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En el derecho moderno se ha establecido una distinción entre los requisitos del acto
jurídico:
Como todo ser, real o conceptual, para su formación precisa ciertos elementos
esenciales sin los cuales no existiría:
1. La voluntad.
2. Un objeto posible hacia el cual se dirige esa voluntad; y, ocasionalmente,
3. Una manera solemne de exteriorizar esa voluntad.
1. Que los contratantes emitan una declaración de voluntad para celebrar el
acto, esto es, que se pongan de acuerdo (concierto de voluntades), lo cual
en derecho se llama consentimiento.
2. Que el contenido de sus voluntades se refiera a una conducta posible: una
prestación o abstención de factible realización, tanto en el orden natural como
en el jurídico; el objeto al que tienden las voluntades deberá ser física y
jurídicamente posible.
3. Excepcionalmente, que la voluntad se exteriorice de una manera ritual,
solemne, que es indispensable para la constitución del acto.
Dos factores, uno filosófico y otro económico, incidieron históricamente para atribuir
al individuo y a su voluntad importancia excepcional.
Los filósofos del siglo XVIII, promotores de las corrientes de pensamiento conocidas
como individualismo liberal, dieron curso a un movimiento cuyo eje nodal fue el
desarrollo de la libertad personal.
En el plano económico, la doctrina del liberalismo afirmó que la fórmula ideal para
lograr el beneficio común se cifra en permitir la libre actividad del individuo: dejar
hacer, dejar pasar, tanto en el ámbito de los factores económicos como en la esfera
contractual, el libre juego de las voluntades individuales es el medio de lograr la
justicia y el equilibrio
➢ Autonomía de la voluntad
➢ El principio de legalidad
Nuestra ley civil, entre cuyas fuentes de inspiración figura el Código francés,
consagra la autonomía de la voluntad, pero le impone las limitaciones dictadas por
la protección de los intereses sociales.
➢ El consentimiento
➢ Importancia de su integración
➢ El silencio
-Planiol y Ripert.
Existen situaciones en las que el acto parece integrarse por efectos del silencio,
pero en ellas no es el silencio, sino los hechos que lo acompañan, los que
demuestran la voluntad de negociar.
Los elementos esenciales característicos del acto jurídico que se desea celebrar; se
dirige a otra persona, determinada (a alguien en particular) o indeterminada (a
cualquiera que desee aceptarla y reúna los requisitos fijados), se encuentre
presente (en comunicación inmediata con el oferente) o no presente (en
comunicación mediata).
➢ Análisis de los requisitos
▪ La oferta es una declaración de voluntad unilateral. la manifestación de una
voluntad jurídica; porque varias personas pueden emitir una sola y coincidente
manifestación de voluntad, la cual seguirá siendo unilateral si su sentido es el
mismo; su expresión de voluntad conjunta dirigida en el mismo sentido será una
voluntad unilateral para el derecho porque están de una misma parte.
- De Ruggiero
Primero. Hay que ver si la oferta tiene plazo o si no se sujetó a término alguno. Si
se trata de una oferta con plazo, su vigencia se prolonga por todo el tiempo previsto.
Su eficacia se prolonga durante todo el tiempo necesario para la ida y vuelta regular
del correo público más tres días o del que se juzgue bastante, no habiendo correo
público, según las distancias y la facilidad o dificultad de las comunicaciones.
La propuesta produce por sí sola una obligación a cargo de su autor en los dos
casos señalados:
Las ofertas sujetas a plazo, o las celebradas entre no presentes, quedan extinguidas
si el proponente muere antes de la aceptación, a no ser que el aceptante ignore el
hecho al acoger la propuesta.
Por idéntica razón, si se admite la vigencia de una oferta entre no presentes por tres
días más del tiempo que dure la ida y vuelta regulares del correo público, los
herederos del oferente deberían respetar la duración legal de la propuesta, igual
que el propio autor, pues son sucesores universales y no terceros respecto del acto
de la oferta, y como tales, les obliga.
➢ Retractación.
La aceptación útil deberá ocurrir durante la vida de la oferta y solo entonces habrá
consentimiento y contrato. Si la propuesta fuera retirada antes de que el destinatario
tenga conocimiento de ella, no habrá acuerdo de voluntades; la aceptación también
puede ser retirada si al proponente se le hace llegar antes la retractación.
Precisar ese momento es importante para definir cuál será la ley aplicable al acto,
para determinar en los contratos traslativos de dominio, el momento en que se
transmite la propiedad y para decidir quién sufre la pérdida de una cosa ocurrida por
caso fortuito.
