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CLASE #16 C

UNIDAD: HERMENÉUTICA. PRINCIPIOS Y PROCEDIMIENTOS DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA

TEMA GENERAL: El recorrido interpretativo: Nuevo Testamento

TEMA DE LA LECCIÓN: El Libro de los Hechos: Una continuación del Evangelio de


Lucas
¿Cómo se organiza el libro de los Hechos?
2. Hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu
Santo a los apóstoles que había escogido.
En este versículo, Lucas presenta tres diferentes temas:

a. La ascensión. De los cuatro evangelistas, sólo Lucas hace un relato descriptivo de la ascensión
de Jesús. Concluye su Evangelio con un breve resumen de este acontecimiento ( Lc. 24:50–53),
vuelve al asunto en el primer capítulo de Hechos (1:2), y presenta más tarde en el mismo capítulo,
una descripción más detallada del mismo (vv. 9–11). Con la narración que hace de la ascensión, el
Evangelio y Hechos quedan unidos, ya que éste la comienza donde aquel la termina.

En el Nuevo Testamento, el verbo griego traducido como “fue tomado arriba” frecuentemente
describe la ascensión de Jesús al cielo. Sin la frase calificativa arriba al cielo, el verbo mismo
“testifica de la familiaridad de la iglesia apostólica con la Ascensión como un acontecimiento real y
reconocido en la vida del Señor”. Aquí Lucas menciona brevemente la ascensión y así resume un
asunto que ampliará más tarde en este mismo capítulo.

b. La instrucción. Lucas escribe, “después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los
apóstoles que había escogido”. Indirectamente, está relacionando la ascensión de Jesús con un
elemento de la Gran Comisión. Antes de ascender al cielo, Jesús dio instrucciones a los once
discípulos para que hicieran discípulos en todas las naciones, enseñándoles “que guarden todas las
cosas que os he mandado” (Mt. 28:20). Durante el transcurso de los cuarenta días entre su
resurrección y su ascensión, Jesús instruyó a sus discípulos en la enseñanza del evangelio. De
acuerdo con esto, los preparó para la tremenda tarea que les esperaba en el día de Pentecostés y
después de ese dia. En el griego, la frase por el Espíritu Santo puede ser tomada tanto en relación
con las palabras precedentes: haber dado mandamientos, como con el verbo siguiente: que había
escogido. En vista del énfasis de Lucas respecto de la obra del Espíritu en el capítulo 1, los eruditos
prefieren relacionar la frase con las palabras precedentes. “Lucas muestra con toda claridad que él
ve su libro como el resultado de las revelaciones del Espíritu del Señor resucitado a los apóstoles ”.
El Espíritu Santo moraba en Jesús, porque Jesús sopló sobre sus discípulos y les dio a ellos el
Espíritu Santo (Jn. 20:22). En su ministerio, él dirigió a sus apóstoles a través del Espíritu Santo
(véase, p. ej., 16:7). El Espíritu de Jesús es el Espíritu Santo.

c. La elección. “Los apóstoles que había escogido”. Lucas usa el término apóstoles, ya que en
Hechos él caracteriza a los creyentes como discípulos, y a los apóstoles como maestros. En
realidad, estos discípulos reciben instrucción de la enseñanza de los apóstoles (2:42); también, los
apóstoles de Jesús enseñan con autoridad en el nombre de Jesucristo. Jesús mismo escogió a doce
apóstoles (los once más Matías) y los envió como sus embajadores a proclamar el evangelio y a
realizar milagros en su nombre. El Espíritu Santo confirmó la elección de estos doce, al llenarlos en
el día de Pentecostés (2:4).

