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¿Qué entendemos por Formación Integral?

Universidad Católica de Córdoba Jornadas para Docentes 2008 Vicerrectorado de


Medio Universitario 1
Fuente:
https://www.ucc.edu.ar/portalucc/archivos/File/VRMU/Mision_VRMU/formacionintegral.pdf

Podemos definir la Formación Integral como el proceso continuo, permanente y


participativo que busca desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las
dimensiones del ser humano (ética, espiritual, cognitiva, afectiva, comunicativa, estética,
corporal, y socio-política), a fin de lograr su realización plena en la sociedad.

No hay formación sin orientación; siempre se forma para algo, con un fin, con una
intencionalidad, con un propósito. En educación no hay asepsia, no hay neutralidad; por
eso se «forma», se da forma, de cara a una cultura, a una sociedad, en un determinado
contexto. Podríamos formar para que nuestros estudiantes simplemente se adapten y se
amolden al modelo social predominante, pero el compromiso que asumimos desde la
Pedagogía Ignaciana es el de formar para no re-producir el «status-quo», sino para
ayudar a nuestros estudiantes a ser hombres y mujeres plenamente auténticos, capaces
de mirar la realidad de una manera lúcida y de comprometerse en su transformación: que
piensen por ellos mismos, que sean críticos, que actúen en coherencia con sus valores y
principios. En otras palabras, queremos formar, ante todo, personas competentes,
capaces de discernir los signos de los tiempos de una forma reflexiva, crítica y
comprometida.
Queremos formar integralmente pensando más en el SER de la persona que en su tener
o saber para poder. Nuestra formación no es mera capacitación para acceder a un título
académico, y adquirir prestigio o «status» por ser egresado de una institución de
renombre. Si se trata de SER, desde la visión ignaciana, es buscando ser con los demás
y para los demás, a fin de servir mejor.
La Formación Integral sirve, entonces, para orientar procesos que busquen lograr,
fundamentalmente, la realización plena del hombre y de la mujer, desde lo que a cada
uno de ellos les corresponde y es propio de su vocación personal. También, contribuye al
mejoramiento de la calidad de vida del entorno social, puesto que ningún ser humano se
forma para sí mismo y para mejorar él mismo, sino que lo hace en un contexto socio-
cultural determinado con el objeto igualmente de mejorarlo.

Modelo de formación integral y sus principios orientadores: caso Universidad de


Antofagasta
Universidad del Zulia 2019
Fuente: https://www.redalyc.org/journal/279/27961579007/html/

La Educación se encuentra inmersa en una transformación constante con foco en el


aprendizaje, la evaluación y seguimiento de la formación, orientándose hacia las
demandas presentes y futuras del entorno y de los procesos de innovación, de modo que
la formación temprana que se les proporciona a los estudiantes, se constituya en un
instrumento para el desarrollo del saber, saber ser, saber hacer, aprender a aprender,
aprender a convivir y participar de los cambios (UNESCO: 1999).

Dentro de los cambios más relevantes que se están produciendo en la educación


terciaria es la búsqueda de una formación integral en la que no sólo se adquieran
conocimientos, sino que también se potencien una serie de habilidades, competencias y
valores que permitan aplicar lo aprendido a todos los ámbitos de la vida. En ese marco
referencial, el propósito es potenciar la calidad de los aprendizajes de los estudiantes a
través de un enfoque de desarrollo centrado en competencias y aprendizajes pertinentes
a las necesidades del entorno y con fuerte énfasis en el despliegue de competencias de
formación integral que permitan un mejor desempeño futuro en el contexto laboral.

El concepto de Formación Integral, necesariamente implica un nuevo modelo de


formación en el cual deben interactuar e interrelacionarse la dimensión profesional y los
saberes que reconoce el carácter multidimensional del ser humano. Es así que la
Universidad de Antofagasta en su Proyecto Educativo Institucional (PEI) declara un
conjunto de valores, principios y competencias que deben ser considerados en el proceso
formativo. Para desarrollar dichos elementos, éstos necesariamente deben materializarse
en el actuar cotidiano e intencionarse, en el currículum, con el fin de lograr que los
profesionales que forma contribuyan al desarrollo y mejoramiento del espacio social en
que se desenvuelven, haciéndose cargo de un paradigma educacional nuevo, con énfasis
en el desarrollo armónico entre el ser humano y el entorno que lo circunda.

El proceso de instalación de un nuevo contexto de la formación al interior de una


universidad del Estado, es un gran desafío-pero absolutamente necesario-sobre todo si se
considera que el modelo de Formación Integral de la Universidad de Antofagasta pretende
modelar valores deseables por la sociedad sustentados en los principios constitucionales
de igualdad e integración de las personas a la sociedad, rescate, promoción y
conservación de la cultura como factor clave del fortalecimiento de la identidad nacional y
regional, la democracia y la participación social considerando los aspectos que señala el
marco regulatorio de Universidades Estatales (Congreso de la República: 2018)
señalando que “… las universidades del Estado deben asumir con vocación de excelencia
la formación de personas con espíritu crítico y reflexivo, que promuevan el diálogo
racional y la tolerancia, que contribuyan a forjar una ciudadanía inspirada en valores
éticos, democráticos, cívicos y de solidaridad social, respetuosa de los pueblos originarios
y del medio ambiente. Las universidades del Estado deberán promover que sus
estudiantes tengan una vinculación necesaria con los requerimientos y desafíos del país y
sus regiones durante su formación profesional.”

Aún falta afianzar los cambios y aligerar las resistencias. No obstante, las
transformaciones propuestas se encuentran en un proceso de instalación incipiente que
permitirá, progresivamente, contar con profesionales que demuestren competencias que
les permitan enfrentar de manera efectiva los retos que les impone el contexto y las
distintas realidades tanto, humanas, sociales como políticas.

El proceso de implementación ha permitido poner a disposición de los estudiantes


propuestas formativas que hacen énfasis en aspectos como las inteligencias múltiples, el
aprendizaje reflexivo, el pensamiento crítico, la solución de problemas, el desarrollo
sostenible, entre otras, y que, en definitiva, colaboran a que en un futuro puedan enfrentar
de mejor forma sus contextos y el medio laboral.

¿En qué consiste realmente el desarrollo integral del alumno de educación


superior?
Tarsicio Herrera Vega
Revista Coepes Guanajuato.
Fuente: http://www.revistacoepesgto.mx/revistacoepes/ien-que-consiste-realmente-el-
desarrollo-integral-del-alumno-de-educacion-superior
 “no hay desarrollo integral si no hay educación integral; la educación o es integral o no es
verdadera educación” y por lo tanto debe comprender todo el ser, quehacer, conocer y
convivir del alumno, donde obviamente entran también los valores afectivos, familiares,
desarrollo del pensamiento, inteligencia emocional, cultura ecológica, relaciones
humanas, uso racional de las tecnologías de información, acceso a la información y al
mundo globalizado, historia, desarrollo sustentable, etc.
Sólo de esta manera estaremos hablando de desarrollo integral, de otra manera
únicamente estaremos capacitando, instruyendo.
Por lo tanto el desarrollo integral del alumno debe concebirse como base fundamental
para el desarrollo armónico y futuro de la humanidad.

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