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Marco Teórico.

Qué es el estrés:

El estrés es una reacción que puede causar problemas de salud graves. Se ha

demostrado que diversas afecciones crónicas, trastornos psicosomáticos y de

salud mental (problemas cardíacos, ansiedad, depresión, etc.) están

estrechamente relacionados con el estrés. A pesar de que el término estrés

parece muy moderno, el origen etimológico de la palabra es muy antiguo.

La ansiedad se instala a causa de un estrés excesivo y permanece mucho

tiempo produciendo diversas sensaciones y efectos negativos en la salud.

Historia del estrés:

En la Edad Media ya se utilizaba para describir un sin fin de experiencias

negativas. Pero es en el siglo XVIII cuando el concepto se extiende entre

ingenieros y físicos con el objetivo de describir ciertas características de los

cuerpos sólidos. Dicha característica hace referencia a la fuerza interna

presente en un área concreta sobre la que actúa una fuerza externa que puede

alterar ese estado sólido, una definición que a priori no tiene nada que ver con

el actual concepto de estrés.

En la década de 1920, el reconocido doctor Hans Seyle introdujo el término en

las ciencias de la salud para referirse a una respuesta global de nuestro cuerpo

hacia una situación que nos genera angustia.

Pero no siempre el estrés tiene que ser algo nocivo, pues existe el estrés

positivo que es aquel que nos ayuda a enfrentar un cometido con todas

nuestras fuerzas (un estrés adaptativo, muy presente en los animales incluido

el ser humano). No obstante, cuando esa emoción nos agota, aparte de tener
consecuencias psíquicas y físicas notables, no nos ayuda a enfrentarnos a esa

tarea estresante.

El estrés y las emociones:

Según un estudio llevado a cabo por neurocientíficos de la Universidad de

Nueva York, las terapias para trastornos emocionales como el temor o la

ansiedad pueden verse limitadas por el estrés, aunque este sea moderado.

Elizabeth Phelps, autora principal del estudio, explicó que los científicos han

sospechado durante bastante tiempo que el estrés puede mermar la capacidad

para controlar las emociones.

En los tratamientos de trastornos emocionales a veces los terapeutas utilizan

técnicas de reestructuración cognitiva que ayudan a los pacientes a pensar y

actuar de otra forma, para, de esa manera, modificar su respuesta emocional.

Las etapas del estrés:

En 1956, Seyle teoriza que la respuesta de estrés consta de tres fases

distintas:

1. Alarma de reacción: Empieza justo después de ser detectada la

amenaza. En esta fase aparecen algunos síntomas como baja

temperatura corporal o un incremento de la frecuencia cardíaca.

2. Resistencia: El organismo se adapta a la situación, pero continúa la

activación, aunque en menor medida respecto la etapa anterior. Si la

situación estresante se mantiene en el tiempo, la activación acaba por

sucumbir porque se consumen recursos a una velocidad mayor de la

que se generan.
3. Agotamiento: El cuerpo acaba por agotar recursos y pierde

gradualmente la capacidad adaptativa de la anterior fase.

El desarrollo del estudio:

El experimento de la Universidad de Nueva York, consistió en estudiar si esas

técnicas funcionaban en la vida real bajo el estrés cotidiano. Para ello, los

investigadores crearon un temor entre los participantes, mostrándoles

imágenes de serpientes o arañas, algunas de ellas acompañadas de un

choque eléctrico suave y otras no.

De esta forma se condicionaba a los pacientes para que sintieran temor ante

esas imágenes. A continuación, se enseñó a las participantes técnicas para

disminuir el temor causado por el experimento.

Al día siguiente, los participantes se dividieron en dos grupos, los del estrés y

los del control. Los participantes del grupo de estrés sumergieron sus manos

en agua helada por tres minutos y los del grupo de control en agua tibia. Se

midieron entonces los niveles de cortisol en la saliva de todos los participantes.

Para interpretar esta última anotación debemos saber que el cortisol se

produce en respuesta al estrés y los participantes estresados mostraron niveles

más altos que los del grupo de control. Además, cuando se mostraron de

nuevo las imágenes de serpientes y arañas, el grupo de control mostró una

respuesta de miedo menor.

Tipos de estrés:
Hay clasificados diferentes tipos de estrés en base a determinados criterios.

Vamos a explicar los tipos de estrés en función de la utilidad que tienen, su

mantenimiento y duración.

