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Águeda María García Romero

ECO+ RRII. Grupo 34.

PRÁCTICA SOBRE LA TRATA DE PERSONAS


La trata de personas, conocida también como la esclavitud del siglo XXI, se ha
convertido en un problema social verdaderamente preocupante puesto que no es
solo una forma de delincuencia grave sino que también conlleva a la vulneración de
los Derechos Humanos, dignidades y libertades de las víctimas. Es uno de los delitos
que mayor cantidad de dinero mueve en todo el mundo y supone un evidente
proceso de deshumanización, relegando a las víctimas a ser tratadas por los
explotadores como meras mercancías.

Uno de los mayores obstáculos a los que nos enfrentamos es el de conocer la


verdadera envergadura que tiene la trata de personas, puesto que es un mercado
ilícito. Así, según los datos que proporciona la Oficina de Naciones Unidas contra la
Droga y el Delito, se calcula que por cada víctima de trata de personas que se
identifica, existen veinte sin identificar. Pero el dato más preocupante es que el 50%
de las víctimas de trata son menores de 18 años y entre un 15 y un 20% de las víctimas
son niños.

Hablando del caso de la población infantil, la trata de personas puede tener diversas
formas como la explotación sexual, la mano de obra barata o incluso no remunerada,
los matrimonios forzados, la obligación de incorporarse a grupos armados o el
trabajo doméstico. Todos estos casos se caracterizan por una violación de los
derechos de las niñas y niños a la protección, a tener unos derechos básicos y
fundamentales como el de recibir una educación o crecer en un entorno familiar.

Así, la trata de personas abarca fenómenos muy diferentes y se manifiesta en forma


de explotación sexual, laboral, concertación de matrimonios forzados, esclavitud o
servidumbre, servicios o trabajos forzosos, explotación de la mendicidad, tráfico de
órganos, obligación de la comisión de delitos…En cualquier caso, los tratantes se
lucran aprovechándose de aquellos que se encuentran en una situación de
vulnerabilidad, de desigualdad o de necesidad y especialmente de la población
marginada. Es un negocio billonario y cruel.

Cabe destacar la trata con fines de explotación laboral pues las víctimas son captadas
y sometidas a trata mediante engaño y coacción, y son retenidas en condiciones de
esclavitud realizando una serie de trabajos forzosos. En este caso, el trabajo forzoso
se designa como “todo trabajo o servicio exigido a un individuo bajo la amenaza de
una pena cualquiera y para el cual dicho individuo no se ofrece voluntariamente”.
Esta es muy difícil de detectar, no solo por los entornos en los que se produce sino
también por la falta de toma de conciencia de la sociedad, de información y de
instrumentos específicos que la aborden. Además, en muchas ocasiones, se confunde
con un empleo irregular y no es así, es algo mucho más grave que eso ya que viola los
Derechos Humanos.

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito documentó los casos de


trata desde 2003 hasta 2016 y el resultado fue 225.000 víctimas, dentro del cual tres
partes de ellas eran mujeres y la mayoría tenían fines de explotación sexual. Dentro
de esta encontramos tanto la prostitución como los trabajos forzados y podemos
identificarla como una forma de violencia de género.

Ahora bien, no se debe confundir la trata de personas con el tráfico de personas. La


línea divisoria entre trata y tráfico ilegal de personas puede ser muy fina pero
encontramos tres diferencias. La primera de ellas es la voluntariedad y el
consentimiento, en la trata no hay consentimiento de las víctimas o es inválido el
haberse obtenido mediante manipulación, engaños y coacción mientras que en el
tráfico sí que lo hay, a pesar de las malas condiciones que se pueden sufrir durante el
transporte. La segunda trata sobre la transnacionalidad pues en el primer caso no es
necesaria, no se requiere cruzar fronteras mientras que en el tráfico de personas si
que conlleva el transporte cruzando fronteras. Por último, en la trata de personas se
da una clara explotación pues la víctima no es libre para terminar la relación con el
tratante mientras que el tráfico no implica necesariamente explotación pue una vez
producida la entrada en el país termina la relación entre el traficante y el migrante.
Me gustaría hacer referencia al delito de tercería locativa, el cual es muy importante
de abordar para luchar contra la explotación sexual. Consiste en el lucro por alquilar
un espacio donde se prostituye una persona. Se habla del local, club, habitación o
negocio donde se está produciendo esa explotación sexual y que, por tanto, los
beneficios por este alquiler te hacen cómplice y cooperador de la esclavitud del siglo
XXI.

