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3.2.

A LA LUZ DE LA DOCTRINA

3.2.1. ACTO JURÍDICO

3.2.1.1. BASE LEGAL

Esta figura importante del derecho civil, se encuentra regulada


específicamente en el artículo 140° de este cuerpo normativo
donde se sustenta que:

“El acto jurídico es la manifestación de voluntad destinada a


crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas. Para
su validez se requiere:
1. Plena capacidad de ejercicio, salvo las restricciones
contempladas en la ley.
2. Objeto física y jurídicamente posible.
3. Fin lícito
4. Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad”.

De esto se obtiene entonces que, se trata de una herramienta con

la que se concretará la actuación de la autonomía privada, pero a

esto se le debe agregar que no es un instrumento de libertad total

ni absoluta. Además es necesario mencionar que al acto jurídico

es aquel que podrá ser realizado siempre que exista manifestación

de la voluntad para crear, modificar, trasmitir, etc. derechos u

obligaciones, y que además producirá el efecto deseado por el

actor, siempre y cuando la ley protege esa voluntad.

3.2.1.2. DEFINICIÓN

Según Torres Vásquez, “el acto jurídico es la manifestación de

voluntad dirigida a producir efectos jurídicos que el

ordenamiento reconoce y tutela”. (Torres, 2015, p.78)


Por consiguiente, los actos jurídicos dependen de la voluntad del

sujeto inmerso de regular sus propios intereses o sea de una

determinación interna del querer, la cual no es relevante como tal,

sino solamente si es manifestada.

Entonces, el acto jurídico engloba la constitución, modificación o

extinción de relaciones jurídicas creadas que tengan diferentes

alcances en cuanto a la libre determinación de los sujetos; es

decir, abarca toda la manifestación de la autonomía privada de los

sujetos en las diferentes ramas del derecho civil. Además, es

preciso mencionar que no será un acto jurídico aquel que sea

contrario al ordenamiento jurídico, deberá estar adecuado al orden

público y a las buenas costumbres también, de no ser así será

declarado nulo por ilícito.

El fin de esta figura, que como ya se mencionó es producir

efectos jurídicos es una característica específica de este que lo

diferencia de otros actos voluntarios lícitos. También, es menester

sustentar que como ya se explicó antes, si bien los efectos del

acto jurídico consisten en crear, modificar, regular o extinguir

relaciones jurídicas; es decir refiriéndose a los derechos y

obligaciones, entonces el acto jurídico será eficaz, mientras que

cuando no los producen se obtiene un acto jurídico será ineficaz.

3.2.1.3. MANIFESTACIÓN DE VOLUNTAD

La manifestación de la voluntad, es decir la demostración del

querer interno del sujeto, es el componente central del acto


jurídico, por medio del cual los particulares regulan sus propios

intereses. Pues bien, para que exista un acto jurídico la voluntad

interna no puede prescindir de la manifestación, ni viceversa,

por lo mismo el Derecho permite impugnar el acto por vicios de

voluntad, en la realidad, es común que los actos se den de esta

forma es decir que la voluntad declarada sea la misma que la

voluntad interna, pero el problema surge cuando no coincide la

voluntad interna con la manifestación, en estas situaciones se

deberá evaluar de acuerdo a cual de ambas voluntades; es decir

la voluntad interna (teoría de la voluntad) o la voluntad

declarada (teoría de la declaración) será la que predomine; como

muestra de rescate de estas teoría se han creado algunas

intermedias de confianza que a continuación desarrollaremos:

A) TEORÍA DE LA VOLUNTAD

Esta teoría, dominaba en el siglo XIX por la influencia de la doctrina

iusnaturalista y de la escuela histórica, sostenía el imperio de la

voluntad interna de la cual la declaración solo era considerada como

un mero instrumento, además se conoce a la voluntad interna como el

elemento necesario para la creación, interpretación y efectos del acto

jurídico, esta teoría considera también que solamente la voluntad

interna como hecho psíquico tiene la capacidad de dar vida al acto

jurídico.

