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EL PSICÓLOGO EDUCACIONAL: ESTRATEGIAS DE

INTERVENCIÓN EN CONTEXTOS ESCOLARES


INTRODUCCIÓN
Es importante saber que no todo psicólogo que trabaje en una escuela delimita y campo de prácticas que podrían definirlo como
“psicólogo educacional”, ni todo psicólogo educacional se desempeña en contextos educativos formales.
Después en el texto se cuenta como les preguntan a los distintos actores que están en una escuela a qué se dedican los psicólogos
educacionales y cada uno va diciendo distintas opiniones (me parece 0 relevante).
Es importante saber que las condiciones en las que se realicen las labores de los psicólogos educacionales son diversas, y las
mismas responden a una multiplicidad de factores, tales como la formación de los profesionales, el contexto sociopolítico dado,
las restricciones económicas, las condiciones de trabajo y las políticas educativas.
Hay que tener claro que, si se desconocieran las características de la escuela o se operara su reducción a lo psicológico o a lo
clínico, el campo de intervención psicoeducativa quedaría limitado a un abordaje individual(ista), correctivo y asistencialista.
LA ESCUELA Y SUS CARÁCTERÍSTICAS ESPECÍFICAS
Una de estas características son las prácticas institucionales de poder, que permite comprender por qué y en qué condiciones la
escuela pretende transmitir un currículum determinado, en la dirección indicada por una política de gobierno.
Este currículum no solo implica objetivos escolares y contenidos a enseñar, sino también un conjunto de normas, valores y
pautas de convivencia que se enmarcan en una concepción particular de hombre y del mundo.
Además, existen características específicas del aprendizaje pedagógico, que permiten entender a la escuela como “invento” de
la cultura con sus características político-institucionales (carácter obligatorio, masivo y graduado). La obligatoriedad y las
restricciones que impone la escuela crean un contexto en el cual es imposible que el niño evite cumplir con el proyecto de los
adultos. Su destino es inevitablemente convertirse en “alumnos”.
Es frecuente que se diga que los alumnos no tienen motivación, pero deberíamos preguntarnos: ¿por qué deberían estar
motivados para aprender algo que no eligieron aprender?, ¿por qué no hacer interesante el aprendizaje de lo obligatorio?
Por otro lado, los alumnos se enfrentan día a día al trabajo escolar, un trabajo fragmentario, repetitivo, no retribuido, impuesto,
y sujeto a la evaluación de sus maestros. Así ellos aprenden que no en todas las actividades serán evaluados de la misma manera,
que esto dependerá de cada profesor que lo haga y de las exigencias que este tenga.
Se habla de excelencia escolar entendiendo así a la apropiación de currículum formal, “buen alumno” es aquel que cumple con
este currículum propuesto y con las expectativas de la institución.
Por otro lado, el propio dispositivo escolar, la propia institución, genera un universo de relaciones interpersonales específicas
que definen subjetividades particulares atravesadas por una red organizada de jerarquías, prácticas y saberes específicos.
Además, tanto alumnos como maestros participan en la estructuración de los conocimientos que se transmiten
Muchas veces se usan herramientas psicológicas basadas en la gradación para ordenar a los sujetos (por ejemplo, los tests de
inteligencia). Lo que esto genera es que se constituya una identidad para cierto alumno basada en supuestos de carácter
sociocultural (qué es la inteligencia). Además, esto puede convertirse en etiquetas de uso común por docentes, psicólogos y
directivos, que no favorecen la intervención ni el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino que reducen la problemática a una
perspectiva médico-orgánica, psicopatológica.
Además, se magnifican aquellas áreas en que el alumno rinde menos, puede generar una profecía autocumplida en los docentes
de por qué los alumnos no cumplen con sus aprendizajes, facilita que los alumnos adopten un sentido negativo de sí mismos y
una baja autoestima, permite aislar a alumnos de los programas educativos comunes, puede conducir a una jerarquización social
y sin dudas obstruir las posibilidades de cambio de alumnado.
HACIA UNA RECONTEXTUALIZACIÓN DE LA INTERVENCIÓN DEL PSICÓLOGO EDUCACIONAL
Para esta recontextualización, lo fundamental es realizar una ruptura con el modelo médico hegemónico. Luego el texto presenta
ejes problemáticos a tener en cuenta donde existen ciertas tensiones a tener en cuenta para hablar sobre el campo de intervención
de la psicología educacional.
a) La tensión establecida entre el modelo médico/psicopatológico y una intervención contextualizada en la comunidad
educativa
Es importante entender que el contexto no es algo que precede, rodea o acompaña a la intervención, sino que es “el mundo
hecho realidad por medio de la interacción y el marco más inmediato de referencia para actores mutuamente comprometidos”.
Es una unidad de cultura.
Para hacer posible una recontextualización entonces es necesario poner en debate a la extrapolación llana del abordaje clínico-
individual en los contextos escolares.
b) La intervención sobre “individuos” o sobre “sistemas sociales”
Debemos saber que cuando hablamos de alumno hablamos de un sujeto educativo que en un salón de clases junto a otros
alumnos y en interacción con ellos y/o con su maestro, se apropia (con mayor o menor dificultad) de determinados contenidos
curriculares, en diversas condiciones específicas de una institución.
El análisis de las prácticas educativas no puede situarse en lo individual, debe atender a todo el sistema social involucrado,
tanto los sistemas y subsistemas escolares (funcionamiento en el aula, relación entre pares, con el maestro, etc.), como la
comunidad educativa entera (incluyendo relaciones familia-escuela), para así poder llevar a cabo un abordaje psicoeducativo.
c) El eje anterior nos vincula con otro: el pasaje del control a la comprensión
Muchas veces el papel de psicólogo en los colegios es visto como algo malo, como si implicase algún tipo de sanción. Es por
ello que una mirada que intente comprender los fenómenos que ocurren en el contexto educativo se hace necesaria para crear
condiciones de intervención que favorezcan las prácticas de cada uno de los actores (docentes, alumnos, directivos, psicólogos).
Un psicólogo que participe activamente en reuniones de profesores, recreos, que colabore en el diseño del proyecto escolar,
creará alternativas que diversifiquen su modo de inserción y sus posibilidades de intervención en la escuela.
d) Del concepto de “rol” al proceso de construcción de una identidad profesional
Hablar de “rol” nos limita en nuestra práctica y a nuestra iniciativa como profesionales. Se prefiere hablar de identidad, como
una “condición dinámica, nunca estable, nunca completa”, ya que es en el propio campo de prácticas donde se define un modo
de desarrollo profesional atendiendo a potenciales intervenciones desde lo psicoeducativo.
Cada escuela supondrá desafíos diversos, negociaciones y diversas dinámicas de instituido-instituyente y es allí donde
podremos desarrollar nuestra identidad.
e) Modalidades de intervención
Las intervenciones pueden ser de 3 tipos: enriquecedoras, preventivas y correctivas. Las más copadas son las enriquecedoras
ya que se anticipan a los problemas, y son posibles en ambientes que posibiliten el diálogo, la negociación y cooperación. En
la actualidad, sin embargo, las que predominan son las de tipo correctivo.
Se considera que las modalidades de intervención no pueden reducirse a decisiones profesionales individuales, sino que deben
responder a un entramado más amplio en que se entrelazan factores sociales, económicos y culturales, donde entran en juego
las políticas educativas y los propios dispositivos de formación de cada psicólogo.

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