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El estrés (del latín stringere ‘apretar’ a través de su derivado en inglés stress ‘fatiga
de material’) es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego
diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como
amenazante o de demanda incrementada. Fisiológica o biológica es la respuesta de
un organismo a un factor de estrés tales como una condición ambiental o un
estímulo. El estrés es el modo de un cuerpo de reaccionar a un desafío. De acuerdo
con el evento estresante, la manera del cuerpo a responder al estrés es mediante
el sistema nervioso simpático de activación que da lugar a la respuesta de lucha o
huida. Debido a que el cuerpo no puede mantener este estado durante largos
períodos de tiempo, el sistema parasimpático tiene tendencia a hacer regresar al
cuerpo a condiciones fisiológicas más normales (homeostasis). En los humanos, el
estrés normalmente describe una condición negativa (distrés) o por el contrario una
condición positiva (eustrés), que puede tener un efecto mental, físico e incluso de
bienestar o malestar en un ser humano, o incluso en otra especie de animal.
El estrés puede definirse como un conjunto de reacciones fisiológicas que se
presentan cuando una persona sufre un estado de tensión nerviosa, producto de
diversas situaciones en el ámbito laboral o personal: exceso de trabajo, ansiedad,
situaciones traumáticas que se hayan vivido, etc. El estrés es la respuesta física o
mental a una causa externa, como tener muchas tareas o padecer una enfermedad.
Un estresor o factor estresante puede ser algo que ocurre una sola vez o a corto
plazo, o puede suceder repetidamente durante mucho tiempo. El estrés es un
sentimiento de tensión física o emocional. Puede provenir de cualquier situación o
pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado, furioso o nervioso. El estrés es la
reacción de su cuerpo a un desafío o demanda. En pequeños episodios el estrés
puede ser positivo, como cuando le ayuda a evitar el peligro o cumplir con una fecha
límite. Pero cuando el estrés dura mucho tiempo, puede dañar su salud. Se puede
definir el estrés como una enfermedad producto de una inadaptación a una
sociedad competitiva, cambiante y provocado por el éxito o el fracaso, la salud o
la enfermedad, la alegría o la tristeza, es decir, todo acontecimiento de la vida
personal o social al que el organismo da una respuesta inadecuada. Es una
sensación de incapacidad para asumir los retos que presenta la vida cotidiana, es
decir que el entorno rebasa las posibilidades de respuesta de la persona, lo que
causa una serie de reacciones de tipo fisiológico, cognitivo y psicomotor en la
misma. Se relaciona con la angustia, la depresión, las inadaptaciones sociales,
la somatización. El estrés "malo" es causa y consecuencia de múltiples problemas
de salud y presenta síntomas diferentes en cada persona, de ahí que existan tantas
maneras de resolverlo o "afrontarlo" según los especialistas. En las situaciones
de estrés, es más importante la idea que se tiene de los problemas, que los
problemas en sí mismos, lo cual a veces trae apreciaciones erróneas de la realidad,
aumentando la sensación de angustia e impotencia. El estrés "bueno", ese que
proviene de los pequeños retos cotidianos, y que nos ayuda a ser mejores de alguna
manera, también debe ser dosificado, pues al procurarnos continuos retos, podemos
caer en el exceso y derivar en el otro tipo de estrés. El estrés es un estado de
tensión física y emocional originado como reacción a una estímulo o presión, ya sea
positivo o negativo. Se trata de un estado de defensa que, en pequeñas dosis,
ayuda al organismo a reaccionar y adaptarse a los acontecimientos. Un nivel de
estrés normal se considera sano e incluso positivo ya que ayuda a estimular a las
personas para actuar ante los estímulos de la vida diaria. Sin embargo, cuando
el estrés es excesivo o no se controla adecuadamente puede producir problemas
de desgaste mental, como irritabilidad y ansiedad, o trastornos psicosomáticos. Un
trastorno psicosomático es una enfermedad fisiológica originada por causas
emocionales, generalmente por el estrés. Algunos de los trastornos psicosomáticos
más frecuentes provocados por el estrés son dolores de cabeza, insomnio, tensión
muscular, problemas digestivos y cardíacos, mareos, etc. El estrés es la forma en la
que reacciona nuestro cuerpo a cualquier tipo de presión o amenaza. Al sentir el
peligro, ya sea real o imaginario, nuestro cuerpo reacciona en un proceso rápido y
automático conocido como la reacción de “lucha o huida”. Esta es la manera en la
que nuestro cuerpo nos protege. Cuando hay un correcto equilibrio, nos ayuda a
mantener la concentración, nos sentimos con energía y estamos alerta. En
situaciones de emergencia, el estrés puede salvar nuestra vida, nos permite
defendernos, por ejemplo, si manejamos nuestro auto, podemos frenar para evitar
accidentes o si hay un sismo, nos podemos poner en un lugar seguro.
