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EDICIONES DOCERE LEGEM

CURSO
ARGUMENTACIÓN
JURÍDICA EN MATERIA
LABORAL
CLAUDIO VILLAVICENCIO FLORES
Abogado Universidad de Chile
Ll. M. Argumentación Jurídica Universidad de Alicante
Ll. M. Derecho Laboral y Seguridad Social Universidad Adolfo Ibáñez
Juez de Letras Poder Judicial de Chile
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

CURSO ARGUMENTACIÓN JURÍDICA EN MATERIA LABORAL

CLAUDIO VILLAVICENCIO FLORES

Abogado Universidad de Chile

Egresado Curso Formación Programa de Formación de Jueces de la Academia Judicial de Chile

LLM. en Argumentación Jurídica de la Universidad de Alicante (España)

LLM. en Derecho Laboral y de la Seguridad Social de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile)

Docente Curos de Postgrado en materia de razonamiento jurídico

Juez de Letras Poder Judicial de Chile

Santiago, Chile

2022

Ediciones Docere Legem ©

1
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

CONTENIDO

CURSO DE ARGUMENTACIÓN JURÍDICA EN MATERIA LABORAL

I.- Introducción a la argumentación jurídica.3

II.- Nociones generales sobre razonamiento.7

III.- Razonamiento deductivo, inductivo y abductivo.9

IV.- Contexto de descubrimiento y contexto de justificación.12

V.- Justificación interna y justificación externa.13

VI.- Razón teórica y razón práctica.15

VII.- Razonamiento jurídico.17

VIII.- Modelos de razonamiento jurídico.19

IX.- Estructura de las normas jurídicas.21

X.- Reglas y principios.24

XI.- Esquemas de razonamiento jurídico frente a reglas o principios. Subsunción y


ponderación.26

XII.- Argumentos jurídicos en materia laboral.31

XIII.- Razonamiento con base en reglas en derecho laboral.33

XIV.- La meta-regla de interpretación en derecho laboral: in dubio pro operario.37

XV.- Razonamiento con base en principios en derecho laboral.41

XVI.- Referencias bibliográficas.46

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

ARGUMENTACIÓN JURÍDICA EN MATERIA LABORAL

Introducción a la argumentación jurídica

Siempre que se alude al método jurídico, lógica jurídica, razonamiento jurídico, o


argumentación jurídica1, se atiende a la forma en que los juristas razonamos, se estudia aquello
que caracteriza la particular manera con la que expresamos nuestros puntos de vista, se plantean
hipótesis acerca de cómo funcionan las normas jurídicas y, finalmente, se proponen métodos,
ideas y conceptos como instrumentos para la práctica del derecho, en cada una de sus
expresiones sociales.

Podría pensarse preliminarmente que este esfuerzo deviene en un asunto tan abstracto
que resulta en definitiva de muy poca utilidad para el trabajo cotidiano de quienes ejercemos la
profesión, ya sea como consultores, abogados, jueces, funcionarios, legisladores, investigadores
y académicos, entre otras actividades vinculadas con el derecho.

Sin embargo, existen buenas razones para afirmar que el jurista que conozca mejor o
profundice en esta materia, teniendo presente que ya la ha utilizado intuitiva o conscientemente,
tiene como ventaja contar con un instrumental más sofisticado en términos profesionales, ya
sea para trabajar el material normativo, reglamentario, jurisprudencial o doctrinario que tenga a
su alcance, como asimismo para potenciar sus habilidades analíticas, discursivas y persuasivas.

Sin perjuicio que pueda parecer a simple vista que estos instrumentos son un tanto
teóricos y muy poco prácticos, veremos que en verdad son todo lo contrario: aumentan la caja
de herramientas para trabajar con el derecho, abren el campo de visión para analizar cualquier
asunto de relevancia jurídica y junto con ello, fortalecen la capacidad de comunicar las ideas,
permiten dialogar más eficazmente con el interlocutor y, finalmente, facilitan la misión de
persuadir al auditorio o al destinatario.

1
Sólo por mencionar algunos de los términos que se han utilizado para denominar esta misma disciplina.

3
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

En todo caso, debemos realizar desde ya una prevención. Ningún instrumento que
provenga del razonamiento jurídico o de la práctica argumentativa del derecho es capaz de
suplir la falta de conocimiento sobre el derecho, en general.

Con acierto se ha destacado que “no se puede argumentar bien jurídicamente sin un buen
conocimiento del Derecho, de los materiales jurídicos, y de la teoría del Derecho, de los
instrumentos adecuados para manejar aquellos materiales”2.

Esto significa que la única manera de razonar y de argumentar adecuadamente es la de


ser un profundo conocedor de los principios inspiradores del derecho del trabajo y de la
seguridad social, de las instituciones que lo conforman y definen como disciplina, además de
permanecer en constante actualización de las normas vigentes y de los criterios doctrinales,
administrativos y jurisprudenciales que lo interpretan, al mismo tiempo que de las reglas
procesales que enmarcan los procedimientos judiciales y administrativos de esta disciplina.

Lo mismo debe destacarse respecto del adecuado conocimiento de los conocimientos


generales con que todo jurista debe contar.

En este sentido resulta indispensable conocer las teorías sobre las fuentes del derecho,
sobre interpretación de los contratos, sobre interpretación de la ley, sobre derechos
fundamentales, derecho civil, derecho procesal, derecho administrativo, entre muchos otros
campos que definen a un buen conocedor de la ciencia jurídica.

Una segunda prevención debe alertarnos frente a la confianza desmesurada depositada


por algunos en las virtudes de los estudios del razonamiento jurídico y de la argumentación3.

2
Atienza, Manuel, Diez consejos para argumentar bien o decálogo del buen argumentador, Doxa,
Cuadernos de Filosofía del Derecho 29 (2006) ISSN: 0214-8676 pp. 473-475.
3
“En nuestros días se invoca la argumentación como una fuente de conocimiento de la justicia, y la
naturaleza argumentadora del hombre como un dato de la realidad del que pueden extraerse conclusiones
normativas. De acuerdo con lo que vengo exponiendo, no parece que la práctica argumental ni los buenos
consejos para desarrollarla lealmente sean suficientes para enseñarnos, en los casos concretos, a distinguir
una argumentación mejor de otra peor: lo más que pueden hacer es mostrarnos cuándo un argumento, ya
sea por su falta de atingencia, su falsedad o su conflicto con otros argumentos de la misma argumentación,
es en principio desechable”. Guibourg, Ricardo, Función y límites de la argumentación jurídica, Revista de
Derecho (UCUDAL). 2da época. Año 15. N° 19 (jul. 2019). ISSN 1510-3714. ISSN on line 2393-6193.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

La excesiva expectativa orientada a los alcances de esta disciplina está particularmente


dirigida al método o técnica de ponderación de principios y derechos, y a la idea según la cual
es posible alcanzar conclusiones normativas a partir de ciertos datos de la realidad.

La evidente desorientación (tanto teórica como práctica) de la que hemos sido testigos
por estos días obedece a la dificultad para determinar y comprender del todo el lugar y el rol
que cumplen en el razonamiento jurídico categorías tan esenciales como son las reglas, los
principios, los derechos, y las técnicas de subsunción y de ponderación.

Este trabajo se propone entregar algunos conceptos y categorías para contribuir a


superar esta dificultad.

Sin perjuicio de estas advertencias, mayoritariamente se admite que la argumentación


jurídica4 “es la única herramienta de la que disponemos para hacer nuestro trabajo jurídico.
Aunque ella no sea lógicamente concluyente ni tenga efectos certeramente previsibles, todavía
puede sujetarse a las reglas de la argumentación leal y ser vehículo para el debate entre las
opiniones divergentes”5.

En el desarrollo teórico de la argumentación - en general - se conjugan las tradiciones


filosóficas griega y latina, escuelas que nos proporcionaron el logos y la ratio y que han devenido
históricamente en una abundante variedad de perspectivas que han servido de base para
diversas aplicaciones de este saber al campo de las ciencias, de la filosofía del lenguaje y de la
lógica, entre muchas otras disciplinas entre las que se cuenta, por cierto, el derecho.

Comenzaremos nuestro curso con una somera revisión de ciertas ideas elementales
acerca del razonamiento en general para - luego - aproximarnos a la argumentación jurídica, a
la estructura de las normas y a los argumentos jurídicos en materia laboral.

4
Argumentación y razonamiento jurídico son términos que usaremos como equivalentes para estos
efectos.
5
Guibourg, Ob. cit.

5
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Debemos tener en consideración que sólo una posterior extensión y profundización de


esta materia, junto con su práctica extendida en el tiempo, será lo que conduzca a un verdadero
fortalecimiento de las capacidades analíticas y argumentativas de quien recibe estas reflexiones.

Este fin propedéutico impide que se extienda y se profundice lo que en rigor esta
temática merece, tanto en lo que a una exhaustiva referencia a autores o pensadores relevantes
concierne, como a una atenta revisión de las obras fundamentales de la disciplina.

