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INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR TECNOLOGICO PRIVADO

“CIENCIAS DE LA SALUD”

ENFERMERICA TECNICA

EDA EN ADULTOS MAYORES

CURSO:
ATENCION INTEGRAL DEL ADULTO MAYOR

PRESENTADO POR:
ALISSON MISHELL DEL AGUILA CUENCA

DOCENTE:
LIC. ERICK TORRES HERRERA

CICLO:
IV-B

Pucallpa – Perú

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2023

INDICE

Pág.

PORTADA ………………………………………………………………………… 01

INDICE ……………………………………………………………………….. 02

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………. 03

EDA EN ADULTOS MAYORES………………………………………………… 04

COMPLICACIONES…………………………………………………………….. 04

CAUSAS DE LA DIARREA………………………………………………………. 04

CLASIFICACIÓN…………………………………………………………………. 05

EVALUACIÓN DE LA DIARREA……………………………………………….. 07

TRATAMIENTO DE LA DIARREA……………………………………………… 10

CONCLUSION……………………………………………………………………. 13

BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………. 14

ANEXOS…………………………………………………………………………….. 15

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INTRODUCCIÓN

La Enfermedad diarreica aguda (EDA) en adultos se define como el cuadro que se


caracteriza por incremento en el número de deposiciones (más de 2 a 3 en el día),
con alteración en la consistencia típicamente líquidas, que pueden o no presentar
algún grado de deshidratación y que de acuerdo al agente causal pueden estar
acompañadas de moco y sangre y estar asociadas o no con síntomas generales
como fiebre, escalofrío, náuseas o cólicos abdominales, y con una duración no
mayor de 14 días.

La enfermedad diarréica es causada principalmente por agentes infecciosos como


bacterias, virus y parásitos, pero también puede ser producida por ingestión de
fármacos o toxinas, alteraciones en la función intestinal, intolerancia a algunos
alimentos y reinstauración de nutrición enteral después de un ayuno prolongado.

Ciertos síntomas clínicos (fiebre, cólicos abdominales, sangre en las heces), signos
(leucocitos en la materia fecal, sangre oculta, anemia y eosinofilia) y algunos
aspectos del medio ambiente del paciente donde potencialmente adquiere la diarrea
(hospitalización, uso de antibióticos, quimioterapia, viajes al exterior) incrementan la
posibilidad de identificar el agente causal patógeno en 10 y 20% de los casos.

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EDA EN ADULTOS MAYORES

La diarrea es un incremento en el volumen, la fluidez o la frecuencia de las


deposiciones.

La frecuencia de las deposiciones por sí sola no es la característica que define la


diarrea. Algunas personas normalmente realizan de 3 a 5 deposiciones diarias. Las
personas que ingieren grandes cantidades de fibra vegetal pueden producir más de
0,5 kg de heces al día, pero en estos casos las heces están bien formadas y no son
líquidas. La diarrea generalmente va acompañada de gases, cólicos y urgencia para
evacuar; si está causada por un microorganismo infeccioso o por una sustancia
tóxica, aparecen además náuseas y vómitos.

COMPLICACIONES
La diarrea puede causar deshidratación y pérdida de electrólitos de la sangre, como
sodio, potasio, magnesio, cloro y bicarbonato. Si se pierden grandes cantidades de
líquido y electrólitos, se siente debilidad y la tensión arterial puede disminuir lo
suficiente para causar desmayo (síncope), anomalías del ritmo cardíaco (arritmias) y
otros trastornos graves. Este riesgo es más probable en los niños muy pequeños, en
las personas de edad muy avanzada, debilitadas y con diarrea muy grave.

CAUSAS DE LA DIARREA
Existen muchas causas distintas de diarrea, dependiendo de su duración
Las causas más frecuentes de la diarrea aguda (que dura menos de 1 semana) son:

 Infecciones víricas, bacterianas o parasitarias (gastroenteritis)


 Intoxicación alimentaria
 Efectos secundarios de los medicamentos

Las causas más frecuentes de la diarrea crónica (que dura más de 4 semanas) son

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 Síndrome del intestino irritable o colon irritable
 Enfermedad inflamatoria intestinal
 Efectos secundarios de los medicamentos
 Malabsorción

La diarrea que ha estado presente durante más de 4 semanas puede ser un caso
persistente de diarrea aguda o la fase incipiente de un trastorno que causa diarrea
crónica.

