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5 malas decisiones que lamentarás de por vida

Por Travis Bradberry

Todos los días hacemos elecciones, pero hay algunas cuyas repercusiones podrían perseguirte
para siempre.

Nuestros días están llenos de decisiones. La mayoría son elecciones mundanas, pero otras son
tan importantes que pueden perseguirnos por el resto de la vida.

Un estudio de la Universidad de Columbia develó que tomamos cerca de 70 decisiones


importantes al día. Este gran número de elecciones puede ocasionar fatiga por lo que nuestra
materia gris puede cansarse (como cualquier otro músculo).

Por otro lado, un análisis reciente de la Universidad de Texas encontró que incluso cuando
nuestros cerebros no están cansados pueden dificultar tomar buenas decisiones. Al hacer una
determinación, en lugar de hacer referencia al conocimiento que hemos acumulado, nuestro
cerebro se centra en memorias detalladas específicas.

Por ejemplo, si vas a comprar un coche nuevo y estás tratando de decidir si debe de tener
asientos de piel, tu cerebro podría centrarse en los recuerdos del maravilloso olor y la
sensación de los asientos en el automóvil deportivo que tenía tu hermano. Todo esto en lugar
de pensar en que tal vez es un gasto que no puedes hacer.

Algunas de estas decisiones son menores (tales como qué comer, qué ruta tomar), mientras
que otras pueden definir el rumbo de nuestras vidas (como qué carrera estudiar, terminar con
una relación tóxica).

Bronnie Ware pasó su carrera como enfermera a cargo de pacientes que tenían entre tres y 12
meses de vida. Solía preguntarles cuáles eran sus arrepentimientos más grandes y encontró
que había cinco que solían repetirse. Estos son:

1. Tomar decisiones basado en lo que otras personas piensan de ti

Cuando haces esto pasan dos cosas:

 Eliges la carrera equivocada: hay millones de personas que tienen un título de algo que
en realidad no les interesaba estudiar. Ya sea que estés buscando la aprobación
paterna o te interese más el prestigio que la pasión, este tipo de elecciones te
persiguen por siempre.
 No eres fiel a tus valores: cuando te importa demasiado lo que opine tu jefe de ti,
cuánto dinero tu esposa necesita para ser feliz o que tan mal te verás si fracasas, estás
traicionando a quién eres en realidad. Tu interés intenso de verte bien
hace que no elijas las cosas que te hacen feliz.

La mejor manera de evitar caer en este error es darse cuenta que las opiniones de
las otras personas son solo eso: opiniones. Sin importar que tan mala persona los
demás crean que eres, al final del día es solo una perspectiva. Tu verdadero valor viene de
dentro de ti.

“El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el
daño hecho” (William Shakespeare)
2. Trabajar demasiado

Trabajar duro es una gran manera de dejar una huella en el mundo, de aprender, de crecer, de
sentirse realizado e incluso encontrar la felicidad. El problema viene cuando se hace a costa de
las personas que son importantes en tu vida. Irónicamente, solemos trabajar mucho para darle
lo mejor a las personas que amamos sin darnos cuenta de que ellos valoran más nuestra
compañía. La clave es encontrar el balance entre hacer lo que amas y estar con las personas
que amas. De otra manera un día voltearás la mirada y te darás cuenta de que los mejores
años de tu vida ya se fueron.

3. No decir lo que sientes

A muchos nos enseñan desde niños que las emociones son peligrosas y que deben estar
embotelladas y controladas. Esto funciona de vez en cuando, pero encerrar todo lo que sientes
solo acumula la tensión hasta que explota. Lo mejor que puedes es hacer es ser honesto con lo
que estás experimentando. Puede ser difícil al principio, pero te obligará a ser honesto y
transparente.

Por ejemplo, si sientes que no estás ganando lo suficiente en tu trabajo, programa una junta
con tu jefe y explícale por qué debes recibir mejor salario. Él podrá estar de acuerdo y darte
ese aumento o discrepar contigo y decirte en qué debes mejorar. Por el lado contrario, si no
dices nada dejas que los sentimientos se estanquen, lo que entorpecerá tu crecimiento (y paz
interior).

4. Perder el contacto con los amigos

Cuando la rutina te atrapa es fácil perder de vista a las personas que no sueles ver tan seguido.
Las relaciones con viejos amigos son de las primeras cosas que se ven afectadas cuando
estamos ocupados. Esto es desafortunado porque las reuniones con los amigos son geniales
para combatir el estrés. Los amigos cercanos te dan energía, perspectiva y un sentido de
pertenencia.

5. No permitirte ser feliz

Cuando tu vida está a punto de concluir, todas las dificultades que enfrentaste de repente se
ven triviales en comparación con los buenos momentos. Esto es porque te das cuenta de que
muchas, muchas veces sufrimos por gusto. Desafortunadamente, no nos damos cuenta de esto
hasta que ya es muy tarde. Es inevitable sentir dolor de vez en cuando, pero lo que sí está bajo
nuestro control es cómo reaccionamos ante la pena (así como nuestra habilidad de
experimentar alegría).

Aprender a reír, sonreír y simplemente ser felices (especialmente cuando estamos


estresados) puede ser difícil, pero vale la pena.

En resumen…

Algunas decisiones tienen repercusiones que pueden durar toda la vida. La


mayoría de estas elecciones se toman a diario y requieren enfoque y perspectiva para evitar

“El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el
daño hecho” (William Shakespeare)
que nos persigan.

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“El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el
daño hecho” (William Shakespeare)

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