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MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98

El modernismo es un movimiento artístico que surge a finales del siglo XIX y principios del XX como
reacción en contra de la literatura del Realismo y Naturalismo, aunque también existe una reacción
anticonformista al mercantilismo de la burguesía en América.
Como corriente literaria se desarrolla sobre todo en la poesía y está influenciado por el Romanticismo,
parnasianismo y simbolismo francés. Se caracteriza por la renovación y riqueza del vocabulario, el
refinamiento de su expresión (cultismos y neologismos), uso de palabras con gran sonoridad, abundante
adjetivación y musicalidad. Predomina el uso de recursos literarios como las aliteraciones, antítesis o
sinestesias. El tema más destacado es la huida del mundo y la belleza sensorial. Los modernistas logran la
búsqueda de la soledad y la evasión de la realidad mediante lo fantástico, exótico y legendario. Otro tema
es el mundo interior del escritor; se centran en la descripción de sus sentimientos personales, muchas veces
identificados con el paisaje. La métrica se centra en el uso de versos antiguos, como el dodecasílabo,
alejandrino o endecasílabo. El verso es libre y emplean estrofas como el soneto o de pie quebrado. Su mayor
impulsor es Rubén Darío, escritor nicaragüense con influencias tanto de la poesía francesa como por la
obra de Víctor Hugo. En sus poemas hace uso de los ripios (rimas muy forzadas y marcadas). Compuso la
obra Azul, una colección de cuentos y poemas, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza. Introdujo el
Modernismo en España influyendo en Manuel Machado, que escribió poemas llenos de inspiración
andaluza. Compuso las obras Alma y Caprichos con influencias de coplas populares y las rimas de Bécquer.
Otros tuvieron su inicio en el Modernismo como Juan Ramón Jiménez; en su etapa sensitiva, recibió
influencias del romanticismo de Bécquer y de la estética modernista, reflejada en su obra La soledad sonora
y en su prosa poética Platero y yo. Antonio Machado escribió Soledades, galerías y otros poemas de
carácter modernista, formada por 19 poemas de léxico sencillo y versos íntimos con un tono melancólico. Es
una obra lírica donde recurre al simbolismo y a temas como el tiempo, el hombre, el amor, la muerte y Dios.
Valle-Inclán realiza la novela modernista Las Sonatas donde narra en primera persona las andanzas del
marqués de Bradomín. Utiliza un lenguaje elegante y cuidado, lleno de imágenes.
La Generación del 98 es el nombre otorgado a un grupo de escritores españoles nacidos en fechas
cercanas, que poseen una formación intelectual similar y se vieron profundamente afectados por la crisis
moral, política y social desencadenada en España tras la pérdida de las últimas colonias (Cuba, Puerto Rico
y Filipinas) contra EEUU.
Dentro del género lírico se encuentra Antonio Machado con su obra Campos de Castilla que se
divide en dos partes. En la primera expresa amor hacia el paisaje y dolor por su amada Leonor, y en la
segunda melancolía y meditaciones filosóficas. También escribe el ensayo Juan de Mairena de carácter
filosófico.
En el ensayo destaca Miguel de Unamuno con obras como Vida de don Quijote y Sancho y En torno
al casticismo. Es pesimista, existencialista y preocupado por la muerte. Los temas principales de su obra
son España y el ser humano y la duda religiosa en San Manuel Bueno, mártir. Es el creador de la nivola,
neologismo utilizado para referirse a sus propias creaciones que rompen con el esquema de las novelas
realistas, como Niebla.
En la novela destaca Azorín, un autor subjetivo que abarca temas como la nostalgia o melancolía
por el paso del tiempo, y escribe La voluntad, Antonio Azorín (autobiografía) y Don Juan y Doña Inés (dos
historias de amor). Pío Baroja destaca por su escaso interés en lo estético y preferencia por la naturalidad,
su lenguaje sencillo y frío, y su obra El árbol de la ciencia de carácter filosófico y existencial.
Finalmente, Valle-Inclán destaca en el género teatral y crea el esperpento, obras creadas con una
estética personal y renovadora, caracterizado por la deformación de las situaciones, distorsión del lenguaje
y la degradación de los personajes vistos como muñecos grotescos. Este nace en Luces de Bohemia, su
mejor obra.
