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BOLSONARO EN
BRASIL
ECO + RRII
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ÍNDICE
CONCLUSIÓN …………………………………………………………………………………………………………10
BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………………………………………………………………. 11
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DEFINICIÓN DE POPULISMO
El populismo es un fenómeno que no surge ahora, pues aunque exista esa sensación ha estado
presente en la sociedad desde el siglo XIX y ha ido ganando un indeseado protagonismo. Se
encuentra extendido por todo el planeta, especialmente en América Latina pero también en La
India, Taiwán, Europa, Estados Unidos… Es un fenómeno caracterizado por ser planetario y no
reciente, que cuenta al menos con un siglo de historia.
En un siglo, han pasado de vivir apenas unos 120 millones de personas bajo el liderazgo de un
populista a más de dos mil millones. Países como Venezuela con Hugo Chávez o Italia con Silvio
Berlusconi eran los únicos con más de 20 millones de habitantes que tenían gobiernos populistas
durante la primera década del siglo XXI. Años después, se unieron a estos algunos como Bolivia
con Evo Morales y Rusia con Vladimir Putin, pero la verdadera expansión del populismo ha
ocurrido en estos últimos años cuando se instauró en varios de los países más poblados del
planeta, en Estados Unidos con Donald Trump, en la India con Narendra Modi o en Brasil con
Jair Bolsonaro.
En los últimos diez años, un tercio de las publicaciones académicas han tratado el concepto de
populismo, luego hay un amplio debate académico, político y social entorno a ese tema. Se ha
traducido como un insulto y una palabra maleta, que engloba varios aspectos. Por tanto, ha ido
apareciendo toda una bibliografía que lo intenta definir pero que es complicado debido a
cuestiones como que los trabajos son todavía muy fragmentarios y a que se tienden a hacer
generalizaciones en torno a casos concretos.
El populismo implica a la diferencia que se hace entre el pueblo virtuoso y la élite corrupta pero
no tiene implicaciones económicas, sociales, culturales…Es una ideología muy fina y es por eso
por lo que existe una fuerte vinculación con alguna otra ideología más fuerte. Se ha considerado
una ideología, un movimiento para llegar al poder y ha adquirido un sentido peyorativo que no
tenía antes. Es tanto un movimiento transversal, como un fenómeno ideológico.
Algunas características propias del populismo son: líder carismático, manipulación, demagogia,
pueblo virtuoso frente a élite corrupta… En algunos casos es muy fácil detectarlo, como es en el
de Trump, pero nos encontramos con muchos otros en los que no se observa tan claramente.
Uno de los mayores peligros que acarrea el populismo es la tentación autoritaria. El líder popular
consigue su posición gracias a su condición humana, la cual le permite empatizar con el pueblo
de manera intrínseca y ganarse así su confianza de forma absoluta ante cualquiera de sus
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actuaciones. Es también importante aclarar que el populismo puede ser tanto de izquierda como
de derecha, siendo las fronteras poco claras y pudiéndose transformar un populismo de
izquierda en un populismo de derecha y viceversa. Esto depende principalmente del devenir
histórico que atraviesa el pueblo durante el proceso.
Además de todas las diferentes aproximaciones conceptuales que existen sobre el populismo,
se está produciendo un estiramiento conceptual del término que dificulta la distinción entre su
uso académico y su uso común y esto en parte es debido a la nueva ola de populismo, a las redes
sociales, fake news y medios de comunicación carentes de profesionalidad. Incluso se puede
llegar a afirmar que la palabra populismo ha perdido su capacidad política y únicamente se utiliza
para marcar a los enemigos políticos. Se ha transformado en un término adecuado como
sinónimo de demagogia, comunismo o como un insulto, caracterizado por su forma
indiscriminada.
En la segunda ola populista el pueblo se veía como una masa pasiva de individuos. Se caracterizó
por el uso del discurso neoliberal, el cual lo emplearon actores políticos como Alberto Fujimori
en Perú y Carlos Menem en Argentina.