Una vez introducido el tema y sus conceptos fundamentales, es conveniente explicar


cómo la trata de personas se ha constituido en un problema político. Para Mark
Warren, un problema político tiene dos dimensiones relacionadas: es colectivo y está
basado en el conflicto. Es evidente la primera característica pues aunque afecte
mayoritariamente a las mujeres, la trata de personas no hace distinción ente
diferentes sexos o edades y tampoco distingue el lugar ya que esta se da en todas las
partes del mundo, convirtiéndose en un problema global en el que la solución para
combatirlo es la cooperación. Además, tiene una dimensión conflictiva pues es un
negocio ilícito con el que se ganan grandes cantidades de dinero y por lo que genera
mucho interés, creándose así un gran conflicto en la sociedad.

Como hemos visto en el Capítulo I, la intervención de las autoridades públicas es un


tema controvertido pues en algunas ocasiones es efectiva pero en otras no y, por
otro lado, hay quienes están en contra y quienes están a favor. Sin embargo, existen
determinadas actividades en las que un sistema de regulación a través del mercado
sin interferencia gubernamental no sería deseable. Como he mencionado
anteriormente, las trata de personas es una actividad que puede llegar a ser muy
lucrativa para sus gestores pero es moralmente reprehensible y la gran mayoría de la
ciudadanía apoya la intervención pública en este ámbito.

Para emprender políticas públicas eficaces se necesitan conocer los problemas a los
que nos enfrentamos y a los cuales se les debe poner solución. Es necesario partir de
un diagnóstico y obtener datos estadísticos rigurosos en esta materia. Así, el
gobierno de España genera una serie de políticas públicas las cuales abarcan el tema
de la trata de personas, tienen un periodo de actuación e incluyen un factor de
coerción para garantizar su cumplimiento con éxito.
En los últimos 20 años, España ha experimentado avances muy relevantes en la lucha
contra la trata de personas. La concienciación por parte de toda la población y el
gobierno, además del conocimiento y la sensibilización frente a esta violación de los
Derechos Humanos ha conllevado a un gran desarrollo del marco legal. Se han creado
diferentes políticas públicas, especialmente en el ámbito de la trata de mujeres y
niñas con fines de explotación sexual y se han conseguido numerosos recursos de
atención para las víctimas.

Esto último puede ser considerado como un aspecto muy relevante ya que la trata de
personas tiene como consecuencia efectos adversos sobre la salud de las víctimas,
tanto física como psicológica debido a los duros tratos que reciben. Se considera uno
de los delitos más vergonzosos ya que consiste en la humillación de la víctima,
atacando a su dignidad y arrebatándole sus derechos. Además, a esto se le debe
sumar el aislamiento social que experimentan e incluso se les obliga al consumo del
alcohol y drogas. En definitiva, las victimas de trata de personas se encuentran en
malas condiciones físicas y psicológicas por todo lo que han vivido y es necesaria la
existencia de una serie de recursos de atención y ayuda para intentar superar los
traumas que esa situación les haya generado.

Por ello, en 2015 se aprobó el Plan Integral de la Lucha contra la Trata de Mujeres y
Niñas con fines sexuales de Explotación Sexual 2015-2018. Este documento sucede al
que abarcó el periodo 2012-2015 y pretende dar una solución al problema de la trata
de personas desde varias perspectivas y ámbitos.

Este Plan se centra en la defensa de los Derechos Humanos y presta en mayor parte
su atención a la protección y reparación de la mujer, desde una perspectiva
psicosocial. No solo propone propuestas con el fin de evitar situaciones de trata
sino que también intenta mejorar los mecanismos de ayuda a la víctima. Aun así, el
Plan también aborda la lucha contra las redes criminales que dirigen las operaciones
de trata y la apuesta por una mayor coordinación institucional.

También han empezado a funcionar numerosas organizaciones de la sociedad civil


caracterizadas por su especialización en la intervención con las supervivientes de la
trata y en la defensa de sus derechos. Estas a su vez han formado una red y
plataformas en las que se unen esfuerzos dedicados a solucionar este grave
problema. La Red Española contra la Trata de Personas tuvo sus inicios con un
pequeño grupo de organizaciones en el año 2004 /2005 y a día de hoy está
integrada por más de 25 organizaciones.

