y quién ha de gestionar y administrar, se observará lo pactado:


 Si se nombra a un administrador, éste puede ejercer todos los actos administrativos
a pesar de la oposición de sus compañeros, a no ser que proceda de mala fe (art.
1692 del C.c.).
 Si se nombra a dos o más administradores, de no establecerse nada en el contrato,
cada uno puede obrar por sí solo en todo, y oponerse a las operaciones de los
demás, antes de que éstas hayan producido efecto legal (art. 1693 del C.c.).

6. Participación y distribución de pérdidas y ganancias.


Las pérdidas y ganancias se repartirán conforme a lo pactado, siendo ambas iguales si se
fijó la parte en ganancias, sin referirse a pérdidas, o en pérdidas, sin referirse a ganancias
(art. 1689, 1º del C.c.).
A falta de pacto, la parte de cada socio en pérdidas y ganancias será proporcional a su
aportación (art. 1689, 2º del C.c.). La aportación industrial del socio de industria se estima
igual a la aportación de capital del socio de capital que menos haya aportado.
La distribución de pérdidas y ganancias se atenderá a lo establecido en el contrato. A falta
de pacto se hará simultáneamente para todos.

7. Extinción y liquidación de la sociedad.


La sociedad se extingue:
 Por expiración del término por el que fue constituida (art. 1700, 1º del C.c.).
 Por pérdida de la cosa o terminación del negocio que le sirve de objeto (art. 1700, 2º del
C.c.).
 Por muerte, insolvencia, incapacitación o declaración de prodigalidad de cualquiera de
los socios (art. 1700, 3º del C.c.).
 Por voluntad de cualquiera de los socios, en los casos que la ley lo permite (art. 1700, 4º
del C.c.).
 Por imposibilidad de que un socio realice la aportación prometida, o siga realizándola,
si era de tracto sucesivo (art. 1701 del C.c.).
Cuando, habiendo concurrido una causa que da lugar a la extinción de la sociedad, hace
falta liquidar a ésta (realizar el conjunto de operaciones encaminadas a concluir las cosas
pendientes, y determinar cuál sea el haber social partible), subsiste hasta que la liquidación
se practica.

67
Lección 31. El contrato de mandato.

1. Consideraciones generales sobre la gestión de negocios ajenos.


El mandato es un contrato consensual por el que una persona (mandatario) se obliga hacia
otra (mandante) a realizar algún acto jurídico por cuenta de ésta, pero no en su nombre (art.
1709 del C.c.).
Servicio, presta o hace cosa (obligación) 3º (arrendamiento)
Mandante Mandatario 3º (préstamo)
Paga (si requiere) Obligación potestativa 3º (compraventa)

El mandatario se obliga a prestar un servicio o hacer una cosa.


El mandante, puede pagar una remuneración al mandatario por los servicios prestados.
El mandato puede celebrarse en interés del mandante, siendo gratuito; o en interés del
mandante y del mandatario, si se pacta, expresa o tácitamente, una retribución para éste a
cambio del servicio que presta.

Se trata de un contrato bilateral o unilateral (el bilateral imperfecto), gratuito (se presume),
aunque puede ser oneroso, general o específico.

2. El mandato como fuente de legitimación y como fuente de obligaciones. Las relaciones


entre mandato y poder.
El mandato puede ser o no representativo directo. Lo es si se ha concedido poder de
representación directa a favor del mandatario; no lo es en caso contrario.
El mandato es diferente del poder de representación directa (acto unilateral del poderdante,
en cuya virtud el apoderado no resulta obligado a nada, pero adquiere la facultad de obrar
por cuenta y en nombre de aquél).

Cuando se da el mandato sin representación directa, el mandatario celebra con el tercero,


como si fuera para él, pero realmente por cuenta del mandante, el negocio cuya realización
le encomendó éste.
Cuando se da el mandato con representación directa, el mandatario y a la vez representante
directo del mandante realiza, por cuenta del mandante, el acto que se le encomendó,
manifestando que lo hace por aquél.

3. Las obligaciones del mandatario. La obligación de hacer. La sustitución del


mandatario.
Obligaciones del mandatario:
1. Realizar los actos a que se comprometió (art. 1718 del C.c.), ateniéndose a las
instrucciones del mandante, y, a falta de ellas, haciendo lo que, según la naturaleza del
negocio, haría un buen padre de familia (art. 1719 del C.c.)
2. Dar cuenta de sus operaciones y a abonar al mandante cuanto haya recibido en virtud
del mandato, aun cuando lo recibido no se debiera al segundo (art. 1720 del C.c.).

68
El mandatario puede nombrar un sustituto para que realice en todo o en parte, lo que éste
debía realizar, siempre y cuando el mandante no lo haya prohibido (art. 1721 del C.c.). El
mandatario (que no cesa de ser mandatario) responde de la gestión del sustituto:
- Cuando no se le dio la facultad de nombrarlo.
- Cuando se le dio esta facultad, pero el nombrado era incapaz o insolvente.