La tercera ola tuvo su inicio a finales de 1990 con Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en
Ecuador, y el más sonado, Hugo Chávez en Venezuela. Las políticas de estos líderes se
caracterizaron por su alta oposición al libre mercado y por su apelación a la ideología del
americanismo. Con esto, el pueblo pasaba a formar parte de los discriminados y excluidos
mientras que la élite se convirtió en la mera defensora del neoliberalismo y, de los actores
políticos que muestran su insistencia por instaurar en América Latina modelos occidentales de
democracia, lo cuales no van a ser aptos.
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un populismo radical de derecha, con similitudes a la mayor parte de los partidos populistas que
actualmente encontramos en Europa Occidental. Aun así, las experiencias del populismo radical
de derecha en América Latina han sido limitadas, ya sea numéricamente o en términos de logros
electorales. Esto es algo sorprendente al observar la tendencia y la historia de éxito que el
populismo ha tenido en la región.
Brasil posee una larga tradición histórica populista, incluso más acusada que Estados Unidos
pues conoció y vivió bajo el liderazgo de muchos líderes populistas previos a la aparición se Jair
Bolsonaro. Los años que transcurren de 1930 a 1964 en Brasil son conocidos como República
Populista, periodo que abarca desde el Estado Novo hasta el Golpe Militar. Esta etapa se
asemejó a la perfección con la noción clásica de populismo pues se iba en contra de la oligarquía
y de los políticos tradicionales.
Además, Brasil fue gobernada durante estos años por líderes carismáticos, demagogos y que se
identificaban con el pueblo como Jânio Quadros, João Goulart y Getulio Vargas. Cabe resaltar
este último, presidente del Gobierno Provisorio entre 1930 y 1934, del Gobierno Constitucional
entre 1934 y1937, del Estado Novo entre 1937 y 1945 y electo por voto directo entre 1951 y
1954. Se considera auténtico pionero del populismo no solo en Brasil si no en toda América
Latina.
Posteriormente, apareció en escena el líder carismático Lula da Silva, presidente por el Partido
de los Trabajadores desde 2003 hasta 2010, que tras la dictadura militar llevo a cabo la
consolidación de la democracia y orientó todas sus políticas para ayudar a los sectores más
pobres de la sociedad. Aun así, no hay acuerdo en la doctrina sobre si debe considerarse como
populista o no esta figura.
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afectivos y tuvo como consecuencia la imposición de una derecha moderada que dio paso a una
derecha radical y populista en las elecciones de 2018. La cumbre de esta radicalización de la
derecha se alcanza en 2016 cuando la presidenta Dilma Rouseff es destituida por acusaciones
como la violación de la ley presupuestaria o la implicación en actos de corrupción. Debido a esto
se generó cierto rechazo hacia su partido, el Partido de los Trabajadores (PT). Esta polarización
efectiva fue también retroalimentada cuando en 2016 Lula de Silva, fundador y líder del PT fue
arrestado en una causa de corrupción.
Dos partidos de derecha moderada fueron los que participaron, hasta hoy, en el gobierno que
ha sido peor evaluado de la historia de Brasil, el Movimiento Democrático Brasileño y el Partido
de la Social Democracia Brasileña. Los líderes de ambos partidos fueron constantemente
acusados por corrupción y otros crímenes, se caracterizaban por su incapacidad de revertir el
uso de la economía y de manejar los altos niveles de violencia en las principales ciudades del
país. Es por esto por lo que las encuestas e investigaciones realizadas mostraban unos índices
de aprobación de su presidencia muy bajos.
El gran beneficiario de toda esta situación fue Jair Bolsonaro, ex capitán del ejército que a
principios de 2018 se afilió al Partido Social Liberal. En la primera vuelta obtuvo 46,5% de los
votos y Fernando Haddad, líder del PT obtuvo 28,5%; luego, en la segunda vuelta Bolsonaro ganó
con 55,21% de los votos y Haddad perdió con 44,79%. En Brasil, el populismo no tiene como
base la crisis migratoria (como en Europa), sino más bien la crisis económica y de seguridad
ciudadana que se ha agravado desde hace una decena de años.