Sin embargo, estas breves nociones podrían servir de punto de partida para el interesado
que desee ampliar y profundizar sus conocimientos y capacidades argumentativas.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Nociones generales sobre razonamiento

El término razonamiento puede definirse como “cualquier proceso inteligente de


interrelación y tratamiento secuencial de ideas o pensamientos, a través del cual pasamos desde
cierta información o ciertas presunciones, creencias o actitudes, adoptadas o tomadas en
consideración, hasta alguna otra posiblemente nueva”6.

Todo razonamiento se traduce en términos propios de un lenguaje, presupone algún


problema o cuestión que se busca resolver, y puede concebirse ya sea como actividad, o como
su resultado, pudiendo ser evaluados según diversos criterios de corrección7.

El razonamiento que se origina en el fuero interno del sujeto, una vez externalizado, se
expresa necesariamente en términos lingüísticos, compartiendo entonces tanto las virtudes
como las limitaciones propias del lenguaje natural que utilizamos8.

Asimismo, el razonamiento se enuncia externamente en términos proposicionales, esto


es, mediante proposiciones, enunciados o postulados que envuelven una idea que se plantea,
promueve o propone.

Entendido como un proceso, podemos afirmar que los puntos de partida del
razonamiento constituyen sus premisas, y su desenlace, una conclusión9.

6
Vega Reñón. Luis y Olmos Gómez, Paula, Compendio de Lógica, Argumentación y Retórica, Editorial
Trotta, Madrid, 2013, pág. 509.
7
Atienza, Manuel, Razonamiento jurídico, Enciclopedia de Filosofía y Teoría del Derecho, Universidad
Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, vol. 2, pp. 1419-1452.
8
Se habla en este sentido de la textura abierta del lenguaje, pues a diferencia de lo que sucede con
lenguajes formalizados como el de la matemática, nuestro lenguaje natural supone que se ha utilicen
palabras que, potencialmente, siempre deja espacio para dudas: “el uso puede estar, a este respecto,
totalmente “abierto”. Es decir, no decidido o, en otros términos, dispuesto a admitir extensiones o
restricciones” (Carrió, Genaro, Notas sobre Derecho y Lenguaje, Abeledo Perrot, Cuarta Edición, Buenos
Aires, 2011, pág. 35). Esta característica o textura abierta del lenguaje tiene mucha importancia en el
campo de la interpretación jurídica, en que se trabaja normalmente con conceptos lingüísticos vagos,
ambiguos y difusos.
9
Vega y Olmos, Ob. cit., pág. 509.

7
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

De este modo, “el paso desde (la asunción o aserción de) unas proposiciones hasta (la
consideración o aceptación de) alguna otra”10 es lo que se conoce por inferencia.

Conforme a su función explicativa, persuasiva o justificativa, la inferencia se muestra


como un argumento, esto es, como “un conjunto o serie de proposiciones dirigidas a mostrar
que una de ellas está justificada o acreditada en razón de las demás proposiciones”11.

Desde otra mirada, el razonamiento puede analizarse desde tres perspectivas: formal,
material y pragmática, según predomine en su análisis la forma de los enunciados o las reglas
de inferencia en el primer caso; si prevalece el examen de la fuerza o justificación de los
enunciados que forman las premisas en el segundo caso, o si lo relevante es el destinatario del
razonamiento, ya sea en términos de la retórica (persuasión) o de la dialéctica (interacciones en
busca de acuerdos), en el tercer caso12.

10
Vega y Olmos, Ob. cit., pág. 298.
11
Vega y Olmos, Ob. cit. pág. 68.
12
Atienza, Razonamiento jurídico.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Razonamiento deductivo, inductivo y abductivo

Podemos diferenciar los razonamientos deductivos de los razonamientos no


deductivos y, entre estos últimos, diferenciar los razonamientos inductivos de los
razonamientos abductivos.

En los razonamientos deductivos existe una implicancia en términos de que la conclusión


se sigue necesariamente de las premisas, es decir, si las premisas son verdaderas, la conclusión
necesariamente lo será.

Lo que determina la verdad de la conclusión es que las proposiciones sean verdaderas y,


además, que se presente la corrección formal de la inferencia, conforme a las reglas de la lógica,
específicamente, las denominadas reglas de inferencia.

En un razonamiento deductivo válido, es decir, que se formula con observancia de las


reglas formales o de la lógica proposicional, se garantiza la certeza de lo afirmado en su
conclusión conforme a las premisas de las que se sigue, es decir, se formula en términos de un
juicio concluyente o demostrativo de algo. De ello se puede predicar la validez o invalidez de la
conclusión.

Siguiendo un criterio de corrección formal de la inferencia, llegamos al concepto de


silogismo, “razonamiento compuesto de dos juicios comparados (premisa mayor y premisa
menor) y del que se obtiene un nuevo juicio verdadero (conclusión)”13, noción que juega en papel
fundamental como estructura en el pensamiento jurídico14 bajo la forma de la subsunción o
silogismo subsuntivo.

13
Real Academia Española, Diccionario panhispánico del español jurídico, edición electrónica,
https://dpej.rae.es/.
14
“Sin dudas el silogismo juega un papel fundamental como estructura en el pensamiento jurídico, aunque
no todo ese pensamiento se agota en su estructura únicamente. La lógica formal y la deducción sí que
importan en el Derecho. Ciertamente, reconocer esto no exige negar el papel extraordinariamente
importante que en el Derecho desempeñan el razonamiento informal, el razonamiento probabilístico, la
retórica, en todos sus sentidos y modos. Antes al contrario: lejos de requerir la negación de todo eso, apreciar
el lugar central del silogismo jurídico es precisamente una condición para entenderlo en su contexto jurídico”.
MacCormick, Neil. La argumentación silogística: una defensa matizada, DOXA, Cuadernos de Filosofía del
Derecho, 30 (2007) ISSN: 0214-8676 pp. 321-334.

9
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Ahora bien, los razonamientos no deductivos se caracterizan porque en ellos no existe la


implicancia o esa relación de necesidad entre la verdad de las premisas y la verdad de la
conclusión.

No estamos ante razonamientos concluyentes o demostrativos, sino tan sólo de un


razonamiento en términos de razonabilidad, plausibilidad, probabilidad o términos semejantes.

Asimismo, cada enunciado del razonamiento se enuncia en forma de postulado, es decir,


como “una proposición que admite contrario, de la que – aunque no sea de una manera estricta,
deductiva – por compatibilidad o coherencia dependen ciertas relaciones. La proposición se
postula por las construcciones coherentes que permite. Si se postulara lo contrario, podría
ocurrir (no se excluye) que hubiera otro sistema de hipótesis compatible con él. El postulado
tiene así el carácter de condición: “si…, entonces es posible que… El postulado no sólo carece de
una evidencia intrínseca, sino que es contingente en su misma formulación, o en cuanto
formulado”15.

En el caso del razonamiento inductivo, propio del método científico, las premisas apoyan
o corroboran la conclusión que afirma acerca de la plausibilidad de una hipótesis.

A diferencia de lo que acontece en el caso de un razonamiento deductivo, acá no se


afirma una consecuencia necesaria, sino que se concluye en términos aproximados, relativos o
no concluyentes.

Su criterio de evaluación no será el de validez sino el de razonabilidad, plausibilidad o de


probabilidad, siempre en términos de grado. Su fortaleza provendrá de la fuerza de la evidencia
que contienen sus premisas.

Este tipo de razonamiento es el más utilizado en derecho al momento de realizar la


actividad interpretativa del sentido y alcance de las normas jurídicas, por ejemplo, en el caso del
razonamiento analógico.

15
Polo, Leonardo, Curso de Teoría del Conocimiento, Tomo I, Tercera Edición, Ediciones Universidad de
Navarra, Navarra, 2006, pp. 31-34.

10
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

El razonamiento abductivo, por su parte, al igual que el razonamiento inductivo, es una


especie de razonamiento no deductivo, en el cual desde la observación se adopta de manera
natural un principio general o una hipótesis, que podrá ser confirmada o rechazada con
ulteriores observaciones.

Se ha afirmado también que el razonamiento abductivo es en realidad una inducción que


se caracteriza porque cumple una función heurística (se utiliza para conjeturar algo) y que tiene
carácter derrotable16.

Tiene una finalidad explicativa, y en tal sentido se lo concibe como el razonamiento de


la mejor explicación para un fenómeno.

Su criterio de aceptabilidad es el de la coherencia de la conclusión con base en las


premisas aceptadas.

La abducción es el razonamiento propio del asentamiento de los hechos de un juicio17,


particularmente en cuanto al tratamiento de la prueba indiciaria, tan relevante en materia
laboral, por ejemplo, en la demostración de la existencia de una relación laboral en ausencia de
un contrato de trabajo o en la prueba de las vulneraciones de derechos fundamentales en sede
de tutela laboral.

16
Atienza, Razonamiento Jurídico.
17
“Los jueces utilizan abducciones en sus argumentaciones, principalmente para justificar la verdad de los
enunciados fácticos” Bonorino Ramírez, Pablo Raúl, La abducción como argumento, Anuario de Filosofía
del Derecho, 2012, (Tomo XXVIII), Madrid, pp. 143-162.