4. Las obligaciones del mandante. La obligación de resarcimiento.


El mandante queda obligado:
1. Al pago de la retribución, en los casos en que ésta proceda.
2. A hacerse cargo de las obligaciones contraídas por su cuenta, en cuanto se haya obrado
dentro de los límites del mandato, o, en caso contrario, lo haya ratificado (art. 1727 del
C.c.).
3. A anticipar, si el mandatario lo pide, lo necesario para la ejecución del mandato (art.
1728, 1º del C.c.).
4. A reembolsar lo que el mandatario (voluntariamente) anticipó y no hubiese perdido por
su culpa (art. 1728, 2º del C.c.).
5. A indemnizar al mandatario de todos los daños y perjuicios que le haya causado el
cumplimiento del mandato, sin culpa ni imprudencia del mismo mandatario (art. 1229
del C.c.), comprendiéndose aquí los intereses de las cantidades anticipadas por éste, a
contar desde el día en que se hizo la anticipación (art. 1728, 3º del C.c.).

5. La extinción del mandato: sus causas.


El mandato se acaba, además de por las causas generales a los demás contratos:
- Por su revocación (art. 1732.1 del C.c.), que procede a libre voluntad del mandante (art.
1733 del C.c.).
- Por la renuncia del mandatario (art. 1732.2 del C.c.), pero renunciando sin justa causa,
deberá indemnizar al mandante los perjuicios que le cause la renuncia (art. 1736 del
C.c.). En caso de renuncia con justa causa, debe continuar su gestión hasta que el
mandante haya podido tomar las disposiciones necesarias para ocurrir a esta falta (art.
1737 del C.c.).
- Por muerte, incapacitación, declaración de prodigalidad, por concurso o insolvencia del
mandante o del mandatario (art. 1732.3 del C.c.).

69
Lección 32. Los llamados contratos reales.

1. Introducción general sobre los llamados contratos reales. El contrato de préstamo y


sus clases.
El C.c. regula dos clases de contrato de préstamo:
- El comodato (o préstamo de uso): transmite el uso de lo prestado. Objeto: un bien no
fungible.
- El mutuo (o préstamo de consumo): transfiere la propiedad de lo prestado, que,
normalmente, se recibe para ser consumido. Objeto un bien fungible.
Ambos son contratos reales, ya que para su perfección requieren, además del acuerdo, la
entrega de la cosa.

2. El comodato. La obligación de restituir. Las obligaciones eventuales del comodante.


El comodato es el contrato por el cual dos personas acuerdan la entrega por una
(comodante) a otra (comodatario) de una cosa para que la use gratuitamente y la devuelva
después (art. 1740 del C.c.).
Obligación: usar y devolver la cosa al comodante.
Comodante Comodatario
(Conserva la propiedad) (Adquiere el uso)

El comodatario está obligado a:


 Satisfacer los gastos que sean necesarios para el uso y conservación de la cosa (art.
1743 del C.c.), no respondiendo de los deterioros que sobrevengan a ésta por el solo
efecto del uso y sin culpa (art. 1746 del C.c.).
 Servirse de la cosa para el uso debido, respondiendo de su pérdida, aunque ésta
sobrevenga por caso fortuito, si la destina a un uso distinto de aquel para que se prestó o
la conserva en su poder por más tiempo del convenido (art. 1744 del C.c.).
 Devolver la cosa al acabar el comodato, no pudiendo retenerla por razón de lo que el
comodante le deba, aunque sea por gastos causados por tal cosa (art. 1747 del C.c.).
Obligaciones del comodante:
 Si el contrato se celebró por escrito sin entregar a la vez la cosa, queda obligado a
entregarla.
 Si se han causado gastos extraordinarios durante el comodato para la conservación de la
cosa, debe abonarlos, siempre que el comodatario lo ponga en su conocimiento antes de
hacerlos, salvo cuando fueren tan urgentes que no pueda esperarse el resultado de aviso
sin peligro (art. 1751 del C.c.).
 Si, conociendo los vicios de la cosa prestada, no lo hubiese hecho saber al comodatario,
responderá a éste de los daños que por aquella causa hubiese sufrido (art. 1752 del
C.c.).

70
3. El mutuo. El contrato de mutuo y la relación de mutuo. La obligación de devolver
el "tantumdem". El pacto de intereses: su licitud. La represión de la usura.
El mutuo es el contrato por el cual una persona (mutuario) recibe de otra (mutuante) en
propiedad una cosa fungible para devolverle después otro tanto de la misma especie y
calidad (art. 1753 del C.c.).

(Prestamista) (Prestatario)

Mutuante Mutuatario
Entrega necesaria para la
formación del contrato.
El mutuante no se obliga a prestar nada, pues ya la entregó.
El mutuatario se obliga a devolver otro tanto en la misma especie y cantidad (tantundem).
Dicha obligación devolver otro tanto de la misma especie y calidad que lo recibido
(conocido como “tantundem”), es la única que necesariamente nace del mutuo.
Pueden pactarse intereses (arts. 1740, 3º y 1755 del C.c.) que, aparte de la devolución,
deberá pagar el mutuatario. Si aun sin estar estipulados, se pagan intereses, no se puede
reclamar su devolución ni imputarlos al capital (art. 1756 del C.c.).
El préstamo con interés que sea usurario (cuando es notablemente superior al normal y
manifiestamente desproporcionado con las circunstancias del caso) o leonino (cuando, no
siendo superior al normal, ha sido aceptado por el que ha de pagarlo a causa de su situación
angustiosa, de su inexperiencia o de lo limitado de sus facultades mentales), será nulo según
lo dispuesto en el art. 1 de la Ley, de 23 de julio de 1908, referente a los contratos de
préstamo.