Se basa en un principio fundamental es decir, la autonomía de la

voluntad, el acto jurídico encuentra su fundamento y sustancia en la


voluntad de las partes que lo celebran, por consiguiente, el acto

jurídico es la expresión de la libertad individual.

Según esta teoría, en caso de interpretación de esta materia, se deberá

averiguar cuál fue la voluntad real de las partes, es decir, se debe

desentrañar la verdadera voluntad del agente por ser la única que

puede producir efectos; entre la voluntad interna y su declaración hay

una relación natural, pues son elementos dependientes (una necesita

de otra); si existiera conflicto primará la voluntad, y si esta falta será

declarada un acto nulo.

B) TEORÍA DE LA DECLARACIÓN

Esta teoría nació por obra de los juristas alemanes de mediados del

siglo XIX, esta considera a la declaración (medio por el cual la

voluntad del declarante es percibida por el destinatario) como el único

elemento necesario para la creación, interpretación y efectos del acto

jurídico, la declaración produce efectos jurídicos independientemente

del querer interno del agente, se caracteriza por el total abandono y

desprecio de la voluntad real de las partes, es decir considera que la

voluntad de las partes es extraña al contrato, que la declaración es el

hecho fundamental que produce efectos jurídicos sin considerarse si

han sido queridos realmente por el agente; por lo tanto, prevalece la

declaración de la forma en que ha sido recepcionada por el

destinatario en tanto la declaración es el único hecho apreciable.

Además, sustenta que una voluntad que permanece solo en el mundo

interno, no tiene relevancia para el Derecho, esto es, en el acto


jurídico no solo es importante la efectiva voluntad individual formada

en la esfera psíquica del sujeto, sino su proyección social externa

necesita ser exteriorizada, declarada hacia los demás individuos para

que pueda producir los efectos señalados por la ley. Los efectos del

acto jurídico se derivan del tenor objetivo de la manifestación de la

voluntad, las ideas que esta teoría defiende son que el acto jurídico no

es el producto de las intenciones sino de la declaración, que una vez

formulada adquiere una vida jurídica propia; en la vida de relación un

acto no es reconocible por los demás sino a través de su forma, por lo

tanto debe prevalecer la objetiva declaración.

C) TEORÍA DE LA RESPONSABILIDAD

También denominada “autorresponsabilidad del declarante”, se

emparenta con la teoría de la voluntad; es decir, admite que la

voluntad es el elemento que da origen al acto jurídico y su efectos,

pero si se diera el caso que exista divergencia entre la declaración y la

voluntad y esta se deba al dolo o culpa del declarante, este deberá

responder de lo que declaró como si verdaderamente lo hubiera

querido, es decir, deberá prevalecer la declaración, porque quien

introduce una declaración en el tráfico jurídico asume el riesgo de la

confianza que tal declaración crea.

Para esta teoría se inicia por el presupuesto de que el acto jurídico es

válido si hay correspondencia entre la voluntad y la declaración, la

voluntad prevalecerá sobre la declaración, pues así como carece de

consecuencias jurídicas la voluntad no declarada, así mismo no la


tiene la declaración sin la voluntad. Si existe discrepancia o distinción

entre la declaración y la voluntad el acto será inválido, solamente se

tendrá en consideración lo declarado cuando la diferencia entre lo

querido y lo declarado se deba al dolo o culpa del emisor de la

declaración, el límite de la voluntad se encuentra en la culpa del

declarante.

D) TEORÍA DE LA CONFIANZA

Esta teoría también denominada “teoría de la legítima expectativa” y

siendo afín a la teoría de la declaración, añade un elemento subjetivo

en la apreciación de la declaración, la que prevalece aun cuando no

corresponda a la voluntad real del agente, siempre que el destinatario,

obrando diligentemente, haya depositado su confianza en ella, se

protege a la confianza no culposa del destinatario de la declaración.

Cuando haya discrepancia entre la voluntad real o interna y la

declaración, la validez o la invalidez del acto jurídico se establece

apreciando la buena o mala fe del destinatario de la declaración. El

acto es válido si el destinatario o receptor de la declaración, obrando

de buena fe ha depositado su confianza en ella.