11
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Contexto de descubrimiento y contexto de justificación

Esta segunda noción parafrasea una distinción proveniente de la filosofía de la ciencia y


apunta a diferenciar lo que acontece en el “contexto de descubrimiento” de lo que se plasma
en el llamado “contexto de justificación”.

Se postula que el contexto de descubrimiento atiende a las circunstancias o motivos que


condujeron a que determinada persona llegase a concebir cierta idea, conclusión, propuesta o
decisión.

Pueden convivir en este contexto intereses, cuestiones morales, ideológicas, preferencias


individuales, gustos, prejuicios, experiencias previas, presiones, amenazas, extorsiones, etc., las
que se encuentran siempre implícitas en cualquier razonamiento y que, generalmente, se
mantienen sólo en el fuero interno del sujeto.

En el contexto de justificación se encuentran las razones que se explicitan o los


argumentos que se entregan para fundar racionalmente la idea, conclusión, propuesta o
decisión del sujeto y que, en ocasiones, pueden coincidir con las motivaciones que forman parte
del contexto de descubrimiento.

En esta dimensión externa encontramos la expresión lingüística de la justificación o


fundamento del razonamiento y es en ella donde encuentra lugar la teoría del razonamiento o
de la argumentación jurídica, la que no se adentra a lo que se define como campo del contexto
de descubrimiento, el que sería propio de otras disciplinas.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Justificación interna y justificación externa

Una tercera categoría distingue lo que se conoce como “justificación interna” de la


llamada “justificación externa” del razonamiento, y fue propuesta por Jerzy Wróblewski en
197118.

El razonamiento jurídico, como hemos observado, se sitúa exclusivamente en el ámbito


del contexto de justificación, prescindiendo de cualquier consideración que participe del
contexto de descubrimiento.

La justificación interna responde siempre a criterios formales y depende de si la


conclusión se sigue de las premisas.

Se dice que un argumento está internamente justificado si la conclusión puede inferirse


de las premisas, conforme a los esquemas o formas (deductivos o no) de los argumentos.

A su turno, la justificación externa atiende a la razonabilidad, plausibilidad o fuerza de


las premisas, en cuanto sean correctas o no conforme a ciertos criterios exteriores al esquema
argumentativo propiamente tal.

Es posible que en un caso dado la conclusión se siga necesariamente de las premisas, y


por tanto sea internamente justificado, pero al mismo tiempo alguna de las premisas puede no
encontrarse (debidamente) justificada desde el punto de vista externo.

En otras palabras, podemos encontrar argumentos en los que la conclusión se sigue de


las premisas, siendo las premisas incorrectas o falsas.

La justificación interna asegura que estamos ante la presencia de una conclusión válida
respecto de las premisas esgrimidas como razones justificativas.

La justificación externa permite cerciorarnos de la razonabilidad o plausibilidad de esas


premisas justificativas.

18
Wróblewski, Jerzy, Legal Decision and its Justification, en H. Hubien (ed.), Le raisonnement juridique,
Actas del Congreso Mundial de Filosofía Jurídica y Social, Bruselas, 1971.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Como veremos, esta clasificación resulta relevante para definir el ámbito de actuación de
la interpretación jurídica (justificación externa de la premisa mayor o premisa normativa), como
asimismo para entender el rol del razonamiento probatorio (justificación externa de la premisa
menor o premisa fáctica).

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Razón teórica y razón práctica

Una última perspectiva antes de tratar el razonamiento jurídico propiamente tal arranca
de cierta tradición del pensamiento filosófico y supone distinguir lo que se conoce como “razón
teórica” de la “razón práctica”.

A partir de estas nociones se habla de razonamientos “teóricos” o “especulativos” por


un lado, y de “razonamientos prácticos” por otra parte.

Un razonamiento “teórico”, también llamado “especulativo” supone atender a


preguntas acerca de lo que existe en el mundo y sobre las formas de conocerlo, de manera que
su respuesta supone establecer presunciones, creencias o juicios acerca de lo que “es”.

Un razonamiento práctico envuelve preguntas acerca de lo que en un caso determinado


se hará o se encuentra permitido o es debido hacer u omitir, cuyo desenlace reviste la forma de
una toma de decisión o de una propuesta o directriz para la ejecución de una acción. Estamos
frente a lo que “se hará” o lo que “se debe hacer”.

Nos serviremos de esta categoría para situar al razonamiento jurídico justamente en ésta
última, esto es, como un caso o especie de razonamiento práctico.

La consecuencia más relevante de esta distinción es que mientras “las conclusiones y las
premisas en un razonamiento teórico específico pueden ser susceptibles de ser verdaderas o
falsas, las conclusiones de cualquier razonamiento práctico –y algunas de sus premisas–
específico no son aptas para ser tratadas en términos de valores de verdad”19.

De este modo, las pautas o los criterios de corrección de las inferencias dependen, en
buena medida, de si nos encontramos ante un ejercicio de la razón teórica o si se trata de un
razonamiento práctico.

19
Cerdio Herrán. Jorge, Razonamiento jurídico y moral. Una breve distinción, Anuario de Filosofía del
Derecho, 2015 (Tomo XXXI), Madrid, pp. 35-54.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

En el primer caso, es posible predicar la “verdad” o “falsedad” de las premisas y de la


conclusión. En el segundo caso, no es posible inferir la “verdad” o “falsedad” de algunas de sus
premisas y en todo caso, no se podrá formular tal juicio respecto de su conclusión.

A modo de ejemplo, podrá predicarse o discutirse la “verdad” o “falsedad” de la


afirmación según la cual existió entre las partes de un juicio un vínculo jurídico bajo los términos
de un contrato individual regido por el Código del Trabajo.

Sin embargo, no parece correcto afirmar que son “verdaderas” o que son “falsas” las
conclusiones de un informe elaborado por un consultor jurídico sobre las acciones judiciales a
que tendría derecho un trabajador contratado formal o informalmente por un empleador.

Tampoco resulta apropiado calificar de “verdadero” o “falso” lo que se concluya en un


Dictamen de la Dirección del Trabajo acerca de los efectos del contrato individual de trabajo.

En estos dos últimos ejemplos, podrá sostenerse que tales conclusiones son coherentes
o contradictorias con el ordenamiento jurídico nacional, son plausibles o contrarias a la luz de
la jurisprudencia reciente, son incompatibles con alguna norma de derecho internacional, etc.,
pero no podrá predicarse de ellos la cualidad de “verdaderos” o “falsos”.

16
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Razonamiento jurídico

El razonamiento jurídico puede definirse como un proceso argumentativo destinado a


resolver un asunto controvertido, a través del cual se establecen los hechos probados, se les
atribuye una determinada calificación jurídica, se identifica la presencia de una institución o de
un concepto normativo, se determinan los efectos jurídicos que inciden en el proceso y, en
definitiva, se definen los derechos y las obligaciones de las partes en conflicto.

Las partes durante el curso del procedimiento formulan al tribunal diversas propuestas
de solución a dicha cuestión, con base en su propia teoría del caso que, de ser aceptada por el
juzgador, supondrá el éxito de su acción o de su excepción frente a la postura contraria.

En este sentido hablamos de razonamiento jurídico promovido por las partes.

Toda decisión judicial supone necesariamente la expresión de un ejercicio racional por


parte del juzgador destinado a la emisión de una determinada respuesta, entre varias posibles,
a la cuestión que le es sometida a decisión. En este caso hablamos de una especie de
razonamiento jurídico, el razonamiento judicial.

En ambos casos, tanto en el razonamiento jurídico como en el razonamiento judicial, el


instrumento racional del que se sirven los actores del proceso para poder justificar sus peticiones
y decisiones, respectivamente, encuentra su origen en el razonamiento en general, aunque se
discute si el razonamiento jurídico es un caso o especie de razonamiento o si es una parcela
distinta del conocimiento humano que tiene sus propias particularidades.

El razonamiento jurídico se encontrará presente tanto en las discusiones promovidas por


las partes como en las resoluciones adoptadas por el tribunal hasta la etapa de sentencia
definitiva.

Lo mismo puede anotarse respecto de la etapa recursiva. El razonamiento jurídico estará


presente en la etapa correspondiente a los recursos que procedan y luego lo encontraremos
también en la sentencia que los resolverá.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Dependiendo del procedimiento específico de que se trate, el razonamiento jurídico se


expresará oralmente o por escrito, con un mayor o menor grado de formalidad, ya sea en los
escritos o alegatos realizados en audiencias por las partes, como también en las distintas
resoluciones adoptadas por el juzgador tanto en audiencias, como fuera de ellas.

Es así como desde el siglo pasado diversos académicos han consolidado una teoría del
razonamiento jurídico que, superando los límites de la lógica clásica, han permitido el
afianzamiento de bases mucho más sofisticadas para lo que hoy se conoce como teoría moderna
del razonamiento jurídico o de la argumentación jurídica, propuestos como términos sinónimos.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Modelos de razonamiento jurídico

El silogismo jurídico o silogismo subsuntivo es el modelo general que se usa en el


razonamiento jurídico y también puede servir de base para la construcción del silogismo judicial.