Lo comente es que las personas que van a celebrar un contrato discutan las
cláusulas del mismo, lo ajusten con base en los reparos y pretensiones recíprocas,
lleguen a un acuerdo y redacten de manera conjunta las cláusulas con la fórmula
que traduce su voluntad común. entre las partes que contratan, una tiene mayor
interés o necesidad de hacerlo y por eso no podría resistir las exigencias ajenas o
hacer prevalecer las propias.
Los contratos se documentan en formatos impresos, con breves espacios en blanco
para individualizar la contratación con el nombre del particular aceptante y otros
aspectos secundarios.
En el contrato de adhesión sólo una de las partes establece las condiciones en las
cuales se efectuará el acto, que la otra se limita a aceptar. A diferencia de los
contratos comunes o de "acuerdo mutuo" en los que ambos contrayentes
establecen las cláusulas o cánones que regirán su relación, en el contrato de
adhesión una de las partes elabora las reglas y la otra no tiene más intervención
que adherirse o rechazar su celebración.
Esta intervención del Estado en el régimen de los contratos de adhesión, que deja
un ámbito muy estrecho para el ejercicio de la libertad individual, marca, en principio,
el momento del tránsito del contrato hacia el derecho público: los contratos de
adhesión salen del ámbito del derecho civil y penetran el del derecho administrativo.
➢ Naturaleza jurídica
3. El contrato de adhesión se separa cada vez más de la categoría del contrato para
convertirse en una institución: ha ido de la regulación autónoma de las partes a la
ordenación heterónoma por el poder público a través de leyes de orden público.
"Así, del contrato de adhesión, y a causa de la intervención del legislador, se pasa
al acto condición"
-Mazeaud.
¿Cuál es el objeto de los actos jurídicos? Cuando se refieren al más común de los
actos jurídicos (el contrato), los juristas indican tres acepciones para la palabra
objeto:
➢ Acepción correcta
De ahí que el contrato tendrá tantos objetos como obligaciones haya engendrado:
cada obligación posee su propio objeto, el cual consistirá en el contenido de la
conducta del deudor, aquello a lo que se comprometió o que debe efectuar.
➢ Ejemplo de abstenciones
Aunque todas ellas implican la entrega de una cosa, dicha tradición puede presentar
diversos matices: se puede dar en propiedad, en aprovechamiento temporal o en
restitución.
➢ Objeto imposible
El contrato debe tener un objeto posible, pues de lo contrario dicho acto no llega a
existir. Será objeto imposible la cosa, hecho o abstención que no tenga facticidad
real, porque la impida una ley natural o una ley jurídica. Por tanto, hay dos clases
de imposibilidad: la natural y la jurídica.
La cosa objeto del contrato debe ser posible. La cosa es físicamente imposible
cuando no existe ni puede llegar a existir, por impedirlo una ley natural que debe
regirla necesariamente y que constituye un obstáculo insuperable para su
realización. La cosa es jurídicamente imposible cuando no es realizable, por
oponerse a ello una norma jurídica que debe regirla necesariamente.
Una cosa determinada que se destruyó antes de celebrarse el acto. Cualquier acto
jurídico que tuviera por objeto lo que la naturaleza no tiene, no podría ser cumplido.
La imposibilidad física del objeto provoca la inexistencia del contrato.
Son muy comunes los actos jurídicos que se refieren a cosas futuras, cuya
fabricación es precisamente el propósito fundamental del trato.
Hay bienes que no pueden ser objeto de apropiación por parte de los particulares,
cosas que no pueden ingresar en su patrimonio: son bienes incomerciables.
Su voluntad se enfrentaría a un obstáculo insuperable, el cual impediría la
consecuencia jurídica esperada, que es obtener su dominio.
No pueden ser poseídos por los particulares el aire, el mar, la luz del sol, que son
incomerciables por naturaleza, así como los bienes fuera del comercio por
disposición de la ley; y al no ser objetos posibles de un contrato, el que se conviniera
a su respecto sería inexistente por falta de objeto.
➢ Incomerciabilidad e inalienabilidad.
Cosas hay que, si bien pueden ser objeto de apropiación individual (son
comerciables), no son susceptibles de transmisión por parte de su beneficiario,
quien las puede aprovechar, pero no enajenar: se trata de bienes inalienables que
puede gozar el dueño o titular, mas no transmitir a otro.
El hecho o la abstención objeto del contrato deben ser también posibles: física y
jurídicamente posibles; y aquí también es físicamente imposible aquel que no puede
acaecer porque una ley natural, la cual debe necesariamente regirlo, impide su
realización.
Por otra parte, es jurídicamente imposible aquel irrealizable porque contraría los
presupuestos lógico jurídicos de una norma que necesariamente debe regirlo y
constituye un obstáculo insuperable para su ejecución.
4.3. Solemnidad