Se atiende a la buena o mala fe del destinatario de la declaración y no

a la voluntad real, o la culpa o buena fe del declarante. Esta teoría no

es de aplicación cuando el destinatario no ha puesto la debida

diligencia que le habría permitido advertir la falta de voluntad en la

declaración.
En esta teoría, el elemento culpa se transfiere al destinatario de la

declaración, mientras que en la teoría de la responsabilidad, la culpa

opera a cargo del declarante.

E) CRITERIO QUE ADOPTÓ EL CÓDIGO CIVIL PERUANO

Nuestro Código Civil adopta a la “teoría de la declaración”, pues

define al acto jurídico en su artículo 140, como una manifestación de

voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones

jurídicas, además, este ordenamiento jurídico también protege a la

confianza depositada por el destinatario en la declaración (teoría de la

confianza), sanciona la responsabilidad del declarante que ha emitido

una voluntad viciada cuyos resultados debe afrontar (teoría de la

responsabilidad) y deja un gran espacio a la invalidez (anulabilidad)

por debilidad o turbaciones de la esfera psíquica del sujeto (teoría de

la voluntad).

Por ejemplo se sustenta en los principios superiores de lealtad,

seguridad, equidad, de confianza, los que obligan a que las personas

expresen aquello que realmente quieren, razón por la que si existieren

dudas se deberá presumir que lo que se ha declarado corresponde al

verdadero querer del emisor de la declaración, salvo que se demuestre

que lo que quiso es distinto a lo que aparece declarado.

Este cuerpo normativo admite claramente que en caso de divergencia,

y siempre que se haya demostrado que la voluntad real es distinta a la

declaración, aquella prevalecerá sobre la declaración, por ejemplo en

el artículo 1361° se sustenta que, “se presume que la declaración

expresada en el contrato responde a la voluntad común de las partes


y quien niegue esa coincidencia debe probarla”; incluso se admiten

los vicios de la voluntad , la buena fe, la teoría de la culpa que

deberíamos eliminar del Código si solo se admitiera la teoría de la

declaración de forma absoluta.

Otro artículo que es necesario mencionar y analizar minuciosamente

es el artículo 140°, específicamente cuando hace referencia a la

“manifestación de voluntad”, y no solamente “manifestación”, con lo

que se demuestra que también se permite la teoría de la voluntad, o el

artículo 690° que prescribe que las disposiciones testamentarias deben

ser la expresión directa de la voluntad del testador; es decir, también

permite a la teoría de la voluntad y así en otros artículos del mismo.

Si bien es cierto, el Código Civil adopta como principio rector a la

teoría de la declaración, no es con carácter absoluto, sino en algunos

casos los principios intermedios, para no caer o eliminar del Derecho

algunos conceptos como la responsabilidad, la buena fe, la confianza,

las instituciones de error, etc.

3.2.1.4. AUTONOMÍA PRIVADA DE LA VOLUNTAD

Según Aníbal Torres, se entiende por autonomía de la voluntad

privada a que:

“Las personas son libres de celebrar o no un acto jurídico; si

toman la decisión de celebrarlo, libremente escogen la persona

(natural o jurídica) con quien lo celebrarán; y elegida esta

persona, son libres de determinar, sin injerencia alguna, el


contenido del acto dentro de los límites fijados por el

ordenamiento jurídico”. (Torres, 2015, p.158)

La autonomía privada también se puede definir como el poder

reconocido a los particulares por el ordenamiento jurídico para

regular sus intereses mediante el acto jurídico. Esta nos presenta

a la idea de independencia del otorgante del acto jurídico respecto

de las normas dispositivas; es decir, el acto jurídico estará

protegido y reservado al poder de los privados para que legislador

no pueda acceder al mismo.

El principio de la autonomía privada alcanza su mayor expresión

con la libertad de contratar; refiriéndose a la autodeterminación

del sujeto para contratar o no contratar, con la libertad contractual

(libertad para definir el contenido del contrato) y con la libertad

de elección de la contraparte. Este mismo principio resalta a la

declaración o manifestación de la voluntad como la fuente de los

efectos jurídicos. Con el término “privada” de esta expresión se

refiere a que los intereses que van a ser regulados serán privados

y no públicos. El poder de la autonomía privada deberá ser

ejercido dentro de los límites fijados por la Constitución y la Ley,

quienes establecerán los límites a este poder serán las normas

imperativas, el orden público y las buenas costumbres.