El silogismo jurídico o silogismo subsuntivo tiene la forma de un modus ponens20, especie


de razonamiento deductivo compuesto por una premisa mayor (premisa normativa) según la
cual un determinado supuesto de hecho produce una consecuencia jurídica; luego una premisa
menor (premisa fáctica) que da por cumplido el supuesto de hecho previsto en la norma y,
finalmente, una conclusión en virtud de la cual se debe hacer lugar a la consecuencia jurídica
prevista en la norma para este caso concreto.

La justificación interna apunta a la corrección de las premisas.

La corrección formal de la inferencia conduce a la determinación de la justificación


interna del razonamiento, con base en las reglas lógicas.

La justificación interna supone la corrección formal del razonamiento, la que se verifica a


partir del cumplimiento de las reglas lógicas de la inferencia.

La justificación externa apunta a la fundamentación o fortaleza de las premisas.

La cuestión de la premisa mayor o normativa apunta a la singularización de la norma


aplicable al caso particular. Premisa mayor o normativa se justifica con base en razonamientos
de tipo inductivo, particularmente argumentos interpretativos.

Ejemplos de argumentos de este tipo son: A contrario sensu (opuestos o contrarios para
justificar una solución no prevista); A pari, a simili (analógicos en que las propiedades o
semejanzas amplían la solución a un caso no previsto); A fortiori (con mayor razón) A maiore ad
minus (si puede lo más, con mayor razón puede lo menos) A minori ad maius (si está prohibido

20
Si se dan las circunstancias X, entonces debe ser la consecuencia jurídica S; (en este caso) se dan las
circunstancias X (o sea, el caso se subsume dentro del supuesto de hecho de la norma); por lo tanto, debe
ser la consecuencia jurídica S.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

lo menos, con mayor razón lo más); Reductio ad absurdum (apagógico, para descartar una
interpretación).

La cuestión de la premisa menor o fáctica se traduce en el asentamiento de los hechos


relevantes o hechos de la causa.

Para la justificación externa de la premisa fáctica se utiliza un esquema de razonamiento


inductivo o abductivo según sea el caso, en el cual figuran una serie de premisas que representan
acontecimientos individuales o indicios y una regla general que puede ser una norma procesal
o probatoria, una máxima de experiencia o una ley científica.

La vulneración de derechos fundamentales puede ser establecida a partir de la prueba


de indicios suficientes para generar una sospecha razonable de la infracción denunciada y ante
la falta de fundamentos y de proporcionalidad de la medida adoptada por el empleador
(artículos 490 y 493 CT).

Con base en esta noción de silogismo subsuntivo, particularmente a partir de la


construcción de las dos premisas (mayor o normativa y menor o fáctica), Neil MacCormick
elaboró, a finales de los años 70 del siglo pasado, una tipología de modelos de razonamiento
que nacen de dos problemas que puede presentar cada una de estas dos premisas (normativa
y fáctica).

A propósito de la premisa mayor o premisa normativa, los razonamientos pueden derivar


de dos cuestiones: 1) problemas de interpretación, en los que hay acuerdo sobre cuál es la norma
aplicable, pero se discrepa en relación a cómo debe ser entendida; y 2) problemas de relevancia,
cuando existe una duda en relación a si hay o a cuál es la norma aplicable.

En cuanto a la premisa menor o premisa fáctica, los razonamientos responden a dos


cuestiones: 3) problemas de prueba, cuando existen dudas sobre si un determinado hecho ha
tenido lugar; y 4) problemas de calificación o de “hechos secundarios”, en los que la duda surge
sobre si un determinado hecho, que no se discute, cae o no bajo el campo de aplicación de un
determinado concepto contenido en el supuesto de hecho o en la consecuencia jurídica de una
norma.

20
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Estructura de las normas jurídicas

Siguiendo a Riccardo Guastini21, podemos distinguir las “normas jurídicas” de los


“enunciados o disposiciones normativas”.

Una norma jurídica adopta generalmente una formulación condicional o hipotética, la


cual establece qué se debe hacer u omitir si se verifican ciertas circunstancias (Si…, entonces…).

Lo componen un antecedente, supuesto de hecho o caso regulado (Si…) y un


consecuente o efecto jurídico (…entonces…).

Un enunciado o disposición normativa es la descripción o estructura gramatical de la


que se sirve el legislador para definir el supuesto de hecho y determinar sus consecuencias
jurídicas.

Por tanto, un solo inciso o un artículo puede contener en sí mismo un enunciado


normativo que sea completo, como también puede abarcar una serie de normas, es decir,
podríamos encontrar una pluralidad de normas que pueden ser reconstruidas lógicamente bajo
el esquema condicional ya examinado.

También puede darse el caso que, para reconstruir una norma particular (bajo su forma
lógica Si…entonces) sea necesario acudir a diversos enunciados normativos o disposiciones que
estén dispersos en un mismo cuerpo legal o en una pluralidad de ellos, ya sea porque se
establezcan condiciones, requisitos o excepciones en diversos artículos o incisos.

Una segunda aproximación nos conduce a la distinción entre normas jurídicas y


proposiciones normativas.

Las normas jurídicas son “razones para la acción” o pautas de conducta dotadas de
exigibilidad por medio de las cuales se instituyen prescripciones, es decir, establecen derechos
y obligaciones o confieren permisos, derechos y poderes, y adoptan la forma de reglas o de

Guastini, Riccardo, Interpretar y argumentar, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2014,


21

Madrid, pág. 36.

21
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

principios. En este sentido las normas jurídicas tienen un valor normativo y respecto de ellas
pueden predicarse las condiciones de existencia, de validez, etc.

Las proposiciones normativas son enunciados que dicen que tal norma existe y en este
sentido tienen un valor descriptivo. A diferencia de las normas, por tanto, puede predicarse a su
respecto la condición de verdadera o de falsa.

Comprender adecuadamente esta distinción reviste de mucha importancia para el


correcto ejercicio de impugnar una norma a través de la acción constitucional de inaplicabilidad
por inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional, medio de impugnación de un “precepto
legal”, noción que equivale a norma jurídica, diferente por tanto de la noción de disposición o
enunciado normativo y de proposición normativa.

El Tribunal Constitucional ha señalado que la expresión "precepto legal" no limita la


posibilidad de solicitar la inaplicabilidad de una parte de un enunciado normativo. “El Tribunal
estima que es efectivo que un precepto legal puede ser sólo una parte del enunciado normativo
que compone un mismo artículo o inciso de una ley y es perfectamente posible que el "precepto "
que resulta contrario a la Constitución sea una parte de un artículo o sólo una parte de un inciso.
Lo que importa, en el caso de las normas prescriptivas, es que esa parte o porción del inciso
constituya un precepto, en el sentido de ser una unidad lingüística que establezca las conductas
que hacen debida la consecuencia, los sujetos obligados y las consecuencias mismas. Así, es posible
que se solicite la inaplicabilidad de fragmentos de un artículo o componentes de enunciados
normativos, siempre que cumplan con los requisitos indicados. En definitiva, en opinión del
Tribunal, para que una unidad lingüística (...) pueda ser considerada una norma o precepto legal
de aquellos que trata el artículo 93 de la Carta Fundamental, no es necesario que sea completa;
esto es que constituya una unidad autárquica capaz de producir efectos jurídicos al margen de
otras normas. En efecto suponer que un "precepto legal" está constituido por la unidad de todas
las normas que se vinculan unas a otras resultaría en un efecto absurdo para la institución de la
inaplicabilidad, pues en tal procedimiento, el Tribunal Constitucional no podría declarar

22
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

inaplicable una disposición jurídica sin hacerlo con todas las normas asociadas a ella, aunque no
fueran ellas las responsables de producir un efecto contrario a la Constitución (Rol 626-06)”22.

22
Massmann Bozzolo, Nicolás. (2009). LA ADMISIBILIDAD DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD: A TRES
AÑOS DE LA REFORMA. Ius et Praxis, 15(1), 263-293. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-
00122009000100008.

23
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Reglas y principios

Podemos dividir las normas (jurídicas) entre reglas (jurídicas) y principios (jurídicos). En
este sentido el género corresponde a norma jurídica, y sus especies, a las reglas y los principios.

Debemos a una obra de Ronald Dworkin23 el actual desarrollo teórico de estas pautas de
conducta conocidas como principios, de tan antigua data en la cultura jurídica y que difieren
radicalmente de las reglas.

Sin perjuicio de las dificultades de precisar claramente los límites entre una y otra
categoría y de las diversas clases de reglas y de principios que suelen distinguirse, resulta de
mucha utilidad para el razonamiento jurídico definir si una norma jurídica se expresa en forma
de una regla o de un principio.

Siguiendo a Atienza y Ruiz-Manero24, desde el punto de vista de su estructura, las reglas


responden a un esquema condicional, y puede representarse por la correlación entre un caso
cerrado y una solución normativa.

Los principios, a su vez, presentan características diversas según el tipo de principio de


que se trate, de los cuales (sin que ello importa una clasificación exhaustiva y excluyente),
pueden presentarse como una norma que expresa los valores superiores de un ordenamiento
jurídico, como la obligación de perseguir determinados fines o como una regulación de casos
cuyas propiedades relevantes son muy generales.

