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Facultad de Derecho

Asignatura: OBLIGACIONES

1.3 Del consentimiento de la voluntad.


El consentimiento es el acuerdo de voluntades respecto a un objeto común que consiste en
producir consecuencias jurídicas que son la creación, transmisión, modificación o extinción
de obligaciones.
El consentimiento es un elemento de naturaleza psicológica que consiste en el encuentro de
dos voluntades que se complementan recíprocamente para alcanzar un fin que les es común.
Por ser el consentimiento un acuerdo de voluntades requiere para formarse de dos
manifestaciones de voluntad llamadas oferta y aceptación.

BIBLIOGRAFÌA

MARTÍNEZ ALFARO, Joaquín, Teoría de las Obligaciones, 13ª ed., México, Porrúa, 2015.
Pág. 20-65
El primer elemento de existencia del acto jurídico es

La manifestación de la voluntad que deriva del latín voluntas y debe diferenciarse del
consentimiento; este último, como su nombre lo indica, es la suma de voluntades al consentir
las partes en un acto jurídico, en su celebración y en cuanto produzca efectos jurídicos
determinados. Debe entenderse por voluntad, la libertad de obrar, la facultad o potencia que
mueve a una persona a hacer o no hacer determinada conducta. Podría decirse que es la
facultad que una persona tiene para, en momento dado, expresar su voluntad, para celebrar
un acto jurídico; debe diferenciarse del consentimiento, en el cual se suman dos voluntades,
si se trata de un acto bilateral o más, si hablamos de un acto plurilateral. Así, el
consentimiento es la suma de esas voluntades para consentir o adoptar la celebración de un
acto jurídico determinado; por eso se dice que en los actos bilaterales o plurilaterales debe
darse como elemento esencial el consentimiento.

El primer elemento de existencia, como ya los señalamos, es la manifestación de la voluntad


del hombre. El Código Civil, en su artículo 2224, así como muchos autores, emplean como
sinónimos consentimiento y manifestación de la voluntad.

El legislador confunde los términos voluntad y consentimiento. El legislador no distinguió que


el segundo se forma con la suma voluntades que intervienen en la constitución de un acto
jurídico, y que la primera es la manifestación de la voluntad externa de una persona para
formar un acto jurídico.
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De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Española, la palabra “consentimiento” significa:


“Acción y efecto de consentir. Conformidad de voluntades entre los contratantes, o sea entre
la oferta y la aceptación, que es el principal requisito de los contratos...”.

Por su parte, el maestro Rafael de Pina, define al consentimiento como:

“Acuerdo entre dos o más voluntades acerca de la producción o transformación de derechos


y obligaciones”.

Como podemos observar, el concepto citado descarta en principio, la unilateralidad que


podría presentarse en el acto jurídico, para ubicarse únicamente en el contrato, donde
efectivamente para su estructuración se requiere la intervención de dos o más voluntades.

Ahora que el, articulo 1794 del Código Civil para el Distrito Federal, señala como primer
elemento de existencia del contrato al consentimiento y no a la manifestación de la voluntad.

Podemos inferir que la manifestación de la voluntad es un acto individual consistente en


emitir una deliberación, mientras que el consentimiento implica más de un sujeto, por lo que
la manifestación de la voluntad es la determinación individual de un sujeto, en tanto el
consentimiento es el acuerdo de voluntades.

Existen actos jurídicos en los que participa una sola persona (actos jurídicos unilaterales,
como la declaración unilateral de la voluntad, por ejemplo, una convocatoria), y por lo tanto
en ellos no podemos hablar de acuerdo de voluntades. En cambio, en todos los actos
jurídicos tanto unilaterales como multilaterales (dos o más sujetos) existe una manifestación
de la voluntad de un individuo, si el acto jurídico es unilateral, o de varios si el acto es
multilateral.

Entonces, de lo anterior de infiere que la manifestación de la voluntad es la exteriorización de


un deseo o propósito que se efectúa por una declaración expresa, o bien por actos que
revelen en el sujeto el ánimo de llevar a cabo acciones que el Derecho reconoce y a las
cuales imputa consecuencias jurídicas, porque el acto jurídico debe ser deliberado e
intencional. La voluntad puede ser: expresa o tácita.

