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FACULTAD DE PSICOLOGÍA
AUTORA
Int. Ps. BRIGITTE ESTEFANY HUAMÁN AQUINO
ASESORA DE INTERNADO
Dra. ANA GLORIA DÍAZ ACOSTA
2018
INTRODUCCIÓN
Robles, et al. (2016), mencionan que la calidad de vida se define como la percepción que
tiene el individuo de su posición en la vida en el contexto de su cultura, el sistema de valores
en el cual vive y la relación con sus metas, expectativas, estándares y preocupaciones, por lo
tanto, Doria, et al. (2004), explica que el entendimiento de la enfermedad y cómo lidiar con
ella resulta un proceso único en cada paciente al igual que la experiencia del dolor y del daño
físico, por lo cual es importante unir la evaluación objetiva de la enfermedad, la cual realiza
el médico, con la parte subjetiva.
Debido a que, en la actualidad, las intervenciones de esta índole, aún están siendo
incorporadas con lentitud en los servicios de salud, lo que hace más difícil satisfacer tales
necesidades. Asimismo, el trabajo multidisciplinario entre los servicios médicos y los de
ayuda al diagnóstico como el servicio de psicología, aún carece de aplicaciones reales en la
parte práctica, lo que contribuye también a no cumplir con la intervención integral que
merece el paciente.
En este contexto, las intervenciones psicológicas pueden constituir una potente vía de
actuación, en conjunción con las intervenciones médicas, constituyendo una perspectiva
terapéutica más alentadora y esperanzadora para paliar el sufrimiento contra el que luchan
estos pacientes a lo largo de su vida (Martínez, Sánchez, Martínez & Miró, 2016).
PROGRAMA DE INTERVENCIÓN GRUPAL EN PACIENTES CON ENFERMEDAD
DE LES (LUPUS ERITEMATOSO SISTÉMICO)
DURACIÓN : 90 minutos
N° SESIONES : 10
2.3.1. Ansiedad
La ansiedad se entiende como un estado emocional displacentero de miedo o
aprensión, que en ausencia o no, de un peligro o amenaza identificable, o cuando
tal alteración emocional evidencia desproporción respecto a la intensidad real del
peligro (Rostrán y Urroz, 2010). Es una conducta compleja de activación y alerta
de emergencia que resulta de la integración de los distintos niveles de organización
del ser humano: genético, fisiológico, emocional, comportamental y cognitivo.
Tiene como finalidad una función adaptativa, que prepara para el afrontamiento al
peligro; es decir, una señal de alarma del organismo ante eventos adversos
(Revuelta, Segura y Paulino, 2010).
Respecto a sus características, tenemos síntomas somáticos y cognitivos:
- Síntomas somáticos, como temblor, hipertonía muscular, inquietud,
hiperventilación, sudoraciones, palpitaciones, visión borrosa, sequedad de
boca; generalmente, la sensación de tensión interna y de dificultades para
relajarse, acompañan la ansiedad; por lo que, las personas que son afectadas por
este trastorno suelen quejarse de padecer cefaleas.
- Síntomas cognitivos, como aprensión e inquietud psíquica, hipervigilancia y
otros síntomas relacionados con la alteración de la alerta, como distractibilidad,
pérdida de concentración e insomnio.
Generalmente, la sensación de tensión interna y de dificultades para relajarse,
acompañan la ansiedad; por lo que, las personas que son afectadas por este
trastorno suelen quejarse de padecer cefaleas.
Según Revuelta, Segura y Paulino (2010), existe una ansiedad normal y una
patológica, esta última la que propicia los diferentes trastornos de ansiedad. Por
tanto, pese a que los individuos con este trastorno no siempre reconocen lo
excesivo de sus preocupaciones, evidencian dificultad para ejercer control sobre
ello, lo que a su vez, provoca malestar subjetivo o deterioro social, laboral que
va en detrimento de estas y otras áreas importantes de su actividad (Rostrán y
Urroz, 2010).
2.3.2. Depresión
La depresión como síndrome comprende una serie de síntomas esenciales, que
pueden variar en relación a cada paciente, y a la presencia e intensidad, siendo los
síntomas básicos: Afectivos, cognitivos, somáticos y conductuales (Revuelta,
Segura y Paulino, 2010).