En general, los principios también correlacionan un caso con una solución, pero lo hacen
considerando un caso de forma abierta, pues las propiedades que constituyen su supuesto de
aplicación no se encuentran genéricamente determinadas.

Atienza y Ruiz Manero destacan una propuesta de Robert Alexy según la cual el punto
decisivo para la distinción es que las reglas pueden ser cumplidas o incumplidas.

23
“El modelo de las reglas”, artículo publicado en 1967.
24
Atienza, Manuel y Ruiz-Manero, Juan, Sobre principios y reglas, Doxa 10 (1991), pp. 101-120.

24
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Si una regla es válida, entonces es obligatorio hacer precisamente lo que ordena, ni más
ni menos (todo o nada), mientras que los principios se caracterizan porque pueden ser
cumplidos en diversos grados (mandatos de optimización).

25
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Esquemas de razonamiento jurídico frente a reglas o principios.

Subsunción y ponderación

En un razonamiento jurídico el método por excelencia será siempre el del silogismo


subsuntivo o subsunción de tipo deductivo, porque esta es la forma que el derecho encuentra
su expresión en sus diversas manifestaciones.

Distinguir entre reglas y principios dice relación con la justificación externa de la premisa
normativa y supone decidir cuál es el método o técnica más idónea para determinarla.

Generalmente las antinomias se resuelven con normas de interpretación de la ley (arts.


19 a 24 CC) y con criterios de jerarquía, temporalidad y especialidad.

Sin embargo, ante lagunas normativas (falta de reglas), lagunas axiológicas (regulación
insatisfactoria para el caso concreto), o colisión de principios o derechos, el punto de partida del
razonamiento debe ser el de la ponderación.

Siguiendo a Atienza25, frente a toda norma jurídica (regla o principio), el esquema que
representa la justificación interna del razonamiento jurídico es siempre el silogismo subsuntivo
o subsunción.

La premisa mayor o premisa normativa contendrá la forma condicional (Si…entonces…).


A partir de allí, todo lo que se necesita es clasificar o subsumir cierta realidad fáctica en el
supuesto de hecho de la norma.

Una gran parte de los casos pueden (y deben) ser resueltos simplemente por subsunción,
dado que su formulación ya viene dada en el mismo esquema conceptual de una regla jurídica.

Sin perjuicio que puede haber problemas para dilucidar el contenido de la premisa
normativa, generalmente los casos de antinomias recibirán tratamiento luego de la aplicación
de las normas de interpretación de la ley (artículos 19 a 24 del Código Civil) y de los tradicionales
criterios de jerarquía, temporalidad y especialidad.

25
Atienza, Manuel, Razonamiento Jurídico, p. 1431.

26
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Sin embargo, si estamos ante lagunas normativas (falta de reglas) o lagunas axiológicas
(regulación insatisfactoria para el caso concreto), el punto de partida del razonamiento debe ser
el de la ponderación, método que permitirá la formulación de una regla que, a su turno, servirá
de premisa mayor para un razonamiento en forma de silogismo subsuntivo.

Podemos enfrentarnos a casos de colisión de principios o derechos en que existen


razones a favor y en contra de cualquier resultado que se esté considerando, teniendo
especialmente en consideración la afectación o interferencia en los derechos o libertades
individuales, “las que sólo son admisibles si y solo si están justificadas, y están justificadas si y solo
si éstas son proporcionales. El juicio de proporcionalidad presupone la ponderación”26.

Sólo en estas últimas situaciones se torna necesario acudir a principios y al modelo de la


ponderación.

Para los casos de colisión de derechos o principios Robert Alexy ha construido un


esquema formal según el cual la ponderación se realiza con fundamento en el principio de
proporcionalidad que, a su vez, comprende tres subprincipios: el principio de idoneidad, de
necesidad y de proporcionalidad en sentido estricto.

Los subprincipios de idoneidad y necesidad se refieren a la optimización vinculada a las


posibilidades fácticas.

El subprincipio de proporcionalidad en sentido estricto alude a la optimización de los


derechos fundamentales dentro de sus posibilidades jurídicas.

Podemos definir así los tres subprincipios: “1) el de idoneidad entraña que toda
intervención legislativa o de autoridad sobre un derecho fundamental, para que sea correcta, debe
ser adecuada para contribuir a la obtención de un fin constitucionalmente legítimo; 2) el de
necesidad, significa que la intervención sobre un derecho fundamental, para que sea correcta, debe
ser la más benigna —la que le afecte menos— de entre todas las posibles medidas de intervención,
y 3) el de proporcionalidad en estricto sentido o ley de ponderación, precisa que la intervención en

26
Alexy, Robert, Sobre la ponderación y la subsunción. Una comparación estructural, Pensamiento
Jurídico, (16), 2006, https://revistas.unal.edu.co/index.php/peju/article/view/40371.

27
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

un derecho fundamental sólo se justifica por la importancia de la intervención de la autoridad


para satisfacer otro derecho fundamental o principio, es decir, debe ser de tanto peso o
trascendencia esa intervención para satisfacer otros derechos o principios, que la afectación o
insatisfacción al derecho fundamental quede compensada por la importancia de la satisfacción del
otro derecho fundamental o principio satisfecho”27.

Hemos señalado que el principio de proporcionalidad en sentido estricto, es lo que Alexy


denomina la “ley de la ponderación” y dicta que, cuanto mayor sea el grado de afectación de un
principio o derecho, mayor debe ser la importancia de satisfacer el otro principio o derecho.

En la primera fase se trata de establecer el grado de satisfacción o detrimento del primer


principio.

Acto seguido, en una segunda fase se establece la importancia de satisfacer el principio


contrario.

Alexy defiende que los juicios racionales acerca de los grados de intensidad e
importancia de protección son posibles por lo menos en algunos casos y que tales juicios
deberían establecerse recíprocamente en aras de la justificación del resultado, reconociendo que
tales juicios presuponen estándares que no se encuentran en la ley, pero afirma que en todo
caso no son arbitrarios.

Propone una “fórmula del peso” que pasa del peso abstracto al peso concreto de los
principios y derechos en el caso específico.

Se busca determinar qué principio prevalece con base en el peso que se atribuya a cada
principio, conforme a ciertos factores: el grado de afectación de cada uno de los principios en
el caso concreto para lo cual propone que se aplique un modelo triádico en términos de una
intensidad de la interferencia y los grados de importancia en “leve”, “moderado” y “grave”, el
peso abstracto de los principios, la mayor o menor certeza que se tenga en relación con las

27
Cárdenas Gracia, Jaime. (2014). Noción, justificación y críticas al principio de proporcionalidad. Boletín
mexicano de derecho comparado, 47(139), 65-100. Recuperado en 25 de febrero de 2022, de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0041-
86332014000100003&lng=es&tlng=es.

28
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

apreciaciones empíricas y en caso de empate, ciertas reglas sobre la carga de la argumentación


(por ejemplo la deferencia hacia el legislador o la prioridad de la libertad).

Cuando el razonamiento jurídico comprende una ponderación, puede verse como un


proceso de dos pasos: el primero consiste en pasar de los principios a las reglas y el segundo es
precisamente una subsunción.

El primer paso consiste en identificar que, frente a un caso, prima facie, son aplicables
dos principios de significado contrapuesto: uno permite realizar una acción A, y otro la prohíbe.

Nótese que este razonamiento jurídico lo puede realizar el legislador si se dicta una
norma en uno o en otro sentido, la autoridad administrativa si el razonamiento obedece a un
dictamen de la Dirección del Trabajo, por ejemplo, o puede ser elaborada por un abogado o un
juez si esta cuestión llega a juicio.

Existe una propuesta que simplifica este esquema en cuanto conduce el método de la
ponderación a que coincida, en un último plano, con el de la subsunción.

Por ejemplo, frente a la exigencia que realice el empleador a un trabajador de un


establecimiento de salud privado de contar con su esquema de vacunación completo respecto
a la enfermedad del coronavirus como condición para mantener vigente la relación laboral y no
proceder a su despido, podemos reconocer prima facie, que son aplicables dos principios: el
principio de protección eficaz de la vida y salud de los trabajadores que obedece a una
obligación del empleador, por un lado, y el derecho a decidir si vacunarse o no que tiene el
trabajador en ejercicio de su derecho a la libertad de trabajo y su derecho a la autodeterminación
en materia de decidir en torno a su propia salud.

Luego, debe razonarse considerando las circunstancias concretas del caso, podría
entenderse de tal manera elevado el potencial riesgo a la integridad física de los demás
trabajadores y de los usuarios del establecimiento si se aceptan trabajadores que no cuenten
con su esquema de vacunación completo, que la decisión del trabajador rebasaría el ámbito de
su libertad y autodeterminación, autorizándose su despido o, por el contrario, podría afirmarse
que aun cuando un trabajador no cuente con su esquema de vacunación completo, el potencial

29
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

incremento del riesgo a la integridad física de los demás trabajadores no representa una razón
suficiente para su despido, por cuanto el empleador puede adoptar otras medidas para proteger
eficazmente la vida y la salud de los demás trabajadores o de los usuarios, sin necesariamente
despedir al trabajador.

