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“Todos recuerdan la entrada triunfal de Ursúa en Santafé, entre pendones del Imperio y de la
Iglesia, precedido por clérigos que predicaban el sometimiento de los indios y soldados que
argumentaban, sin que se les preguntara, cuán bárbaros eran los muzos y cuán necesario
había sido exterminar a sus jefes (…)” Ursúa, pág. 366.
La conquista sin duda alguna, ha sido uno de los movimientos más grandes que la historia ha
relatado, no solo por los cambios que generó en determinadas épocas, sino porque
irónicamente han motivado hoy día a retomar las raíces de territorios que hace muchísimo
tiempo fueron conquistados, esto con el ánimo de entender su cosmovisión y la importancia
que tuvo para los conquistadores su control. Por otra parte, resulta interesante también analizar
las crisis -de todo tipo- que se han presentado en los últimos años y a las cuales parecía hacer
frente una sabiduría ancestral que paulatinamente ha provocado una reflexión colectiva sobre
las prácticas cotidianas en el mundo entero. Este acercamiento ancestral, sin embargo parece
haber sido desdeñado por la tradición académica de Occidente hasta finales del sigo XX. Por
tal razón, vale la pena preguntarse por las motivaciones que ocasionaron que ese conocimiento
fuese desechado por las fuerzas dominantes.
Al inicio de su texto, Aníbal Quijano, explica que es importante hacer una distinción de los
dos términos, pues si bien están relacionados, cada uno toma aspectos distintos. En primer
lugar, la noción de colonialismo hace referencia a la toma de control de un espacio, cuya
producción, políticas y demás actividades rinden cuentas a una entidad distinta a la de su
propio territorio; por su parte la colonialidad inicia de una clasificación racial/étnica de la
población en la cual hay una serie de juicios que cala en todas las dimensiones en las cuales un
sujeto interactúa.
Teniendo clara esta diferencia, Quijano centra su atención en este último fenómeno y lo ubica
como elemento constitutivo de poder capitalista y herramienta de dominio en la existencia
cotidiana y social. Para desarrollar su análisis, el autor fija su interés en la constitución de
América Latina y con ella la extensión mundial del capitalismo, separando así los centros
hegemónicos (zonas situadas sobre el Atlántico- Europa-), de manera que este sistema
económico y social se hace eurocentrado, mientras las colonialidad y la modernidad se
convierten en ejes ejecutivos del poder. Ante este panorama, la sociedad inicia se ve sometida
a varios cambios, que se evidenciaron de la siguiente forma:
Quijano menciona que desde el siglo XVII, los principales centros hegemónicos de poder
fueron Holanda con Descartes y Spinoza e Inglaterra con Locke y Newton, encaminaron a su
parecer la forma de producir conocimiento, respondiendo así a necesidades cognitivas del
capitalismo como lo eran la: medición, cuantificación y externalización de lo cognoscible,
(objetivación) esto con el ánimo de controlar la relación entre la gente con la naturaleza y los
recursos de producción, generando a su vez una normalización de identidades, experiencias y
relaciones históricas de la colonialidad. Sin embargo, esto no es lo único que el autor recalca
de dichas prácticas, pues a raíz de la influencia eurocéntrica, el conocimiento se denominó
como racional y a través de un grupo de capitalistas fue establecido como el único con
reconocimiento válido, convirtiéndose así en emblema de la modernidad.
Ahora, para entender con mayor profundidad la incidencia e importancia del eurocentrismo en
todo este proceso, Quijano sigue con una pequeña recopilación histórica sobre el
eurocentrismo y su incidencia en eventos importantes, para ello, establece de manera
preocupante que esta perspectiva no es exclusiva de los europeos o dominantes del capitalismo
mundial, sino de un de un grupo educado bajo su hegemonía, en la cual no se da lugar a
cuestionamientos, pues se percibe como natural. Desde el siglo XVIII con el iluminismo se
afirmó la idea que Europa preexistía al ente de poder, y con antelación al resto del mundo ya
era un centro de capitalismo que conquistó al resto, abanderándose con ello como el más
avanzado, mientras establecía una concepción y clasificación de humanidad: inferiores y
superiores, irracionales y racionales, primitivos y civilizados, tradicionales y modernos.
