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Tal y como lo conceptualizan Marco, Grau y Presentación (2011), se caracteriza por una serie
de disfunciones cognitivas o neuropsicológicas que, junto a las manifestaciones conductuales,
producen un impacto generalizado en distintas áreas del desarrollo. Actualmente se considera
un trastorno de tipo psicopatológico que abarca el ciclo vital y que se caracteriza por una
mayor presencia de conductas hiperactivas e impulsivas en los primeros años de vida, mientras
que en la adolescencia o edad adulta las manifestaciones más destacables son la inatención y
la desorganización conductual (Marco, Grau y Presentación, 2011). Silver (2004) relaciona esta
disminución de los problemas de conducta al llegar la pubertad con la maduración de la
corteza frontal. El DSM V TM (APA, 2013) incluye el trastorno de déficit de
atención/hiperactividad (Attention-Deficit/Hiperactivity Disorder) dentro de los trastornos
neuroevolutivos junto con las deficiencias intelectuales, los trastornos de la comunicación, los
trastornos de espectro autista o los trastornos o dificultades específicas de aprendizaje, y lo
caracteriza con criterios diagnósticos muy definidos (tabla 9.1). Para la CIE-10 este síndrome,
denominado «trastorno de la actividad y la atención», está comprendido dentro del grupo de
trastornos del comporta miento y de las emociones de comienzo en la infancia y la
adolescencia, en el subgrupo de trastornos hipercinéticos, que contempla cuatro entidades
diagnósticas diferenciadas: el trastorno de la actividad y de la atención, el trastorno
hipercinético disocial, otros trastornos hipercinéticos y el trastorno hipercinético sin
especificación. Aunque no han llegado a un acuerdo total, ambos sistemas clasificatorios
coinciden tanto en los tres síntomas nucleares del trastorno (desatención, hiperactividad e
impulsividad) como en la persistencia de éstos a través del tiempo y de los diferentes
contextos.
son, con frecuencia, etiquetados como molestos, distraídos, vagos, etc. Es importante que los
profesores sepan qué es el TDAH para que tengan una visión distinta del problema. En este
sentido, los profesores deben saber diferenciar entre la mala conducta voluntaria y la mala
conducta involuntaria (Ramírez, 2011). La mala conducta voluntaria es intencionada y causa
problemas cuando los niños deciden no comportarse de acuerdo con lo que se les ha pedido.
La mala conducta involuntaria que resulta del TDAH que padece el niño origina también
consecuencias no deseadas, e incluso más difíciles de abordar. El niño no desea
voluntariamente crear estos problemas, y la capacidad que el profesor tenga para aceptar y
reconocer este hecho le ayudará a tener expectativas realistas con respecto a la conducta de
aquél. Pero, lógicamente, la mala conducta involuntaria, resultado del TDAH, no debe ser
ignorada, sino que requiere técnicas y estrategias educativas adecuadas, tanto por parte de los
educadores como de los padres.
INATENCIÓN-HIPERACTIVIDAD E IMPULSIVIDAD.
Síntomas de Inatención:
Síntomas de Hiperactividad:
Síntomas de Impulsividad:
1. Dificultad para esperar su turno en situaciones grupales o en juegos.
2. Interrumpe o interfiere en las conversaciones o juegos de los demás.
3. Responde a preguntas antes de que se hayan completado.
4. Dificultad para controlar sus impulsos emocionales, lo que puede resultar en
respuestas impulsivas o reacciones emocionales exageradas.
Es importante destacar que no todos los individuos con TDAH presentan todos estos
síntomas, y la gravedad y la combinación de síntomas pueden variar ampliamente de una
persona a otra. Para recibir un diagnóstico de TDAH, los síntomas deben ser crónicos y
causar un deterioro significativo en el funcionamiento social, académico o laboral.
MANEJO Y TRATAMIENTO