En cualquiera de las dos posibles soluciones se razona (como una segunda premisa) en
los siguientes términos: En las circunstancias concretas del caso (x), dado que concurre además
la razón (r), entonces está (autorizado o prohibido) el despido del trabajador.

La dificultad de este tipo de razonamiento está precisamente en esta segunda premisa,


la que establece que, dadas ciertas circunstancias, un principio prevalece sobre el otro. La
cuestión problemática gira en torno a la justificación externa de esta premisa.

Las mayores críticas al modelo de la ponderación apuntan a la arbitrariedad con la que


se aplica la llamada “ley de la ponderación” en el subprincipio de proporcionalidad propuesto
por Alexy y, particularmente, en cuanto a su fórmula aritmética para resolver estos conflictos.

También se afirma en el mismo sentido que “en esta situación, todos los jueces ponderan
y fundan en esa ponderación buena parte de sus decisiones; pero nadie ha podido hasta ahora
establecer un método universal de ponderación siquiera comparable al uso que en la realidad
física damos a la balanza de platillos, dotada de un sistema común de pesas y medidas y
receptora de objetos físicos cuya masa es unívoca y no depende del parecer de ningún
observador.

En la práctica, la ponderación no es otra cosa que la decisión consciente que el intérprete


adopta sobre bases parcialmente inconscientes, ya que – como toda argumentación – encuentra
su colchón y su motor en la formación cultural y las experiencias personales – acaso ya olvidadas
en el nivel consciente – del sujeto”28.

28
Guibourg, Ob. cit.

30
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Argumentos jurídicos en materia laboral

El derecho del trabajo está impregnado de principios que configuran este campo
específico del derecho.

Sin embargo, la mayor parte de los razonamientos jurídicos en materia laboral responden
al modelo silogístico subsuntivo puro, pues están construidos normativamente con base en
reglas que provienen de un ejercicio de ponderación ya realizado por el legislador.

En algunos casos, será necesario acudir al método de la ponderación, especialmente


cuando sea necesario determinar una premisa normativa o para los casos en que corresponda
calificar el ejercicio del poder de mando del empleador en cuanto afectan derechos
fundamentales del trabajador

Comprender y trabajar adecuadamente con las herramientas conceptuales antes


referidas resulta de suma relevancia en el ámbito del derecho del trabajo, tanto en su faz
sustantiva, como en su expresión procesal.

Como se sabe, el derecho del trabajo se funda de manera importante en una serie de
principios y valores que obligan al operador jurídico a conocer la estructura de las normas y
particularmente, la distinta forma en que operan las formas de razonamiento en el caso de las
reglas y en el caso de los principios.

Será deber de operador jurídico identificar aquellos casos en que la estructura de la


norma jurídica correspondiente a una regla jurídica lo conduzca a un razonamiento del tipo
silogístico subsuntivo, distinguiéndolos de aquellos en que el método adecuado sea la
ponderación de principios jurídicos o de derechos.

Es inevitable reconocer en toda norma jurídica la presencia de algún principio jurídico o


derecho, pero de ello no se sigue que el intérprete deba balancearlos cada vez que realice un
razonamiento jurídico.

La mayoría de las veces o el constituyente o el legislador ya ha realizado el razonamiento


en términos de la ponderación, cuyo resultado generalmente se traduce en una regla jurídica.

31
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

En derecho laboral no encontramos una excepción a esta situación, en la que se operará


la mayor parte del tiempo bajo un esquema de silogismo subsuntivo, determinando el contenido
de una premisa mayor normativa y luego identificando la presencia de un supuesto de hecho,
arribando a una conclusión como resultado.

La mayoría de los casos estaremos frente a normas cuya interpretación no presentan


mayor dificultad.

Para enfrentar los casos que sí representan una mayor complejidad, el mismo sistema de
derecho laboral ya proporciona una fórmula preconcebida para decidir algunos casos de dudas
en cuanto a las posibles interpretaciones de una norma o de antinomias.

En cuanto a las normas de interpretación, en materia laboral nos encontraremos como


una especie de meta-regla de interpretación conocida como indubio pro operario, manifestación
del principio protector del trabajador.

Esta noción tiene una importancia relevante para dilucidar casos de antinomias, y servirá
como método de interpretación frente a casos en que nos encontremos con varias alternativas
posibles de interpretación, en que la que prevalecerá la que resulte más favorable al trabajador.

Finalmente, podemos observar que la posición jurídica del empleador supone el ejercicio
de un poder o potestad que encuentra ciertos límites en los derechos fundamentales del
trabajador.

En este orden de ideas, resulta adecuado aplicar en ciertos casos al ejercicio del poder
de mando del empleador el método, esquema o principio de proporcionalidad, ideado y
concebido para establecer ciertos límites al poder estatal.

Veremos que esta forma de razonamiento encontrará lugar siempre y cuando no nos
encontremos frente a reglas jurídicas, casos en los cuales el ejercicio de ponderación queda
excluido del razonamiento jurídico, por haberse ya realizado por el constituyente o el legislador
para ese caso concreto.

32
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Razonamiento con base en reglas en derecho laboral

Así como sucede con la mayor parte del ordenamiento jurídico, el método de
razonamiento predominante en derecho laboral será el del silogismo subsuntivo, pues nos
encontraremos frente a reglas cuya interpretación servirá de fuente para determinar el
contenido de la premisa mayor o premisa normativa.

Así, por ejemplo, podemos encontrarnos frente a un caso de determinación de un solo


empleador, unidad económica o empleador común, en los términos de la norma del inciso
cuarto artículo 3° del Código del Trabajo:

“Dos o más empresas serán consideradas como un solo empleador para efectos
laborales y previsionales, cuando tengan una dirección laboral común, y
concurran a su respecto condiciones tales como la similitud o necesaria
complementariedad de los productos o servicios que elaboren o presten, o la
existencia entre ellas de un controlador común. La mera circunstancia de
participación en la propiedad de las empresas no configura por sí sola alguno de
los elementos o condiciones señalados en el inciso anterior. Las empresas que
cumplan lo dispuesto en el inciso cuarto serán solidariamente responsables del
cumplimiento de las obligaciones laborales y previsionales emanadas de la ley,
de los contratos individuales o de instrumentos colectivos”.

Como se sabe la noción de unidad económica, un solo empleador, o empleador común


fue introducida por la Ley N° 20.760 y responde a una expresión del principio de la primacía de
la realidad que consiste en otorgar prioridad a los hechos, es decir, a lo que efectivamente ha
ocurrido en la realidad, sobre las formas o apariencias o lo que las partes han convenido.

En consecuencia, en caso de discordancia entre lo que ocurre en la práctica y lo que


surge de documentos, debe darse preferencia a los hechos.

Este mismo principio se debe aplicar en la determinación de la figura del empleador,


prevaleciendo los aspectos materiales, es decir las manifestaciones concretas de la
subordinación o dependencia, por sobre los aspectos meramente formales, con el fin de evitar

33
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

que los derechos de los trabajadores se vean burlados producto de la configuración societaria
del empleador.

Podría analizarse esta institución desde el punto de vista de la afectación del derecho
de propiedad del titular de las empresas, de la libertad de emprendimiento o de la potestad de
mando del empleador, que su declaración judicial supone.

Es decir, en la norma analizada se ven envueltos sin duda alguna derechos y principios.

Sin embargo, el método de razonamiento jurídico será el del silogismo subsuntivo o


subsunción, por cuanto ha sido el legislador quien ya ha realizado un ejercicio de ponderación
entre los diversos derechos e intereses subyacentes.

Lo que se quiere enfatizar con este ejemplo es que el intérprete, sin perjuicio de poder
reconocer en la norma los derechos y principios implícitos, al momento de efectuar (ya sea un
abogado litigante o un juez) el correspondiente razonamiento jurídico, al tratarse de una regla
jurídica, corresponderá al de un silogismo subsuntivo.

Deberá analizarse si un grupo de empresas presenta los caracteres previstos por el


legislador: dirección laboral común y otros elementos tales como participación en la propiedad
o controlador común, similitud o necesaria complementariedad de los productos o servicios
que elaboren o presten.

Si un determinado grupo de empresas presenta estos rasgos característicos, estaremos


frente a una unidad económica. Si se determina que, en este caso específico faltan algunos de
estos presupuestos, entonces, la conclusión será que no estamos frente a una unidad
económica.

El esquema podría presentarse en dos fases, de este modo:

Fase 1:

(PM) Si un grupo de empresas responde a un mismo controlador y presenta una


dirección laboral común junto a otros elementos como la similitud o necesaria

34
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

complementariedad de los productos o servicios que elaboren o presten, será considerado


como un solo empleador.

(Pm) El grupo de empresas conformado por las empresas Xa, Xb y Xc, (no) responde a
un mismo controlador y (no) presenta una dirección laboral común junto a otros elementos
como la similitud o necesaria complementariedad de los productos o servicios que elaboren o
prestan.

(C) El grupo de empresas Xa, Xb y Xc (no) constituye un solo empleador.