Además, 2021 ha sido un año caracterizado por la aprobación de normas que


consolidan derechos feministas, en particular, de las víctimas de explotación sexual y
trata con fines de explotación sexual. Se puede destacar la Ley 1/2021 de 24 de marzo,
de medidas urgentes en materia de protección y asistencia a las víctimas de violencia
de género que declara la esencialidad de los servicios de información, asesoramiento
y acogida. También tenemos la Ley Orgánica 8/2021 de 4 de junio, de protección
integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, que garantiza los derechos
fundamentales de las niñas y los niños víctimas de cualquier violencia, como la trata
de seres humanos, y configura una atención reforzada en los centros de protección a
las actuaciones específicas de prevención, detección precoz e intervención en casos
de explotación sexual y trata de seres humanos.

Estas leyes intentan mejorar una serie de fallos que Amnistía Internacional reprochó
a España en 2020. Denunció que en nuestro país se le daba más importancia a la
persecución del delito que a la protección de las víctimas durante todo el ciclo,
considerándolas meros instrumentos y pruebas para la investigación.

Amnistía Internacional aseguraba que esto era principalmente preocupante en las


costas, donde lo primordial es el control migratorio dejando en un segundo plano un
mecanismo de detección temprana y una coordinación entre los distintos
mecanismos participantes. Como consecuencia, durante el proceso se produce la
pérdida de posibles víctimas y muchos tratantes sacan partido de ello esperándolas
en esos lugares de tránsito.

Cabe destacar también la realización en 2021 de un Proyecto de Ley Orgánica de


garantía integral de la libertad sexual. Esta Ley contempla la adopción y puesta en
marcha de políticas caracterizadas por su efectividad, globalidad y coordinación
entre las distintas administraciones públicas competentes, que aseguren la
prevención y el castigo de las violencias sexuales y que establezcan una respuesta
integral especializada para mujeres, niñas y niños ya que son las principales víctimas
de todas estas situaciones y en el caso que nos atiende, de la trata de personas. Esta
norma sitúa a los grupos vulnerables en el centro y para ello, se refuerzan medidas
de prevención y sensibilización y mecanismos de reparación y acompañamiento.

En cuanto al delito de tercería locativa mencionado anteriormente, fue introducido


originalmente en el Código Penal de 1973, junto con la actividad de quien viviera en
todo o en parte de la prostitución, el vulgarmente conocido como “chulo” o “rufián.
Sin embargo, la tercería locativa y el rufianismo desaparecieron del Código Penal en
1995. Mediante Ley Orgánica en el año 2003 se introdujo el proxenetismo no
coercitivo que se refería a toda actividad consistente el lucrarse explotando la
prostitución de otra persona aun con su consentimiento. La tercería locativa quedaba
englobada con esta formulación e incluso también otros lucros como, por ejemplo,
hacer de chófer de la prostituta, tal y como dictaminaron algunas Audiencias
Provinciales. Por último, en cuanto a este delito, se incorpora dentro del Proyecto
2021 mencionado en el párrafo anterior y además, no solo se incluye pena de prisión
sino también el cierre del local.

El tema sobre la trata de personas debería ser una prioridad en la agencia global pues
como he mencionado anteriormente es un problema a nivel mundial. Es por ello por
lo que todos los Estados deben duplicar y unir sus esfuerzos y financiación para la
investigación, el análisis y la recopilación de datos y soluciones contra todas las
formas de trata de seres humanos, habiendo una coordinación entre ellos. Para ello,
los países necesitan una serie de normas y convenios internacionales a los que
adherirse.

Uno de los avances internacionales más importantes en esta materia fue el Protocolo
de Palermo, el cual se creó en el 2000 para prevenir, reprimir y sancionar la trata de
personas, especialmente mujeres y niños, y que complementa la Convención de las
Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional. Este fue ratificado
por España en 2003 y actualmente lo cumplen 176 estados. La finalidad de este
protocolo es prevenir combatir la trata de personas (especial atención a niños y
mujeres), proteger y ayudar a las víctimas de dicha trata, respetando plenamente sus
Derechos Humanos y promover la cooperación entre los Estados Parte para lograr
dar diferentes soluciones a este problema.