NOVECENTISMO Y VANGUARDIAS
El novecentismo o Generación del 14 es un movimiento que surge entre las Generaciones del 98
y 27. Aunque España se mantiene neutral, se ve afectada por la Primera Guerra Mundial, que impide el
acercamiento al resto de Europa. Debido a la crisis de 1917 y al descontento por la campaña colonial de la
Guerra de África, la clase obrera acaba con el reinado de Alfonso XIII, que consiente la Dictadura de Primo
de Rivera (1923) aunque no soluciona los problemas. Dimite y las elecciones municipales proclaman la
Segunda República en 1931.
El novecentismo se caracteriza por: el intelectualismo, tienen una sólida preparación universitaria; el
europeísmo, defienden la modernización intelectual del país y su vinculación a la cultura europea; y el
esteticismo, defienden el arte puro alejado del sentimentalismo y del realismo, con una gran preocupación
por la forma. Va destinado a una minoría intelectual, presente en la vida cultural y política que influye en la
sociedad. Es una generación que muestra su preferencia por la cultura urbana, es más autodidacta y ve el
problema de España con más serenidad. Todo conduce hacia el ideal de un “arte puro”.
En el ensayo destaca Ortega y Gasset, máxima figura de la filosofía española contemporánea y
espectador agudo de la vida, las artes y la cultura. Se declara europeísta y denuncia el aislamiento del país.
Su estilo es claro y elegante, en el que la metáfora y los símiles son manejados magistralmente para hacer
práctica la idea. Destacan sus obras El espectador, que recoge ensayos escritos entre 1916 y 1934, La
deshumanización del arte e Ideas sobre la novela de 1925. Fundó la Revista de Occidente.
En la novela destaca Gabriel Miró, dota a la narrativa de un enfoque lírico, descriptivo y subjetivo,
donde la acción es sustituida por descripciones de sensaciones y ambientes. Destacan Las cerezas del
cementerio, de estilo modernista, Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso. Ramón Pérez de Ayala
comienza escribiendo contenidos autobiográficos en su novela AMDG con una fuerte carga anticlerical.
Deriva en la novela intelectual con Prometeo, Luz de domingo y La caída de los limones, donde desaparece
lo autobiográfico y ganan terreno las ideas. En su última tendencia narrativa, la acción disminuye y los
personajes encarnan actitudes vitales con ideas sobre política, moral y estética: Belarmino y Apolonio. Su
estilo es denso con una difícil mezcla de ironía y gravedad, así como de palabras populares y cultas.
En la poesía destaca Juan Ramón Jiménez, tuvo su inicio en el modernismo con influencia de
Bécquer en su etapa sensitiva. Destaca el simbolismo en La soledad sonora y la prosa poética Platero y yo.
Desde 1916 hasta 1936 se desarrolla la época intelectual. Surge Diario de un poeta recién casado del viaje
a América junto a su futura mujer, donde redescubre el mar (símbolo poético). Supone la ruptura con el
modernismo hacia una nueva sencillez: la poesía “desnuda”. Al estallar la guerra civil, siguió la causa
republicana y vivió en Puerto Rico. Las obras del exilio pertenecen a la época “verdadera”, desde 1936
hasta su muerte, destacan Animal de fondo y Dios deseado y deseante, con una identidad entre el “yo”
poético y la divinidad. El año 1956 tendrá para él una doble cara: la concesión del premio Nobel de literatura
y la muerte de su mujer tres días después, hecho del que el poeta ya no se recuperará.
Tras la I Guerra Mundial surgen las vanguardias, experimentos artísticos que proponen un arte
radicalmente distinto y original. Aparecen como una revolución estética, que concibe el arte como
experimentación y juego. Se presentaron como alternativas juveniles rupturistas con un tono provocador. Su
mayor logro fue la total libertad del artista. Entre las vanguardias españolas destacan el Futurismo: contra el
romanticismo y el sentimentalismo; el Cubismo: abandona el punto de vista único, y superpone imágenes de
diferentes perspectivas; el Dadaísmo: propone liberar la fantasía y recuperar el lenguaje incoherente. El
Surrealismo: propone escribir todo lo que surge en la mente sin censurarlo con la lógica, la moral o la estética.