1. Tipos de estrés en base a su signo:

1.1. Estrés positivo:

Al contrario de lo que la gente cree, el estrés no siempre hace daño a la

persona que lo padece. Este tipo de estrés surge cuando la persona está bajo

presión, pero inconscientemente interpreta que los efectos de la situación le

pueden otorgar algún beneficio.

Este estrés hace que la persona afectada esté motivada y con mucha más

energía, un buen ejemplo sería una competición deportiva donde los

participantes deben tener un punto de vitalidad para poder salir victoriosos.

Este estrés está asociado con emociones positivas, como la felicidad.

1.2. Distrés o estrés negativo:

Cuando padecemos distrés anticipamos una situación negativa creyendo que

algo nos va a salir mal, lo cual genera una ansiedad que nos paraliza por

completo. El estrés negativo nos desequilibra y neutraliza los recursos que en

situaciones normales tendríamos a nuestra disposición, lo cual acaba por

generar tristeza, ira, etc.

2. Tipos de estrés en base a su duración:

2.1. Estrés agudo:


Es el estrés que más personas experimentan y es causa de las exigencias que

nos imponemos nosotros mismos o los demás. Estas exigencias son

alimentadas respecto un pasado reciente, o en anticipaciones de un futuro

próximo. En pequeñas dosis puede ser positivo, pero en dosis más elevadas

puede acaba por agotarnos, con severas consecuencias en nuestra salud

mental y física.

Por suerte este tipo de estrés no dura mucho por lo que no deja secuelas,

aparte de ser de fácil curación. Las principales señales del estrés agudo son:

1. Dolores musculares: Suelen aparecer dolores de cabeza, espalda y

contracturas entre otras afecciones.

2. Emociones negativas: Depresión, ansiedad, miedo, frustración, etc.

3. Problemas gástricos: El estrés puede causar una gran oscilación en los

síntomas estomacales; estreñimiento, acidez, diarrea, dolor abdominal, etc.

4. Sobreexcitación del sistema nervioso: causa síntomas como aumento de la

presión sanguínea, taquicardia, palpitaciones, náuseas, sudoración excesiva y

ataques de migraña.

2.2. Estrés agudo episódico:

Es también uno de los tipos de estrés más tratado en las consultas

psicológicas. Aparece en personas con exigencias irreales, tanto propias como

provenientes de la sociedad.

Son personas que se muestran irritadas y beligerantes, aparte de tener una

angustia permanente a causa de que no pueden controlar todas las variables

que les exigidas. Otro síntoma de las personas que sufren estrés agudo

episódico es que siempre están preocupados por el porvenir. Al mostrarse


hostiles son difíciles de tratar a no ser que acudan a un especialista y reciban

tratamiento.

2.3. Estrés crónico:

Es el estrés que aparece en prisiones, guerras o en situaciones de pobreza

extrema, situaciones en lo que se debe estar continuamente en alerta. Esta

clase de estrés también puede venir de un trauma vivido en la niñez. Al causar

una gran desesperanza, puede modificar las creencias y la escala de valores

del individuo que lo padece.

Sin lugar a dudas es el tipo de estrés es el más grave, con unos resultados

destructivos severos para la salud psicológica de la persona que lo padece. Las

personas que lo sufren diariamente presentan un desgaste mental y físico que

puede dejar secuelas durante toda la vida. La persona no puede cambiar la

situación estresante, pero tampoco puede huir, sencillamente no puede hacer

nada.

La persona que tiene este tipo de estrés muchas veces no es consciente de

ello, pues lleva tanto tiempo con ese sufrimiento que ya se ha acostumbrado.

Incluso les puede que les guste ya que es lo único que han conocido y no

saben o no pueden hacer frente a la situación de otra forma, a causa de esto

es normal que rechacen la posibilidad de tratamiento pues se sienten tan

identificados con el estrés que creen que ya forma parte de ellos.

 Hay estudios que demuestran la relación entre el estrés con

enfermedades del aparato digestivo, cáncer, enfermedades cutáneas y

problemas cardíacos.
 Con el estrés aparece a menudo la inseguridad y el sentimiento de

indefensión (siempre tiran la toalla puesto que creen, o realmente no

puede, hacer nada).

 El estrés puede producir ansiedad y depresión.

 Padecer ansiedad aumenta el riesgo de suicidio.

Factores de riesgo del estrés:

Se clasifican en causas psicológicas o causas ambientales. Aunque, en

realidad, el estrés suele surgir por ambos factores a la vez, combinados en

mayor o menor grado.