Fase 2:

(PM) Si un grupo de empresas constituye un solo empleador, éstas serán solidariamente


responsables del cumplimiento de las obligaciones laborales y previsionales emanadas de la
ley, de los contratos individuales o de instrumentos colectivos.

(Pm) El grupo de empresas conformado por las empresas Xa, Xb y Xc (no) constituye un
solo empleador.

(C) Las empresas Xa, Xb y Xc (no) serán solidariamente responsables del cumplimiento
de las obligaciones laborales y previsionales emanadas de la ley, de los contratos individuales
o de instrumentos colectivos.

Como se aprecia, el razonamiento jurídico es un silogismo subsuntivo que se realiza en


dos fases, producto de que la norma que le sirve de fuente contiene dos reglas jurídicas.

Los derechos y principios jurídicos subyacentes (derechos laborales de los trabajadores,


primacía de la realidad, derecho de propiedad, libertad de emprendimiento y poder de mando
del empleador) quedan excluidos de este razonamiento jurídico frente al caso concreto, en el
sentido de que son considerados sólo como fundamentos de la norma (ya ponderados por el
legislador).

Por tanto, aun cuando existan en abstracto principios jurídicos o derechos en colisión
frente al caso concreto, si nos encontramos frente a una regla jurídica, el método de definición

35
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

del caso concreto responderá al modelo del silogismo subsuntivo, en un esquema de solución
de todo o nada: o estamos frente a una unidad económica o no lo estamos.

36
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

La meta-regla de interpretación en derecho laboral: in dubio pro

operario

La solución del caso anterior se ha planteado con base en un supuesto que no siempre
se presenta en materia de interpretación de la ley laboral y que corresponde a que la regla
jurídica no admita más de una interpretación razonable.

Se remarca el concepto de razonable porque siempre será posible atribuir más de un


significado a un enunciado o disposición normativa, pero no siempre estos posibles significados
pueden tener un sustento en las fuentes del derecho de un sistema dado.

No debemos olvidar la aplicación de las reglas previstas entre los artículos 19 a 24 del
Código Civil, las que resultan plenamente aplicables en materia laboral.

“Art. 19. Cuando el sentido de la ley es claro, no se desatenderá su tenor literal,


a pretexto de consultar su espíritu.

Pero bien se puede, para interpretar una expresión obscura de la ley, recurrir
a su intención o espíritu, claramente manifestados en ella misma, o en la
historia fidedigna de su establecimiento.

Art. 20. Las palabras de la ley se entenderán en su sentido natural y obvio,


según el uso general de las mismas palabras; pero cuando el legislador las
haya definido expresamente para ciertas materias, se les dará en éstas su
significado legal.

Art. 21. Las palabras técnicas de toda ciencia o arte se tomarán en el sentido
que les den los que profesan la misma ciencia o arte; a menos que aparezca
claramente que se han tomado en sentido diverso.

Art. 22. El contexto de la ley servirá para ilustrar el sentido de cada una de sus
partes, de manera que haya entre todas ellas la debida correspondencia y
armonía.

37
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Los pasajes obscuros de una ley pueden ser ilustrados por medio de otras leyes,
particularmente si versan sobre el mismo asunto.

Art. 23. Lo favorable u odioso de una disposición no se tomará en cuenta para


ampliar o restringir su interpretación. La extensión que deba darse a toda ley,
se determinará por su genuino sentido y según las reglas de interpretación
precedentes.

Art. 24. En los casos a que no pudieren aplicarse las reglas de interpretación
precedentes, se interpretarán los pasajes obscuros o contradictorios del modo
que más conforme parezca al espíritu general de la legislación y a la equidad
natural.”

Conforme a ellas, será tarea del intérprete dilucidar acerca del sentido y alcance de los
conceptos e instituciones jurídicas de la regla sometida a examen.

Luego de realizado el proceso de interpretación de la ley, podríamos encontrarnos con


una antinomia, entendida como una incompatibilidad que se produce entre dos normas que
pertenecen al mismo ordenamiento y tiene el mismo ámbito de validez, en virtud de la cual la
aplicación de una de las normas conduce a resultados contrarios a los que se generan con la
aplicación de la otra29.

Frente a estos casos de antinomias (conflicto de reglas), debemos acudir a los


tradicionales criterios de jerarquía normativa, temporalidad y especialidad.

Todas estas reglas son de usual aplicación en el ámbito laboral, aun cuando nada de ello
impide, en todo caso, que las antinomias se mantengan pues no existe una solución mecánica
de las mismas30.

Si luego de realizada la actividad interpretativa conforme a las reglas de interpretación


de la ley de los artículos 19 a 24 del Código Civil y de comprobar que los criterios de jerarquía,

29
Bobbio, Norberto, Teoría General del Derecho, Bogotá, Editorial Temis, 1987, pág. 189.
30
Irureta Uriarte, Pedro, Reglas y principios en el derecho del trabajo. Una mirada desde el derecho del
trabajo chileno, Revista Latinoamericana de Derecho Social, Núm. 32, enero-junio de 2021, pp. 23-50.

38
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

temporalidad y especialidad no son suficientes para esclarecer la antinomia, para estos


supuestos y como última ratio la forma de solución, conforme a los principios que rigen en
nuestra disciplina, es la regla denominada in dubio pro operario.

“La doctrina señala como manifestación fundamental del principio de


protección la regla in dubio pro operario, cuando frente a varias
interpretaciones posibles de una norma el juez debe seguir la más favorable
al trabajador. Esta manifestación no se aplica al establecimiento de los
hechos.

En el fondo esta regla es la adaptación del in dubio pro reo del derecho penal
que, en el derecho privado, se manifiesta con la regla de interpretación según
la cual los casos dudosos deben resolverse a favor del deudor. Por el
contrario, en el derecho laboral el sujeto débil (el trabajador) siempre es
acreedor al demandar, por tanto, la regla civil debió ser modificada al tenor
de la realidad laboral.

No se trata de corregir la norma o de integrarla, sino sólo de determinar su


verdadero sentido entre varios posibles. Este criterio debe aplicarse al
interpretar tanto la ley, como el contrato individual de trabajo y el
reglamento interno de la empresa..

Para aplicar la regla in dubio pro operario, debe existir duda sobre el alcance
de la norma, por ejemplo, cuando la regla es vaga, o cuando se estima que
no hay regla que pueda aplicarse o porque simplemente la aplicación de la
regla aparece como inicua..

En el contrato de trabajo las cláusulas ambiguas deberán ser interpretarlas


según la regla in dubio pro operario, así como el reglamento interno de la
empresa y el contrato colectivo.

Cabe hacer presente que la regla in dubio pro operario es utilizada muchas
veces por los jueces no como el criterio decisorio definitivo de la litis, sino tan

39
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

sólo como argumento de refuerzo que no integra la ratio decidendi de la


sentencia”31.

Existen buenas razones para sostener que este principio hermenéutico debe emplearse
con moderación32, de una manera bastante restringida, como un criterio de interpretación
normativo con un reducido campo de actuación y que se debe aplicar "no como método primero
sino último en el razonamiento”33.

31
Gamonal Contreras, Sergio. (2013). EL PRINCIPIO DE PROTECCIÓN DEL TRABAJADOR EN LA
CONSTITUCIÓN CHILENA. Estudios constitucionales, 11(1), 425-458. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-
52002013000100011
32
Plá Rodriguez, Américo, Los principios del derecho del trabajo, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1998,
pág. 97.
33
PALOMEQUE LÓPEZ, Manuel Carlos; ÁLVAREZ DE LA ROSA, Manuel. Derecho del Trabajo -21" edición-
. Madrid, España, Editorial Universitaria Ramón Areces, 2013, pp. 313-314.

40
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Razonamiento con base en principios en derecho laboral

Ya se ha destacado el rol de los principios en el derecho del trabajo, dentro de los cuales
destaca el denominado principio protector, criterio fundamental que orienta el derecho del
trabajo34.

Aquél responde al objetivo de establecer un amparo preferente a una de las partes: el


trabajador, quien se encuentra en una posición jurídica y material de inferioridad respecto al
empleador.

Mientras que, en el derecho común, una preocupación constante parece ser asegurar la
paridad jurídica entre los contratantes, en el derecho laboral la preocupación central parece ser
la de proteger a una de las partes para lograr, mediante esa protección, que se alcance una
igualdad sustantiva y real entre las partes35.

Sin embargo, no constituye un método especial de interpretación, sino un principio


general que inspira todas las normas del derecho del trabajo y que debe ser tenido en cuenta
en su aplicación. Cada fuente deberá ser interpretada conforme a su naturaleza y características;
pero este principio preside la actuación en cada una de las fuentes36.

Este principio no da derecho a hacer cualquier cosa en nombre de la protección del


trabajador ni mucho menos sustituirse al creador de las normas. Tiene un campo de aplicación
limitada, y manteniéndose dentro de él, no conspira contra la seguridad, sino que asegura la
eficaz y adecuada aplicación de las normas37.

Es posible derivar una serie de otros principios en el derecho del trabajo y que, en rigor,
son manifestaciones concretas o expresiones operativas del principio protector.