3.2.1.5. FORMAS DE MANIFESTACIÓN DE LA VOLUNTAD

La manifestación de la voluntad como se conoce, es el conjunto

de caracteres que hacen socialmente conocida la voluntad de

celebrar el acto jurídico.


Según el Código Civil, específicamente en su artículo 141, se

menciona que: “la manifestación de voluntad puede ser expresa o

tácita.”; así mismo, en su artículo 142° se hace referencia a que

también puede derivarse del silencio por atribución de ley o del

convenio de las partes. A continuación detallaremos las siguientes

formas:

a) Manifestación Expresa: puede ser formulada directamente

por la persona interesada o por su representante legal o

convencional, también se le denomina positiva, directa o

inmediata y está dirigida a de forma directa y rápida hacer

conocer la voluntad interna, no siendo importante el

instrumento usado para la exteriorización; se realiza en forma

oral, escrita, a través de cualquier medio directo, manual,

mecánico (máquina de escribir), digital (computadora),

electrónico, mediante la lengua de señas, grabaciones, etc.

b) Manifestación Tácita: también llamada manifestación

implícita, actuación de voluntad, declaración indirecta o

mediata; es la realizada con signos no lingüísticos, se infiere

de actos u observancia de ciertas conductas: acciones u

omisiones del sujeto, que aunque no sean dirigidos

directamente a hacer conocer la voluntad interna, permiten

deducir su existencia sin lugar a dudas, algunos de los

requisitos que se deben presentar para ser tácita son: la

certidumbre, que la ley no exija declaración expresa, que no

exista reserva o declaración en contrario por parte del agente


(el sujeto declara desmintiendo su propio comportamiento

concluyente).

c) Manifestación recepticia: es decir no produce efecto alguno

mientras que no es conocida o aceptada por el destinatario,

por ejemplo en el caso del contrato, para que este

perfeccionado es necesario que la aceptación sea conocida

por el oferente.

d) Manifestación no recepticia: se refiere a aquella que

produce efecto por el solo hecho de ser emitida sin necesidad

de ser conocida o aceptada; por ejemplo, el testamento.

e) El silencio como manifestación de voluntad: el silencio no

constituye manifestación de voluntad sino solamente cuando

la ley o el convenio entre partes le atribuyen ese significado,

en caso de duda no puede suponer ni una negación ni una

aceptación.

f) Voluntad presumida por la ley: es decir, cuando el

ordenamiento jurídico de acuerdo con lo que comúnmente

suele ocurrir en la realidad social, considera a cierto

comportamiento como que encierra una determinada

voluntad, por ejemplo, el recibo del pago del capital otorgado

sin reserva de intereses hace presumir el pago de estos.

3.2.1.6. CARACTERÍSTICAS

El acto jurídico presenta las siguientes características:


a) Es un hecho o acto humano; en tanto se da en oposición a los

actos naturales, dentro de los hechos humanos el acto jurídico

es un acto voluntario.

b) Es un acto voluntario; es decir un acto realizado sin voluntad

es nulo o si se realizó con voluntad pero adolece de vicios el

acto será anulable, los actos jurídicos dependen de la voluntad

del agente para regular sus intereses.

c) Es un acto lícito, pues tiene que ser realizado de acuerdo al

ordenamiento jurídico, a sus normas imperativas, el orden

público y las buenas costumbres.

d) Tiene por fin inmediato producir efectos jurídicos; esto lo

diferencia de otros actos voluntarios lícitos, de ahí que no son

actos jurídicos aquellos que sus efectos se producen

prescindiendo de la voluntad.