CLASIFICACIÓN
Normalmente, el porcentaje de agua que contienen las heces es del 60 al 90%. La
diarrea se produce cuando no se absorbe suficiente agua de las heces, produciendo
heces poco consistentes y mal formadas. Las heces pueden contener demasiada
agua si:

 Pasan demasiado rápido a través del tubo digestivo


 Contienen determinadas sustancias que impiden que el intestino grueso
absorba agua
 Contienen un exceso de agua secretada por los intestinos

El paso (tránsito) rápido de las heces es una causa frecuente de diarrea. Para que
las heces tengan consistencia normal deben permanecer en el intestino grueso
durante cierto tiempo. Las heces que salen del intestino grueso demasiado rápido
son acuosas. La disminución del tiempo de permanencia de las heces en el intestino
grueso puede tener su origen en diversas enfermedades y tratamientos. Estas
afecciones incluyen una tiroides hiperactiva (hipertiroidismo); síndrome de Zollinger-
Ellison (una afección en la que se produce sobreproducción de ácido por un tumor);
extirpación quirúrgica de parte del estómago, el intestino delgado o el intestino
grueso; derivación quirúrgica de parte del intestino; enfermedad inflamatoria intestinal
(como la colitis ulcerosa); extirpación quirúrgica de la vesícula biliar (colecistectomía);

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y el uso de fármacos como los antiácidos, que contienen magnesio, laxantes,
prostaglandinas, serotonina e incluso cafeína. Muchos alimentos, en especial
aquellos que son ácidos o tienen una gran cantidad de azúcar (como los gofres o el
jarabe de arce), pueden aumentar la velocidad de tránsito intestinal. Algunas
personas no toleran determinados alimentos y siempre sufren diarrea después de
consumirlos. El estrés y la ansiedad son también causas frecuentes.

La diarrea osmótica se produce cuando ciertas sustancias que no pueden ser


absorbidas a través de la pared del colon permanecen en el intestino. La presencia
de estas sustancias hace que la cantidad de agua que permanece en las heces sea
excesiva, causando diarrea. Determinados alimentos (como algunas frutas y
legumbres) y los sustitutos del azúcar en alimentos dietéticos, las golosinas, la goma
de mascar (por ejemplo, hexitoles, sorbitol y manitol) pueden causar diarrea
osmótica. También la deficiencia de lactasa puede causar diarrea osmótica. La
lactasa es una enzima que normalmente se encuentra en el intestino delgado y que
convierte la lactosa (el azúcar de la leche) en glucosa y galactosa, para que pueda
ser absorbida en el torrente sanguíneo. Cuando una persona con déficit de lactasa
ingiere leche o productos lácteos, la lactosa no se digiere. La acumulación de lactosa
en el intestino provoca diarrea osmótica; esta patología se denomina intolerancia a la
lactosa. La gravedad de la diarrea osmótica depende de la cantidad de sustancia
osmótica que se haya consumido. El cuadro cesa tan pronto como se deja de ingerir
esa sustancia. La sangre presente en el tubo digestivo actúa como un agente
osmótico y produce heces negras y alquitranadas (melena). Otra de las causas de la
diarrea osmótica es la proliferación de bacterias intestinales normales o el
crecimiento de bacterias que normalmente no se encuentran en el intestino. Los
antibióticos pueden causar diarrea osmótica al destruir las bacterias intestinales
normales.

La diarrea secretora sucede cuando los intestinos delgado y grueso secretan sales
(especialmente cloruro de sodio) y agua a las heces. Ciertas toxinas, como la
producida por el cólera o durante algunas infecciones víricas, pueden causar estas

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secreciones. Las infecciones debidas a determinadas bacterias (por ejemplo,
Campylobacter) y parásitos (como Cryptosporidium) también estimulan las
secreciones. La diarrea puede ser masiva; en el caso del cólera, se puede llegar a
evacuar más de 1 L de heces por hora. Entre el resto de sustancias causantes de
secreción de agua y sales se encuentran determinados laxantes, como el aceite de
ricino y los ácidos biliares (que pueden acumularse en el colon si se ha extirpado
parte del intestino delgado). Ciertos tumores poco frecuentes, como el carcinoide
(argentafinoma), el gastrinoma y el vipoma, también causan diarrea secretora, al
igual que algunos pólipos.