Este líder se ha lucrado de los problemas del país para introducir sus ideas populistas y manipular
la opinión pública. Ha presentado planes y fórmulas mágicas como solución a la situación de
pobreza y desigualdad que afecta a millones de brasileños, ganándose así el voto de las clases
más humildes. También ha aprovechado los casos de corrupción de otros partidos para
presentarse como una nueva alternativa y de confianza y, aunque parte de la población no
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comparta sus ideas, le darán su voto ante la situación de cansancio de los mismos políticos de
siempre.
Las campañas de esta figura se han caracterizado por su extrema violencia verbal, ha centrado
sus discursos en ataques contra las mujeres y ha ofrecido la oportunidad de un fácil acceso a las
armas de fuego, otorgándoles también a los cuerpos de seguridad mayor autoridad para matar
a los delincuentes. Además, durante su campaña, habló con admiración de la dictadura militar
en el país y propuso encaminar la política económica hacia una mayor explotación y
deforestación de la Amazonia.
Bolsonaro ha sido sostenido principalmente por las iglesias evangélicas que amparan como él
modos de vida tradicionalistas y la posición subordinada de las mujeres, pero también ha
recibido un gran apoyo por parte de los grupos de la agroindustria que pretendían seguir
enriqueciéndose. Además, hay cuatro elementos que sustentan su posición y explican su triunfo:
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RASGOS POPULISTAS DE BOLSONARO
En primer lugar, Bolsonaro se caracteriza por ser un hombre carismático que consigue proyectar
al exterior una figura de fortaleza. Logra esto mediante la suma de una vida rodeada de
escándalos de misoginia, que le hacen aparentar más viril y masculino y, de una situación
profesional, social y económica exitosa, que le ayuda a aparentar tener más poder e influencia.
Este líder brasileño se presenta como la voz del pueblo, que se vincula y conecta profundamente
con el pueblo mientras que rechaza y se opone fuertemente a la élite corrupta. Cabe destacar
que para este el concepto de pueblo excluye tanto a minorías raciales como a mujeres y
homosexuales y no se esconde de ello, es más, expresa abiertamente y de forma excéntrica y
vulgar sus actitudes machistas, racistas y homófobas.
Jair Bolsonaro lleva en la política desde 1988, habiendo pasado por siete partidos diferentes y
llevando a propuesta más de 170 proyectos de ley, por lo que es considerado una persona muy
cercana al mundo político y conocedor a la perfección su campo de actuación. Esto le da una
mayor facilidad a la hora de tomar decisiones difíciles, rápidas y controvertidas.
Otras de las mayores expresiones del populismo que vemos reflejadas en Bolsonaro es el
rechazo de la verdad empírica. Con la pandemia de la Covid-19 y los primeros casos que se
identificaron en Brasil, el presidente siempre ha minimizado la gravedad y ha negado las
recomendaciones científicas, incluso llegando a declarar públicamente que no estaba entre sus
pensamientos ponerse la vacuna.
Debido al gran e inesperado éxito de Donald Trump en las elecciones estadounidenses de 2016,
Bolosnaro decidió llevar a cabo una copia de la metodología y estrategias políticas puestas en
marcha por el líder americano. A pesar de llevar más de veinte años en el mundo político,
Bolsonaro nunca había ocupado un puesto de poder y decidió apuntar alto y lanzarse a por él.
El líder brasileño no ha negado en ningún momento esta copia, la ha hecho de forma clara y
deliberada y, es más, se ha servido de los consejos de Steven Banon, el estratega y creador de
la campaña política de Donald Trump. Si que es cierto que partía con una gran ventaja para llegar
a conseguir su objetivo y es que compartía muchos aspectos con el estadounidense, como su
estilo políticamente incorrecto, su peculiar personalidad y su radical ideología.