3.2.1.7. ELEMENTOS

El acto jurídico presenta los siguientes elementos:

A) ESENCIALES

Según nuestro ordenamiento jurídico estos requisitos son: 1) Agente

capaz, 2) Objeto física y jurídicamente posible, 3) Fin lícito, 4)

Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad. En los

actos bilaterales o plurilaterales, el elemento esencial no es la simple

manifestación de la voluntad de las partes, sino el consentimiento, o

sea la confluencia de voluntades de todas las partes que celebran el

acto jurídico, en la doctrina por ejemplo a los requisitos de validez

también se les denomina elementos esenciales o substanciales.


Estos requisitos son indispensables para la existencia válida del acto

jurídico, basta que solo uno de ellos falte el acto no existirá

válidamente, de aquí proviene la denominación de elementos

esenciales, pues además se sabe que los tres primero obligatoriamente

deben encontrase en todo acto jurídico, mientras que el último será

exigido solamente en algunos actos jurídicos. Pero a parte de estos

elementos esenciales que se reconocen, deberán concurrir los

elementos de cada acto en particular que son exigidos por ley, como

en el caso de la compraventa, que para que exista debe existir un bien,

un precio que se paga en dinero, basta que uno falte para que el acto

sea declarado inexistente.

B) NATURALES

Los elementos naturales, son considerados efectos jurídicos que se

derivan de la naturaleza de ciertos actos jurídicos, no son esencia del

acto aunque naturalmente hagan parte de este, por lo que los derechos,

deberes u obligaciones que de ellos derivan pueden ser disminuidos,

incrementados o eliminados por voluntad de partes. Entonces,

Los elementos naturales son los que están insertos en la naturaleza de

un acto jurídico concreto y determinado, de tal manera que el derecho

se los atribuye aun cuando las partes no los hayan incluido. En un

préstamo de dinero, por ejemplo, los intereses.

C) ACCIDENTALES

Llamados también modalidades de los actos jurídicos, estos elementos

serán aquellas estipulaciones accesorias que serán introducidas en el

acto jurídico en razón del ejercicio de la autonomía de la voluntad


privada y siempre que no desvirtúen la esencia o naturaleza del acto

jurídico, su presencia en el acto dependerá solamente de la autonomía

de voluntad de las partes, son incorporados comúnmente en los

contratos en forma de cláusulas, los elementos accidentales se

diferencian de los naturales porque son ajenos al acto jurídico, así

estos serán modalidades alternativas de realizar el acto jurídico, Por

ejemplo en una compra-venta las modalidades serían la condición, el

cargo y el plazo.

3.2.1.8. REQUISITOS DE VALIDEZ

3.2.1.8.1. AGENTE CAPAZ

Es necesario mencionar primero que, cuando nos referimos a

capacidad estamos hablando sobre la aptitud para ser sujeto de

derecho o para ejercerlos, sería pues una calidad para el goce o

ejercicio de los derechos que establece el ordenamiento

normativo, el goce y el ejercicio de un derecho constituyen la

capacidad plena del agente. Además si no existe el agente capaz

(sujeto de derecho) es imposible que exista voluntad; es decir,

no puede existir alguna declaración jurídica.

Sin embargo, en el inciso 1 del artículo 140° de nuestro actual

Código Civil solo se establece: “1. Plena capacidad de

ejercicio, salvo las restricciones contempladas en la

ley”. Lo que significa que el sujeto de derecho ya tendrá la

capacidad de decidir qué será lo que lo beneficia y lo perjudica;

en las personas naturales la plena capacidad de ejercicio se

refiere a que el sujeto de derecho tiene la aptitud para ejercitar


su capacidad de goce de forma personal y particular por ejemplo

para obligaciones jurídicas (celebrar actos jurídicos); si no se

llegara a concretar este alcance de desarrollo puede ser

ejercitada esta capacidad por los padres, tutores o curadores; en

nuestra legislación en su artículo 42° se exige que hayan

cumplido 18 años salvo excepciones esto incluye a todas las

personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las

demás y en todos los aspectos de la vida, independientemente de

si usan o requieren de ajustes razonables o apoyos para la

manifestación de su voluntad. Excepcionalmente tienen plena

capacidad de ejercicio los mayores de catorce años y menores de

dieciocho años que contraigan matrimonio, o quienes ejerciten

la paternidad; en cuanto a la capacidad de ejercicio de las

personas jurídicas esta se expresa a través de las personas

naturales, pero que se les imputa a las personas naturales y

aparecen como voluntad de las mismas mediante los órganos

que aparecen en el Estatuto donde se mencionan las facultades y

poderes de los órganos de gobierno y mandatarios para realizar

tal acto jurídico.