En España los vanguardistas son pasajeros destacando Ramón Gómez de la Serna creador de la Greguería,
mezcla de humorismo y metáfora.
GENERACIÓN DEL 27
La Generación del 27 es un grupo de autores que renuevan la lírica española de 1920 a 1930,
fusionando las corrientes poéticas más tradicionales y clásicas con las innovadoras y vanguardistas. Las
vanguardias surgen como consecuencia de la Primera Guerra Mundial, prescinden de la razón y de la
sociedad. Destacan el creacionismo y el surrealismo con la influencia del psicoanálisis de Freud. En ambas
predominan metáforas irracionales e imágenes. Esta generación vivió durante la dictadura de Primo de
Rivera y la Segunda República con la salida del rey. Pero el continuo enfrentamiento del Estado y la Iglesia
acabó en la sublevación militar y la Guerra Civil (1936-1939).
Los escritores de la Generación del 27 tienen idea de "grupo". La figura de Góngora, cuyo centenario
les da nombre, les une recordando sus sonetos, romances y letrillas. Amigos y de edades parecidas, ven la
necesidad de modernización y europeización del momento. Comparten formación universitaria y dedicación
académica en la Residencia de estudiantes de Madrid. La mayoría son de origen burgués y con ideas
liberales, y colaboran en las mismas revistas. Desarrollan el verso libre, por el influjo de Juan Ramón Jiménez,
del surrealismo y de los poetas hispanoamericanos Vallejo y Neruda. Integran la Antología de la poesía
española dirigida por Gerardo Diego. Las etapas que atraviesa el grupo son:
Etapa de formación, neopopularismo (hasta 1928): Afán de lograr una poesía pura, bajo el
magisterio de Juan Ramón Jiménez y desarrollo de la lírica popular y tradicional. Gerardo Diego es el
primero en escribir con sus obras creacionistas, Manual de espumas, alternando con una poesía tradicional,
Romancero de la novia. Destaca Marinero en tierra, de Alberti y Romancero gitano y Cante jondo de Lorca.
Etapa de consolidación, vanguardista (1929-1936): La irrupción del surrealismo da lugar a la
"poesía impura", que se centra en la problemática del ser humano. Destaca Poeta en Nueva York de Lorca,
poesía humana y apasionada. Destacan las metáforas e imágenes irracionales y visionarias... Pasión de la
tierra de Vicente Aleixandre, Cántico de Jorge Guillén, Sobre los ángeles de Alberti, fruto de una crisis
personal, Donde habite el olvido de Luis Cernuda, uno de sus libros más íntimamente dolorido, y La voz a
ti debida de Pedro Salinas. Al final de esta etapa se introducen acentos sociales y políticos: Rafael Alberti
publica Poeta en la calle, Dámaso Alonso Hijos de la ira. Es la última del grupo poético como tal.
Trayectorias individuales a partir de la Guerra del 36: exilio de algunos de sus miembros (Jorge
Guillén, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre), exilio interior de otros
(Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Gerardo Diego) o la muerte (Lorca). Cada uno sigue un rumbo
poético sin abandonar los caminos de la poesía humana. Se aprecia una poesía con carácter testimonial con
Jorge Guillén, Clamor, donde describe los horrores de la guerra, mostrando la nostalgia por la patria perdida
y el desarraigo. Alberti escribe Entre el clavel y la espada. Vicente Aleixandre publica Historia del corazón,
con el que se incorpora a la tendencia de la poesía social de la posguerra.
Cabe destacar a un grupo de mujeres de gran talento que influyeron el arte, pensamiento español,
estilos y géneros de artistas internacionales. Llamadas “las Sinsombrero”, reivindicaban la liberación de las
ideas y inquietudes quitándose el sombrero en la Puerta del Sol, iniciativa de Federico García Lorca,
Margarita Manso, Maruja Mallo y Dalí. Por último, cabe destacar a Miguel Hernández, poeta que sintetiza
la inspiración popular y la habilidad técnica. Perito en lunas es su primer libro, de estilo gongorino compuesto
por metáforas. Le influye Vicente Aleixandre y Neruda en El Rayo que no cesa, donde se incluye la Elegía
a Ramón Sijé. Durante la guerra compone Viento del pueblo y El hombre acecha con un estilo conocido
como “poesía de guerra”. En la cárcel acabó Cancionero y romancero de ausencias de métrica y lenguaje
neopopularistas.