No obstante, pese al dominio de dicho ente, con el pasar de los años y según lo mencionado
por Quijano, el panorama empieza a modificarse debido a elementos que resultan
fundamentales para entender las dinámicas que se manejan:
“(…) Más tarde, en especial desde mediados del siglo XIX y a pesar del continuado
despliegue de la mundialización del capital, fue saliendo de la perspectiva hegemónica la
percepción de la totalidad mundial del poder capitalista y del tiempo largo de su
reproducción, cambio y crisis. El lugar del capitalismo mundial fue ocupado por el
Estado-nación y las relaciones entre Estados-nación, no sólo como unidad de análisis sino
como el único enfoque válido de conocimiento sobre el capitalismo; no sólo en el
liberalismo sino también en el llamado materialismo histórico, la más difundida y la más
eurocéntrica de las vertientes derivadas de la heterogénea herencia de Marx (…)”.
De igual forma, Quijano mencióna una “revuelta intelectual” sobre todo en América latina
hacia la manera eurocéntrica de producir de conocimiento, pero solo logra fortalecerse a partir
de la segunda guerra mundial, iniciando por las áreas dominadas y dependientes del mundo
capitalista. Siendo Raúl Prebish1 responsable de volcar el pensamiento capitalista desde el
centro y periferia, aspecto que es retomado por Immanuel Wallerstein 2, quien propone el
“sistema-mundo moderno”, en el cual se unen la visión marxiana del capitalismo como un
sistema mundial y la braudeliana3.
1
Político, académico y economista argentino, reconocido por sus aportes a la teoría
estructuralista del desarrollo económico.
2
Sociólogo y científico social histórico estadounidense que llegó a ser el principal teórico del
análisis de sistema-mundo.
3
De Fernand Braudel.
1. LA CUESTIÓN DEL PODER EN EL EUROCENTRISMO
Estableciendo también que las relaciones sociales se dan de tres formas: explotación/
dominación/ conflictos, Quijano explica brevemente cuáles son las perspectivas del poder y el
por qué de su inclusión, para ello, explica que en la doctrina del liberalismo (Hobbes) 4, la
autoridad acordada por los individuos es la que ubica los componentes de la existencia social a
las necesidades de lo individual. En comparación al Materialismo histórico (Marx)5, en el cual
las estructuras sociales se constituyen sobre la base de las relaciones que se establecen para el
control del trabajo y sus productos, estableciendo con ello que es el trabajo el que articula las
relaciones de poder.
En este apartado, el autor menciona que las relaciones de explotación/ dominación y conflicto
que constituyen el poder son históricamente heterogéneas, pues considera que el trabajo existe
bajo varias formas de capitalismo, así que el sexo y la subjetividad existen de formas
modernas.
“ (…)Así, en el capitalismo mundial el trabajo existe actualmente, como hace 500 años,
en todas y cada una de sus formas históricamente conocidas (salario, esclavitud,
4
Filófoso inglés (filosofía política)
5
Filósofo, intelectual, militante comunista alemán (lucha de clases)
servidumbre, pequeña producción mercantil, reciprocidad), pero todas ellas al servicio
del capital y articulándose en torno de su forma salarial. Pero, del mismo modo, en
cualquiera de los otros ámbitos —la autoridad, el sexo, la subjetividad— están presentes
todas las formas históricamente conocidas, bajo la primacía general de sus formas
llamadas modernas: el “Estado-nación”, “la familia burguesa”, la “racionalidad
moderna”(…)” Pág. 98.
Sin embargo, pese a cuán heterogéneos sean estos elementos, lo importante para el autor es
que articulen juntos, pues es esa relación la que da sentido a sus funciones. Ahora, acorde a
las doctrinas que mencionó anteriormente, se hace importante traer en conjunto algunos
postulados: En primer lugar, Hobbes (liberalismo) menciona que es importante subrayar el
papel del individuo en el proceso de colonialidad del poder, pues el liberalismo defiende
precisamente la libertad del individuo y como se trataba líneas atrás, ubica los componentes de
la existencia social a las necesidades particulares.
Mientras, desde el materialismo histórico Marx estipula que el poder social solamente puede
lograrse a través del control del trabajo, que según Quijano ha evolucionado con el sistema y
las relaciones de poder capitalista siguen avanzando.