Esto puede generar inflamación y un recuento más bajo de glóbulos blancos, dos
problemas que pueden debilitar el sistema inmunológico. Algunas formas de estrés a
corto plazo pueden ser beneficiosas. Por ejemplo, quizás haya un proyecto en el
trabajo que has pospuesto durante semanas y que ahora debes entregar. La presión
que sientes de repente para entregar ese proyecto es estrés. Este tipo de estrés es
de corta duración. Puede aumentar tus niveles de energía, concentración y
adrenalina para que puedas entregar a tiempo. Algunas personas que trabajan bien
bajo presión comprenden cómo aprovechar al máximo este tipo de estrés a corto
plazo. Considera el estrés temporal y repentino de un accidente automovilístico que
acabas de evitar: te late fuerte el corazón y te tiemblan las manos. El aumento de
adrenalina te permitió pensar y actuar en una fracción de segundo. Esta respuesta
instintiva de luchar o escapar te ayudó a salvarte de una situación que podría haber
sido dañina. Entonces, no todos los tipos de estrés son malos, pero es importante
comprender la diferencia.
Hay muchas partes del cuerpo que se ven afectadas por el estrés. De este modo, tal
y como nos explican desde un estudio realizado en la Universidad de Kansas y
publicado en el Journal Experimental and Clinical Sciences, el estrés puede ser
desde el desencadenante hasta la agravante de muchas enfermedades previas.
Esto es así porque altera los siguientes sistemas hormonales y centros orgánicos: la
hormona adrenocorticótropa, el sistema nervioso central, el sistema gastrointestinal
y el área tegmental ventral de nuestro cerebro. De este modo, las alteraciones
producto del estrés se inician sobre todo a nivel hormonal. Y provocan cambios
biológicos en diferentes áreas de nuestro organismo hasta desencadenar
enfermedades de mayor o menor consideración. Es más, no podemos olvidar
que esas alteraciones también afectan al sistema nervioso central, hasta
mediar en nuestro comportamiento y pensamientos. Es un hecho de gran
alcance que debe animarnos siempre a contar con ayuda profesional en estos
casos. Dentro de las partes del cuerpo se ven afectadas por el estrés piel, el acné,
las manchas, la inflamación e incluso la psoriasis podría deberse a cambios
hormonales causados por el estrés. Así, tal y como nos revela un estudio llevado
a cabo por el doctor Ying Chen, de la Universidad de Boston, la relación cerebro-
emociones-piel es directa y significativa. Es decir, nuestras emociones se reflejan
a menudo en la piel en forma de enfermedades. Los músculos también se ven
afectados por el estrés, los huesos y los músculos son áreas del cuerpo bastante
afectadas por los grados crónicos de esta condición. Al causar una respuesta del
sistema músculo-esquelético, genera una fuerte tensión que se traduce en
dolor y dificultades para moverse con normalidad. El corazón, existe una relación
directa y evidente entre los constantes episodios de estrés y el mayor riesgo de
problemas cardiovasculares como el colesterol y triglicéridos altos, la presión
arterial y los problemas de circulación. Así, desde la Universidad de California, se
realizó un interesante estudio donde demostraron está clara correlación entre
el estrés psicológico y las enfermedades del corazón. No obstante, eso sí,
hablamos de estados crónicos donde esa ansiedad y ese estrés se mantienen
durante meses. Además, todo indica que el ritmo cardíaco se acelera de manera
considerable, aumentando la velocidad para transportar la sangre hacia el cerebro
y otras partes del cuerpo. “Con cierta frecuencia encontramos en nuestras consultas
a pacientes hipertensos que señalan que su hipertensión es emotiva, pues
reconocen que generalmente los incrementos en su presión arterial se asocian a
situaciones estresantes aun cuando se encuentran bajo tratamiento con fármacos
hipotensores.” Señala el estudio de estrés como factor de riesgo de la hipertensión.
El sistema inmunitario, las personas que padecen un grado crónico de este trastorno
emocional presentan una disminución significativa en su respuesta inmunitaria, lo
que a su vez aumenta la predisposición a padecer infecciones. Así lo afirma
esta investigación realizada por la Universidad de Kentucky (Estados Unidos).
Esto se debe a la intervención que tiene sobre las actividades que gastan el mayor
número de energías para combatir los microorganismos que pueden atacar el
cuerpo. Entre esas partes del cuerpo que se ven afectadas por el estrés, está
sin duda el sistema digestivo. Así, en esos estados antes señalados donde el
estrés es recurrente podría conllevar a síntomas físicos en el estómago, intestinos,
etc.
El cerebro, entre las partes del cuerpo que se ven afectadas por el estrés, una de las
más afectadas por los episodios recurrentes de esta enfermedad es el cerebro. El
cortisol, la hormona principal del estrés, impacta de manera negativa la
corteza frontal del cerebro, responsable de ayudar a tomar decisiones y conservar
la memoria. El hígado también es afectado, según este estudio del Hospital de
Craiova (Rumanía) las personas que están lidiando con algún tipo de enfermedad
hepática podrían sufrir una recaída por culpa del estrés. Este es sin duda un
hecho de relevancia que debemos considerar a la hora de pedir ayuda profesional y
especializada. Las sustancias químicas que se activan cuando llega a un grado
crónico afectan las células denominadas linfocitos citolíticos, responsables de
favorecer la destrucción de los hepatocitos, lo que reagudiza las patologías propias
del hígado. Entre otros como los riñones, los niveles de glucosa y el sistema
reproductivo. El estrés no debe ser subestimado, como podemos ver, son muchas
las partes del cuerpo que se ven afectadas por el estrés. No dudemos por tanto en
solicitar ayuda psicológica para tratar la raíz del problema. Estos estados
requieren un enfoque multidisciplinar donde contar con expertos que puedan
guiarnos a la hora de mejorar nuestra salud y calidad de vida.
ANSIEDAD
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