EL TEATRO ANTERIOR A 1939
Durante las tres primeras décadas del siglo XX, predomina un teatro comercial inmovilista y de
diversión, al que acude gente de la clase media y burguesa. Es poco exigente con el hecho escénico,
decadente, poco creativo.
Destaca la comedia burguesa o benaventina, por ser Jacinto Benavente el autor más prolífico. Deja
atrás la grandilocuencia y exageración de los dramas de Echegaray, creando un teatro acorde a la burguesía
de su tiempo. Está protagonizada por personajes de clase alta y plantea conflictos típicos de ésta:
infidelidades conyugales esporádicas, desamor, hijos calaveras, hipocresía, murmuración. El desarrollo
escénico es hábil, con un lenguaje agudo e inteligente, lleno de ironía. Escribe Los intereses creados,
protagonizada por dos pícaros inspirados en los personajes de la comedia del arte italiana.
El teatro poético, llamado histórico-modernista o teatro en verso, supuso la irrupción del modernismo
en escena: versos variados, musicalidad, lenguaje sonoro, ambientes exóticos. Eduardo Marquina destaca
con Las hijas del Cid y En Flandes se ha puesto el sol, Villaespesa con El alcázar de las perlas, y los
hermanos Machado con La Lola se va a los puertos.
En el teatro cómico destaca el sainete con Carlos Arniches. Representa una galería de tipos
pintorescos madrileños con sus problemas cotidianos y su característica forma de hablar en El santo de la
Isidra. Y con la tragedia grotesca donde plantea con crudeza y humor aspectos de la sociedad española
como la injusticia social en La señorita de Trevélez. Los hermanos Quintero llevaron al teatro una
“Andalucía bonita” y superficial. Por último, Pedro Muñoz Seca destaca en el astracán con La venganza de
Don Mendo, donde se parodian los dramas históricos con juegos de palabras y equívocos.
También existe un teatro innovador. Dentro de la Generación del 98, Unamuno y Azorín buscaron
la renovación del teatro, pero el más importante es Valle Inclán. Su trayectoria empieza con una etapa
modernista: poemas dramáticos, versos sonoros, ambiente medieval con Cuento de abril. Continúa con las
comedias bárbaras que reflejan una Galicia rural y primitiva donde abundan hechicerías, supersticiones,
crueldades, muerte en Águila de Blasón o Romance de Lobos. Y las Farsas con elementos del guiñol y el
humor para ridiculizar comportamientos de la nobleza en Farsa y licencia de la reina castiza. Pero su principal
labor es la creación del esperpento con Luces de bohemia y Martes de carnaval. Predomina la parodia de
modelos literarios precedentes como el modernismo, abunda la crítica a clases sociales e instituciones,
habituales alusiones a personajes históricos y preferencia por ambientes miserables, marginales,
degradados. El estilo muestra variedad de registros, abundante ironía, humor agrio y sarcasmo. Los
personajes parecen animalizados, deformados grotescamente.
De los novecentistas destaca Ramón Gómez de la Serna con Los medios seres, pura metáfora. Del
27 destaca Alberti, que escribió teatro de corte político: El adefesio. La dedicación de Lorca al teatro se
manifestó con la creación de La Barraca, que divulgaba los clásicos por los pueblos de España. Comenzó
escribiendo farsas y poemas dramáticos como el Retablillo de Don Cristóbal y La zapatera prodigiosa. En su
segunda etapa hermética, muy influida por el surrealismo, destaca Así que pasen cinco años y El público. Y
en el ciclo de las tragedias se agrupan obras que tienen en común el protagonismo de la mujer, fuerte tono
dramático y la insatisfacción amorosa: Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba y Yerma. Combina verso
y prosa, elementos cultos y folclóricos, música. El lenguaje es sencillo, directo, pero lleno de lirismo.