 Agentes psicológicos o internos:

Locus de control interno y externo: Los locus de control se refieren a la firme

opinión de que los sucesos que nos ocurren son controlados por lo que

hacemos (es el locus de control interno) o por causas exteriores que el

individuo no puede modificar (locus de control externo). Si una persona sufre

de locus de control externo probablemente sufrirá estrés pues cree que no

puede hacer absolutamente nada ante una situación peligrosa.

Timidez: Algunos estudios indican que las personas introvertidas son más

sensibles ante una situación estresante y sufren más presión que las personas

altamente sociables al encerrarse en sí mismas y no hacer frente a una

situación determinada.

Autoinfluencia: Cuando creemos que una situación es amenazante

interiorizamos ese mismo patrón en nuestra forma de pensar. Por eso mismo,
ante un mismo contexto una persona puede reaccionar con serenidad y otra

con estrés.

Predisposición a la ansiedad: Son personas expuestas a sentirse inquietas ante

la incertidumbre. A causa de ello tienen inclinación a padecer estrés.

 Agentes ambientales o externos:

La suspensión de la costumbre: Cuando de repente algo acaba es complicado

volver a adaptarse a una nueva rutina (que es lo que nos da cierta estabilidad

en nuestras vidas)

pues la psique despliega todos los recursos para volver adaptarse al nuevo

contexto. Por ejemplo, acabar unas vacaciones.

La eventualidad de lo inesperado: La alteración de algún aspecto de nuestra

vida siempre genera nos desestabiliza en menor o mayor medida (aunque el

cambio sea para mejor) ergo nos causa estrés. Por ejemplo, ser contratado en

un nuevo trabajo.

La contradicción del conflicto: Es una confusión mental que produce que

nuestro equilibrio interno se vaya al traste, produciendo un caos en nuestra

mente. Volver a establecer el orden que había antes del caos requiere que la

persona utilice todas las herramientas de las que dispone, produciendo de este

modo una notable fatiga mental. Por ejemplo, sufrir una grave enfermedad.

El desamparo ante lo inamovible: En este contexto la persona no puede hacer

nada ya que las circunstancias superan los recursos de los que dispone la

persona. Por ejemplo, la muerte de un familiar.

Cómo reducir el estrés y la ansiedad:


Todos tenemos estrés en nuestro día a día, corremos de un lado para otro, nos

cansamos, llegamos tarde, pero lo importante es evitar que ese estrés perdure

y pueda derivar en algo más serio. Te proponemos algunas técnicas para

poder gestionar y reducir el estrés y la ansiedad, para que nuestra salud se vea

favorecida:

Haz deporte:

Uno de los principales consejos que se da siempre para reducir el estrés es

hacer deporte. No se trata de hacer horas y horas de gimnasio, sino de

movernos, caminar deprisa, salir a correr, ir al campo a andar. Piensa en lo que

te resulta agradable y hazlo.

El ejercicio físico libera endorfinas, la llamada “hormona de la felicidad” que te

hará sentir mejor y liberar el estrés.

Gestiona tu tiempo:

Hombre con una agenda.

Todos tenemos muchas tareas que hacer a lo largo de la semana.

Se trata de establecer un planning semanal y organizar cada tarea con el

tiempo que vamos a dedicar a ella, respetando que en ese tiempo no haya

interrupciones del móvil con mensajes, de llamadas, etc. Puede haber

urgencias imprevistas que atender, pero no todos los días.

Aprende a decir que no:


A veces nos da mucho miedo decir que no para evitar que otra persona se

sienta mal o por miedo a su reacción, pero al final nos perjudicamos a nosotros

mismos y acabamos haciendo cosas que no queremos.

Intenta aprender a decir que no a aquellas tareas que te quitan tiempo y no te

aportan nada. No temas porque lo normal es que los demás nos entiendan y

respetan nuestras decisiones.

Prioriza:

Otro de los errores que cometemos en el día a día es el no priorizar las cosas

que realmente pueden esperar y la que no, lo que es realmente importante y lo

que no lo es.

En este sentido, el saber priorizar nos va a permitir hacer las cosas con orden y

evitar el estrés de tener mil tareas a la vez sin poder terminarlas todas.
Referencias.

 Rodríguez, M. (20 de Junio de 2016). Tipos de estrés y sus

desencadenantes. Psicología y mente.

https://psicologiaymente.com/clinica/tipos-de-estres

 Sánchez, G. (19 de Junio de 2019). La ansiedad y el estrés, nuestros

peores enemigos. La mente es maravillosa.

https://lamenteesmaravillosa.com/la-ansiedad-estres-peores-enemigos/

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