71
Lección 33. El contrato de depósito.

1. Concepto y clases.
Es contrato de depósito aquél por el que una persona (depositario) se obliga a favor de otra
(depositante) a guardar una cosa mueble y restituírsela (devolver) cuando se la pida (art.
1758 C.c.).
Entrega
Depositante Depositario
Guardar + restituir
(no uso, diferencia con el mandato)

Ejemplos: el servicio de guardarropa o de guardamuebles.


El depósito puede ser civil o mercantil. Para que sea mercantil debe cumplir con los
siguientes requisitos, de lo contrario, es civil:
1. Que el depositario sea comerciante.
2. Que las cosas depositadas sean objeto de comercio.
3. Que el depósito constituya por sí una operación mercantil o se haga como causa o
consecuencia de operaciones mercantiles.
El C.c. subdistingue el depósito civil en judicial y extrajudicial (art. 1759 C.c.), y divide a
éste en necesario y voluntario (art. 1762 C.c.).

2. El depósito voluntario. Las obligaciones del depositario. La obligación de guarda. La


deuda de devolución. Las obligaciones del depositante.
El depósito voluntario se hace la entrega de la cosa por la voluntad del depositante.
Obligaciones a cargo del depositario (art. 1758 C.c.): guardar la cosa y restituirla.
La obligación de guarda, que engloba la conservación de la cosa, ha de cumplirse en los
términos pactados y, en defecto de pacto, con la diligencia de un buen padre de familia (art.
1766 C.c.).
Ha de cumplirla el propio depositario (pues el depósito se basa en la confianza), que no
puede servirse de la cosa (art. 1767 C.c.). El uso que se realice para la conservación de la
misma no está incluido en esa prohibición.
En caso de incumplimiento de la obligación, el depositario incurre en responsabilidad y
debe indemnizar al depositante (art. 1766 C.c.).
El depositario tiene la obligación de restituir la cosa (con todos sus productos y accesiones;
art. 1770, 1º C.c.), cuando le sea pedida, al depositante, o a sus causahabientes, o a su
representante o a la persona que hubiese sido designada en el contrato (art. 1766 C.c.). La
petición pueden hacerla esas mismas personas (art. 1773 C.c.).
Cuando tenga el depositario justos motivos para no conservar el depósito, puede, aun sin
petición del depositante, restituirlo a éste (art. 1776 C.c.). De resistirse el depositante, podrá
el depositario obtener del Juez la consignación de la cosa.

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3. El depósito necesario. La introducción de efectos en locales de hostelería.
El C.c. distingue tres tipos de depósito necesario:
a. El que se hace en cumplimiento de una obligación legal (art. 1781, 1º del C.c.).
b. El que tiene lugar con ocasión de alguna calamidad (art. 1781, 2º del C.c.).
c. El de los efectos introducidos por los viajeros en las fondas y mesones (art. 1783 del
C.c.).
Éste último no es realmente un caso de depósito, pues, además de no haber ni acuerdo de
voluntades entre dos partes ni entrega de la cosa, tampoco se dan las obligaciones que
nacerían de éste (el hostelero, puesto que no se le entrega nada, no puede ni guardar ni
entregar la cosa).
Se precisa que la introducción de los efectos se haya realizado dando conocimiento al
hostelero o a sus dependientes y que el viajero observe las prevenciones que aquél o sus
dependientes le hubieran hecho sobre el cuidado y vigilancia de las cosas (art. 1783 del
C.c.)
La responsabilidad del hostelero (que acaba cuando son retirados los efectos) comprende los
daños hechos en esos efectos, tanto por el mismo, como por sus dependientes, como por
extraños, pero no los que provengan de robo a mano armada o sean ocasionados por otro
suceso de fuerza mayor (art. 1784 del C.c.).

4. El depósito judicial o secuestro.


El depósito judicial o secuestro tiene lugar cuando se decreta el embargo o aseguramiento
de bienes litigiosos (art. 1785 del C.c.).
No se trata de un contrato, sino de una decisión judicial, aunque se requiera que el
secuestratario acepte el encargo y reciba la cosa secuestrada.

5. El depósito irregular.
El depósito irregular es aquél en el que se transmite al depositario la propiedad de la cosa,
contrayendo éste la obligación de devolver, no lo mismo recibido, sino otro tanto, de la
misma especie y calidad. Se da en depósito una cosa fungible.
El depósito irregular tiene cabida en nuestro Derecho civil como contrato atípico.

6. El contrato de aparcamiento.
El contrato de aparcamiento, de acuerdo con el art. 1 de la Ley 40/2002 reguladora del
contrato de aparcamiento de vehículos, es aquel en que una persona cede, como actividad
mercantil, un espacio en un local o recinto del que es titular para el estacionamiento de
vehículos de motor, con los deberes de vigilancia y custodia durante el tiempo de
ocupación, a cambio de un precio determinado en función del tiempo real de prestación del
servicio.