EL TEATRO ESPAÑOL DE 1939 HASTA LA ACTUALIDAD
Tras la Segunda Guerra Mundial, España está aislada por un bloqueo político y económico al régimen
de Franco. Las consecuencias de la Guerra Civil española de 1936 son: la ruptura con la cultura y el
pensamiento de antes y el exilio de intelectuales. Al finalizar, el teatro se encuentra con la crisis económica
(solo los más poderosos pueden asistir a las representaciones) y la censura del contenido político crítico,
además de la ruptura con el teatro anterior innovador por la muerte de grandes maestros (Valle- Inclán,
Unamuno y Lorca) y el exilio de otros: Max Aub, Alejandro Casona (La dama del alba) y Rafael Alberti
(El adefesio). Se habla del inicio de una crisis del teatro debido al estreno de obras de autores extranjeros y
al desarrollo del cine.
En la década de 1940, debido a la falta de libertad y de ayuda económica, predomina el Teatro de
“evasión” con la continuidad de la comedia benaventina y obras que defienden los valores tradicionales en
una escenografía realista. Destacan Calvo Sotelo, Marquina y Pemán. Además, se estrenan obras de
Teatro de humor: un teatro cómico que busca la risa fácil con técnicas tradicionales, pero también uno que
intenta provocarla mediante situaciones, personajes, argumentos y lenguaje inverosímil, casi absurdo. Fue
iniciado antes de la Guerra por Jardiel Poncela con Cuatro corazones con freno y marcha atrás, y es
continuado por Miguel Mihura con Tres sombreros de copa (estrenada en los 50). En 1949 se estrena
Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo. Pertenece tanto al Teatro existencialista, conjunto de
obras que representan los conflictos existenciales del ser humano, como al Teatro social, será difícil exponer
la crítica y la denuncia social por la censura.
A partir de 1955 aparece el teatro social; Estados Unidos levanta el bloqueo diplomático y España
es admitida en la ONU. Aparecen obras críticas gracias a un nuevo público joven y universitario y a la
relajación de la censura. Se aprecia un teatro radical y de protesta que ejerce la denuncia política. Destaca
Alfonso Sastre con Escuadras hacia la muerte y La Taberna Fantástica. Lauro Olmo y La camisa, presenta
la dura vida de los obreros venidos del campo a las chabolas de la ciudad. Buero Vallejo con El Tragaluz,
tragedia reflejada en la guerra civil.
En los años 60, España experimenta un desarrollo económico y el turismo favorece el intercambio
con el extranjero y la renovación de la mentalidad de la sociedad. Los estudiantes se oponen al régimen de
Franco, hay mayor apertura informativa y menor censura. Se produce el éxodo rural, y con ello, el chabolismo
urbano. En torno a 1965 los autores españoles aplican las tendencias vanguardistas europeas y americanas
en el Teatro experimental, que abandona el realismo para dar paso al simbolismo, los recursos esperpénticos
y extraverbales. Destaca Fernando Arrabal con Pic-nic y El cementerio de automóviles desde el teatro del
absurdo; Buero Vallejo con La fundación; Antonio Gala con Anillos para una dama; y los Grupos de Teatro
Independientes, que sintetizan lo experimental y lo popular (Els Joglars, El Tábano o La Cuadra).
En 1975, tras la muerte de Franco y la coronación del rey Juan Carlos I, se elimina la censura y
muchos escritores regresan a España. Hay una gran diversidad de tendencias y obras de técnica
vanguardista, como Francisco Nieva y su teatro furioso, caracterizado por el simbolismo y los elementos
oníricos. Aparece el teatro realista, histórico y crítico, con ¡Ay, Carmela! de José Sanchís Sinisterra y
Fernando Fernán Gómez con Las bicicletas son para el verano. Se renueva el teatro costumbrista con los
problemas de las ciudades como el paro, la delincuencia o la droga con tono irónico (Bajarse al moro o La
estanquera de Vallecas, de Alonso de Santos).
En los años 90 los temas son universales y complejos, unen lo social y lo existencial. Destacan Juan
Mayorga con Siete hombres buenos y José Ramón Fernández con La colmena científica. En los últimos
años, los autores teatrales han ido desapareciendo paulatinamente debido a la falta de inversión en los
teatros y la importancia del cine y televisión. Destaca Paco Becerra (Grooming, sobre el ciberacoso), Marta
Buchaca (Las niñas no deberían jugar al fútbol, thriller psicológico), Guillem Clúa (El sabor de las cenizas
o Smiley) y José Padilla. Cabe mencionar la importancia y éxito de los musicales con espectáculos.
