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CLASE #17 B

UNIDAD: HERMENÉUTICA. PRINCIPIOS Y PROCEDIMIENTOS DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA

TEMA GENERAL: El recorrido interpretativo: Nuevo Testamento

TEMA DE LA LECCIÓN: El libro de Apocalipsis: Género Literario

Introducción general: Un elemento esencial para una adecuada interpretación de la Biblia


consiste en prestar cuidadosa atención al específico género literario del texto que estamos
estudiando. Es como participar en un juego o deporte utilizando las reglas adecuadas. Si queremos
entender el sentido de este libro misterioso y apasionante, hemos de entender primero qué clase
de libro es. Analicemos ahora más de cerca el género literario del libro de Apocalipsis. Recordar
SIEMPRE el siguiente cuadro:

 Principio #1: “Toda la Escritura debe ser interpretada en su sentido común, natural y
normal (esto es, literal)”, permitiendo por supuesto, los simbolismos y figuras literarias.
 Principio #2: “El mensaje de una palabra, expresión o pasaje en general estará delimitado
por el contexto en el que está sumergido”.
 Principio #3: “Comparar Escritura con Escritura”.
 Principio #4: “Las antinomias nunca son aceptables”.
 Principio #5: “Muchos pasajes de la Escritura, tienen implicaciones (cumplimiento) y
aplicaciones cercanas y lejanas (esto es DUAL)”.

GÉNERO LITERARIO

En sus primeros capítulos, antes de introducirse en territorio desconocido, el libro de Apocalipsis


se lee como un texto bíblico «normal» (Principio #1). El libro parece extraño puesto que combina
tres géneros literarios distintos: la carta, la profecía y la literatura apocalíptica.

1. APOCALIPSIS ES UNA CARTA. El libro comienza y termina como una típica carta del Nuevo
Testamento: Inicio “4  Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que
es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono;  5  y de
Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.  Al
que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,  6  y nos hizo reyes y sacerdotes para
Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.” (Apocalipsis 1:4-6).
Final “21  La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.” (Apocalipsis 22:21)

Esto sugiere que el libro de Apocalipsis es, en su totalidad, una carta concebida para que circule
entre siete iglesias específicas de Asia Menor: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia
y Laodicea. Las cartas a las siete iglesias de los capítulos 2-3 no son «cartas» separadas, sino
mensajes específicos que introducen el resto del libro. De hecho, el libro de Apocalipsis es una sola
carta dirigida a las siete iglesias. Si observamos un mapa de la zona, observaremos que se nombra
a las iglesias en el orden específico que seguiría un mensajero para entregar un envío, partiendo
de Patmos (el lugar desde donde escribe Juan) y describiendo un círculo alrededor de Asia Menor.
Igual que otras cartas del Nuevo Testamento, el libro de Apocalipsis es «situacional», es decir,
trata problemas o situaciones específicos que se producían en las iglesias locales. Por tanto,
aplicando el principio #1, hemos de leer el Apocalipsis en vista de la situación que experimentaban
aquellas iglesias (por ejemplo, el libro imparte esperanza a aquellos que sufren y desafía a quienes
adoptan una actitud displicente). Si decidimos ignorar la situación de los receptores, sin duda
distorsionaremos el significado de la carta. No hemos de pensar que, si tenemos en cuenta su
contexto original, el libro de Apocalipsis no va a tener valor para nosotros que vivimos en
momentos y lugares distintos. Al aplicar el recorrido interpretativo a cualquiera de las cartas del
Nuevo Testamento (incluido el Apocalipsis), escucharemos a Dios pronunciando un mensaje
intemporal acerca de cómo ha de ser nuestra vida en este mundo.

En la introducción de las cartas del Nuevo Testamento se presentan, a menudo, los principales
temas que después se desarrollarán en el cuerpo de la carta. Esto es lo que sucede en el libro de
Apocalipsis. Si los mensajes a las siete iglesias forman parte de una amplia introducción al libro
(como creen muchos comentaristas), ¿qué deberíamos, entonces, esperar del resto del libro? Se
puede sugerir que las promesas de Cristo a los «vencedores» al final de cada uno de los siete
mensajes nos ofrece una clave fundamental (2:7, 11, 17, 26-29; 3:5-6, 12-13, 21-22). Lo que
significa vencer (o conquistar) se va aclarando solo a medida que seguimos el desarrollo de todo el
libro. La introducción nos muestra que toda la carta gira alrededor del tema de la victoria. En la
sección central del libro se nos dice que los verdaderos creyentes «lo vencieron [a Satanás] por
medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas,
llegando hasta sufrir la muerte» (12: 11). Al final del libro, durante la visión de la Nueva Jerusalén,
oímos esta promesa: «El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo» ( 21:7).
En otras palabras, al principio de Apocalipsis se nos desafía a vencer; hacia la mitad vemos la lucha
para vencer; y al final vemos la herencia que recibirán los vencedores.