73
Lección 34. Idea general acerca de los contratos aleatorios y sus clases.

1. Características generales: relación onerosa y aleas.


Los contratos onerosos, aquellos en los que los sacrificios que realizan las partes se ven
compensados en el beneficio que obtienen, se subdividen a su vez en contratos
conmutativos y contratos aleatorios.
El elemento más característico de éstos últimos es la existencia de un componente de riesgo
(aleas), que será el que determine cuáles serán los efectos obligatorios que se deriven del
contrato. Se trata de un elemento fortuito e incierto que decidirá el derecho de una de las
partes a obtener una prestación o el cese de una que venía produciéndose.

2. La renta vitalicia: concepto y caracteres. La obligación de pagar la renta. Las


consecuencias del incumplimiento. Nulidad y extinción del contrato. La renta vitalicia
a título gratuito.
El contrato de renta vitalicia es aquel por el que una persona, a cambio de una cosa, cuya
propiedad se le transmite, se obliga a pagar una pensión durante la vida de una o más
personas determinadas (art. 1802 del C.c.).
La obligación de pagar la renta ha de cumplirse según las reglas generales, abonándose los
períodos de renta vencidos a tenor de lo establecido, y, en defecto de pacto, al final de cada
período de tiempo en los que la renta se midió.
La renta correspondiente al año en que muere el que la disfruta, se paga en proporción a los
días que hubiese vivido, salvo si se debía satisfacer por plazos anticipados, en cuyo caso se
pagará el importe total del plazo que hubiese comenzado a correr antes de la muerte (art.
1806 del C.c.).
Para exigir el pago de la renta, hay que justificar que vive la persona sobre cuya vida está
constituida (art. 1808 del C.c.).
La falta de pago no faculta al perceptor de la renta para resolver el contrato, exigiendo la
devolución de la cosa dada, pero tendrá derecho a reclamar judicialmente el pago de las
rentas atrasadas y el aseguramiento de las futuras (art. 1805 del C.c.).
El contrato es nulo si la persona sobre la que se constituye la renta está muerta a la fecha de
su celebración o fallece, dentro de los veinte días siguientes, de enfermedad que ya
padeciese entonces (art. 1804 del C.c.).
El contrato se extingue por las causas generales.
Es posible constituir el contrato de renta vitalicia de forma gratuita (art. 1807 del C.c.), en
cuyo caso no es precisa la entrega de la cosa a la que hace referencia el art. 1802 del C.c..

3. Los contratos de juego y apuesta: concepto y calificación.


Hay contrato de juego o apuesta cuando las partes se obligan a que la que pierda en el juego
o yerre en la apuesta de que se trate, realice determinada prestación a favor de a que gane o
acierte.
El C.c. separa dos grupos de juegos y apuestas:
- Los que contribuyen al ejercicio del cuerpo; calificados de permitidos (art. 1800 del
C.c.)
- Los de suerte, envite o azar; calificados de prohibidos (art. 1789 del C.c.).

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La ley no concede efectos obligatorios a los contratos que se celebren sobre los juegos y
apuestas prohibidos, de modo que la parte que pierda no queda obligada a cumplir la
prestación prometida, y la que gana carece de acción para reclamarla (arts. 1789 y 1799.1º
del C.c.).
Los contratos celebrados sobre los juegos y apuestas permitidos sí tienen fuerza obligatoria
(art. 1801.1º del C.c.), aunque, en caso de haber una reclamación judicial con objeto de
obtener el pago de deudas nacidas de éstos, el juez puede desestimar la demanda o reducir la
cuantía a pagar (art. 1801.2º del C.c.).

4. El contrato de alimentos. Concepto y caracteres. La doble aleatoriedad. Régimen


jurídico. Las causas de extinción. En particular, la resolución por incumplimiento y sus
efectos.

El contrato de alimentos es aquel por el que una persona (alimentante) se obliga a


proporcionar vivienda, manutención y asistencia de todo tipo a otra (alimentista) durante su
vida, a cambio de la transmisión de un capital en cualquier clase de bienes y derechos (art.
1791 del C.c.).
La extensión y calidad de la prestación de alimentos serán las acordadas (art. 1793 del C.c.).
El contrato de alimentos se caracteriza por una doble aleatoriedad: por una parte, la
duración del negocio depende de la vida del alimentista (circunstancia compartida por el
contrato de renta vitalicia), y por otra, la prestación en sí depende del elemento incierto de
la salud y consiguientes necesidades y atenciones, esencialmente variables del alimentista.
Por la muerte del alimentante o por circunstancia grave que impida la pacífica convivencia
de las partes, cualquiera de ellas puede pedir que los alimentos se paguen mediante pensión
actualizable pagable por plazos anticipados que fijase el contrato o, si no, el juez (art. 1792
del C.c.).
La obligación del alimentante cesa sólo por la muerte del alimentista (art. 1974 del C.c.).
Si se incumple la obligación de alimentos puede el alimentista pedir el cumplimiento o la
resolución del contrato (art. 1795, 1º del C.c.). En caso de resolución, el alimentante deberá
restituir inmediatamente los bienes recibidos, mientras que el juez, en atención a las
circunstancias, podrá aplazar, por el tiempo y las garantías que se determinen, las
consecuencias que de la resolución alcanzan al alimentista (art. 1795, 2º del C.c.).
De estas consecuencias, habrá de resultar para el alimentista, cuando menos, un superávit
suficiente para constituir de nuevo una pensión análoga por el tiempo que le quede de vida
(art. 1796 del C.c.).