3. CLASIFICACIÓN SOCIAL
Desde los 80, la crisis del sistema capitalista hizo surgir discursos alternativos llevando con
ello conceptos diferentes en relación al sistema de gobernación mundial. De esta forma, en
respuesta a la destrucción del capitalismo surgió en las “periferias”, un discurso neoliberalista
del capitalismo como sentido común universal. Las ideas de Marx reflejan la mayoría de los
discursos de protesta, de manera que Quijano tiene en cuenta las ideas incorporadas en la
teoría de las clases sociales.
La idea de sociedad (el individuo no tiene influencia fuera de su clase)
El concepto de clases sociales como grupos de gentes perteneciendo al mismo rango y
en el mismo lugar jerárquico.
La explotación del trabajo y el control de los recursos de producción como el
fundamento de la división de la sociedad en clases sociales.
Oposición entre dominantes/dominados.
Ahora, desde un punto de vista más moderno y actualizado con las ideas de Marx, el autor
considera que se pueden añadir otras características a la clasificación social de la sociedad
(vinculado con la noción de colonialidad)
La coexistencia y asociación de, bajo el capitalismo, de todas las formas de
explotación/dominación del trabajo.
Con el capitalismo nuevas configuraciones de relación explotación/ dominación
aparecen; industriales/ obreros.
La introducción del concepto colonial; blancos/ indios, negros, amarillos… (vinculado
con las formas de explotación del trabajo)
Nuevos ejes de poder, la raza, el género, la edad. Aspecto que Quijano realza, pues no
considera que la distribución de poder provenga exclusivamente de las relaciones en
torno al control del trabajo, por ello menciona con gran importancia la raza.
Acorde a los mencionado por el autor desde el inicio, se hace importante desde la visión
eurocentrista hacer una clasificación tanto de lo cercano, como de lo ajeno, razón por la cual
se encuentran los siguientes datos.
¿Y qué sucede con el sujeto según Quijano? La producción de un “sujeto colectivo” capitalista
depende de la clasificación del individuo de una clase o un grupo particular, con arreglo a su
trabajo, su raza y su género. Así, el poder ordena relaciones de
explotación/dominación/conflicto y el sujeto tiene que tomar conciencia de un interés de clase
(Marx) para organizarse.
1. RACIALIZACIÓN
Esta sirve para identificar el vencedor del vencido y tiene un carácter eurocentrado en
su existencia; el colonizador/ el indígena.
Es interesante ver cómo el color de piel de un individuo permite atribuir una marca
racial (blanco, negro, amarillo) sin valor científico, es decir genético.
Los fenotipos son usados para identificar las diferencias raciales en el mundo
capitalista.
2. ARTICULACIÓN GEO-POLÍTICA
La periferia colonial sirve de eurocentro y los países externos al sistema no participan
o son explotados por las periferias.
El mundo del “desarrollo” parece más fácil para los países fuera de la periferia
colonial.
El mundo geopolítico está organizado según el punto de vista europeo
(descubrimientos de los siglos XV y XVI)
3. RELACIONES DE GÉNERO
El patrón de poder capitalista también influencia a las normas y conductas
comportamentales sexuales, así un “varón blanco” tenía poder sobre una mujer
indígena.
4. RELACIONES CULTURALES
En las sociedades donde el capitalismo fue introducido con una violencia ideológica, la
cultura del país víctima (por cultura es la estructura social, medios de expresión, etc…)
ha sido destruida. Así, los “indígenas” pierden su identidad cultural.
El objetivo del poder capitalista es reinventar una realidad, una historia, una cultura. El
periodo pre-moderno desaparece para dejar un episodio nuevo, capitalista.
CONCLUSIONES
INQUIETUDES
1. Si como docente quiero trabajar texto de este tipo, con referentes que resultan en su gran
mayoría ajenos para el bagaje conceptual que el autor presupone tiene su lector, ¿Cómo puedo
acercar a los estudiantes de manera sencilla y motivadora?
2. Acorde a lo visto en el texto, ¿cuáles son las alternativas al capitalismo?
3. ¿Cuáles serían los aspectos de una sociedad sin clasificación por clase, cuando en el salón
de clase estratificamos su conocimiento para diversas actividades?
4. ¿Es posible una clasificación positiva?
BIBLIOGRAFIA
Quijano, Aníbal. Colonialiodad del poder y clasificación social. 2003, El giro decolonial:
Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del Capitalismo global, Santiago Castro-
Gómez y Ramón Grosfoguel.