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Desde el punto de vista del marketing directo, estas dimensiones podrían

verse de la siguiente manera:

Dimensión Ideológica: Orienta la actividad de la empresa al


conocimiento del individuo como cliente, en el sentido de procurar la satisfacción
de sus deseos y necesidades a través de una relación.: intercambio de
información que parte de la empresa y genera una respuesta en el receptor de la
comunicación, que se desarrolla a través de las bases de datos.

Puesto que la orientación del Marketing Directo es conocer las


necesidades de los clientes tanto y tan bien que la organización pueda llegar a
anticiparse a sus deseos y necesidades, la mejor forma de llegar a este
conocimiento es manteniendo una relación directa, interactiva y constante con el
cliente.

Por eso, como dijimos en el capítulo sobre Marketing Relacional, el


Marketing Directo se encuentra en la base del Marketing Relacional porque:

• Refleja el sistema de pensamiento o filosofía del Marketing


Relacional, desde el punto de vista de su orientación a la satisfacción de las
necesidades y deseos de los clientes mediante la creación de valor;

• Forma parte de la estrategia del Marketing Relacional al permitir la


obtención de información acerca de la realidad tanto del cliente como de la
organización, permitiendo realizar los ajustes y adaptaciones o modificaciones
necesarias de los productos y explorando la potencialidad de los servicios;

• Ocupa la dimensión de la acción del Marketing Relacional por


excelencia, ya que se presenta como un sistema de acción que aporta variables
para actuar en el mercado y alcanzar los objetivos propuestos en forma integral.

La relación con el cliente es la clave orientadora del Marketing Relacional


y del Marketing Directo como una de sus estrategias privilegiadas.

Así, el Marketing Relacional contiene al Marketing Directo en su sentido


más amplio: una vertiente comunicacional y una vertiente transaccional.

El objetivo es conocer al cliente para ofrecerle los productos que él


necesita, en el momento en que manifiesta esa necesidad; la realización
adecuada de este proceso agrega valor a la relación con el cliente y aumenta su
satisfacción, abriendo el camino a la fidelización.

La posibilidad de anticiparse a los deseos y necesidades surge de un


conocimiento producto de la recopilación y análisis de una enorme cantidad de
datos, multiplicada desde ya por una inmensa cantidad de clientes.
Esos datos se hallan organizados en “bases” y su gestión forma parte ya
de un marketing específico.

Gestionar una base de datos implica manejar un sistema informático


relacional, en tiempo real, que incluye datos completos y actualizados sobre
clientes potenciales o reales, cuya finalidad es identificar a los mejores y
establecer con ellos una relación duradera de repetición de transacciones.

Otro objetivo de la base de datos es desarrollar modelos predictivos que


permitan enviar los mensajes deseados y oportunos a las personas adecuadas.

La correcta gestión de una base de datos nos lleva a:

• La satisfacción de los clientes

• Aumento del retorno de la inversión en marketing

• Disminución del costo por pedido

Por ende, consolidación de la empresa y aumento de sus beneficios.

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