Es expresa, cuando la voluntad se exterioriza a través de actos u omisiones que la hagan


suponer, es decir, mediante los cuales podamos inferir lógicamente su existencia. Se
considera manifestación tácita cuando se desprende de hechos u omisiones que de manera
necesaria e indubitable revelan la determinación o el propósito de celebrar el acto jurídico.

Un ejemplo de lo expuesto lo podemos apreciar cuando en una tienda tomas un producto


que está a tu alcance y sin decir palabra alguna entrega el importe de la mercancía al
expendedor y éste lo recibe; en este acto no hubo una sola palabra, pero si se presentaron
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signos inequívocos; por lo tanto, derivado de esos hechos, se presume la existencia de la


manifestación de las voluntades.

Las dos formas de manifestación de la voluntad a que nos hemos referido anteriormente las
consagra nuestro Código Civil en su artículo 1803, que dice:

El consentimiento puede ser expreso o tácito. Es expreso cuando se manifiesta verbalmente,


por escrito o por signos inequívocos. El tácito resultará de hechos o de actos que lo
presupongan o que autoricen a presumirlo, excepto en los casos en que por ley o por
convenio la voluntad deba manifestarse expresamente.

Un ejemplo de manifestación tácita de la voluntad al encontramos en el artículo 2487 del


Código Civil para el Distrito Federal.

“Si después de terminado el plazo por el que se celebró el arrendamiento, el arrendatario


continúa sin oposición en el uso y goce del bien arrendado, continuará el arrendamiento por
tiempo indeterminado...”.

Otro aspecto a considerar, dentro de la manifestación de la voluntad, es el tratamiento que la


legislación vigente da al silencio de las partes.

A este respecto el tratamiento no es uniforme, por lo cual debemos señalar lo que establece
el Código Civil en sus artículos:

Artículo 1669. Cuando alguno tuviere interés en que el heredero declare si acepta o repudia
la herencia, podrá pedir pasados nueve días de la apertura de ésta, que el Juez fije al
heredero un plazo, que no excederá de un mes, para que dentro de él haga su declaración,
apercibido de que, si no la hace, se tendrá la herencia por aceptada.

Artículo 2547. El contrato de mandato se reputa perfecto por la aceptación del mandatario. El
mandato que implica el ejercicio de una profesión se presume aceptado cuando es conferido
a personas que ofrecen al público el ejercicio de su profesión, por el sólo hecho de que no lo
rehúsen dentro de los tres días siguientes...

Para finalizar el tratamiento de la manifestación de la voluntad, haremos un comentario breve


acerca del momento en que la voluntad liga jurídicamente a quien la emite; para esto
debemos distinguir dos momentos:

1. Cuando el acto jurídico es unilateral: en este caso el acto jurídico queda formado en el
momento en que es emitida la voluntad de su autor, según el Artículo 1860 del Código Civil,
que dice: “El hecho de ofrecer al público objetos en determinado precio obliga al dueño a
sostener su ofrecimiento.”

Es evidente que, tratándose de un acto jurídico unilateral, basta la manifestación de la


voluntad de su autor para que éste quede obligado jurídicamente a sostener su ofrecimiento.
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Los actos jurídicos de esta naturaleza quedan regulados, entre otras disposiciones, en los
artículos 1804 al 1811 de nuestro Código Civil.

Este tipo de ofrecimientos nace como acto jurídico unilateral, pero en determinado momento
alguien acepta la propuesta y el acto jurídico se convierte en bilateral.

2. Momento en que el acto jurídico se convierte en bilateral: nacido el acto jurídico unilateral
se convierte en bilateral en el momento en que el proponente recibe la aceptación, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 1807, que dice:

“El contrato se forma en el momento en que el proponente recibe la aceptación, estando


ligado por su oferta según los artículos precedentes.”

ENCICLOPEDIA JURIDICA 311-314

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