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Lección 35. Los contratos de resolución de conflictos.

1. El contrato de transacción. Concepto. La capacidad para transigir. El objeto de la


transacción. La eficacia de la transacción.
El contrato de transacción es aquel por el cual las partes, dando, prometiendo o reteniendo
cada una alguna cosa, evitan la provocación de un pleito o ponen término al que había
comenzado (art. 1809 del C.c.).
Para transigir hace falta la capacidad general contractual y la capacidad necesaria para
asumir las obligaciones que resulten de la transacción y para enajenar los derechos que en
ella se reconozcan a la otra parte.
La transacción puede recaer sobre cualquier cosa, derecho o relación jurídica susceptible de
disposición por los particulares.
La transacción obliga al cumplimiento de lo acordado, y a no reclamar aquello que se
reconoció a la otra parte.

2. El arbitraje de derecho privado: marco legal y aspectos generales. El convenio


arbitral.
Se llama convenio de arbitraje al acuerdo por el que las partes establecen que una
controversia que haya surgido entre ellas respecto de una determinada relación jurídica, sea
resuelta por un tercero, comprometiéndose a acatar su decisión.
Mediante el arbitraje se sustituye la tutela de los jueces ordinarios por la de los árbitros
desde el momento en que estos últimos deciden aceptar el encargo del arbitraje y emitir el
laudo (figura que pone el punto final al procedimiento arbitral y que decide el conflicto),
que tiene rango de cosa juzgada y sus efectos son vinculantes y de obligado cumplimiento
para las partes.
La Ley 60/2003 de Arbitraje es de aplicación a los arbitrajes dentro del territorio español,
sean de carácter interno o internacional, y siempre teniendo presente lo dispuesto en los
tratados de los que España sea parte y en aquellas leyes que contengan disposiciones
especiales sobre arbitraje.

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Lección 36. El contrato de fianza.

1. Concepto.
El contrato de fianza es aquel por el que una persona (fiador) asume la obligación de
cumplir por otra, en el caso de no hacerlo ésta (art. 1822.1º del C.c.).

2. Sujetos intervinientes y capacidad de las partes.


Partes en el contrato de fianza lo son generalmente el acreedor y el fiador, no siendo preciso
el consentimiento del deudor, y ni siquiera que conozca la existencia de la fianza
(art.1823.2º del C.c.). Pero es posible que el contrato se celebre entre el fiador y una persona
distinta del acreedor (el deudor o un tercero), siendo entonces necesaria la aceptación de
éste.
La capacidad necesaria parta celebrar el contrato de fianza es la general para contratar (el
art. 1828 del C.c. sólo exige capacidad para obligarse).

3. Las relaciones entre el deudor principal y el acreedor y entre el deudor principal y el


fiador. Les excepciones oponibles por el fiador. La subsidiariedad y el beneficio de
excusión. La fianza solidaria.
El fiador, aun antes de haber pagado, puede dirigirse contra el deudor (art. 1843 del C.c.):
- Cuando sea judicialmente demandado para el pago.
- En caso de quiebra, concurso o insolvencia del deudor.
- Cuando el deudor se ha obligado a relevarle de la fianza en un plazo determinado, y este
plazo ha vencido
- Cuando la deuda ha llegado a hacerse exigible, por haber cumplido el plazo en que debe
satisfacerse.
- Al cabo de diez años, cuando la obligación principal no tiene término fijo para su
vencimiento, a menos que sea de tal naturaleza que no pueda extinguirse sino en un
plazo mayor de los diez años.
El fiador debe y responde subsidiariamente, aunque puede oponerse a la reclamación del
acreedor que no ha agotado previamente la solvencia del deudor principal. Esto se llama
beneficio de excusión (art. 1830 del C.c.).
Junto a la fianza normal, en que el fiador se obliga subsidiariamente en defecto del deudor,
está la fianza solidaria (acordada por las partes), en que se obliga juntamente con éste. Tiene
entonces la posibilidad el acreedor de dirigirse directamente contra el fiador, que puede
exigir después al deudor la totalidad de lo pagado.

La fianza a primer requerimiento.


La fianza a primer requerimiento (figura no regulada específicamente) es aquella fianza en
que se obliga el fiador a hacer efectiva su garantía sin más cuando se lo inste el acreedor
aduciendo que el deudor incumplió.
El fiador puede reclamar después cuando hubiese sido improcedente la exigencia de la
garantía, e incluso oponerse desde un principio a prestar ésta cuando claramente no
corresponda prestarla.