En relación a la enfermedad, no hay una causa especifica de la presencia de la
depresión en las personas con Lupus, más bien obedece a varios factores diferentes
que contribuyen a la depresión en enfermedades crónicas, señalando como la causa
más común el agotamiento emocional ocasionado por el estrés y tensión asociado
con el manejo de una enfermedad; además, otras causas podrían deberse a los
numerosos sacrificios y pérdidas debido a los reajustes en sus actividades para
afrontar las demandas y consecuencias de la enfermedad (Rostrán y Urroz, 2010).
En ese sentido, los pacientes que padecen enfermedades médicas crónicas o graves
presentan alto riesgo de padecer trastorno depresivo mayor, hasta un 20 a 25% de
los sujetos con determinadas enfermedades médicas como diabetes, infarto de
miocardio, carcinomas, accidentes vasculares cerebrales, presentaron un trastorno
depresivo mayor a lo largo del curso de su enfermedad médica. Es importante
recalcar que, como menciona Rostrán y Urroz (2010), si hay un trastorno depresivo
mayor, el tratamiento de la enfermedad médica demanda mayor complejidad y el
pronóstico resulta menos favorable; tomando en cuenta además, que el pronóstico
del trastorno depresivo mayor es peor si existen enfermedades medicas crónicas
concomitantes, que hacen episodios más largos o respuestas más pobres al
tratamiento.
2.3.3. Estrés
Según la concepción del estrés en el modelo transaccional de Lazarus y Folkman,
quienes definen el estrés como “un conjunto de relaciones particulares entre la
persona y la situación, siendo ésta valorada por la persona como algo que excede
sus propios recursos y pone en peligro su bienestar personal”. Asimismo, el
individuo y el entorno conservan una relación bidireccional y de reciprocidad, en
donde la interpretación de la situación es un elemento primordial.
Ahora bien, se sabe que el estrés afecta varios aspectos de la vida de una persona,
que en relación a la salud y la percepción que se tenga de la misma, es uno de los
aspectos que se ve más comprometido, ya que, tales situaciones de estrés generan
una activación general de la respuesta fisiológica del organismo, hecho que ocurre
tanto en personas sanas como en aquellas que sufren alguna enfermedad; entonces,
una mayor activación fisiológica propicia la aparición de sintomatología que puede
convergir en trastornos físicos; por ende, se ha propuesto que los altos niveles de
estrés constituyen un factor de riesgo para la salud, y aun como factor de
mantenimiento de la enfermedad y/o como consecuencias de padecer una
enfermedad (Peralta, Robles, Navarrete y Jiménez, 2009). Como se ha mencionado,
el estrés contribuye un factor de riesgo importante en las personas que sufren una
enfermedad crónica, ya que estas suelen llevar asociados altos niveles de estrés, el
cual se hace manifiesto si uno de los síntomas de la enfermedad es el dolor. Así, no
representa solo una de las múltiples consecuencias de la enfermedad del LES, sino
que su modulación inmunológica puede actuar para agravar su curso (Peralta,
Robles, Navarrete y Jiménez, 2009).
Ahora, otro aspecto importante, entre las variables moduladoras del estrés, está
referido a la autoestima, debido a que implica tanto a las situaciones externas al
sujeto como a sí mismo.
2.3.4. Autoestima
La autoestima, según Coopersmith, quien la define como el juicio personal de valía
que es expresado en las actitudes que el sujeto toma de sí mismo, la experiencia
subjetiva que se transmite a los demás verbalmente o en conductas manifiestas. Es
decir, es entendida como la percepción positiva que tiene el sujeto de sí mismo, el
nivel de aceptación que tiene de cómo es o el sentimiento positivo de auto valía
(Gutiérrez, Eugenia y Noris, 2017). En consecuencia, un bajo nivel de autoestima
podría tener influencia en el control de la enfermedad lúpica ya que la aparición de
sentimientos de infelicidad y desesperanza complota con la adherencia al
tratamiento médico, favoreciendo la adopción de estilos de vida no saludables,
fundamentalmente aquellos vinculados al consumo de diversas sustancias
psicoactivas, lo que entorpece la recuperación y el cambio.
