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DESARROLLO
El humanismo nace de la idea altruista de poner al ser humano como centro de todo,
tal vez desde el contexto de como dice el dicho popular "el hombre nace bueno y la
sociedad lo corrompe". Desde este enfoque humanista, la educación tiene la
finalidad de contribuir a desarrollar las facultades y el potencial de todas las
personas, en lo cognitivo, físico, social y afectivo, en condiciones de igualdad; para
que estas, a su vez, se realicen plenamente y participen activa, creativa y
responsablemente en las tareas que nos conciernen como sociedad, en los
planos local y global.
Por otra parte, para Rousseau educar al niño, según su naturaleza, implica proveer
de las herramientas más eficaces para que pueda vivir y vivir bien, libre y feliz.
Consideraba que la educación se lograba a partir de tres fuentes: la naturaleza, las
personas que nos rodean y las cosas. Según la opinión de Rousseau, la cuestión
consiste en educar a un hombre que no dependa de nadie, que viva de los frutos de
su trabajo, que valore su libertad y que la sepa defender. La aportación de Rousseau
y su apuesta por el paidocentrismo supone un cambio de mirada, un cambio radical,
al romper con el planteamiento dominante tradicional del trivium y el quadrivium en
la transmisión del saber, en el que coloca en el centro de la relación educativa, la
espontaneidad, los intereses y necesidades de las niñas y niños. Es por ello que
concede gran importancia al papel dirigente del educador, pero entendía este papel
a su manera, decía que el educador debe dirigir al educando en la solución de
problemas y orientar sus intereses de forma tal, que el niño no se percate de ello,
de modo que, como cuestión fundamental, se ejerza sobre él una influencia
indirecta.
Autores como Ferriere, Dewey, Freinet e Ilich, nos hablan sobre la escuela con
distintas posturas, por un lado tenemos John Dewey, que nos dice que la educación
asistemática y extraescolar de un niño, que recibe en su familia, en la calle o en
otros entornos donde está expuesto a la socialización, es más importante, profunda
y real; el reto consiste en articular adecuadamente las cualidades positivas de
ambas modalidades educativas, integrando el aprendizaje formal con las vivencias
cotidianas del entorno. Por otro lado, Ferrière recomienda que la escuela esté
situada en el campo, porque constituye el medio natural del niño, aunque añade que
para el desarrollo de la cultura intelectual y artística resulta interesante la proximidad
de la ciudad. Freinet critica el divorcio entre la escuela y la vida, y transforma
radicalmente la organización del aula y los modos de enseñar y aprender para
superarlo. Mientras que Freinet critica el divorcio entre la escuela y la vida, y
transforma radicalmente la organización del aula y los modos de enseñar y aprender
para superarlo. Por último, para Illich la escuela ha perdido su legitimidad y
credibilidad porque está desconectada de la realidad; porque confunde enseñanza
con saber y competencia, ya que no promueve el aprendizaje individual ni disminuye
la desigualdad social; porque su excesiva burocracia la hace ineficaz, y porque
supone un despilfarro económico y un creciente coste inasumible. El último
movimiento de la relación de la escuela con la ciudad se produce a principios de los
setenta con la formulación de la ciudad educativa o educadora que se recoge en el
renombrado informe de la UNESCO: «Aprender a ser: la educación del futuro»,
dirigido por Edgar Faure (1973).
CONCLUSIÓN
En conclusión, podemos determinar que el humanismo trata las capacidades y
potencialidades humanas como creatividad, amor, sí mismo, crecimiento,
organismo, humor, afecto, objetividad, autoactualización, autonomía,
responsabilidad, salud psicológica, etc. Para el humanismo, el ser humano está en
situación de elegir y decidir cómo se mencionaba anteriormente, esto quiere decir
que el ser humano es responsable de dichas decisiones y nosotros como futuros
docentes debemos de contribuir en ello.