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4. El pago de la fianza. Sus efectos.
Por efecto del pago el fiador:
- Se subroga en el puesto del acreedor (art. 1839 del C.c.).
- Adquiere derecho a ser indemnizado por el deudor (art. 1838 del C.c.), salvo que,
habiendo pagado sin comunicárselo, éste, ignorándolo, repita el pago; en cuyo caso sólo
le cabe al fiador acción contra el acreedor por enriquecimiento injusto (art. 1842 del
C.c.).
El fiador no puede ejercitar por su totalidad ambas acciones cumulativamente, y sólo le es
factible utilizar una y después la otra si con la otra no cubrió todos los perjuicios que el
pago le ocasionó.
Aunque la deuda principal fuese mayor, el fiador no puede obtener del deudor más de lo que
realmente desembolsó (art. 1839, 2º del C.c.).
Si la deuda era a plazo y el fiador pagó antes de su vencimiento, no podrá exigir el
reembolso hasta la llegada del mismo (art. 1841 del C.c.), y si pagó sin conocimiento del
deudor éste podrá oponerle las excepciones que, al tiempo del pago, le correspondían contra
el acreedor (art. 1840 del C.c.).

5. La cofianza. El beneficio de división.


La cofianza es un caso de pluralidad de fiadores en el que entre todos fían unitariamente la
deuda que sea.
Los cofiadores garantizan la deuda frente al acreedor sólo mancomunadamente, salvo que la
cofianza se haya establecido como solidaria (art. 1837 del C.c.). La obligación subsidiaria se
divide (beneficio de división) entre todos, de forma que el acreedor sólo pueda reclamar a
cada fiador su parte, y si reclama la totalidad a alguno, le puede ser opuesta aquella división.
El cofiador que pagó toda la deuda tiene derecho a que los demás le resarzan cada uno
según su parte en la fianza (art. 1844, 1º del C.c.), y si alguno de ellos resulta insolvente su
parte recaerá en los otros en la misma proporción (art. 1844, 2º del C.c.).

6. La subfianza y su regulación legal.


El contrato de fianza por el que se garantiza una obligación de fianza, se llama subfianza, y,
siendo en si una fianza, le es aplicable la misma regulación normativa que a ésta.

78
IV. OTRAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES

Lección 37. Los cuasicontratos.

1. Consideraciones generales acerca de la figura. Su fundamento: el enriquecimiento


injusto.
La expresión cuasicontrato proviene del derecho romano: quasi ex contractu (como un
contrato).
Son actos licitos no contractuales y voluntarios, que generan obligaciones.

Art. 1089 del C.c.: “Las obligaciones nacen de la ley, de los contratos y cuasi contratos, y
de los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa o
negligencia.”

Establece que los cuasicontratos son también fuente de obligaciones.


Art. 1887 del C.c.: “Son cuasi contratos los hechos lícitos y puramente voluntarios, de los
que resulta obligado su autor para con un tercero y a veces una obligación recíproca entre
los interesados.”
Al decir obligación recíproca no se alude a las obligaciones que son contrapartida la una de
la otra (llamadas bilaterales o recíprocas), sino que se trata de resaltar que no sólo puede
resultar obligado el autor del hecho, sino cualquiera de los interesados.

Cuasicontratos

La gestión de negocios ajenos. El pago de lo indebido.

Teoría del enriquecimiento injusto o sin causa:

Para que exista enriquecimiento injusto de un tercero (gestor) es necesario:

- Enriquecimiento del demandado (al que se le reclama la restitución) por la atribución


injustificada (sin razón) del patrimonio de otro.
- Que provoque el empobrecimiento de otro.
- Existencia de una relación entre el enriquecimiento del demandando y el
empobrecimiento del demandante.
- Inexistencia de una causa justa de la atribución patrimonial. La parte empobrecida no
atribuye tal enriquecimiento a la otra parte.

Efectos:

Obligación de restitución y de resarcir por el valor del enriquecimiento.

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2. La gestión de negocios ajenos sin mandato. La objetiva desprotección de los intereses
como causa legitimadora de la intromisión de terceros. Las obligaciones y la
responsabilidad del gestor. La obligación de resarcimiento por parte del titular del
negocio.
Hay gestión de negocios ajenos, cuando una persona (gestor) se encarga de un asunto de
otra (dueña del negocio) en interés de ésta y lícitamente, pero sin obligación de hacerlo, y
sin que el interesado ni se oponga ni le haya dado poder para ello.
Dueño Gestor Tercero
(actua sin mandato)
Si el dueño ratifica (expresa o tácitamente) la gestión, se producen los efectos del mandato
(art. 1892 del C.c.). Entonces los derechos y obligaciones de los interesados son los que
habrían surgido si el gestor hubiese sido mandatario del dueño.
A falta de ratificación, la realización de la gestión hace que el gestor:
a) Quede obligado:
- A continuarla hasta el término del asunto y sus incidencias o requerir al interesado para
que le sustituya en la gestión, si se hallase en estado de poder hacerlo por sí (art. 1888
del C.c.). Obligación de continuidad.
- A dar cuentas de su gestión (art. 1720 del C.c.).
- A entregar al dueño, al terminar la gestión, todo lo recibido en virtud de la misma (art.
1720 del C.c.).
b) Responda:
- De los perjuicios que por su culpa (por no ser diligente) se irroguen al dueño (art.
1889.1º del C.c.).
- De los actos de aquel en quien delegue (art. 1890 del C.c.).
- Del caso fortuito, cuando acometa operaciones arriesgadas que el dueño no tuviese
costumbre de hacer, o cuando hubiese propuesto el interés de éste al suyo propio (art.
1891 del C.c.).
Según el art. 1890 del C.c. la responsabilidad de los gestores o del gestor y los actos del
delgado será solidaria.
El dueño es responsable de las obligaciones contraídas en su interés y deberá indemnizar al
gestor los gastos hechos en el desempeño del asunto (no hay retribución económica), así
como los perjuicios que hubiese sufrido con tal motivo cuando aproveche las ventajas de la
gestión ajena (art. 1893. 1º del C.c.) o ésta hubiese tenido por objeto evitar algún perjuicio
inminente y manifiesto, aunque de ella no resultase provecho alguno (art. 1893.2º del C.c.).