LA NOVELA DE 1939 A 1974
En 1939 se inicia la Segunda Guerra Mundial y España envía la División Azul. El hambre y la miseria
se unen a la necesidad de reconstruir el país bajo el miedo y la censura del nuevo régimen político de la
Dictadura. La Guerra Civil supuso un corte en la evolución literaria española por la muerte de grandes
novelistas del siglo XX como Unamuno o Valle-Inclán, y por el exilio obligado de otros.
En la novela del exilio coexiste la recreación constante del pasado con la trágica experiencia de la
guerra, sus antecedentes y consecuencias. Destaca Réquiem por un campesino español y Crónica del alba
de Ramón J. Sénder, en esta última el dolor del presente se manifiesta en recuerdos de la infancia y
adolescencia. También Muertes de perro de Ayala y La forja de un rebelde de Arturo Barea. Se mezclan
orientaciones estéticas muy diversas (lirismo, parodia, compromiso político, humor) con formas tradicionales
y vanguardistas. La censura da lugar a un vacío literario con obras de poca calidad.
En la década de los 40 destaca la novela existencial con la mezcla del realismo, la influencia del
existencialismo de Sartre y Camus y el Nihilismo de Nietzsche. Destaca el tremendismo de Camilo José
Cela en La familia de Pascual Duarte con personajes angustiados, marginados y desarraigados. El lirismo
de Nada de Carmen Laforet, cuya protagonista refleja la soledad y la frustración en la Barcelona de
posguerra. Finalmente, la actitud existencial en La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes.
Hacia 1950 se acaba la situación de aislamiento en España que ingresa en la ONU, se crea RTVE,
se produce la emigración a Europa y la censura disminuye, por lo que aparece una novela social de protesta
ante la injusticia y la desigualdad. Destacan los ya conocidos Camilo José Cela, que publica en Buenos
Aires La colmena (censurada en España), caracterizada por el personaje colectivo; y Miguel Delibes con El
camino, donde exalta la vida rural en una narración lineal. Por otra parte, una nueva generación aparece en
torno a 1954: Rafael Sánchez Ferlosio (El Jarama) de gran importancia por sus diálogos y habla popular;
y Carmen Martín Gaite (Entre visillos). Destaca el la idea de que la literatura debe servir para transformar
el mundo. La sociedad española se convierte en el tema central de su narrativa: la dura vida de los
campesinos y de los proletarios, y la banal vida burguesa.
Hacia 1960 España experimenta un desarrollo económico y comienza a emerger del aislamiento
internacional, se renuevan las costumbres y la mentalidad de la sociedad con una mayor apertura informativa.
Los estudiantes se oponen al régimen de Franco mediante revueltas universitarias. Se produce el éxodo
rural, y con ello, el chabolismo urbano. La renovación de la novela se ve influenciada por la novela
hispanoamericana e innovadores europeos (Marcel y James Joyce). No cambia la temática sino el modo
en el que el autor narra: ruptura de la narración lineal con saltos en el tiempo (analepsis y prolepsis), el
discurso descompuesto (espacios en blanco, uso libre de los signos de puntuación…), monólogo interior,
flujo de conciencia, “tú” narrativo, mezcla de estilos directo e indirecto y perspectivismo… La primera novela
experimental en España es Tiempo de silencio de Luis Martín Santos. Destaca Últimas tardes con Teresa
de Juan Marsé, narra las relaciones sentimentales entre una joven de la alta burguesía catalana y un chico
pobre y delincuente, hace uso de la ironía, parodia, hipérbole y una variedad de registros. También, San
Camilo 1936 de Cela; Cinco horas con Mario de Delibes, extenso monólogo interior; La saga/fuga de J.B.
de Torrente Ballester. A finales de los años 60 hay una novela renovadora, el novelista ya no se fija en la
anécdota, sino en una reflexión más global. La situación cambia con la muerte de Franco en 1975.
LA NOVELA ESPAÑOLA DE 1975 HASTA LA ACTUALIDAD
El ambiente de libertad fue motivado por la muerte del general Franco en 1975, que permitió un mejor
conocimiento de la literatura española en Europa y de la occidental en España. Juan Carlos I es nombrado
rey de España, se celebran las primeras elecciones democráticas y se elabora la Constitución de 1978;
España ingresa en la Unión Europea y se producen avances científicos y tecnológicos. La desaparición de
la censura supuso la publicación de novelas españolas prohibidas en España, la vuelta de escritores
exiliados y un mayor conocimiento de la narrativa de otros países.