Otro de los convenios relevantes en este campo de análisis fue el Convenio del
Consejo de Europa sobre la lucha contra la trata de seres humanos en 2005, también
conocido como el Convenio de Varsovia y fue ratificado por España en 2009. Su
objetivo es prevenir la trata de humanos, proteger a las víctimas de la trata, encausar
a los traficantes y promover la coordinación de la acción nacional y la cooperación
internacional. Este se centra en los Derechos Humanos y en la protección de las
víctimas, y se considera responsables a las autoridades nacionales si no toman
medidas para prevenir la trata de seres humanos e investigar eficazmente sobre ella.

Además, la Oficina de la Droga y el Delito de las Naciones Unidas publica en 2007 un


Manual para la lucha contra la trata de personas. Este se creó debido a la idea de que
todavía hay un gran desconocimiento sobre la mejor manera de prevenir y combatir
la trata de personas en distintas circunstancias. Podemos encontrar en él una gran
variedad de instrumentos conceptuales, legislativos y de organización que se utilizan
en diferentes países. En términos generales, dicho Manual tiene los mismos fines que
el Protocolo Palermo.

Sin embargo, a pesar de la existencia de numerosas normas internacionales a las que


se adhieren diferentes países y por tanto tienen la obligación de cumplirlas, cada
Estado aborda de manera diferente el delito de trata. Aunque se trate de una
definición consolidada a nivel internacional, no debemos olvidar de que realmente se
aplica a nivel nacional, donde los Estados participantes del protocolo Palermo
realizan interpretaciones muy singulares sobre este tema.

El Protocolo de Palermo es el creador de un marco de actuación que permite y facilita


la cooperación interestatal. Por tanto, es fundamental que todos los Estados se
pongan de acuerdo acerca la definición de trata de personas puesto que si no
estaríamos ante una fragmentación y sería mucho más difícil lograr el objetivo de
terminar con este problema.

Un ejemplo de esta dificultad debido a las distintas definiciones se puede observar en


los asuntos penales de extradición del tratante. No es suficiente con que los crímenes
tengan el mismo nombre o que ambos Estados sean parte del protocolo Palermo,
sino que es requerida una cierta simetría entre el Derecho Interno del Estado que
solicita la extradición y del Estado requerido respecto al delito en concreto. Por tanto,
el juez nacional tendrá la obligación de asegurar que lo que se conoce como trata en
otro país se corresponde también con la definición de trata de personas en su marco
judicial. Así, la incorporación de distintas versiones del delito de trata de personas en
el Derecho Interno de los Estados conlleva a una serie de obstáculos que dificultan o
incluso impiden el desarrollo de un régimen transnacional.

Estas lagunas también se dan en la identificación de las víctimas de trata,


exponiéndose estas a una gran inseguridad jurídica ya que en ciertas ocasiones no se
las reconoce como tal, sufren el riesgo de ser juzgadas injustamente e incluso pueden
ser declaradas culpables de delitos de inmigración. Aquí ocurre lo mismo que con la
definición de delito de trata, cada país se basa sobre diferentes criterios para
reconocer una victima de trata, lo que conlleva a una mala gestión internacional de
este problema y el cual exclusivamente se puede solucionar mediante la cooperación
entre todos los países.

Una vez abordado este tema a nivel internacional y nacional, me gustaría mencionar
algunos aspectos sobre el nivel autonómico. La Comunidad de Madrid diseñó una
Estrategia contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual en el año
2016 y en vigor hasta 2021. Esta sistematiza a nivel de la Comunidad de Madrid las
actuaciones a desarrollar con relación a las líneas estratégicas contempladas en el
Plan Integral de Lucha contra la Trata de Mujeres y Niñas con Fines de Explotación
Sexual 2015-2018, con el fin de trabajar en la eliminación de esta forma de violencia de
género. Mediante dicha Estrategia, el Gobierno de la Comunidad de Madrid se
responsabiliza, en el ámbito de sus competencias, de poner fin a este grave delito
que atenta contra los derechos humanos, y en especial contra los de la mujer.