3. El cobro de lo indebido. El carácter indebido del pago. El error en el pago: su prueba.


El régimen de la obligación de devolver.
Según el art. 1895 del C.c. hay pago de lo indebido cuando se recibe en concepto de pago
alguna cosa que no había derecho a cobrar del que paga, y que, por error, ha sido entregada.
El que realizó el pago debe probar que, además de haberlo hecho, no existía obligación, a
menos que el que cobró niegue haber recibido el pago (art. 1900 del C.c.). En ese caso,
queda relevado de toda otra prueba, ya que, ante tal negativa (por permitir ésta
racionalmente pensar que el que niega, confiesa implícitamente que no se le debía lo
pagado), se presume que no existía obligación, y, por tanto, que el pago fue indebido.

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Obligaciones del que recibe el pago indebido:
a) Si obró de buena fe:
- Art. 1895 del C.c. Habiendo recibido una cosa genérica, debe restituir otro tanto de
igual especie y calidad
- Arts. 1895 y 1897 del C.c. Habiendo recibido una cosa cierta y determinada, debe
restituirla, respondiendo sólo de las desmejoras o pérdidas sufridas por la cosa, en
cuanto por ellas se hubiese enriquecido. De haber enajenado la cosa, debe restituir el
precio o ceder la acción para hacerlo efectivo.
Excepción: el gestor quedará exento de la obligación de restituir si actuaba de buena fe
(art. 1899 del C.c.)
b) Si obró de mala fe queda obligado a la restitución, y, además, a abonar el interés legal
cuando se trate de capitales, o los frutos percibidos o debidos percibir cuando la cosa los
produjese, y a responder de los menoscabos que la cosa haya sufrido por cualquier
causa y de los perjuicios que se irrogasen al que la entregó, hasta que la recobre (art.
1896 del C.c.).

Enriquecimiento injusto.
Hay ciertos hechos que pueden provocar el enriquecimiento injusto de una persona a costa
de otra. Entonces nace a cargo de la primera la obligación de, dentro de los límites en que se
enriqueció, reparar el perjuicio ocasionado a la segunda.
En ese sentido se habla de que es fuente de obligaciones el enriquecimiento injusto.
Para que haya enriquecimiento injusto se requiere:
- Un incremento patrimonial de cualquier clase experimentado por cualquier persona.
- Que tal incremento carezca de razón jurídica que lo fundamente.
- Que provoque un correlativo empobrecimiento de otro.

81
Lección 38. La responsabilidad extracontractual.

1. Los actos ilícitos como fuente de las obligaciones.

Los actos ilícitos son fuente de obligaciones, ya que al causar un daño, hacen nacer la
obligación de repararlo.

Art. 1089 C.c.: “Las obligaciones nacen de la ley, de los contratos y cuasi contratos, y de los
actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier género de culpa o negligencia”.

Art. 1902 C.c.: “El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o
negligencia, está obligado a reparar el daño causado”.

2. La responsabilidad extracontractual: evolución desde la responsabilidad subjetiva


fundada en la culpa hacia la responsabilidad objetiva.

La responsabilidad extracontractual deriva de un acto ilícito que causa daño a otra persona o
a su esfera, sin ser necesario que exista relación alguna previa entre el agente dañoso y la
victima del daño.

Responsabilidad por culpa (subjetiva): la culpa del autor del acto, determina su
responsabilidad civil y la obligación de reparar el daño causado. Regla general.

Art. 1902 C.c.: “El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o
negligencia, está obligado a reparar el daño causado”.

Responsabilidad sin culpa (objetiva): no existe culpa, pero deberá responder por la relación
de causalidad entre la actuación del agente y el daño producido. Bastará que se produzca
cualquier daño, aun sin culpa, para ser responsable del daño causado por otro. Excepción.

3. La causa del daño: actos propios o ajenos. Los acontecimientos no humanos.

Actos no propios: son aquellos actos ajenos, donde la responsabilidad es compartida entre
aquellos que causan un daño y los responsables de estos, es decir, el padre respecto hijos bajo su
guarda, el empresario de sus empleados, el tutor de su tutelado, entre otros.