Por otro lado, un adecuado nivel de autoestima facilita que las personas perciban
los acontecimientos como menos estresantes, lo que deviene en una disminución de
la vulnerabilidad ante los eventos de la vida que generan tensión, haciendo un uso
adecuado de sus recursos para afrontarlos adecuadamente. Para los pacientes con
LES significa además, que se dispongan a aceptar la enfermedad, su carácter
crónico, obtener la disposición para realizar el tratamiento sistemáticamente y
adoptar estilos de vida más saludables (Gutiérrez, Eugenia y Noris, 2017).
2.4. Psiconeuroinmunología del LES
La enfermedad es entendida como el resultado de la interacción de diversos factores,
algunos propios del individuo, otros dependen de la interacción de microorganismos, sin
embargo, debido a su relevancia en el ser humano, los factores más interesantes son los
biopsicosociales. En ese sentido, la Psiconeuroinmunología trata de explicar cómo estos
factores son capaces de alterar la respuesta del sistema inmunológico, predisponiendo la
aparición de una enfermedad. Estudios experimentales y clínicos sugieren que hay una
relación funcional entre estrés, inmunidad y enfermedad.
La Psiconeuroinmunología es una disciplina integradora que nos facilita el aprender
sobre la capacidad que tiene el organismo para regularse y coordinarse ante los retos de
la vida. El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad compleja, de tipo autoinmune
y de causa desconocida, en la que se ha descrito que los factores sociales y concretamente
el estrés puede agravar su sintomatología.
Debe señalarse que la implicación de los factores psicosociales sobre la regulación y el
funcionamiento de la respuesta inmunológica se ha venido consolidando paulatinamente.
Investigaciones demuestran la elevada frecuencia de ansiedad y depresión en los
pacientes con LES, asociada con una mayor actividad de la enfermedad (González,
Pérez, León, Moré y Alemán, 2017).
III. EVALUACIÓN
La evaluación psicológica se basa en el método científico y la aplicación de instrumentos
psicológicos y contiene varios matices importantes. Representa un proceso que puede incluir
diferentes recursos y procedimientos de medida, identificar dimensiones específicas del
sujeto, de su ambiente y de la relación entre ellos, para alcanzar sus objetivos y llegar a una
conclusión.
3.1. Evaluación en psicología de la salud
La psicología en la salud es un campo que estudia las influencias psicológicas en la salud,
los factores responsables por el acto de enfermarse, los cambios de comportamiento de
las personas al enfermarse y no se limita únicamente a ambientes hospitalarios o a centros
de salud, sino también a todos los programas que prioricen la salud física y mental
colectiva. La psicología de la salud es, por lo tanto, definida como un dominio de la
psicología que recorre los conocimientos provenientes de los variados sectores de la
psicología en vista de la promoción y protección de la salud, prevención y tratamiento de
la enfermedad, identificación de la etiología y diagnóstico relacionado con la salud,
enfermedad y disfunciones asociadas, análisis y mejora del sistema de cuidados de salud,
y perfeccionamiento de la política de salud.
En ese sentido, la evaluación psicológica en el contexto de la salud se une a la formulación
actual del concepto de salud y de las causas de las enfermedades, que actualmente, no se
consideran como poseedoras de una única determinación, sino como multideterminadas.
Así, la importancia de la evaluación psicológica del paciente, en contextos de salud
humana, resulta fundamental. El proceso de evaluación, además de adecuarse a la
naturaleza de la solicitud y de las condiciones del paciente, debe hacerlo a las
características del ambiente que no siempre se adaptan muy bien. La elección de
instrumentos como por ejemplo: entrevistas, protocolos, cuestionarios, tests psicológicos
psicométricos, proyectivos, o también, otras técnicas, como la observación, deben
ajustarse y ser bien planeadas.
Los aspectos psicológicos son cada vez más relevantes en las enfermedades crónicas,
haciendo necesario disponer de instrumentos de evaluación psicológica para optimizar
tanto la adhesión al tratamiento como el manejo de la enfermedad, su repercusión en la
calidad de vida del paciente y contribuir a la mejora en la asistencia. En conclusión, la
evaluación psicológica permite «operativizar» las variables relacionadas con el manejo
de la enfermedad y sus estresores asociados, que influyen en el pronóstico y la evolución
de la enfermedad.