3. A ellos también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas
indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
En una breve cláusula, “después de haber padecido”, Lucas resume los acontecimientos de la
Semana de la Pasión que había descrito en detalle en el Evangelio. Para él, una prueba suficiente
de que Jesús vive es una referencia a sus apariciones después de haber resucitado. De acuerdo con
el relato de los cuatro Evangelios, Hechos, y la primera epístola de Pablo a los corintios, Jesús se
apareció diez veces en el período que va entre el domingo de la Resurrección y el Día de la
Ascensión. Lo hizo ante:
 Las mujeres en la tumba (Mt. 28:9–10)
 María Magdalena (Mr. 16:9–11; Jn. 20:11–18)
 Los dos hombres camino a Emaús (Mr. 16:12; Lc. 24:13–32)
 Pedro en Jerusalén (Lc. 24:34; 1 Co. 15:5)
 Diez discípulos (Lc. 24:36–43; Jn. 20:19–23)
 Once discípulos (Jn. 20:24–29; 1 Co. 15:5)
 Los siete discípulos que pescan en Galilea (Jn. 21:1–23)
 Once discípulos en Galilea (Mt. 28:16–20; Mr. 16:14–18)
 Quinientas personas (presumiblemente en Galilea; 1 Co. 15:6)
 Jacobo, el hermano del Señor (1 Co. 15:7)
La última aparición de Jesús ocurrió cuando ascendió al cielo desde el Monte de los Olivos, cerca
de Jerusalén.
Todas estas apariciones muestran, según dice Lucas, que “después de haber padecido, [Jesús] se
presentó vivo, con muchas pruebas indubitables”.
La ascensión de Jesús tuvo lugar el cuadragésimo día después de su resurrección y diez antes de
Pentecostés, palabra que en griego quiere decir “quincuagésimo”. Durante esos cuarenta días,
Jesús instruyó a sus discípulos acerca de las cosas relacionadas con “el reino de Dios”. Con esta
resumida afirmación, Lucas vuelve a llamar la atención de sus lectores a su Evangelio. El Evangelio
de Lucas registra más de treinta veces la expresión reino de Dios; en Hechos también aparece
varias veces (1:6; 8:12; 14:22; 19:8; 20:25; 28:23, 31). Por comparación, Mateo desarrolla el
concepto del reino y usa la expresión reino de los cielos (o, de Dios) al menos cincuenta veces.
¿Cuál es el mensaje del reino de Dios? Este modismo resume el corazón de la enseñanza de Jesús.
El reino es el gobierno de Dios en los corazones y vidas de su pueblo, quienes como ciudadanos de
este reino reciben la remisión de pecados y la vida eterna. Es más, para los apóstoles, la frase el
reino de Dios significaba predicar las buenas nuevas de la muerte y resurrección de Jesús y hacer
discípulos de todas las naciones.

4. Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del
Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros
seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Las traducciones varían respecto de la primera parte de este versículo. Algunas dicen: “Mientras
comía con ellos, les dio orden …”. Esta idea se obtiene de la palabra griega SUNALIZOMENOS. Es
interesante notar que esta expresión se encuentra sólo una vez en el Nuevo Testamento, por lo
tanto, debe ser traducida con sumo cuidado. El sentido primario del término griego es “comiendo
con alguien”. Aunque han surgido algunas objeciones a esta forma de traducir la primera parte del
versículo, pareciera tener cierto respaldo en las palabras de Pedro: “A éste levantó Dios al tercer
día, e hizo que se apareciera. No a todo el pueblo, sino a testigos que Dios había ordenado de
antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos”
(10:40–41). En otras palabras, Jesús comió con sus discípulos como una prueba visible que no era
un fantasma sino un ser humano de carne y huesos (véase Lc. 24:36–43). Al comer con sus
discípulos, Jesús estaba demostrándoles la realidad de su resurrección.
“No se vayan de Jerusalén, sino que esperen la promesa de mi Padre”. Esta orden que Jesús dio a
sus apóstoles debemos verla a la luz de su contexto histórico. Después de su resurrección, Jesús
les dijo que volvieran a Galilea (Mt. 28:10; Mr. 16:7). Ellos obedecieron prontamente por dos
razones: Primero, porque podrían ver una vez más a Jesús en Galilea, como les había dicho. Y
segundo, porque no tenían ningún deseo de permanecer en Jerusalén, el lugar donde los judíos
habían dado muerte a Jesús. Les dijo: “Yo envío sobre vosotros lo que prometió mi Padre; pero
permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto” (Lc. 24:49).
Durante su ministerio, Jesús enseñó a sus discípulos que su Padre enviaría el Espíritu. Como
portavoz del Padre, Jesús promete el don del Espíritu (Jn. 14:26).
Debido a que los discípulos habían estado con Jesús desde su bautismo (cf. 1:22), conocían las
palabras dichas por Juan el Bautista acerca de Jesús. Juan dijo que, si bien él bautizaba con agua,
Jesús bautizaría con el Espíritu Santo y con fuego (Mt. 3:11; Lc. 3:16). Jesús les recordó a sus
discípulos las palabras de Juan: “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas ustedes serán
bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días”. Más tarde, Pedro repitió esta frase palabra
por palabra cuando informó a los judíos cristianos en Jerusalén sobre su visita a la casa de Cornelio
(11:16). Fíjese que Jesús no dice que él bautizaría a los apóstoles con el Espíritu; sino que serían
bautizados y Dios el Padre es el agente implicado en todo este proceso.
El tiempo entre la ascensión de Jesús y el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés es
breve, sólo diez días. En las palabras de Jesús, el lapso es de “unos pocos días”. En ese tiempo, los
discípulos deben llenar la vacante dejada por Judas Iscariote con una persona que hubiera estado
con Jesús desde el tiempo en que el Señor fue bautizado por Juan. La reiterada referencia a Juan el
Bautista en este capítulo indica los comienzos de la era del Nuevo Testamento.

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