La diarrea inflamatoria se produce cuando la mucosa del intestino grueso se inflama,


se ulcera o se dilata, y libera proteínas, sangre, moco y otros líquidos, lo que
incrementa el volumen y el contenido líquido de las heces. Este tipo de diarrea puede
tener su origen en muchas enfermedades, como la colitis ulcerosa, la enfermedad de
Crohn, la tuberculosis y diversos tipos de cáncer, como el linfoma y el
adenocarcinoma. Cuando la mucosa del recto está afectada, la persona siente a
menudo urgencia defecatoria y tiene deposiciones frecuentes, porque el recto
inflamado es más sensible a la distensión a causa de las heces.

La diarrea causada por malabsorción se caracteriza por el aspecto aceitoso o


grasiento de las heces y un reborde de grasa alrededor de la taza del inodoro una
vez se ha tirado de la cadena. La malabsorción de sales biliares, que puede ser
consecuencia de ciertos trastornos, puede provocar diarrea estimulando la secreción
de agua y electrolitos; las heces tienen un color verde o naranja.

EVALUACIÓN DE LA DIARREA
No todos los episodios de diarrea requieren valoración médica inmediata. La
siguiente información puede ser útil a la hora de decidir cuándo es necesaria la
valoración por parte de un médico, así como para saber qué puede esperarse
durante esa valoración.

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Signos de alarma
Determinados signos plantean la sospecha de una causa más grave de la diarrea

 Sangre o pus en las heces


 Fiebre
 Signos de deshidratación (por ejemplo, disminución de la micción, letargo o
apatía, sed extrema y sequedad de boca)
 Diarrea crónica
 Diarrea nocturna
 Pérdida de peso

Cuándo acudir al médico


Las personas que presentan signos de alarma, como sangre o pus en las heces,
fiebre o signos de deshidratación, deben ver a un médico de inmediato, al igual que
aquellas con dolor abdominal importante. Puede que sea necesaria la realización
inmediata de pruebas diagnósticas o la instauración de un tratamiento, e incluso
puede requerirse el ingreso hospitalario. Si los únicos signos de alarma presentes
son la diarrea crónica o nocturna, o la pérdida de peso, es necesario acudir al médico
en un plazo máximo de 1 semana aproximadamente. Las personas sin signos de
alarma deben llamar a un médico si la diarrea persiste durante más de 72 horas.
Según cuáles sean los demás síntomas presentes, la edad y la historia clínica, se
puede indicar una exploración clínica o intentar tratamientos caseros o tratamientos
con medicamentos de venta sin receta.

Actuación del médico


En primer lugar, el médico pregunta acerca de los síntomas del paciente y su historial
médico. A continuación, realiza una exploración física. Los antecedentes clínicos y la
exploración física a menudo sugieren la causa de la diarrea y las pruebas que
pueden ser necesarias.

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El médico comienza preguntando desde cuándo dura la diarrea y cuál es su
intensidad. Se investiga la ocurrencia simultánea de diarrea en amigos, familiares u
otros contactos personales. Otras preguntas importantes se centran en:

 Circunstancias en que se produjo el inicio de la diarrea (incluyendo viajes


recientes, alimentos ingeridos y procedencia del agua bebida)
 Consumo de fármacos (incluyendo antibióticos en los 3 meses anteriores)
 Existencia de dolor abdominal o vómitos
 Frecuencia y momento de las deposiciones
 Cambios en las características de las heces (por ejemplo, presencia de
sangre, pus, aceite o grasa, o mucosidades, y cambios en el color o en la
consistencia)
 Cambios en el peso o en el apetito
 Si se siente la necesidad urgente de defecar o de defecar constantemente

La exploración física comienza con la valoración del estado de hidratación de la


persona. Se realiza una exploración abdominal completa, así como un tacto rectal
para detectar la presencia de sangre.