Por otra parte, la Comunidad Andaluza posee un Instituto Andaluz de la Mujer (IAM)
a través del cual se llevan a cabo una serie de políticas públicas destinadas a fomentar
la integración social de mujeres prostitutas y víctimas de trata. Concretamente, el
IAM ha destinado este año más de 230.000 euros a la financiación de 21 programas
de este tipo. Así, Andalucía trabaja en acabar con estas situaciones, desde el Instituto
Andaluz de la Mujer con programas de atención a la prostitución, desde el área de
Salud Pública colaborando y subvencionando a colectivos y entidades solidarias, o
desde los centros de atención a inmigrantes para identificar posibles casos de trata
de menores. Además, para ser eficaces y contar con unos buenos mecanismos, se han
puesto en marcha cursos de formación para que los equipos de tratamiento de
mujeres víctimas de trata estén bien preparados y cuenten con las herramientas
necesarias para desenvolverse en estos escenarios tan duros.

Por último, también me gustaría destacar la implicación de algunas empresas


privadas en la lucha contra la trata de seres humanos. Es fundamental animar al
sector privado a que aplique políticas empresariales destinadas a terminar todo
vínculo entre las empresas legítimas y la trata de personas. Además, es importante
que se sensibilicen y conciencien sobre la cuestión, elaborando así una serie de
normas éticas y códigos de conducta que establezcan una política de tolerancia cero
ante cualquier forma de trata de personas.

Tienen también gran mérito aquellas empresas que no juzgan a las víctimas de trata
y que las contratan a pesar de su pasado y del qué dirán el resto de personas pues
aunque resulte entristecedor admitirlo, esto no ocurre normalmente y estas mujeres
no pueden hacer vida normal después de haber pasado por esa situación tan
desagradable.

CONCLUSIÓN

Tal y como hemos visto, la trata de seres humanos constituye un problema a escala
internacional, es un fenómeno mundial que no conoce fronteras. Es un crimen de
gran complejidad puesto que participa un entramado de diversas modalidades
delictivas como amenazas, intimidaciones, coacciones, agresiones sexuales, lesiones
y falsificación de documentos.

Así, solo puede llegarse a soluciones eficaces contra el problema de la trata de


personas, ya sea a nivel nacional o local, aplicando estrategias de carácter global
basadas en los derechos humanos que tengan en cuenta el carácter transnacional del
problema, las numerosas actividades delictivas asociadas, la frecuente participación
de grupos delictivos organizados y el enorme dolor, miedo y perjuicio que padecen
las víctimas.
Es por esto por lo que todos los Estados deben de cooperar e intentar acordar una
misma definición sobre el delito de trata y sobre la víctima de trata para todos ellos.
De esta manera se evitarán las lagunas y los vacíos legales comentados
anteriormente pues la respuesta a este problema de gran calibre mundial debe ser
de esa misma índole ya que sino será mucho más compleja la tarea de elaborar planes
de acciones eficaces e implementar políticas públicas que acaben con estas
situaciones.

Aunque la trata con fines de explotación sexual no es un fenómeno reciente, se ha


percibido un gran auge debido a aspectos como la mayor globalización económica,
el incremento de los flujos migratorios o el desarrollo de los medios de comunicación.
Factores como el aumento de la desigualdad entre países, la pobreza, la
discriminación contra las mujeres y la división sexual del trabajo han servido de
precedente para la creación de un amplio mercado sumergido que se dedica a la trata
de seres humanos y el cual genera grandes beneficios económicos.

Para luchar contra este aspecto tan preocupante para toda la sociedad, se han
llevado a cabo políticas públicas tanto a nivel autonómico, como nacional e
internacional, creando una serie de mecanismos y financiando numerosos recursos
de atención a víctimas de trata. Además, han surgido nuevas formas de lucha como
la persecución de la tercería locativa, poniéndose fin a una de las rendijas por las que
se escabullen los proxenetas.

Por último, he de mencionar que, aunque la cooperación internacional entre todos


los países sea un aspecto fundamental para la solución de esta cuestión, la
identificación de un caso de trata de personas es el primer paso y resulta esencial para
proteger a las víctimas y garantizarles su derecho a la justicia y reparación. En
definitiva, si no se detecta a las posibles víctimas, los siguientes pasos son
inexistentes y es por ello por lo que debemos contar con mecanismos y autoridades
eficaces y preparados para actuar en este ámbito.

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mujeres-prostituidas-y-v%C3%ADctimas-de-trata

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