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acto jurídico, es decir un acto voluntario lícito.

A los actos voluntarios, a su vez, se los


caracteriza como los practicados con discernimiento, intención y libertad. En el núcleo de la
definición del contrato se ubica el consentimiento. (subjetivo)
que la voluntad pueda tener gravitación jurídica, es menester que trascienda del fuero
interno, se traduzca en acto, y se manifieste al mundo exterior. La manifestación es el modo
en que se corporiza la voluntad, expresión de ésta que se agota al exteriorizarse. (objetiva)
La doctrina ha propuesto un criterio amplio para dar cabida a una variedad de supuestos y
por ello se distingue entre:

a) Manifestación directa: La intención se deduce directamente cuando existe un


comportamiento socialmente reconocible de la intención; es decir que el autor utiliza un
medio que la sociedad acepta como tal para expresar el consentimiento.
Puede darse de dos modos:
1) Comportamientos declarativos: Este es el modo normal en que se expresa la voluntad
contractual. Es el que utiliza el lenguaje, sea verbal, escrito, gráfico o por signos, lo que en
gran medida equivale al término “expreso” según la categorización tradicional.
2) Comportamientos no declarativos: En este caso no se usa el lenguaje, sino actos de
ejecución de los cuales se deduce una declaración es una voluntad actuada. El
comportamiento no declarativo no significa que no se exteriorice la voluntad, sino que se
usan actos de ejecución en lugar del lenguaje.
b) Manifestación indirecta: La manifestación es indirecta cuando la intención se infiere
mediatamente de un comportamiento que normalmente no tiene esa función.
Manifestación expresa o tácita: manifestación de voluntad puede exteriorizarse oralmente,
por escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material (art. 262). A su
vez la manifestación de voluntad puede ser tácita, cuando resulta de los actos por los
cuales se la puede conocer con certidumbre, salvo que la ley o la convención exijan una
manifestación expresa.la ineficacia de la manifestación tácita de voluntad., cuando la ley o
una convención exigen una manifestación expresa. Cuando la ley impone una determinada
forma, exige también una manifestación expresa que observe esa solemnidad, para que el
acto quede, de ese modo, apto a fin de producir sus efectos propios.

Silencio como manifestacion de la voluntad:


El silencio opuesto a actos o a una interrogación no es considerado como una
manifestación de voluntad conforme al acto o la interrogación, excepto en los casos en que
haya un deber de expedirse que puede resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de
los usos y prácticas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones
precedentes, toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la oferta
constituye aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando existe el deber de
expedirse, el que puede resultar de la voluntad de las partes, de los usos o de las prácticas
que las partes hayan establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio actual y las
declaraciones precedentes.
La regla es clara: el silencio no es considerado una manifestación de voluntad. El artículo
regula la excepción a esta regla, y exige que haya un deber de expedirse. Es decir, que,
para que el silencio tenga un efecto, debe existir un deber previo. Las innovaciones que trae
el Código se refieren a las fuentes de este deber de expedirse.

i) La primera es la ley. Existe obligación de explicarse por la ley cuando ésta impone al
silencio una determinada consecuencia o efecto.
ii) La segunda es la autonomía de la voluntad, porque las partes en un contrato pueden
estipular que, en caso de no responder en determinado plazo algún requerimiento o
interrogación formulada por la otra, ello importará aceptación o negativa a la formulación
efectuada.

iii) La tercera es más novedosa, ya que contempla los usos y las prácticas. Estos están
mencionados en el art. 1º como fuentes de derecho. Los usos y costumbres han sido
estudiados en el derecho desde hace mucho tiempo y su consideración no es novedosa.
Pero en cambio, la de las prácticas sí lo es, porque el Código incorpora tanto las prácticas
comerciales (p. ej. arts. 319; 372, inc. b; 964 CCC) como las referidas al derecho de
consumo.

iv) La cuarta es la relación entre el silencio y las declaraciones precedentes. En el derecho


privado su aplicación es amplia.

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