Pruebas complementarias
El médico decide realizar pruebas complementarias en función de los antecedentes
clínicos y la exploración física. La diarrea acuosa aguda (que dura menos de 4 días
aproximadamente) sin signos de alarma suele tener su origen en una infección vírica,
y las personas que se sienten por lo demás bien no requieren someterse a más
pruebas. Si se presentan signos de alarma, como deshidratación, sangre en las
heces, fiebre o dolor abdominal grave, habitualmente se realizan pruebas
complementarias, en especial a las personas muy jóvenes o muy mayores. En estos
casos, el médico solicita análisis de sangre para detectar alteraciones sanguíneas o
electrolíticas; además, se realizan análisis de heces para detectar la presencia de
sangre, marcadores de inflamación o microorganismos infecciosos (como
Campylobacter, Yersinia, amebas, Giardia, y Cryptosporidium). Algunas causas de

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infección se detectan mediante la observación al microscopio, mientras que otras
requieren la realización de cultivos (hacer crecer el microorganismo en el laboratorio)
o pruebas específicas de enzimas (por ejemplo, Shigella o Giardia). Si la persona
afectada ha tomado antibióticos durante los últimos 2 o 3 meses, el médico puede
analizar las heces para detectar la presencia de la toxina Clostridioides difficile
(anteriormente denominada Clostridium difficile). No suele ser necesaria una
colonoscopia.

En caso de diarrea que dura más de 4 semanas (más de entre 1 y 3 semanas para
las personas con un sistema inmunitario debilitado o que parecen gravemente
enfermas) se llevan a cabo pruebas similares. Además, el médico puede analizar las
heces, incluyendo pruebas de grasa (lo que indica malabsorción), análisis de sangre
y una colonoscopia para examinar el revestimiento del recto y el colon y recoger
muestras para detectar infecciones. A las personas cuyos síntomas parecen estar
relacionados con la dieta se les puede hacer una prueba del aliento para detectar
hidrógeno, lo que sugiere que no se están absorbiendo los hidratos de carbono. En
algunos casos se realiza una biopsia de la mucosa rectal (obtención de una muestra
de tejido para su examen al microscopio) para detectar si existe enfermedad
inflamatoria intestinal. A veces se determina el volumen de las heces en un periodo
de 24 horas. Las pruebas de diagnóstico por la imagen, como la enterografía
mediante tomografía computarizada (TC), pueden ser necesarias cuando el médico
sospecha la existencia de determinados tumores. Si todavía no puede establecerse
el diagnóstico, es posible que se tenga que valorar la funcionalidad del páncreas.
Según los síntomas que presente la persona afectada, los médicos también pueden
solicitar pruebas para detectar enfermedad tiroidea o enfermedad de las glándulas
suprarrenales.

TRATAMIENTO DE LA DIARREA
El tratamiento va dirigido a combatir la causa de la diarrea, siempre que sea posible.
Por ejemplo, cuando la causa es un elemento de la dieta o en un fármaco, se evita
su consumo; si es un tumor, se extirpa; si es una infección parasitaria, se administran

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medicamentos para erradicarla. Sin embargo, en muchos casos el cuerpo se cura
solo. Una causa vírica generalmente se resuelve sola en un plazo de 24 a 48 horas.

Deshidratación
En los casos de deshidratación es necesario tomar suplementos líquidos que
contengan cantidades equilibradas de agua, azúcar y sales. Mientras la persona no
presente una frecuencia de vómitos que lo impida, estos líquidos pueden
administrarse por vía oral. Las personas muy enfermas y las que tienen anomalías
electrolíticas importantes requieren la administración de líquidos por vía intravenosa,
y a veces hospitalización.

Fármacos o sustancias
Los medicamentos que relajan la musculatura intestinal y lentifican el tráfico intestinal
(fármacos antidiarreicos) pueden ser eficaces para disminuir la diarrea. La
loperamida se dispensa sin receta médica. Los fármacos opiáceos, como la codeína,
el difenoxilato y el paregórico (tintura de opio), se comercializan con receta y también
pueden ser eficaces. Sin embargo, los cuadros de gastroenteritis causadas por
bacterias, en particular Salmonella, Shigella y Clostridioides difficile, pueden
agravarse con el uso de medicamentos antidiarreicos. Los médicos suelen
recomendar dichos medicamentos únicamente a personas con diarrea acuosa y que
no presentan signos de alarma, ya que en estos casos es improbable que se trate de
este tipo de infecciones bacterianas. Eluxadoline y rifaximina son otros
medicamentos que puede administrarse a algunas personas con diarrea provocada
por el síndrome del intestino irritable.