3.2.1.8.2. OBJETO DEL ACTO JURÍDICO

A) EN EL CÓDIGO CIVIL

- OBJETO DEL ACTO JURÍDICO

D acuerdo al artículo 140 que expresa que: “El acto jurídico es la

manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar o


extinguir relaciones jurídicas”, se concluye que el objeto será la

relación jurídica de cada acto jurídico.

Pero esta (relación jurídica), no tiene naturaleza física, por lo tanto no

cumple con el requisito de validez de ser física y jurídicamente

posible, pues esta no puede estar referida sin a la prestación, que es el

objeto de la relación jurídica o a los bienes, servicios o deberes de

abstención que constituyen el objeto.

- OBJETO DEL CONTRATO

Se conoce entonces que según nuestro ordenamiento jurídico hay tres

elementos ligados íntimamente para determinar el objeto del contrato,

y son la obligación (relación obligacional), la prestación y el bien,

servicio y la abstención.

B) REQUISITOS

- POSIBILIDAD FÍSICA DEL OBJETO

Se refiere a la materialización del objeto como tal, de forma común

nadie puede vender algo que no existe; es decir, no hay obligación

sobre cosas imposibles, entonces existirá imposibilidad física cuando

el objeto no existe en la naturaleza o si existe sobre él no pueden

recaer relaciones jurídicas.

Por lo tanto, se puede definir este requisito como algo corporal, que

sea percibido por los sentidos, ya que se conoce como objeto a todo lo

que es externo al sujeto, se dice que debe ser entonces una

imposibilidad absoluta es lo que exige nuestro ordenamiento civil en

su artículo 140, por lo tanto se desprende que si el objeto del acto

jurídico es imposible recaerá en una invalidez del acto jurídico.


- LICITUD DEL OBJETO

Se refiere concretamente a que el acto jurídico debe estar conforme a

lo que establece el ordenamiento legal, debe estar permitido por los

cuerpos normativos específicamente. Es lícito entonces cuando no

transgrede normas imperativas

- POSIBILIDAD DEL OBJETO

Según Aníbal Torres, “se refiere a la posibilidad jurídica del objeto,

no puede ser opuesto a las buenas costumbres, el orden público ni a

la moral es decir se refiere a un concepto más genérico, el Derecho

en general no debe repudiarlo”. (Torres, 2015, p.157)

Por ejemplo, será imposible jurídicamente el matrimonio entre dos

personas que estén prohibidas de casarse, hipotecar un mueble o la

compraventa entre cónyuges; es decir, se realizan actos que sean

permitidos por el ordenamiento jurídico, dentro del que se encuentran

la moral y las buenas costumbres, por lo tanto el objeto existe

físicamente pero la ley prohíbe que pueda ser un acto jurídico.

- DETERMINACIÓN O DETERMINABILIDAD DEL OBJETO

Para esto es necesario saber que cuando, ordenamiento jurídico

(Código Civil Peruano) menciona que el acto jurídico será nulo

cuando el objeto es indeterminable, se refiere a que este deberá ser

determinado en base a ciertos criterios de individualización

enunciados en el mismo acto jurídico; por ejemplo, en el caso del

pago de un alquiler, este equivaldrá a las tantas unidades impositivas

tributarias, el precio del bien será el que señalen los peritos, etc.; por

el contrario en el supuesto que nos encontremos con la


indeterminación del objeto esto significará la imposibilidad de

identificar derechos y obligaciones que componen la relación jurídica

cuando se celebre el acto jurídico.

3.2.1.8.3. FIN LÍCITO

Se refiere a la orientación que se le va a dar a la manifestación de

voluntad en el acto jurídico, y que esta sea directa y específica

para producir efectos jurídicos; es decir, crear, regular, modificar

o extinguir relaciones jurídicas, estas orientaciones deben ser

lícitas y por tanto también amparadas en el ordenamiento jurídico,

pues generalmente se sabe que cada acto humano está realizado

con fin específico, un acto sin ninguna finalidad es imposible

absoluto.