2. EL LIBRO DE APOCALIPSIS TAMBIÉN PRETENDE SER UNA CARTA PROFÉTICA: miremos los
siguientes versículos: “3  Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y
guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.” (1:3).
 “6  Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de
los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder
pronto.7  ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía
de este libro.” (22:6-7).
 “10  Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está
cerca.” (22:10).
 “18  Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno
añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.  19  Y
si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro
de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” (22:18-19).

La profecía bíblica incluye tanto un elemento de predicción del futuro como otro de proclamación
de la verdad de Dios para el presente (Principio # 5). En los mismos pasajes en que el libro de
Apocalipsis se describe como profecía, se exhorta también a los lectores a hacer lo que Dios ha
dicho. Quienes oyen esta profecía serán bienaventurados si la toman en serio (1:3) y ponen en
práctica sus palabras (22:7). Hemos de recordar que el libro de Apocalipsis no trata solo acerca del
futuro; es también un libro acerca de lo que Dios desea ver suceder aquí y ahora . Aun en su
tiempo, Juan presenta el libro como un texto no sellado o abierto, cuyo mensaje está al alcance de
todo aquel que tiene oídos para oír (22: 10)

Como carta profética que es, el libro de Apocalipsis se enmarca dentro de la tradición de los
profetas del Antiguo Testamento. Está lleno de alusiones al poderoso lenguaje e imaginería que
utilizan los escritos proféticos antiguos. Por ejemplo, la profecía de Juan contra Babilonia que
encontramos en Apocalipsis 18-19 se hace eco de cada una de las anteriores profecías contra esta
ciudad que aparecen en los profetas del Antiguo Testamento. Evidentemente, la principal
diferencia entre el libro de Apocalipsis y los profetas del Antiguo Testamento es que la carta
profética de Juan se dirige a cristianos que viven entre el “ya” de la Cruz y la Resurrección y “el
todavía no” que supone el glorioso regreso de Cristo.

3. EL LIBRO DE APOCALIPSIS ES UNA CARTA PROFÉTICA Y APOCALÍPTICA. En 1:1 se nos dice que
el libro es “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que
deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,” (y) a los
siervos de Dios: La revelación es el término griego APOCALYPSIS. El término “apocalíptico” se
refiere a un grupo de escritos que presentan una revelación divina, que normalmente llega a algún
personaje conocido a través de un intermediario celestial. En este tipo de textos, Dios suele
prometer su intervención en la historia humana para derrocar a los imperios del mal y establecer
su reino. La mayoría de los eruditos cree que la literatura apocalíptica surgió a partir de la profecía
hebrea y representa una forma intensificada de profecía escrita durante un tiempo de crisis.
Vemos otros ejemplos de literatura apocalíptica en Ezequiel, Daniel y Zacarías. Aunque la
literatura apocalíptica era bien conocida entre el año 200 a.C. y el 200 d.C., en nuestros días no
estamos muy familiarizados con ella. Lo que hace que la literatura apocalíptica sea tan poco
familiar para nosotros es su profusa utilización de imágenes. Por lo que a este aspecto se refiere,
el libro de Apocalipsis va más allá que cualquier otro apocalipsis. Es decir, aunque estemos
relativamente familiarizados con las imágenes verbales que se utilizan en otros lugares de la
Escritura, las figuras de la literatura apocalíptica son muchas veces formas fantásticas en lugar de
reales (p. ej., langostas con colas de escorpión y cabezas humanas (9: 10), una mujer vestida con el
Sol (12:1), y una bestia con siete cabezas y diez cuernos (13:1). Cuando Jesús compara a sus
seguidores con la sal y la luz (Mt. 5:13-14), entendemos bien lo que quiere decir. Pero ¿quién ha
visto una bestia con siete cabezas y diez cuernos? Lo que con frecuencia hace que las imágenes
sean especialmente extrañas es el modo en que se combinan sus elementos. Por ejemplo,
sabemos qué es una mujer y también qué es el Sol, pero no sabemos gran cosa acerca de «una
mujer vestida con el Sol». En su condición de escrito profético y apocalíptico, el libro de
Apocalipsis está lleno de extrañas visiones e imágenes un tanto “estrambóticas”. ¿Cuál es
propósito de todas estas imágenes y símbolos? Esto nos lleva a considerar el propósito general
del libro.

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