A partir de los 80 surgen nuevos subgéneros como el microrrelato, el diario, las memorias… El
término inglés best seller abre la literatura al mercado como sinónimo de calidad y triunfo. Los aspectos más
significativos de la novela española son: el carácter aglutinador, acoge prácticamente todas las tendencias,
y la individualidad, cada novelista elegirá la orientación que le resulte más adecuada para encontrar un estilo
propio con el que expresar su mundo personal y su visión de la realidad. De modo que puede decirse que
en las últimas décadas conviven novelistas importantes de toda la posguerra (Delibes, Cela y Torrente
Ballester) con algunos novelistas de la "Generación del 50" (Juan Goytisolo, Juan Marsé, Carmen Martín
Gaite), y los novelistas del 75 que siguen cultivando la novela experimental e intelectual que tiene su origen
principal en Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, con Eduardo Mendoza La verdad sobre el caso
Savolta y José Mª Guelbenzu El mercurio. Se centran en problemas individuales en detrimento de lo social.
Con los años una gran parte de estos autores vuelven a la narración tradicional.
Los nuevos escritores, dados a conocer ya después del franquismo se pueden identificar por ciertas
tendencias temáticas. Las más relevantes son la Novela policíaca y de intriga. Este subgénero resurge con
especial fuerza con Manuel Vázquez Montalbán, autor de una serie protagonizada por el detective privado
Pepe Carvalho, y Arturo Pérez- Reverte, con La tabla de Flandes, El club Dumas, Antonio Muñoz Molina
El invierno en Lisboa y Soledad Puértolas El bandido doblemente armado. En la Novela histórica se pueden
citar como ejemplos El hereje, de Miguel Delibes, así como la saga protagonizada por el capitán Alatriste,
de Pérez-Reverte, ambientada en el Siglo de Oro y la obra de Rosa Montero Historia del rey transparente,
ambientada en la Edad Media. En los últimos años son frecuentes las novelas históricas contextualizadas
en épocas cercanas, especialmente en la Guerra Civil, como Soldados de Salamina, de Javier Cercas; El
jinete polaco de Antonio Muñoz Molina que ha publicado recientemente La noche de los tiempos y El
corazón helado de Almudena Grandes que han continuado escribiendo sobre el tema con Las tres bodas
de Manolita. También destaca el tema del terrorismo vasco en la novela Patria, de Fernando Aramburu, de
la que se ha hecho una serie cinematográfica. En la tendencia de Novela de la reflexión íntima son obras
representativas Mortal y rosa, de Francisco Umbral, sentida reflexión sobre la muerte de su hijo escrita con
brillante estilo o El desorden de tu nombre de Juan José Millás. En La lluvia amarilla, Julio Llamazares
narra el lento abandono de los pueblos a través de un largo y emocionado monólogo. La Novela de la
memoria y del testimonio se encuadran novelistas como Rosa Montero, con Te trataré como a una reina,
en la que hay una decidida defensa de la condición femenina, y Luis Mateo Díez, con La fuente de la edad,
que es una crítica lírica y humorística de la vida provinciana. Existe una Novela culturalista de perspectiva
erudita, con Juan Manuel de Prada, Las máscaras del héroe y La tempestad y otra tendencia en la novela
de los autores más jóvenes que trata los problemas de la juventud urbana con una estética muy cercana a
la contracultura (Historias del Kronen, de José Ángel Mañas o Lucía Etxebarría en Amor, curiosidad,
prozac y dudas).
Muchos escritores del siglo XXI colaboran en prensa en su columna, como Rosa Montero, Elvira
Lindo, Juan José Millás. Algunos escritores como Eduardo Mendoza o Ana Mª Matute han sido
reconocidos con el Premio Cervantes.
LA POESÍA DE 1939 A LA ACTUALIDAD
Se produjo un corte profundo, aunque menos drástico, en la evolución de la poesía española como
consecuencia de la Guerra Civil (muerte de modelos y exilio) ya que existen algunos puntos de unión entre
la poesía anterior y posterior a la Guerra.