La campaña de Donald Trump fue un hito en el uso de las fake news, automatización política y
propaganda personalizada. Dos años después, Bolsonaro seguirá los pasos de Trump que, con la
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ayuda de Steven Baton, centrará su campaña en difundir su discurso mediante la famosa red
conocida WhatsApp. De esta manera, consiguió aumentar su popularidad en general y estrechar
contacto con los jóvenes, que tradicionalmente venían dándole la espalda y no contaba con su
aprobación.
Donald Trump es un hombre caracterizado por su carisma, era muy decidido a la hora de
presentar su discurso, algo que le faltaba a Bolsonaro. El líder brasileño no era un buen orador,
no sabía venderse, le faltaba labia por lo que prefería centrar sus esfuerzos en las redes sociales
en vez de en discursos al público. Pudo hacerlo gracias a una puñalada que intentó acabar con
su vida, sirviéndole esto de justificación para poder estar ausente de todos los debates debido
al miedo que tenía. A través de las redes sociales le era más fácil aparentar ser una persona
carismática.
Por último, me gustaría mencionar una característica que Bolsonaro presenta y que no es común
en líderes populistas. El líder brasileño admite no tener todas las respuestas, reconoció no saber
nada de economía y eligió como ministro a un reconocido economista. Sin embargo, Trump
siempre se presenta como quien más sabe de cualquier tema, como alguien que siempre estará
en lo cierto y tendrá la razón indiscutible.
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CONCLUSIÓN
Brasil posee 212 millones de ciudadanes y fue el 55% de la población quien decidió entregar su
voto a Bolsonaro. Para mejorar la situación del país, este líder prometía afirmar el poder
autoritario de las Fuerzas Armadas, explotar la Amazonia para vender más productos
agroindustriales y mantener las jerarquías sociales y estatuarias de origen étnico y de clase
social. A pesar de esto, toda esa gente votó a Bolsonaro debido al contexto social y político
existido en el país, caracterizado por un alto grado de corrupción y delincuencia.
Esta crisis sufrida en la última década tuvo como consecuencia el descontento y enfado de la
población con la clase tradicional política, lo que impulsó a la presidencia a este individuo
extremista, mediático y excéntrico. Pero no fue la crisis el único factor que propició su ascenso,
sino también la imitación de la campaña política que previamente había desarrollado Trump
para las elecciones estadounidenses. La colaboración de Bolsonaro con Steven Banon (estratega
de la campaña de Donald Trump) le permitió un mayor acercamiento a más sectores de la
población y asemejarse cada vez más al líder estadounidense pues incluso declaró públicamente
que era digno de su admiración. Es por esto por lo que el líder brasileño ha sido denominado
como el “Trump Tropical”.
Un punto muy importante en la campaña de Bolsonaro fue el uso de las redes sociales. Con este
medio consiguió llegar a más gente y a nuevos sectores de población como los jóvenes,
transmitiendo e inculcando promesas absurdas sobre el futuro brillante que podía ofrecer ante
la desesperada situación de Brasil.
En conclusión, a pesar de presentarse como la solución a la crisis que asola el país desde hace
años, Jair Bolsonaro no termina de despegar económicamente y sigue arrastrando un problema
casi crónico de seguridad y violencia, con 64.000 homicidios anuales. Este líder caracterizado
por su autoridad, misoginia y racismo es y será el encargado del presente y futuro de una de las
economías más prometedoras del mundo. Sin embargo, la historia ha demostrado que los
populismos y sus recetas simples nunca han tenido la capacidad de dar soluciones ante
problemas tan complejos como los que se viven hoy en día en Brasil.
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BIBLIOGRAFÍA
Secciones, Minuto, Internacional, Política, Sociedad, & Deportes et al. El peligro populista de
Bolsonaro. https://www.lavanguardia.com/vida/junior-
report/20181019/452424836667/populismo-ultraderecha-brasil-bolsonaro-elecciones.html
Comparativa del populismo en Brasil y Estados Unidos: Desde la perspectiva de sus líderes
actuales. https://repositorio.comillas.edu/xmlui/bitstream/handle/11531/41126/TFG-
PARDO%20IGLESIAS%20MONTSERRAT.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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