A) CAUSA FUENTE

Se refiere a la causa eficiente, es decir a la manifestación que será la

que da nacimiento al acto o negocio jurídico No es determinada por sí

misma sino por fines o razones que impulsan al sujeto a hacer la

declaración de voluntad.

B) CAUSA FIN

Emite pues, una identificación de la finalidad del acto jurídico con los

efectos buscados mediante la manifestación de voluntad, se refiere a la

finalidad que se persigue con la celebración del acto jurídico deberá

ser justa y no contraria a las normas jurídicas, las buenas costumbres y

el orden público.

De esto se desprenden tres teorías para Aníbal Torres Vásquez que

son: “1) La teoría objetiva, que se refiere a que la causa es un


elemento del acto jurídico o contrato que se encuentra fuera de los

sujetos que manifestaron sus voluntades, es decir el fin se encuentra

en el mismo negocio jurídico, 2) La Teoría Objetiva, que se refiere a

que es un requisito del acto, subjetivo o psicológico, que consiste en

la razón concreta o abstracta determinante de la celebración del acto

jurídico, el elemento psicológico que ha determinado a los sujetos a

manifestar su voluntad y 3) La Teoría Integral, que se refiere a que

además de la razón abstracta, también la causa debe ser constituida

por razones concretas”.(Torres, 2015, p.165-169)

3.2.1.8.4. FORMALIDAD

A) PRINCIPIO DE LIBERTAD DE FORMAS

En el artículo 143, del Código Civil del Perú se menciona que:

“Cuando la ley no designe una forma específica para un acto

jurídico, los interesados pueden usar la que juzguen conveniente”.

De esto se obtiene que, cuando la ley no señale una forma específica

para la celebración del acto jurídico, los interesados haciendo uso de

la autonomía de la voluntad privada, pueden hacer uso de la forma que

consideren conveniente ya sea verbal, escrita, inscripción en registros

públicos como muestra de su manifestación de voluntad, debe ser una

forma válida para una comunicación social. Por ejemplo se deduce de

lo que establece el artículo 1352 del Código Civil que el contrato se

perfecciona desde el momento que las partes prestan su

consentimiento sin importar las formas como manifestaron su

voluntad.
B) FORMALIDAD LEGAL

En el artículo 144 del Código Civil se establece que:

“Cuando la ley impone una forma y no sanciona con nulidad su

inobservancia, constituye sólo un medio de prueba de la existencia

del acto”.

Con esto se busca proteger la ponderación que deben hacer los agentes

respecto de la conveniencia o no de celebrar un acto jurídico y si

decidieron realizarlo que sepan bien los términos y condiciones o

también para darle certeza a los derechos que adquieren.

- FORMA PROBATORIA

Para Aníbal Torres, la formalidad será probatoria cuando, “la ley

señala una forma sin sancionar su inobservancia con la nulidad del

acto”. (Torres, 2015, p.389).

Se puede prescindir de esta por no ser un requisito de validez, ya que

solo servirá para facilitar la prueba de la existencia y del contenido del

acto, tiene una función procesal. Por ejemplo en el caso del contrato

del suministro la ley dice que si se hubieran celebrado por escrito, el

mérito del instrumento prevalecerá sobre los otros medios probatorios,

pero sino no invalida el acto, ni afecta su eficacia.

- FORMA SOLEMNE

Según Aníbal Torres, se dará la formalidad solemne cuando, “la ley

señala una forma sancionando su inobservancia con la nulidad del

acto”. (Torres, 2015, p.389)

No solo tiene función probatoria sino es una forma esencial, cuya

inobservancia invalida el acto jurídico, sí constituye un requisito de


validez del acto, favorecerá a las partes para que ponderen

cuidadosamente sobre si les conviene o no celebrar el acto, además

fijará de manera clara los deberes y obligaciones de las partes.

BIBLIO

Torres, V. A. (2015). Acto Jurídico. Instituto Pacífico

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