Los medicamentos sin receta médica contienen adsorbentes (por ejemplo, caolín-
pectina) que se adhieren a las sustancias químicas, las toxinas y los
microorganismos infecciosos. Algunos adsorbentes también ayudan a endurecer las
heces. El subsalicilato de bismuto resulta eficaz en muchos casos de diarrea. Tiene
un efecto secundario habitual, que es conferir una coloración negra a las heces. Los
agentes formadores de masa utilizados para el estreñimiento crónico, como la

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ispágula o la metilcelulosa, algunas veces también contribuyen a aliviar la diarrea
crónica.

 Diarrea leve: son muy pocos los medicamentos que actualmente se utilizan
para tratar la diarrea leve en fase aguda, lo más importante y esencial en esta
fase es la reposición de líquidos y electrolitos.

 Diarrea de grado moderado: sin fiebre ni sangre en heces, además de las


medidas de reposición de líquidos y electrolitos, se pueden utilizar
medicamentos según sea la causa de la misma. En tal sentido se pautará la
loperamida, que es un inhibidor de la motilidad intestinal o el racecadotrilo,
que inhibe la secreción intestinal, este último sin acción sobre el sistema
nervioso central a diferencia de la loperamida.

 Diarrea grave: en los casos de deshidratación intensa o en personas mayores


más vulnerables y comprometidas, además de las medidas anteriores, puede
ser necesaria la rehidratación por vía intravenosa o por vía subcutánea
(hipodermoclisis) en los casos en los que no se pueda utilizar la vía
intravenosa. El uso de antibióticos debe restringirse solo para los casos
seleccionados y siempre por prescripción médica. La loperamida está
contraindicada en las diarreas por disentería febril.

 Diarrea crónica: el tratamiento de base será el que corresponda a cada caso,


una vez efectuado el diagnóstico, como serán la eliminación de los lácteos o
del gluten de la dieta, etcétera, junto a una adecuada reposición de líquidos y
electrolitos y la corrección de los posibles déficits nutricionales que se hayan
generado.

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CONCLUSIÓN

En los adultos sanos la diarrea suele ser un problema intranscendente, de corta


duración. Sin embargo, en las personas mayores, puede originar complicaciones,
llegando en algunos casos a constituir causa de muerte; por las pérdidas de agua y
electrolitos.Los mayores y los niños son los colectivos que más diarrea sufren, hasta
el punto que la mitad de las gastroenteritis se suelen presentar en personas mayores
de 75 años. Esto hace que debamos extremar las precauciones para detectarlas y
corregirlas a tiempo. Sin embargo, en los mayores resulta más complicado
detectarlas debido a que producen heces más líquidas, presentan síntomas larvados
y atípicos, tienen menor percepción del problema, especialmente aquellos que
presentan déficits cognitivos, debiendo estar muy atentos los familiares y cuidadores,
sospechándolo ante cambios en el estado general como apatía, decaimiento,
postración, desorientación, caídas, debilidad, sequedad de piel y mucosas, ojos
hundidos, etcétera.

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BIBLIOGRAFIA

 https://www.msdmanuals.com/es-pe/hogar/trastornos-
gastrointestinales/s%C3%ADntomas-de-los-trastornos-digestivos/
diarrea-en-adultos#v55589400_es

 SCHILLER L. Diarrhea and Malabsorption in the Elderly. Gastroenterol


Clin N Am 38 (2009) 481–502

 GUERANT RL, VAN GILDER T, STERINER TS, et al. Practice


guidelines for the management of infectious diarrhea. Clin Infect Dis
2001; 132(3):331–51

 https://www.segg.es/ciudadania/2014/07/24/diarrea-en-los-mayores-un-
problema-frecuente

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ANEXOS

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