En la década de los 40 desaparecen el derecho a la libertad de prensa, de reunión o de huelga, y
no hay ayuda económica para reconstruir el país. Aunque España no participa en la Segunda Guerra Mundial,
alía con Italia y Alemania, y se aísla tras la derrota. Destaca la diversidad de tendencias; Dámaso Alonso
distinguió dos líneas fundamentales. Por una parte, la poesía arraigada con una visión optimista y ordenada
de la realidad, métrica y formas clásicas, temas tradicionales, como el amor o la naturaleza y el sentimiento
religioso. Destacan Leopoldo Panero, Luis Rosales (La casa encendida) y José García Nieto, vinculados
a las revistas Garcilaso y Escorial. Por otra parte, la poesía desarraigada con tono trágico, temas como el
sufrimiento, angustia y dolor junto a la duda religiosa, con un estilo sencillo. Se relacionan con la revista
Espadaña y destacan Dámaso Alonso con Hijos de la ira y Blas de Otero con Ángel fieramente humano.
También hay que mencionar el Postismo cuyos autores recuperan el surrealismo con nuevas imágenes, con
Edmundo de Ory y Gloria Fuertes.
En 1950, Estados Unidos levanta el bloqueo diplomático y España es admitida en la ONU. El país se
desarrolla, alcanzando un nivel económico e industrial importante. En torno al año 1955 la poesía española
se llena de contenidos sociales. Esta tendencia es iniciada por tres libros fundamentales: Vicente
Aleixandre, Historia del corazón, Blas de Otero, Pido la paz y la palabra y Gabriel Celaya, Cantos iberos.
La poesía es una herramienta para transformar la sociedad; se antepone el contenido a la forma con un
lenguaje claro y sencillo y tono coloquial.
En los años sesenta, España experimenta un notable desarrollo económico y comienza a emerger
del aislamiento internacional. El auge del turismo favorece el intercambio con el extranjero y la renovación
de las costumbres y mentalidad de la sociedad española. Los estudiantes se oponen al régimen de Franco,
hay revueltas universitarias, mayor apertura informativa y menor censura (ley de prensa). Se produce el
éxodo rural y como consecuencia el chabolismo urbano. A finales de los 50 y principios de los 60, autores
como Caballero Bonald, Ángel González (Palabra sobre palabra) y José Agustín Goytisolo escriben una
poesía crítica y comprometida con unas formas más elaboradas, huyendo del exceso de sencillez del periodo
anterior. Poseen una preocupación por el hombre y sus problemas, pero abandonando el dramatismo y
tomándolo con humor, basándose en experiencias personales cotidianas.
En 1970 José Mª Castellet publica el libro Nueve novísimos poetas españoles donde recoge poemas
de los autores jóvenes que considera más significativos, como Carlos Barral, Pere Gimferrer o Antonio
Colinas. Buscan una renovación del lenguaje poético a partir de influencias de poetas hispanoamericanos
como Octavio Paz o Jorge Luis Borges, el Postismo y la Generación del 50, y la cultura popular de masas:
cine, rock and roll, cómic etc...
En 1975, tras la muerte de Franco y la coronación del rey Juan Carlos I, se elimina censura y muchos
escritores regresan a España. Hay una gran diversidad de tendencias. Por un lado, la poesía experimental
que continúa las iniciativas vanguardistas tiene como meta la ruptura, experimentación y tensión estilística;
no busca el lector fácil. Por otro lado, el Culturalismo, poesía refinada, muy culta y exclusiva. Su mejor
representante es Luis Antonio de Villena con los posnovísimos. Trata temas sobre la juventud perdida, la
homosexualidad, el Mediterráneo como espacio de aventura y placer, y maestros como Cernuda. En el
Erotismo destaca Ana Rosetti, y Luis García Montero y Felipe Benítez Reyes en la Poesía de la
experiencia, caracterizada por temas urbanos y cotidianos, lenguaje coloquial y visión desencantada de la
vida. Se distingue una poesía mimética con respecto a la realidad y la tradición, y una poesía arriesgada
experimental y minoritaria, que quedó recogida en la antología La prueba del nueve. Actualmente destaca
el cambio de canales de comunicación poética (internet, blogs…) y un nuevo género, la micropoesía.

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