Actos propios. Son aquellos en que el acto es imputable de forma clara a un sujeto
determinado, autor del acto.

La responsabilidad por daños causados por animales y cosas: son responsables (los
propietarios o dueños) quienes cargan con el deber de resarcir a las posibles victimas.

Art. 1905 del C.c., sobre daños causados por animales.


Art. 1908.3 del C.c., sobre daños causados por la caída de árboles.
Art. 1910 del C.c., sobre los daños causados por objetos arrojados o caídos.

82
4. Los presupuestos de la responsabilidad: el comportamiento dañoso, el daño y la
relación de causalidad entre comportamiento y daño.

 El comportamiento dañoso se divide en:

Acción positiva: Se produce un daño. Es cuando se añade un factor a la cadena de


condiciones causales que conducen al resultado dañoso.

Acción omisiva: No se evita la producción de un daño. Se da cuando no se elimina uno


de los factores causales que conducen al resultado dañoso

 Se entiende por daño el detrimento, perjuicio o menoscabo que una persona sufre a
consecuencia de la acción u omisión de otra, afectando a sus bienes, derechos o
intereses.

 La relación de causalidad entre comportamiento y daño hace referencia a la


conducta del causante y el resultado dañoso. Así pues, el comportamiento de un sujeto
se puede considerar que causa un daño de acuerdo con la experiencia y el conocimiento
de la ciencia. Es similar a la teoría conditio sine qua non.

5. Los criterios de imputación de la responsabilidad. El concepto de culpa. La autoría y


control sobre la causa del daño.

- Criterio del riesgo general de la vida: no hay imputación objetiva derivada de los actos
normales generados de la vida en sociedad.

- Criterio prohibición de regreso: cuando en el proceso causal iniciado por el agente se de una
interferencia producida por un tercero en la que concurran culpa o grave negligencia debe
negarse la imputación objetiva del agente.

- Criterio de la provocación: al causante de un daño deben imputársele los daños causados en


la persecución del dañante o en el intento de salvamento de los bienes o intereses dañados.

- Criterio del fin de protección de la norma violada: si el acto dañoso queda fuera del ámbito
de protección de la norma violada, debe negarse la imputación objetiva.

- Criterio de incremento del riesgo: si el comportamiento del causante no ha incrementado el


riesgo de producción de daño, debe negarse la imputación objetiva.

-Criterio de adecuación: se niega la imputación objetiva al ser el curso causal muy improbable.

 Concepto de culpa: falta voluntaria de diligencia al calcular las consecuencias posibles


y previsibles del propio hecho. Por ello, solo se responde del daño causado a otro
cuando incurren la culpa y los actos propios.

 La autoría: imputación de un acto ilícito a un sujeto concreto, de forma que debe


responder, reparando o indemnizando por los daños y perjuicios causados a la victima.

83
6. La obligación de indemnizar el daño causado. La prevención de la responsabilidad: el
seguro de responsabilidad civil.

La obligación de reparar el daño causado (efecto) por actos propios, ajenos o los que causen
los animales y cosas, incluye tanto la reparación de los perjuicios ocasionados positivamente
(daño emergente), como los causados por haber impedido un beneficio al perjudicado (lucro
cesante).

El seguro obligatorio de responsabilidad civil se encuentra normativamente acogido en los


artículos 73 a 76 de la Ley del Contrato de Seguro de 1980.

El incremento del papel de los contratos de seguro en la sociedad actual, se debe principalmente
al proceso de objetivación de la responsabilidad extracontractual (de subjetiva a objetiva).

Por ello, la mayor parte de las disposiciones legislativas que configuran la responsabilidad
extracontractual con carácter objetivo regulan la existencia de seguros obligatorios, impuestos
ex lege.

7. La responsabilidad objetiva. Principales supuestos en el derecho vigente.

Responsabilidad objetiva: es la responsabilidad excepcional sin culpa, que se da cuando no se


es culpable del acto ilícito (dañoso). Es responsable del daño por emplear cosas peligrosas.

Supuestos de responsabilidad objetiva:

 Daños causados a personas por la circulación de vehículos a motor.


Regulación: Ley Sobre Responsabilidad Civil y Seguro en la Circulación de Vehículos a
Motor.

 Daños causados por la navegación aérea.


Regulación: Ley 48/1960, sobre Navegación Aérea.

 Daños causados por la energía nuclear.


Regulación: art. 45 de la Ley 25/1964, sobre Energía Nuclear.

 Daños causados con motivo del ejercicio de la caza.


Regulación: art. 33.5º de la Ley de Caza de 4 de abril de 1970.

 Daños causados por las AA.PP. en su actuación fuera de relaciones de Derecho privado.
Regulación: art. 139 de la Ley de Régimen Jurídico de las AA.PP y el art. 106.2 de la CE.

 Daños causados al honor, intimidad e imagen de las personas.


Regulación: art. 9 de la LO 1/1982.

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Bibliografía: Albaladejo, Manuel; Derecho civil II, Derecho de obligaciones, Edisofer. Año
2008.
Código Civil. Tecnos, Año 2009.
Lasarte, Carlos; Derecho de obligaciones (tomo segundo), Marcial Pons. Año 2007.

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