Ya hemos revisado que los principios jurídicos se presentan generalmente como una
norma que expresa los valores superiores de un ordenamiento jurídico, como la obligación de

34
Plá Rodriguez, Américo, Ob. cit., pág. 61.
35
Plá Rodríguez, Américo, Ob. cit, pág. 61
36
Plá Rodriguez, Américo, Ob. cit., pág. 77.
37
Plá Rodriguez, Américo, Ob. cit., pág. 78.

41
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

perseguir determinados fines o como regulación de casos cuyas propiedades relevantes son
muy generales.

En el caso del derecho del trabajo ello no es la excepción, como vemos:

a) Como una norma que expresa los valores superiores de un ordenamiento jurídico:

“Las relaciones laborales deberán siempre fundarse en un trato compatible con


la dignidad de la persona”. Art. 2 inc. 2° C.T.”

b) Como la obligación de perseguir determinados fines:

“Corresponde al Estado amparar al trabajador en su derecho a elegir libremente


su trabajo y velar por el cumplimiento de las normas que regulan la prestación
de los servicios”. Inciso final art. 2° C.T.

c) Como regulación de casos cuyas propiedades relevantes son muy generales:

“El ejercicio de las facultades que la ley le reconoce al empleador, tiene como
límite el respeto a las garantías constitucionales de los trabajadores, en especial
cuando pudieran afectar la intimidad, la vida privada o la honra de éstos”, inc.
1° art. 5° C.T.

En los principios examinados, puede darse en un caso específico que puedan cumplirse
en distintos grados: a) que en la relación laboral exista un trato compatible con la dignidad de
la persona; b) que el Estado ampare al trabajador en su derecho a elegir libremente su trabajo y
velar por el cumplimiento de las normas que regulan la prestación de los servicios, o c) que el
empleador, en ejercicio de las facultades que la ley le reconoce, respete las garantías
constitucionales de los trabajadores.

En los tres ejemplos podrá cumplirse en mayor o menor medida el mandato de


optimización previsto en la norma respectiva.

Sin embargo, sólo en los dos primeros ejemplos estaremos frente a mandatos de
optimización en los términos propuestos por Robert Alexy, y se procurará en cada uno la mayor
satisfacción posible de esos valores y fines, la dignidad del trabajador y la libertad de trabajo.

42
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

En cada caso concreto se verá si el legislador, la administración, el juez alcanzan o no un


estándar o umbral de satisfacción de tales valores y fines.

En el caso del tercer ejemplo, sin embargo, notamos que el empleador detenta una
posición o rol jurídico que escapa a la noción de simetría e igualdad entre las partes.

Esa posición de superioridad material y jurídica es lo que funda precisamente el principio


protector que ya hemos examinado.

Esa posición material y jurídica del empleador respecto al trabajador es lo que ha


permitido la consolidación de la noción de la eficacia diagonal de derechos fundamentales en
el derecho del trabajo, concepto que supone el reconocimiento a la aplicación directa de los
derechos fundamentales.

En este orden de consideraciones, “el empleador es un detentador de poder y el trabajador


está sometido a ese poder. Obviamente, el empleador no tiene tanto poder como el Estado (salvo
que se trabaje para Amazon o Google o algunas trasnacionales), pero no es un particular común
y corriente frente a otro particular. Por tanto, no sería propio hablar de eficacia vertical respecto
del empleador, como tampoco lo es eficacia horizontal. El poder del empleador se encuentra en
una zona intermedia y por eso es más pertinente hablar de “eficacia diagonal”38.

Si aceptamos esta noción, entonces resultaría aplicable al ejercicio de las potestades del
empleador el mismo esquema argumentativo que se ha propuesto para evaluar la actividad
estatal.

Hablamos particularmente de la ponderación con base en el principio de


proporcionalidad y de los tres subprincipios ya examinados más arriba, idoneidad, necesidad y
proporcionalidad en sentido estricto. En el mismo sentido lo ha reconocido la Corte Suprema39.

38
Gamonal, Sergio, DE LA EFICACIA HORIZONTAL A LA DIAGONAL DE DERECHOS FUNDAMENTALES EN
EL CONTRATO DE TRABAJO: UNA PERSPECTIVA LATINOAMERICANA. LATIN AMERICAN LEGAL STUDIES
Volumen 3 (2018), pp. 1-28
39
“Octavo: Que, ciertamente, se debe reconocer que la sede natural de aplicación del principio de
proporcionalidad en el modelo europeo, pues ella revisaba las acciones de control de sus derechos. Sin
embargo, ello no significa que la ponderación no pueda ser empleada con provecho por la jurisdicción
ordinaria, como precisamente acontece en nuestro país con la acción de protección que corresponde a

43
Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

Esta asimilación surge como consecuencia de que, en ambas expresiones del poder,
estatal o empresarial, la referencia o parámetro se expresa en la afectación de los derechos y
libertades, del ciudadano en el primer caso y del trabajador en el segundo.

Ese sería el fundamento del procedimiento de tutela laboral regulado en los artículos
485 y siguientes del Código del Trabajo, verdadera acción de amparo constitucional en materia
laboral.

Conforme al artículo 485 del Código del Trabajo, el procedimiento de tutela laboral se
aplicará respecto de las cuestiones suscitadas en la relación laboral por aplicación de las normas
laborales que afecten los derechos fundamentales de los trabajadores, hipótesis que se da
cuando aquellos derechos resulten lesionados en el ejercicio de las facultades del empleador
quien en tales supuestos limita el pleno ejercicio de aquéllas sin justificación suficiente, en forma
arbitraria o desproporcionada, o sin respeto a su contenido esencial.

El artículo 493 del Código del Trabajo establece que si se aportan al proceso indicios
suficientes de que se ha producido la vulneración de derechos fundamentales, corresponderá al
denunciado explicar los fundamentos de las medidas adoptadas y de su proporcionalidad.

La adecuada comprensión de estas normas del procedimiento de tutela laboral conduce


necesariamente a que el intérprete identifique en el caso concreto si el constituyente o el
legislador ya ha realizado el ejercicio de ponderación, caso en el cual se operará bajo el esquema
de silogismo subsuntivo propio de las reglas, y en cuanto al establecimiento de la premisa
normativa, el ejercicio responderá a los criterios de interpretación de la ley y de solución de
antinomias.

Sólo para el caso en que no exista ya una solución normativa expresada en alguna regla
constitucional o legal, y estemos por tanto frente a una colisión de principios o de derechos,

los tribunales ordinarios (Corte Suprema Rol Nº 36.694-17, considerando 6º), en el procedimiento de
tutela laboral contemplado en el Código del Trabajo o en el procedimiento especial establecido por la
Ley Nº 20.609 (Corte Suprema Rol Nº 16.940-16, considerando 5º), por señalar algunos de los casos
paradigmáticos en los que ha tenido aplicación el método de la ponderación”. Corte Suprema, 6 de mayo
de 2020, Causa Rol Nº 1546-2020.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

será procedente que el operador jurídico encargado del razonamiento jurídico se base en la
ponderación y en el principio de proporcionalidad junto a sus subprincipios40.

Un ejemplo de ello podría darse a partir de la exigencia del empleador de que sus
trabajadores acrediten haber sido vacunados como condición de permanencia en la empresa.

Este supuesto de hecho podría haber sido materia de una ley especial, caso en el cual el
operador jurídico deberá reconocer en ello una regla y seguir el esquema de razonamiento ya
anotado.

El legislador puede prohibir tal expresión del poder de mando del empleador, o
eventualmente, puede someterlo a ciertas condiciones o limitaciones, por ejemplo, permitiendo
el despido sólo en casos excepcionales según el giro del empleador o limitando la facultad de
despedir al que no cumpla con la exigencia sin que demuestre una justificación razonable para
ello, etc.

Sólo frente a la situación de que el caso no esté regulado en la ley el operador estaría
autorizado para razonar en términos de una ponderación bajo el principio de proporcionalidad
y de cada uno de sus tres subprincipios, teniendo siempre en consideración los reparos y límites
de esta forma de razonar jurídicamente que ya hemos remarcado anteriormente.

40
“Finalmente, resulta necesario subrayar que no siempre ha de acudirse a la ponderación por parte de la
jurisdicción ordinaria, sino sólo cuando ello sea estrictamente indispensable; y lo será cuando el juzgador
advierta en un caso concreto la existencia de un genuino conflicto entre derechos fundamentales que no
pueda solucionarse a través de la subsunción, esto es, “cuando el juez al fallar un caso concreto, se
encuentra frente a todas las normas constitucionales que sin embargo no se pueden aplicar al mismo
tiempo porque contienen principios contradictorios, debiendo el juez sacrificar una de las dos en favor de
la otra” (Tamayo Jaramillo, Javier. “La decisión judicial”. Bogotá, Colombia: Biblioteca Jurídica Dike, 2011,
pp. 1060 y siguientes)”. Corte Suprema, 6 de mayo de 2020, Causa Rol Nº 1546-2020, considerando
Octavo.

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Curso de Argumentación Jurídica en Materia Laboral. Claudio Villavicencio Flores.

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