3.1. Técnicas de evaluación
3.1.1. Entrevista:
Referida a la primera técnica de evaluación a utilizar en un primer contacto con el
paciente, que no solo se da para recabar datos biográficos, sino para observar de
cerca los avances de los pacientes durante la ejecución del programa y a su
finalización. La estructura de la entrevista a utilizar en este programa es de corte
conductual, semi estructurada, explorando a profundidad el motivo de consulta y la
biografía del individuo, de modo que nos permita continuar con el siguiente método
de evaluación.
3.1.2. Cuestionarios o inventarios:
- Inventario de Ansiedad de Beck (BAI). Es un instrumento autoaplicable de 21
ítems, desarrollado para estimar ansiedad, discriminando entre ésta y la
sintomatología depresiva.
- Inventario de Depresión de Beck, segunda edición (BDI - II). Este instrumento
autoaplicable consta de 21 ítems y presenta adecuadas propiedades
psicométricas.
- Inventario de estrés percibido (SRLE). Consta de veinte ítems que interrogan
sobre sucesos estresantes. El paciente contesta con qué intensidad ha estado
presente cada uno de ellos en su vida a lo largo del último mes. Este inventario
permite conocer la cantidad de acontecimientos estresantes cotidianos y el
grado de estrés producido por cada uno de ellos en el último es, en base a una
escala con rango entre 1 y 4.
- SCL 90: Es una escala de autoadministración orientada fundamentalmente para
determinar la conducta sintomática, comprende 90 ítems que reflejan las 9
dimensiones de primer orden que se cree abarcan la mayoría de los síntomas
que puedan presentar estos tipos de pacientes. En la Escala Abreviada SCL –
90 se usan solo 5 dimensiones: Hipocondría, Obsesivo Compulsivo, Depresión,
Ansiedad y Hostilidad.
- Cuestionario de Salud SF36, para evaluar calidad de vida relacionada con la
salud en términos de funcionamiento físico y psicológico, sus ítems detectan
tanto estados positivos como negativos de salud. Evalúa ocho dimensiones,
puntúa en una escala de 0 a 100, las cifras más altas indican una mejor calidad
de vida.
3.1.3. Auto registros:
Técnica de observación donde el paciente registra cada día, una situación específica,
describiendo el comportamiento que realizó, así como los pensamientos, emociones
y reacciones fisiológicas que tuvo en ese momento. Es necesario recalcarle que
registre solo eventos relevantes, de modo que permitan identificar los factores
precipitantes y mantenedores de la conducta.
- Registro de opiniones
- Registro de relación PEC
- Identificación de pensamientos automáticos
- Identificación de ideas centrales
CREENCIA
Necesito el amor y aprobación de las personas de mi entorno para ser feliz.
NUCLEAR
CREENCIA
INTERMEDIA Si complazco a los demás entonces siempre me querrán.
(1er nivel)
SENTIMIENTOS
Tristeza - Angustia - Ansiedad Ira - Enfado
-Autorregistros
-Fichas de
6 -Identificar las ideas centrales. -Técnicas de
autorregistros
relajación
-Reestructuración
-Reestructurar pensamientos cognitiva -Fichas de
7
mediante el proceso de debate. -Técnicas de autorregistros
relajación
-Autoinstrucciones
-Reestructurar pensamientos y parada de
-Fichas de
8 mediante auto instrucciones y pensamiento
autorregistros
parada de pensamiento. -Técnicas de
relajación
-Técnicas de
-Fomentar el estilo de
afrontamiento
comunicación asertivo como -Fichas de
9 -Role playing
parte del entrenamiento en autorregistros
-Técnicas de
habilidades sociales.
relajación
-Reconocer la importancia del
Role playing
autoconcepto y autoaceptación -Fichas de
10 Técnicas de
para el fortalecimiento de la autorregistros
relajación
autoestima.
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Ps. María Pinazo Bella Brigitte E. Huamán Aquino
Asesora del Centro de PPP Interna de Psicología